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Cuando Cristo venga en la gloria del ReinoLa Atalaya 1968 | 1 de abril
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no hay año “cero” entre a. de la E.C. y E.C.) llegamos al otoño del año 1914 E.C. como el tiempo para que se terminaran los “siete tiempos” de dominación gentil por permiso de Dios.
QUÉ SIGNIFICA
Esto, por lo tanto, significa que “los tiempos señalados de las naciones” se cumplieron en 1914 E.C. En ese tiempo terminó el pisotear a Jerusalén. El reino de Dios, funcionando por medio de la casa del rey David, asumió el poder y comenzó a gobernar. Sí, Jesucristo, aquel que tiene el “derecho legal,” fue instalado entonces como rey, habiendo recibido “el trono de David su padre.”—Eze. 21:27; Luc. 1:32.
Contrario a las expectativas de algunos, esto no quiso decir que Jesús comenzó a gobernar entonces en la Jerusalén terrenal. En cambio, comenzó a gobernar en “la Jerusalén de arriba.” (Gál. 4:26) El reino mesiánico esperado por largo tiempo es un gobierno celestial, un gobierno cuyo asiento está en lo que la Biblia llama simbólicamente “una ciudad del Dios vivo, . . . Jerusalén celestial.” (Heb. 12:22) Por esta razón Jesús dijo a los cuatro discípulos que estaban con él en el monte de los Olivos que llegaría en gloria con todos sus ángeles con él, y ‘se sentaría sobre su glorioso trono.’—Mat. 25:31.
Por lo tanto, felizmente nos encontramos ahora en “la conclusión del sistema de cosas,” en “el tiempo del fin.” (Mat. 24:3; Dan. 12:4) Lo que ha sucedido desde 1914 y durante todo el tiempo después constituye prueba que confirma este hecho. En 1914 estalló la primera guerra mundial de la historia de la humanidad. Fue el primer conflicto que se peleó a causa del punto en cuestión, no solo de la dominación de Europa, ni de África, ni de Asia, sino de la dominación del mundo. Una comparación de éste y los otros notables rasgos del período de tiempo que vino después de 1914, con el contexto de las palabras de Jesús acerca de los “tiempos señalados de las naciones” revela un cumplimiento obvio. ¡Sí, las mismísimas cosas que Jesús y sus apóstoles dijeron que caracterizarían su segunda presencia son evidentes en todas partes!—Luc. 21:7-33; 2 Tim. 3:1-5; 2 Ped. 3:3, 4; Rev. 11:15-18.
Esto significa que el gobernante legítimo Jesucristo ahora está ocupado en la obra de separar “a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras.” Lo está marcando a usted, ya sea para preservación a fin de que ‘herede el reino preparado para usted,’ o para la destrucción en la batalla del Armagedón que se acerca rápidamente. Lo que usted tiene que hacer para hallarse entre la grande muchedumbre de la humanidad que será rescatada del Armagedón lo puede aprender examinando el siguiente artículo.—Mat. 25:31-46.
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El problema del celibatoLa Atalaya 1968 | 1 de abril
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El problema del celibato
● Según la versión católica de la Biblia, Ediciones Paulinas, el ‘proscribir el matrimonio’ es ‘dar oídos a espíritus seductores y enseñanzas diabólicas.’ (1 Tim. 4:1-3) Aunque muchísimos sacerdotes católicos están luchando por el derecho de contraer matrimonio, se les está haciendo cada vez más difícil convencer a la jerarquía de la iglesia en lo que atañe a este derecho otorgado por Dios. En mayo de 1967 cerca de 7.000 sacerdotes católicos romanos fueron entrevistados en Nueva York y sus alrededores sobre el poner fin al celibato para el clero católico. El sacerdote Roberto T. Francoeur, vocero del grupo denominado Comité Coordinador Metropolitano, dijo que los miembros esperan utilizar los resultados de dicha encuesta para “convencer a los obispos norteamericanos que el cambio en cuanto al requisito del celibato es un asunto urgente.” ¿Por qué los hombres deberían rogar a otros hombres por lo que Dios les ha otorgado como derecho?
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