Capítulo 7
La obediencia te protege
¿TE GUSTARÍA poder hacer todo lo que quisieras? ¿Hay veces que quisieras que nadie jamás te dijera lo que debes hacer? Vamos, dime la verdad con franqueza.—
Pero, ¿qué es mejor para ti? ¿Es de veras una cosa sabia hacer todo lo que se te antoje, o resulta todo mejor cuando obedeces a tu papá y a tu mamá?—Dios dice que debes obedecer a tus padres, así que debe haber una buena razón para ello. Vamos a ver si podemos saber cuál es.
¿Cuántos años tienes?—¿Sabes cuántos años tiene tu papá?—¿Cuántos años tiene tu mamá?—Ellos han vivido mucho más tiempo que tú. Y mientras más vive una persona más tiempo tiene para aprender cosas. Oye más cosas, y ve más cosas y hace más cosas cada año. Por eso los jóvenes pueden aprender de los mayores.
¿Quién ha vivido más tiempo que tú o yo o que cualquier otra persona?—Jehová Dios. Él sabe más que tú y sabe más que yo. Cuando nos dice lo que es bueno para nosotros, podemos estar seguros de que eso es lo correcto. Si hacemos lo que él dice, eso nos protegerá. Debemos obedecerle siempre.
Como ves, yo también tengo que ser obediente. Tengo que obedecer a Dios. Es para mi propio bien. Y para ti también es bueno obedecer a Dios.
Vamos a sacar nuestra Biblia y ver lo que Dios les dice a los niños que hagan. ¿Puedes buscar el libro de Efesios?—Vamos a leer del capítulo seis de Efesios, los versículos uno, dos y tres. Dice: “Hijos, sean obedientes a sus padres en unión con el Señor, porque esto es justo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’; que es el primer mandato con promesa: ‘Para que te vaya bien y dures largo tiempo sobre la tierra.’”
Eso está en la Biblia. Así que es Jehová Dios quien te dice que seas obediente a tus padres.
¿Qué quiere decir “honrar” a tu padre y a tu madre?—Quiere decir que debes mostrarles respeto. Debes escucharles y hacer lo que dicen sin quejarte. Y Dios promete que si tú obedeces ‘te irá bien.’
Sé una historia acerca de unas personas que se salvaron de morir porque fueron obedientes. ¿Quieres oírla?—
Esta gente vivió hace mucho tiempo en la gran ciudad de Jerusalén. La mayoría de la gente de aquella ciudad era mala. No escuchaban a Dios. Jehová envió a su propio Hijo para enseñarles. Pero ni así escucharon. ¿Qué les haría Dios?—
El Gran Maestro les avisó que Dios iba a hacer que la ciudad de ellos fuera destruida. Dijo que ejércitos de soldados acamparían alrededor de la ciudad y la desbaratarían. También les dijo cómo podrían escapar si amaban lo correcto. Esto fue lo que les dijo:
‘Cuando ustedes vean ejércitos alrededor de Jerusalén, entonces es tiempo de salir de Jerusalén y correr a las montañas.’—Lucas 21:20-22.
Pasó tal como Jesús dijo que pasaría. Los ejércitos de Roma vinieron a atacar a Jerusalén. Acamparon alrededor de ella. Entonces por alguna razón se fueron. La mayoría de la gente creyó que ya había pasado el peligro. Se quedaron en la ciudad. Pero, ¿qué había dicho Jesús que debían hacer?—
¿Qué hubieras hecho tú si hubieras estado viviendo en Jerusalén?—Los que de veras le creyeron a Jesús dejaron sus casas y corrieron a las montañas lejos de Jerusalén. No se fueron solo los mayores; los niños se fueron con ellos.
Pero, ¿fueron protegidos de veras por ser obedientes?—Por un año entero nada le pasó a Jerusalén. Por tres años no pasó nada. Pero entonces en el cuarto año los ejércitos de Roma volvieron. Para los que se habían quedado en Jerusalén ahora fue demasiado tarde para escapar. Esta vez los ejércitos destruyeron la ciudad. La mayoría de la gente que estaba dentro fue muerta.
Pero, ¿qué les pasó a los que habían obedecido a Jesús?—Estaban lejos de Jerusalén. Así que no les pasó nada malo. La obediencia los protegió.
Si tú eres obediente, ¿te protegerá eso también a ti?—Sí. Déjame explicarte cómo. Quizás yo te diga que nunca juegues en la calle. ¿Por qué lo hago?—Porque un automóvil podría atropellarte y matarte. Pero un día tú quizás digas: “Ahora no hay ningún auto. No me va a pasar nada. Otros niños juegan en la calle, y nunca he visto que les pase nada.”
Eso fue lo que pensó la mayoría de la gente en Jerusalén. Después que los ejércitos de Roma se habían ido, parecía que no había peligro. Otros se estaban quedando en la ciudad. Así que ellos también se quedaron. Se les había dado aviso, pero no hicieron caso. Como resultado, perdieron la vida. Y los niños que juegan en la calle pueden perder la vida también. ¡Es mucho mejor obedecer!
El obedecer sólo a veces no basta. Pero el obedecer siempre de veras te protegerá.
¿Quién es el que te dice: ‘Sé obediente a tus padres’?—Es Dios. Y, recuerda, él dice eso porque de veras te quiere.
(Estos son otros textos excelentes que muestran la importancia de la obediencia: Eclesiastés 12:13; Colosenses 3:20; Proverbios 23:22.)