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¿Qué hace usted con su tiempo?La Atalaya 1950 | 15 de junio
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el único tiempo que se pierde sino también el que se consume en adquirir de nuevo la destreza anterior. El tiempo restante es demasiado corto para permitir tales pérdidas; y siempre existe el peligro de ser completamente tragado por el mundo viejo. Ya es tiempo de estar despiertos y activos y de ser constantes en el servicio de Dios.
31. ¿De qué manera nos portamos como sabios en estos tiempos malos?
31 La necesidad de estar despiertos fué hecha prominente por Pablo, que, después de reprender a algunos en la congregación de Éfeso por haber caído de nuevo en la práctica de la corrupción, dijo, “Despiértate tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo. Mirad, pues, diligentemente, cómo andáis; no como necios, sino como sabios; aprovechando cada oportunidad del bien hacer, porque los días son malos.” (Efe. 5:14-16) ‘Compraos toda la oportunidad.’ (Rótherham [en inglés]) Estas palabras de amonestación las ofreció Pablo para dirigir el proceder futuro de los cristianos. Lo que sucedió con aquellos efesios, sucede hoy con nosotros; lo que se ha hecho o lo que nosotros hemos faltado de hacer en lo pasado no puede ser cambiado. Ese tiempo ya se fué, no puede usarse otra vez. Pero en la actualidad y en el futuro todavía le esperan muchas oportunidades al que desea servirle a Dios. Estas oportunidades pueden presentarse de muchas diferentes maneras. Pero no importa de qué manera vengan, los sabios las aprovecharán, comprándolas y haciendo buen uso de ellas para que no se desperdicien.
32. ¿Cómo conseguimos más oportunidades? ¿Por qué vale la pena, cueste lo que cueste?
32 Es sólo razonable que el que dedica más tiempo a servir a Dios tendrá manera de comprar o hacer uso de más de estas oportunidades preciosas. No importa lo costoso que le sea a uno renunciar las riquezas y una buena reputación en este mundo, estas oportunidades para servir a Dios y a Cristo lo hacen valer la pena y aun más. Cristo pronunció una parábola a sus apóstoles, diciendo: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo; el que un hombre halló, y lo encubrió, y por el gozo de su hallazgo, va, y vende todo cuanto tiene, y compra aquel campo.” (Mat. 13:44) Ninguna cosa que ahora poseamos o esperemos obtener en el futuro pudiera compararse en valor al reino de Dios y las bendiciones que les traerá a los que vivan en él. Aunque uno diera su vida por el Reino sería provechoso: “pues el que quisiere salvar su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por mi causa, la hallará.” (Mat. 16:25) Cristo puede resucitar y resucitará de la muerte a los que fielmente dedican su tiempo al servicio de él.—Juan 5:28, 29.
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Haciendo provechoso el tiempo que quedaLa Atalaya 1950 | 15 de junio
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Haciendo provechoso el tiempo que queda
1. Por el Reino, ¿qué oportunidades terrestres cedió Jesús?
JESÚS no predicó una cosa e hizo otra. Su proceder era consistente con sus palabras. Todo lo que tenía, Jesús lo cedió por el Reino, hasta la vida misma. Pero cedió mucho antes de dar su vida en sacrificio. Primero cedió su existencia celestial como el Arquitecto y Portavoz del Creador. Luego considérense sus posibilidades terrestres. Este joven talentoso (en verdad su mente era perfecta) pudo haber dedicado su tiempo al adelanto de la ciencia, a la prolongación de la vida de la gente mediante indagaciones médicas y sociales; pudo haber edificado grandes ciudades con casas ejemplares o tremendas organizaciones comerciales. Con su cuerpo perfecto pudo haber dedicado su tiempo a hazañas físicas en las cuales de por cierto que pudo haber sobresalido, cazador sin igual, artista con destreza insuperable; sí, lo que se hubiera propuesto hacer sin duda podría haberlo hecho mejor que cualquier otro hombre. Fué el único hombre perfecto en la tierra. Pero Jesús volvió las espaldas a todas estas cosas, y su decisión dependió de lo que él, con percepción perfecta, consideraba ser el uso más provechoso del tiempo.
2. ¿Por qué nos sirve Jesús especialmente como ejemplo de redimir el tiempo?
2 Lo que Jesús decidió hacer él mismo, fué la misma cosa que les dijo a sus seguidores que ellos hicieran. Él predicó. Sí, predicó acerca del reino de Dios; en la playa, en el desierto, en las montañas, en el templo, en las calles y en las casas de la gente, en toda oportunidad engrandeció el nombre y el propósito de su Padre. Por haber escogido este proceder sabía que sus días estaban contados, pero redimió el tiempo, compró toda oportunidad, usó provechosamente el tiempo que le quedaba. Viendo, pues, que Jesús, que tenía tan grandes potencialidades en todo campo de esfuerzo humano, decidió dedicar su tiempo al ministerio de Dios, ¿no ha de concluirse que nuestra meta principal debe ser hacer lo mismo? ¡De veras que sí! Jesús les decía a los que buscaban su favor que ‘cargaran con su estaca de tormento diariamente y lo siguieran’. (Luc. 9:23) Servicio diario, sí, servicio de tiempo cabal debe ser la meta de todo siervo de Dios.
3. ¿Qué uso del tiempo aprueba Dios? Pero, ¿qué es ideal?
3 Es verdad que no todos podrán alcanzar esta meta. Jesús era soltero; no tenía ninguna obligación de familia, ningún estorbo. Dios conoce las circunstancias de cada uno de sus siervos y le agrada el servicio de cada uno, no importa lo pequeño que sea ese servicio, si los siervos dan todo lo que pueden. Jesús manifestó que esto es verdad cuando llamó la atención de sus discípulos al hecho de que Dios aprobó la viuda que dió todo lo que tenía aunque era cantidad pequeñísima. (Mar. 12:41-44) Esto pues no niega sino apoya la verdad de que el servicio de tiempo cabal a Dios es la situación ideal para el cristiano. Cada uno, pues, puede usar provechosamente un poco de su tiempo para considerar seriamente y con oración sus circunstancias para
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