“La mesa de demonios” contra “la mesa de Jehová”
“No pueden estar bebiendo la copa de Jehová y la copa de demonios; no pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios.”—1 Cor. 10:21, NM.
1. ¿Por qué se llama por ese nombre la “mesa” de Jehová, y qué queja tuvo él contra los que servían en ella?
EL ALTAR de Dios se llama una “mesa,” porque el sacrificio que se ofrece sobre él se compara a alimento. (Eze. 41:22) Por consiguiente los sacerdotes son quienes sirven en esta mesa sacrificatoria: “Los sacerdotes levitas, los hijos de Sadoc, que vigilaban en la custodia de mi Santuario cuando los hijos de Israel se descaminaron, apartándose de mí, ellos se acercarán a mí para servirme, y estarán en pie delante de mí para presentarme el sebo y la sangre, dice Jehová el Señor. Ellos entrarán en mi Santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme.” (Eze. 44:15, 16) En una queja contra los sacerdotes que no cumplieron con su deber Dios dijo: “Ofrecéis pan inmundo sobre mi altar. Mas decís: ¿En qué te hemos amancillado? En eso que decís: ¡La mesa de Jehová es cosa despreciable! Y si ofrecéis en sacrificio animal ciego, ¿no es malo? y si ofrecéis animal cojo o enfermo, ¿no es malo? . . . grande será mi Nombre entre las naciones, dice Jehová de los Ejércitos. Pero vosotros lo profanáis en que decís: ¡La mesa del Señor es inmunda, y su fruto, es decir, su alimento, es cosa despreciable!”—Mal. 1:7, 8, 11, 12.
2. ¿Por qué deberían resultar ser santos los sacerdotes, y cómo tiene que ser el alimento sacrificatorio a fin de ser aceptado?
2 Los sacerdotes que presentan el alimento de Dios en su altar tienen que ser limpios en sus hábitos. “Ellos deberían probarse santos a su Dios y no deberían profanar el nombre de su Dios, porque ellos son los que presentan las ofrendas hechas por fuego a Jehová, el pan de su Dios, y ellos deben probarse santos.” “Y el sacerdote debe hacerla humear en el altar como alimento, una ofrenda hecha por fuego a Jehová.” Para ser aceptado en la mesa altar de Jehová el alimento sacrificatorio tiene que ser sano, sin defecto.—Lev. 21:6, 21; 3:11; 22:21, 25, NM.
3. ¿Qué es la “mesa de demonios,” y quiénes fueron conducidos impropiamente a hacer sacrificios a ellos?
3 La mesa de demonios es el altar sobre el cual se ofrece sacrificio a ellos. Los demonios son invisibles e inicuos entes inteligentes espirituales, y los antiguos israelitas repetidamente se vieron tentados a hacer sacrificios a ellos. “Se pusieron a hacer sacrificios a demonios, no a Dios, dioses a quienes no habían conocido, nuevos que recientemente llegaron.” “Pues sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que sacrificaron a los ídolos de Canaán: y la tierra fué amancillada con sangre.”—Deu. 32:17, NM; Sal. 106:37, 38.
4. ¿A qué prueba fueron puestos los cristianos del primer siglo, y qué decisión hizo el cuerpo gobernante acerca del asunto?
4 En el primer siglo de la era cristiana los seguidores de Cristo en tierras paganas fueron puestos a prueba respecto a animales sacrificados a ídolos paganos. Una parte del animal sacrificatorio se ofrecía sobre el altar del ídolo, una porción se asignaba a los sacerdotes del ídolo, y el resto de la carne era consumido por los adoradores, en una fiesta que se celebraba ya fuera en el templo o una casa particular. Sin embargo, a causa de necesidad financiera o por ganancia egoísta, algunos daban la carne a los carniceros para venderla en la carnicería. Puesto que esta carne había sido ofrecida a los ídolos y a los demonios representados por ellos, los antiguos israelitas consideraban como algo detestable y contaminador el comer dicha carne. ¿Qué deberían hacer concerniente a esto los gentiles que llegaban a ser cristianos? El cuerpo gobernante de los cristianos del primer siglo se reunió para considerar el asunto y luego decidió que las “cosas necesarias” eran: “Que se mantengan libres de cosas sacrificadas a los ídolos y de la sangre y de cosas que matan sin extraerles su sangre y de la fornicación.”—Hech. 15:22-29, NM.
5. ¿Contra el comer qué alimento aconsejó Pablo a los cristianos, y por qué por causa del hermano de uno?
5 En la antigua ciudad pagana de Corinto, Grecia, había una sinagoga de judíos, y como resultado de la predicación de Pablo algunos de ellos, incluyendo al dignatario presidente de la sinagoga y su familia, se hicieron cristianos. Muchos otros corintios también se hicieron cristianos. En Corinto había una carnicería donde se vendía la carne de animales que ceremonialmente había sido ofrecida primero a ídolos. En su primera carta a los cristianos corintios, comenzando con su capítulo ocho, el apóstol Pablo trata la cuestión “concerniente a comer alimentos ofrecidos a ídolos.” Él aconseja contra el comerlos a fin de que los cristianos que no tuvieran el conocimiento y entendimiento apropiados no se escandalizaran al verlo o para que no se les fuera a hacer tropezar de modo que hicieran algo contra su conciencia. “Porque si alguien te viera con tu conocimiento reclinándote a una comida en un templo de ídolos, ¿no se animará la conciencia de ese que es débil hasta el grado de comer alimentos ofrecidos a ídolos? Realmente, por tu conocimiento, el hombre que es débil está siendo arruinado, tu hermano a favor del cual Cristo murió. Pero cuando ustedes pecan así en contra de sus hermanos y hieren su conciencia que es débil, ustedes están pecando en contra de Cristo.”—1 Cor. 8:1, 4, 10-12, NM.
6. ¿Qué más estaba envuelto en ello que conciencia, y por qué deberían los cristianos santificados evitar el peligro?
6 Pero había más envuelto que el asunto de la conciencia. Había el peligro de la responsabilidad de perpetrar el pecado de idolatría al comer cosas ofrecidas a los ídolos. Arguyendo contra el perpetrar idolatría de esta manera el apóstol Pablo usa el hecho de que aquellos cristianos santificados a quienes escribía celebraban la “cena del Señor,” o, “la santa cena,” como se llama, el memorial anual de la muerte del Señor Jesús.—1 Cor. 11:20, NM.
7. Por consiguiente, ¿qué dice el apóstol Pablo en 1 Corintios 10:6-22 en su argumento en que se refiere a la cena del Señor?
7 La manera en que Pablo presenta su argumento arroja luz sobre el significado de la cena del Señor, y nosotros llegamos a la verdad examinándola. Él dice: “Ahora estas cosas llegaron a ser nuestros ejemplos, para que nosotros no seamos personas que desean cosas perjudiciales, así como ellos las desearon. Ni lleguemos a ser idólatras, como algunos de ellos se hicieron; así como está escrito: ‘El pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó para jaranear ruidosamente [delante del becerro de oro].’ Ni practiquemos la fornicación, como algunos de ellos cometieron fornicación [junto con la adoración de Baal de Peor], de modo que cayeron, veintitrés mil de ellos en un día. . . . Por lo cual, mis amados, huyan de la idolatría. Yo hablo como a hombres de discernimiento; juzguen ustedes mismos lo que yo digo. La copa de bendición que nosotros bendecimos, ¿no es participar en común de la sangre del Cristo? El pan que partimos, ¿no es participar en común del cuerpo del Cristo? Porque hay un solo pan, nosotros, aunque somos muchos, somos un solo cuerpo, porque todos nosotros estamos participando de ese solo pan. Miren lo que es Israel según la carne: Aquellos que comen los sacrificios ¿no son participantes con el altar? ¿Qué, entonces, he de decir? ¿Que lo sacrificado a un ídolo es algo, o que un ídolo es algo? No; pero yo digo que las cosas que las naciones sacrifican las sacrifican a demonios, y no a Dios, y no quiero que ustedes lleguen a ser participantes con demonios. No pueden estar bebiendo la copa de Jehová y la copa de demonios; no pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios. O ¿‘estamos incitando a Jehová a celos’? Nosotros no somos más fuertes que él, ¿verdad?”—1 Cor. 10:6-22, NM.
8. Por eso, ¿por qué sería bueno el evitar ir a un templo de ídolos para comer o por qué sería bueno no comer si un hermano cristiano manifiesta que la carne primero fué ofrecida a ídolos?
8 Por consiguiente sería aconsejable que el cristiano no fuera a un templo de ídolos para una comida, la carne de la cual haya sido ofrecida al ídolo del templo. ¿Por qué? Para evitar el dar a los observadores de voluntad débil la idea de que uno está adorando al ídolo y para evitar el peligro de ceder transigentemente a la adoración de ídolos. En cuanto a la carne que se vende en el mákelon, o carnicería, Pablo dice: “Todo lo que se venda en la carnicería sigan comiéndolo, sin investigar nada a causa de su conciencia, porque ‘la tierra pertenece a Jehová, y también su abundancia’. Si alguno de los incrédulos los invita a ustedes [a su casa o a una fiesta] y desean ir, procedan a comer todo lo que les sea puesto delante, sin investigar nada a causa de su conciencia. Pero si alguno [no su anfitrión incrédulo, sino un hermano cristiano de conciencia débil] les dijera: ‘Esto es algo ofrecido a un dios,’ no coman a causa de aquel que lo reveló y a causa de la conciencia. ‘Conciencia,’ digo, no la de ustedes, sino la de la otra persona. Pues ¿por qué debe ser que mi libertad sea juzgada por la conciencia de otra persona? Si estoy participando [de carne] con gracias [a Dios], ¿por qué debe hablarse ofensivamente de mí por aquello por lo cual doy gracias? Por esto, sea que estén comiendo o bebiendo o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para gloria de Dios.”—1 Cor. 10:25-31, NM.
PARTICIPANDO CON DEMONIOS
9. Al comer carne en honor de demonios ¿qué está uno haciendo, y qué ilustración de esto saca Pablo de los sacrificios que hicieron los israelitas?
9 Cuando alguien come carne que se ha ofrecido a ídolos y lo hace con la idea de honrar al ídolo al comerla, ¿qué está haciendo? Está participando de la mesa de demonios; se está haciendo un participante con los demonios; está teniendo comunión o participación con ellos. ¿Cómo es eso? Examine otra vez los versículos supracitados (1 Cor. 10:18-21, NM) y usted observará que el apóstol Pablo usa al Israel carnal como una ilustración y pregunta: “Aquellos que comen los sacrificios ¿no son participantes con el altar?” Los que comían de los sacrificios no eran únicamente los sacerdotes, sino también los israelitas que suministraban los sacrificios. Concerniente a los sacerdotes Pablo pregunta en el capítulo anterior: “¿No saben que los hombres que desempeñan los deberes sagrados comen las cosas del templo, y los que constantemente sirven en el altar [la mesa de Jehová] tienen una porción para sí con el altar?’ (1 Cor. 9:13, NM) Sin embargo, cuando los israelitas presentaban sacrificios de ofrendas de paz o sacrificios de comunión, entonces los israelitas también comían parte del sacrificio. (Lev. 7:11-37) La sangre del sacrificio de comunión se rociaba sobre el altar de Jehová, y el sebo se quemaba sobre el altar, como parte directa del sacrificio a Jehová. El sebo de él era su “pan” o “alimento.” (Lev. 3:11; 7:14, 22-26; 9:18-20; 17:5-7; 21:6; 22:25) El pecho y la pierna derecha del sacrificio de comunión llegaban a ser del sacerdote que oficiaba en el sacrificio. (Lev. 7:28-36; 9:21; 10:14, 15) El resto de la carne la comían los israelitas que presentaban el sacrificio de comunión.—Lev. 7:15-21; 19:5-8.
10. Al comer del sacrificio de comunión ¿qué estaban teniendo los israelitas, y por eso qué podemos decir acerca del nombre del sacrificio?
10 De esa manera los israelitas que comían del sacrificio de comunión estaban participando o teniendo comunión con el altar en el cual se sacrificaba. Ese altar pertenecía a Jehová Dios; era la mesa de Jehová sobre la cual le ofrecían su alimento sus sacerdotes. Por consiguiente, al comer del mismo sacrificio de comunión del cual se ofrecía el sebo como alimento a Jehová Dios los israelitas estaban teniendo comunión o una comida en común con él. Ellos ya eran su pueblo por haberlos escogido él y por el pacto que él había hecho con ellos por medio del mediador Moisés. Pero ahora al participar del sacrificio de comunión junto con Su sacerdote y Su altar tenían comunión especial con Jehová Dios. Estaban participando de la típica “mesa de Jehová.” Así vemos lo adecuado del nombre “sacrificio de comunión,” aunque la Versión griega de los Setenta de las Escrituras Hebreas lo llama un sacrificio de paz y un sacrificio de salvación.—1 Sam. 10:8; 11:15; 13:9; 1 Rey. 3:15; 8:63, 64; 9:25; Lev. 3:1; 22:21, LXX.
11. Para disfrutar de esta comunión con Dios ¿qué manifiesta Levítico 17:5-7 que los israelitas estaban obligados a hacer?
11 Para disfrutar de esta comunión especial con Dios en su mesa a los israelitas se les prohibía sacrificar a los demonios: “Ellos deben traer [sus animales] a Jehová a la entrada de la tienda de reunión al sacerdote y deben sacrificar éstos como sacrificios de comunión a Jehová. Y el sacerdote debe rociar la sangre sobre el altar de Jehová a la entrada de la tienda de reunión y él debe hacer humear el sebo como un olor de apaciguamiento a Jehová. Así que ya no deben sacrificar sus sacrificios a los demonios de forma de cabra.”—Lev. 17:5-7, NM.
12. ¿Es a causa de que el ídolo y el animal sacrificado a él tengan alguna importancia, o exactamente por qué es que Pablo aconseja contra el comer de dicho sacrificio, en el capítulo 10 de 1 Corintios?
12 Por una razón semejante el adorador del Dios vivo y verdadero debe evitar los sacrificios a ídolos, arguye Pablo. No que el ídolo en sí mismo sea algo más que el oro, plata, piedra, madera u otro material del cual esté hecho. Tampoco que la cosa sacrificada al ídolo adquiera alguna nueva cualidad o valor que la cambie de ser todavía una creación de Jehová Dios. Sino que el ídolo sin vida, material, representa a un demonio. “Todos los dioses de las naciones son ídolos; pero Jehová hizo los cielos.” (Sal. 96:5) “Todos los dioses de las naciones son demonios [diablos]: mas el Señor hizo los cielos.” (Scío; TA [95:5]; de los Setenta) Por eso cuando un adorador que estaba en una fiesta sacrificatoria comía parte del animal sacrificado al ídolo, estaba participando de la “mesa de demonios,” porque el altar del ídolo pertenecía a los demonios. Cuando él bebía de la copa de vino en dicha fiesta sacrificatoria estaba bebiendo de la “copa de demonios.” Se hacía un ‘participante con los demonios,’ teniendo comunión con ellos. Por eso Pablo dijo a los cristianos en Corinto: “Las cosas que las naciones sacrifican las sacrifican a demonios, y no a Dios, y no quiero que ustedes lleguen a ser participantes con demonios. No pueden estar bebiendo la copa de Jehová y la copa de demonios; no pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios.” Jehová es celoso; él exige devoción exclusiva.
13. ¿Con qué manifiesta allí el apóstol Pablo que la “copa de Jehová” y la “mesa de Jehová” están relacionados?
13 Pero ¿a qué se refiere aquí Pablo con esta “copa de Jehová” y esta “mesa de Jehová”? Esto está relacionado con la copa y el pan que Pablo está usando en su argumento en cuanto a por qué los cristianos deben evitar toda confusión sobre “alimentos ofrecidos a ídolos.” Dice él: “La copa de bendición que nosotros bendecimos, ¿no es participar en común de la sangre del Cristo? El pan que partimos, ¿no es participar en común del cuerpo del Cristo?” (1 Cor. 10:16, NM) Aquí Pablo se refiere a la copa y el pan que el Señor Jesucristo usó cuando instituyó la “cena del Señor,” o “santa cena,” comúnmente llamada “comunión” a través de la cristiandad. Por consiguiente, antes de que llevemos el argumento de Pablo a su aplicación a nosotros hoy día, vayamos atrás diecinueve siglos a lo que Jesús hizo en el año 33 (d. de J.C.).
“LA CENA DEL SEÑOR”
14. ¿Adónde arregló Jesús celebrar su última pascua, y con quiénes, y por qué con ellos?
14 Cuatro de los discípulos de Jesús, Mateo, Marcos, Lucas y Pablo, nos dan descripciones detalladas de lo que sucedió en ese entonces. Mateo estuvo allí personalmente como uno de los doce apóstoles. Pablo recibió su información acerca de ello “del Señor” por revelación directa. (1 Cor. 11:20, 23) Todos los relatos difieren algo en lenguaje y en algunos detalles, pero todos establecen unidamente los puntos principales. Como judío fiel según la carne, Jesús dió instrucciones para celebrar la pascua en Jerusalén, la santa ciudad donde Jehová había colocado su nombre. (Deu. 16:1-7) ¿Con quiénes celebró Jesús esta última pascua de él esa noche? No como en años previos con su familia, es decir, con María su madre terrestre y con los hijos de ella, los hermanastros de Jesús. Por supuesto, ella y sus hijos estuvieron en Jerusalén para la pascua, porque la tarde siguiente María estuvo en el lugar donde estaba el madero de tormento en que Jesús colgaba y él le habló a ella desde él. Sin duda los otros hijos de María la habían llevado a Jerusalén para la pascua. Sin embargo, como los grupos que se formaban para celebrar la pascua en Jerusalén eran pequeños, generalmente de unos diez, Jesús hizo arreglos para celebrar esta pascua final con sus doce apóstoles. En la mesa él les dijo a ellos: “¡Cuánto he deseado comer con ustedes esta pascua antes que padezca!; pues les digo, no la volveré a comer hasta que llegue a estar cumplida en el reino de Dios.” (Luc. 22:15, 16, NM) De modo que Jesús tenía pensado algo especial para esta noche de pascua. ¿Qué? La institución de una nueva cena para ellos.
15. ¿Qué descripción da Mateo de la cena del Señor?
15 Esta es la manera en que ésta se efectuó y lo que Jesús dijo, según Mateo, que estuvo allí: “Mientras todavía comían, Jesús tomó un pan y, después de decir una bendición, lo partió y, dándoselo a los discípulos, él dijo: ‘Tengan, coman. Esto significa mi cuerpo.’ También tomó una copa y, habiendo dado gracias, se la dió a ellos, diciendo: ‘Tomen de ella, todos ustedes; porque esto significa mi “sangre del pacto” que ha de ser derramada a favor de muchos para el perdón de pecados. Pero yo les digo, que de aquí en adelante yo de ninguna manera beberé de este producto de la vid hasta aquel día cuando lo tome nuevo con ustedes en el reino de mi Padre.’ Por fin, después de cantar alabanzas, ellos salieron al monte de los Olivos.”—Mat. 26:26-30, NM.
16, 17. (a) ¿Qué hizo Jesús con la hogaza de pan? (b) ¿Por qué no transmutó o transubstanció Jesús el pan en su propia carne?
16 El pan entero que Jesús tomó era ázimo o una torta no fermentada. Ninguna levadura se permitía legalmente en las casas judías en la pascua ni durante siete días después. (Éxo. 12:8, 15, 17-21; 13:6-10) Jesús no rebanó el pan con un cuchillo. La hogaza de pan ázimo era plana y quebradiza. De modo que la partió como era la manera acostumbrada cuando se comía pan en todas las comidas en aquellos días. (Mat. 15:36; 14:19; Mar. 8:6, 19; Luc. 24:30; Hech. 27:35) Primero, sin embargo, pronunció una bendición; él bendijo a Dios. Por eso Lucas y Pablo, en sus relatos, dicen que él ofreció gracias: “También tomó un pan, dió gracias, lo partió, y se lo dió a ellos, diciendo: ‘Esto significa mi cuerpo que se dará a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí.’” (Luc. 22:19, NM; 1 Cor. 11:23, 24) De modo que no hay por qué atribuirle importancia al hecho de que él partió el pan; él hizo esto con el fin de distribuirlo a ellos, como cuando alimentó a las cinco mil personas y luego a las cuatro mil.
17 Pero Jesús sí le puso un significado especial al pan que partió y les dió: “Esto significa mi cuerpo que se dará a favor de ustedes.” Mediante estas palabras no ejecutó un milagro, transmutando o transubstanciando el pan, cambiándolo de masa ázima a carne humana. Él todavía tenía toda su carne propia; él tenía que tener toda su carne, inmaculada, sin nada quitado de ella, con el fin de ofrecerse a sí mismo como un sacrificio perfecto. Su cuerpo tenía que ser semejante al del cordero pascual del cual acababan de comer y el cual cordero lo representó a él, “¡el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” ¿De qué manera? De ésta: “La oveja debe resultar ser sana, macho, de un año, para ustedes.” Sí, “semejante a la de un cordero inmaculado y sin tacha, la de Cristo.” De modo que él no transmutó el pan, sino que simplemente lo usó para simbolizar su cuerpo.—Juan 1:29 y Éxo. 12:5 y 1 Ped. 1:19, NM.
18. ¿Qué cuerpo quiso decir Jesús por “mi cuerpo”?
18 ¿Su cuerpo? Sí; su propio cuerpo, todo su cuerpo, cabeza y todo, que él iba a dar por ellos. Jesús quiso decir su propio cuerpo, el cuerpo con el cual en seguida asocia su propia sangre cuando habla de la copa. Durante treinta y tres años y medio ese cuerpo había contenido la sangre que iba a ser derramada en el madero de tormento en el Calvario. La vida de ese cuerpo carnal era su sangre. Cuando él vino a Juan para que bautizara ese cuerpo Jesús citó el Salmo 40:6-8 y lo aplicó a sí mismo: “Por esto cuando entra en el mundo él dice: “‘Tú no deseaste sacrificio y ofrenda, pero me preparaste un cuerpo. No aprobaste holocaustos enteros y ofrenda por los pecados.” Entonces dije yo: “¡Mira! Yo he venido (en el rollo del libro está escrito acerca de mí) para hacer tu voluntad, oh Dios.”’”—Heb. 10:5-7, NM.
19. ¿Qué cargó Jesús en ese cuerpo, y mediante ello qué abrió para sus discípulos?
19 Dado que ese cuerpo había de ser dado por sus discípulos, él no lo tomó de vuelta en su resurrección de entre los muertos; más bien el Todopoderoso Dios su Padre celestial preparó otro cuerpo para él, no sobre la tierra, sino en el cielo, un cuerpo espiritual, “un edificio procedente de Dios, . . . [eterno] en los cielos.” (2 Cor. 5:1, NM) En su cuerpo natural, terrestre, Jesús cargó los vituperios de los labios de los opositores. “Cristo sufrió en la carne,” y a pesar de todo ello retuvo sin mancha su integridad para con Dios. El apóstol Pedro también dice: “Hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles un modelo para que siguieran cuidadosamente sus pisadas. Él no cometió pecado, . . . Él mismo por imputación cargó nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero.” (1 Ped. 4:1; 2:21, 22, 24, NM) Él entregó su existencia humana, su existencia en la carne, para sus discípulos. Así abrió el camino para que ellos fueran al cielo, un “camino para entrar en el lugar santo [por la sangre de Jesús], el cual [camino él] inauguró para nosotros como un camino nuevo y vivo a través de la cortina, es decir, su carne.”—Heb. 10:19, 20, NM.
20. ¿Qué papel habría de desempeñar la sangre de Jesús, y cómo señaló esto Jesús en la cena?
20 Jesús no fué sólo carne, alguna encarnación o materialización incruenta. Él vino a rescatar a hijos humanos de sangre y carne, y por eso está escrito: “Por tanto, siendo que los ‘niños jóvenes’ son participantes de sangre y carne, él también participó igualmente de las mismas cosas, para que por medio de su muerte pudiera destruir al que tiene los medios para causar la muerte, es decir, al Diablo.” (Heb. 2:14, NM) Por consiguiente al instituir esta cena que sus discípulos habrían de celebrar en memoria de él Jesús llamó la atención al papel que su sangre iba a desempeñar. Él tomó la copa, llena de lo que él dijo era el “producto de la vid.” Luego, “habiendo dado gracias, se la dió a ellos, diciendo: ‘Tomen de ella, todos ustedes; porque esto significa mi “sangre del pacto” que ha de ser derramada a favor de muchos para el perdón de pecados.’” (Mat. 26:27, 28, NM; Mar. 14:23, 24) “Esta copa significa el nuevo pacto por virtud de mi sangre, la cual ha de ser derramada a favor de ustedes.” (Luc. 22:20, NM) Así Jesús hizo notar el uso especial que su sangre iba a tener, a saber, el poner en vigor un nuevo pacto con el perdón de los pecados de muchos discípulos. De modo que dió sangre y carne para ellos.
21. ¿Por qué no asemejó Jesús aquí su sangre a la del cordero pascual, pero las palabras de quién citó Jesús aquí?
21 Sírvase notar que por sus palabras Jesús no estaba asemejando su sangre a la del cordero pascual. Es cierto que el cordero pascual tipificó a Jesús, “el Cordero de Dios.” También es cierto que la sangre del cordero pascual en el antiguo Egipto fué salpicada en las jambas de las puertas y dinteles de las casas de los israelitas para que el ángel destructor de Jehová la viera y así pasara por alto sus casas sin matar a sus hijos y animales primogénitos que se hallaban dentro. Exactamente como eso, los discípulos del Cordero de Dios tienen que tener su “corazón rociado de una conciencia inicua” y abiertamente confesar la sangre de él. (Éxo. 12:7, 21-23; Heb. 10:19, 20, 22; 9:14, NM) Así, también, son rescatados “con sangre preciosa, semejante a la de un cordero inmaculado y sin tacha, la de Cristo.” (1 Ped. 1:19, NM) Sin embargo, no fué la sangre del cordero pascual la que puso en vigor el pacto de la ley que el profeta Moisés medió. No fué la sangre del cordero pascual la que fué rociada sobre el libro de la ley del pacto y sobre la gente, diciendo Moisés entonces: “Aquí está la sangre del pacto que Jehová ha consumado con ustedes tocante a todas estas palabras.” (Éxo. 24:7, 8, NM) No, fué la sangre de diferentes animales; y porque Jesús estaba señalando hacia adelante a la hechura de un nuevo pacto entre Jehová Dios y sus discípulos, él citó las palabras de Moisés, “sangre del pacto,” y aplicó estas palabras a su propia sangre.
22. De acuerdo con el apóstol Pablo, ¿qué animales fueron muertos en la inauguración del “pacto anterior” en el monte Sinaí?
22 ¿Qué animales fueron muertos en la inauguración del “pacto anterior” en el monte Sinaí? Concerniente a ellos el apóstol Pablo escribe: “Un pacto es válido habiendo víctimas muertas, puesto que no está en vigor en ningún tiempo mientras vive el hombre que hace el pacto. En consecuencia ni el pacto anterior fué inaugurado sin sangre. Porque cuando todo mandamiento de acuerdo con la Ley se hubo pronunciado por Moisés a toda la gente, él tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos con agua y lana escarlata e hisopo y roció el libro mismo y a toda la gente, diciendo: ‘Esta es la sangre del pacto que Dios ha puesto como carga sobre ustedes.’” (Heb. 9:17-20, NM) Tanto cabras como novillos fueron muertos para proporcionar sangre.
23, 24. (a) De acuerdo con Moisés, ¿qué clase de sacrificios se ofrecieron para inaugurar el viejo pacto de la ley? (b) ¿Qué se hizo con la carne y qué se hizo con la sangre, y la sangre de quién se representó por eso?
23 Ahora note la clase de sacrificios que se ofrecieron para inaugurar el viejo pacto de la ley en el tercer mes después de la pascua: “Después de eso [Moisés] envió jóvenes de los hijos de Israel y ellos ofrecieron ofrendas quemadas y sacrificaron toros como sacrificios, como ofrendas de comunión a Jehová. Entonces Moisés tomó la mitad de la sangre y la puso en tazones, y la mitad de la sangre la roció sobre el altar [la mesa de Jehová]. Finalmente tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo. Entonces dijeron: ‘Todo cuanto Jehová ha dicho estamos dispuestos a hacerlo y a ser obedientes.’ De modo que Moisés tomó la sangre y la roció sobre el pueblo y dijo: ‘Aquí está la sangre del pacto que Jehová ha consumado con ustedes tocante a todas estas palabras.’”—Éxo. 24:5-8, NM.
24 Note que no sólo había ofrendas quemadas sino también ofrendas de comunión. Estas generalmente eran de ganado menor, como ovejas o cabras, y Pablo manifiesta que estas ofrendas de comunión incluían cabras. Esto significa que no sólo Jehová obtenía el sebo de dichos sacrificios de comunión, sino que también los sacerdotes obtenían la pierna derecha y cuarto delantero de ellos, y, si los sacerdotes no obtenían todo el resto de dichos sacrificios de comunión en esta ocasión, entonces los representantes de Israel, los “setenta de los ancianos de Israel,” comían el resto de los sacrificios de comunión. De esta manera todo Israel por medio de sus sacerdotes y sus hombres representativos tuvo comunión con Jehová Dios en su altar cuando el viejo pacto de la ley fué inaugurado. La sangre de todos esos toros y cabras muertos allí en el monte Sinaí representó la sangre de Jesucristo, el mediador del nuevo pacto de Jehová, porque la sangre de esos animales se mezcló en tazones y luego se roció sobre el libro de la ley y sobre el pueblo. Está escrito acerca de Jesús: “Él entró, no, no con la sangre de cabras y de novillos, sino con su propia sangre, una vez para siempre en el lugar santo y obtuvo una exoneración eterna para nosotros.” (Heb. 9:12, NM) Jesús murió sacrificatoriamente para proporcionar su sangre.
25. ¿Qué prometió suministrar Jehová en Jeremías 31:31-34, y por qué era necesaria la sangre como base para ello?
25 Jehová prometió quitar el viejo pacto de la ley y proporcionar un nuevo pacto mediante un profeta mayor que Moisés. Esto lo declaró él en Jeremías 31:31-34. En lo que toca a su papel en el nuevo pacto Jehová dijo: “Yo perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de sus pecados.” Ahora bien, para que la iniquidad fuese perdonada y el pecado removido legalmente se necesitaba algo como base para este nuevo pacto. ¿Qué? Sangre derramada. Hebreos 9:22, que sigue al relato de la inauguración del pacto anterior, dice: “Sí, casi todas las cosas se limpian con sangre de acuerdo con la Ley, y a menos que se derrame sangre, ningún perdón se efectúa.”—NM.
26. Por eso, ¿qué dijo con razón Jesús en la cena del Señor, y quiénes, entonces, beben apropiadamente de la copa?
26 De modo que era necesario que la sangre de Jesús como sacrificio humano perfecto fuese derramada con el fin de exonerarnos de la condenación de los pecados y la transgresión, de la cual condenación no podíamos ser exonerados por los sacrificios animales bajo el anterior pacto de la ley. (Heb. 9:15, NM) Puesto que el nuevo pacto prometía que Dios perdonaría los pecados y puesto que el vino en la copa representó la sangre vital limpia y perfecta de Jesús necesaria para ese nuevo pacto, Jesús con razón dijo: “Esto significa mi ‘sangre del pacto’ que ha de ser derramada a favor de muchos para el perdón de pecados.” (Mat. 26:27, 28, NM) Los cristianos que son admitidos en el nuevo pacto y que de esa manera llegan a ser israelitas espirituales son correctamente los cristianos que están autorizados para beber de la copa de la cena del Señor.
BEBIENDO SU SANGRE
27. Al beber de esa copa ¿en qué pacto representan ellos que están y afectados de qué manera?
27 Al beber la copa los israelitas espirituales cristianos se representan como estando en el nuevo pacto y como recibiendo el provecho de él, el perdón de los pecados que Dios da mediante la sangre de Jesús. Al beber esa copa se representan como bebiendo la sangre de él. Al beber esa copa se representan como sacando provecho, no siendo condenados. Al beber la sangre de Jesús de esa manera pictórica están bebiendo, no condenación para ellos mismos, sino, en cambio, beneficios de vida, porque hay vida en esa sangre. Al figuradamente beber su sangre mediante fe no son condenados a muerte, así como al comer el cuerpo de él, su carne, figuradamente mediante fe, no pueden ser condenados como si comieran alimento prohibido para muerte de ellos. En cambio, sacan provecho para vida eterna.
28. ¿Cómo presentó Jesús el asunto desde ese punto de vista, en el capítulo 6 de Juan?
28 Jesús presentó el asunto desde ese punto de vista cuando dijo a los judíos, muchos de los cuales se escandalizaron: “Muy verdaderamente les digo: El que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que cualquiera pueda comer de él y no morir. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan vivirá para siempre; y, de hecho, el pan que yo daré es mi carne a favor de la vida del mundo. . . . A menos que coman la carne del Hijo del hombre y beban su sangre, no tienen vida en sí. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré el día postrero; porque mi carne es comida verdadera, y mi sangre es bebida verdadera [no bebida mortífera, ni ilegal]. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en unión conmigo, y yo en unión con él. Así como el Padre viviente me envió y yo vivo a causa del Padre, así también el que me come, él también vivirá a causa de mí. Este es el pan que descendió del cielo. No es como cuando sus padres comieron y sin embargo murieron. El que come este pan vivirá para siempre.” Simón Pedro dijo que éstos eran “dichos de vida eterna.”—Juan 6:47-58, 68, NM.
29. ¿Qué dos cosas esenciales dió Jesús para la vida de sus seguidores?, y para corresponder con el significado de la copa ¿qué ha de significar el pan?
29 Jesús dió carne así como sangre a favor de la vida de sus seguidores. Él simbolizó estas dos cosas esenciales para conseguir la vida eterna mediante el pan y la copa de vino en la cena que él instituyó. Él declaró que la copa de vino representaba la sangre literal necesaria para validar el nuevo pacto. De manera paralela, el pan que él partió y distribuyó igualmente tiene que tener un valor humano literal; debe significar su cuerpo de carne que él da para la vida de los que logran el nuevo mundo.
30. ¿Qué significa el beber su sangre, pero qué hicieron aquellos judíos que se escandalizaron al pensar en tal cosa?
30 El beber su sangre no significa aceptar la responsabilidad de su muerte, sino que significa el aceptar agradecidamente su muerte mediante fe y embeber los beneficios de su sangre vital derramada en sacrificio. Aquellos que exigieron la muerte de Jesús mediante el colgarlo en el madero de tormento fueron los que se escandalizaron al pensar en beber la sangre de él y los que rehusaron beberla mediante fe. Esos hombres fueron quienes aceptaron la responsabilidad por su muerte después que el gobernador Poncio Pilato había dicho: “Soy inocente de la sangre de este hombre.” Ellos dijeron: “Recaiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos.” (Mat. 27:24, 25, NM) Más tarde el Tribunal Supremo judío objetó a los apóstoles: “Están determinados a traer la sangre de este hombre [Jesús] sobre nosotros,” y no obstante rehusaron beber figuradamente la sangre de Jesús y de esa manera mostrar que eran inocentes.—Hech. 5:27, 28, NM.
31. ¿Qué dice Pablo concerniente a aquellos sacerdotes judíos que rehusaron beber, y por eso quiénes están autorizados para beber emblemáticamente la sangre de Jesús en la cena del Señor?
31 Porque de esa manera aquellos judíos rehusaron infielmente beber su sangre no fueron admitidos en el nuevo pacto y no bebieron la única “bebida verdadera” vivificante para salvación. Muchos eran sacerdotes. Por consiguiente el apóstol dice concerniente a aquellos sacerdotes que rehusaron el sacrificio de Jesús y que continuaron sirviendo en el altar material en el templo de Herodes en Jerusalén: “Tenemos un altar del cual los que hacen servicio sagrado en la tienda no tienen autoridad para comer. Porque los cuerpos de esos animales [del día de expiación] cuya sangre el sumo sacerdote [judío] lleva al lugar santo para el pecado son quemados fuera del campamento [de Israel]. Por esto Jesús también, para santificar al pueblo con su propia sangre, sufrió fuera de la puerta [de Jerusalén]. Entonces, salgamos a él fuera del campamento, llevando el vituperio que él llevó.” (Heb. 13:10-13, NM) Los que salen a él afuera de este viejo sistema de cosas beben figuradamente su sangre mediante fe. Están autorizados para beberla emblemáticamente de la copa en la “cena del Señor.” Cada uno de ellos estima plenamente la “sangre del pacto por la cual fué santificado.” (Heb. 10:29, NM) Ellos comen dignamente del pan emblemático porque pueden decir: “Mediante dicha ‘voluntad’ [de Dios] hemos sido santificados por medio del ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para todo tiempo.”—Heb. 10:10, NM.
PARTICIPANTES CON JEHOVÁ EN VEZ DE CON DEMONIOS
32, 33. (a) Al comer del sacrificio de comunión, ¿con quiénes tenían comunión los israelitas, y por qué? (b) ¿Cómo participaban los adoradores de ídolos con los demonios y bebían su copa?
32 ¿Armoniza lo que se dice en los párrafos anteriores con las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 10:16-21? Debe armonizar; ¿y armoniza? Allí Pablo está hablando de sacrificios, los que se hacen a demonios y los que se hacen a Jehová Dios. Estos eran de la clase de sacrificios que se llaman sacrificios de comunión, y los altares sobre los cuales se ofrecían se asemejaban a ‘mesas,’ porque se ofrecía alimento sacrificatorio sobre ellos. Aquel sobre el cual se ofrecían sacrificios a Jehová Dios Él mismo lo llamó “la mesa de Jehová.” (Mal. 1:7, 12) Cuando se ofrecía un sacrificio de comunión a Jehová, también se mandaba que éste fuera acompañado por una ofrenda de vino, la cual había de ser derramada sobre el altar. (Núm. 15:8-16; Éxo. 29:40; 30:9) Cuando los adoradores comían la porción que se les concedía del sacrificio de comunión estaban “participando de ‘la mesa de Jehová’” y estaban “participando con gracias.” Al comer los sacrificios, el sebo de los cuales había sido quemado sobre el altar y cuya sangre había sido rociada sobre éste, eran “participantes con el altar.” Ese altar pertenecía a Jehová Dios; era su mesa sobre la cual se ofrecía su alimento. De modo que al participar de un sacrificio con Jehová en realidad estaban participando con Jehová; estaban teniendo comunión con él, disfrutando de alimento juntos.
33 Asimismo cuando los adoradores de ídolos hacían sacrificios a los demonios y comían su porción del sacrificio, estaban “participando de . . . la mesa de demonios.” Así eran “participantes con demonios”; estaban teniendo comunión, compañía, asociación, con los demonios, disfrutando de alimento con ellos. Cuando bebían de una copa de vino en la fiesta en honor de los demonios, estaban “bebiendo . . . la copa de demonios.” Esto ilustra lo que acontece cuando uno participa de la cena del Señor.
34. Mediante esta comparación, ¿cómo ha de considerarse la cena del Señor, y por eso qué ha de discernirse que significan el pan y la copa de vino?
34 Al hacer la comparación susodicha, el apóstol Pablo indica que la cena del Señor ha de considerarse como una comida sacrificatoria. ¿Qué, pues, ha de entenderse que significan el “pan que partimos” y la “copa de bendición que nosotros bendecimos”? La hogaza de pan ázimo ha de discernirse como el “cuerpo del Cristo,” que él dió a Dios para la vida del mundo, su carne inmaculada, que es “comida verdadera.” La copa de vino por la cual Jesús dió gracias ha de discernirse como la “sangre del Cristo,” con la cual él validó el nuevo pacto, y que es “bebida verdadera.” Este sacrificio completo del Cristo ha de considerarse aquí como semejante al sacrificio de comunión que se hizo en la inauguración del pacto, el sebo del cual se hizo humear en el altar de Jehová y la sangre del cual se dividió, la mitad de ella siendo derramada sobre el altar de Dios y la otra mitad de ella siendo rociada primero sobre el libro de la ley de Dios y luego sobre la gente admitida en el pacto. El gran arreglo semejante a altar sobre el cual se ofrece el sacrificio de Cristo el apóstol Pablo lo llama “la mesa de Jehová,” y de esta “mesa” participan los cristianos que están en el nuevo pacto. La copa de la sangre de Cristo, que es rociada sobre el gran arreglo de altar de Jehová y sobre el simbólico libro de su nuevo pacto, es la “copa de Jehová,” y se simboliza por la copa de vino de la cena del Señor.
35. Al participar del pan y la copa, ¿de qué cosas más grandes se representa que los cristianos están participando, y con quiénes sobre la tierra tienen una participación visible?
35 Los cristianos que están en el nuevo pacto y que beben de la copa de vino y comen de la hogaza de pan ázimo manifiestan por esta acción que están participando del sacrificio humano de Cristo, tanto de su sangre como de su carne. De esa manera están representando que están “bebiendo la copa de Jehová” y “participando de ‘la mesa de Jehová,’” siendo “participantes con el altar.” Están representando que están participando del beneficio del perdón de pecados y de la salvación por medio del sacrificio de sangre y carne de Cristo. Por eso ahora la pregunta importante es: ¿Con quiénes están participando o teniendo comunión, compañerismo, asociación, cuando hacen esto mediante fe cada día y simbólicamente cada año en la cena del Señor? “La copa de bendición que nosotros bendecimos, ¿no es participar [griego, koinonía] en común de la sangre del Cristo? El pan que partimos, ¿no es participar [koinonía] en común del cuerpo del Cristo?” Sí, pero ¿con quiénes es que participan en común de estas cosas? Naturalmente, es una participación en común con toda la “congregación de Dios,” con todos los que “han sido santificados en unión con Cristo Jesús, llamados a ser santos.” (1 Cor. 1:2, NM) Es decir, con todos los israelitas espirituales que están en el nuevo pacto.
36. Pero, ¿con quiénes principalmente están participando, y de qué cosas? ¿Y cómo es esto cierto del esclarecimiento divino también?
36 Pero ¿es eso todo? ¿Es hasta ahí donde llega el argumento del apóstol Pablo? ¡No! Porque también estamos participando con Jehová Dios, y principalmente con él. Así como el participar venerablemente de los sacrificios ofrecidos a ídolos significa llegar “a ser participantes con demonios,” así el participar nosotros del único gran sacrificio a Jehová, el sacrificio de Cristo una vez para todo tiempo, significa el llegar a ser participantes con Jehová, tener comunión con él. Aceptamos como sacrificio para nosotros el sacrificio de Cristo que fué ofrecido a Jehová. Naturalmente, Jehová no participa de la hogaza literal de pan ázimo y de la copa de vino literal en la cena del Señor, pero él participa de la carne y sangre verdaderas de las cuales el pan y la copa sólo son emblemas. Al participar unidamente de este sacrificio, el único sacrificio aceptable a Dios, los beneficios del cual él hace disponibles para nosotros, nosotros y Él somos las partes interesadas de un pacto nuevo. Sí, y estamos teniendo una participación juntos, una comunión, una asociación con él, así como lo hacemos en el asunto del esclarecimiento divino. De esto está escrito: “Lo que hemos visto y oído se lo estamos informando también a ustedes, para que ustedes, también, estén teniendo comunión [koinonía] con nosotros. Además, esta comunión [koinonía] de nosotros es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Si hacemos la declaración: ‘Estamos teniendo comunión [koinonía] con él,’ y sin embargo seguimos andando en las tinieblas, estamos mintiendo y no estamos practicando la verdad. Pero, si estamos andando en la luz así como él mismo está en la luz, tenemos comunión [koinonía] los unos con los otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.”—1 Juan 1:3, 6, 7, NM.
37. De modo que los que comen de la cena del Señor tienen que estar enteramente a favor ¿de quién, y por qué?
37 La selección, entonces, es entre Jehová Dios y los demonios. Ningún proceder de contemporización, de ser tibio, de cojear entre dos opiniones diferentes, semejante a usar muletas, puede ser aceptable. Tiene que haber una adoración plena, indivisa, al único Dios verdadero Jehová o a los falsos dioses demoníacos. Si aquellos cristianos que están en el nuevo pacto se reúnen para “comer la cena del Señor,” haciéndolo en memoria de él, y luego participan de los emblemas, el pan y la copa de vino, entonces están declarando que están participando de “la mesa de Jehová” y que son “participantes con el altar” de Jehová. Por esta razón tienen que estar enteramente a favor de él. No pueden dividir su adoración y servicio. No les es posible participar también de los sacrificios que las naciones de este mundo (incluyendo la cristiandad) están ofreciendo a los muchos ídolos de diversas clases en esta edad moderna.
38. ¿De qué manera pudiera representarse una mentira al participar de los emblemas de la cena del Señor, y a qué estaría incitando eso a Jehová, con qué consecuencias?
38 A un mismo tiempo, ustedes los celebrantes de la cena del Señor, “no pueden estar bebiendo la copa de Jehová y la copa de demonios; no pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios.” Por eso el apóstol Pablo dice: “No lleguen a estar unidos en yugo desigual con los incrédulos. Porque . . . ¿qué compañerismo [koinonía] tiene la luz con las tinieblas? . . . Y ¿qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios viviente.” (2 Cor. 6:14-16, NM) Al tratar de dividir su amor, su devoción, su adoración y su servicio entre Jehová Dios y los demonios, usted está representando una mentira si entonces asiste a la cena del Señor y participa de los emblemas. Mediante eso usted pretende tener compañerismo con el Dios de luz o participar con él, pero en realidad usted no lo está haciendo de manera alguna. Usted se está engañando. Usted está obrando hipócritamente. Usted está ‘andando en las tinieblas, . . . está mintiendo y no está practicando la verdad.’ Está “incitando a Jehová a celos,” porque “él es un Dios que exige devoción exclusiva.” Él no acepta un amor dividido. (Éxo. 34:14, NM) El incitarlo así resulta en graves consecuencias. ¿Por qué? Porque, como Pablo pregunta, “nosotros no somos más fuertes que él, ¿verdad?” (1 Cor. 10:22, NM) No, no lo somos. De modo que no tenemos ninguna medida de fuerza capaz de resistir y vencer la destrucción que él nos trae por incitarlo a celos.—Sal. 78:58-64.