No se excuse sino sea diligente hasta el fin
“Muestre la misma diligencia a fin de tener la plena seguridad de la esperanza hasta el fin.”—Heb. 6:11.
1. Explique cómo responderá el cristiano que aprecia los dones de Dios.
EL APRECIO por todo lo que Jehová ha hecho por él origina en el cristiano el deseo de responder de tal modo que agrade a su Dios. Pedro escribe esto a sus hermanos en su segunda carta, recordándoles en cuanto a los requisitos para la aprobación divina y para entrar en las bendiciones del Reino. “Por cuanto su poder divino nos ha dado libremente todas las cosas que atañen a la vida y a la devoción piadosa . . . Por medio de estas cosas nos ha dado libremente las preciosas y grandiosísimas promesas, para que por éstas ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por la lujuria. Sí, por esta misma razón, contribuyendo ustedes en respuesta todo esfuerzo solícito, suministren a su fe virtud,” conocimiento, gobierno de sí mismos, perseverancia, devoción piadosa, cariño fraternal y amor. (2 Ped. 1:3-7) El cristiano apreciativo querrá progresar, contribuyendo con esfuerzo solícito hacia ese fin.
2. ¿Qué es una salvaguarda contra el peligro de desistir?
2 El objetivo o blanco de tal esfuerzo solícito de parte de los cristianos, dice Pedro, es una meta sumamente digna. “Porque si estas cosas existen en ustedes y rebosan, impedirán el que ustedes sean inactivos o infructíferos.” (2 Ped. 1:8) Hay peligro de desistir, pero ¿qué es una salvaguarda contra eso? ¡Una cosa importante es el mantenerse muy ocupado en el ministerio! ¡Jamás cese hasta el mismo fin! “Porque Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre, en que han servido a los santos y continúan sirviendo. Pero deseamos que cada uno de ustedes muestre la misma diligencia a fin de tener la plena seguridad de la esperanza hasta el fin, para que no se hagan indolentes, sino que sean imitadores de los que por medio de fe y paciencia heredan las promesas.”—Heb. 6:10-12.
3. ¿Cuál es el medio circundante que se describe en Hebreos 12:18-27, y qué advertencia se da?
3 Más tarde en su carta a la congregación cristiana en Jerusalén Pablo considera por qué esto tiene que ser así. Los cristianos están en una posición superior a la de los israelitas que recibieron la Ley por medio de Moisés. (Heb. 12:18-21) No están acercándose simplemente a una montaña literal, sino a una Sion y Jerusalén celestial, a una asamblea de ángeles, a la congregación de los primogénitos, a Dios el Juez de todos y a Jesús el Mediador. Esto podría tener consecuencias muy serias para los que están envueltos, ya que Dios sacudirá tanto la Tierra como el cielo para remover todas las cosas que se pueden sacudir. (Heb. 12:22-27) Teniendo presentes estas circunstancias rodeantes se les dice que no deben excusarse. “Vean que ustedes no se excusen de oír al que está hablando. Porque si no escaparon los que se excusaron de oír al que estaba dando advertencia divina sobre la tierra, con mucha más razón no escaparemos nosotros si nos apartamos del que habla desde los cielos. En aquel tiempo su voz sacudió la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: ‘Todavía una vez más pondré en conmoción no solo la tierra, sino también el cielo.’ Ahora bien, la expresión ‘Todavía una vez más’ significa la remoción de las cosas que son sacudidas como de cosas que han sido hechas, para que permanezcan las cosas que no son sacudidas.”—Heb. 12 Vs. 25-27.
4. ¿Cómo se ilustra el principio de rendir cuentas?
4 El cristiano dedicado no debe tomar sus responsabilidades a la ligera, por lo tanto. Jehová lo considera responsable. Jesús ilustró este principio por las palabras y acciones de los dos hijos de un hombre. “Dirigiéndose al primero, dijo: ‘Hijo, ve, trabaja hoy en la viña.’ En respuesta éste dijo: ‘Iré, señor,’ pero no fue. Acercándose al segundo, dijo lo mismo. En respuesta éste dijo: ‘No quiero.’ Después le pesó, y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?”—Mat. 21:28-31.
5. (a) ¿Qué estímulo se da para que uno no se excuse? (b) ¿Quién suministra el respaldo y fuerza que se necesitan?
5 Es cosa común que el hombre se excuse de toda responsabilidad a su semejante así como a Dios. ¡Qué refrescante diferencia el asociarse con cristianos verdaderos que conocen la voluntad de Jehová para ellos y diligentemente la llevan a cabo! Como la Jerusalén de la antigüedad, prestan atención al mandato animador que él da: “No se deje caer tus manos. Jehová tu Dios está en medio de ti. Como Poderoso, salvará. Se alborozará sobre ti con regocijo.” (Sof. 3:16, 17) El gozo abunda con su pueblo ocupado gracias a esta bendición y prosperidad. Es Jehová quien respalda y fortalece a los que trabajan en hacer su voluntad.—Fili. 4:13.
ALGUNOS SE EXCUSAN
6. ¿De qué manera continúan excusándose de obligaciones algunos?
6 Muchas son las maneras en que la gente sigue excusándose de aceptar responsabilidad. La naturaleza humana caída es seguir el proceder que requiere el menor esfuerzo, de modo que es una cosa común saber de padres que no sostienen a sus familias y de hasta madres que abandonan a bebés no deseados, como también lo hace un sinnúmero de padres solteros adolescentes que traen hijos al mundo sin asumir la responsabilidad del matrimonio. Hasta los cristianos dedicados tienen que guardarse de esta tendencia común hacia el excusarse de las obligaciones de la vida.
7. (a) ¿Qué clase de razonamiento resulta en excusarse uno? (b) ¿La voluntad de quién siempre tiene que hacerse?
7 El tratar de excusarse uno de lo que debería hacer o el dar menos de uno mismo de lo que ha prometido dar por lo general resulta de razonamiento humano, defectuoso. Esto sucedió con Pedro, que en una ocasión hasta le suplicó a Jesús que se excusara. ¡Quizás sus intenciones hayan sido buenas pero qué desatino! “Jesucristo comenzó a mostrar a sus discípulos que él tenía que ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas de parte de los hombres de mayor edad y de los principales sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y al tercer día ser levantado. Con eso Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: ‘Ten consideración de ti, Señor; tú absolutamente no tendrás este destino.’ Mas él, dándole la espalda, le dijo a Pedro: ‘¡Ponte detrás de mí, Satanás! Me eres un tropiezo, porque tú no piensas los pensamientos de Dios, sino los de los hombres.’” (Mat. 16:21-23) Sí, discierna la voluntad de Jehová y entonces no se retraiga de hacerla. “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas.”—Pro. 3:5, 6.
8. De lo que le sucedió a Jonás, ¿qué ha de aprenderse en cuanto a excusarse?
8 A veces puede que los únicos enterados de este excusarse sean uno mismo y Dios. Es probable que ése haya sido el caso con Jonás cuando huyó de su nombramiento de servicio, de su comisión de advertir a la gran ciudad de Nínive en cuanto a la ruina inminente. (Jon. 1:1-3:10) Pero Jehová no permitió que se saliera con la suya. Disciplinado, Jonás escuchó a Dios por segunda vez y “se levantó y fue a Nínive según la palabra de Jehová.” ¡Qué acontecimientos dramáticos y espectaculares resultaron! “Los hombres de Nínive empezaron a poner fe en Dios, y procedieron a proclamar un ayuno y a ponerse saco, desde el mayor de ellos aun hasta el menor de ellos. Y el Dios verdadero llegó a ver sus obras, que se habían vuelto de su mal camino; y por lo tanto el Dios verdadero sintió pesar en cuanto a la calamidad de que había hablado que les causaría; y no la causó.” (Jon. 3:5, 10) Es probable que no signifique la salvación de toda una ciudad, pero el estar dispuestos a llevar a cabo una asignación de Jehová siempre es el proceder que demuestra sabiduría.
9, 10. ¿Por qué debe uno adherirse al ministerio, diferente de quiénes?
9 Adhiérase lealmente a su trabajo si usted ha dedicado su vida a Jehová. No sea culpable de huir o abandonar su puesto como Jonás. Un informe noticiero a la mano dice que más o menos 800 sacerdotes, hermanos y monjas católicos romanos están abandonando el ministerio activo anualmente tan solo en los Estados Unidos. Es típico el siguiente comentario que hizo uno de ellos: “Las formas presentes del ministerio no son viables [que pueden vivir, crecer, desarrollarse; no muertas o contrahechas] para mí. Tengo que hallar una forma que lo sea.” (Times de Nueva York, 8 de marzo de 1969) El Press de Long Island del 27 de septiembre de 1971 comentó sobre el impacto serio de esta tendencia, diciendo: “A menos que las tendencias presentes sean invertidas, el sacerdocio católico en los Estados Unidos ‘tendrá un desequilibrio de hombres de mayor edad’ y quizás no ‘sobreviva como fuerza viable en nuestra sociedad.’ . . . En 1970, por cada 10 ordenaciones se perdieron 23 sacerdotes.”
10 Otra clase de excusarse se revela en un despacho especial al Times de Nueva York desde Roma, fechado el 27 de abril de 1971, con los titulares “Se insta a más sacerdotes para los barrios bajos de Roma.” “El vicario [de Roma, cardenal Dellacqua] notó que por lo menos 8.000 sacerdotes católicos romanos eran residentes de esta metrópoli de casi tres millones de personas y 500 iglesias, pero que solo una docena de clérigos rendían servicios en sus extensos vecindarios pobres.”
LA “GRAN CENA”
11. ¿Cómo aplica la parábola de Jesús, en Lucas 14, acerca de una gran cena?
11 Lo que significa excusarse, lo explica Jesús en la parábola de una gran cena: “Cierto hombre daba una gran cena e invitó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su esclavo a decir a los invitados: ‘Vengan, porque todas las cosas ya están listas.’ Pero todos a una comenzaron a rogar que se les excusara. El primero le dijo: ‘Compré un campo y tengo que salir a verlo; te pido: Que se me excuse.’ Y otro dijo: ‘Compré cinco yuntas de bueyes y voy a examinarlas; te pido. Que se me excuse.’ Todavía otro dijo: ‘Acabo de casarme con una esposa, y por eso no puedo ir.’” Muchos habían sido invitados pero, renuentes a venir, “comenzaron a rogar que se les excusara,” inventaron excusas. Uno dijo que tenía que examinar el ganado que había comprado. Bueno, ¿qué hombre del campo compraría ganado, especialmente animales de tiro, sin verlos, sin inspeccionarlos? Por eso, sin ser engañado, el “cierto hombre” enseguida se dio cuenta de sus excusas endebles; simplemente estaban excusándose.—Luc. 14:16-20.
12. Explique la lección que ha de aprenderse de lo que contribuyó la generosa viuda necesitada.
12 Poniendo a un lado todas las excusas, deberíamos dejar que nuestro servicio a Jehová ocupe el primer lugar si nos hemos dedicado de toda alma. Sin embargo, el que dediquemos unas cuantas horas al ministerio del campo puede agradar mucho a Jehová si eso es lo que podemos hacer. En una ocasión Jesús se quedó mirando mientras personas depositaban dinero en las tesorería del templo. Individuos ricos echaban muchas monedas, pero quedó sumamente impresionado con la generosidad de todo corazón de una viuda necesitada que echó solo dos moneditas de muy poco valor. (Mar. 12:41-44) No todos pueden efectuar la misma cantidad en el ministerio del campo, y en el caso de algunos, una hora o dos puede ser una contribución generosa.
13. ¿Qué puede resultar si uno asume de buena voluntad responsabilidad en cuanto a servir a Jehová?
13 El que uno justiprecie francamente sus habilidades, medios y circunstancias después de dedicar su vida a Jehová puede resultar en que emprenda el ministerio de precursor. Muchos, movidos por amor a Jehová y un deseo de llevar a cabo su dedicación a grado cabal, han sido muy bendecidos al dar este paso. Otros, no satisfechos con tener solo una parte pequeña en la obra de predicar y enseñar, pueden mudarse y servir en lugares donde especialmente se necesita ayuda y donde los resultados son copiosos. Quizás las condiciones de vida sean más primitivas y las distancias que se tengan que viajar sean grandes, pero a pesar del esfuerzo adicional que esto exige, y aun de las penalidades, Jehová bendice a los que toman la iniciativa de esta manera para probarle su amor, y él suministra la fuerza para efectuar la obra.—2 Cor. 4:7; 1 Cor. 2:4, 5; Efe. 3:20, 21.
14. (a) ¿Cómo puede cada uno cargar con su propia responsabilidad? (b) Ilustre la razón por la cual uno debería contar el costo.
14 A todos nosotros, sea que ya tengamos años de experiencia o seamos nuevos, se nos anima a ‘cargar con nuestra propia responsabilidad.’ (Gál. 6:5) ¿Ha estado usted estudiando la Biblia solo unos cuantos meses y ahora ha aprendido algo acerca de los requisitos divinos de la dedicación y el bautismo? ‘Eso significará trabajo para mí,’ usted dice; ‘me costará algo en cuanto a tiempo y esfuerzo.’ Es verdad, ¿y vale la pena? Además, ‘¿No debería yo contar el costo?’ Sí, nadie quiere comenzar algo que no pueda terminar. (Luc. 14:28-30) Pero mediante fuerte exhortación y vigorosas ilustraciones Jesús instó a los cristianos a ser progresivos, a considerar las oportunidades de servicio como privilegios y a no considerar como suficiente el servicio de muestra en el ministerio.—Vea “Tu palabra es una lámpara para mi pie,” páginas 185-190.
MUY OCUPADOS PERO FELICES
15. ¿Qué ha de aprenderse de las experiencias de Pablo?
15 Se reconoce que la vida del cristiano no es una de ociosidad; es una vida satisfaciente, feliz. El derrotero de Pablo es ejemplar. Hechos 14:20-22 relata algunas de sus experiencias benditas: “Partió con Bernabé para Derbe. Y después de declarar las buenas nuevas a aquella ciudad y de hacer un buen número de discípulos, volvieron a Listra y a Iconio y a Antioquía, fortaleciendo las almas de los discípulos, animándolos a permanecer en la fe.” Un trabajador infatigable, Pablo jamás parecía ceder al cansancio. ¡Qué sobresaliente registro de diligencia! (2 Cor. 11:23-27) Jamás eludiendo trabajo duro, y sufriendo muchas penalidades, vivió a través de todo, regocijándose: “Por mi parte muy gustosamente gastaré y quedaré completamente gastado por sus almas. Si los amo más abundantemente, ¿he de ser amado menos?” (2 Cor. 12:15) Las penalidades y el sufrimiento no le robaron la felicidad ni lo hicieron estar descontento. Fue sostenido y refrescado por sus privilegios y logros y estuvo pronto a dar crédito a otros que trabajaban duro también.—2 Tim. 4:7, 8; Rom. 16:12.
16. ¿Cuáles son algunas maneras en que una persona puede aceptar responsabilidad?
16 Entonces, hermanos, ¿aceptan responsabilidad en el ministerio del campo, y en rendir ayuda a sus hermanos en la congregación, haciéndolo voluntariamente, alegremente, o se excusan? Esta es una cuestión que cada uno ha de afrontar personalmente, individualmente. ¿Está usted pronto a aceptar la asignación de una parte en las reuniones de congregación? Cuando se le asigna, ¿fielmente sigue cada paso, se prepara plenamente, ensaya y presenta con aprecio su porción de la reunión de congregación? Sin duda usted lo hace, y ciertamente ha de ser encomiado. Sus hermanos de la congregación apreciarán mucho sus esfuerzos amorosos. La participación en las reuniones es valiosa para todos, pues fortalece y edifica, aunque solo sea un comentario voluntario bien considerado o la respuesta a una pregunta.—Heb. 10:23-25.
17. ¿Cómo puede responder un hermano a oportunidades adicionales en la congregación?
17 ¿Ha respondido usted a la oportunidad en su congregación de esforzarse por el puesto de superintendente, que realmente es una obra excelente? (1 Tim. 3:1) ¿Ha dado usted pasos para estar capacitado y se ha hecho disponible voluntaria y ansiosamente? Es probable que su buena voluntad haya sido observada o sea observada y se obre en armonía con ello, para su bendición adicional, y usted ciertamente estará efectuando buen trabajo, y será rico en obras excelentes. “Pastoreen el rebaño de Dios bajo su custodia, no como obligados, sino de buena voluntad; tampoco por amor a ganancia falta de honradez, sino con verdaderas ganas; tampoco como enseñoreándose de los que son la herencia de Dios, sino haciéndose ejemplos del rebaño. Y cuando el pastor principal haya sido manifestado, ustedes recibirán la inmarcesible corona de la gloria.”—1 Ped. 5:2-4; 1 Tim. 6:17, 18.
AHORA ES EL TIEMPO PARA ‘ESFORZARSE’
18. Debido a lo avanzado del tiempo, ¿qué actitud debe tener el cristiano?
18 De nuestro estudio bíblico hemos aprendido que estamos viviendo muy adentro del “tiempo del fin.” Por todas partes hallamos evidencia que corrobora lo que la Biblia nos dice acerca de su brevedad. Difícilmente es tiempo para que el cristiano se excuse. Más bien debe tener la actitud de ansiosa buena voluntad, de progresiva buena voluntad para dar de sí mismo. ¿Por qué debería ponerle un límite a lo que Jehová le pida cuando le debe tanto a Jehová?
19. (a) ¿De qué maneras no debería uno excusarse? (b) ¿Qué dar ama más Jehová, y qué efectuará?
19 El consejo que la Biblia da a los cristianos de ser diligentes hasta el fin y no hacerse indolentes es sumamente práctico. No debemos desatenderlo, mostrándonos renuentes a efectuar nuestra parte completa y razonable en el ministerio del campo, resistiendo toda sugerencia para nuestro progreso en rendir servicio a nuestros hermanos y prestar ayuda a la congregación en lo que necesite, o siempre dejando de ofrecernos voluntariamente para oportunidades de servicio. “Dios ama al dador alegre,” se nos dice, y el dar que más ama Jehová es el de aquellos que dan de todo corazón de sí mismos en Su servicio. (2 Cor. 9:6, 7) El que usted dé de usted mismo producirá resultados que lo vigorizarán y lo refrescarán. En Daily Life in Bible Times, después de repasar algunos rasgos del estrenuo horario de Pablo, el escritor comenta: “Uno se pregunta cuándo hallaba tiempo para comer y dormir.” (Pág. 308) Pero el autor no pasa por alto el punto principal, pues dice brevemente: “Todo este afán incesante produjo resultados.”—Por A. E. Bailey (Nueva York, 1943: Charles Scribner’s Sons).
20. ¿Qué seguridades hay de que el trabajo duro en el ministerio produce gozo al diligente?
20 Cuando Jesús inició el ministerio cristiano declaró: “La mies, en realidad, es mucha, mas los obreros son pocos. Por lo tanto rueguen al Amo de la mies que envíe obreros a su mies.” Aquellos primeros setenta obreros pasaron un tiempo muy feliz y “volvieron . . . con gozo.” (Luc. 10:2, 17) Centenares de miles están siguiendo ahora en su senda y los diligentes continúan hallando gozo en el ministerio. “Si saben estas cosas, felices son si las hacen.” “El que mira con cuidado en la ley perfecta que pertenece a la libertad y persiste en ella, éste, por cuanto se ha hecho, no un oidor olvidadizo, sino un hacedor de la obra, será feliz al hacerla él mismo.”—Juan 13:17; Sant. 1:25.
21. (a) ¿Cómo puede uno evitar el ocuparse de obras vanas? (b) ¿Qué galardón se promete a los que no se excusan?
21 Mientras que el vivir humano abunda de obras vanas, las obras relacionadas con la adoración verdadera no son en vano y no quedarán frustradas ni serán reducidas a nada. (Ecl. 2:10, 11) Cuando dependemos de Jehová Dios, nuestras obras ciertamente tendrán éxito. “A menos que Jehová mismo edifique la casa, de nada vale que sus edificadores hayan trabajado duro en ella.” (Sal. 127:1) La persona sabia llegará a la conclusión a la que llegó Salomón: “Haz rodar sobre Jehová mismo tus obras y tus planes serán firmemente establecidos.” (Pro. 16:3) Jehová nota y lleva cuenta de nuestras labores de amor y nos da este vislumbre anticipado de su prometido galardón si no nos excusamos: “Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal. No será para nada que se afanarán, ni darán a luz para disturbio; porque son la prole que está compuesta de los escogidos de Jehová, y sus descendientes con ellos.”—Isa. 65:21-23; vea también Levítico 26:3-5; Deuteronomio 28:4.
22. ¿Quién nos ha invitado a ser sus discípulos, y si respondemos qué resultados tendremos?
22 Entretanto, el trabajar duro en el ministerio del campo y con su congregación no lo cansará sino que lo mantendrá vivo, saludable en la fe, feliz y refrescado. “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.”—Mat. 11:28-30.
23. (a) ¿Qué podemos hacer para protección en estos tiempos críticos? (b) ¿Por qué continuaremos trabajando duro y esforzándonos?
23 Estos han resultado ser los “tiempos críticos, difíciles de manejar” y los hombres por lo general son amadores de los placeres más bien que amadores de Dios y de obras piadosas. (2 Tim. 3:1, 4, 5) Para su protección manténgase ocupado en el ministerio: “En verdad, ¿quién es el hombre que les hará daño a ustedes si se hacen celosos de lo que es bueno? Pero aun si sufrieran por causa de la justicia, son felices. Sin embargo, no teman lo que para ellos es objeto de temor, ni vayan a agitarse.” (1 Ped. 3:13, 14) No se excuse; persista en su esfuerzo vigoroso. “Porque a este fin estamos trabajando duro y esforzándonos, porque hemos cifrado nuestra esperanza en un Dios vivo, que es Salvador de hombres de toda clase, especialmente de los fieles.”—1 Tim. 4:10.
[Ilustración de la página 534]
Como Jesús mostró, los que se ‘excusan’ de responder a la invitación de Dios lo hacen con excusas endebles
[Ilustración de la página 535]
¿Es usted realmente diligente en el ministerio del campo, o es su servicio simplemente un servicio de muestra?
[Ilustración de la página 536]
¡Nuestros superintendentes sirven de tan buena gana! ¿Por qué me estoy retrayendo? ¿Por qué no me aplico a llenar los requisitos para que yo también pueda servir más a mis hermanos?