“Sea lo que fuere lo demás que adquirieres, adquiere el entendimiento”
“Ante todo adquiere sabiduría; sea lo que fuere lo demás que adquirieres, adquiere el entendimiento.”—Pro. 4:7, Una Tradu. Amer. (en inglés).
1. ¿Por qué es importante el conocimiento del Santísimo? ¿Qué quiere decir?
JEHOVÁ, el gran Teócrata, entiende todo y les da entendimiento a sus siervos fieles conforme les hace falta. Tal entendimiento es uno de los requisitos principales para el servicio teocrático correcto. Es lo que distingue al siervo maduro del novicio. El hombre más sabio de la antigüedad dijo: “El conocimiento del Santísimo es entendimiento.” (Pro. 9:10, Ver. Jud. Esp.) El que es más sabio que aquel sabio antiguo le dijo al Santísimo: “Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, solo Dios verdadero, y a Jesucristo a quien tú enviaste.” Este conocimiento del Santísimo quiere decir mucho más que sólo una idea mental de su existencia. Quiere decir un conocimiento probado de Jehová y de sus propósitos que resiste todos los esfuerzos para volcarlo. Quiere decir entendimiento de él y aprecio de por qué hace él las cosas que hace.
2. ¿Qué recomendación a favor del entendimiento se nos da?
2 Este conocimiento probado e involcable es algo que vale la pena esforzarse para adquirir. Es algo sin lo cual no podemos estar, si esperamos gozar de la vida eterna bendecidos por el reino de Dios. Téngase presente este hecho, y resultará mejor aprecio de la fuerza y significado de las palabras inspiradas en Proverbios 4:7, que se usan como el título de este artículo. Si entendemos que Dios es nuestro Padre, entonces prestaremos atención a lo que él nos enseña, y esto aumentará nuestro entendimiento de él y de nuestra relación a él. “Oye, hijo mío, la instrucción de un padre, y atiende, para que consigas entendimiento; porque te doy saber sano, ¡no abandones mi enseñanza! Ante todo adquiere sabiduría; sea lo que fuere lo demás que adquirieres, adquiere el entendimiento.” (Una Tradu. Amer. [en inglés]) Además de la exhortación de un padre, tenemos también el consejo de su hijo sabio y fiel, que aprovechó la instrucción de su padre: “Porque yo fuí hijo predilecto de mi padre, tierno y único a la vista de mi madre: y él me enseñó, y me decía: Retenga mis palabras tu corazón; oye mis mandamientos y vivirás.”—Pro. 4:1-4, 7.
3. ¿Por qué es necesario el entendimiento además de la sabiduría?
3 En este proceso de adquirir entendimiento reconocemos que uno puede tener bastante conocimiento y sin embargo no tener entendimiento. El entendimiento no sólo trata con el hecho, sino también con el porqué y con la causa de las cosas. Incluye la aplicación o uso de ese conocimiento para el bien más elevado. Por eso, sin el entendimiento el conocimiento es de muy poco valor. Eso es verdad particularmente en cuanto a aplicar el conocimiento que tenemos de Dios, su reino y su ley. Los textos citados también indican que es posible tener sabiduría y sin embargo no tener entendimiento. Podemos decidir la manera correcta de que hemos de proceder. Podemos habernos consagrado a servir al Señor, todo lo cual es procedimiento sabio; pero, además, tenemos que adquirir entendimiento. El apóstol dice que la diferencia entre un hijo y un criado es que a los hijos el Señor Jesús da a conocer lo que su Padre hace. (Juan 15:15) Nos revela el porqué y la causa de las cosas que nos hace falta saber. Este entendimiento está al alcance de cada hijo de Dios, pero tiene que ir y adquirirlo. Sin él no puede tener éxito en su vocación cristiana.
4. ¿Quiénes verdaderamente nos aconsejan así? ¿Qué nos toca a nosotros hacer?
4 Este consejo de un padre a un hijo es principalmente de Jehová a su Hijo unigénito, nuestro Señor Jesucristo, y también incluye los miembros del cuerpo de Cristo. Pero en principio aplica a toda criatura humana que alguna vez llegue a conseguir la vida en el reino de Jehová o bajo él. Esta exhortación de los dos consejeros más grandes del universo, Jehová Dios y su Hijo, Cristo Jesús, de prestar atención a la Palabra de Dios, de adquirir entendimiento de esa Palabra, para que plenamente apreciemos nuestra relación a nuestro Dios y su organización, es, pues, algo que ha de apreciarse en gran manera y debe de considerarse muy seriamente. “Escucha, hijo mío, las amonestaciones de tu padre, y no desdeñes las enseñanzas de tu madre.” (Pro. 1:8, Nácar-Colunga) Nosotros tenemos que poner algo de nuestra parte. Tenemos que adquirir entendimiento de los propósitos de Jehová y aprender cómo aplican a nosotros individual y colectivamente. Si no adquirimos este entendimiento o si nos negamos a adquirirlo ponemos en peligro nuestra existencia futura en cualquier lugar del dominio de Dios.
5. ¿Qué preferencia del joven rey Salomón aprobó Jehová Dios?
5 En tiempos anteriores el Señor aprobó mucho a Salomón por desear corazón entendido ante todo. Una consideración del proceder de Salomón y del agrado que le trajo al Señor será provechosa aquí. “En Gabaón Jehová apareció a Salomón en sueños de la noche; y le dijo Dios: Pide lo que te he de dar.” Salomón contestó: “Da pues a tu siervo un corazón inteligente [que entiende, Ver. Am. Norm. (en inglés)], para juzgar a tu pueblo, para poder distinguir entre el bien y el mal; porque ¿quién es capaz de juzgar este tu pueblo tan grande?” “Y esta petición agradó al Señor, por haber pedido Salomón semejante cosa. De manera, que le dijo Dios: Por cuanto has pedido esto, y no pediste para ti mismo larga vida, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la muerte de tus enemigos; sino que has pedido para ti mismo entendimiento [Ver. Am. Norm. (en inglés)] para entender juicio; he aquí que hago según tu palabra; he aquí que te doy un corazón tan sabio y entendido, que no haya habido otro como tú antes de ti, ni después de ti se levantará tu igual. Y además, lo que no pediste te lo doy, así riqueza como gloria, tales, que no haya entre los reyes ninguno como tú en todos tus días.”—1 Rey. 3:5, 9-13.
6. ¿Por qué le agradó a Jehová su preferencia? ¿Qué prefiguró?
6 La preferencia de Salomón agradó a Jehová Dios porque lo reconoció a Él como supremo. Manifestó que Jehová es la única fuente adecuada del entendimiento y que Salomón era siervo que quería servirlo fielmente y que el pueblo que había de ser juzgado era el pueblo de Jehová. Esta preferencia sabia marca la manera correcta de que han de proceder todos los siervos de Dios, y prefiguró la manera correcta de que procedería su Guía, el siervo fiel y verdadero de Jehová. Moisés el profeta también manifestó mansedumbre ejemplar y esperó recibir de Jehová el entendimiento y la dirección, y por esto Jehová Dios usó en gran manera a Moisés.—Núm. 12:3.
7. ¿Quién es nuestro mayor ejemplo de buscar el entendimiento? ¿Por qué?
7 Sin embargo, el ejemplo más grande que tenemos en cuanto a buscar entendimiento y en cuanto a aplicarlo es, por supuesto, Jesús de Nazaret, pues dijo él: “De mí mismo no puedo hacer nada: . . . no procuro mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió.” (Juan 5:30) No procurando su propia voluntad no vició su sabiduría y entendimiento. ‘Este Jesús, debido a Dios, nos es hecho sabiduría.’ (1 Cor. 1:17-19, 30) Hacemos bien, pues, en dar atención especial al ejemplo que él nos ha puesto. Sin embargo, antes de hacerlo consideremos otro aspecto de la cuestión.
8. ¿Puede perderse el entendimiento? ¿El ejemplo de quién prueba su contestación?
8 El hecho de que uno tiene entendimiento hasta ahora no es ninguna seguridad de que este entendimiento será suyo para siempre. Para retenerse, este entendimiento tiene que ser fomentado y conservado, y es preciso luchar por él. Ningún punto en disputa respecto al reino de Jehová mediante Cristo debe de permitirse surgir sin adquirir entendimiento y parecer correcto respecto a él. ¿Cuál es el propósito de Dios respecto a él? ¿Qué es mi responsabilidad teocrática para con él? Ningún precio es demasiado grande que pagar por el entendimiento. Salomón, el muy alabado siervo de Jehová, perdió su entendimiento, que en un tiempo le era tan precioso e importante. Puso su cariño en otras cosas en vez de en el Señor. Dió gusto a los deseos de su corazón humano, que es “engañoso . . . más que todas las cosas y es desesperadamente malo”. (Jer. 17:9) Este apoyarse en su propia voluntad corrompió su entendimiento y él murió condenado por Dios. (1 Rey. 11:1-11) Esto enseña que ninguna otra criatura, sea tan querida como una esposa, puede permitirse intervenir entre el siervo y su Dios. Salomón fué correctamente amonestado respecto al resultado de su proceder pero prefirió no hacer caso de la amonestación; lo cual fué un paso grave y denotó que ya había comenzado a corrompérsele el entendimiento.
“CON TODAS TUS ADQUISICIONES ADQUIERE EL ENTENDIMIENTO”
9. ¿Cómo ilustró Moisés este hecho triste en una ocasión de prueba?
9 De una manera parecida Moisés, que fué conocido como el hombre más manso de toda la tierra, manifestó gran discernimiento y entendimiento de la voluntad y propósitos de Jehová respecto a sí mismo y al pueblo de Dios a quien él tuvo el privilegio de servir. Pero llegó a estar tan impresionado con su propia importancia y tan perturbado por las repetidas transgresiones de los israelitas que se negó a honrar de una manera adecuada a Jehová ante ellos. Nótense las palabras de Moisés que había sido manso y humilde. “Y reuniendo Moisés y Aarón a toda la Asamblea enfrente de la peña, Moisés les dijo: ¡Oíd, rebeldes! ¿de esta peña hemos de sacaros aguas? Jehová empero dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creisteis en mí para santificarme en presencia de los hijos de Israel, por tanto vosotros no introduciréis esta Congregación en la tierra que yo les he dado.” (Núm. 20:10, 12) El entendimiento de Moisés se corrompió, se consideró igual a Dios en proporcionarle bendiciones a Israel.
10. ¿Cuál es el mayor enemigo del entendimiento? ¿Por qué?
10 El enemigo más grande del entendimiento es uno mismo en cualquier forma, la importancia que uno mismo se figura que tiene, la lástima que tiene uno de sí mismo o la complacencia excesiva para consigo mismo. Uno mismo siempre anubla el punto en disputa y obscurece la visión. Por eso, si queremos retener el entendimiento tenemos que sujetarnos de continuo y mantener nuestro ojo sencillo para gloria del Señor, estudiar su Palabra y meditar en los ejemplos que el Señor presenta en las Escrituras para nuestra guía y seguirlos cuidadosamente. Ahora consideremos a Jesús, que fué hecho para nosotros sabiduría y un ejemplo de adquirir y retener el entendimiento correcto.
11. ¿Cómo adquirió Jesús el entendimiento? ¿Cómo lo adquirimos nosotros?
11 Jesús tuvo conocimiento, sabiduría y perfecto entendimiento de los propósitos divinos. Este conocimiento, sabiduría y entendimiento perfectos no le vinieron automáticamente; tuvo que conseguirlo mediante el estudio, la meditación y la oración, lo mismo que nosotros. (Deu. 17:18-20) Su proceder fiel en cuanto a esto se nos pone de ejemplo que hemos de seguir. (1 Ped. 2:21) Su razonamiento y conclusiones se basan en un entendimiento perfecto de la voluntad divina. Este razonamiento y conclusiones son enteramente ajenos a los métodos humanos de razonar, y la mayor parte de sus conclusiones son enteramente diferentes a las nuestras, debido a nuestras imperfecciones e inclinaciones humanas que son según la carne. (Isa. 55:8, 9) El proceder que él recomienda para sus seguidores es el correcto, a pesar de cuánto pugne con el nuestro, y tenemos que preferirlo más bien que preferir nuestras propias conclusiones o las de cualquier otra criatura. Tenemos que ser transformados mediante la renovación de nuestra mente para conformarnos a la mente de Dios según se expresa en su Palabra, antes de poder tener verdadero conocimiento, sabiduría y entendimiento.
12, 13. ¿Qué principio para con Dios lo gobernaba a él? ¿Qué pruebas lo manifiestan?
12 La posición de Jesús respecto a su relación y la relación nuestra a Jehová Dios se presenta en Mateo 22:37: “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente.” (Ver. Val. Rev.) Siempre era gobernado por este principio él mismo y lo recomendaba para todos los demás. Cuando el Diablo repetía textos equivocadamente y sugería que los aplicara equivocadamente a sus necesidades personales Jesús en toda ocasión honraba el nombre y la palabra de Jehová y manifestaba su entendimiento, aplicando los textos correctamente.
13 “Entonces fué conducido Jesús por el espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: Si Hijo eres de Dios, manda que estas piedras se hagan panes. Mas él respondiendo, dijo: Escrito está: No de pan solamente vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le lleva a la santa ciudad, y le pone sobre el ala del Templo, y le dice: Si Hijo eres de Dios, échate de aquí abajo; porque está escrito: A sus ángeles dará encargo acerca de ti; y sobre sus manos te elevarán, para que no tropieces con tu pie en alguna piedra. Jesús le dijo: También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez, le lleva el diablo a un monte muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo y la gloria de ellos: y le dice: Todo esto te daré, si cayendo en tierra me rindieres homenaje. Jesús entonces le dice: ¡Apártate, Satanás! porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solamente servirás. Entonces le dejó el diablo; y he aquí, ángeles vinieron y le servían.” (Mat. 4:1-11) Jehová a su vez vindicó la fe y fidelidad de Jesús, haciendo que sus ángeles vinieran y le sirvieran después de que había pasado la prueba. Jesús, sin embargo, tuvo que aguantar la prueba y manifestar su fe primero.
14, 15. ¿Qué marcas de entendimiento notamos en el ejemplo de Jesús?
14 El siervo humilde de Jehová que está ansioso de adquirir entendimiento meditará sobre este ejemplo. Primero, notará que Jesús no escogió su propio proceder, ni escogió su propio territorio. ‘Fué conducido por el espíritu.’ Sus propias preferencias e ideas de lo que había de hacerse no eran la cosa importante. La misma actitud se nota en la manera de que hizo frente a cada punto en disputa. La cuestión grande no era la de proporcionar lo que le hacía falta al cuerpo, no importa lo legítimo que pareciera esa falta, ni la de seguir un camino aparentemente más fácil y más deseable de hacer el negocio de su Padre. Tenía entendimiento. Conocía los propósitos de su Padre. Ese entendimiento y además el espíritu de Jehová lo capacitaron a entender y aplicar correctamente estos textos que Satanás había aplicado mal y a oponerlo con textos correctamente aplicados conforme a los propósitos de su Padre.
15 Jesús bien sabía que el usar su poder para volver las piedras en pan sería dejar un ejemplo de egoísmo para sus discípulos. Sería usar el poder que Dios le había dado para su propia comodidad en vez de usarlo para la gloria de su Padre. Esto sería una piedra de tropiezo para sus seguidores más bien que un ejemplo correcto. Tenía fe que su Dios le proporcionaría lo que le hiciera falta cuando llegara el tiempo; y Él lo hizo. El entendimiento de Jesús le dijo que si saltaba del ala del templo y era preservado quizá conseguiría que algunos lo siguieran, pero tales seguidores no lo aceptarían debido a los principios eternos de su Dios, que él había pactado manifestar, sino debido a la hazaña pomposa que hiciera. Jehová no sería glorificado, ni recibiría provecho la gente, si él procedía de esa manera. Asimismo, si se inclinaba y adoraba a Satanás, aunque tal ardid tuviera éxito, ¿cuál sería la ventaja? Si consiguiera los reinos de este mundo no tendría más que un montón de vasos preparados para la destrucción inevitable y final. Los ardides del Diablo nunca son salida mediante la cual dar a conocer las riquezas de la gloria de Dios en los vasos de misericordia que Él ha preparado para Su gloria. (Rom. 9:21-23) El entendimiento de Jesús lo capacitó para apreciar claramente que la manera del Señor de invitar a hombres de buena voluntad a someterse a los principios de Jehová conforme se revelan en Cristo Jesús para su propia transformación, y para que tuvieran Su ley escrita en el corazón de esta manera, era la mejor y la única manera correcta.
16. De modo que ¿qué es necesario para que resistamos las pruebas que nos trae el Diablo?
16 Esta serie de ejemplos presentados por Jesús para nuestra edificación abarca las diferentes maneras de que el Diablo se dirige a los siervos del Señor, mediante el deseo de la carne, el deseo del ojo, y la vanagloria de la vida, en un esfuerzo para desviarlos de servir fielmente a Jehová. (1 Juan 2:16, 17) Hay que tener entendimiento para resistirlos. Estúdielos con cuidado, medite en ellos, y con toda su adquisición adquiera el entendimiento. El Diablo tuvo y usó conocimiento. Jesús tuvo y usó entendimiento. Hay gran diferencia.
17, 18. ¿Qué crea el entendimiento? ¿Qué nos ayuda esto a hacer?
17 Respecto a Jesús, está escrito de él que “por el gozo que fué puesto delante de él, soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra de Dios”. (Heb. 12:2) Las Escrituras indican que Jesús tuvo gozo personal en cumplir los propósitos de su Padre y recibir la recompensa prometida. Indican un objeto personal, recompensa que fuera suya propia, todo en armonía con su Padre celestial y grato a él, el Padre que había puesto este gozo delante de él.
18 Parte de este gran gozo fué el de ser Rey en el glorioso reino de Dios, el gozo de que si era fiel sería el instrumento usado por su Padre celestial para dirigir las actividades del Reino que vindicarían el nombre de Jehová y les darían bendiciones inefables a las criaturas fieles en todo el universo. Este gozo que fué puesto delante de Jesús, y que él tanto deseó, se representa en las Escrituras como tesoro escondido en el campo; tuvo que vender todo lo que tenía para conseguir este campo. A los miembros del cuerpo de Cristo, que son herederos de Dios y coherederos con Cristo, se les manda y se les exige que sigan en sus pisadas. Se exige que también ellos vendan todo lo que tienen para estar con él en el Reino. El mismo gozo consumidor se pone delante de ellos y ha de inspirarlos con la misma determinación inalterable de que ningún sacrificio es demasiado grande ni ninguna obstrucción demasiado difícil para que la venzan para tener parte en esta gloriosa recompensa a la que los invitó Jehová.—Mat. 13:44.
19. ¿Tiene esto significado alguno para los de la clase Jonadab? ¿Cómo?
19 Asimismo a los de la clase Jonadab u “otras ovejas”, que serán en gran manera bendecidos y honrados bajo ese glorioso reino y serán recipientes de sus bendiciones, se les exige que consideren este privilegio de valor inestimable y se les exige que procedan de una manera fiel parecida a la de Jesús y de los miembros de su cuerpo para llenar los requisitos para recibir sus bendiciones. Por eso el ‘vender todo lo que tenía’, esta renuncia de todo para adquirir esa “perla de gran precio”, es de interés vital para todos los miembros del cuerpo de Cristo y para sus fieles socios de la clase de Jonadab. Nuestro aprecio de esto es aumentado por el entendimiento correcto. ¡Adquiera entendimiento!—Mat. 13:45, 46.
20. ¿Cómo se dirigió Jesús a esta empresa sin estorbos?
20 La actitud de Jesús y su método de dirigirse a esta gran empresa se relata en Mateo 8:20-22: “Las zorras tienen cuevas, y las aves del Cielo, nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza.” Su gran objeto era el de servir a su Dios y confiar en Él por todo lo demás. No estaba interesado en acumular tesoro personal terrestre. No tenía ningún deseo de adquirir las riquezas de este mundo, ni tierras, ni siquiera un hogar. Ni siquiera trató de tener las cosas comunes que otras criaturas sentían que les hacía falta para existir. Le interesaba una sola cosa, la adquisición de ese campo que contenía el tesoro escondido. Todas las demás adquisiciones le habrían constituído cargas y le habrían estorbado en sus planes; por eso gozosamente las cedió más bien que dejar que le estorbaran su único gran objeto.
21. ¿Cómo emprendió su proceder?
21 Jesús comenzó emprendiendo oficialmente las obligaciones conectadas con la obra. Se presentó a su Padre diciendo (según lo expresa el salmista), “He aquí yo vengo . . . [para] hacer tu voluntad, oh Dios mío.” Después de sus cuarenta días en el desierto, donde sin duda estudió, meditó y cuidadosamente hizo planes para su proceder futuro, y después de ser tentado por el Diablo, salió con la determinación positiva de adquirir este “campo” y conseguir ese tesoro de gran precio al costo que fuera. No se detuvo ni dijo, ‘¿Tengo bastante dinero en el banco para lo que me haga falta si esta cosa fracasa o si las cosas no dan resultado?’ Tampoco demandó un carro de remolque ni insistió en otras provisiones para proveer lo necesario para su comodidad durante esta empresa. No, salió directamente del desierto y se puso a trabajar sirviendo los propósitos del Dios Todopoderoso conforme a su pacto. Publicando este evangelio del Reino e invitando a seguidores a asociarse con él en ello, entendía lo que hacía.
MANIFESTANDO ENTENDIMIENTO COMO EL DE JESÚS
22. ¿Qué actitud tomaron los que fueron invitados a asociarse con él como discípulos suyos?
22 Invitó a Andrés, Pedro, Santiago y Juan, entre otros, a asociarse con él en la obra de llegar a ser pescadores de hombres. Estos inmediatamente abandonaron su negocio de pescar. Ellos, igual que Jesús, no se detuvieron indefinidamente para considerar, ‘¿Qué me va a costar esto?’ o, ‘¿Tengo bastante dinero para proporcionarme lo que me haga falta en esta obra?’ o decir, ‘Si fracasa esto todos mis clientes se habrán ido, y ¿qué será de mí?’ No, en seguida dejaron su negocio de pescar y fueron y siguieron a Jesús. Con el transcurso del tiempo, otros discípulos, de igual disposición, se asociaron con ellos y el núcleo de una verdadera organización se desarrolló.
23, 24. ¿A quiénes envió primero, y con qué instrucciones?
23 Al fin vino el tiempo para enviar a estos discípulos en su misión como pescadores de hombres. Escogió los más avanzados, maduros y teocráticos para constituir este primer grupo de precursores y los envió en el servicio como representantes del Reino. No hubo más que doce de ellos.
24 Las instrucciones que el Señor les dió fueron directas y explícitas. Mateo 10:5-10 (Nácar-Colunga) dice: “A estos doce los envió Jesús, después de haberles instruído en estos términos: ‘No vayáis a los gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel, y en vuestro camino predicad diciendo: El reino de Dios se acerca. Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, arrojad los demonios; gratis lo recibís, dadlo gratis. No llevéis oro ni plata ni cobre en vuestro cinto, ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero es acreedor a su sustento.’” La semejanza entre esta comisión y la manera de que Jesús mismo procedió en su ministerio es muy conspicua.
25. ¿Por qué los envió Jesús sin estorbos?
25 Este método de hacer la obra habrá sonado extraño a los discípulos, siendo tan enteramente contrario al razonamiento humano que podría uno creer que los discípulos no entenderían; pero estaban dispuestos. No podemos negar que este es el procedimiento que Jesús mismo siguió, y es el proceder que les recomendó a sus seguidores. Naturalmente surge la pregunta, ¿Por qué recomendó Jesús tal proceder para él mismo y para sus seguidores? Jesús sabía que cualesquier acumulaciones terrestres además de las que les eran absolutamente necesarias para pasársela no serían más que cargas adicionales sobre ellos y les servirían de estorbo en cuanto a la comisión que habían recibido de Jehová. Tales acumulaciones retardarían el progreso de la obra que ellos emprendían. Por consiguiente desde el principio recomendó que no se cargaran de tales cosas. Su comisión les había venido de Jehová. Él les había asignado una obra muy importante; todos los pesos innecesarios que estorbaran su logro tenían que cederse. Estas cosas no serían más que algo de que preocuparse, algo para dividir su atención entre su acumulación y la comisión que el Señor les había dado. Jesús quería, ante todo, que la mente de ellos estuviera libre y dedicada por completo a esta comisión para asegurar su éxito. Jesús tenía entendimiento y les ayudó a los discípulos a entender.
LO QUE RESULTA DE NO TENERLO
26. ¿Cómo fué eso enteramente diferente de la manera humana de actuar?
26 Esta manera es enteramente diferente de la manera humana. Hoy en día, hasta entre los que profesan ser cristianos, es seguro decir que casi todo el mundo, al considerar el servicio de tiempo cabal, la primera cosa en que piensa es: ‘¿Qué tengo yo en cuanto a recursos terrestres, algo a que recurrir? Quizá me enferme o quizá esto no resulte satisfactorio; entonces ¿qué haré, si no tengo casa u otras provisiones a qué recurrir?’ Este es el funcionamiento natural de la mente humana; da primer lugar a nosotros y segundo lugar a Dios y a sus requisitos. Este no es razonamiento conforme al entendimiento de nuestro Señor Jesucristo, sino que es sensual, terrestre, demoníaco. La pregunta que tiene que contestar todo el que profesa ser cristiano en tal lance es, ¿Quién tiene razón, Jesucristo nuestro Señor y Cabeza o yo? Todos convendrán que el Señor tiene la razón. Pues entonces, ¿tengo yo bastante fe en el Dios Todopoderoso para aceptar la dirección de nuestro Señor Jesucristo y proceder de la manera que él indicó para todos sus fieles seguidores, proceder que mantuvieron sus fieles discípulos cuando él estuvo con ellos en su primer advenimiento? La pregunta, reducida a su expresión más simple, es, ¿Estoy preparado para vender todo lo que tengo para tener parte en el reino de Dios?
27, 28. ¿Por qué debemos de acumular entendimiento, no cargas? Dé una ilustración.
27 Conociendo nuestras limitaciones, y el poder de nuestros deseos terrestres, y lo alerta que está el Diablo para ayudarnos a satisfacerlos, el Señor ha dado énfasis en las Escrituras a este asunto de adquirir entendimiento. Indicó que es muy necesario adquirir entendimiento primero; y cuando lo hayamos adquirido, podremos apreciar que sería muy insensato tratar de alcanzar el Reino con muchas cargas innecesarias acumuladas que ineludiblemente estorbarán nuestro progreso y corromperán nuestro cariño.
28 Como ilustración: Hoy en día un hombre que tiene propiedad que vale cien mil dólares tiene que pagar aproximadamente cuatro mil dólares al año en impuestos, o más de trescientos dólares cada mes. No puede llevar su propiedad consigo al cielo si es miembro del cuerpo de Cristo. ¿Qué va a hacer con ella? Aunque sea Jonadab, es dudoso que pueda conservarla a través del Armagedón. Por eso, ¿por qué usar todo este tiempo, energía y dinero tratando de conservar algo que no puede llevar al reino de Dios? Ese tiempo y energía y mammón podrían usarse en el servicio del Reino y podrían convertirse en tesoros en el cielo para ese propietario. De otro modo, pierde todo ese esfuerzo. De acuerdo con esto, se dice de un hombre que tenía grandes riquezas, hombre excelente en lo que toca a los principios mundanos, que había conseguido más riquezas de las que se había imaginado. Tenía una casa en la ciudad, en el campo y en la ribera del mar; y en una de estas estancias, enteramente solo, le vino la muerte. Todas sus riquezas no podían ayudarle; no estaba cerca ningún criado u otra criatura humana; murió en angustia sin nadie que lo consolara; sus grandes acumulaciones no le eran de ninguna ayuda. Si ese hombre hubiera entablado verdadera amistad con Jehová Dios y Su Rey Cristo Jesús, usando su energía en el servicio del Reino, cediendo todo lo que tenía para adquirir esa “perla de gran precio”, habría tenido tesoros en el cielo que ni la polilla ni el orín podrían dañar ni los ladrones conseguir y robar. Y cuando llegara el fin, habría tenido la paz, el contento y la felicidad que vienen de la asociación con aquellos grandes amigos, Jehová Dios y Jesucristo nuestro Señor.
29, 30 ¿Por qué fué prudente el proceder que escogieron los discípulos de Jesús?
29 La gran mayoría de los tales llamados “cristianos” proceden de la manera que procedió este hombre rico por falta de entendimiento. Están cegados a los verdaderos hechos de la vida por Satanás el Diablo, que usa como instrumentos voluntarios predicadores infieles, políticos sin conciencia y explotadores avarientos. Perecen por falta de entendimiento. Este entendimiento tiene que traspasar toda tradición humana y todo deseo bajo y lujurioso que hace seis mil años que la humanidad cultiva. Tiene que iluminarnos al hecho de que no puede haber seguridad ni conservación aparte de Jehová Dios y su Rey Cristo Jesús.
30 Cuando adquirimos ese entendimiento apreciamos de lleno el hecho de que los discípulos de Jesús escogieron el proceder prudente. Aceptaron su comisión con alegría. Se dieron cuenta de que sólo el Señor podría dirigir sus pasos. Y estaban dispuestos a aceptar esa dirección y no apoyarse en su propio entendimiento.—Pro. 3:5, 6.
PARA QUIÉN TRABAJAMOS
31. ¿Para quién trabajaban? Y ¿con qué provisiones?
31 Ahora considere la conclusión del Señor a su consejo: “El trabajador es digno de su alimento.” ¿Para quién trabajaban estos discípulos? ¿Trabajaban para algún guía humano, aun el gran Jesús de Nazaret? ¿Trabajaban para la gente de buena voluntad que visitaban y servían? No. Eran siervos del Dios Todopoderoso, su Padre en el cielo. Y Él fué el que les había garantizado el alimento. Por eso todas las acumulaciones terrestres indicarían la falta de fe suficiente para confiar en Jehová hasta el mismo fin. Los discípulos no tenían este inconveniente; ellos confiaban en Jehová. Tenían fe basada en entendimiento y obraban de acuerdo con él y fueron recompensados. Ellos, igual que David, mediante el proceder de su vida dieron este testimonio: “He sido joven, y ya soy viejo; mas no he visto al justo desamparado, ni a su linaje mendigando el pan.”—Sal. 37:25.
32. ¿Qué fe les hacia falta? ¿Quiénes más tienen que tenerla?
32 En el caso de Jesús y de sus discípulos no era cosa de no poder conseguir estas ventajas terrestres. Jesús pudo haberlas tenido todas; poseía muchas habilidades tales cuales no tenía ningún otro hombre en la tierra. Pero su gozo no estaba en eso. Tenía fe basada en entendimiento de que cuando salía en el servicio del Señor, su Padre se encargaba de que tuviera bastante que comer, que durmiera lo necesario y que tuviera suficiente ropa. Lo mismo es verdad respecto a sus discípulos. No había posibilidad de fracaso, porque el Dios Todopoderoso del universo era el que garantizaba estas cosas. Esta no fué instancia aislada, o algo que aplicaba sólo a ese único tiempo particular. Fué una regla definida que el Señor puso para sí mismo y para sus discípulos para que la siguieran tanto ahora como entonces, si quieren alcanzar el Reino. Más tarde, cuando envió a los setenta, les dió instrucciones parecidas: “Después de esto el Señor designó a otros [setenta], y los envió delante de sí, de dos en dos, a todo pueblo o lugar a donde él pensaba ir. Y les dijo, ‘La mies es bastante abundante, pero los segadores son pocos. De modo que rueguen al dueño de la mies que envíe segadores para recogerla. Ahora vayan. Aquí los envío a ustedes como corderos entre lobos. No lleven portamonedas ni cartera ni zapatos, y no se detengan para cambiar expresiones corteses con alguien por el camino.’” (Luc. 10:1-4, Una Tradu. Amer. [en inglés]) Aquí se apegó al mismo principio que puso delante de los doce anteriores, y el mismo principio tiene que aplicar hoy en día a los fieles seguidores del Señor Jesucristo.
33. ¿Por qué hemos de ‘dejar que los muertos sepulten a sus muertos’?
33 Una ilustración de lo literal que aplicaba esta regla se nos da en Lucas 9:59, 60. Uno de los discípulos de Jesús vino a él y le dijo: ‘Déjame ir primero y sepultar a mi padre.’ (Una Tradu. Amer. [en inglés]) El consejo de Jesús fué, ‘No, vengan y síganme. Que los muertos sepulten a los muertos; eso es negocio de ellos. Allí es donde tienen puesto su interés. Pero ustedes han emprendido nuevos intereses y no pueden estar cargados de esas cosas. Ustedes son llamados a una vocación superior para servir a Dios ahora y tener parte en su reino durante toda la eternidad.’
34, 35. ¿Cómo, pues, correctamente ‘probamos’ a Jehová Dios?
34 Si pudiéramos mantener estos puntos delante de nosotros de continuo nos sería de valor inestimable. El entender que nuestro Dios nos proporcionará todo lo que nos hace falta mediante Cristo Jesús nuestro Señor, el entender que podemos depender de él en toda emergencia, nos capacitaría para lograr la plenitud de la vida cristiana.
35 Para ayudarnos a adquirir este entendimiento, Jehová mediante su profeta nos da esta invitación: “Probadme, si queréis, en esto, dice Jehová de los Ejércitos; y veréis si no os abro las ventanas del cielo, y os derramo una bendición tal que no haya donde quepa.” (Mal. 3:10) ¿Cómo vamos a probar a Jehová a menos que nos valgamos de sus promesas? ¿a menos que traigamos todos nuestros diezmos al granero y confiemos en él? Si hacemos eso el Señor proporcionará la prueba y nos capacitará para apreciar con entendimiento lo verdadero que son sus promesas y lo sabio que es su consejo.