“Persevera en tu obra”
“Cuida de ti mismo y cuida de tu enseñanza; persevera en tu obra.”—1 Tim. 4:16, Móffatt (en inglés).
1. ¿Qué cosa gobernó Dios para los israelitas mediante el Cuarto Mandamiento?
JEHOVÁ Dios siempre ha manifestado consideración al tratar con los problemas y necesidades de las criaturas sobre la tierra. Él sabe lo que es bueno para sus criaturas. Supo bien que a la nación de Israel le hacían falta mandamientos para regular su vida y para mantenerla cerca de la adoración pura de Él. Mediante Moisés, Dios le dió a Israel el Decálogo, o Diez Mandamientos, escrito en piedra. En el cuarto mandamiento fué donde Dios declaró su arreglo para gobernar el trabajo que tenía que hacerse: “Acuérdate del día del Descanso para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra; mas el día séptimo es día de descanso, consagrado a Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu bestia, ni el extranjero que habita dentro de tus puertas: porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todo cuanto en ellos hay, y descansó en el séptimo; por tanto Jehová bendijo el día del Descanso y lo santificó.”—Éxo. 20:8-11.
2. Además de descansar, ¿qué cosa mandaba este mandamiento que se hiciera? ¿Cuánto?
2 Quizá casi todos en la cristiandad hoy en día conocen la ley que Dios declaró respecto al día del descanso; pero muy pocos la han considerado también como mandato directo de Dios de trabajar. Es sumamente importante recordar que el Cuarto Mandamiento no se limita a una mera consideración de un día en siete, sino que el placer de Dios para sus criaturas era que éstas trabajaran. La mayor parte de su tiempo se dedicaría a trabajar.
3. ¿Qué había de proporcionar el descanso? ¿Quiso decir el ocio completo?
3 Cuando el hombre había sido expulsado del jardín del Edén, Dios estipuló que mediante el sudor de su frente ganaría su pan. Eso quiso decir trabajar; quiso decir trabajo duro. Pero en este trabajo ordinario para mantener la subsistencia el hombre imperfecto correctamente haría pausas para la recuperación. De modo que a los israelitas se les dio un día de cada siete para descansar de la obra servil o negocio ordinario de la vida. Naturalmente también había gran significado profético en lo que Dios hizo que hicieran. (1 Cor. 10:11) Puesto que la Palabra de Jehová relata su desaprobación y condenación del ocio (Pro. 6:10, 11; 19:15), sería un error suponerse que el mandamiento prohibía la actividad de cualquier clase e imponía completo ocio durante ese día. Sin embargo, en los años que siguieron a la expedición del mandato respecto al día del descanso a la nación de Israel, muchos de los judíos apostataron del cumplimiento del mandato, y al fin el clero torció las palabras para su propia conveniencia.
4, 5. A pesar de las objeciones, ¿qué manifestó Jesús respecto al día del descanso? ¿Por qué?
4 Para cuando Jesús vino a la tierra los clérigos habían inducido la gente a creer que tenía que estar completamente ociosa el día del descanso, y el hecho de que había una perversión muy general del día del descanso en ese entonces se hace muy aparente por la manera que se opusieron a la obra que Jesús hizo en aquel día y también por la conducta notable de Jesús en el día del descanso a la cual esta oposición ciertamente se haría. Evidentemente Jesús a propósito hizo sus acciones el día séptimo para proporcionar educación correcta para la gente común. Jesús manifestó que no era una violación de la Ley de Dios, que él guardaba perfectamente, el que alguien hiciera buenas obras para beneficio de otros en aquel día. Más bien estaba de acuerdo con los principios de Dios hacer las obras de la justicia todos los días.
5 Cuando Jesús gratuitamente curó a un hombre que había estado enfermo treinta y ocho años, los religiosos tradicionales lo aborrecieron porque lo hizo y lo persiguieron, tratando de matarlo. Jesús dió la respuesta directa: “Mi Padre todavía trabaja, y yo trabajo también.” (Juan 5:17, Una Tradu. Amer. [en inglés]; también véase Mateo 12:1-15; Mar. 3:2; Luc. 6:1-5; 13:10-17; Juan 5:2-18; 7:22, 23; 9:1-34) Jesús no había venido para destruir la Ley, sino para cumplirla. (Mat. 5:17) La necesidad de guardar la ley del día del descanso permaneció hasta la muerte de Jesús, cuando la Ley fué abolida.—Efe. 2:15; Gál. 3:24, 25; 5:18; Col. 2:16, 17.
6. ¿Cambió sus principios la abolición de la ley del día del descanso? ¿Por qué?
6 Pero el fin de la ley del día sabático con su mandato de trabajar y también de descansar de ninguna manera cambió el principio de Dios de que las criaturas debían de trabajar. Según lo expresó Jesús con claridad, Dios es un trabajador. Vemos sus obras todos los días; nos rodean. La Biblia nos cuenta de sus obras creativas y de los muchos actos que él llevó a cabo a favor de su pueblo en la tierra en los días de la antigüedad. Nunca se han hecho obras mayores que las del Dios Altísimo.—Sal. 19:1.
MINISTERIO DE ACTIVIDAD
7. ¿Qué ministerio trajo Jesús? ¿Cómo lo manifestó?
7 Jesús trajo un ministerio de trabajo a la tierra. El Padre en el cielo lo había enviado, proporcionándole una comisión para hacer obras maravillosas y milagrosas mientras estuviera en la tierra. En una ocasión, por ejemplo, Jesús vió a un hombre que era ciego de nacimiento, a quien Jesús sanó. Las palabras de Jesús en esa ocasión fueron: “Ni pecó éste, ni sus padres; mas fué para que las obras de Dios fuesen manifestadas en él. Es menester que yo haga las obras de aquel que me envió.” (Juan 9:3, 4) De modo que Jesús trabajó diligentemente durante todo el tiempo de su ministerio. Dedicó sus talentos y habilidades exclusivamente a la obra y a los propósitos de Dios. Con esto su Padre en los cielos estuvo muy complacido, subsecuentemente ensalzando a Cristo al puesto más elevado del universo después del Altísimo.
8. ¿Por qué iba Jesús a las sinagogas en el día del descanso? ¿Qué cosa aprendemos nosotros?
8 Antes de su ensalzamiento, Jesús instruyó a sus discípulos sobre la tierra y les manifestó mediante su ejemplo de trabajo la manera de llevar a cabo el servicio de Dios. Conforme a la Ley de Dios, Jesús iba a las sinagogas y se congregaba con la gente. Usaba estas ocasiones para informar a la gente respecto a los propósitos de Dios: “Y rodeaba Jesús por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando la buena nueva del reino, y sanando toda suerte de enfermedad y toda dolencia.” (Mat. 9:35) Multitudes de judíos se congregaban en las sinagogas; ése era su lugar regular de congregarse. Hablando la verdad entonces era posible que Jesús trajera la verdad a los oídos de miles de personas en el territorio que Jehová le había asignado para que lo trabajara. Sus seguidores así aprendieron mediante su ejemplo cómo valerse de la costumbre del pueblo de congregarse públicamente, y este método se usó más tarde por los siervos fieles.—Hech. 13:15, 16.
9. ¿Qué obra hacía él en las casas de la gente? ¿Por qué?
9 En Marcos 1:29 está el relato de cómo iba Jesús a las casas para hacer la obra de Dios. Las curas milagrosas que hizo Jesús fueron una señal o evidencia en cuanto a quién era él, y la fama de él cundió. En Marcos 2 está el relato de cómo Jesús condujo estudios de la Biblia en las casas como también períodos de instrucción cuando la gente se congregaba para oír su sabiduría. (También véase Mateo 9:10.) Marcos 9:33-37 manifiesta cómo instruyó Jesús a los discípulos en una casa, usando un niñito como ilustración o ayuda para que pudieran entender los principios que él enseñaba. Jesús visitaba las casas más de una vez, pues hubiera sido imposible impartir suficiente conocimiento a la mente imperfecta de la gente en una sola ocasión. Jesús hizo esto sin respecto a la reputación de las personas en la vecindad, sino debido al deseo de las personas para aprender la verdad de Dios y por causa de su fe y amor por la justicia.
10. ¿Quiénes aprendieron mediante su ejemplo? De modo que ¿qué cosa les hizo?
10 Los apóstoles y discípulos de Jesús recibieron el beneficio de su obra. Aprendieron mucho acerca del evangelio del Reino para que ellos también pudieran predicar la Palabra. Después de que habían visto el trabajo de Jesús, Jesús les dió mandatos directos de salir a las ciudades y aldeas para hacer la obra de predicar y enseñar. No dejó ninguna duda respecto a esto: el cristiano tiene que ir a la gente. “Después de esto el Maestro designó a otros setenta y dos, y los envió delante de sí, de dos en dos, a toda ciudad o lugar a donde él intentaba ir. Y les dijo, ‘La mies es bastante abundante, pero los segadores son pocos. De modo que rueguen al dueño de la mies que envíe segadores para recogerla. Ahora vayan. Aquí los envío a ustedes como corderos entre lobos. No lleven bolsa ni alforja ni zapatos, y no se detengan para cambiar cortesías con alguien en el camino. Cuando vayan a quedarse en una casa, primero digan, “¡Paz a esta casa!” Si hay alguien allí que ama la paz, su bendición descansará sobre él, pero si no, les volverá a ustedes. Quédense en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que les ofrezcan, porque el obrero merece su paga. No se cambien de una casa a otra. Cuando lleguen a un pueblo y les den la bienvenida, coman lo que se les ofrece, y curen los enfermos allí, y díganles, “¡El Reino de Dios se les ha acercado!”’”—Luc. 10:1-9, Una Tradu. Amer. (en inglés); véase también Luc. 9:1, 2, 6.
11. ¿Qué quisieron decir tales instrucciones para ellos?
11 Esto quiso decir trabajar de casa en casa, predicando y enseñando las buenas nuevas. No habían de cambiarse de casa en casa porque un amo de casa quizá poseía más de los bienes del mundo u ofrecía más hospitalidad y comodidad física, sino que más bien habían de quedarse hasta que el mensaje y la instrucción se hubieran dado adecuadamente. El apóstol Pablo manifestó que ése es el entendimiento correcto al decir: “No me he retraído de declararos cosa alguna que fuese provechosa, ni de enseñaros públicamente y de casa en casa; testificando a judíos y también a griegos.” (Hech. 20:20, 21) Pablo trabajaba de casa en casa.
12. ¿Qué había de incluir su obra cristiana? ¿Hasta qué grado?
12 El hecho de que su obra cristiana había de incluir el servicio misionero en naciones lejanas se manifestó por las palabras directas de Jesús a sus discípulos respecto a la obra que habían de hacer después de ascender él al cielo: “Id, pues, y haced discípulos entre todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del espíritu santo: enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.” (Mat. 28:19, 20) Este fué mandato claro de salir a la gente de todas las naciones. Además se dió énfasis al hecho de que esto es parte de la obra del cristiano cuando Jesús dijo: “Mas recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el espíritu santo; y seréis mis testigos, así en Jerusalem como en toda la Judea y Samaria, y hasta los últimos confines de la tierra.” (Hech. 1:8) Eso incluyó mucho territorio; manifestó que se haría mucho trabajo.
13. Con ese fin ¿qué ayuda les fué dada desde arriba?
13 Cuando Jesús ascendió al cielo para estar con su Padre, el consolador, el espíritu santo de Dios, fué derramado sobre los fieles seguidores de Cristo sobre la tierra. Ese espíritu o fuerza activa invisible de Dios impelió a los cristianos a hacer obras maravillosas de predicar y enseñar. Dios bendijo su mente y sus manos para el cumplimiento de Su voluntad. Muchas personas creyeron el evangelio y entraron en el camino de la vida.
EL TRABAJO, UN REQUISITO
14. ¿Por qué y cómo se les manifestó a los tesalonicenses que el trabajo es un requisito?
14 Muchos de todas las naciones recibieron el beneficio del trabajo constante de los fieles discípulos. Entre ellos había gente de Tesalónica. Parecía que algunos de los tesalonicenses no tenían aprecio correcto del valor de las buenas obras. No notaban que las Escrituras condenaban el ocio y la pereza en el trabajo. Siendo negligentes en su trabajo se dañaban a sí mismos y les negaban a otros el bien, acción que podía efectuar la destrucción de la vida a manos de Dios. Deberían de haber sabido que Proverbios 18:9 dice, “El que es negligente en su trabajo es hermano del que destruye.” (Una Tradu. Amer. [en inglés]) Pero evidentemente esta ignorancia fué el resultado de que los de Tesalónica no eran diligentes en el estudio de las Escrituras. (Hech. 17:11) No había verdadero pretexto para que alguien estuviera ocioso allí en Tesalónica. Pablo, Timoteo y otros les habían dado la enseñanza de las Escrituras para manifestarles que Dios exigía correctas obras cristianas. Adicionalmente, tenían el excelente ejemplo personal de Pablo. Sin embargo el apóstol Pablo tuvo que escribirles: “Les exhortamos, hermanos, en el nombre del Señor Jesucristo, que se aparten de cualquier hermano que viva en el ocio, en vez de seguir la enseñanza que ustedes recibieron de nosotros. Porque ustedes mismos saben lo que tienen que hacer para seguir mi ejemplo, porque no fuí ocioso cuando estuve con ustedes; . . . Cuando estuve con ustedes, les di esta regla: ‘Si alguien se niega a trabajar, ¡no le den nada de comer!’ Pues oímos decir que algunos de ustedes viven en el ocio, siendo entrometidos en los asuntos ajenos, no haciendo nada de trabajo. Ahora con la autoridad del Señor Jesucristo mandamos y exhortamos a tales personas a que se callen y que hagan su trabajo . . . Mas ustedes, hermanos, no han de cansarse del bien hacer.”—2 Tes. 3:6-13, Una Tradu. Amer. (en inglés).
15. ¿Por qué estaban ociosos algunos? ¿Por qué era necesario el conocimiento?
15 Se exigía que todos los cristianos trabajaran. Conforme al apóstol, el ocio de algunos de los tesalonicenses era el resultado de no seguir ellos la enseñanza que recibieron de Pablo y de los demás siervos que los visitaban. No trabajaban porque no seguían el conocimiento de la verdad. Es verdad que el Señor derramó su espíritu sobre los cristianos en aquellos días, pero si algunos no tenían fe y el conocimiento sobre el cual basarla ciertamente no recibirían el espíritu. Pablo los había tratado de la misma manera que había tratado a otros cristianos en otros lugares, impartiendo el conocimiento que el Señor dirigía para la edificación de los individuos en la adoración cristiana. Ciertamente sin el conocimiento correcto nadie podía trabajar de una manera que agradara al Señor; nadie podría producir frutos para la honra del gran nombre de Jehová.
16. Según Pablo les manifestó a los colosenses, ¿cómo es efectivo en nosotros el conocimiento?
16 El conocimiento de la maravillosa esperanza de lo que está reservado para los cristianos por Jehová Dios parece que tuvo diferente efecto en los colosenses a quienes escribió Pablo: “Lo oyeron ustedes por primera vez hace mucho tiempo cuando el verdadero mensaje del evangelio vino entre ustedes, para medrar y dar su fruto entre ustedes, como lo hace por todo el mundo, desde el tiempo cuando ustedes oyeron por primera vez acerca de la misericordia de Dios, y en verdad llegaron a conocerla, en la forma en que Epafras . . . se la enseñó . . . él es el que me ha contado acerca del amor que el espíritu ha despertado en ustedes. Por eso es que, desde el día en que lo oí por primera vez, nunca he cesado de orar por ustedes y de pedir a Dios que los llene, mediante plena sabiduría y discernimiento espirituales, del claro conocimiento de lo que es su voluntad, para que la vida que lleven sea digna de su Amo y enteramente grata a él, y que sean fructíferos en toda suerte de acciones buenas, y lleguen a tener conocimiento más cabal de Dios. Entonces, tan poderosa es su majestad, que los vigorizará a ustedes perfectamente con fuerzas para el ejercicio alegre de aguante e indulgencia en toda situación, y darán gracias al Padre que les ha dado el derecho de participar de la porción del pueblo de Dios en la región de la luz.” (Col. 1:6-12, Una Tradu. Amer. [en inglés]) Aquí Pablo manifestó lo importante que es tener conocimiento claro de lo que es la voluntad de Dios. Sin él no puede uno llevar una vida correcta, grata al Amo y digna de él. Con él el camino está abierto para ser fructífero en toda suerte de obras buenas. No sólo eso, sino que habrá dádiva de fuerzas, fortaleciendo a uno para aguante alegre. Pero todas estas cosas van juntas. El uso correcto del conocimiento nos ayuda a trabajar; el Señor nos ayudará a perseverar en nuestro trabajo, para continuar en él en toda situación. Esa es la porción bienaventurada de los verdaderos siervos de Dios.
17. ¿Cómo viene ese conocimiento importante?
17 ¿Es posible que alguna persona consiga tal conocimiento? ¿Será verdaderamente posible trabajar para el Altísimo y perseverar en ese trabajo? Ese conocimiento tan importante es algo que no viene todo en un solo momento. Nuestro Dios ha proporcionado su Palabra de verdad para ayudarnos y para manifestarnos la manera de servirle. Al estudiarla aprendemos lo que son los propósitos de Dios y vemos que para que la criatura sea grata a él ese individuo tiene que consagrar su vida al servicio de Dios. Eso quiere decir trabajo. Cuando uno está lleno del conocimiento de la esperanza en el Dios vivo y luego trabaja, eso le aprovechará de una manera excepcional.
18, 19. ¿Por qué hacemos esta obra cristiana, y sobre todo ahora?
18 ¿Por qué trabajarnos? Es debido a nuestra fe y debido a que creernos la promesa de Dios de que él nos dará la vida. “Por esto es que trabajarnos y nos esforzarnos, pues hemos cifrado nuestra esperanza en el Dios vivo, el Salvador de todos los hombres, sobre todo de los que creen.” (1 Tim. 4:10, Una Tradu. Amer. [en inglés]) A alguien que no tenga fe esto pueda parecer ser tráfago; mas en verdad es la fuente del mayor gozo para los hombres cristianos en este mundo. Sobre todo en este tiempo, cuando las fuerzas del mal se aparecen más activamente que en cualquier tiempo anterior, cuando las señales del fin de este mundo viejo están sobre nosotros, esa obra es el mayor privilegio. Este es el tiempo cuando se lleva a cabo la obra de predicar el evangelio en todo el mundo para testimonio. Es el tiempo cuando hay gran luz sobre la verdad de Dios y cuando el negocio del cristiano es estudiar su Palabra y congregarse de continuo con los de igual fe preciosa en el estudio de la Biblia, ayudando a otros a aprender más acerca de la esperanza de toda la humanidad en el reino.
19 El conocimiento de las Escrituras nos manifiesta que delante de nosotros está el tiempo terrible y tenebroso de la batalla del Armagedón, cuando las fuerzas malas del mundo del Diablo se hundirán en la destrucción. La inminencia de ese suceso que cernirá al mundo graba en nuestra mente el significado de las palabras de Jesús en Juan 9:4, conforme a Una Traducción Americana (en inglés): “Tenemos que llevar a cabo la obra de aquel que me ha enviado mientras dura la luz del día. La noche viene, cuando nadie puede hacer ninguna obra.” Ahora es el tiempo para obrar con prudencia, haciendo estas obras justas de enseñar. Ahora es el tiempo para vivir y trabajar como cristianos, sobre todo ahora, porque el fin final está cerca. Por eso el apóstol nos aconseja que seamos vigilantes y cuidadosos: “Cuida de ti mismo y cuida de tu enseñanza; persevera en tu obra; si haces eso, salvarás a los que te escuchan y también a ti mismo.”—1 Tim. 4:16, Móff. (en inglés).
POR QUÉ PERSEVERAR EN ELLA
20. ¿Por qué dar consejo tan directo respecto a la perseverancia en nuestra obra?
20 “Persevera en tu obra,” dice él. ¿Por qué es necesario dar consejo tan directo? Es porque de veras hay que esforzarse para continuar en la obra de Dios. Si fuera verdad que nadie se opone a la obra de Dios, entonces, naturalmente, sería mucho más fácil; sin embargo, tenemos que estar enterados de que Satanás el Diablo es nuestro adversario y está muy airado ahora, puesto que ha sido arrojado fuera del cielo. (Apocalipsis 12) Está muy ocupado tratando de apartar de Dios a todas las criaturas y llevárselas a la destrucción junto con él en el conflicto venidero. Quiere hacer que cada uno afloje la mano, que vaya más despacio, y al fin cese por completo en la obra benéfica de Dios. Todavía trata de pelear contra Dios por medio de vencer a los siervos de Jehová, porque bien sabe que entonces ellos perderán respecto a las preciosas promesas de Dios y las bendiciones del Reino. Por eso es tan adecuada en este tiempo la amonestación del apóstol Pedro (1 Ped. 5:8, 9): “Sed sobrios, sed vigilantes; vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda en derredor, buscando a quien devorar: resistidle pues, firmes en la fe.” Satanás ataca a todo individuo que está consagrado a Dios, todo hombre, toda mujer y niño que hace la obra de Dios. El Diablo quiere que retrocedamos de la obra de Dios, contrario al buen consejo de Jesús, que dijo: “Ninguno que pusiere la mano en el arado y mirare atrás, es apto para el reino de Dios.”—Luc. 9:62.
21. ¿Cómo ‘se mira a tras’, y con qué resultado?
21 ¿Cómo ‘mira uno atrás’? Volviendo al mundo viejo del cual salirnos. Quiere decir volver a dirigir nuestro interés a las prácticas y costumbres malas del mundo viejo, como cuando Lot y su familia fueron librados por Dios de la destrucción de la inicua Sodoma y la mujer de Lot se volvió para mirar atrás porque su interés en verdad estaba allá. Ella pereció, llegando a ser una columna de sal; por eso Jesús dijo: “Acordaos de la mujer de Lot.” (Luc. 17:32) El mirar atrás quiere decir no mantener los intereses del Reino en el primer lugar. Quiere decir no perseverar en su obra.
22. ¿Cómo induce Satanás esto en algunos? ¿Cómo combatimos esto?
22 Satanás usa muchos medios para lograr esto. Algunas personas son influídas por la persecución. El vituperio retarda a otros. Pero esta persecución y vituperio no pueden evitarse. El Maestro les dijo a sus seguidores que sufrirían muchas indignidades y mucho tormento a causa de su nombre. Así fué en el caso de sus siervos después que él ascendió al cielo y ha sido verdad respecto a los verdaderos cristianos desde entonces. (Mat. 24:9; 2 Tim. 3:12) Para combatir esta acción violenta del enemigo, el cristiano tiene que tener fe fuerte. Con fe fuerte somos fortalecidos por Jehová y podernos vencer o neutralizar los ataques del enemigo si persistimos en nuestra obra y confiarnos en que nuestro Dios nos libre.
23. A pesar de la oposición ¿aun tiene uno que proveer lo necesario para la familia? ¿Por qué?
23 No todos sufren persecución violenta hoy en día, pero hay otros métodos que Satanás usa para apartarnos de nuestra obra buena. En esta vida tenemos muchas responsabilidades. Algunos de nosotros aprendemos la verdad después de que hemos adquirido familias, y estas familias no siempre creen las Escrituras como nosotros. A veces ponen todo impedimento en nuestro paso en un esfuerzo de hacernos dejar de perseverar en nuestra adoración. La responsabilidad está sobre nosotros de proveer lo necesario para los miembros de nuestra familia, lo cual como cristianos nos complacemos en hacer. “Empero si alguno no provee a la necesidad de los suyos, y especialmente de los de su propia casa, ha renegado de la fe, y es peor que el incrédulo.” (1 Tim. 5:8) Hasta cuando se oponen a nuestras obras buenas tenemos que ver que tengan lo necesario para mantener la vida si nos toca proveer lo que le hace falta a la familia. Y al fin pueda ser que acepten la verdad y ganemos nuestras familias para el Señor, poniendo nosotros ejemplo fiel de creencia y buenas obras.
24. ¿Por qué perseverar en la obra a pesar de la oposición de la familia? ¿Cómo?
24 El consejo respecto a cómo vencer la oposición de la familia se halla en las palabras de Jesús en Mateo 10:34-39: “No penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada. Porque vine a poner en disensión al hombre contra su padre, y a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su misma casa. El que ama a padre o a madre más que a mí, no es digno de mí; y el que arna a hijo o a hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no torna su [madero] y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que [hallare] su vida la perderá; y el que perdiere su vida por mi causa, la hallará.” Jesús manifestó que habría grandes crisis en las familias que aceptaran a Cristo y siguieran en el camino recto. Ningún cristiano debe permitir que la oposición de la familia le impida servir a Jehová Dios y Cristo, sino que el cristiano tiene que poner por delante el amor de Cristo, de otra manera no probará que es digno. Si otros en la familia se ponen tan violentos que toman la vida del creyente cristiano, entonces Cristo restaurará la vida en el tiempo del Reino; pero si uno retrocediera a la inactividad para salvarse la vida, al fin desagradaría al Dador de vida y perdería la vida eterna. Dando siempre primera importancia al amor del Señor y dejando que sean secundarias las otras cosas que se exigen, perseveraremos correctamente en nuestra obra.