El amor de Dios al rescate en la crisis del hombre
Toda crisis es tiempo de ansiedad. En una enfermedad que pudiera resultar fatal el medico vigila atentamente el desarrollo de la enfermedad hasta la crisis, esperando ver entonces un cambio decisivo en los síntomas para determinar por éste si seguirá la muerte segura o si habrá un recobro a la vida. Agradecido se siente si las manifestaciones exteriores de la enfermedad señalan a un recobro, la restauración de la buena salud y la prolongación de la vida preciada. Tal vez usted no esté enfermo físicamente, pero ¿está usted espiritualmente enfermo? ¿Ha llegado usted a la crisis, e indican para usted las señales de su proceder en la vida una muerte permanente, sin esperanza? Tomando en cuenta lo que son los desenvolvimientos de la historia del género humano, usted, sí, todos nosotros, hemos llegado al punto decisivo. ¿Qué camino tomaremos ahora? El mensaje de este artículo tiene como mira ayudar a todos sus lectores a pasar la crisis felizmente para que disfruten de las más brillantes esperanzas de un futuro dichoso en un mundo mejor. Más de 427,000 personas han oído estas buenas nuevas en más de 80 convenciones de distrito que los testigos de Jehová celebraron por todas partes del mundo en 1954.
1. ¿Porque existe qué cosa puede estar alegre el hombre?, y ¿por qué especialmente ahora?
ALEGRE puede estar el hombre de que haya tal cosa como amor divino, el amor de Dios. Especialmente es verdad eso ahora, porque el hombre ha llegado a su crisis. Es decir, está en un tiempo y ocasión peligrosos. El mundo o sistema de cosas prosigue su camino y no existe duda en cuanto a dónde terminará. Para éste no habrá un volverse. Así que la crisis no es respecto a este mundo. La cuestión no es si éste va a experimentar un cambio en dirección a lo mejor o a lo peor. Los hombres que no están enterados del propósito de Dios y de lo que él ha predicho esperan ansiosamente ver un cambio, esperan el mejoramiento y recobro del mundo, pero las personas que están enteradas del propósito de Dios y que creen lo que Él ha predicho saben que no hay esperanza de que este mundo mejore y se recobre. Que su destrucción vendrá pronto es seguro; su muerte violenta en la peor clase de angustia imaginable está en el decreto del Poder Supremo del universo y no puede ser revocada. El amor divino es lo único que puede salvar a la humanidad de la destrucción.
2. ¿Para quién hay ahora una crisis, y por qué, y ya es tiempo de hacer qué?
2 La crisis es respecto al hombre o el género humano. La cuestión es: ¿Por qué camino irá el hombre como individuo? Es aquí que está la crisis para usted, porque la palabra “crisis,” en la lengua de la cual fué tomada, quiere decir “juicio” o “decisión,” y ahora es un tiempo de decisión para cada individuo. Todo el género humano se halla frente al punto decisivo. ¿Hará la decisión correcta? Ni todo el género humano ni la mayoría del género humano tomará el rumbo correcto. Por esa razón no le conviene a usted seguirlos, aunque esto lo obligue a hacer una decisión difícil. Sin embargo usted ha llegado al punto en el tiempo en que usted tiene que decidir si el estado de sus asuntos personales y su manera de proceder deben seguir tal como están o deben experimentar algún cambio o si deben terminar y usted debe emprender algo nuevo, con una meta y resultado diferentes. Usted está obligado tanto por el tiempo como por las circunstancias a actuar. Por eso es que usted ha llegado a una crisis. El tiempo de crisis no continuará indefinidamente. Terminará con consecuencias—¿consecuencias de qué clase para usted? Ya es tiempo de decidir y actuar, si es que usted quiere evitar ir adonde el mundo va a terminar.
3, 4. ¿Por qué nos hallamos obligados a hacerle frente a esta crisis, y con qué crisis de antaño tiene ésta correspondencia?
3 ¿Por qué nos hallamos obligados a hacerle frente a esta crisis? ¿Será porque de repente hemos sido arrojados a la “Edad del Hidrógeno” por la reciente explosión de horripilantes bombas de hidrógeno, y porque peores bombas, la bomba de cobalto y la de nitrógeno, han llegado a ser tema de discusión? ¿Será porque la guerra atómica, que sería la forma que la III Guerra Mundial adoptaría, quiere decir la destrucción de la civilización y pone en peligro la existencia misma de la humanidad, según dicen los caudillos militares y políticos? No; porque el simplemente tenerle temor a estas cosas terribles en sí mismo no empuja al hombre a hacer la decisión correcta.
4 La crisis existía antes de que fuéramos precipitados a la edad del hidrógeno. Nos ha sobrevenido esta crisis porque hemos llegado a lo que la Palabra de Dios llama el “tiempo del fin.” Ha llegado el “tiempo del fin” para este viejo mundo, y éste tiene que ver tanto con las cosas invisibles como con las visibles sobre la tierra. (Dan. 11:35; 12:4) Por eso tiene correspondencia con una crisis que ocurrió hace más de cuatro mil años, en los días de Noé, el antepasado de la presente raza humana, un hombre fiel que, por su manera de proceder en la vida, “andaba con Dios.” Una catástrofe mundial peor que la explosión de un sinnúmero de bombas de hidrógeno aconteció en su día. Fué un diluvio que cubrió al globo entero y borró por completo de la existencia a la civilización de aquel tiempo, porque ésta estaba degradada y corrupta. La humanidad estaba siendo contaminada más y más por la invasión de personas espirituales desobedientes procedentes de los cielos invisibles; la violencia llenaba la tierra; la maldad del hombre se había hecho tremenda, toda inclinación de los pensamientos del corazón humano siempre era solamente mala; y los hombres hipócritamente se habían puesto a “invocar el nombre de Jehová,” de tal modo rebajando la importancia del nombre del único Dios vivo y verdadero. (Gén. 4:26, NM) Para corregir las ideas erróneas acerca del Dios verdadero y dar a la raza humana un nuevo principio justo, Jehová Dios hizo que viniera el diluvio global, del cual hay evidencias en la tierra aun hasta el día actual. Para conservar a un núcleo o simiente del cual el género humano pudiera tener un nuevo comienzo, Jehová Dios mandó a Noé que construyera un arca o cofre inmenso. En éste Él conservó a Noé y los siete miembros de su familia y cientos de especímenes de la vida animal de la tierra, para que llenaran la tierra con su prole después que hubiese pasado el diluvio.—1 Ped. 3:20.
5. ¿Debido a la adición de qué cosa nueva es la situación actual aun peor que la de antaño?
5 Hoy día, después de haber existido cuatro mil años los descendientes de Noé, la situación está aun peor. Las condiciones que existen en la tierra son tan bien conocidas que no hay necesidad de describirlas aquí. Tal vez el género humano en general no lo sepa, ni lo aprecie ni lo crea, pero ahora una cosa nueva ha sido añadida y ésta ayuda a explicar el porqué de todo este continuo empeoramiento de las condiciones del mundo a pesar de la Sociedad de las Naciones, las Naciones Unidas y todos los demás remedios que la sociedad humana propone y aplica hoy día. La cosa nueva que ha sido añadida es ésta: Que el gran originador de la maldad ha sido lanzado abajo, junto con todos los demonios o personas espirituales que él ha desviado a la iniquidad. Todos éstos han sido arrojados de un alto y poderoso puesto en los cielos invisibles a las cercanías de nuestra tierra, donde se les mantiene en custodia para ser destruídos al debido tiempo. Esto ha acontecido desde 1914 d. de J. C., el año en que empezó la I Guerra Mundial. Para amonestación nuestra el grito ha resonado en los cielos y ha sido escrito en las Escrituras sagradas, a saber: “¡Alégrense por causa de esto, ustedes cielos y los que residen en ellos! Ayes para la tierra y para el mar, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran ira, sabiendo que tiene un corto período de tiempo.” (Apo. 12:12, NM) El día en que vivimos nosotros es el tiempo de su gran ira, debido a que es corto el período de tiempo hasta que él y sus demonios sean puestos por completo fuera de acción. De modo que él está determinado a concentrar en este breve período toda la iniquidad y perjuicio que le es posible causar a los ocupantes de la tierra. Él sabe que entretanto su tiempo se le está haciendo más y más corto, pero él trata de hacer que el género humano ignore esto, porque él tiene tramado que la destrucción de éste ocurra justamente al tiempo que él mismo sea aplastado en la guerra universal del Armagedón. Por eso se dice “ayes para la tierra y para el mar.”
6. ¿Debido a qué plan de acción y qué poder del Diablo está el género humano en peligro de ser exterminado por completo?
6 No es este mundo o sistema de cosas, entonces, sino el hombre, la raza humana, lo que está en la crisis. Sería fácil que todos los de la raza humana fueran exterminados en vista de las terribles cosas en el futuro. En cuanto toca al Diablo o Satanás, si él pudiera hacer lo que a él se le antoja, todos serían exterminados junto con él y sus demonios. Su insensatamente loco plan de acción es: “¡Dominar o arruinar!” Si él no puede tener el dominio sobre el género humano, entonces lo va a arruinar. Él no es humanitario. Él no le tiene amor al género humano. Por el poder que tiene sobre las mentes abiertas de los hombres mundanos él los induce secretamente a maquinar su propia destrucción, no sólo por medio de perfeccionar la bomba de hidrógeno y otras armas mortíferas de matanza en masa, sino especialmente por medio de rehusar emprender el único camino a la salvación humana, sin importar que se dejen caer o no bombas de hidrógeno directamente sobre blancos humanos. Las bombas hechas por los hombres sólo pueden destruir la vida actual de los hombres, pero el que el hombre rehuse lo que el amor de Dios ofrece para la salvación humana resulta en que pierda la vida eterna en felicidad en un justo nuevo mundo.
7. ¿Por quién especialmente fué predicha la destrucción de este mundo hace diecinueve siglos, y la profecía de quién citó él?
7 Las personas que han recibido instrucción correcta sobre las sagradas Escrituras, “La Santa Biblia,” saben que la destrucción de este mundo o sistema de cosas fué predicha hace diecinueve siglos por el profeta más grande que jamás ha vivido en la tierra, a saber, Jesús, el Hijo de Dios. Sus muchas profecías respecto a dicha destrucción alcanzaron un punto alto cuando dijo: “Entonces habrá una grande tribulación como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a acontecer. De hecho, a menos que esos días fueran acortados, ninguna carne se salvaría; pero por causa de los escogidos aquellos días serán acortados.” (Mat. 24:21, 22, NM) Siglos antes de eso Daniel, profeta de Jehová, había predicho la misma cosa, y Jesús citó de la profecía de Daniel en la cual éste dijo respecto al “tiempo del fin”: “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y habrá tiempo de angustia cual nunca ha sido desde que ha habido nación hasta aquel tiempo. . . . Tú empero, oh Daniel, cierra estas palabras, y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia [conocimiento, NC] será aumentada.” En cumplimiento de esta profecía tenemos un entendimiento aumentado acerca del “tiempo del fin” y su significado.—Dan. 12:1, 4.
8. ¿Cómo, aun mucho antes de eso, se había predicho el fin de este mundo?
8 Pero aun antes de Daniel, sí, aun antes del diluvio del día de Noé, se había predicho el fin de este mundo o sistema de cosas, por ejemplo, por Enoc, otro hombre que “andaba con Dios.” Leemos en la sagrada Escritura: “Sí, el séptimo hombre en línea desde Adán, Enoc, profetizó también tocante a ellos, cuando dijo: ‘¡Miren! Jehová vino con sus santos millares, para ejecutar juicio contra todos y para condenar a todos los impíos concerniente a todas sus obras impías que hicieron de un modo impío y concerniente a todas las cosas ofensivas que pecadores impíos hablaron contra él.’” (Judas 14, 15, NM; Gén. 5:21-24; Heb. 11:5, 6) Pero Jehová Dios mismo fué el primero que habló del fin del mundo, allá en el paraíso del Edén cuando el primer hombre emprendió una manera de proceder de condenación y su Creador pronunció contra él el juicio de sufrimiento y muerte. Allí, dirigiéndose al espíritu rebelde que como serpiente había tramado hacer que todo esto sucediera así, Jehová Dios dijo: “Pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu simiente y la simiente de ella. Él [la simiente] te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.” (Gén. 3:15, NM) Ese magullamiento de la gran Serpiente de iniquidad en la cabeza quiere decir también la destrucción de su mundo o sistema de cosas en nuestro día por el amado Hijo de Dios, quien especialmente es la simiente de la mujer de Dios. Así que no le queda ninguna esperanza a este mundo del cual Satanás es el dios.
9. ¿Cómo contesta Dios la pregunta en cuanto a si algunos de la raza humana tendrán la oportunidad de sobrevivir, para mantener viva nuestra raza?
9 No el mundo, sino algunos de entre la raza del género humano—¿pueden ellos ser salvados y recobrados? Ese es el punto en cuestión que ha de decidirse en la presente crisis. ¿Descenderá todo el género humano junto con Satanás el Diablo y sus demonios en la destrucción de su mundo? ¿Tienen algunos de la raza humana la oportunidad de sobrevivir, para perpetuar nuestra raza sobre esta tierra? ¡Sí!, dijo Jesús el mayor profeta de Dios. ¡Sí!, dice Dios mismo en estas palabras: “Yo hice la tierra, y creé al hombre sobre ella; yo, sí, mis mismas manos extendieron los cielos; y doy mis órdenes a toda la hueste de ellos. Porque así dice Jehová, Creador de los cielos (él solo es Dios), el que formó la tierra y la hizo, el cual la estableció; (no en vano la creó, sino que para ser habitada la formó): ¡Yo soy Jehová, y no hay otro Dios!” (Isa. 45:12, 18) Jehová Dios no permitirá que la creación de la tierra sea en vano, que se le vaya a dejar desolada sin habitante humano alguno durante la guerra universal del Armagedón.
10. ¿Con qué palabras nos recuerda Pedro que el amor de Dios conservará sobrevivientes?
10 El escritor inspirado Pedro nos hace recordar que el Dios Todopoderoso puede conservar vivos a humanos a través del fin de este mundo o sistema de cosas, al decir: “No se contuvo de castigar a un mundo antiguo, pero mantuvo a Noé, predicador de justicia, en seguridad con siete otros cuando trajo un diluvio sobre un mundo de gente impía; Jehová sabe librar de la prueba a gente de devoción piadosa, pero preservar a gente injusta para el día de juicio para ser arrasada. Siendo que todas estas cosas así serán disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y obras de devoción piadosa, aguardando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová, mediante el cual los cielos estando encendidos serán disueltos y los elementos estando intensamente calientes se derretirán! Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos de acuerdo con su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.” (2 Ped. 2:5, 9; 3:11-13, NM) El amor de Dios conservará sobrevivientes para este nuevo mundo.
UN DIOS AMOROSO
11. ¿Por qué es posible que la expresión “amor de Dios” le parezca extraña a la mayoría de la humanidad?, pero ¿es realidad su amor?
11 El “amor de Dios”: esta expresión quizás le parezca extraña a la gran mayoría de la humanidad. ¿Por qué? Porque ellos no conocen que haya tal Ser como un Dios amoroso, un Dios supremo y todopoderoso que le tenga amor a sus criaturas vivientes, y especialmente al hombre. La existencia del mal y el hecho de que se permita que aumente la iniquidad son cosas que los han tenido perplejos y los han hecho formarse ideas erróneas acerca de Dios, es decir, si creen que siquiera hay tal Persona como Dios. Las enseñanzas de caudillos religiosos egoístas y maquinadores, enseñanzas que deshonran a Dios, han pintado a éste en colores falsos y lo han representado como un Dios sin amor e injusto, que deriva deleite cruel de la muerte del hombre y con venganza hace arreglos para que el pecador sufra una agonía de padecimiento indescriptible para siempre después de su muerte corporal. Hasta el día actual los sistemas religiosos de la cristiandad no han renunciado públicamente a sus enseñanzas no cristianas de un purgatorio ardiente y un infierno de llamas donde las almas humanas son atormentadas para siempre después que muere el cuerpo. Y para los que creen sólo en la existencia de demonios invisibles que prestamente perjudican a las personas si no se les apacigua, la idea de un Dios supremo y amoroso es algo de lo cual nunca antes han sentido el consuelo. A pesar de eso, el amor de Dios es una realidad de la cual se puede dar prueba.
12. ¿Por qué no ha de atribuirse nuestra condición defectuosa a nuestro Creador, y cómo es señal de su amor el hecho de que existamos hoy día?
12 Toda cosa creada viene de este único Dios vivo y verdadero, que es semejante a un cimiento de roca sobre el cual descansa toda la creación. El profeta Moisés cantó respecto a él, diciendo: “Declararé el nombre de Jehová. ¡Atribuyan ustedes grandeza a nuestro Dios! La Roca, perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Un Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él. Ellos han obrado ruinosamente por su propia cuenta; no son hijos de él, el defecto es de ellos mismos.” (Deu. 32:3-5, NM) Si el Creador no fuera amoroso, no estaría aquí hoy día la humanidad después de estos miles de años de obrar ruinosamente y no como hijos de él. Hace seis mil años él creó al primer hombre y la primera mujer en perfección humana y los puso en el paraíso de placer, un terreno de jardín perfecto en la tierra. Cuando desobedecieron a su Creador amoroso y vinieron a estar bajo la pena de muerte, Jehová Dios pudo haberlos borrado de la existencia inmediatamente aun antes de que hubiesen tenido hijo alguno. De esa manera él pudiera haber evitado el que llegara a existir una raza pecaminosa como la que somos hoy día; en cual caso, sin embargo, ¿dónde estaríamos nosotros ahora? El defecto en el género humano hoy día no se debe a ningún Creador falto de amor, sino, como la misma Palabra escrita de Dios nos explica el misterio, “por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.” Todos nacimos del pecador Adán a esta condición defectuosa y pecaminosa.—Rom. 5:12, NM; capítulos 2 y 3 de Génesis.
13. (a) ¿Qué otra ocasión tuvo Dios para exterminar a todo el género humano, pero desde entonces cómo ha mostrado amor? (b) ¿Por qué ha hecho que se dé un mensaje de reconciliación, y qué quiere decir el reconciliarse?
13 El Dios Todopoderoso, el Creador, tuvo otra ocasión en la cual pudo haber exterminado a todo el género humano. Esa ocasión fué el diluvio del día de Noé. El diluvio fué global, total, cubriendo aun las montañas por muchos codos de agua, amontonándose sobre la tierra por cuarenta días, y no descendiendo a cuencas para dejar las superficies secas de hoy día hasta que hubo pasado un año solar completo. Pero Dios salvó a ocho almas humanas y muchos pares de almas animales inferiores, de modo que hoy tenemos más de 2,300,000,000 de almas del género humano y mucha vida animal en la tierra como resultado. Aunque la abrumadora mayoría de la humanidad no lo conozca ni lo ame, ni lo adore ni lo obedezca sino que hasta puede ser que viva como enemiga de él, sin embargo el Dios amoroso Jehová ha hecho que su sol brille y su lluvia y nieve caigan sobre estas criaturas humanas defectuosas. Si hay quien tenga derecho a mandarnos: “Sigan amando a sus enemigos, y haciendo bien a los que los odian, y bendiciendo a los que los maldicen,” ése es Jehová Dios; y él ha hecho que su Hijo amado, Jesucristo, diga esto por Él en su sermón del monte en Palestina. (Luc. 6:27, 28, NM; Mat. 5:1, 2, 44) Hace diecinueve siglos Dios puso los cimientos para que éstos que antes eran enemigos de él fuesen reconciliados con él o volvieran a tener relaciones amistosas con él, y él envió a sus embajadores, los verdaderos seguidores de Jesucristo, a decirnos: “Somos por lo tanto embajadores substituyendo por Cristo, como si Dios estuviera haciendo súplica mediante nosotros. Como substitutos por Cristo rogamos: ‘Reconcíliense con Dios.’” (2 Cor. 5:20, NM) Cuando nos reconciliamos con Jehová Dios eso significa para nosotros mucho más que el simplemente disfrutar de las bendiciones naturales del sol y la lluvia y las cosas que crecen en la tierra en común con el resto de la humanidad hoy día; significa para nosotros el ser salvados para vivir eternamente en el nuevo mundo de Dios.
14. Debido a que la existencia actual está llena de dolor, ¿qué creen erróneamente muchos que debe ser la verdadera salvación, pero cuál es el propósito de Dios respecto al dolor y el sufrimiento?
14 En el nuevo mundo de justicia el vivir como criaturas humanas dejará de estar mezclado con dolor. Juan, el escritor cristiano inspirado, que tuvo una gloriosa visión de ese nuevo mundo de nuevos cielos y una nueva tierra, dijo: “Yo vi un nuevo cielo y una nueva tierra, porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no existe. . . . Y Dios mismo estará con ellos. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni tampoco habrá más duelo ni lloro ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Apo. 21:1-4, NM) Debido a que la existencia humana actualmente está llena de tristeza y dolor, hay muchos que creen que la verdadera salvación tiene que realizarse escapando de toda existencia. Ellos se han formulado la idea errónea de que para deshacerse de la tristeza, dolor y sufrimiento hay que deshacerse de la existencia. Muchas personas dolientes anhelan morir para ponerle fin a todo, y los que creen en la transmigración del alma anhelan que el ciclo de transmigraciones del alma llegue a su fin en un nirvana de no existencia, un anonadamiento inconsciente. Puede que la existencia del hombre pecaminoso sea infeliz y dolorosa ahora, pero no toda existencia es infeliz y dolorosa. Del único Dios vivo y verdadero, Jehová, se declara que es “el Dios feliz.” (1 Tim. 1:11, NM) Los que ya se han reconciliado con él son las únicas personas verdaderamente felices en la tierra hoy día, y ellas son una ilustración del propósito de Dios de tener perfectamente felices a todas las criaturas suyas a que él otorga vida eterna en el nuevo mundo, sin que jamás sientan una punzada de dolor o tristeza o mueran.
15. ¿Por qué no es una salvación el entrar en la no existencia o la aniquilación, y por eso, entonces, cuál es la salvación procedente de Dios?
15 La salvación procedente de Dios no es un escape de la existencia, sino que es un rescate de la muerte o no existencia. El pasar a la no existencia es el castigo por hacer mal contra Dios, porque la Palabra de Dios dice: “El salario que paga el pecado es muerte, pero el don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor.” (Rom. 6:23, NM) Los que entran en esa condición de no existencia no deben lisonjearse abrigando la idea de que ellos están experimentando el salvarse de la vida o existencia. Están recibiendo un castigo y están perdiendo la felicidad eterna de vida perfecta en el nuevo mundo de Dios. Cualquier animal o bestia bruta puede morir; de modo que para la humanidad la muerte no es de ninguna manera algo superior al destino de las bestias o animales. Para citar al sabio inspirado: “Lo que sucede a los hijos de los hombres, lo mismo sucede a las bestias; es decir, un mismo suceso les acontece: como mueren éstas, así mueren aquéllos; y un mismo aliento tienen todos ellos; de modo que ninguna preeminencia tiene el hombre sobre la bestia; . . . Todos van a un mismo lugar; pues que todos son del polvo, y todos tornan otra vez al polvo.” (Ecl. 3:19, 20) Por consiguiente, la salvación que viene de Dios es un rescate o escape de este fin semejante al de las bestias, un rescate que libra de la no existencia o aniquilación. Dios no conserva la vida de sus enemigos o pecadores con el fin de mantenerlos sintiéndose infelices y en dolor. Él conserva la vida de los que lo aman para hacer que gocen de felicidad completa para siempre. Está escrito: “Jehová guarda a todos los que le aman; pero destruirá a todos los inicuos.”—Sal. 145:20.
16. ¿De quién viene la enseñanza de que uno tiene que salvarse por sus propios esfuerzos, cuál es su propósito al enseñar tal cosa, y por qué es correcto que anhelemos la vida?
16 El gran adversario del hombre es Satanás el Diablo, y es de él que viene la enseñanza de que nuestra salvación no viene de ningún Dios externo sino que depende de que nosotros mismos tengamos imperio sobre nuestra propia mente y luego por nuestras propias fuerzas obtengamos imperio sobre nuestro cuerpo por medio de la mente. Lo que el adversario tiene propuesto con tal enseñanza es hacer que los hombres rechacen la única salvación, la cual proviene de Jehová Dios. No le pertenece al hombre salvarse él mismo en esta crisis ni en cualquier otro tiempo. “La salvación es de Jehová,” dice el Salmo 3:8. El vivir eternamente en felicidad es algo que ningún animal inferior puede lograr. Es algo que el hombre puede lograr, pero no por su propia cuenta. La posibilidad de ello viene de afuera, de más allá del hombre, de Jehová Dios. Correctamente podemos anhelar o desear vehementemente esta salvación procedente de Dios, y podemos hacerlo sin padecimiento y sin sufrir desilusión por abrigar tal anhelo o deseo vehemente. Si nos dirigimos por el camino de Dios, el cual él nos ha revelado mediante Jesucristo su Hijo, es posible que tal anhelo nuestro quede satisfecho al finalmente escaparnos de todo padecimiento, vejez y tristeza y lograr una vida interminable sin dolor, imperfección, pobreza, ignorancia mental y confusión, y separación de un Dios amoroso y feliz. Así que no nos engañemos en cuanto a cómo vino la vida, cuál es su propósito y por qué precisamente hoy se distingue por el dolor y la angustia. Las ideas erróneas que hay acerca de la vida y su propósito se deben a que el hombre no está enterado acerca del único Dios vivo y verdadero, con quien está el manantial o fuente de la vida. (Sal. 36:9) Es sólo el deseo del adversario Satanás el Diablo el que los hombres ignorantemente deseen y escojan por su propia cuenta el destino de los impíos e inicuos. La invitación de Dios es: “Debes escoger la vida a fin de que puedas mantenerte vivo, tú y tu prole, amando a Jehová tu Dios, escuchando su voz y adhiriéndote tenazmente a él, porque él es tu vida y la longitud de tus días.”—Deu. 30:19, 20, NM.
17, 18. (a) Escoger la vida quiere decir hacer ¿qué cosa? (b) ¿Cuál es la razón vital por la cual el don de Dios de vida eterna se ofrece “por Cristo Jesús”?
17 En la crisis actual la persona sana y razonable, la que ama lo que es justo, escogerá la vida, lo cual significa escoger el camino que conduce a ella. Recuerde: “El don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor.” La vida vale la pena de aceptarse no importa por medio de quién Dios elija ofrecerla. De modo que, ¿por qué sentirse ofendido porque se ofrece por medio de Cristo Jesús? Hay una razón vital por la cual se ofrece por medio de él. La caída de toda la raza humana fué ocasionada por el pecado de nuestro primer padre, Adán. El salario que él ganó por su pecado falto de amor hacia Dios su Padre fué la muerte, acompañada de imperfección, tristeza, dolor, dominio por el Diablo y separación de Dios hasta que volviera en la muerte al polvo del cual Dios originalmente lo había formado en perfección humana. Su esposa desobediente ejerció su influencia en él y lo hizo pecar, y de él y mediante ella se le ha transmitido a toda la raza humana la condenación de pecado y muerte, con todos los efectos concomitantes de temor, sufrimiento, infelicidad, guerra y lucha, vejez, pérdida y desilusión. Porque él fué creado por Dios y recibió la vida de Dios, las Santas Escrituras hacen referencia al Adán perfecto en el Edén como “hijo de Dios.” (Luc. 3:38) La caída de todos los descendientes de Adán vino por medio de él, el único hombre, al apartarse él del camino de la perfección y la devoción piadosa. Por lo tanto es posible lograr el rescate o liberación de todos los descendientes de Adán que están anuentes a ello por medio de otro “hijo de Dios,” por medio de dar él su vida como hombre perfecto para los descendientes de Adán. Porque nadie que recibe de Adán una existencia breve como hombre podría dar una vida perfecta en sacrificio para la familia humana, Dios envió a su Hijo unigénito desde el cielo a ser un hombre perfecto en la carne sobre la tierra.
18 Para tomar para sí la naturaleza humana y ser hombre verdadero de carne y sangre en perfección humana, este Hijo de Dios que moraba en el cielo se sometió a dejar que se le hiciera nacer de una mujer virtuosa, una virgen judía, y entonces crecer hasta ser un hombre hecho a los treinta años de edad. Entonces emprendió el proceder de sacrificio que Dios su Padre tenía señalado para él, predicando que el reino de Dios es la única esperanza del género humano. Esta predicación fiel resultó en que fuera muerto como mártir o testigo de Jehová Dios, pero él murió sin pecado, sin haberse desviado del camino de Dios como había hecho Adán, el primer padre del hombre, en el Edén. De ahí que Dios aceptara la vida humana que su Hijo entregó como sacrificio a favor de la humanidad moribunda. También recompensó a su fiel Hijo que se sacrificó resucitándolo de entre los muertos a la vida inmortal en los cielos para ser Rey en el reino prometido de Dios sobre la humanidad. Por eso es que Jesucristo es tan importante en los arreglos de Dios. Por eso es que tenemos que venir a Dios por medio de él como el Oficial Principal. Por eso es que el don de Dios de vida eterna para la humanidad es “por Cristo Jesús nuestro Señor.”
19. (a) ¿Por qué hay en este arreglo justicia perfecta, y también economía? (b) Al escoger a su Hijo unigénito para ejecutar este propósito, ¿qué expresa Dios?
19 En este arreglo hecho por Dios hay justicia perfecta, una vida humana perfecta dándose en cambio por la vida humana perfecta que se perdió por el pecado en el Edén. En este arreglo hay, también, economía o se evita el desperdicio, puesto que la muerte, condenación, imperfección y sufrimiento vinieron por el un solo hombre Adán sobre toda la familia humana y ahora la oportunidad de conseguir vida eterna viene a todos los de la familia de Adán que están dispuestos a recibirla por medio de Uno, Jesucristo, el perfecto sacrificado. Por eso Dios dice respecto a él: “Este es mi Hijo, el Amado, a quien he aprobado; escúchenle.” (Mat. 17:5, NM; 1 Ped. 1:17) Así que después de considerar el asunto con cordura, no debería ofender a nadie el aprender que Dios haya hecho que el bienestar eterno de toda la humanidad dependa de este individuo único y haya envuelto todo en este Hijo fiel y digno. ¿Qué defecto tiene este arreglo divino? ¿En qué es incapaz de producir los resultados deseados? ¿Por qué debería el Dios Todopoderoso tener que llamar a muchos para ayudar, para permitir que uno introdujera en la escena a su propio religioso predilecto personal? Las numerosas religiones pueden tener cada una su religioso predilecto, de modo que para complacer a todas ellas sería necesario establecer un panteón o templo de todos los dioses. Pero el único Dios verdadero y vivo tiene al que él mismo ha escogido, y éste es el apropiado, su Hijo unigénito, a quien él dió en sacrificio. Esa acción expresa amor, el más alto grado de amor divino, el dar a su Hijo más amado para que muriera a manos de pecadores, a favor de aquellos que de ninguna manera son merecedores de ello sino que eran pecadores condenados.
20. En vez de ofendernos, ¿cómo debe afectarnos tal amor, y el desdeñarlo significa qué cosa?
20 ¿Es un amor tan poco usual como éste algo de lo cual ofenderse? El altruísmo de tal amor se recomienda por sí mismo a nosotros. Como lo expresó un beneficiario de ese amor divino: “Cristo, cuando todavía éramos débiles, murió por hombres impíos al tiempo señalado. Porque difícilmente morirá alguien por un hombre justo; en realidad, por el hombre bueno, quizás, alguien hasta se atreva a morir. Pero Dios recomienda su propio amor a nosotros en esto, que siendo todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Rom. 5:6-11, NM) Verdaderamente significa el más alto grado de ingratitud el desdeñar y rechazar un amor que se nos recomienda de esa manera.
21. ¿Por qué debería ser una respuesta a Dios nuestro amor?
21 ¿Qué hombre sobre la tierra entregaría a su hijo amado a sufrir vergonzosamente y morir experimentando gran dolor para el bien de aquellos a quienes él no debe nada sino que al contrario merecen la destrucción? Dios demostró ese maravilloso grado de amor hacia nosotros los humanos. En evidencia de esto permanece escrito: “Dios es amor. En esto el amor de Dios fue hecho manifiesto en nuestro caso, porque Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que consiguiésemos la vida por medio de él. El amor consiste en esto, no que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio propiciatorio para nuestros pecados.” (1 Juan 4:8-10, NM) ¿Cómo podríamos menos que amar a un Dios como ése? Cuando verdaderamente aprendemos a amar a este Dios altruísta, nos sentimos obligados a decir, como el apóstol cristiano Juan: “En cuanto a nosotros, amamos, porque él primeramente nos amó a nosotros.”—1 Juan 4:19, NM.
RESCATE POR MEDIO DE UN BUEN GOBIERNO
22. Al tenerle amor al buen gobierno ¿a quién somos semejantes, y qué ha hecho él en el interés de tal buen gobierno?
22 Cuando personas de inclinación a lo justo llegan a conocer y amar al único Dios vivo y verdadero, gozosamente se dan cuenta de que el amor de Él y el amor de ellos son semejantes en cuanto a una cosa esencial, y ésa es el amor que le tienen al buen gobierno para la humanidad. Teniendo amor a tal gobierno justo y perfecto, lo hemos deseado vehementemente, pero no podíamos hacer nada acerca de ello. Las fuerzas que favorecen al gobierno inicuo, egoísta, opresivo han sido y son demasiado poderosas para nosotros. Por nuestra propia cuenta no podemos luchar contra el Diablo y sus hordas. Sin embargo, Jehová Dios es la Fuente de todo gobierno legítimo, puesto que él es el Soberano Superior de todo el universo. Él no ha aprobado los injustos dominios políticos de este mundo, y no es propósito de él dejar que éstos gobiernen al género humano hasta tiempo indefinido. En su amor a buen gobierno para toda parte de su universo él ha prometido y hecho arreglos para que haya un buen gobierno sobre la humanidad, con el mejor gobernante posible, su Hijo unigénito. Puesto que el gobierno proviene de él y será dirigido por su Hijo entronizado en los cielos, se le llama “el reino de Dios” o “el reino de los cielos.” En ese gobierno el Rey ungido Jesucristo servirá a Dios, y Jehová señala a él en sus profecías y dice: “¡He aquí a mi Siervo, a quien yo sustento, mi Escogido, en quien se complace mi alma; he puesto mi Espíritu sobre él, y traerá justicia a las naciones! . . . No desfallecerá, ni se desalentará, hasta que establezca justicia en la tierra; y las islas esperarán su ley.”—Isa. 42:1-4.
23. ¿Qué hizo el Siervo escogido de Dios cuando estuvo sobre la tierra para recomendar ese gobierno?
23 Cuando este Siervo escogido estuvo en la tierra como Jesucristo el hombre, él mostró su devoción a este gobierno predicando el reino de Dios e instando a todo el que estuviera dispuesto a ello a dar a éste el lugar de primera importancia en su vida. Ejecutó en la gente doliente muchas obras milagrosas de curación, hasta resucitando a los muertos a vida, para mostrar que él era el que Dios había escogido para este reino y también para mostrar las poderosas obras que el reino efectuaría para sus súbditos obedientes. “De modo que se cumpliera lo dicho por medio de Isaías el profeta, que dijo: ‘¡Miren! mi siervo, a quien yo escogí, mi amado, ¡a quien mi alma aprobó! Pondré mi espíritu sobre él, y manifestará a las naciones lo que es el juicio. . . . Realmente, en su nombre esperarán las naciones.”—Mat. 12:17-21, NM.
24, 25. (a) ¿Como qué clase de guardián quiere Dios que sea su Rey ungido, y cómo dió prueba Jesús de ser eso? (b) ¿Con qué clase de gobierno, entonces, es que viene al rescate del hombre ahora el amor de Dios?
24 Jehová Dios, en el interés de buen gobierno, quiere que el Rey a quien él unge para ese puesto por su espíritu santo trate con sus súbditos humanos justamente como lo hace un pastor tierno con sus ovejas. Jesucristo dió prueba de tener estas cualidades de pastor. La clase correcta de pastor pone su vida por sus ovejas. Justamente así, Jesús como hombre perfecto puso su vida humana por sus ovejas, sus seguidores. Él sabía lo que se requería de él como Pastor Rey, porque dijo: “Yo soy el pastor propio, y conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen a mí, así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y yo entrego mi alma a favor de las ovejas. Y tengo otras ovejas, que no son de este redil; a ésas también tengo que traer, y escucharán mi voz, y llegarán a ser una sola manada, un solo pastor. Por esto es que el Padre me ama, porque yo entrego mi alma, . . . El mandamiento acerca de esto lo recibí de mi Padre.” (Juan 10:14-18, NM) Y Jesús sí entregó su alma o vida como humano perfecto por amor a sus ovejas, no sólo por esa manada pequeña de ovejas que serán resucitadas de entre los muertos para reinar con él en el reino celestial, sino también por todas sus “otras ovejas” que llegarán a ser los súbditos leales y obedientes de su reino en la tierra.
25 No podría tener mayor amor a sus ovejas. Citando sus propias palabras: “Nadie tiene amor más grande que éste, que alguien entregue su alma a favor de sus amigos.” (Juan 15:13, NM) Si usted es amigo de él, puede decir junto con su apóstol Pablo: “El Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí.” (Gál. 2:20, NM) Jehová Dios ama esa clase de gobernante. Por eso es que la profecía que se dirige a este Hijo de Dios dijo: “El cetro de tu reino es el cetro de los principios rectos. Amaste la justicia y odiaste todo lo que es contrario a ley. Por eso Dios, tu Dios, te ungió con el aceite de gran gozo más que a tus compañeros.” (Heb. 1:8, 9, NM) Es con este reino mediante su Hijo, este gobierno teocrático que ama lo justo y la verdad, que el amor de Dios ahora viene al rescate del hombre. Este es el único gobierno que Dios reconoce ahora y al que él autoriza para que gobierne sobre la humanidad.
26. ¿Cómo puede ser que el amor sea una razón por la cual Dios va a destruir este viejo mundo?
26 El amor que Dios le tiene a un gobierno justo y a un gobernante fiel es una razón por la cual Jehová Dios va a destruir este viejo mundo junto con sus gobiernos inicuos. El destruir él a los obradores de iniquidad es una expresión de amor—un amor a principios rectos, un amor a los que son dignos de vivir en la tierra en paz y prosperidad sin opresión. Hay cosas que Dios odia, y el hecho de que ellas existen en este viejo mundo asegura que este mundo tiene que desaparecer. Leemos: “Estas seis cosas aborrece Jehová, y siete son abominación a su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, y las manos que derraman la sangre inocente; el corazón que maquina tretas inicuas, los pies que corren presurosos a hacer maldad; el testigo mentiroso que respira embustes, y aquel que siembra discordias entre hermanos.” (Pro. 6:16-19) Dios no aprueba el que amemos lo que él aborrece, y lo que él nos manda es: “No estén amando al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él; porque todo en el mundo—el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno—no origina con el Padre, sino que origina con el mundo. Además, el mundo está desapareciendo y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”—1 Juan 2:15-17, NM.
27. ¿Por qué trae el amor la peor angustia de todas en el Armagedón, y qué hará allí para los amadores altruístas del nuevo mundo?
27 Considerado desde el punto de vista correcto, el desaparecimiento de este mundo o sistema de cosas en el Armagedón en el peor tiempo de angustia de toda la historia es una expresión del amor de Dios, no importa cuán terrible sea la angustia que él ocasione por la cual destruirlo. Requerirá toda esa angustia el extirpar no sólo a todos los sistemas impíos e inicuos de la tierra sino también a los poderes diabólicos invisibles tras este sistema de cosas visible, es decir, a Satanás y sus demonios, que han sido arrojados a la vecindad de nuestra tierra y que ahora están causando ayes a la tierra y al mar. Los que padezcan en esa tribulación, la peor de todas, habrán escogido para sí mismos dicho sufrimiento por medio de despreciar y rechazar ahora la vía de protección y escape que Dios ahora amorosamente les mantiene abierta. A los egoístas amantes del viejo mundo él los destruirá en el Armagedón. A los altruístas amadores del justo nuevo mundo él los guardará a través de esa guerra universal y los introducirá al nuevo mundo limpio, con sus nuevos cielos y nueva tierra, y éstos, al continuar haciendo la voluntad de Dios, permanecerán para siempre en el nuevo mundo de justicia.
28. ¿Qué mundo fué el mundo que Dios amó tanto, y cómo y por qué mostró él su amor por él?
28 El hacer arreglos para el justo nuevo mundo y el establecerlo después de la guerra universal del Armagedón es una expresión del amor de Dios. Este es el mundo que Jehová Dios ha amado tanto que hizo el mayor sacrificio que él podía hacer en el interés de él. Fué por esta razón que Jesucristo el Hijo de Dios, al hablar del reino de Dios, dijo: “Dios amó tanto al mundo que dió a su Hijo unigénito, para que todo aquel que ejerza fe en él no sea destruído sino tenga vida eterna.” (Juan 3:3, 5, 16, NM) Fué a aquellos que constituirán el nuevo mundo que Dios amó tanto que se complació en enviar a su Hijo amado a la tierra para que éste muriera una muerte de sacrificio. Su muerte suministró el medio para la salvación de ellos a vida en este precioso nuevo mundo. Pero para conseguir los beneficios de su sacrificio tienen que ejercer fe en su valor y poder. Por medio de obrar en conformidad con esta fe se escapan de ser destruídos con los amadores del viejo mundo y son bendecidos con vida eterna en el nuevo mundo. Los que estarán asociados con el amado Rey del nuevo mundo son ellos mismos creyentes en el sacrificio que él hizo, y a causa de su fe Dios los adopta como hijos espirituales de él, engendrándolos con su espíritu. Cuando él los resucita de entre los muertos les da vida de espíritus, haciendo de ellos la parte espiritual del nuevo mundo para que puedan estar con Cristo Jesús en el reino celestial. Igualmente todos los que llegan a ser los amados súbditos terrestres de este reino también tienen que ejercer fe en el sacrificio de su Rey. Esto dará por resultado el que reciban el don de vida eterna en perfecta felicidad en el paraíso restaurado a esta tierra.
29. ¿Por qué, desde su mismo principio, será ése un mundo diferente?
29 Desde el mismo principio ese nuevo mundo estará lleno de los frutos del espíritu de Dios, que operará en la vida de sus habitantes. Se nos dice que “el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo. Contra tales cosas no hay ley.” (Gál. 5:22, 23, NM) ¡Con razón ése será un mundo tan diferente!
30. En vista del amor que Dios mismo tiene, ¿qué verdad se hace patente a nuestra vista?, y, en vista del aumento de todo lo que es contrario a ley, ¿qué cosa peligrosa hay posibilidad de que nos ocurra?
30 Ya que Dios en su amor ha venido al rescate en la crisis del hombre, vemos la importancia de esta cualidad. Así que una gran verdad se hace patente a nuestra vista: Para vivir, tenemos que amar. Esto es cierto de cada uno de nosotros individualmente. Tratando el asunto sobre una escala más grande: Para vivir, la raza humana tiene que amar. Adán y Eva en el jardín del Edén descubrieron eso cuando, mostrándose faltos de amor, pecaron contra su Dios y Creador y tuvieron que morir por no amarlo. El género humano hoy día tiene que aprender eso, pero no cuando ya sea demasiado tarde como sucedió en el caso de Adán y Eva. Todos nosotros actualmente estamos sintiendo las consecuencias amargas del que ellos no amaran—no amaran a Dios ni se amaran uno a otro. Pero un aumentante número de personas hoy día está aprendiendo esto ahora antes de que el estallido violento del Armagedón indique que es demasiado tarde, y está aprendiendo a desarrollar y ejercer el amor que se requiere. Dado que estamos viviendo hoy en el horrendo “tiempo del fin” y ahora tan próximo a su terminación, estamos en gran peligro de sucumbir al egoísmo y el odio desenfrenado. En su profecía acerca del fin del mundo Jesús advirtió respecto a esto, diciendo: “Debido al aumento de todo lo que es contrario a ley el amor de la mayor parte se enfriará.” (Mat. 24:12, NM) Dejar de amar significa muerte. Si no queremos morir, tenemos que amar.
31. ¿El desobedecer qué mandamientos es lo que está mal con el género humano hoy día, y en qué termina por fin el tratar de guardar sólo el segundo de éstos?
31 Lo que está mal con el género humano hoy día es su desobediencia a los dos grandes mandamientos. ¿Y qué son esos dos grandes mandamientos? Jesucristo nos da la respuesta. Cuando se le preguntó: “¿Cuál es el mandamiento más grande de la Ley?,” él contestó: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.’ Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a él, es éste: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’ De estos dos mandamientos pende toda la Ley, y los Profetas.” (Mat. 22:35-40, NM) Estos dos mandamientos principales son positivos. Exigen amor; primero, amor a Dios, entonces, amor tanto a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sin amor a Dios, y eso primero, el aparente amor al prójimo, un aparente humanitarismo, por fin terminaría en desilusión, frustración.
32. ¿A causa de que está teniendo cumplimiento qué profecía resulta que la vida es sumamente vacía para la mayor parte de la humanidad en estos últimos días?, y, ¿por qué permanece en la muerte este viejo mundo?
32 De acuerdo con las profecías de las Santas Escrituras estamos viviendo en los “últimos días” en los cuales “tiempos críticos y difíciles de manejar” han de presenciarse. En estos días críticos, estos días de crisis, la vida es sumamente vacía para la mayor parte de la humanidad. ¿A qué se debe este vacío en su vida? La profecía contesta: “Los hombres serán amantes de sí mismos, amantes del dinero, . . . sin tener cariño natural, . . . sin amor de la bondad, . . . hinchados de estimación propia, amantes de placeres más bien que amantes de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa pero mostrándose falsos a su poder.” (2 Tim. 3:1-5, NM) El género humano está dejando morir su propia vida por falta de amor. El género humano está muriéndose por falta de vida porque está muriéndose por falta de amor. Es cierto el comentario: “El que no ama [de acuerdo con estos dos grandes mandamientos] permanece en la muerte.” Y este viejo mundo asesino que carece de amor, por medio de permanecer en la muerte hasta el Armagedón, será destruído para siempre allí.—1 Juan 3:14, NM.
33. ¿Cómo es que el esfuerzo que hacemos por conseguir vida en el nuevo mundo llega a ser esfuerzo que no se hace por puro egoísmo?, y por lo tanto, ¿por qué perecerá en el Armagedón la gran parte de la humanidad?
33 No sólo el ser amado, sino también el amar, sí, especialmente el amar, es algo sano, edificante, enriquecedor, inspirador. El tenerle amor a Dios es la experiencia más sublime. Eso principalmente es lo que nos impulsa a aceptar las condiciones divinas para salvación eterna en este tiempo de la crisis del hombre, porque entonces el esfuerzo que hacemos por conseguir la vida en el nuevo mundo no es un esfuerzo por puro egoísmo. En verdad, para sacar provecho nosotros mismos y glorificar a Dios en esta crisis de la humanidad tenemos que responder al amor de Dios y obedecer sus dos grandes mandamientos. Por mucho la gran parte de la humanidad rehusará hacerlo y permanecerá bajo la condenación divina sin una verdadera esperanza de vida dada por Dios y simplemente perecerá en el Armagedón. No le tienen ningún amor a los “hermanos de Cristo” ni a sus “otras ovejas.” Y ya que no le tienen amor a éstos, en realidad no le tienen amor a Cristo ni a su Dios, Jehová. De modo que, escogiendo permanecer en la muerte hasta la hora fatal, ellos determinan su propio destino o fin en el Armagedón.
34. Todo el género humano se halla ahora en la crisis porque las naciones están en ¿qué tiempo, y por qué?
34 Todo el género humano se halla ahora en la crisis, porque todos están ahora en el tiempo del juicio de las naciones. Según las profecías de la Biblia y su cumplimiento en la historia moderna, sí, según el mismo horario de Dios que él dejó registrado en la Biblia, el “tiempo del fin” empezó para las naciones de este mundo en 1914 d. de J.C. y el debido tiempo llegó para que el reino de Dios fuera establecido en los cielos. El estallido de la I Guerra Mundial en ese año fué sólo una de las evidencias predichas que darían prueba de ese hecho. En conformidad, respondiendo a la invitación de Dios, Jesucristo vino al Reino y se le hizo sentar en el trono celestial para gobernar a favor de la destrucción de este viejo mundo y la plena introducción del nuevo mundo.
35. (a) ¿Qué trabajo de separar está llevando a cabo ahora el Rey sobre su trono, y por qué es que a algunos se condena y a otros se aprueba? (b) ¿Cómo han pasado ya al estado de vida los que reciben aprobación?
35 En su misma profecía acerca del fin del mundo Jesús dijo que vendría en su gloria y todos sus santos ángeles vendrían con él y entonces se sentaría en su trono glorioso y juntaría a todas las naciones terrestres delante de él y empezaría una obra de separación. No separaría a las naciones políticas, sino a la gente unos de otros, justamente como un pastor separa las ovejas de las cabras. A su mano derecha de favor pondría a la gente semejante a ovejas, a su mano izquierda de disfavor a la gente semejante a cabras. Reprende a los de la clase semejante a cabras porque no manifiestan amor a los hermanos espirituales de Cristo y los sentencia a destrucción eterna que es representada por el “fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.” Elogia a los de la clase semejante a ovejas por el amor que le tienen a los hermanos espirituales de Cristo e introduce a estos justos en la vida eterna en el nuevo mundo. (Mat. 25:31-46, NM; 24:7) Ellos tienen la esperanza de que el poder de Dios mediante Cristo los proteja contra las fuerzas destructivas del Armagedón y sean conservados vivos a través del terrible fin de este viejo mundo e introducidos en el nuevo mundo que se abre gloriosamente. ¿Por qué? Porque aun ahora, por medio de aprender a amar a Dios y a su Cristo y por medio de aprender a amar a su prójimo como a sí mismos, pasan de una condición de muerte a una condición de vida y emprenden el camino a la vida eterna. Que nos odie el mundo a causa de esto. Dice el apóstol cristiano Juan: “Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos.”—1 Juan 3:14, NM.
36. ¿Qué puede hacer para nosotros como criaturas vivientes la mano de Dios actualmente abierta, pero por qué perecerán algunos en su estado falto de satisfacción en el Armagedón?
36 Aquí estamos, pues, en la mayor crisis hasta la fecha. En vez de estar preocupados, felices somos si despertamos al hecho de que Jehová Dios en su maravilloso amor ha venido en rescate nuestro y si estamos dispuestos a ser rescatados a la manera de él. Podemos alcanzar la satisfacción del deseo de nuestro corazón amoroso si aceptamos la mano abierta de Dios. Al describir la bondad amorosa de Dios el hermoso salmo del Reino se dirige a Dios con estas palabras: “Abres tu mano, y satisfaces el deseo de todo ser viviente.” Pero es preciso que haya dos para que se haga un regalo. Se necesita tanto uno que acepte como uno que dé. Todo el género humano está egoístamente dispuesto a aceptar y disfrutar de las buenas cosas materiales que su mano abierta ha provisto. Sin embargo, no todos aprecian la oferta más grande que viene de su mano abierta, la oferta espiritual. Menosprecian la dádiva de vida eterna que Dios les ofrece por venir ésta por medio de Jesucristo nuestro Señor, y muerden la mano que ofrece alimentarlos con provisiones espirituales dadoras de vida así como también alimento material. De modo que quedan sin ser satisfechos en el sentido más cabal y perecerán en su estado falto de satisfacción en el Armagedón.
37. (a) Así que, ¿cómo podemos hallar satisfacción para siempre? (b) ¿Por medio de hacer qué es que hacemos la decisión dadora de vida y cumplimos con ella, y en vindicación de qué cosa?
37 Pero el salmo dice: “Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá también su clamor, y los salvará. Jehová guarda a todos los que le aman; pero destruirá a todos los inicuos.” (Sal. 145:16, 19, 20) En cuanto a nosotros, entonces, hallaremos satisfacción para siempre si aceptamos ahora lo que nos brinda amorosamente en su mano abierta. En aprecio amoroso aceptaremos este gran medio de salvación para nosotros, su reino por Jesucristo, que ahora está establecido en los cielos, y lo predicaremos por toda la tierra habitada con el propósito de dar un testimonio a todas las naciones hasta que venga el fin. (Mat. 24:14) Nos juntaremos y nos reuniremos regularmente como sociedad del Nuevo Mundo, haciéndolo sin faltar, para animarnos unos a otros y para incitarnos a amor y obras rectas, ‘y tanto más al ver que se va acercando el gran día.’ (Heb. 10:24, 25) Al proceder así, hacemos y llevamos a cabo la decisión dadora de vida en este tiempo de la crisis del hombre, y el amor de Dios al venir en rescate de nosotros quedará vindicado.