Use sus bienes de modo prudente
NO ES el dinero en sí mismo lo que puede perjudicar, sino el amor al dinero. La Biblia es muy factual en este asunto. Aunque advierte en contra del amor al dinero, también dice: “Disfrutan celebrando banquetes y el vino les alegra la vida, y el dinero responde de todo.” (Ecl. 10:19, Nueva Biblia Española) Sí, uno disfruta de la buena comida. Pero ni la comida ni la bebida pueden obtenerse sin dinero. En este mundo, es imprescindible tener dinero. Es un bien valioso que es preciso administrar prudentemente.
En conexión con las posesiones materiales, la Biblia recalca la importancia de la sabiduría. Leemos: “Buena es la sabiduría junto con una herencia . . . Porque la sabiduría es para una protección lo mismo que el dinero es para una protección; pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría misma conserva vivos a sus dueños.” (Ecl. 7:11, 12) Una herencia definitivamente es de valor. Pero si el individuo no sabe administrar prudentemente el dinero, pronto pudiera perderlo todo. El dinero provee una medida de protección de la pobreza y de sus dificultades concomitantes. Sin embargo, la sabiduría provee aún mayor protección. Permite a la persona usar prudentemente sus recursos y evitar cosas que podrían perjudicar su bienestar y el de su familia.
Además de recalcar la importancia de la sabiduría, la Biblia provee pautas que, cuando se siguen, resultan en que la persona obre prudentemente. Los que no conocen o aprecian esas pautas se encaran a muchos problemas graves.
Tome el caso de un matrimonio de Australia. Compran muchas cosas a crédito. Para hacer frente a los gastos, tanto el esposo como la esposa trabajan. Aunque el sueldo neto semanal del hombre es de aproximadamente 180 dólares, solo recibe 12 dólares de esa cantidad. El resto del dinero se usa para pagar sus deudas pasadas. Esta pareja ha hecho tantas compras que cada pago se usa casi enteramente para cubrir el interés acumulado de sus deudas y muy poco de la cantidad se aplica al principal. Las relaciones familiares se ponen tirantes, y el esposo bebe de continuo para escapar de la presión de la desagradable situación financiera. Bajo la influencia del alcohol a menudo destruye sus posesiones. Entonces hay que reemplazar los muebles destrozados, los artículos de cocina rotos y cosas por el estilo, lo cual agrava los problemas económicos.
¿Qué principios bíblicos podrían ayudar a este hombre y a otros que asumen más obligaciones que las que pueden cumplir? Las Escrituras nos dicen: “El deudor es esclavo del acreedor.” (Pro. 22:7, NBE) “No deban a nadie ni una sola cosa, salvo el amarse los unos a los otros.” (Rom. 13:8) “¿Quién de ustedes que quiere edificar una torre no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo suficiente para completarla? De otro modo, pudiera poner el fundamento pero no poder terminarla, y todos los que miraran pudieran comenzar a ridiculizarlo, diciendo: ‘Este hombre comenzó a edificar pero no pudo terminar.’”—Luc. 14:28-30.
Ciertamente es el proceder prudente el que una persona analice de antemano si puede o no asumir una responsabilidad financiera en particular. De otro modo, como dice la Biblia, el individuo pudiera hacerse esclavo del acreedor. Pudiera llegar a estar endeudado más allá de toda esperanza. ¡Cuánto mejor sería el ‘no deber a nadie ni una sola cosa’!
Especialmente las personas que tienen bienes limitados deben tener cuidado de no emplear demasiado de sus ingresos en lo que no es esencial. Puesto que su situación no deja lugar para que administren mal sus finanzas, harían bien en seguir el estímulo bíblico de ser diligentes, evitar el desperdicio y comprar prudentemente. (Compare con Proverbios 31:14, 15) Note lo que puede suceder cuando esto no se hace.
Aunque son pobres, algunas personas que pueden andar toman un taxi para viajar solo una distancia corta. En vez de escribir una carta, quizás hagan una llamada telefónica de larga distancia. A veces gastan mucho dinero en gaseosas, galletas, condimentos, salsas, dulces, alimentos elaborados y comidas ya preparadas. Triste es decirlo, pero el deseo de comidas rápidas y fáciles de preparar afecta adversamente tanto su presupuesto como la salud de sus familias. Debido a que carecen de la nutrición apropiada, los niños a menudo enferman.
En el Brasil, algunas familias pobres compran recipientes de yogur que se venden a una ganancia de más del 200 por ciento. ¡Imagínese el dinero que se pudiera ahorrar haciendo yogur y otros artículos en casa! Otras familias tienen pequeñas parcelas pero no plantan nada. Quizás dejen que se pudran los plátanos, cocos y naranjas que crecen en su propiedad, y compren estos artículos de vendedores. Otros gastan dinero en remedios para los gusanos, mientras que las papayas se pudren en su huerto. Esto a pesar de que, en los trópicos, la papaya es el mejor remedio para los gusanos.
A modo de contraste, considere el caso de un padre de dos hijos que aplica principios bíblicos. Este brasileño ha aprendido a mantener a su familia de cuatro miembros con ingresos limitados. Comprando en la carnicería carne del día anterior, paga un precio menor. Poco antes de la hora de cerrar, va al mercado de la calle a comprar frutas y verduras. Puesto que los que trabajan en estos puestos desean vender todos sus artículos, puede comprar alimentos a un precio muy reducido. Aunque no lucen tan atractivas como al principio del día, las frutas y las verduras todavía son sanas y saludables. Por medio de estas compras prudentes, este hombre gasta solamente la tercera parte de lo que otras personas gastan por la misma clase de alimento.
Además, considere el ejemplo de Bruce, un padre de familia alto y de talle delgado. Durante el tiempo de la Gran Depresión en el Canadá, trabajaba 10 horas al día, seis días a la semana. Ganaba 12 dólares a la semana. No obstante, de modo modesto proveía bien para toda su familia. La familia siempre tenía alimento adecuado, ropa y abrigo. ¿Cómo se las arreglaba con ingresos que eran pequeños hasta para los años treinta?
Vivía en armonía con un principio que Jesús ilustró. Al proveer alimento para más de 5.000 personas, Jesús instruyó a sus discípulos: “Recojan los trozos que sobran, para que nada se desperdicie.” (Juan 6:12) Bruce se aplicó este principio y lo inculcó en la mente y corazón de su familia feliz. Fortificó su enseñanza acerca de la buena administración llamando atención a la ilustración de Jesús acerca del mayordomo que perdió su trabajo debido a su despilfarro. (Luc. 16:1, 2) Como resultado, la familia no desperdiciaba nada... alimento, ropa, muebles, calor o energía. Cuidaba bien de sus posesiones.
Lo que la Biblia dice acerca de dar ayuda monetaria a otros también podría ayudar a muchas personas a evitar problemas financieros. Algunas personas de inclinación emocional hacen préstamos sin recibir seguridad o hasta se hacen fiadores por otros. A menudo pierden dinero de esta manera y experimentan graves penalidades económicas. Por lo tanto, se beneficiarían grandemente de vivir en armonía con las siguientes advertencias bíblicas: “Positivamente le irá mal a uno por haber salido fiador por un extraño.” (Pro. 11:15) “Anda falto de juicio quien estrecha la mano saliendo fiador de su vecino.” (Pro. 17:18, NBE) Además, las personas que son irresponsables, perezosas y que no están dispuestas a aceptar los trabajos disponibles que pueden emprender, no deberían recibir ayuda financiera. La regla bíblica es: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma.” (2 Tes. 3:10) Por otra parte, la Biblia nos insta a ir en ayuda de los que verdaderamente están necesitados.—Efe. 4:28.
¿No sería provechoso el que más personas conocieran los principios bíblicos relacionados con la administración de los asuntos financieros y les prestaran atención? Esto ciertamente las ayudaría a poner pan en su mesa.