¿Qué trato le otorgaría usted a un embajador?
EN TIEMPOS recientes a menudo hemos tenido noticias acerca de ataques a embajadas y hasta del secuestro o asesinato de un embajador debido a que la gente ha estado disgustada con ese país o sus normas. Pero en tiempos pasados cuando había paz relativa entre las naciones, por lo general a los embajadores se les trataba bien.
Sin embargo, hubo un caso en tiempos antiguos en que a los “mensajeros” o enviados reales de una nación pacífica se les otorgó trato vergonzoso. El rey David de Israel había obrado de modo amigable cuando envió representantes oficiales al rey Hanún de Amón. Pero Hanún le mostró craso desacato a David, pues sometió a los enviados a grandes indignidades. Esta acción traicionera provocó una guerra que resultó en que casi fuera exterminada la nación de los amonitas.—1 Cró. 19:1-20:3.
Siglos después, un caso más flagrante fue el trato otorgado al Hijo de Jehová Dios, a quien Jehová envió como acto de bondad amorosa a la nación judía. (Juan 8:18, 19, 49) Los líderes de la nación judía lo maltrataron cruelmente y finalmente hicieron que fuera muerto. Esto resultó en que Dios rechazara a la nación judía como su pueblo escogido y en que fuera destruida la ciudad Jerusalén de los judíos junto con su templo, en 70 E.C., a manos de los ejércitos romanos.
Pero el trato que le otorgaron a Jesucristo no les bastó a los judíos opositores. Antes de la destrucción de Jerusalén, también maltrataron vergonzosamente a los que Cristo envió como embajadores, sus discípulos ungidos, a muchos de los cuales mataron. (2 Cor. 5:20) Aunque a la gente se le incitó a participar en estas atrocidades, los líderes religiosos judíos eran los principales culpables, porque deliberadamente mantenían al pueblo en ignorancia de Dios. Jesús les dijo: “¡Quitaron la llave de conocimiento; ustedes mismos no entraron, y a los que estaban entrando los estorbaron!” (Luc. 11:52) Estos líderes temían egoístamente que iban a perder su posición de poder. Dijeron entre ellos mismos: “Si lo dejamos [a Jesús] así, todos pondrán fe en él, y vendrán los romanos y nos quitarán nuestro lugar así como nuestra nación.”—Juan 11:48.
POR QUÉ HAN SIDO ODIADOS LOS EMBAJADORES DE CRISTO
No era odio personal lo que hizo que los opositores entre los judíos persiguieran a los embajadores de Cristo del primer siglo. Era porque estos embajadores declaraban y explicaban el reino de Dios a la gente. Indicaban a los judíos, que creían que el reino iba a ser un reino terrestre judío, que es un gobierno celestial, que destruirá a todos los gobiernos humanos e introducirá una “nueva tierra,” una justa sociedad humana. Mostraron que el requisito de Dios para los individuos que quieren vida es que rehagan su personalidad en armonía con los principios de Dios según se manifiestan en la Biblia. Tienen que demostrar amor a su prójimo sin distinción o prejuicio. Esto puso de manifiesto a los egoístas líderes religiosos y los hizo odiar a los embajadores del Reino.—2 Ped. 3:7, 12, 13; Efe. 4:22-24.
Hoy, embajadores ungidos del reino de Dios necesariamente estarían proclamando las mismas verdades. Son buenas nuevas para la gente de corazón sincero y honrado, pero incurren en la enemistad de muchos líderes religiosos. La propaganda que se dirige contra estos embajadores hace que muchas personas o se opongan o no presten atención a la proclamación que se está efectuando. En muchos casos a los embajadores del Reino se les insulta, se les persigue o se les muestra inhospitalidad.
Sin embargo, si usted supiera que un individuo realmente fuese embajador o enviado del reino de Dios, ¿qué trato le otorgaría usted? ¿Le haría usted cosas con algo más que un simple espíritu humanitario? ¿No le otorgaría usted respeto y atención especiales, escuchando cuidadosamente lo que él dijera? Jesús les dijo a sus discípulos: “Cualquiera que les dé un vaso de agua de beber debido a que pertenecen a Cristo, verdaderamente les digo, de ninguna manera perderá su galardón.” (Mar. 9:41) En contraste, dijo que algunos les harían mal a sus discípulos a causa de su nombre.—Mat. 24:9; Juan 15:20, 21.
CÓMO SE MANIFIESTAN LOS INDIVIDUOS DE CARACTERÍSTICAS DE CABRA
En el número anterior de esta revista consideramos la parábola que Jesús dio acerca de las ovejas y las cabras, enfocando a las “ovejas” y el galardón de vida eterna que ellas recibieron debido al trato bueno y hospitalario que les otorgaron a los embajadores de Cristo. ¿Quiénes, entonces, son las “cabras,” qué galardón reciben, y por qué?—Mat. 25:31-46.
Las “cabras,” muestra Jesús, son las personas de “todas las naciones” que, diferentes de las “ovejas” hospitalarias, amorosas, no reciben favorablemente ni ayudan a los embajadores de Cristo. Se muestra en la parábola que Jesús llama a estos individuos “maldecidos.” En respuesta a la condenación que Jesús expresa contra ellos por su actitud inhospitalaria dicen: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, o con sed, o extraño, o desnudo, o enfermo, o en prisión, y no te servimos?”—Mat. 25:44.
Sí, lo llaman “Señor,” pero es de manera hipócrita si con esto dan a entender que él es su Señor. Porque, si realmente lo amaran, amarían las verdades acerca de él y querrían ver que viniera su reino. (Mat. 6:10) Su excusa carece de valor, pues sus acciones desmienten su afirmación. No es preciso que una persona vea a otra directamente en persona a fin de decidir ayudarle o rehusar ayudarle. La pregunta es: ¿Cómo trata el individuo a un representante visible de Cristo que claramente ha mostrado que realmente representa a Cristo?
Este es lo que Jesús da a entender en la parábola, cuando el rey responde a las “cabras” que se excusan a su izquierda de disfavor: “En verdad les digo: Al grado que no lo hicieron a uno de estos más pequeños, no me lo hicieron a mí.”—Mat. 25:45.
No importa lo poco importante que sea uno de los “hermanos” de Cristo, ungidos y engendrados por espíritu. De hecho, ninguno de los “hermanos” de Cristo se destaca en el campo político ni en el campo religioso de la cristiandad, pues los “hermanos” verdaderos de Cristo, sus embajadores, no son parte de este mundo tal como Cristo mismo jamás ha sido parte de este mundo. (1 Cor. 1:26-31; Juan 15:19; 17:14, 16) No es preciso que las “cabras,” para ser tales, persigan a estos embajadores, aunque algunas de ellas han secuestrado, encarcelado y matado a estos siervos de Cristo. Al retener de ellos ayuda u hospitalidad, al pasarlos por alto, al negarse a suministrar cualquier apoyo a su obra de proclamar el mensaje del Reino, las “cabras” toman una decisión a sabiendas sobre la cuestión. Realmente, en su corazón, se declaran contra el reino mesiánico de Dios, el cual proclaman los embajadores, y por lo tanto se declaran contra Cristo, como lo revelan su actitud y sus acciones.—Compare con Mateo 7:21-23.
GALARDÓN A LAS “CABRAS”
¿Cuál, por lo tanto, es el galardón de estas “cabras”? Cristo les dice: “Váyanse de mí, ustedes que han sido maldecidos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.”—Mat. 25:41.
¿Qué es el “fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles”? ¿Será tormento consciente eterno en un elemento semejante a fuego en la región invisible? Quizás alguien diga: Ciertamente tiene que ser, pues Revelación 20:10 dice: “Y el Diablo que los estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban tanto la bestia salvaje como el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás.”
Sin embargo, si una persona considera más cuidadosamente esta declaración en Revelación puede ver que se hace en lenguaje figurativo o simbólico. ¿Cómo? Bueno, la “bestia salvaje” y el “falso profeta” son arrojados al “lago de fuego.” Es obvio que éstos no son una bestia literal y un sólo hombre, sino que representan organizaciones. (Rev. 17:8-14) Además, la Biblia misma pasa a explicar: “Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego.” (Rev. 20:14) La muerte y el Hades (el sepulcro común de la humanidad) son cosas abstractas, lo cual suministra más prueba de que el “lago de fuego” es simbólico. Representa aniquilación absoluta, destrucción permanente, “la muerte segunda,” una muerte de la cual no hay recobro.
Además, Cristo dice que las “cabras” partirán al “cortamiento” eterno. (Mat. 25:46) La palabra griega que se usa aquí significa, literalmente, “poda.” Las “cabras,” al sufrir muerte eterna, “la muerte segunda,” son cortadas de la vida para siempre en toda región.
UNA DECISIÓN QUE TODOS ARROSTRAMOS
No hay duda de que Cristo tiene embajadores en la Tierra hoy día. La decisión puesta delante de nosotros para que la tomemos es: ¿Quiénes son estos embajadores? ¿Quiénes nos están trayendo las buenas nuevas del Reino, hablándonos de su proximidad y las bendiciones que traerá a la Tierra después de destruir la iniquidad? Y cada uno de nosotros puede preguntar: ¿Qué estoy haciendo yo para promover conocimiento de Dios? ¿Sirvo yo mismo como representante de Cristo por mis palabras y mi proceder justo? Si no, entonces tenemos que identificar quiénes lo están haciendo. Tenemos que extenderles hospitalidad tal como se la extenderíamos a los embajadores de un rey sumamente respetado. No podemos ‘cojear’ sobre dos opiniones.—1 Rey. 18:21.
Usted recibiría con gusto a un embajador de esta clase en su casa. Usted estaría sumamente interesado en cuanto al mensaje que trajera de parte de su rey o gobierno. Usted lo trataría con respeto. Los embajadores de Cristo no tienen un mensaje ordinario. Traen nuevas del Creador del universo y su Rey, Jesucristo. Por lo tanto, es vital considerar lo que dicen los embajadores, porque se trata de más que un asunto de respeto. La atención que usted preste refleja su actitud para con Dios y Cristo, y por lo tanto significa vida o muerte para usted.
Centenares de miles de personas en este tiempo presente han tratado a estos embajadores con bondad, no principalmente por medio de proporcionarles ayuda material, sino poniéndose al lado de estos embajadores cuando los maltratan sus enemigos. (2 Cor. 1:6, 7; Fili. 4:14; Heb. 10:33) Más que esto, se han unido a los embajadores con el fin de ayudarlos a lograr la proclamación de las buenas nuevas en todo el mundo. (Zac. 8:23) Al proceder así, estos individuos de características de oveja han llegado a ser enviados, compañeros de los embajadores del Rey, Jesucristo. (Sal. 45:14, 15) ¿Ha identificado usted a los embajadores verdaderos y a sus enviados compañeros, y los trata usted con respeto, sabiendo que al grado que usted lo haga a uno de los más pequeños de los hermanos de Cristo, y a sus amorosos compañeros de características de oveja, usted lo hace a Cristo?