¿Por qué deberían los cristianos aceptar y cumplir responsabilidad?
“Sigan llevando las cargas los unos de los otros, y así cumplan la ley del Cristo. Porque cada uno llevará su propia carga.”—Gál. 6:2, 5.
1. ¿Qué haría uno si fuese invitado a trabajar en edificar el palacio de un rey en el cual también tuviese un lugar para vivir?
SI UN rey decidiera construir un palacio y le agradara, no solo emplearlo a usted para colocar la estructura, sino, además, le prometiera a usted un lugar para morar en él, ¿cómo se sentiría usted en cuanto a ello? ¿Qué haría? Pues, usted dice, alegre y agradecidamente me pondría a trabajar y pondría todo lo que estuviera de mi parte y hablaría a todo aquel con quien me pusiera en comunicación en cuanto a la benignidad y generosidad de ese rey.
2. ¿Cuándo comenzó la construcción de este palacio, y quiénes son los constructores y el Obrero Maestro?
2 Se habla proféticamente de tal palacio real en el Salmo 29:9. Ha estado en curso de construcción por más de mil novecientos años. Es una casa o templo que Dios mismo construye, no con piedras inanimadas, sino con material viviente, con personas, hombres y mujeres por igual, tomadas de esta Tierra. Lo que es más, él ha puesto la superintendencia del edificio en las manos del mejor y más hábil Obrero Maestro, uno que ha estado un sinnúmero de años en el servicio de este gran Soberano. Este es el propio Hijo de Dios, Cristo Jesús, a quien, en Proverbios 8:22-31, se le menciona como la sabiduría personificada de Dios, y que dice: “Jehová mismo me produjo como el principio de su camino, el más temprano de sus logros de mucho tiempo atrás. . . . vine a estar a su lado como obrero maestro, y vine a ser aquello con lo que él estaba especialmente encariñado día por día, estando yo alegre delante de él siempre.”—Col. 1:15, 16; Juan 1:3.
3. ¿A quién puso Jehová como una piedra de fundamento, y por qué?
3 Le agradó a Dios, el Rey Universal, colocar a su Hijo como la piedra de fundamento de la casa sobre quien todas las otras piedras serían edificadas. Tocante a él Pedro escribe: “Viniendo a él como a una piedra viva, desechada, es verdad, por los hombres, pero escogida, preciosa, para con Dios, ustedes mismos también como piedras vivas están siendo edificados en casa espiritual para servir el propósito de un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptos a Dios mediante Jesucristo.” (1 Ped. 2:4, 5) Lo hizo porque Jesús probó ser “una piedra probada, el ángulo precioso de un cimiento seguro.”—Isa. 28:16.
4. ¿De quién es la casa, quién da “el plano arquitectónico” para su construcción, y cuál es la relación de los constructores con el dueño de la casa?
4 Aunque Jesús es el “obrero maestro,” el palacio o casa es de Dios y es construido para él para que more allí mediante su espíritu. (Sal. 26:8) El apóstol Pablo también nos informa en cuanto a ello, diciendo: “Cristo fue fiel como Hijo sobre la casa de aquél. Nosotros somos la casa de Aquél, si nos afianzamos firmemente de nuestra libertad de palabra y de nuestro jactarnos en la esperanza firmes hasta el fin.” (Heb. 3:6) Dios, siendo el sabio Arquitecto, también es Aquel que da “el plano arquitectónico,” o las especificaciones, a su Obrero Maestro para su construcción. (1 Cró. 28:12, 19) Por consiguiente, a todos los que trabajan en la edificación se les menciona como “colaboradores de Dios.” Por eso leemos: “Porque nosotros somos los colaboradores de Dios. Ustedes son el campo de Dios que está bajo cultivación, el edificio de Dios.”—1 Cor. 3:9.
5. (a) En la Biblia, ¿con qué también está asociada esta “casa espiritual,” y cuántos la compondrán? (b) ¿En virtud de qué son invitados a formar parte de ella?
5 Esta “casa espiritual” o palacio real también está asociado en la Biblia con el reino que el Magnífico Arquitecto, el Altísimo Dios, ofrece a su Hijo fiel, quien, a su vez, extiende la invitación a sus asociados para llegar a ser “‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ del que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa.” (1 Ped. 2:9) Su número está limitado a solo 144,000, como se nos dice en Apocalipsis Rev. 7:4-8 y 14:1-3. En la noche de su traición Jesús dijo a los primeros que había escogido: “Ustedes son los que han permanecido conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.”—Luc. 22:28-30; 10:20; Dan. 7:13-22.
6. Antes de dejar la Tierra, ¿qué dijo Jesús a sus discípulos con respecto a su reino, y qué muestran los hechos físicos en cuanto a su establecimiento?
6 Antes de dejar la escena terrestre, hablando a sus discípulos, Jesús se refirió a él mismo como ‘cierto hombre de noble nacimiento que viajó a una tierra lejana para conseguirse poder regio y volver.’ (Luc. 19:11, 12) Él les dijo esta ilustración para grabar en su mente que su reino no “iba a manifestarse al instante,” es decir, no sería establecido en sus días, sino que sería establecido después de largo tiempo. En realidad, fue casi diecinueve siglos después. Los hechos físicos de hoy colocados junto a las profecías cumplidas prueban fuera de cualquier duda que este reino ha sido establecido en los cielos y que el Constructor Maestro ha llegado. En 1914, al terminarse los tiempos de las naciones, Jesús tomó su gran poder y comenzó su gobierno en medio de sus enemigos. (Sal. 110:1, 2) Para prueba de esto pedimos al lector que estudie cuidadosamente y con oración Mateo 24, Lucas 21 y Marcos 13. También, para explicación detallada, sírvase ver La Atalaya del 15 de octubre de 1958, bajo el encabezamiento “El reino de Dios domina—¿se acerca el fin del mundo?”
7. En la ilustración del “hombre de noble nacimiento,” ¿qué dio Jesús a los trabajadores, para hacer qué con ellas?
7 En la ilustración del “hombre de noble nacimiento” se muestra a Jesús como habiendo llamado a diez de sus esclavos y habiéndoles dado diez “minas,” diciéndoles: “Hagan negocio hasta que yo venga.” (Luc. 19:13) Mateo, relatando una ilustración semejante, usa la palabra “talentos” en vez de “minas.” Ambas palabras se refieren al trabajo que los obreros han emprendido en la predicación del Reino, es decir, en el recogimiento de la clase del Reino, luego el recogimiento y edificación de los súbditos del Reino. Habían aceptado agradecidamente esta responsabilidad y ahora ellos debían cumplirla fielmente. Pero después que el “hombre de noble nacimiento,” Cristo el Rey, ‘consiguió su poder regio’ en 1914 (d. de J.C.) y después que vino a sus esclavos durante su manifestación en 1918 (d. de J.C.) para ver si cumplían apropiada y celosamente su responsabilidad o no, ¿qué halló?
8. ¿Qué condición halló el “hombre de noble nacimiento” entre sus esclavos cuando regresó?
8 Halló dos clases de siervos. Una clase, que tenía la visión del victorioso Rey en acción, estaba ocupada fielmente en la predicación de las buenas nuevas del Reino y ayudando a los herederos del Reino a quienes Jehová estaba introduciendo para que llegaran a la madurez, para que ellos también pudieran ser usados en el funcionamiento de este glorioso gobierno. Como lo expresa el apóstol Pablo, las provisiones de Dios fueron hechas “teniendo como mira el entrenamiento de los santos, para la obra ministerial.” (Efe. 4:12) Los de la otra clase de siervos, aunque habían recibido las mismas oportunidades de servicio y las habían aceptado, descuidaron su deber y responsabilidad, dirigieron su atención a golpear a sus coesclavos, se hicieron perezosos y suspendieron el negocio de sus “talentos.” Guardaron sus “minas” en un paño haciéndose inactivos en el servicio del Amo, en la predicación del Reino.—Luc. 19:20; Mat. 24:48, 49.
9. ¿Cómo actuó, entonces, para con la primera clase?
9 En vista de esto, ¿qué hizo el Amo? Inmediatamente obró. Al primer siervo él dijo: “¡Bien hecho, buen esclavo! Porque has probado ser fiel en un asunto muy pequeño, ten autoridad sobre diez ciudades.” (Luc. 19:17) A los siervos de esta clase se les dieron más privilegios del Reino en el recogimiento de los herederos del Reino; su gozo y felicidad aumentaron mucho y han seguido aumentando desde entonces.
10. ¿Qué dijo e hizo a los inactivos, y por qué?
10 Observe ahora la condición del esclavo inactivo, que representa a una clase de personas. No solo era perezoso y falto de aprecio sino que, además, era inicuo y criticón. Acusó a su Amo amoroso de ser áspero, exigente y que cosechaba donde no sembraba y que recogía donde no aventaba. (Luc. 19:20, 21; Mat. 25:24, 25) Pero, ¿toleró el Amo tal acusación injusta e inicua? Sin demora pronunció juicio adverso en contra de él. Se dirigió a él como siendo un esclavo inicuo y perezoso, que no servía para nada. Hizo que le fueran quitados sus talentos y dados al que tenía los diez talentos, e hizo que el esclavo infiel fuera arrojado a las tinieblas de afuera. (Luc. 19:22, 23; Mat. 25:28-30) ¿Por qué? Porque los de esa clase habían sido hechos mayordomos de los secretos sagrados de Dios (1 Cor. 4:1); habían convenido en ser empleados en la alimentación de las “ovejas” de Jehová por medio de recoger y vigorizar a los seguidores con disposición de oveja de Cristo, pero llegaron a ser negligentes, inactivos. Observe, fueron echados afuera a las tinieblas, no a causa de inmoralidad o alguna otra clase de pecado carnal, sino a causa de que no trabajaban para aumentar sus talentos en el servicio del Reino; no se ocupaban en su responsabilidad.
EJEMPLOS FIELES
11. ¿En qué sentido es sobresaliente el ejemplo de Jesús como obrero celoso?
11 Las Escrituras están llenas de ejemplos fieles de obreros que agradecidamente asumían su responsabilidad. El mayor ejemplo de todos es el de Jesucristo, quien realmente tenía un celo consumidor por la casa de Jehová y trabajó para ello. Él no se retrajo, diciendo a su Padre: “El trabajo que me diste es demasiado y requiere muchas horas y mucho esfuerzo.” No, sino que prosiguió, con las palabras: “En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado.” (Sal. 40:8; Heb. 10:7-9) Observe las últimas palabras: “Me he deleitado.” Él hizo la voluntad de su Padre en la edificación de las “piedras vivas” del templo espiritual de Dios por amor, y se regocijó en este trabajo. Dios le había dado doce apóstoles como piedras secundarias de fundamento del edificio; los enseñó y amorosamente los entrenó para ser predicadores y maestros por medio de estar cada día con ellos. Los amó tanto que entregó su propia vida por ellos y por todas sus “ovejas.” Cumplió su responsabilidad hasta el fin. ¿Mostramos nosotros, como cristianos, tal celo por las “ovejas” de Jehová?—Juan 10:11-17.
12. (a) ¿Cómo se sintió para con sus hermanos otro que aceptó y cumplió la responsabilidad? (b) ¿Qué palabras de cariño escribió a los tesalonicenses?
12 Otro ejemplo fiel de aceptar y cumplir la responsabilidad para con las “ovejas” de Dios es el del apóstol Pablo. Este colaborador de Dios asumió su responsabilidad tan seriamente en su corazón que se alegró de ‘gastar y ser completamente gastado por las almas’ de sus hermanos. (2 Cor. 12:15) Aunque sabía, por el testimonio del espíritu de Dios de ciudad en ciudad, que ‘le esperaban cadenas y tribulaciones en Jerusalén,’ prosiguió, como él dice: “Sin embargo, no hago mi alma de valor alguno como preciada para mí, siempre que pueda terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, de dar testimonio cabal de las buenas nuevas de la bondad inmerecida de Dios.” (Hech. 20:24) En otra ocasión, escribiendo a sus compañeros constructores de Tesalónica, él declaró: “Teniéndoles tierno afecto, mucho nos complacimos en impartirles, no solo las buenas nuevas de Dios, sino también nuestras propias almas, porque ustedes llegaron a ser amados para nosotros.” (1 Tes. 2:8) ¿Qué fue lo que lo impulsó hasta el punto de impartir aun su alma? El celo y amor por las “piedras vivas” de la casa de Jehová.
13. ¿De qué manera probó Pablo su responsabilidad para con las “piedras vivas”?
13 Y él no simplemente expresa palabras sino que prueba esto. Escribiendo a los corintios, que dejaron de amarlo de la manera que él los amaba, y hablándoles de los sufrimientos de él para la edificación de sus hermanos espiritualmente, alista varios maltratamientos que recibió durante su ministerio—tales que muy pocos de nosotros hoy día apenas nos acercaríamos en sufrimientos a él. Prosigue, diciendo: “Además de esas cosas de carácter externo [es decir, sus peligros y adversidades diarios], hay lo que se me viene encima día tras día, la ansiedad por todas las congregaciones. ¿Quién es débil, sin que yo sea débil? ¿A quién se le hace tropezar, sin que yo me indigne?” (2 Cor. 11:23-29) ¡Piense en eso! En medio de todos estos peligros y adversidades él tenía la ansiedad de todas las congregaciones. Se preocupaba con respecto a su bienestar espiritual. Amaba a sus hermanos. Pensaba en ellos. Sentía profundamente su responsabilidad hacia ellos.
14. ¿Cómo deberían cumplir los testigos de Jehová su responsabilidad para con los débiles?
14 ¿Imitan todos los testigos de Jehová a Pablo en este respecto? ¿Nos interesamos de manera semejante en nuestros hermanos débiles? ¿Los que somos siervos y conductores de estudios, visitamos a estas “ovejas” espiritualmente enfermas en sus hogares para ayudarlas? ¿Tenemos esta ansiedad, propia de Pablo, de vigilar por temor de que algunos de nuestros hermanos pudieran haberse enfermado espiritualmente o pudieran haber tropezado por esta o aquella razón? Usted probablemente observó que ciertos publicadores débiles del Reino dejaron de asistir a las reuniones y no informaron servicio del campo, digamos, por una o dos semanas. ¿Se empeña usted en visitarlos, preparado con anticipación para dar consejo e instrucción espirituales con el propósito de sanar su enfermedad espiritual? ¿‘Habla usted consoladoramente a las almas deprimidas’? (1 Tes. 5:14) ¿Fue usted a casa de ellos, pidiéndoles prudentemente que le acompañaran a usted a hacer una o dos revisitas a personas de buena voluntad en su vecindario? ¿Está usted consciente del hecho de que usted rendirá una cuenta por la pérdida de aun una “oveja”? (Heb. 13:17) Recuerde que es un mandato de Jehová por Isaías, quien dice a los trabajadores maduros: “Fortalezcan las manos débiles y hagan firmes las rodillas que están tambaleando.” (Isa. 35:3) En el mismo sentido son las palabras de Pablo en Romanos 15:1, 2: “No obstante, nosotros que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los que no son fuertes, y no estar agradándonos a nosotros mismos. Que cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación.” ¿Nosotros, como cristianos, nos aplicamos este consejo?
“LAS COSAS DESEABLES DE TODAS LAS NACIONES”
15. En este tiempo del fin, ¿qué se propone hacer Jehová en cuanto a su casa, y cómo están en armonía con ello las palabras de Jesús?
15 Como se demostró previamente en esta revista, el templo, casa o palacio de Jehová se compone de 144,000 y Una “piedras vivas.” En este tiempo del fin casi todas ellas han sido colocadas en los cielos al ser resucitadas de entre los muertos, y solo un resto de ellas todavía está en la Tierra aguardando su cambio. (1 Tes. 4:15-17) Ahora el Autor de esta casa gloriosa, en su infinita bondad amorosa, quiere llenar esta casa de personas que aprecian su amor y bondad. En otras palabras, a él le agrada extender a centenares de miles de la raza humana el privilegio de asociarse con las “piedras vivas” del templo, para que ellos también reciban vida eterna en el nuevo mundo por medio de conocer a Jehová y a su Hijo y por medio de llegar a ser coadoradores con las “piedras vivas.” Estos asociados son aquellos a quienes Jesús tenía en mientes cuando dijo: “Y tengo otras ovejas, que no son de este redil; a ésas también tengo que traer, y escucharán mi voz, y llegarán a ser una sola manada, un solo pastor.”—Juan 10:16; 17:3.
16. (a) ¿Cuándo y después de qué suceso comenzaron a entrar estas “cosas deseables de todas las naciones”? (b) ¿De dónde vienen, y con qué propósito?
16 ¿Cuándo tiene lugar el recogimiento de estas “otras ovejas”? Isaías, bajo inspiración, nos dice: “En la parte final de los días,” cuando ‘la montaña de la casa de Jehová llegue a estar firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas.’ (Isa. 2:2) ¿Y cómo las recoge? Él dice: “‘Aún una vez—es un poco de tiempo—y estoy meciendo los cielos y la tierra y el mar y la tierra seca. Y meceré a todas las naciones, y las cosas deseables de todas las naciones deben entrar; y llenaré de gloria esta casa,’ ha dicho Jehová de los ejércitos.” (Agg. 2:6, 7) La casa regia comenzó a ser llenada de esas “cosas deseables de todas las naciones” después de nacer el reino de Dios en los cielos en 1914 (d. de J.C.) y después de comenzar la gran tribulación sobre Satanás y su muchedumbre inicua en el cielo. Como una de las personas de edad avanzada informó a Juan con respecto a la “grande muchedumbre” de “otras ovejas”: “Estos son los que salen de la grande tribulación, y han lavado sus mantos y los han emblanquecido en la sangre del Cordero.” (Apo. Rev. 7:9-14) Estas personas mansas, de disposición de ovejas, que, según la visión de Juan, son una grande muchedumbre innumerable, comenzaron a venir a la casa regia o templo después que oyeron que el reino les fue predicado a ellas desde 1919 d. de J.C. Ahora vienen de unos 188 países e islas del mar, para ser instruidas en los caminos de Jehová y andar en sus senderos.—Isa. 2:3.
17. (a) ¿Qué, entonces, es la responsabilidad de los pastores verdaderos? (b) ¿Qué amonestación da el Inspector Principal a los que están satisfechos de sí mismos?
17 ¿Quiénes van a instruir a éstas? Jehová nos asegura que en este tiempo del fin él ‘levantaría sobre ellas pastores que verdaderamente las pastorearán.’ (Jer. 23:4) ¿Es usted uno de estos pastores? ¿Ha aceptado usted esta responsabilidad y está usted cumpliéndola? Se informa que en las congregaciones de los testigos de Jehová hay algunos hermanos competentes, maduros, que tienen la capacidad para dar ayuda y entrenar a estas personas enseñables de disposición de ovejas pero que no lo hacen. ¿Por qué no? Porque no quieren estar atados. Se olvidan de que ahora, un corto tiempo antes del Armagedón, el Inspector invisible, Jesucristo, dice a tales individuos de las congregaciones que piensan que ‘están vivos, pero están muertos’: “Hazte vigilante, y fortalece las cosas que quedan que estaban a punto de morir.” (Apo. Rev. 3:1-3) Tal espíritu de complacencia en sí mismos existe entre algunos en varias congregaciones del pueblo de Dios y a menos que se arrepientan y despierten a sus responsabilidades por medio de ayudar a los ‘que quedan que estaban a punto de morir,’ perderán su visión espiritual y no conocerán el tiempo de la venida de Cristo para pedirles un rendimiento de cuentas.
18. (a) ¿Qué, en realidad, dicen los indiferentes a Jehová y a su organización como mujer casada? (b) ¿Cómo deberían obrar los hermanos maduros y los conductores de estudios para con estos bebés espirituales?
18 Ahora Jehová introduce en su templo a decenas de millares de individuos mansos y enseñables de todas las naciones cada año. Los que evaden sus responsabilidades, le dicen en realidad: ‘Padre, cesa, por favor, de introducirlos,’ y a Su organización como mujer casada: ‘Deja de producirlos; son demasiados para nosotros; no tenemos tiempo para alimentarlos.’ ¿No comprende usted que con su proceder indiferente, ocioso, en realidad le está usted dictando a Dios cómo debería dirigir sus propios negocios? ¿Quiénes, entonces, han de alimentar a estas ovejas, instruirlas y entrenarlas? ¿Espera usted que estos bebés se alimenten solos? ¿Se alimentaba usted solo cuando fue bebé? Los trabajadores leales deben imitar a Pablo que ‘se hizo afable entre los hermanos, como cuando una madre que cría acaricia a sus propios hijos.’ (1 Tes. 2:7) Eso significa que cuando los conductores de estudios bíblicos y los publicadores maduros del Reino ven que las “ovejas” de Dios tienen dificultad en contestar las preguntas en su estudio bíblico, deben proponerse visitarlas y enseñarles cómo estudiar por medio de desmembrar el alimento para ellas hasta que crezcan a la madurez.
19. (a) ¿Por qué, hoy día, algunos se han aflojado con respecto a su responsabilidad? (b) ¿Qué ejemplos, antiguos y modernos, prueban que su argumento es infundado?
19 Se ha observado que algunos de las congregaciones se han aflojado y han estado renuentes a cumplir su responsabilidad por medio de poner su trabajo seglar por encima de los intereses del Reino y que hasta trabajan horas extras para conseguir las comodidades y lujos de este mundo. Pierden reuniones y a menudo el servicio del campo. Se privan del compañerismo y de la asociación con sus hermanos fieles, cosas que son tan esenciales y alentadoras en este tiempo del fin. Ellos presentan el argumento: “Somos casados, tenemos hijos, debemos trabajar para proveer para nuestras familias.” Muy cierto. Según Pablo, uno debe ‘proveer para los que son suyos, de lo contrario ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe.’ (1 Tim. 5:8) Pero, ¿qué hay con respecto a los profetas Isaías, Ezequiel y Oseas y el apóstol Pedro? ¿Qué hay con respecto a millares de otros hoy día que son casados y tienen muchos hijos y no obstante son trabajadores arduos en el servicio de Jehová? ¿Cómo se las arreglan para efectuar el servicio? ¿Dónde está la fe de los hermanos que se han aflojado? Sin duda tratan a la ligera las palabras de Jesús, el Obrero Maestro: “Sigan, pues, buscando primero el reino y su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” (Mat. 6:33; Sal. 37:25) Estos hermanos empiezan la casa por el tejado, y por eso no tienen el gozo de su Amo.
20. (a) ¿Qué privilegio tenemos hoy día, y qué debemos hacer para estar en el gozo de nuestro Amo? (b) ¿Qué ejemplo moderno incansable deberían imitar los que dicen: ‘Estoy cansado’?
20 Es un privilegio para uno ser obrero en el servicio de Jehová y especialmente ahora en el recogimiento final de “las cosas deseables de todas las naciones.” Si deseamos oír sonar en nuestros oídos las palabras: “¡Muy bien, esclavo bueno y fiel!. . .Entra en el gozo de tu amo,” debemos aceptar y cumplir nuestra responsabilidad. Si nos representamos mentalmente al Rey mesiánico venciendo en medio de sus enemigos y si estamos en armonía con la guerra justa que está librando contra Satanás y sus inicuas fuerzas, debemos ofrecernos voluntariamente en este día de su fuerza militar. De lo contrario, perderemos. ¿Qué pensará el Rey victorioso con respecto a la persona que ni siquiera viene al estudio bíblico, adonde las “ovejas” débiles vienen para el estudio de la Palabra de Dios, para darles su ayuda, y que se excusa, diciendo que su casa está a bastantes metros de distancia? ¿Qué dirá este hermano acerca de los Testigos africanos de Nyasaland que, para asistir a las reuniones de congregación, tienen que ‘andar de once a veinticuatro kilómetros bajo la lluvia y nadar a través de un río o dos infestados de cocodrilos’? El argumento baladí: ‘Estoy cansado,’ no le ayudará. El Obrero Maestro no quiere a gente perezosa en su ejército. El lo vomitará de su boca como un soldado y trabajador indigno.−Apo. Rev. 3:16.
21. (a) ¿Es correcto buscar el puesto de cualquier clase de siervo en la congregación? (b) ¿Por cuáles dos razones deberían aceptar y cumplir la responsabilidad todos los testigos de Jehová?
21 Hay una necesidad apremiante de siervos de congregación y de conductores de estudios bíblicos para encargarse del gran recogimiento de “otras ovejas.” El apóstol Pablo anima a los hermanos capaces a esforzarse con anhelo por estos puestos aconsejando a Timoteo: “Si algún hombre se está esforzando por tener un puesto de superintendente, está deseoso de un trabajo excelente.” (1 Tim. 3:1) El palacio glorioso del sabio Soberano muy pronto se completará cuando los últimos miembros que ahora están en la Tierra se habrán unido a aquellas “piedras vivas” que ya están en los cielos. La afluencia de “las cosas deseables de todas las naciones” está en marcha y es acelerada. ¿Qué haremos? Como cristianos maduros, seamos de los ungidos, de los que compondrán el palacio de Jehová en los cielos, o de las “otras ovejas” terrestres, hemos aceptado la responsabilidad de trabajar en el recogimiento de otras personas mansas y hacer de ellas adoradores leales de Jehová y maestros. Debemos cumplir amorosamente esta responsabilidad. ¿Por qué? Primero, porque el ser colaboradores del Dios Altísimo en este magnífico trabajo es un privilegio y honor inestimables; y, segundo, porque hay vida para el maestro así como para los que son enseñados. Esto lo aclara muy bien el inspirado apóstol Pablo cuando escribe a Timoteo: “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas.” ¿Por qué? “Pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan.”—1 Tim. 4:16.