Preguntas de los lectores
● ¿Por qué no coincidió el principio de la I Guerra Mundial con la primera parte de octubre, cuando terminaron los “tiempos señalados de las naciones”?—EE. UU.
Como se ha mostrado a menudo en esta revista, el otorgar la gobernación real sobre las naciones a Cristo Jesús tuvo lugar en 1914 E.C., al terminar los “tiempos señalados de las naciones” o los Tiempos de los Gentiles. (Luc. 21:24; Dan. 4:16, 17, 31, 32) Esos “tiempos señalados” empezaron 2.520 años antes, después de la destrucción de Jerusalén en 607 a. de la E.C. y el asesinato del gobernador judíos Gedalías. El asesinato de Gedalías en el mes de Tisri (septiembre/octubre) (“en la séptima luna nueva,” traducción de Byington) movió a los judíos que se habían quedado en la tierra de Judá a huir. (Jer. 41:1, 2; 43:2-7) Para cuando los judíos temerosos huyeron a Egipto debe haber sido por lo menos a mediados de Tisri, pues eso permitiría suficiente tiempo para que acontecieran las cosas que según dice la Biblia ocurrieron entre el asesinato y la huida. (Compare con Jeremías 41:4, 10-18 Jer. 42:1-7.) Esto colocaría el principio de los Tiempos de los Gentiles alrededor del 15 de Tisri de 607 a. de la E.C.
Al fin de los Tiempos de los Gentiles, alrededor del 15 de Tisri (4/5 de octubre) de 1914 E.C., Revelación 11:15 se cumplió: “El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo.” (New World Translation) Al entronizar a su Hijo Jesucristo, Jehová Dios tomó su poder para gobernar como Rey sobre el mundo de la humanidad. Era el tiempo señalado para que la gobernación del gran Adversario, Satanás el Diablo, terminara.
Puesto que era el ‘gobernante del mundo’ de la humanidad alejada de Dios, Satanás ciertamente no quería ver que el Reino tomara control completo de los asuntos de la Tierra. (Juan 12:31; 14:30; 16:11) Más de diecinueve siglos antes maniobró los asuntos de tal manera que, si no hubiera sido por intervención divina, Herodes el Grande habría matado al infante Jesús. (Mat. 2:13) De modo similar, aun antes del nacimiento del reino celestial, Satanás se preparó y preparó a sus demonios para un ataque. Esto se describe simbólicamente en Revelación 12:3-5, donde leemos: “Se vio otra señal en el cielo, y, ¡miren! un dragón grande de color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos y sobre sus cabezas siete diademas; y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó a la tierra. Y el dragón se quedó de pie delante de la mujer que estaba a punto de dar a luz, para, cuando diese a luz, devorar a su hijo. Y ella dio a luz un hijo, un varón, que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro. Y su hijo fue arrebatado a Dios y a su trono.”
No debería sorprender, entonces, que la I Guerra Mundial estalló unos dos meses antes del fin de los Tiempos de los Gentiles, y por consiguiente antes del nacimiento del “hijo” simbólico o reino celestial. No era necesario que Satanás el Diablo esperara hasta después que la gobernación real sobre las naciones hubiese sido puesta en las manos de Jesucristo para maniobrar a las naciones en una guerra de gran magnitud. El comienzo de ese conflicto sanguinario sin duda fue parte de su plan para cegar a las personas a lo que había sucedido en los cielos en cumplimiento de la profecía bíblica y también, si fuera posible, para impedir que el Reino gobernara sobre el mundo de la humanidad.
● Puesto que la Ley dada a los israelitas fue algo bueno, ¿por qué pudo decir el apóstol Pablo que el mandamiento proveyó ‘incentivo para el pecado’?—EE. UU.
Al mostrar que la ley mosaica no podía capacitar a los humanos imperfectos a conseguir una posición justa delante de Jehová Dios, el apóstol Pablo escribió: “Cuando estábamos en conformidad con la carne, las pasiones pecaminosas que eran excitadas por la Ley obraban en nuestros miembros para que produjésemos fruto para muerte. . . . ¿Qué, pues, diremos? ¿Es la Ley pecado? ¡Jamás sea cierto eso! Realmente no hubiera llegado yo a conocer el pecado si no hubiese sido por la Ley; y, por ejemplo, no hubiera conocido la codicia si la Ley no hubiese dicho: ‘No debes codiciar.’ Mas el pecado, recibiendo incentivo [literalmente, un fuerte impulso] por medio del mandamiento, obró en mí toda clase de codicia, porque aparte de ley el pecado estaba muerto.”—Rom. 7:5-8, lectura interlineal.
Si no hubiera sido por la Ley, el apóstol Pablo ‘no habría conocido el pecado’ en el sentido de que no habría sabido o discernido el alcance completo del pecado, todo lo que se incluye en el pecado, un ejemplo siendo la pecaminosidad de codiciar. Sin embargo, como Pablo hace notar, la Ley ‘excitó’ pasiones pecaminosas y el mandamiento contra el codiciar suministró un “incentivo” para el pecado. ¿Significa esto que, si no hubiera habido mandamientos, Pablo jamás habría practicado lo que se condenaba en la Ley?
No, porque eso significaría que las leyes contra el adulterio, asesinato y robo y cosas semejantes servían para aumentar el crimen y la violencia. Esto es enteramente contrario a los caminos de Dios. Antes que se diera la Ley, las personas ya se habían envuelto en codiciar, asesinar, robar y otras cosas de esta naturaleza. De modo que la Ley se diseñó para controlar las acciones de los israelitas y no para incitarlos a más desafuero. El salmista declaró: “La ley de Jehová es perfecta, hace volver el alma. El recordatorio de Jehová es fidedigno, hace sabio al inexperto.” (Sal. 19:7) ¿De qué manera, entonces, excitó la Ley pasiones pecaminosas y suministró un “incentivo” al pecado?
Esto se aclara cuando recordamos que el apóstol Pablo dijo: “Aparte de ley el pecado estaba muerto.” Es decir, lo que era el pecado no se había definido específicamente. No se le puede acusar a uno de pecados que no son señalados legalmente como pecados. Por eso antes que viniera la Ley, Pablo o los de su nación vivían sin ser condenados por cualesquier pecados que no habían sido especificados. Había una esperanza de vida sin la Ley. Por consiguiente cuando la Ley de Dios, especificando pecados, se introdujo para conseguir la vida, Pablo o los de su pueblo murieron. ¿Por qué? Porque llegaron a ser designados como pecadores malditos, condenados a la muerte. Pablo o los de su nación descubrieron que eran pecadores más que lo que habían pensado. La Ley hizo que se dieran más cuenta de ser pecadores. A la luz de la ley, se vieron como pecadores sobre más puntos. Por eso a la luz de esa ley más pecadores quedaron expuestos a la vista. No que la ley los haya impulsado a pecar, sino que los puso de manifiesto como pecadores. Así el pecado recibió un incentivo por la Ley y obró el pecado en Pablo y su pueblo. La Ley proveyó la base para condenar a más personas como pecadoras y sobre muchos más puntos legales.