¿Cómo son alimentados espiritualmente los cristianos?
¿CÓMO alimenta Dios a su pueblo, espiritualmente? ¿Se hace individualmente, es decir, obtienen los cristianos su sustento espiritual como personas aisladas, independientemente, no necesariamente asociándose con otros cristianos que tienen la fe verdadera? ¿Simplemente pueden estudiar la Biblia por su propia cuenta y servir a Dios por su propia cuenta?
Podemos obtener una respuesta a estas preguntas al considerar lo que Jesucristo dijo a sus apóstoles solo tres días antes de su muerte. Al hablar acerca de cosas venideras, había detallado los acontecimientos que constituirían la “señal” de su presencia cuando regresaría en poder y gloria celestiales. Les advirtió que se mantuvieran alerta para la inspección y juicio que haría de sus discípulos, a quienes llamó “esclavos.” (Mat. 24:1-44) Podía usar este término para con ellos porque pronto los compraría con su propia sangre.—1 Cor. 6:20; 7:23.
EL “ESCLAVO” Y LOS “DOMÉSTICOS”
En conexión con su advertencia, Jesús también dijo: “¿Quién es verdaderamente el esclavo fiel y discreto a quien su amo nombró sobre sus domésticos, para darles su alimento a su debido tiempo?”—Mat. 24:45.
Los “domésticos” son siervos o esclavos de una casa. Como miembros de la casa de Dios, éstos serían alimentados como grupo, trabajando unos con los otros, conociéndose y asociándose los unos con los otros y ayudándose los unos a los otros. Notaremos, al considerar la declaración ilustrativa de Jesús, que el término “esclavo” (número singular) considera aquí a todos los siervos de la casa juntos como un cuerpo, y que la expresión “domésticos” (plural) los considera como individuos.
Este modo de ver a un grupo de personas, sí, hasta a una nación entera, como esclavo o siervo, no era nuevo para los discípulos de Jesús. Jehová Dios mismo al hablar a la nación de Israel se había referido a ella varias veces como su siervo. Él dijo: “Tú, oh Israel, eres mi siervo, tú, oh Jacob, a quien he escogido, la descendencia de Abrahán mi amigo; tú, a quien he asido desde las extremidades de la tierra, y tú, a quien he llamado hasta de las partes remotas de ella. Y por lo tanto te dije: ‘Tú eres mi siervo; te he escogido, y no te he rechazado.’” (Isa. 41:8, 9) Aclarando que este “siervo” compuesto está formado de muchos individuos, el Creador le dijo a la nación de Israel: “‘Ustedes son mis testigos,’ es la expresión de Jehová, ‘aun mi siervo a quien he escogido.’ . . . Y ahora escucha, oh Jacob siervo mío, y tú, oh Israel, a quien he escogido. Esto es lo que ha dicho Jehová, . . . ‘¿No he hecho yo que desde aquel tiempo en adelante tú individualmente oigas y no lo he anunciado? Y ustedes son mis testigos.’”—Isa. 43:10; 44:1-8; también Isa. 42:19; 44:21; 48:20; 49:3; Jer. 30:10.
Después que Dios rechazó al Israel natural como siervo suyo por su desobediencia, ¿quiénes entonces llegarían a ser su siervo, su instrumento terrestre, sus testigos en la Tierra? Veamos lo que dice el apóstol Pablo acerca de esto. Fue aproximadamente en los años 50-52 E.C. que Pablo escribió acerca del asunto a las congregaciones cristianas de Galacia. El nuevo pacto, que reemplazó al pacto de la Ley, había estado en vigor desde el Pentecostés del año 33 E.C. Por lo tanto la congregación cristiana había estado funcionando por unos dieciocho años. A los cristianos gálatas, Pablo dijo: “Ni la circuncisión es nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación es algo. Y a todos los que hayan de andar ordenadamente por esta regla de conducta, sobre ellos sea paz y misericordia, sí, sobre el Israel de Dios.”—Gál. 6:15, 16.
La congregación cristiana se formó de la gente que andaba ordenadamente por aquella regla en cuanto a una “nueva creación.” Como congregación unida fue así el “siervo” de Dios, tal como lo había sido Israel de la antigüedad. Por lo tanto, el pasaje en Isaías 43:10 podía dirigirse de manera espiritual a la congregación como el “Israel de Dios”: “‘Ustedes son mis testigos,’ es la expresión de Jehová, ‘aun mi siervo.’”
CUÁNDO COMENZÓ LA CLASE DEL “ESCLAVO”
¿Cuándo llegó a existir este “esclavo” fiel? En el Pentecostés de 33 E.C. Las primeras 120 personas sobre quienes se derramó el espíritu santo inmediatamente se pusieron a trabajar alimentando a los otros invitados al banquete espiritual de Dios, a saber, los judíos, 3.000 de los cuales aceptaron el “alimento” espiritual que se les ofreció y se bautizaron. Después de esto los 3.000 continuaron adquiriendo alimento espiritual hasta que estuvieron bien fortalecidos. Muchos entonces regresaron a sus hogares en otros países donde establecieron congregaciones y continuaron asociándose y manteniéndose en armonía con la enseñanza verdadera de los apóstoles.—Hech. 2:1-4, 37-42.
Menos de tres años y medio más tarde los esfuerzos que hacía el “esclavo fiel y discreto” por alimentar se extendieron a los gentiles cuando Pedro explicó las buenas nuevas a Cornelio y su casa. A medida que ingresaban nuevos discípulos, ellos como “domésticos” participaban en alimentar a otros. Se efectuó un arreglo mediante el cual los apóstoles, notablemente Pablo y los “domésticos” asociados que viajaban con él, alimentaban a muchas personas en otros países. Llevaron a cabo las palabras de Jesús: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.”—Mat. 28:19, 20.
Para suministrar ayuda duradera en el trabajo de alimentar espiritualmente, Dios inspiró a los apóstoles y otros discípulos de Jesucristo del primer siglo a escribir veintisiete libros que componen las Escrituras Griegas Cristianas. Éstos, junto con las Escrituras Hebreas ya existentes, suministraron el alimento espiritual por escrito a los creyentes de aquel entonces, y a los cristianos hasta este día.
Jesús había dicho: “¡Miren! estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.” (Mat. 28:20) Jesucristo es el Cabeza de la congregación, que es su esclavo, y sus palabras muestran que él los fortalecería para alimentar a sus “domésticos” a través de los siglos. Es evidente que una generación de la clase del “esclavo” alimentó a la siguiente generación sucesiva de ésta, así como siguió alimentándose a sí misma.
Quizás alguien pregunte: ‘¿Cómo puede el “esclavo,” que se compone de los “domésticos,” alimentar a los “domésticos”? Eso equivaldría a que el “esclavo” se alimentara a sí mismo.’ Esto se puede ilustrar por una familia que se muda a una granja. Una de sus primeras necesidades es proveer alimento. ¿Suministra el padre todo el alimento y lo pone en la boca de los demás? No. Cada miembro de la familia ejecuta una tarea diferente. Quizás uno are. Otros pueden trabajar para excavar un pozo. Algunos se ocupan en plantar. Algunos cuidan del ganado vacuno y los derivados de la leche. Por supuesto, todos pueden ayudar en ciertos rasgos del trabajo. Probablemente todos participarían en la cosecha. Por otra parte, las mujeres envasarían alimentos para alimentación futura. Prepararían los alimentos y le servirían la comida a la familia. Ahora bien, ningún individuo en particular podría haber provisto tan bien lo necesario. Pero con esfuerzo de familia, todos están bien alimentados. Como familia son un solo cuerpo, tal como lo es el “esclavo fiel y discreto.” Pero como individuos son trabajadores en producir y servir alimento, como “domésticos” en una casa. Una ilustración similar que dio el apóstol Pablo en 1 Corintios 12:12-27 es la de un cuerpo humano físico y sus miembros.
LA CLASE DEL “ESCLAVO” EN TIEMPOS MODERNOS
Acerca de este “esclavo,” Jesús dijo: “Feliz es aquel esclavo si al llegar su amo lo hallare haciéndolo así.” (Mat. 24:46) Aquí Jesús habló en cuanto a regresar a inspeccionar a su clase del “esclavo” en cuanto a si estaba “haciéndolo así,” es decir, dando a sus domésticos su alimento al debido tiempo. ¿Quiénes serían ese “esclavo” hoy día?
Sobre la base de la regla que declaró Jesús: “Por su fruto se conoce el árbol,” podemos determinar quién es ese “esclavo.” (Mat. 12:33) Hace diecinueve siglos, cuando la clase del “esclavo fiel y discreto” fue formada originalmente, declaró las buenas nuevas del reino mesiánico de Dios y la venidera destrucción del sistema de cosas judío. Solo esta clase fiel producía fruto verdadero del Reino. Aunque fue perseguida, sobrevivió a través del turbulento período que vino en cumplimiento inicial de la profecía de Jesús en Mateo 24:4-22, Marcos 13:5-20 y Lucas 21:8-24.
En el año 1914 E.C. comenzó el tiempo del cumplimiento completo de la profecía de Jesús acerca de la “señal de [su] presencia y de la conclusión del sistema de cosas.” Por lo tanto el “esclavo fiel y discreto” debe estar muy activo en este tiempo urgente del fin predicando en el reino mesiánico de Dios y la conclusión de este presente sistema mundial. Y, como la clase del “esclavo” del primer siglo, debe estar sobreviviendo a pesar de persecución extensa. ¿Quiénes están haciendo esto hoy día? ¿Quiénes están produciendo el fruto cristiano correcto? Los hechos señalan al cuerpo pequeño de miembros ungidos de la congregación verdadera de Cristo en la Tierra en este tiempo. Han provisto vigorosamente alimento espiritual de la Palabra de Dios, manteniendo su propia espiritualidad.
Además, el “esclavo” del día presente ha traído en asociación consigo mismo unos 2.000.000 de personas más. Verdaderamente ha resultado ser el “siervo” de Jehová, sus testigos. Los asociados de este “esclavo” tienen la esperanza de vivir para siempre en una Tierra paradisíaca. El “esclavo fiel y discreto” los alimenta generosamente. El alimento espiritual que reciben es alimento “a su debido tiempo,” porque nunca hubo condiciones tan críticas ni ha sido tan urgente la necesidad de huir de este sistema de cosas y confiar en la provisión de Dios para sobrevivir.
Vemos, entonces, que Jesucristo mismo llamó la atención sobre este método de alimentar a su pueblo... no como individuos aislados, independientes, sino como un cuerpo estrechamente unido de cristianos que tienen amor verdadero e interés cariñoso los unos en los otros. Esto es cierto hoy día entre las congregaciones de los testigos de Jehová en todo país. Tiene que ser así ahora, pues ciertamente, durante el reinado de mil años de Cristo sobre la Tierra, la gente estará en unidad, cooperando en el embellecimiento de la Tierra. No hay otra manera en que pueda haber felicidad y producirse el fruto del espíritu, que es “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.” (Gál. 5:22, 23) Solo cuando estas cualidades operen en la gente podrá haber paz y pleno disfrute de vivir sobre esta Tierra.