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Libro bíblico número 58: Hebreos“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
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también el cielo”. (Heb. 12:26; Ageo 2:6.) Sin embargo, el Reino de Dios mediante Cristo Jesús, la Descendencia, permanecerá para siempre. “Por eso, puesto que hemos de recibir un reino que no puede ser sacudido, continuemos teniendo bondad inmerecida, por la cual podamos rendir a Dios servicio sagrado de manera acepta, con temor piadoso y reverencia.” Este registro conmovedor nos asegura que Cristo aparece por segunda vez “aparte del pecado y a los que lo están esperando con intenso anhelo para la salvación de ellos”. Mediante él, pues, “ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre”. Que el gran nombre de Jehová Dios sea santificado para siempre mediante su Rey-Sacerdote, Jesucristo. (Heb. 12:28; 9:28; 13:15.)
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Libro bíblico número 59: Santiago“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
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Libro bíblico número 59: Santiago
Escritor: Santiago
Dónde se escribió: Jerusalén
Cuándo se completó: Antes de 62 E.C.
1. ¿Qué hace surgir una pregunta en cuanto a si fue Santiago quien escribió el libro que lleva el nombre Santiago?
“HA PERDIDO el juicio.” Eso fue lo que los parientes de Jesús pensaron de él. Durante el período de su ministerio terrestre, “sus hermanos, de hecho, no ejercían fe en él”, y Santiago —al igual que José, Simón y Judas— no estuvo entre los primeros discípulos de Jesús. (Mar. 3:21; Juan 7:5; Mat. 13:55.) ¿Qué base hay para decir, pues, que fue Santiago el medio hermano de Jesús quien escribió el libro bíblico que lleva el nombre de Santiago?
2. ¿Qué prueba hay de que el medio hermano de Jesús fue el escritor de Santiago?
2 Las Escrituras indican que el resucitado Jesús se le apareció a Santiago, y esto indudablemente lo convenció por completo de que Jesús era el Mesías. (1 Cor. 15:7.) Hechos 1:12-14 dice que, aun antes del Pentecostés, María y los hermanos de Jesús se congregaban para orar con los apóstoles en un aposento superior en Jerusalén. Pero ¿no escribió la carta uno de los apóstoles llamado Santiago? No, pues desde el principio el escritor no se identifica como apóstol, sino como ‘esclavo del Señor Jesucristo’. Además, las palabras de introducción de Judas, similares a las de Santiago, dicen que Judas, también, era “esclavo de Jesucristo, pero hermano de Santiago”. (Sant. 1:1; Jud. 1.) De esto podemos concluir, sin temor a equivocarnos, que Santiago y Judas, los medio hermanos carnales de Jesús, escribieron los libros bíblicos que llevan sus nombres.
3. ¿Qué factores capacitaban a Santiago para escribir?
3 Santiago estaba eminentemente capacitado para escribir una carta de consejo a la congregación cristiana. A él se le respetaba mucho por estar entre los superintendentes de la congregación de Jerusalén. Pablo dice que “Santiago el hermano del Señor” era una de las “columnas” de la congregación, junto con Cefas y Juan. (Gál. 1:19; 2:9.) La prominencia de Santiago se deja ver por el hecho de que tan pronto como Pedro fue librado de la prisión donde estaba mandó avisar inmediatamente a “Santiago y a los hermanos” lo que había sucedido. ¿Y no fue Santiago quien sirvió como vocero de ‘los apóstoles y los ancianos’ cuando Pablo y Bernabé viajaron a Jerusalén para solicitar que se decidiera el asunto de la circuncisión? Dicho sea de paso, tanto la decisión que se tomó entonces como la carta de Santiago empiezan con la misma salutación: “¡Saludos!”... otro indicio de que tuvieron el mismo escritor. (Hech. 12:17; 15:13, 22, 23; Sant. 1:1.)
4. ¿Qué indica que la carta de Santiago se escribió poco antes de 62 E.C.?
4 El historiador Josefo nos dice que el sumo sacerdote Anán (Ananías), saduceo, fue responsable de que se apedreara a muerte a Santiago. Esto fue después de la muerte del gobernador romano Festo, alrededor de 62 E.C., y antes de que el sucesor de este, Albino, entrara en funcionesa. Pero ¿cuándo escribió su carta Santiago? Él dirigió su carta desde Jerusalén a “las doce tribus que están esparcidas por todas partes”, literalmente: “las (que están) en la dispersión”. (Sant. 1:1, nota.) Se habría requerido tiempo para que el cristianismo se esparciera después del derramamiento de espíritu santo en 33 E.C., y se habría requerido tiempo, también, para que se desarrollaran las circunstancias alarmantes que se mencionan en la carta. Además, la carta indica que los cristianos ya no constaban de grupos pequeños, sino que estaban organizados en congregaciones con “ancianos” maduros que podían orar por los débiles y darles apoyo. También, había transcurrido suficiente tiempo como para que se introdujera en las congregaciones cierto grado de complacencia y formalismo (2:1-4; 4:1-3; 5:14; 1:26, 27). Por
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