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¿Le tiene usted cariño a Jehová?La Atalaya 1983 | 15 de marzo
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la voluntad de Jehová, El no se complacerá en nosotros. Sin duda no queremos que eso nos suceda, ¿no es cierto (Hebreos 10:38, 39)? ¡Cuánto mejor es tener fe en nuestro amoroso Dios, y verdadero cariño afectuoso por El!
Por consiguiente, cultivemos cariño afectuoso por Jehová Dios. Podemos hacerlo por medio de leer su Palabra, meditar en su bondad con un espíritu de agradecimiento, perseverar en la oración y tratar de agradarle mediante nuestra conducta y nuestro ministerio celoso al proclamar Su nombre y Reino.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1983 | 15 de marzo
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Preguntas de los lectores
◼ ¿Qué fue “la señal de Jonás” que se menciona en Mateo 16:4?
En respuesta a los fariseos y saduceos, que le pidieron una señal, Jesús dijo: “Una generación inicua y adúltera sigue buscando una señal, pero no se le dará señal alguna sino la señal de Jonás”. (Mateo 16:1-4.)
Estos líderes religiosos evidentemente estaban buscando una señal visible procedente del cielo antes de aceptar a Jesús como el Mesías, y basaban su expectativa en un entendimiento erróneo de Daniel 7:13, 14. Exigían que el Mesías se conformara a sus opiniones predeterminadas, y hacían caso omiso de las cosas maravillosas que Jesús estaba haciendo y enseñando (Juan 4:25-29, 42; 7:31; 9:30-33). Por eso Jesús dijo a los fariseos y saduceos que la única “señal” adicional que se proveería sería “la señal de Jonás”.
Muchos meses antes, Jesús había mencionado “la señal de Jonás”. Lo que agregó entonces puede ayudarnos a comprender el punto que quería comunicar: “Porque así como Jonás estuvo en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así el Hijo del hombre estará en el corazón de la tierra tres días y tres noches”. (Mateo 12:38-40.)
Jonás estuvo, en cierto sentido, en el Seol, o sepulcro, mientras estuvo en el vientre del gran pez que se lo tragó (Jonás 2:1, 2). Entonces salió, como por resurrección, para efectuar su asignación profética en Nínive. En el caso de Jesús había de suceder algo parecido, pero de manera aún más milagrosa.
Jesús predijo que él moriría y que al tercer día sería levantado de entre los muertos (Mateo 16:21; 20:17-19; Juan 2:19-21). Cuando, de hecho, se levantó de entre los muertos al tercer día, sus discípulos recordaron lo que él había dicho, y esto fortaleció la fe que tenían en él (Juan 2:22; 1 Corintios 15:3-8). Hasta algunos sacerdotes judíos que se enteraron de “la señal de Jonás” y del mensaje cristiano ‘empezaron a ser obedientes a la fe’ (Hechos 6:7). Pero éstos ciertamente eran una minoría. La mayor parte de los líderes judíos que habían rehusado dejarse impresionar por las maravillosas obras y enseñanzas de Jesús cuando él anduvo entre ellos no cambiaron de parecer. Rechazaron “la señal de Jonás”, la resurrección de Jesús de entre los muertos al tercer día.
◼ ¿Por qué a veces se invita al auditorio a ponerse de pie para cantar y orar durante reuniones y asambleas cristianas?
Cánticos y oraciones han formado parte de la adoración verdadera desde hace mucho tiempo (1 Crónicas 16:7-9; Mateo 26:26-30; Santiago 5:13, 14). Por eso, son una parte normal e importante de la adoración en las reuniones de congregación o asambleas de los testigos de Jehová.
Muchos cánticos están en forma de oraciones o alabanzas a Dios. Cuando un grupo grande de personas se pone de pie en unión para cantar u orar puede considerarse que los que forman el grupo están mostrando respeto al acercarse a Dios en acción de gracias. (1 Reyes 8:14, 22, 23.)
Pero debe tenerse presente que la Biblia muestra que se puede orar o cantar alabanzas a Dios mientras uno esté en cualquier posición. (Compare con Lucas 22:39-41; Hechos 16:24, 25.) Así que no hay ningunas reglas al respecto. Si la salud o las circunstancias de cierta persona hacen que sea preferible que ella permanezca sentada durante el cántico u oración de la congregación, no hay nada de malo en eso. En muchos casos, los cristianos permanecen sentados durante la oración en reuniones más pequeñas, como en los Estudios de Libro de Congregación, los estudios bíblicos en los hogares de la gente, y en las comidas.
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