Arroje sus inquietudes sobre Jehová
¿ESTARÍA inquieto o preocupado un hombre que hubiera cometido adulterio y asesinato? De seguro que lo estaría, si es que en realidad tuviera conciencia de índole alguna. El rey David sí tenía conciencia. Sin embargo, bajo el dominio de una pasión intensa, este rey hebreo de la antigüedad cometió adulterio con una mujer que se llamaba Bat-seba. La situación se complicó cuando ella quedó encinta, y con el tiempo él se vio obligado a planear la muerte del esposo de ella y casarse él mismo con ella.
Cuando recobró el juicio, ¿puede usted imaginarse cómo ha de haberle angustiado y atormentado la conciencia? Bueno, no tenemos que imaginárnoslo, porque David mismo nos lo describe. Fue esta serie de sucesos trágicos lo que lo llevó a escribir el Sal 51 salmo cincuenta y uno.
¿Cómo pudo David sobrellevar toda aquella angustia? El salmo nos dice que él le confesó francamente a su Dios, Jehová, lo que había hecho y mostró arrepentimiento profundo y sincero. Entonces le suplicó a Dios que le ayudara a desarrollar un espíritu diferente. Dijo: “Crea en mí aun un corazón puro, oh Dios, y pon en mí un espíritu nuevo, uno que sea constante” (Salmo 51:10). De esa manera él ‘echó toda su inquietud sobre Jehová’. (1 Pedro 5:7.)
¿Ayudaría Dios a una persona que hubiera cometido tal clase de delitos? David estaba seguro de que lo haría. Dijo: “Los sacrificios para Dios son un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y aplastado, oh Dios, no lo despreciarás” (Salmo 51:17). La historia muestra que David tuvo que sufrir las consecuencias de lo que hizo por el resto de su vida. Pero a causa de su arrepentimiento sincero, su Creador no lo abandonó. David recibió ayuda para sobrellevar sus inquietudes.
Puede que no hayamos asesinado a nadie. Pero no hay ninguno de nosotros que no tenga algún tipo de inquietud. Todos pecamos, y una mala conciencia es una carga pesada. Además, casi todo el mundo se preocupa por la salud, el alza en el costo de la vida, quizás la crianza de los hijos, el trabajo, el tener dificultad en llevarse bien con otras personas, los delitos, las deudas, y cosas por el estilo. ¿Trata usted de llevar a solas toda esa carga de preocupaciones? Realmente no tiene que hacerlo. Usted será más feliz si sigue este consejo bíblico: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo”. (Salmo 55:22.)
Cómo pedir la ayuda de Jehová
¿Cómo podemos arrojar nuestra carga sobre Jehová? Por supuesto, tenemos que dirigirnos a él en oración y hablarle sobre nuestras inquietudes. El libro de Proverbios nos da buen consejo al respecto. Allí se nos dice: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento” (Proverbios 3:5). Por lo tanto, si queremos la ayuda de Jehová, necesitamos confiar en Su sabiduría, no en la nuestra. A veces tenemos que aprender esta lección.
Por ejemplo, en cierto país los cristianos se enfrentaban a persecución enconada. Según el informe, al principio le oraban a Dios por ayuda, pero sin tener entendimiento. No entendían por qué tenían que experimentar este tipo de experiencias y trataron de decirle a Jehová lo que querían que El hiciera por ellos.
No obstante, se fortalecieron y aprendieron a ver como un privilegio el sufrir por causa de la justicia. De ese modo llegaron a parecerse más a los apóstoles de la antigüedad quienes, después de ser azotados por los líderes judíos, “se fueron de delante del Sanedrín, regocijándose porque se les había considerado dignos de sufrir deshonra a favor de su nombre” (Hechos 5:41). Ahora estos cristianos modernos se someten pacientemente, con la ayuda de Dios, a cualquier persecución que Satanás les inflija. Confían en que Jehová maniobrará los asuntos a Su manera y esperan pacientemente el que se les libre al tiempo debido de Jehová. Confiadamente arrojan todas sus inquietudes sobre él. (Proverbios 14:26.)
Además, el arrojar nuestras inquietudes sobre Jehová requiere que tengamos fe en que Jehová puede ayudarnos y en que lo hará. Una señora aprendió bien esta lección. Ella tenía inquietudes porque, aunque deseaba servir a Jehová, tenía el vicio de fumar. Ella pidió ayuda a Dios en oración, pero siguió fumando. Después de cierto tiempo, pudo anunciar felizmente: “¡Por fin he dejado de fumar!”. ¿Por qué no pudo dejar de fumar antes? Ella confesó: “Le pedía ayuda a Dios en oración, pero no creía realmente que pudiera ayudarme”. Fue sólo cuando le oró con fe que ella recibió la ayuda que necesitaba. (Hebreos 11:6.)
Entonces, si deseamos que Jehová nos ayude a sobrellevar nuestras inquietudes, tenemos que hacer algunas cosas. Jesús señaló esto cuando dijo: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas”. (Mateo 11:28, 29.)
Hay un refrán que dice: ‘Ayúdate que Dios te ayudará’. Las palabras anteriores de Jesús muestran que, en realidad, ‘Dios ayuda a los que están dispuestos a ayudar a otros’. Jesús ofreció refrigerio —alivio de las inquietudes— a los que estuvieran dispuestos a ‘tomar su yugo’, esto es, a someterse a la dirección de Cristo y servir a Dios y a su prójimo tal como lo hizo Jesús. (Mateo 9:35-38; Santiago 1:27; 1 Juan 3:17.)
¿Cómo ayuda Jehová?
Por lo tanto, si algo nos causa mucha inquietud y nos dirigimos a Dios en oración llenos de fe, y mostramos que esa fe es genuina mediante esforzarnos por hacer Su voluntad, servirle y ayudar a nuestro prójimo, ¿qué clase de ayuda podemos esperar?
Pudiera ser que Dios hiciera desaparecer completamente el problema que nos causa inquietud. A veces ha pasado eso. O quizás nos dé la sabiduría necesaria para resolver el problema nosotros mismos o para que veamos la manera correcta de tratar con el problema. Entonces experimentaremos la veracidad del proverbio bíblico: “El que está confiando en su propio corazón es estúpido, pero el que está andando con sabiduría es el que escapará”. (Proverbios 28:26.)
¿Cómo podemos adquirir tal sabiduría piadosa? El asistir a las reuniones del pueblo de Jehová y el leer la Biblia y las publicaciones bíblicas son dos maneras que vienen a la mente. Como lo expresó una madre cristiana que tenía muchísimas inquietudes debido a que su esposo era alcohólico: “El leer La Atalaya, el estudiarla y el poner en práctica lo que ésta dice es lo que más me ha ayudado”. (Hebreos 10:24, 25; Salmo 119:97-104.)
O Jehová puede ayudarnos por medio de nuestros hermanos cristianos. Un anciano recibió de dos personas de su congregación una afectuosa nota que decía en parte: “Gracias por las muchas veces que usted nos escuchó y nos ayudó con nuestros problemas personales, por animarnos cuando estábamos deprimidos, visitarnos cuando estábamos enfermos, venir cuando le llamábamos y quedarse despierto toda la noche en el hospital cuando nuestras familias lo necesitaron. Estamos agradecidos a Jehová por tener a un hermano que se interesa tan profundamente por nosotros como usted lo hace”.
Por lo tanto, si usted tiene inquietudes, ¿por qué no las considera con personas maduras de su congregación? Jehová pudiera ayudarle por medio de ellas, y usted verá lo cierto que es el antiguo proverbio: “Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia”. (Proverbios 17:17.)
Por supuesto, Jehová no siempre eliminará los problemas que nos agobian. Pero al fortalecernos mediante la Biblia, el espíritu santo o nuestros hermanos cristianos, El nos ayuda a ver del modo correcto los problemas y a encararnos a ellos con sabiduría. Así podemos experimentar lo que dijo el apóstol Pablo: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder” (Filipenses 4:13). De modo que aunque los problemas no se hayan resuelto aún, Jehová Dios cumple su promesa: “De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé”. (Hebreos 13:5.)
Alma descubrió que esto es cierto. Ella es una cristiana que hace unos años tuvo un accidente automovilístico que la dejó paralizada de la cintura abajo. Ella siente mucho dolor, pero el saber que Dios pronto eliminará la enfermedad y el sufrimiento es un consuelo y una ayuda para ella. Mientras tanto, ella dice: “Le oro a Jehová para que me ayude a perseverar cada día. Entonces, cuando termina ese día, ¡estoy un día más cerca!”.
Alma nunca falta a una reunión de la congregación cristiana y usa todo medio a su alcance para compartir con otros la confianza que tiene en cuanto al futuro. De esta manera experimenta el apoyo de Jehová a medida que arroja su carga sobre él.
Cualquiera que sea la ayuda que Jehová nos dé, podemos estar seguros de que es lo que necesitamos, y eso debe bastar. El apóstol Pablo declaró confiadamente: “Sabemos que Dios hace que todas sus obras cooperen juntas para el bien de los que aman a Dios” (Romanos 8:28). Aun en medio de circunstancias que nos producen mucho sufrimiento, es posible experimentar la ayuda de Jehová Dios. Pablo nos dijo: “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo por oración y ruego junto con acción de gracias dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales por medio de Cristo Jesús”. (Filipenses 4:6, 7.)
Por consiguiente, cualesquiera que sean nuestras inquietudes o cargas, sigamos confiadamente el consejo del apóstol Pedro: “Humíllense, por lo tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido; a la vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes”. (1 Pedro 5:6, 7.)
[Recuadro en la página 24]
Jehová ha prometido ayudarnos a sobrellevar nuestras cargas. ¿Tiene usted algunos de estos problemas?
◻ ¿Enfermedad?
◻ ¿Depresión?
◻ ¿Remordimiento de conciencia?
◻ ¿Sentimiento de que es indigno?
◻ ¿Falta de gobierno de sí mismo?
◻ ¿Persecución u opresión?
◻ ¿Víctima de discriminación racial, social o sexual?
◻ ¿Abrumado por los problemas diarios?
◻ Preocupado por el futuro?
◻ ¿Personas de carácter difícil con quienes tratar?
Si así es, ¿por qué tratar de resolver estos problemas solo? Tales inquietudes son mucho más llevaderas si aceptamos la ayuda de Jehová.