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Las iglesias de África pesan el pasado y el futuroLa Atalaya 1975 | 15 de mayo
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de la esclavitud a la imperfección, enfermedad y la muerte misma. (Rev. 21:4) Al anunciar el gobierno mesiánico de liberación prometido por Dios y abogar por él, los discípulos verdaderos de Cristo no usarían armas carnales, sino espirituales, armas que nunca lastiman a los inocentes y que nunca traen sufrimiento brutal ni desconsuelo. (2 Cor. 10:4, 5; Efe. 6:10-17) Como ‘excelentes soldados de Cristo Jesús’ no tratarían de mezclar el cristianismo con el mercantilismo, tal como el inspirado apóstol Pablo aconsejó a su colaborador y compañero misionero Timoteo.—2 Tim. 2:3, 4.
¿Hay personas hoy día en África y a través del resto de este planeta que viven en armonía con estos principios del cristianismo verdadero y que moran en unidad, sin barreras de espíritu tribual, racismo, nacionalismo o sectarismo?
Hoy miles de africanos de todas las tribus y de todas partes del continente se están asociando con los testigos cristianos de Jehová por la mismísima razón de que los ven poniendo estos principios a trabajar en su vida. Al proceder así no están abrazando la “importación extranjera” de una “religión de blanco,” sino que están abrazando la adoración del Creador del cielo y la Tierra, Jehová Dios, Aquel que no hace distinciones y “no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.”—Hech. 10:34, 35.
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¿Quién verá “la señal del hijo del hombre”?La Atalaya 1975 | 15 de mayo
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¿Quién verá la “señal del hijo del hombre”?
EN UNA de las más notables profecías que Jesucristo pronunció él aplicó a sí mismo la visión de Daniel el profeta registrada en Daniel 7:13, 14. Al profeta se le permitió ver un cuadro simbólico de los gobiernos mundiales desde Babilonia (bajo el cual vivía entonces) hasta el fin de todos los gobiernos humanos cuando fueran reemplazados por el régimen mesiánico. Concerniente al Rey Mesiánico, Daniel escribió:
“Seguí contemplando en las visiones de la noche, y, ¡pues vea! con las nubes de los cielos sucedía que venía alguien como un hijo del hombre; y al Anciano de Días obtuvo acceso, y lo presentaron cerca, aun delante, de Aquél. Y a él fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él.”—Dan. 7:13, 14.
Jesucristo es el que se describe aquí “como un hijo del hombre.” (Compare con Lucas 5:24; 7:34.) Los judíos exigieron que, para probarles que verdaderamente era el Mesías, lo demostrara de manera visible apareciendo en las nubes del cielo, según el modo en que ellos veían la profecía y su cumplimiento. Pero Jesús les dijo que no recibirían tal señal. (Mat. 12:38, 39; 16:1-4; Mar. 8:11, 12) Más bien,
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