Sea confiable en todo
CUANDO alguien ha hecho una cita con usted, ¿preferiría usted que llegase a tiempo o que llegase tarde? Si le da usted a una persona un trabajo que hacer, ¿preferiría que lo llevase a cabo, o que lo pasase por alto hasta tener que plantarse al lado de ella para que trabaje? Cuando usted compra una máquina, ¿quiere usted tener una que funcione bien, o una que siempre funcione mal?
Casi todos reconocerán el deseo de lo primero en cada caso. Nos gusta que la gente llegue a tiempo para trabajar. Queremos que lleve a cabo obligaciones de trabajo. Y queremos tener máquinas que funcionen bien.
En cada caso la cualidad que se desea es confiabilidad. No deja lugar a duda el hecho de que casi todos esperan confiabilidad de parte de otras personas, y de las cosas que quizás estén usando. Pero lo que a menudo es más difícil es que la persona misma sea así.
Si usted desea que la gente sea confiable, ¿lo es usted? Si desea que llegue a tiempo para las citas, ¿llega usted a tiempo? Si espera en otros que sean confiables cuando trabajan para usted, ¿tiene usted cuidado de ser confiable cuando trabaja para otros? Sí, la confiabilidad obra recíprocamente. Si es bueno que la otra persona sea así, ciertamente tiene que ser bueno el que cada uno, individualmente, también sea así. El deseo de usted de que otros sean confiables se comparte igualmente por el deseo de ellos de que usted sea confiable cuando trata con ellos.
Pero el desear que otros sean confiables, y el ser así uno mismo, son dos cosas diferentes. Es relativamente fácil el desear que otros sean confiables, pero no tan fácil el ser confiable uno mismo. ¿Por qué? Entre otras cosas, no todos son confiables, y eso pone un mal ejemplo a otros. De hecho, más y más la tendencia en el mundo es alejarse de la confiabilidad y el obtener mucho por tan poco esfuerzo como sea posible. Esto difícilmente resulta en estimular confiabilidad en la mayoría de la gente.
Además, la confiabilidad es difícil porque no es un rasgo que heredamos de nuestros padres; tiene que enseñarse, cultivarse y practicarse antes de llegar a ser habitual. Podemos discernir la falta de ello en los niñitos. ¿Puede uno esperar que su hijo sea confiable en mantener limpia su ropa, en cepillarse los dientes, o en guardar las cosas, o aun en ser honrado, a menos que uno dedique tiempo para enseñarle esas costumbres? No, porque la verdad de las cosas es simplemente como dice la Biblia en Proverbios 22:15: “La tontedad está atada con el corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la alejará de él.”
Pero si es difícil de adquirirse la confiabilidad, y la tendencia es alejarse de ella, ¿cuál es el motivo para desear ser confiables nosotros mismos? El motivo es que es lo correcto, prescindiendo de lo que algún otro opte por hacer, y que beneficia a otros y a nosotros mismos también. Es semejante al asunto de la moralidad. Es correcto ser moral, prescindiendo del hecho de que otros sean inmorales. Y el ser moral beneficia a otros y al que lo practica, físicamente así como mentalmente. Sucede lo mismo con el ser confiable.
Este es particularmente el caso desde el punto de vista de aquel que teme a Dios y quiere agradarle, porque Dios quiere que sus criaturas fieles imiten lo que es correcto, no lo que es incorrecto. Y el ser confiable es un rasgo piadoso. Es correcto. También trae beneficios a otros y a nosotros mismos. Estos son suficientes motivos.
El Hijo de Dios, Jesucristo, mostró que la confiabilidad es lo correcto, y que debe practicarse aun en cosas pequeñas, puesto que el ser confiable cuando se hacen cosas pequeñas es el camino para aprender la manera de ser confiable cuando se hacen cosas grandes. Jesús dijo: “La persona fiel en lo mínimo es fiel también en lo mucho, y la persona injusta en lo mínimo es injusta también en lo mucho.” (Luc. 16:10) En una ilustración Jesús elogió al trabajador que fue confiable en lo que se le asignó y mostró que resultó en que fuera digno de mayores responsabilidades. Dijo: “Feliz es aquel esclavo si al llegar su amo lo hallare haciéndolo así. En verdad les digo: Lo nombrará sobre todo lo suyo.” (Mat. 24:46, 47) El galardón de la confiabilidad en una tarea menor fue el confiarle a esa persona mayor responsabilidad.
La lógica de esto es evidente, porque ¿quién le confiaría un trabajo importante a una persona si ésta no fuera confiable en un trabajo pequeño? Si un hombre no pudiera llevarse bien con sus colaboradores en un departamento, ¿sería lógico que la compañía lo hiciera director de personal para la entera empresa? Si un hombre no pudiera ser cajero debido a que no pudiera sumar o restar correctamente, ¿se le pediría que fuera el contador principal de una compañía? No, solo cuando se demuestra confiabilidad en la tarea menor alguien está listo para una tarea mayor.
El ser confiable produce muchos beneficios. Significa que uno trabajará mejor, manteniendo satisfecho a su patrón; lo habilitará a uno a cumplir con los arreglos que hace con otros, y a tiempo, haciéndolo a uno un socio más deseable; y en el círculo de la familia, el ser confiable como esposo o esposa contribuirá a una relación de familia más feliz.
Piense, también, en otros beneficios que puede traerle individualmente. Por ejemplo, la persona que ha aprendido a ser confiable en guardar las cosas en su lugar puede confiar en que estén allí cuando las busque. No tendrá que emplear mucho tiempo ni sufrir vejación buscándolas. También, si uno cultiva el hábito de permitir suficiente margen de tiempo para cumplir con las citas, se ahorra dificultad e irritación, porque la persona que siempre llega tarde por lo general se está apresurando y a menudo está turbada debido a que llega tarde.
La persona confiable es más feliz en su trabajo. La persona que no es confiable siempre tiene que preocuparse en cuanto a si su patrón se enterará o no acerca de sus malos hábitos en el trabajo. Tiene que estar disculpándose por el trabajo deficiente. Por lo general se mantiene a la defensiva, porque sabe que debe mejorar, pero no lo hace. Esa no es manera de lograr satisfacción en el trabajo de uno. Pero cuando uno cultiva el hábito de ser confiable en el trabajo, sabe que ha hecho lo que se requiere, lo que es correcto, y puede disfrutar de paz mental.
Sí, en casi todo lo que podemos hacer en la vida habrá un mejoramiento si somos confiables. Nuestro trabajo, la vida de familia, las asociaciones, sí, aun nuestro propio pundonor se beneficiarán. Por eso, ¡sea confiable en todo!