Una generación notable
¿Qué es singular en cuanto a ella? ¿Cómo lo afecta a usted el que ella pase?
“UNA generación está yéndose y una generación está viniendo; pero la tierra está permaneciendo aun hasta tiempo indefinido,” dice el congregador en Eclesiastés, capítulo uno, versículo cuatro. Según el cómputo del historiador Lucas, hubo setenta y seis generacionesa de hombres durante los 4,024 años desde la creación de Adán hasta el nacimiento de Jesús como humano. (Luc. 3:23-38) Por otra parte, no sabemos cuántas generaciones han transcurrido desde el día de Jesús, porque hacen falta datos confiables. Sabemos, sí, que una generación no es fácil de medirse sin tomar en consideración alguna serie de circunstancias o un período de tiempo con el cual determinadas personas hayan sido contemporáneas.
Para nuestro provecho el registro bíblico atrae la atención a algunas generaciones verdaderamente notorias y las identifica en relación con personas notables. Por ejemplo, hubo la generación del día de Noé que se ahogó en el diluvio. Muchos también recordarán la generación del día de Lot que pereció cuando se derramó copiosamente fuego sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra. Luego hubo la generación que presenció y en su mayor parte pasó por alto la vida y milagros de Jesucristo, y que tuvo su fin miserable en el año 70 E.C.
Sin embargo, de mucho mayor significado es otra generación a la que Jesús señaló cuando estuvo en la Tierra. Habría de ser la generación más importante de la historia humana hasta ese tiempo, una verdaderamente notable, porque Jesús prometió que durante ésta él regresaría, gobernando invisiblemente desde los cielos como rey del reino de Dios. Para que las personas pudieran identificar a aquella generación, Jesús dio una serie de sucesos que la distinguirían inequívocamente de todas las otras. Abra su Biblia en el capítulo 21 de Lucas y note algunos de los rasgos identificadores que dio.
Observe, en el Lu 21 versículo diez, que Jesús dijo que “se levantará nación contra nación, y reino contra reino.” ¡No guerras comunes serían éstas, sino enteras alianzas de naciones unidas unas contra las otras en guerra mundial! Entonces Jesús pasó a decir: “Habrá grandes terremotos, y en un lugar tras otro pestes y escaseces de alimento.” Todas estas cosas—guerras mundiales, grandes terremotos, pestes, escaseces de alimento—así como desafuero mundial y persecución de cristianos, habrían de realizarse en dosis sin precedente durante aquella generación. Tan extraordinarias y aterradoras serían las condiciones, dijo Jesús, que los hombres ‘desmayarían por el temor y la expectativa de las cosas que vienen sobre la tierra habitada’.—Luc. 21:10-17, 25, 26; vea también Mat. 24:3-14.
EL SIGNIFICADO DE ESTOS SUCESOS
Después de describir éstos y otros rasgos de la señal que marcarían su segunda presencia en poder del Reino, Jesús dio esta ilustración: “Noten la higuera y todos los otros árboles: Cuando echan ya brotes, al observarlo conocen por ustedes mismos que ya se acerca el verano. Así también ustedes, cuando vean suceder estas cosas, conozcan que está cerca el reino de Dios.”—Luc. 21:29-31.
¿No es un hecho que, cuando vemos que aparecen brotes en los árboles, no necesitamos que nadie nos diga que se acerca la estación de cultivo del verano? Para muchas personas de secciones rurales es una señal de hacer preparativos para el tiempo venidero en que estarán muy ocupadas. Por eso, como la aparición de brotes en los árboles tiene significado verdadero, Jesús dio énfasis a que así mismo es significativo cuando todas estas cosas que se han predicho suceden dentro de una generación. ¡Jesús dijo que esto significa que el reino de Dios, por tanto tiempo esperado, se ha acercado! Sí, significa que Cristo está gobernando en medio de sus enemigos, y que pronto, en el día de la venganza de Dios, ejercerá su poder y destruirá a todos los opositores del reino de Dios.—Sal. 110:1, 2; Heb. 10:12, 13; Rev. 12:7-12; 17:1–20:3.
IDENTIFICANDO A LA GENERACIÓN
¿A qué generación del futuro estaba indicando Jesús? ¿Ha habido alguna generación desde su día que haya experimentado guerra global, grandes terremotos, pestes terribles, hambres esparcidas, desafuero sin precedente, persecución de cristianos, temor cubriendo a todo el mundo, y las otras cosas que él profetizó? El agricultor en la primavera puede mirar los árboles y decir que se acerca el verano. ¿Podemos nosotros, al examinar los sucesos de nuestra generación, decir que se ha acercado el reino de Dios?
Mire alrededor y vea. ¿Ha observado usted dentro de esta generación la movilización de enteros reinos y naciones para la guerra de tal manera que la guerra haya resaltado como diferente de guerras precedentes? ¡Sí, de veras! En reconocimiento del hecho de que la guerra de 1914-1918 fue diferente de cualquier guerra previa en la historia humana, los historiadores la llaman la PRIMERA GUERRA MUNDIAL. Fue la primera guerra de su clase. Pero el que ‘nación esté levantándose contra nación y reino contra reino’ solo es una parte de la señal. ¿Han estado en evidencia también las otras partes durante esta generación desde 1914?
Considere los hechos. ¿No es verdad que al fin de la I Guerra Mundial la Tierra estuvo siendo asolada por una epidemia de influenza que cobró muchas más vidas que los campos de batalla de aquella guerra? Y, ¿no han continuado invadiendo la Tierra desde entonces las enfermedades de muchas clases? Además de millones de hombres en la flor de la vida siendo reclutados para servicio combatiente, ¿no ha habido también grandes hambres como resultado de siembras arruinadas, falta de agricultores y deficientes temporadas de cultivo? Pero, como Jesús predijo, éstos solo fueron el principio de dolores de aflicción.—Mat. 24:7, 8.
Desde la segunda guerra mundial hemos experimentado una guerra fría; las naciones han estado amenazándose unas a otras con arsenales nucleares. Enteras poblaciones se aterrorizan de lo que consideran casi como una inminente tercera guerra mundial que se librará con armas atómicas de poder mucho más destructor que cualquiera que se haya usado hasta ahora. Al mismo tiempo el desafuero está desenfrenado. “Nos hallamos ante la peor era de desafuero en la historia de la nación,” lamentó J. Edgardo Hoover, director del Departamento Federal de Investigaciones de los Estados Unidos. Las autoridades de otros países informan la misma situación allí. En medio de estas dificultades los testigos de Jehová predican el reino de Dios como la única esperanza de la humanidad, y por hacerlo sufren terrible persecución, como predijo Jesús.
Brevemente, entonces, ¿no son éstas las mismísimas indicaciones, tan manifiestas como los brotes en los árboles, que deberían decirnos que “está cerca el reino de Dios”? Ciertamente lo son. ¡Es evidente que esta generación que vio el principio de estas cosas en 1914 es la generación notable acerca de la que habló Jesús!
EL FUTURO DE ESTA GENERACIÓN
¿Cuál será el resultado final de estos sucesos? ¿Qué le sucederá a esta generación? Jesús dio alguna indicación cuando pasó a decir: “En verdad les digo: Esta generación [que ha estado en existencia desde 1914] no pasará de ningún modo hasta que sucedan todas las cosas.” Es vital saber qué está incluido en “todas las cosas” a las que Jesús se refiere.—Luc. 21:32.
La pregunta de los apóstoles que impulsó a Jesús a dar esta señal detallada ofrece un indicio. Según el apóstol Mateo, ellos preguntaron: “¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?” Querían saber en cuanto a “la conclusión del sistema de cosas,” o, como dicen algunas traducciones, “el fin del mundo.” Como parte de su respuesta Jesús dijo que, después que las buenas nuevas del Reino se hubieran predicado suficientemente, “entonces vendrá el fin.”—Mat. 24:3, 14.
El “fin” de lo que Jesús habló no vendría como resultado de que las naciones participaran en una desastrosa guerra atómica—un llamado Armagedón nuclear. Más bien, el “fin” se refiere al fin completo del presente e inicuo sistema de cosas a manos de las fuerzas ejecutoras celestiales de Dios. Por eso, cuando Jesús dijo que ‘esta generación no pasaría hasta que sucedan todas las cosas,’ él quiso decir que esta generación actual presenciaría el día de la venganza de Dios, que se compararía en destrucción al diluvio del día de Noé que exterminó a una entera generación inicua de personas.—Isa. 61:2; Mat. 24:37-39.
La profecía de Jesús de una destrucción mundial de la iniquidad es verdaderamente extraordinaria, quizás casi increíble para algunos, pero podemos confiar en las palabras de Jesús. Él pasó a dar seguridad de su confiabilidad, diciendo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.”—Luc. 21:33.
Los enemigos de Dios en el cielo y en la Tierra son los que pasarán cuando Dios ejecute juicio contra este sistema de cosas. Estos enemigos componen “los cielos y la tierra” que el apóstol Pedro dijo que “están guardados para fuego y quedan reservados para el día de juicio y de la destrucción de los hombres impíos.” Pero aunque estos cielos y tierra actuales de iniquidad pasarán para dejar el paso a los prometidos ‘nuevos cielos y nueva tierra,’ las palabras de Jesús jamás pasarán sin cumplirse. Podemos tener completa confianza en que esta generación presenciará la mayor demostración del poder de Dios contra la iniquidad desde el diluvio del día de Noé.—2 Ped. 3:7, 13.
USTED ES AFECTADO
El que esta generación notable pase lo afecta a usted y afecta a su futuro. Usted no puede evitar sus efectos. Tiene que hacerse una selección, y pronto. Las evidencias se han amontonado y suministran una indicación clara de lo que yace en el futuro, tan claramente como los brotes en los árboles significan la llegada de la estación del verano. Puesto que Jesús estaba expresando las palabras imperecederas de su Padre celestial, tenemos la seguridad de que todas las cosas profetizadas se cumplirán, incluyendo la guerra justa de Dios en la que perecerán todos sus opositores.
Por lo tanto, es vital que usted haga la selección correcta. Usted no quiere compartir un destino como el de la generación desobediente del día de Noé. Usted no quiere sufrir una destrucción ardiente como la que cayó sobre los de Sodoma y Gomorra. Usted no quiere caer en una condenación como la de la generación de judíos que segó una cosecha amarga en 70 E.C. Solo hay un derrotero para la salvación. Este es el entregarse usted voluntariamente al propósito de Dios asociándose y participando en el trabajo que está haciendo su pueblo fiel sobre la Tierra, sus testigos. Ellos tendrán mucho gusto en ayudarle a usted a dar todos los pasos necesarios para conseguir el favor de Dios y sobrevivir para entrar en su maravilloso nuevo sistema de cosas.
[Nota]
a Esto es computando a Cainán de Lucas 3:36 no como una generación separada sino como siendo un sobrenombre de Arfaxad, e incluyendo a Hananías—1 Cró. 3:19, 21.