¿Ha olvidado usted la decisión que hizo de servir a Dios?
¿NO SE emocionó usted cuando do investigó y empezó a entender por primera vez la verdad de la Palabra de Dios? ¿No se regocijó su corazón por la provisión que Dios hizo para vida eterna en un nuevo sistema de cosas? Un entendimiento de los propósitos de Dios verdaderamente puede motivar al corazón, resultando en una decisión o dedicación personal para servir a Dios. ¿Ha hecho usted tal decisión, y la simbolizó mediante bautismo en agua? Aunque centenares de miles de cristianos lo han hecho, por desgracia muchos de éstos no han recordado su dedicación solemne. Nos preocupamos intensamente acerca de ellos.
El apóstol Pablo escribió acerca de algunas de tales personas durante su segunda encarcelación en Roma, diciendo: “Todos los hombres del distrito de Asia se han apartado de mí. Figelo y Hermógenes son de ese grupo.” (2 Tim. 1:15) Por una razón u otra estos cristianos asiáticos dejaron a Pablo y cesaron de su actividad cristiana. Surgieron circunstancias que los hicieron olvidar su decisión de servir a Dios.
Hoy hay presiones aun mayores para apartar a un cristiano de su dedicación a Dios. Dentro de esta mismísima generación Satanás el Diablo ha sido arrojado del cielo, y ahora está librando guerra contra los que “observan los mandamientos de Dios y tienen la obra de dar el testimonio de Jesús.” (Rev. 12:7-12, 17) ¿Ha tenido éxito la estrategia bélica de él contra usted? ¿Se ha posesionado de usted y ha apagado su alabanza pública? ¿Ha olvidado usted su decisión de servir a Dios? Si ése es el caso, es vital que usted se aproveche rápidamente de la ayuda de Dios para librarse de las garras de Satanás.
Como primer paso, recuerde el gozo y felicidad iniciales que usted sintió cuando aprendió la verdad. ¿Dónde está, ahora, aquella felicidad que tenía? El apóstol Pablo hizo esta mismísima pregunta a ciertos cristianos de su día, y agregó: “Ustedes estaban corriendo bien. ¿Quién les estorbó para que no siguieran obedeciendo la verdad? Esta clase de persuasión no procede de Aquel que los llama.” (Gál. 5:7, 8; 4:15) ¡No, procede del Diablo y de sus agentes! Y esa persuasión tiene como propósito hacer que usted olvide a Dios y para conducirlo a la destrucción. Por eso, ¡despierte antes de que sea demasiado tarde! Satanás sabe que se acerca su fin; no le permita que él también cause el fin de usted.
AMOR MAL CIFRADO
Tal como el amor a Dios y a sus provisiones causó que usted decidiera servirle a Él, así el amor a otra cosa puede hacer que usted olvide esa decisión. Ha sucedido muchas veces antes. Durante la primera encarcelación de Pablo en Roma uno de sus asociados allegados y compañeros ministros fue Demas, cuyos saludos Pablo transmitió en sus cartas cristianas. (Col. 4:14; File. 24) Sin embargo, durante su segunda encarcelación Demas se apartó de Pablo. ¿Por qué? Pablo le dijo a Timoteo: “Porque amó el presente sistema de cosas.”—2 Tim. 4:10.
¿Se ha desarrollado en usted un amor semejante? ¿Es esto lo que lo ha apartado a usted de las reuniones cristianas y de la asociación con los hermanos? Puede suceder tan fácilmente, y por esta razón el apóstol Juan registró la advertencia divina: “No estén amando ni al mundo ni las cosas que están en el mundo. . . . porque todo lo que hay en el mundo —el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno— no se origina del Padre, sino que se origina del mundo. Además, el mundo va pasando.”—1 Juan 2:15-17.
¿Cuál es la evidencia de que uno está sucumbiendo a “el deseo de los ojos” y que está atribuyendo importancia a “la exhibición ostentosa del medio de vida de uno”? Por lo general comienza casi imperceptiblemente. Al principio, quizás, solo se incurre innecesariamente en unos cuantos gastos adicionales, y esto resulta en solo perder las reuniones de congregación de vez en cuando. Luego incurre en más deudas, requiriendo más tiempo para pagarlas, y dejando menos tiempo para estudio y reuniones. Finalmente, se excluye completamente el servir a Dios para dar lugar a otros intereses. Como espinos, Jesús dijo, “el poder engañoso de las riquezas y los deseos de las demás cosas van entrando y ahogan la palabra, y ésta se hace infructífera.”—Mar. 4:18, 19.
¿Notó usted lo que dijo Jesús que puede hacerlo infructífero como cristiano? No solo el poseer riquezas, o el disfrutar del “placer de ser acaudalado” (Mat. 13:22, nota al pie de la página de NM, edición de 1950 en inglés); sino, con más frecuencia, “los DESEOS de las demás cosas” causan infructuosidad. Los deseos de ropa nueva, nuevos aparatos de TV, nuevos autos, nuevas casas, nuevos aparatos eléctricos... un incontable número de tales cosas. ¿Ha ocupado tan intensamente su tiempo y energía el satisfacer estos deseos que no ha asistido a una reunión en varios meses o más? De veras es un asunto serio el hacer un voto para llevar a cabo la voluntad de Jehová, y luego olvidarlo.—Ecl. 5:4-6.
Si los “espinos” de los deseos materialistas le han impedido obedecer la verdad, sería bueno que se examinara usted mismo, preguntándose: ‘¿Estoy más contento y satisfecho desde que dejé la congregación cristiana y me deslicé a la inactividad? ¿Es mi vida de familia más sana, son más agradables las relaciones y están más felices todos? O, ¿pudiera dirigirse apropiadamente a mí la pregunta del apóstol Pablo: “¿Dónde, pues, está aquella felicidad que tenían?”’ (Gál. 4:15) ¿Verdaderamente nos regocijamos por el cumplimiento de las profecías bíblicas, que muestran lo cerca que está el fin de este inicuo sistema de cosas? (Luc. 21:28) Es muy probable que la felicidad y el contentamiento genuinos hayan disminuido. ¿Cuál, entonces, es el derrotero prudente que se debe emprender?
VENCIENDO DESEOS MATERIALISTAS
Es evidente. Es el derrotero que inicialmente lo familiarizó a usted con los propósitos de Dios y conmovió su corazón. Sí, usted puede reavivar su gozo de la misma manera que se realizó por primera vez: Por medio de un estudio bíblico regular en su casa y por medio de asociación con sus hermanos cristianos. Acepte la invitación para tal estudio. Asista a las reuniones de congregación. Es lo que usted necesita para recobrar la felicidad y el contentamiento que usted tenía en otro tiempo.
Quizás usted se sienta igual que la familia que había estado en la verdad por veintidós años pero luego, como admitió, “fueron atraídos al mundo por el materialismo.” Escribieron: “A menudo sentimos deseos de asistir a las reuniones pero simplemente parecía como si no pudiéramos lograrlo. Realmente no encajábamos en el sistema de Satanás, de modo que estábamos completamente desorientados, aislados, entre el nuevo y el viejo sistema de cosas. Aunque queríamos y necesitábamos a nuestros hermanos, siempre creíamos que teníamos que esquivarlos, y esto nos dejaba frustrados y deprimidos. Necesitábamos palabras de estímulo.”
¿Siente usted, también, a veces la necedad de palabras alentadoras? Si ése es el caso, ¿será usted lo suficiente humilde para aceptarlas cuando se le ofrezcan? Esta familia lo fue, y escribe: “Alegremente aceptamos la provisión de un estudio bíblico en nuestro hogar. Ahora todos hemos vuelto a la organización segura de Jehová. No puedo expresar la felicidad que siento. Todo nuestro hogar se gobierna de acuerdo con los principios bíblicos. Hemos aprendido por nuestra experiencia cuán necesario es aplicar todas las instrucciones de la Sociedad, tener un estudio bíblico de familia y llevar a cabo nuestra lectura de Biblia diariamente.”
No se prive de la felicidad y contentamiento que se disfruta entre el pueblo de Dios. Usted también puede realizarlo otra vez. Una persona, que había dejado de asociarse con la congregación años antes, recientemente asistió a un estudio bíblico, e informó: “Mi mente se remontó al tiempo cuando yo estudiaba, y realmente, no había conocido contentamiento ni gozo interior verdaderos desde entonces.” Luego fue al Salón del Reino, y no podía recuperarse del “ambiente cordial y el amor y la bondad de los hermanos.”
Usted, también recibirá esta misma bienvenida calurosa en las reuniones de congregación. Los hermanos se sentirán genuinamente felices de verlo de nuevo. Por eso no espere; ¡vaya a una reunión esta misma semana! No permita que los espinos del deseo materialista continúen ahogando el fruto cristiano en su vida.
OPOSICIÓN DE AMIGOS O PARIENTES
Por otra parte, ¿es la oposición de amigos o parientes lo que ha causado que usted olvide su decisión de servir a Dios? Piense, ahora. ¿Convino usted en servir a Dios solo si no tuviera oposición? ¿Va usted a permitir que lo que otros digan haga que usted cese de asistir a las reuniones cristianas y a dejar de seguir el ejemplo de Jesús de ministrar a otros?
Sería prudente prestar atención cuidadosa a lo que Cristo dijo con respecto a esto: “Cualquiera que me repudie delante de los hombres, yo también lo repudiaré delante de mi Padre que está en los cielos. No piensen que vine a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada. Porque vine a causar división, y estará el hombre contra su padre, y la hija contra su madre, y la esposa joven contra su suegra. Realmente, los enemigos del hombre serán personas de su propia casa. El que le tiene mayor cariño a padre o a madre que a mí no es digno de mí; y el que le tiene mayor cariño a hijo o a hija que a mí no es digno de mí. Y cualquiera que no acepta su madero de tormento y sigue en pos de mí no es digno de mí.”−Mat. 10:33-38.
Por lo que dijo Jesús es evidente que los cristianos verdaderos tienen que esperar oposición de la familia, ¿no es verdad? ¡Sí! Por eso, realmente, si sus amigos o parientes se oponen a la adoración verdadera, se pone a prueba la sinceridad de su decisión de andar en los pasos de Jesús.
De alguna manera quizás se raciocine que el mantener relaciones pacíficas con estas personas es una demostración de amor y, por lo tanto, justifica el cesar de la adoración verdadera. Pero, ¿estaría usted realmente mostrando amor a los más allegados a usted si abandonara el servicio de Dios? Si usted cesa cuando surge la oposición, ¿cómo ayudará a sus amigos y a sus amados a apreciar que el conocimiento exacto de la Biblia es de importancia de vida o muerte? Realmente, usted muestra amor genuino a ellos al aguantar la oposición de parte de ellos y resueltamente vivir en conformidad con su decisión de servir a Dios. Así usted suministrará a sus amigos y parientes la mejor oportunidad posible de aprender las verdades de la Palabra de Dios y ponerse en línea para las bendiciones eternas que Jehová ofrece a los que le sirven.
Es verdad, esto puede ser difícil. Pero no deje de apreciar que es Satanás el Diablo que está inspirando la persecución. Por eso, ¡sea valeroso! Como dijo el apóstol Pedro: “Pónganse en contra de él, sólidos en la fe, sabiendo que las mismas cosas en cuanto a sufrimientos van realizándose en toda la asociación de sus hermanos en el mundo.” (1 Ped. 5:9) ¡Sí, Satanás está usando la misma táctica sobre sus hermanos en todas partes, y ellos están aguantando fielmente! Usted también puede hacerlo. Pruébelo regresando a la carrera cristiana. ¡Vaya a las reuniones de congregación! ¡No lo aplace!
OTROS ESFUERZOS PARA HACER QUE USTED OLVIDE
Hay muchas otras maneras en que Satanás el Diablo se esfuerza por hacer tropezar a los cristianos y hacerlos olvidar su decisión de servir a Dios. Por ejemplo, alguien de la congregación quizás diga o haga algo que cause que uno se ofenda personalmente. Y en vez de enderezar la dificultad de la manera que prescribe la Biblia, la persona ofendida permite que el asunto llegue a ser un punto en cuestión tan grande en su mente que deja la congregación cristiana.
Pero piense: ¿Le agrada a Jehová Dios el permitir que alguien o alguna cosa impida el servicio de usted a él o la relación de usted con Su organización? ¡Muy definitivamente que no! De modo que no permita que tales esfuerzos de Satanás hagan que usted olvide a Dios y su servicio. Usted no tiene nada que ganar y tiene todo que perder al alejarse de las reuniones de congregación y de la asociación con sus hermanos.
Un cristiano no puede darse el lujo de ignorar los designios de Satanás, y una de sus tácticas que tiene más éxito es el causar desaliento. (2 Cor. 2:11) Por ejemplo, un ministro recientemente abandonó el ministerio, explicó que la razón fue que simplemente nadie respondía al mensaje del Reino. Aunque esto quizás sea verdad, y aun si la gente continúa enfriándose para con Dios, ¿es ésta razón para desistir? Considere el ministerio del profeta Jeremías a sus conciudadanos que no respondían, que eran de dura cerviz, de quienes Jehová dijo: “Tienes que hablarles todas estas palabras, pero no te escucharán; y tienes que llamarlos, pero no te responderán.”—Jer. 7:27.
Aunque esos israelitas eran sumamente fríos para con Dios, Jeremías fielmente continuó predicándoles por unos cuarenta años. Se desanimó, es verdad, y pensó en desistir, pero su amor a la verdad de Dios lo impulsó a continuar sirviendo. No olvidó su decisión de servir a Dios. (Jer. 20:9) Copie ese ejemplo, y si, por alguna razón, usted ha aflojado el paso o ha abandonado el servicio de Dios, despierte rápidamente y continúe corriendo la carrera por la vida. No permita que Satanás tenga la satisfacción de hacer que usted descienda a la destrucción. ¡Póngase firme contra él! ¡Congréguese regularmente con sus hermanos en las reuniones de congregación! Allí encontrará usted estímulo afectuoso y la protección necesaria.