Su vida puede ser afectada por su modo de ver el dinero
¿CUÁNTA importancia le da usted al dinero en su vida? O, más bien, ¿cuánta prominencia ocupa el dinero en su modo de ver las cosas? Para muchas personas el dinero ocupa el primer lugar tanto en su vida como en su modo de ver las cosas. Quizás se dediquen plenamente a sus esfuerzos por acumular dinero. Algunas personas mueren jóvenes porque literalmente se matan trabajando para obtener dinero. A fin de obtener dinero, otras roban, estafan, mienten o hasta asesinan.
¿Cuál es el punto de vista cristiano acerca del dinero? La Biblia muestra que el dinero tiene cierto valor en este sistema de cosas, pues protege a la persona que lo posee de la pobreza y de las tristes consecuencias que ésta acarrea. Como declaró el rey Salomón, “el dinero es para una protección.” (Ecl. 7:12) Además, los bienes materiales se pueden usar para ayudar a las personas necesitadas.—Hech. 4:34, 35; Efe. 4:28.
Sin embargo, el cristiano ejerce una vigilancia prudente a fin de que el dinero no llegue a ser tan importante para él que tuerza su sentido de valores. Jamás debemos permitir que el dinero se convierta en la cosa principal de nuestra vida. Ciertamente sería tonto sacrificar la expectativa de vida eterna a causa de las posesiones materiales.
UN PROBLEMA PARA RICOS Y POBRES
El peligro de atribuir importancia desmedida al dinero se ilustró en el caso de un joven rico que vivió en el primer siglo de la era común. Cuando le preguntó a Jesús lo que tenía que hacer para obtener la vida eterna, Jesús le dijo: “Vende todas las cosas que tienes y distribuye a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos.” ¿Cómo respondió el hombre? “Se contristó profundamente, porque era muy rico.” Sí, el joven deseaba la vida eterna, pero el dinero le era más importante. Jesús pasó a mostrar que aquélla no era una situación insólita. Explicó que, por regla general, “más fácil es, de hecho, que un camello pase por el ojo de una aguja de coser que el que un rico entre en el reino de Dios.”—Luc. 18:18-25.
Por supuesto, hay personas ricas que heredarán el reino de Dios. Pero esto será debido a que se han valido de los medios que Dios da para alcanzar la salvación. (Luc. 18:27) El que logren esto requiere que dejen de confiar en sus riquezas e influencia y usen sus posesiones prudentemente para la gloria de Dios. De ese modo ‘acumulan tesoros en el cielo,’ puesto que el Altísimo los recompensará abundantemente por sus obras excelentes.—Mat. 6:19-21; Luc. 16:9.
Al pobre quizás también le sea difícil mantener un punto de vista apropiado del dinero. El verse ante la oportunidad de mejorar su situación financiera a expensas de sus principios cristianos quizás sea una verdadera prueba para él. Por ejemplo, quizás se le ofrezca un trabajo bien remunerado en el que tenga que realizar alguna tarea que viole su conciencia. O el empleo quizás le impida asociarse regularmente con sus compañeros de creencia. Al principio, el dinero adicional que llegaría a estar disponible pudiera parecer como una respuesta a sus oraciones. Por fin, pensaría él, se levantan de él algunas de las cargas de la vida.
Pero acuérdese de Acán. Del despojo de Jericó, se apoderó de algo que no le pertenecía, y la consecuencia fue muerte para él mismo y para toda su familia. (Jos. cap. 7) De manera semejante, el tratar de agarrar al vuelo las oportunidades de lograr ganancia material a expensas de la conciencia cristiana de uno pudiera resultar en grave perjuicio espiritual. (1 Tim. 6:9) De por sí, el dinero nunca puede beneficiarnos de la manera en que lo hace el servicio fiel a Dios.
Por lo tanto, los cristianos que viven en países en desarrollo muestran sabiduría al mantener un punto de vista equilibrado del dinero. Por ejemplo, en cierto país a la hija de un testigo de Jehová se le ofreció una beca para estudiar en los Estados Unidos. En el país de ella, una beca de esa índole se considera como un premio sumamente valioso. Pero la familia optó por rechazar la oferta. El aceptar la beca la hubiera alejado demasiado del hogar durante sus años formativos. Esto la hubiera podido exponer a muchas dificultades y, debido a su gran falta de experiencia, a ella se le pudiera haber hecho muy difícil vencerlas. Por estas razones, la familia decidió que el esforzarse por mantener una buena relación con Dios era más valioso que los posibles beneficios materiales que una educación en el extranjero pudiera traer.
Pero, ¿cómo puede una persona tener la perspectiva correcta acerca de la vida cuando la vida es tan difícil? Hay partes del mundo donde grandes cantidades de personas viven sumidas en la pobreza. A fin de ganarse la vida, los hombres quizás tengan que trabajar 12 ó 16 horas al día, por seis o siete días a la semana. Bajo esta clase de presión, quizás parezca que el dinero es la vida. Sin embargo, la ayuda que brinda la Palabra de Dios puede impedir que uno se desequilibre en estas circunstancias. Al seguir las pautas bíblicas, el individuo llega a estar bajo el cuidado amoroso de Dios de manera más directa. Esto le brinda seguridad.
Jesucristo aclaró bien este asunto. En una ocasión se dirigió a una gran muchedumbre, muchos de los cuales sin duda estaban familiarizados con la pobreza. Los animó a ‘dejar de inquietarse respecto al alma en cuanto a lo que comerían o lo que beberían o respecto al cuerpo en cuanto a lo que se pondrían.’ ¿Cómo puede hacer eso la persona pobre? Jesús aludió a las aves, y señaló que había un Creador amoroso que proveía todas las cosas que estas criaturas necesitaban. Pues bien, este Creador hasta vestía hermosamente a las flores, por así decirlo. Refiriéndose a las aves, el Hijo de Dios preguntó: “¿No valen ustedes más que ellas?”—Mat. 6:25-32.
Por supuesto, la gente vale más que las aves o las flores. De modo que Jehová Dios cuida de la gente, especialmente si la gente obra en armonía con estas palabras adicionales de Jesús: “Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” Sí, uno puede sentirse confiado cuando se apoya en Jehová en busca de ayuda, con tal que ponga en primer lugar los intereses del Reino.—Mat. 6:33.
POR QUÉ AYUDA LA ADORACIÓN VERDADERA
Por eso la persona pobre de veras necesita el mensaje del cristianismo verdadero. Ese mensaje provee ayuda infalible para tratar con el problema de los pobres. De seguro el saber que el Creador los ayudará a cuidar de sus familias si ellos continúan sirviéndole es algo que les sirve de verdadero consuelo.
Esto no significa que pueden contar con que otras personas atiendan a sus familias. Eso sigue siendo responsabilidad de ellos. (1 Tim. 5:8) Tampoco significa que llegarán a ser ricos. No; es probable que todavía tengan que trabajar muy duro para ganarse la vida. Pero pueden acostarse de noche con el corazón calmado, con confianza en que al día siguiente Jehová les volverá a suministrar lo que les servirá para alimentar a sus familias.—Sal. 4:8.
Serán como David. Antes de llegar a ser rey, éste experimentó muchas penalidades. No obstante, hacia el fin de su vida pudo decir lo siguiente: “Un joven era yo, también he envejecido, y sin embargo no he visto a nadie justo dejado enteramente, ni a su prole buscando pan.” (Sal. 37:25) Muchos cristianos pueden dar testimonio de que Jehová cuida de sus siervos hoy día del mismo modo maravilloso. Por ejemplo, considere la declaración de una cristiana que en lo material es pobre y se describe como “indigente, pero rica en hijos.” En una ocasión tuvo que vivir como refugiada debido a la actividad de los terroristas en su país. A pesar de las penalidades, ella y sus hijos nunca abandonaron la adoración verdadera. Ella dice: “Estamos contentos con nuestra condición debido a la riqueza de nuestra vida espiritual. Sí, la devoción piadosa, junto con contentamiento, es gran ganancia.”—1 Tim. 6:6-8.
En verdad, todas las personas —incluso las pobres— pueden disfrutar de grandes bendiciones cuando buscan primero el reino de Dios. Por medio de aplicar el consejo de la Biblia, pueden mejorar su vida de familia, evitar vicios en los que se malgasta el dinero —el juego por dinero, el fumar, el beber en exceso— y aprender a usar sus recursos del mejor modo posible. Pueden obtener la sabiduría necesaria para tener éxito al encargarse de los problemas. Sobre todo, pueden esperar con confianza el tiempo en que la pobreza, junto con todos los demás males humanos, será eliminada.—Isa. 25:6-8.
Así, sea que tengamos poco o mucho en lo que respecta a posesiones, el punto de vista correcto del dinero puede contribuir a nuestro disfrute de la vida. Prescindiendo de cuál sea nuestra situación, la cosa importante es poner en primer lugar el reino de Dios, y seguir haciendo lo que es correcto a los ojos de él. Esto pudiera requerir aguante de nuestra parte, pero nos traerá grandes bendiciones, tanto ahora como en el futuro. Por tanto, como animó el apóstol Pablo a los gálatas: “Que no desistamos de hacer lo que es excelente, porque al debido tiempo segaremos si no nos rendimos.”—Gál. 6:9.