¿Cuál es el punto de vista bíblico?
¿Puede Dios hacer todo?
EL Dios verdadero, Jehová, es todopoderoso e infinitamente sabio. Sus habilidades siempre están a su punto máximo. Apropiadamente, se dice lo siguiente en las Escrituras en reconocimiento de su grandeza: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas.” (Rev. 4:11) Como Creador, tiene conocimiento y poder muy superiores a lo que son capaces de comprender los débiles seres humanos. Él puede hacer lo que es humanamente imposible.
En una ocasión el Hijo de Dios les aseguró a sus discípulos: “Para Dios todas las cosas son posibles.” (Mat. 19:26) Pero al decir eso, ¿quiso decir que Dios puede hacer todo, que absolutamente nada le es imposible?
Hay que entender la declaración de Jesucristo a la luz de lo que se consideraba en esa ocasión. Precisamente antes de decir eso, Jesús había señalado lo difícil que le sería a un rico entrar en el reino de los cielos, diciendo: “Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios.” (Mat. 19:24) Puesto que en aquel tiempo la clase gobernante se componía de ricos, esas palabras realmente sorprendieron a los discípulos. Ellos preguntaron: “¿Quién realmente puede ser salvo?” Es decir, si un rico no puede entrar en el reino de Dios, ¿quién, pues, puede ser salvo? Jesús respondió: “Para los hombres esto es imposible, mas para Dios todas las cosas son posibles.”—Mat. 19:25, 26.
Sí, les es imposible a las criaturas humanas imperfectas demostrar que son justas y merecen salvación. El sabio rey Salomón hizo notar: “No hay hombre justo en la tierra que siga haciendo el bien y no peque.” (Ecl. 7:20) Por eso el arreglo que Dios ha hecho de expiar los pecados por medio de Jesucristo es la única manera por medio de la cual la salvación es posible. El apóstol cristiano Juan escribió: “Él [Jesucristo] es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, empero no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”—1 Juan 2:2.
Pero hay obstáculos que impiden el que la persona acepte los medios de salvación de Dios. Por ejemplo, considere el caso de los ricos. Es posible que no tengan inclinaciones espirituales, sino que confíen en sus riquezas más bien que en el Altísimo. (1 Tim. 6:17) Si sienten orgullo debido a sus riquezas y posición, tal vez no quieran ser contados entre los discípulos despreciados de Jesucristo, muchos de los cuales son muy pobres. Puede que su actitud sea como la de los líderes religiosos judíos del primer siglo E.C. que dijeron de Jesús: “Ni uno de los gobernantes o de los fariseos ha puesto fe en él, ¿verdad? Mas esta muchedumbre que no conoce la Ley son unos malditos.” (Juan 7:48, 49) Además, la rápida adquisición de riquezas a menudo resulta en pisotear los derechos de otros, pecando contra ellos. Un proverbio de la Biblia dice: “El que está apresurándose a ganar riquezas no permanecerá inocente.” (Pro. 28:20) A fin de que cualquier criatura humana imperfecta y pecaminosa consiga la salvación, tiene que arrepentirse de estas cosas y abandonar las actitudes y practicas incorrectas. Humanamente, esto puede parecer imposible. Sin embargo, con la ayuda de Dios la criatura humana pecaminosa puede hacerlo, si ése realmente es su deseo.
Se ve, pues, que las palabras “para Dios todas las cosas son posibles” tienen que entenderse en armonía con el contexto. No deben aplicarse al límite extremo en toda situación. Estas palabras tienen que ver específicamente con la gran obra del Todopoderoso relacionada con la salvación
Considere, también, lo que el ángel Gabriel le dijo a María: “Con Dios ninguna declaración será una imposibilidad.” (Luc. 1:37) El ángel no estaba diciendo que Dios puede hacer todo, sin importar lo que sea. Más bien, estaba mostrando que hay razón para confiar en lo que Dios declara que es Su propósito.
Se le había dicho a María que, como virgen, iba a dar a luz al Hijo del Altísimo. (Luc. 1:30-33) Esto era humanamente imposible. Por eso María preguntó: “¿Cómo será esto, puesto que no estoy teniendo coito con varón alguno?” Prosiguiendo, Gabriel contestó su pregunta: “Espíritu santo vendrá sobre ti, y poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso también lo que nace será llamado santo, Hijo de Dios. Y, ¡mira! tu parienta Elisabet también ha concebido ella misma un hijo, en su vejez, y éste es el sexto mes para ella, la llamada estéril; porque con Dios ninguna declaración será una imposibilidad.”—Luc. 1:34-37.
El que Elisabet, la estéril, estuviera encinta ilustró el hecho de que Jehová Dios, por medio de su espíritu, podría lograr lo que le había declarado a María por medio del ángel Gabriel. En fe, María respondió: “¡Mira! ¡La esclava de Jehová! Efectúese conmigo según tu declaración.”—Luc. 1:38.
Siglos antes, Jehová Dios había hecho lo humanamente imposible al comenzar la línea de descendencia que llevaría al Hijo que le nacería a María. Esto fue por medio de revivificar las facultades de reproducción del envejecido Abrahán y su esposa estéril Sara. Comentando sobre esto el apóstol cristiano Pablo escribió: “Aunque [Abrahán] no se debilitó en la fe, consideró su propio cuerpo, ahora ya amortiguado, pues tenía como cien años, también el amortiguamiento de la matriz de Sara. Mas a causa de la promesa de Dios no titubeó con falta de fe, sino que se hizo poderoso por su fe, dando gloria a Dios y estando plenamente convencido de que lo que había prometido también lo podía hacer.” (Rom. 4:19-21) “También de un solo hombre, y éste como si estuviese muerto, nacieron hijos como las estrellas del cielo en multitud y como las arenas que están a la orilla del mar.”—Heb. 11:12.
Así podemos ver que Dios puede hacer todo lo que esté en armonía con su propósito. Sus promesas de seguro serán cumplidas.
Sin embargo, Jehová Dios no puede obrar contrario a lo que él es... el Dios santo, omnisapiente y todopoderoso. Por eso, hay cosas que él simplemente no puede hacer y no hará.
Por ejemplo, Jehová no puede ser injusto. La Biblia nos dice: “¡Lejos sea del Dios verdadero el obrar inicuamente, y del Todopoderoso el obrar injustamente!” (Job 34:10) Por esta razón le es imposible mirar con aprobación a los hechos de los inicuos. El profeta hebreo Habacuc escribió de él: “Tú eres de ojos demasiado puros para ver lo que es malo; y mirar a penoso afán [con aprobación] no puedes.” (Hab. 1:13) Además él es un Dios de verdad y, por eso, el apóstol cristiano Pablo se refiere a él como el ‘Dios que no puede mentir.’—Tito 1:2.
Siendo éste el caso, ciertamente el Dios Todopoderoso merece nuestra plena confianza. Nada puede hacer que él fracase y deje de llevar a cabo sus declaraciones y promesas. “Las cosas que son imposibles para los hombres son posibles para Dios,” dijo Jesucristo. (Luc. 18:27) Podemos confiar en Jehová Dios porque no puede mentir ni puede él de ninguna otra manera obrar contrario a lo que él es. Puesto que no puede hacer cosas malas, tenemos una base sólida para tener fe en el cumplimiento de todas las promesas contenidas en su Palabra, la Biblia.