Felices son aquellos a quienes Dios corrige
“Feliz es el hombre físicamente capacitado a quien tú corriges, oh Jah, y a quien tú enseñas con tu propia ley.”—Sal. 94:12.
1, 2. ¿Cómo debemos ver la corrección procedente de Dios?
¿CUÁNDO, dentro de su memoria reciente, ve usted que, por algo que dijo o hizo, falló en cuanto a cumplir con las sendas y normas justas de Dios? Probablemente no tenga que pensar en un suceso muy distante de la actualidad, sino tal vez en uno de solo unas cuantas horas o días atrás, porque todos pecamos y así dejamos de reflejar debidamente la gloria de Dios.—1 Rey. 8:46; 1 Juan 1:8-10.
2 Podemos alegrarnos de que en su amor Jehová quiera corregirnos, y del hecho de que puede hacerlo. “Aquel que corrige a las naciones, ¿no puede censurar, aun Aquel que enseña a los hombres conocimiento? Feliz es el hombre físicamente capacitado a quien tú corriges, oh Jah.” Si nos ‘dejamos corregir’ por Jehová, seremos felices, porque estaremos en armonía con él.—Sal. 94:10, 12.
3. ¿Qué temas es propio que consideremos?
3 Los cristianos pueden confiar en lo siguiente que nos asegura la Biblia: “A quien Jehová ama él disciplina.” (Heb. 12:6) Por lo tanto, nos place presentar una consideración bíblica de asuntos relacionados con la censura, el arrepentimiento y la expulsión. Dos artículos de esta serie se encuentran en el número presente de La Atalaya, y los tres restantes se publicarán en el número siguiente. Estos cinco artículos deberían ayudar a todos a conseguir un entendimiento claro de los principios bíblicos relacionados con estos asuntos, y ‘a reajustarse, consolarse, pensar de acuerdo, vivir pacíficamente.’—2 Cor. 13:11.
4, 5. ¿Cómo nos provee corrección Jehová Dios?
4 Frecuentemente Dios nos corrige de una manera tan bondadosa, tan suave, que tal vez ni nos demos cuenta de que nos está corrigiendo. Quizás leamos en su Palabra algo que nos aparte de un proceder inconveniente o que corrija nuestro modo de pensar. En otras ocasiones puede ser que la corrección procedente de Dios sea más directa y hasta algo dolorosa. Pero él sabe el grado y método de corrección que tendrá en nosotros el mejor efecto. (Jer. 30:11) ¡Qué excelente es el que aceptemos de buena gana la corrección que él nos da, pues Dios provee disciplina por su amor, así como lo hace un padre para con un hijo amado! Además, es mucho más prudente que aceptemos cualquier corrección limitada o restringida que nos dé Jehová Dios y no que seamos castigados hasta el punto de exterminio.—Jer. 10:24; Heb. 12:5.
5 A veces Dios ofrece corrección por medio de criaturas humanas. Envió profetas y jueces a la nación de Israel. Pero puede proveer corrección sabia aun a individuos. Uno de los “consoladores” falsos que trató con Job tuvo que reconocer que Job había “corregido a muchos.” (Job 4:3; 16:2) ¡Qué bendición ha debido ser el recibir corrección sabia de Job, un hombre de sobresaliente devoción piadosa! Sin embargo, podemos preguntarnos: ‘¿Estoy yo dispuesto a aceptar esta clase de corrección beneficiosa, corrección procedente de una criatura humana, pero basada en la sabiduría perfecta de Dios?’
CORRIGIÉNDONOS UNOS A OTROS EN AMOR
6. ¿Sobre qué base pudiéramos recibir corrección de parte de un hermano?
6 Jesús colocó la base para que esperáramos recibir, y dar, corrección amorosa. En las siguientes palabras que tienen que ver con casos de ofensas personales graves, pero que en principio pueden aplicar a muchas situaciones, Jesús dijo: “Si peca tu hermano contra ti, corrígele, y si se arrepiente, perdónale.” (Luc. 17:3, Nácar-Colunga) Además, el apóstol Pablo escribió que el “siervo del Señor” “debe tener paciencia y corregir con corazón humilde” a los demás.—2 Tim. 2:24, 25, Versión Popular.
7. ¿Qué debería suceder cuando se ha cometido un pecado craso?
7 Los pastores o superintendentes nombrados de la congregación se interesan en cada cristiano individualmente, y también en proteger al rebaño en conjunto. (Heb. 13:17; 1 Ped. 5:2, 3) Por eso, cuando alguien cae en un pecado craso, el asunto se debe llamar a la atención de éstos. El pecador mismo debe “llamar a los ancianos de la congregación.” O cualquier otro cristiano que se entere del pecado grave que se haya cometido debe, por su interés en el bien del malhechor y en la limpieza de la congregación, alertar a los ancianos. (Lev. 5:1) Estos ancianos tal vez puedan entonces ayudar a la persona que ha caído en el error, y hacer que ésta se vuelva de su proceder y así ‘salvarle de la muerte el alma.’—Sant. 5:14, 16, 19, 20.
8. ¿Cuál debe ser nuestra actitud para con los errores menores de nuestros hermanos?
8 Hay flaquezas o errores de naturaleza menos seria respecto a los cuales cristianos maduros pudieran ofrecer corrección y ayuda basadas en la Biblia. Por supuesto, debemos ejercer cuidado para no ser criticones respecto a los defectos menores de otras personas, pues Dios nos insta a tener gran paciencia y a soportarnos unos a otros. (Col. 3:12, 13) Debemos tener ‘humildad mental y considerar que los demás son superiores a nosotros, y no vigilar con interés personal solo nuestros propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás.’ (Fili. 2:3, 4) Dios nos asegura que “es hermosura de [nuestra] parte pasar por alto la transgresión.”—Pro. 19:11.
9, 10. ¿Qué pudiera hacerse si pareciera que un hermano estuviera dando un paso en falso?
9 No obstante, puede haber alguna ocasión en que veamos a un asociado cristiano dar un paso en falso o encaminarse al peligro debido a una mala tendencia. Por ejemplo, puede que en nuestra asociación íntima con un hermano notemos que se inclina a beber demasiado. No parece borracho, pero se ve claramente que es ‘dado a mucho vino.’ (1 Tim. 3:8) Por lo tanto, se le pudiera ofrecer alguna corrección beneficiosa. Pero, ¿quién pudiera ofrecérsela?
10 Pablo escribió lo siguiente a los cristianos gálatas: “Aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse cuenta de ello, ustedes que tienen las debidas cualidades espirituales traten de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad.” (Gál. 6:1) Son varias las formas en que el cristiano que tiene las debidas cualidades espirituales pudiera proveer corrección, bondadosa y discretamente. Por ejemplo, en una conversación general pudiera decir algo de tal modo que ni siquiera pareciera consejo deliberado. (Pro. 15:23) O pudiera ofrecer palabras de amonestación en privado. Sin embargo —y esto es vital— su esfuerzo no debe ser impulsado por un espíritu de persona criticona; antes bien, debe brotar de interés amoroso.—1 Cor. 13:4, 5.
11. ¿Cómo pudieran haber ayudado los hermanos y las hermanas de Filipos a resolver un problema que algunas personas de entre ellos tenían?
11 Hay también otras situaciones en las que pueden ayudar los hermanos y hermanas cristianos. Pablo escribió lo siguiente acerca de un problema que surgió en Filipos:
“A Evodia exhorto y a Síntique exhorto a que sean de la misma mente en el Señor. Sí, a ti también te solicito, genuino compañero de yugo, que les sigas prestando ayuda a estas mujeres que se han esforzado lado a lado conmigo en las buenas nuevas.” (Fili. 4:2, 3)
Manifiestamente había un problema o una grave desavenencia entre estas dos cristianas ungidas. Ciertamente el apóstol no estaba instando a los filipenses a tomar partido respecto a la desavenencia. Eso dividiría a la congregación y produciría facciones, celos y contienda. (1 Cor. 1:10-13; 3:2-9) Ese es un peligro grave que tiene que evitarse. No obstante, sin entrometerse en las quejas o puntos de vista de las mujeres, los hermanos y las hermanas, al igual que el “genuino compañero de yugo” de Filipos, podían ofrecer estímulo correctivo que condujera a la unidad cristiana, a desplegar el espíritu del que está dispuesto a perdonar y a cooperar en amor. (Mat. 5:23-25; Efe. 4:1-6, 31, 32; Tito 2:3-5) Si un compañero en la adoración le da esta clase de corrección bien intencionada, usted debe considerarla una expresión de bondad.—Sal. 141:5.
OBRANDO CON FIRMEZA
12, 13. ¿Qué clase de error de naturaleza más grave pudiera existir en una congregación?
12 De vez en cuando tal vez haya un cristiano que siga un proceder que no esté en armonía con las instrucciones de Dios y que no cambie a pesar de la ayuda que reciba hasta de los ancianos. Este caso no es el de una persona que simplemente tenga un conflicto de personalidad con otra. Tampoco se trata simplemente de una persona que todavía tenga que alcanzar la madurez cristiana y que por lo tanto refleje de diferentes maneras que le hace falta seguir desarrollándose. Pablo reconoció que habría cristianos inmaturos a quienes se debería ayudar pacientemente, con amor y con el deseo de verlos progresar. (Rom. 14:1; 15:1; 1 Cor. 13:11; Fili. 3:15, 16) Pero, aparte de ésos, tal vez haya alguien que elija seguir un proceder que, aunque todavía no llega a ser pecado serio, claramente está en conflicto con el consejo de Dios.
13 No debe escandalizarnos el que de vez en cuando haya cristianos de esta índole. La Biblia dice: “Ahora bien, en una casa grande no hay solamente vasos de oro y de plata, sino también de madera y barro, y algunos para un propósito honroso mas otros para un propósito falto de honra.” (2 Tim. 2:20, 21) La congregación fue comparada con una casa en la cual pudiera haber algunos individuos que fueran como vasos deshonrosos, cuyo modo de ser o cuya influencia fueran malsanos. A Timoteo y a otros cristianos fieles se les advirtió que ‘se mantuvieran apartados’ de estos vasos deshonrosos.—Compare con Romanos 16:17.
14, 15. ¿Qué problema surgió en la congregación de Tesalónica, y cómo pudieran reaccionar los cristianos ante tal problema?
14 Notamos que en la Tesalónica de la antigüedad surgió un caso que concuerda con este entendimiento y aplicación de las palabras de Pablo. Se advirtió a la congregación en conjunto que algunos, quienes evidentemente estaban bien de salud y capacitados para hacer trabajo, no querían trabajar. Estos pocos querían vivir a expensas de otros, contrario al consejo de Dios acerca de la pereza. Por eso Pablo escribió: “Ahora les estamos dando órdenes, hermanos, en el nombre del Señor Jesucristo, de que se aparten de todo hermano que ande desordenadamente y no según la tradición que ustedes recibieron de nosotros.”—2 Tes. 3:6; Pro. 20:4; 24:30; Ecl. 5:12, 18; 10:18.
15 Sí, quizás haya alguien que “no se [haya dejado] corregir por meras palabras,” incluso el consejo bíblico de los ancianos de la congregación, y que persista en obrar contrario a los principios de Dios. En tal caso los cristianos quizás se sientan obligados a ‘apartarse’ de él, como aconsejó Pablo.—Pro. 10:17; 29:19.
“TENGAN A ÉSTE SEÑALADO”
16. ¿Qué consejo ofreció Pablo a los tesalonicenses?
16 Siguiendo con el consejo a los tesalonicenses acerca de los perezosos y desordenados, Pablo escribió: “Si alguno no es obediente a nuestra palabra por medio de esta carta, tengan a éste señalado, dejen de asociarse con él, para que se avergüence. Y no obstante, no estén considerándolo como enemigo, sino continúen amonestándolo como a hermano.” (2 Tes. 3:14, 15) Se ve, pues, que los cristianos pueden ‘señalar’ a alguien que persista en pasar por alto los principios de Dios.
17. (a) ¿Por qué hay que ejercer cuidado al aplicar ese consejo? (b) ¿Qué dijo Jesús al respecto?
17 Sin embargo, tenemos que ejercer mucho cuidado al aplicar este consejo divino. Dado que somos imperfectos, pudiéramos tender a formar opiniones personales basadas en lo que a nosotros individualmente nos gusta o no nos gusta, como, por ejemplo, en lo relacionado con estilos de vestir o de arreglarse. Pero si la ropa de una hermana, por ejemplo, no es inmodesta, ni indecente ni escandalosa en la opinión de los hermanos en general, debemos reconocer que la hermana simplemente tiene un gusto o preferencia que difiere del nuestro. (Gén. 37:3, 4; Juan 19:23; 1 Tim. 2:9, 10) No se nos ha hecho jueces de nuestros hermanos y hermanas en asuntos de poca importancia relacionados con opiniones, gustos ni variaciones de conciencia. (Rom. 14:4, 10-12) O aun si alguien está errado respecto a algo que realmente es de poca importancia, tenemos que recordar este consejo de Jesús:
“Dejen de juzgar para que ustedes no sean juzgados; porque con el juicio con que ustedes juzgan, serán juzgados; . . . ¿Por qué, pues, miras la paja en el ojo de tu hermano, pero no tomas en cuenta la viga en tu propio ojo?”—Mat. 7:1-3.
18. ¿Qué debe hacerse cuando alguien obviamente está violando el consejo de Dios?
18 Pero, ¿qué hay si alguien está desviándose considerablemente de los principios de Dios, y tal vez se está haciendo crasamente perezoso o criticón, un ‘hablador sin provecho’ que constantemente esté ‘entremetiéndose en lo que no le atañe’? (2 Tes. 3:11) O puede que el problema sea el tramar modos de abusar de otros en sentido material, el entregarse a entretenimiento que claramente es incorrecto, o el envolverse en conducta dudosa que aún no merezca acción judicial.a Los ancianos han tratado de ayudar a esa persona, pero ésta persiste en su camino y puede estar afectando a otros de la congregación o constituyendo un peligro para otros. Los ancianos pueden dar atención al asunto y asignar a uno de entre ellos para que pronuncie ante la congregación un discurso bíblico sobre el asunto de manera firme y directa. Así es posible que, sin mencionar al ‘desordenado’ por nombre, los ancianos puedan ‘cerrarle la boca a’ esta persona ingobernable.—Tito 1:10-13.
19. ¿Cuál pudiera ser la reacción de otros de la congregación si el problema persistiera?
19 Si una situación como ésta existiera en una congregación, individualmente los cristianos tal vez se sintieran obligados a ‘señalar’ a la persona.b Pablo explica en parte lo que está envuelto en esto, al decir: “Dejen de asociarse con él, para que se avergüence.” (2 Tes. 3:14) Eso significa que usted disminuiría su codearse o relacionarse socialmente con la persona ‘señalada.’ Usted no debe anunciar ni hacer pública su decisión privada, ni tratar de ejercer influencia en otros. Pero, en armonía con el consejo sano de los ancianos de la congregación, usted personalmente evitaría la compañía del “señalado.” Sin embargo, no lo rechazaría por completo, porque éste todavía es su hermano, un compañero cristiano por el cual Cristo murió. En vez de dejar que se desarrollen cualesquier semillas de “odio,” usted debe “censurarlo.” ¿Cómo? Bueno, además de dar un buen ejemplo usted mismo, el obedecer de manera bondadosa, pero firme la instrucción: “Dejen de asociarse con él,” es una forma de corrección. Pero usted puede hacer más para ayudar.—Lev. 19:17; Tito 2:7, 8.
20. Si usted ha “señalado” a alguien que es desordenado, ¿qué responsabilidad tiene usted?
20 Usted todavía estará cerca del cristiano “señalado,” en las reuniones de congregación y en el servicio del campo. Por eso, bien puede ser que se le presente la oportunidad de cumplir con la otra obligación envuelta en ‘señalar’ a esta persona: “No estén considerándolo como enemigo, sino continúen amonestándolo como a hermano.” (2 Tes. 3:14, 15) Si usted no cumpliera la responsabilidad que tiene en cuanto a este aspecto del consejo de Dios, sino que tratara a la persona ‘señalada’ como enemigo, el proceder de usted pudiera ser tan falto de amor como el de ella.
21. ¿Qué objetivo tiene este arreglo bíblico? (Núm. 35:12; Deu. 19:11, 12)
21 Es de esperarse que la persona ‘señalada’ se avergüence. Tal vez se de cuenta de que la instrucción bíblica es lo que hace que usted esté evitando su compañía en el aspecto social. Esta disciplina puede ayudar a esa persona a ‘enderezar las manos que cuelgan y las rodillas debilitadas, . . . para que lo cojo no sea descoyuntado, sino más bien sea sanado.’ En vista de las grandes cantidades de hermanos leales que hoy día están asociados con la congregación de Dios, es probable que los cristianos rara vez se vean obligados a ‘señalar’ a un hermano desordenado. Pero cuando esto sí sucede, tal vez la corrección, combinada con la amonestación continua, ‘dé fruto pacífico, a saber, justicia.’—Heb. 12:11-13.
LA REUNIÓN CON EL COMITÉ DE ANCIANOS
22, 23. ¿Cómo han de manejarse los casos de pecado craso?
22 Como hemos hecho notar (en el párrafo 7), la persona que ‘ha cometido pecados serios’ necesita la atención de “los ancianos de la congregación.” (Sant. 5:14, 15) Estos hombres se hallan en buena posición para ofrecer corrección piadosa a la persona que se ha dejado vencer por la tentación y ha caído en pecado grave. Pueden proveerle la ayuda espiritual que precisa.—Pro. 6:23.
23 Por lo general, se designa un comité de tres ancianos para que se encargue de un caso en que se ha cometido un mal serio. Estos ancianos no obran simplemente como jueces o ‘policías espirituales.’ Son pastores del rebaño, y demuestran que lo son cuando tratan con el malhechor individual. El pastor de ovejas literales no despliega un espíritu vengativo, áspero ni criticón. Tampoco deben hacerlo los ancianos. Su deber es el de ayudar, no condenar. (Jud. 23) Su meta es la de hacer que el pecador se vuelva de su camino, si es posible.—Sant. 5:19, 20.
24. ¿Qué tratan de hacer los ancianos por el pecador?
24 Sin embargo, al tratar con el pecado grave los ancianos tienen que ‘adherirse firmemente a la fiel palabra,’ y poder “exhortar por la enseñanza que es sana y también censurar a los que contradicen.” (Tito 1:9) Por eso no deben retraerse de mostrar al equivocado, directamente de las Escrituras, lo incorrecto de su proceder y por qué es necesario que corrija su modo de ser. Quieren que se arrepienta y llegue a estar de nuevo en paz con Dios.—1 Ped. 3:10-12.
25. ¿Qué asuntos tenemos que estudiar todavía?
25 Pero, ¿cómo deben los ancianos censurar a los malhechores? ¿Qué es el arrepentimiento piadoso? ¿Cómo se manifiesta? ¿Cómo deben los ancianos tratar con casos de pecado craso cuando sí se manifiesta arrepentimiento? ¿Hay que censurar al malhechor delante de toda la congregación? Estos asuntos se consideran en el artículo siguiente.
[Notas a pie de página]
a El caso de una persona que estaba concertando citas aunque no estaba bíblicamente libre para volver a casarse se consideró en La Atalaya del 1 de mayo de 1981 en la sección “Preguntas de los lectores.”
b ‘Señalar’ a una persona quiere decir notarla o fijarse en ella de modo especial. Contraste esto con el modo favorable de notar que se menciona en Salmo 37:37; Filipenses 3:17 y Hebreos 13:7.
[Recuadro en la página 24]
¿CÓMO NOS CONCIERNE LA CORRECCIÓN PROCEDENTE DE DIOS?
A veces Dios nos corrige por medio de la Biblia o por ayudas para el estudio de la Biblia.
O, con espíritu de amor, un cristiano, especialmente un anciano, pudiera llamar a nuestra atención alguna falta.
Si algunos rehúsan abandonar un proceder desordenado, puede que los ancianos tengan que alertar y advertir a la congregación respecto a este proceder o característica.
Entonces debemos percibir que nosotros individualmente debemos ‘señalar’ (2 Tes. 3:14, 15) a cualesquier personas que sean desordenadas de esta manera.
Al hacer esto, debemos evitar codearnos o relacionarnos socialmente con estas personas, PERO también debemos cumplir con nuestra obligación de ayudar y amonestar a estos desordenados, porque todavía son nuestros hermanos cristianos.
[Ilustración en la página 21]
Si usted viera que un compañero cristiano estuviera dando pasos peligrosos, ¿le ofrecería consejo bondadoso?
[Ilustración en la página 22]
‘Sigan prestando ayuda’ a los que necesiten estímulo y corrección, aconsejó Pablo