Preguntas de los lectores
● Puesto que a los que fueron destruidos en el Diluvio y a los que perecieron en Sodoma y Gomorra se les menciona juntos en 2 Pedro 2:4-6 y Lucas 17:26-30, ¿pudiera indicar esto que los que perecieron en el Diluvio serán resucitados?—J. B., Inglaterra.
Al determinar si esto es lo que se quiere decir en 2 Pedro 2:4-6 y Lucas 17:26-30, sería bueno leer estos textos cuidadosamente y considerar el contexto.
Cuando examinamos el capítulo dos de Segunda de Pedro 2 hallamos que el apóstol Pedro estaba advirtiendo que en las congregaciones aparecerían cristianos falsos. (2 Ped. 2:1-3) Estos “falsos maestros” apartarían a algunos de la verdadera fe, pero la propia destrucción de ellos vendría con seguridad. Para establecer el punto de que Dios los castigaría, el apóstol se refirió a varios ejemplos. Mostró que “Dios no se contuvo de castigar a los ángeles que pecaron” y que “no se contuvo de castigar a un mundo antiguo” en el día de Noé. También, al castigar a Sodoma y Gomorra con destrucción, Dios estableció “un modelo para personas impías de cosas venideras.” (2 Ped. 2:4-6) Por lo tanto el apóstol estaba dando ejemplos para mostrar que Dios castiga a los impíos por sus malos actos. No se estaban considerando perspectivas de resurrección.
Similarmente, Jesús, según se muestra en Lucas 17:26-30, usó a la gente que pereció en el Diluvio y a los que murieron cuando Sodoma fue destruida como ejemplos. ¿Ejemplos de qué? Ejemplos para mostrar que la gente en general no se daría cuenta de su segunda presencia porque estaría completamente sumergida en los asuntos diarios de la vida: comer, beber, casarse, comprar, vender, plantar y construir. Esto sería “así como ocurrió en los días de Noé” y “así como ocurrió en los días de Lot.” Jesús concluyó: “De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre ha de ser revelado.” Jesús usó una ilustración semejante en Mateo 24:37-39, aunque allí solo mencionó el día de Noé. En ninguno de estos pasajes estaba él considerando si la gente mencionada sería resucitada o no.
No obstante, en el capítulo tres de Segunda de Pedro 3 el apóstol enfocó la atención en la destrucción que vendrá durante la segunda presencia de Cristo. Razonó él: “El mundo [la sociedad humana fuera del arca de Noé] de aquel tiempo sufrió destrucción cuando fue anegado en agua. Pero por la misma palabra los cielos y la tierra actuales están guardados para fuego y quedan reservados para el día de juicio y de la destrucción de los hombres impíos.” (2 Ped. 3:6, 7) Note que él dice que el mundo prediluviano “sufrió destrucción.” ¿Qué significa eso? Bueno, ¿dice la Biblia en cualquier otro lugar que los que perecieron en el Diluvio recibirán una resurrección? ¿Dice que estarán presentes en el Día del Juicio? ¡No! Pero aquí en Segunda de Pedro la destrucción que ellos sufrieron en el Diluvio se compara a la de los “hombres impíos” a quienes se destruye al fin de este sistema de cosas actual, concerniente a los cuales Jesús dijo que ellos serán “cabras” simbólicas y “partirán al cortamiento eterno.” Por lo tanto, aparentemente las personas que fueron destruidas en el día de Noé fueron cortadas para siempre.—Mat. 25:31-46.
● ¿Cómo hemos de entender Jeremías 51:39, 57, donde se dice que los babilonios tienen que “dormir un sueño indefinidamente duradero, del cual nunca despertarán”? ¿No significa eso que nunca serán resucitados?—R. A., EE. UU.
El capítulo 51 del libro de Jeremías 51 contiene una vista anticipada profética de la caída de Babilonia. En ésta Jehová da a conocer que él despertaría a las naciones circunvecinas para romper el poder de Babilonia. En medio de esta profecía, los versículos 39 y 57 dicen: “‘Cuando estén acalorados extenderé sus banquetes y los emborracharé, a fin de que se alborocen; y tienen que dormir un sueño indefinidamente duradero, del cual nunca despertarán,’ es la declaración de Jehová. ‘Y emborracharé a sus príncipes y a sus sabios, a sus gobernadores y a sus gobernantes diputados y a sus hombres poderosos, y tienen que dormir un sueño indefinidamente duradero, del cual no despertarán,’ es la declaración del Rey, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos.”
En la mismísima noche de la caída de Babilonia en manos de los medos y los persas, Belsasar el rey tuvo un banquete pródigo para mil de sus nobles, y se bebió mucho. Pero antes de terminar la noche los soldados enemigos se habían apoderado de la ciudad, “Belsasar el rey caldeo fue muerto,” muchos de los que estaban en torno del rey y otros que fueron atrapados en las calles fueron muertos. (Dan. 5:1-4, 30) No se durmieron simplemente como un borracho que despierta al día siguiente; el de ellos fue “un sueño, indefinidamente duradero” porque estaban muertos.
Estaban sufriendo los efectos, no solamente del vino literal, sino de la simbólica “copa del vino de la cólera” de Jehová Dios, a quien habían desafiado. La espada de la guerra entre ellos los hizo tambalear como borrachos, y algunos de ellos, muertos por la espada, ‘dormirían un sueño indefinidamente duradero,’ del cual ningún hombre podría despertarlos.—Jer. 25:15, 16, 26.
¿Significa esto que ninguno de ellos será resucitado para estar incluido en “los muertos, los grandes y los pequeños,” a quienes el apóstol Juan proféticamente vio de pie delante del trono de juicio? (Rev. 20:12, 13) Aparentemente no. Belsasar fue el último de aquella familia de reyes. Fue muerto la noche que cayó Babilonia y entró en “un sueño indefinidamente duradero” del cual no ha despertado hasta ahora porque no fue emborrachado con vino, los efectos del cual pueden quitarse durmiendo, sino que fue muerto, y por eso aparentemente está incluido entre los que se hallan en el Seol. Si eso es cierto en cuanto a él, parece razonable que sería cierto en cuanto a otros babilonios que perecieron en aquel tiempo. No sabemos cuánto durará todavía su “sueño indefinidamente duradero” antes de que el poder de Dios los despierte de la muerte bajo el reino mesiánico. Ellos mismos no pueden despertarse.—Compare con Job 14:10-12, 19-22.