Esté satisfecho por trabajar
“Es don de Dios al hombre el que cada uno coma y beba y tenga placer en todo su trabajo.”—Ecl. 3:13, Norm. Rev.
1. ¿Qué escoge hacer Jehová, y cómo lo afecta el hacerlo?
JEHOVÁ es supremo en todo el universo. No hay cabeza sobre él. No recibe órdenes de nadie. No tiene que rendir cuentas a nadie. Él tiene libertad absoluta para hacer lo que él quiera, para hacer esto aquello o algo diferente. Él escoge el proceder que lo hace feliz y se le conoce como el Dios feliz. El proceder que él escoge y que le proporciona felicidad es el de trabajar. El trabajo no lo fatiga. “El Dios eterno, Jehová, el Creador de los fines de la tierra, no desfallece, ni aun se cansa.” Por eso no podría ser en el sentido de necesitar recuperarse que él se refrescó al fin del sexto día creativo: “En seis días Jehová hizo los cielos y la tierra y en el séptimo día desistió y procedió a refrescarse.” Jehová no desistió o descansó de todo trabajo, sino sólo de ese trabajo creativo en particular, y cuando lo terminó lo contempló y notó que era muy bueno, que satisfacía las normas requeridas por la perfección, y él quedó refrescado y satisfecho por el logro de ese trabajo de la más alta calidad. El ver concluído ese trabajo excelente fué un gozo, una satisfacción y un refrigerio para Jehová el Creador.—Isa. 40:28; Éxo. 31:17, NM, margen.
2. ¿Qué escoge Jesús, y con qué resultados?
2 Prueba de que Jehová continúa trabajando durante el sábado o séptimo día de la semana creativa se halla en las palabras de Jesús: “Mi Padre ha seguido trabajando hasta ahora, y yo sigo trabajando.” Estas palabras también manifiestan que Jesús trabaja. Él hace el trabajo que Jehová le asigna. Él anuente y voluntariamente hace el trabajo de Dios, y expresó deleite en hacer la voluntad de Jehová. Él halló el trabajo tan nutritivo y tan satisfactorio y tan refrescante como el alimento; aun más, en realidad, porque en cierta ocasión cuando sus discípulos le instaban a comer él respondió: “Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envió y terminar su obra.” El gozo de lograrlo lo refrescaría al finalizar el trabajo, disipando cualquier cansancio y dejándolo satisfecho y regocijado.—Juan 5:17; 4:34, NM.
3. ¿Cómo fué equipado para trabajar el hombre, y qué asignación recibió cuando fué creado?
3 El hombre fué creado a la imagen y semejanza de Dios y de Cristo, con cierto grado de los atributos de ellos de sabiduría, poder, justicia y amor. Por su sabiduría el hombre podía saber hacer las cosas, por su poder podía hacerlas, por su sentido de justicia podía usar equitativamente los frutos de su trabajo, y por su cualidad de amor podía ir aun más allá de la justicia al ser generoso y altruísta en sus tratos. Fué hecho con la capacidad de hacer buen trabajo y se le dió trabajo que hacer. Cuando el hombre fué creado, “Jehová Dios procedió a tomar al hombre y colocarlo en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara.” Al hombre y a su esposa se les dijo: “Sean fecundos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción a los peces del mar y a las criaturas volátiles de los cielos y a toda criatura viviente que se arrastra sobre la tierra.” ¡Cuán maravilloso privilegio de trabajo recibió la primera pareja humana cuando la tierra con su vida vegetal y animal fué colocada bajo su cuidado y se les dijo que habían de llenarla con su prole, y Jehová les había dado las capacidades mentales y físicas para que pudieran efectuar perfectamente la asignación!—Gén. 2:15; 1:28, NM.
4. ¿Por qué le dió Jehová al hombre trabajo en que ocuparse, y qué hallazgos demuestran ahora cuán sabio fué esto?
4 Jehová no dió al hombre este trabajo que hacer para escaparse de hacerlo él mismo. Él se lo dió para bien del hombre, porque el hombre estaba equipado para trabajar y encontraría felicidad al hacer este trabajo que él estaba capacitado para hacer. Fué para el placer, disfrute y satisfacción del hombre que Jehová le asignó trabajo adecuado. El trabajo llenaría su vida, pondría fin a cualquier posibilidad de aburrimiento o de monotonía insípida, y le daría la sensación satisfactoria de que era útil. En vez de ser restringidos, frustrados o estancados por la inactividad los atributos divinos, éstos podrían hallar una salida adecuada para expresarse plenamente en el trabajo asignado por Jehová. Recientes estudios científicos confirman la verdad bíblica de que el hombre fué hecho para trabajar. Han demostrado que la mayoría de las personas ancianas que tienen buena salud no quiere jubilarse, que la jubilación más a menudo produce aburrimiento que felicidad, y que los investigadores creen que ella hace que las personas aburridas y ociosas pierdan el deseo de vivir y de hecho acorta la duración de su vida. Las aficiones no reemplazan satisfactoriamente al trabajo en la vida de las personas jubiladas. Aunque se disfruta de ellas durante unas cuantas horas a la semana como un cambio y descanso del trabajo regular, se hacen tediosas cuando uno dedica todo su tiempo a ellas. También, las aficiones generalmente no llenan este requisito, el cual se expresa de esta manera en cierto artículo: “Para mantener la salud mental el hombre tiene que sentir que está haciendo trabajo que sirve para un propósito útil.” El retirarse del buen trabajo es más un contratiempo que una bendición. De modo que Jehová actuó para bien del hombre cuando le dió una asignación de trabajo.
5. ¿Cuál es la voluntad de Jehová concerniente a los frutos del trabajo del hombre?
5 Jehová no quiere que el hombre sea privado de los frutos de su trabajo. “El agricultor que trabaja duro,” escribió el apóstol Pablo, “debe ser el primero en participar de los frutos.” Previamente había explicado este principio divino más ampliamente, diciendo: “¿Quién planta una viña y no come de su fruto? ¿O quién pastorea un rebaño y no come algo de la leche del rebaño? ¿Estoy diciendo estas cosas según las normas humanas? ¿O no dice la Ley también estas cosas? Pues en la ley de Moisés está escrito: ‘No debes poner bozal al buey cuando está trillando el grano.’ ¿Es en los bueyes que se interesa Dios? ¿O es enteramente por causa nuestra que lo dice? Realmente por causa nuestra fué escrito, porque el hombre que ara debe arar con esperanza y el hombre que trilla debe hacerlo con esperanza de ser partícipe.” Aun los bueyes habían de participar de los frutos de su trabajo. Pero ¿son los bueyes el interés primario? Si Jehová protege los intereses de la bestia trabajadora, ¡cuánto más defenderá el bienestar de los hombres trabajadores! Pablo no está anulando aquí la regla divina de ser considerados con los bueyes, sino que mediante una poderosa construcción de retórica está manifestando que en comparación con los hombres los bueyes son como nada, y si el principio humano aplica a los bueyes éste aplica con fuerza incomparablemente mayor al género humano, y especialmente a los que trabajan en el servicio de Jehová y siembran cosas espirituales de provecho para otros.—2 Tim. 2:6; 1 Cor. 9:7-11, NM.
6, 7. ¿Cómo manifiesta sorprendentemente Deuteronomio 20:1, 5, 6 que el hombre ha de disfrutar de los resultados de su trabajo?
6 La ley concerniente a los bueyes que Pablo citó se halla en Deuteronomio 25:4, y en ese mismo libro Jehová directamente se interesa en los hombres y en su derecho de disfrutar de los resultados de su trabajo. La ocasión y circunstancias son importantes. La nación de Israel acababa de terminar su jornada en el desierto y estaba acampada en las llanuras de Moab, lista para entrar en la Tierra Prometida. Esta tierra estaba ocupada por hordas combatientes de adoradores de demonios. La entrada de Israel sería causa inmediata de guerra y en batalla Israel se hallaría excedida en números: “En caso de que salieras a la guerra contra tus enemigos y hayas visto caballos y carros de guerra, un pueblo más numeroso que tú, no debes temerlos, porque Jehová tu Dios contigo está.” No obstante, a pesar de la urgencia del combate teocrático y la necesidad apremiante que había de que todo hombre capaz estuviera en las filas combatientes, note estas exenciones del deber militar: “¿Quién es el hombre que ha construído una casa nueva y no la ha inaugurado? Que se vaya y regrese a su casa, no sea que muera en la batalla y otro hombre la inaugure. Y ¿quién es el hombre que ha plantado una viña y no ha empezado a usarla? Que se vaya y regrese a su casa, no sea que muera en batalla y otro hombre empiece a usarla.”—Deu. 20:1, 5, 6, NM.
7 Jehová sostiene que el hombre debe disfrutar de los frutos de su trabajo, que su trabajo no debe ser en vano, sin la recompensa de disfrutar de su provecho. Esto había de ser cierto aun en la emergencia de la guerra, cuando todo hombre capaz se necesitaba urgentemente. Él había de tener la satisfacción de disfrutar de su trabajo y no ir al frente de batalla preguntándose si volvería para tener el gozo de vivir en su casa o no, o si algún otro hombre viviría en ella. El constructor había de ser el primero en disfrutar de los resultados de ese trabajo. Luego, más tarde, respondería al llamado a la guerra cuando ésta llegara y podría combatir con atención indivisa, sin estar importunado por pensamientos de que jamás disfrutaría de la casa que construyó, porque entonces ya habría experimentado ese gozo. Lo mismo era cierto respecto al hombre que había plantado una viña. Él había de comer de su fruto antes de ir a la guerra. Esto podía significar una extensión de varios años, dado que la ley estipulaba que ningún fruto había de usarse durante los primeros tres años, el producto del cuarto año había de ser una ofrenda a Jehová, y no era sino hasta el quinto año que se permitía al fruto uso común o general. No obstante, la exención continuaba hasta que el sembrador había participado de la cosecha.—Lev. 19:23-25.
8. ¿Cómo mostró Jesús que el trabajo es en sí mismo una recompensa?
8 Mediante una ilustración Jesús mostró que el trabajo mismo recompensa con alegría. Un hombre iba a emprender un viaje, pero antes de partir llamó a sus esclavos y los dejó encargados de sus intereses, distribuyendo sus bienes según las habilidades distintas de sus esclavos. Después de una larga ausencia volvió y llamó a cuentas. Por medio de trabajo diligente el que había sido encargado de cinco talentos los duplicó, y el que había sido encargado de dos talentos los duplicó, pero el que quedó encargado de un talento fué perezoso y no hizo nada con él y por eso no ganó nada. Ahora bien, ¿cómo fueron recompensados los dos trabajadores industriosos? ¿Se les dijo que tomaran unas vacaciones en la playa o en las montañas? ¿Fué ésa su recompensa? No, su recompensa por el trabajo concienzudo fué, no unas vacaciones, sino ¡imagínese!, ¡más trabajo! A cada uno de ellos en su turno el amo dijo: “¡Muy bien, esclavo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco. Te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de tu amo.” El gozo del amo estaba en este trabajo, y al obtener los esclavos diligentes más de este trabajo para hacerlo entraban más plenamente en el gozo de su amo. Pero ¿qué hay del esclavo holgazán que no quiso trabajar? ¿Qué le sucedió? El fallo fué: “Quítenle el talento y dénselo al que tiene los diez talentos.” Esto debería haber enajenado de alegría al holgazán. Él no quería trabajar. Ahora se le quitaba el trabajo. Podía pasarse la vida haraganeando. Pero en vez de regocijarse a causa de no tener trabajo se fué llorando y crujiendo los dientes.—Mat. 25:14-30, NM.
9. ¿Cuál es la utilidad de las vacaciones?
9 Para ser felices tenemos que trabajar. Cierto, necesitamos algún descanso, un cambio para que la mente y el cuerpo compongan nervios extenuados y para recuperar fuerza física. El arreglo sabático de la ley mosaica suministraba dicho cambio refrescante después de un período de trabajo arduo. Las vacaciones de duración limitada son inapreciables para renovar fuerzas. Pero cuando las energías físicas, mentales y nerviosas han sido restauradas mediante unas vacaciones deleitables comenzamos a inquietarnos. Las vacaciones han cumplido con su propósito. Nos han hecho fuertes otra vez para actividad y estamos listos para hacer trabajo. El continuar las vacaciones más allá de este punto es entrar en un período de aburrimiento e inquietud y cortejar los desmoralizadores peligros de la ociosidad. Queremos volver al trabajo. Echamos de menos el gozo y la satisfacción que vienen del empleo útil.
10. ¿Qué cosa reemplaza ahora al amor al trabajo, y qué resulta de ello?
10 Jehová quiere que los hombres se deleiten en trabajar y gocen de sus frutos: “Sé que no hay nada mejor para ellos que el estar felices y gozar mientras vivan; también que es don de Dios al hombre el que cada uno coma y beba y tenga placer en todo su trabajo.” (Ecl. 3:12, 13, Norm. Rev.) Muchos trabajan asiduamente hoy, pero pocos encuentran placer profundo en ello. La satisfacción que se deriva del logro cada día se considera menos como recompensa para el trabajo de los hombres; cada día se considera más al dinero como el blanco de sus esfuerzos. Es la era del materialismo, cuando el orgullo por haber hecho trabajo excelente ha sido consumido por la corrosión de la voracidad, y el celo por logro artístico se inclina ante el ídolo de la ganancia comercial. El reemplazar el amor al trabajo con amor al dinero resulta en deterioración de la calidad del trabajo y de los logros artísticos. El dinero rige, y las personas degradadas pagan por productos degradados. Tal vez tengan más materialmente, pero tienen menos espiritualmente. En vez de hallar el placer en su trabajo lo buscan en la acumulación de dinero, pero sus ansiedades y neurosis y desórdenes mentales proclaman a viva voz el fracaso de su proceder. En siglos pasados los hombres escribían, pintaban o componían música en habitaciones pobres y terminaban su vida siendo desconocidos, pero eran recompensados con la satisfacción que su trabajo les brindaba, y este celo impetuoso que tenían ellos produjo las reconocidas obras magistrales de la literatura, el arte y la música. Las personas de hoy que se entregan a la consecución de dinero consiguen la recompensa que buscan, igual que los escribas y fariseos y saduceos que hacían sus obras para ser vistos por los hombres; pero ambos pierden el placer y contentamiento profundos que provienen del logro satisfactorio. Creados para trabajar y disfrutar de ello, muchos hoy día odian eso y lo esquivan y en cambio cortejan la riqueza y complacen los deseos de la carne y pronto se hallan sumergidos en
LA VANIDAD DEL MATERIALISMO
11. ¿Cómo parece contradecirse Salomón sobre el tema del trabajo?
11 Mientras Salomón todavía era fiel a Jehová fué usado para escribir muchos proverbios y meditaciones que promueven la reflexión, y en el libro de Eclesiastés, escrito por él, repetidas veces se da énfasis a las vanidades que hay en la vida de los hombres sobre la tierra. El trabajo recibe consideración frecuente y a veces parece que Salomón se contradice a sí mismo sobre el tema, unas veces diciendo que es vano e inútil y en otros casos elogiándolo como el placer del hombre y como un don que proviene de Dios. Por ejemplo, en Eclesiastés 3:13, el texto que sirve de tema a este artículo, Salomón dice que el comer, beber y obtener placer del trabajo es el don de Dios para el hombre. Sin embargo, en Eclesiastés 1:2, 3 (Norm. Rev.), él dice: “¡Vanidad de vanidades! Todo es vanidad. ¿Qué provecho saca el hombre de todo el afán en que se afana debajo del sol?” En el siguiente capítulo él relata mucho del trabajo que él había hecho y dice: “Mi corazón halló placer en todo mi trabajo, y esto fué mi recompensa por todo mi trabajo.” Pero inmediatamente agrega que todo es vanidad porque morirá igual que el insensato y los resultados de su afán serán dejados a otros en vez de ser disfrutados por el que se afanó: “Aborrecí todo mi trabajo en que me había afanado debajo del sol; ya que tenía que dejarlo al hombre que vendrá después de mí; ¿y quién sabe si él será un sabio o un insensato? Sin embargo, él será señor de todo aquello por lo que yo me afané y empleé mi sabiduría debajo del sol. Esto también es vanidad.” No obstante, pronto repite que el trabajo es placer: “No hay nada mejor para el hombre que el que coma y beba y halle gozo en su trabajo. Esto también, vi yo, procede de la mano de Dios; porque independientemente de él, ¿quién puede comer o quién puede tener gozo?”—Ecl. 2:10, 18, 19, 24, 25, Norm. Rev.
12. ¿Qué es lo que causa frustración en conexión con el afán, y por qué es vano el trabajo de algunos?
12 De modo que una cosa que producía frustración en conexión con el afán era que sus frutos no siempre podían ser disfrutados por el que se afanaba, a causa de la intervención de la muerte. Luego había algunos cuyo trabajo era vanidad porque aun durante su vida no disfrutaban de los frutos de él, sino que eran avaros, y se negaban ellos mismos el placer con el fin de atesorar su riqueza: “Yo me torné otra vez, y vi vanidad debajo del sol. Está un hombre solo y sin sucesor; que ni tiene hijo ni hermano; mas nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se hartan de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo.” “Algún extraño lo disfruta. ¡Vanidad es esto, y pesar muy doloroso!” ¿Recuerda usted los incidentes bíblicos previamente considerados en los que se muestra que Jehová quiere que cada uno goce de los frutos de su propio trabajo? Si esto no sucede, el trabajo es una inutilidad y una vanidad para el trabajador.—Ecl. 4:7, 8, Val; 6:2.
13. ¿Qué espíritu echa a perder mucho del trabajo de hoy día, y cuál es el punto de vista equilibrado?
13 “De nuevo, consideré toda labor y todo lo sobresaliente en el trabajo, que ello es la rivalidad del hombre con su prójimo. Esto también es vanidad y el luchar tras el viento. El insensato cruza las manos, y come su propia carne. Mejor es un puñado de tranquilidad, que ambas manos llenas de labor y luchar tras el viento.” (Ecl. 4:4-6, Pub. Jud.) Para muchos el aliciente para trabajar no es el logro de algo que valga la pena hacer, sino una rivalidad envidiosa para eclipsar a su prójimo. Es el apremio de la competencia y la voracidad lo que los impele a trabajar más concienzudamente y mejor que su prójimo, y con un espíritu de envidia tratan de igualar o sobrepujar el materialismo de su vecino. Esto es egoísta y agitador, penoso y vano. El otro extremo es el insensato que se cruza de brazos ociosamente, es abrumado por la pobreza, y consume su propia carne al estarse muriendo de hambre. Es mejor seguir un proceder medio, trabajar sosegada y pacíficamente, sin agitación y sin envidiar las posesiones de otros, y disfrutar de un puñado suficiente con contentamiento tranquilo, que envidiosamente asir dos puñados conseguidos mediante competencia enconada o sentarse sufriendo necesidad con dos manos vacías a causa de la ociosidad insensata. No es bueno tener mucho ni tener muy poco—lo primero hace que los hombres se sientan independientes de Dios y lo último los tienta a robar: “No me des ni pobreza ni riqueza; aliméntame del pan señalado para mí: no sea que me sacie del bien, y reniegue de ti, y diga: ¿Quién es Jehová? o no sea que empobrezca, y hurte, y use profanamente el nombre de mi Dios.”—Pro. 30:8, 9.
14. ¿Cómo mostró Salomón la vanidad de acumular riquezas, y cómo ilustra el Midrás sus palabras?
14 ¿De qué provecho duradero son las riquezas acumuladas por medio de competencia penosa y airada? Como dice la gente moderna: “No te lo puedes llevar contigo.” Salomón lo expresó con más elocuencia: “Como salió de las entrañas de su madre, así desnudo volverá a ir lo mismo que vino, sin tomar consigo cosa alguna, como fruto de su trabajo, que pueda llevar en su mano. Y este también es un mal muy grave, el que justamente como vino, así mismo tenga que ir. ¿Qué provecho pues le queda a aquel que ha trabajado por alcanzar el viento? Come también en tinieblas todos sus días, y se enfada mucho, y tiene sus pesares y sus enojos.” El Midrás judío ilustra esto con una parábola. Una zorra halló una viña cercada, pero encontró un agujero por el cual entrar. Estaba demasiado gorda para pasar por la entrada, de modo que ayunó por tres días y adelgazó, entonces entró por fuerza. Adentro, tuvo un banquete de uvas hasta que engordó otra vez, de modo que cuando trató de salir de la viña no pudo pasar por el agujero ni a fuerza. Ayunó otros tres días para enflaquecer lo suficiente para poder salirse de allí. Cuando estuvo afuera volvió la vista hacia la viña y exclamó: “Todo lo que está adentro verdaderamente es hermoso, pero ¿qué provecho saca uno de ti? Como entra, sale.” Asimismo sucede con este mundo, termina la parábola. Cuando entramos no tenemos nada y cuando salimos no nos llevamos nada.—Ecl. 5:15-17.
15. Según Salomón, y eliminando la contradicción aparente de las observaciones sobre el trabajo, ¿qué trabajo es vano y qué trabajo no?
15 Por eso ¿Qué provecho hay en dedicarse uno al materialismo? ¿Qué ventaja duradera hay en eso? El afanarse con tal cosa en mira es vano. El trabajar para conseguir riquezas para tenerlas acumuladas es insensatez. El competir con rivalidad envidiosa es esforzarse enfadosamente por alcanzar el viento. El trabajar para acumular tesoro material es tan vano como es insensatez la ociosidad. Debemos trabajar por lo que necesitamos comer y beber y por el puro gozo del trabajo: “Esto pues me pareció bien, que coma el hombre, y beba, y disfrute con alegría de su trabajo, con que se fatigó él mismo debajo del sol durante los días de su vida, que Dios le dió, y ésta es la parte de él.” Salomón dijo que dicho trabajo era bueno, no lo vió como vanidad, sino como algo que vale la pena, y dijo que era su porción en la vida que Jehová da al hombre. Analizándolo todo, Salomón no pasó por alto a Jehová ni recomendó una vida adicta a la complacencia de la carne sin pensar en Dios o en el futuro: “La conclusión del asunto, todo habiéndose oído: Teme a Dios y guarda sus mandamientos; porque esto le atañe a todo el género humano, que Dios trae a juicio toda obra respecto a toda cosa oculta, sea buena o sea mala.” Habrá una rendición de cuentas. Debemos trabajar con temor de Jehová porque finalmente él juzgará nuestras obras, aun las ocultas, aun los motivos que hay dentro de nuestro corazón. Nuestro trabajo es hacer bien, en armonía con sus mandamientos. Este trabajo no es vanidad. No perece con nosotros, sino que continúa en la memoria de Dios y nos conseguirá un juicio favorable. Pero después hablaremos más sobre esto.—Ecl. 5:17, Scío; 12:13, UTA.
16. Como resultado de las incursiones del materialismo, ¿a qué enfermedad y peligro se enfrenta ahora el mundo?
16 Por ahora considere algunas observaciones finales sobre el materialismo. Oímos mucho acerca de él hoy día. Al comunismo se le denuncia como materialista y se le condena correctamente por ello. Pero ¿no es materialista todo el mundo? Aun los que pretenden hablar por Dios se esfuerzan por el materialismo, lo consideran práctico, ponen su confianza en él, y realmente consideran como insensatamente imprácticos a los comparativamente pocos que ejercen fe en Jehová y su Palabra y su nuevo mundo. Concentrándose en la ciencia materialista, están enfermos espiritualmente y la moralidad, integridad y defensa de los principios correctos por hombres del mundo están desapareciendo gradualmente a medida que los argumentos de la conveniencia y perspectivas materialistas se hacen más animados y activos en los asuntos humanos. El progreso en el materialismo ha sido tan grande como la retirada en la espiritualidad, y aun el mundo depravado cegado por el resplandor superficial de su riqueza material está comenzando a preocuparse acerca de las consecuencias tenebrosas de su pobreza espiritual. El Newsweek del 29 de marzo de 1954 dijo: “La sublime mente científica del hombre había inventado el medio de destrucción total del hombre. La perezosa mente política del hombre ahora lucharía con el problema de salvar al hombre de su propia ingeniosidad.” Malenkov dijo que la guerra atómica “significa la muerte de la civilización mundial.” Eisenhower admitió que la guerra atómica significaría “la civilización destruída.”
17. ¿Qué señala Toynbee como necesidades si la vida humana ha de continuar sobre la tierra?
17 Escribiendo en la revista Times de Nueva York del 26 de diciembre de 1954 el famoso historiador inglés Arnaldo J. Toynbee comenzó: “¿Cuáles son nuestras emociones al acercarnos a este nuevo año de 1955? ¿Sentimos que el mundo necesita un redespertamiento espiritual?” Él dice que el mundo se halla bajo el hechizo de Occidente, pero que la filosofía seglar bajo la cual ha estado viviendo Occidente está dando prueba de ser una guía inadecuada. A causa del fanatismo y guerras de las religiones falsas nuestros antepasados, antes del fin del siglo diecisiete, “sacaron su tesoro de la religión y lo reinvirtieron en la ciencia natural” y que esta fe en la ciencia “ha sido la inspiración orientadora de Occidente hasta nuestro propio día, hasta que al fin sus limitaciones y sus debilidades han sido expuestas como consecuencia irónica de su éxito deslumbrador. . . . En nuestro tiempo, la ciencia ha colocado en las manos humanas el poder de destruir la vida sobre la tierra.” Este viejo mundo endurecido no ha considerado practicable el amor, pero luego Toynbee declara que es la necesidad vital, práctica: “‘Mira, he puesto delante de ti hoy día la Vida y el Bien y la Muerte y el Mal.’ Las sublimes palabras de Yahveh a Israel deberían estar resonando en nuestros oídos hoy. Ahora que los pueblos del mundo se hallan frente a frente con armas mortíferas en las manos, las virtudes de la prudencia, el imperio sobre uno mismo, la tolerancia, la sabiduría y—sobre todo esto—el amor se han convertido en necesidades de la vida en sentido literal. La vida humana sobre la tierra no puede continuar a menos que nosotros los hombres y mujeres comunes nos las arreglemos para practicar estas virtudes a un grado mucho más alto que el que hasta ahora hemos creído que sería practicable exigir de nosotros mismos.”
18. ¿Cómo lamenta el U.S. News & World Report el materialismo que se está desarrollando rápidamente?
18 En el U.S. News & World Report del 31 de diciembre de 1954 David Láwrence escribió editorialmente: “Un materialismo craso ha brotado para influir en la disposición de ánimo de la época. Europa está medrando en una prosperidad recién hallada, estimulada por los dólares norteamericanos. El ‘neutralismo’ y el abandono de los principios son comunes. En este país—donde las altas normas de la vida, salarios sin precedente en cantidades semanales, comodidades del individuo, artefactos y lujos de una ‘vida de abundancia’ no sólo son fomentados como un objetivo social sino garantizados como la obligación principalísima del gobierno político—hay menos y menos énfasis en la moralidad y más y más subordinación a los dioses de la conveniencia. En realidad, la filosofía imperante del ‘intelectual’ moderno es que ‘en el interés público’ tiene que robarse a Pedro para pagar a Pablo y que, prescindiendo de lo que digan las palabras de la Constitución, el fin justifica los medios. Este germen insidioso está difundido en el caudal sanguíneo del gobierno.”
19. Según un informe en la Science News Letter, ¿qué enfermedad es la más amenazadora hoy día, cuáles son sus síntomas, y cuál es el remedio?
19 La Science News Letter del 11 de diciembre de 1954 informó que según el Dr. Julian P. Price, de la junta de directores de la Asociación Médica Norteamericana, “la enfermedad que hoy amenaza a [los Estados Unidos] es espiritual, no física ni mental,” y que los síntomas de la enfermedad incluyen “el relajamiento de la moralidad en nuestro gobierno nacional en años recientes, el dominio que el vicio organizado tiene sobre la vida legislativa y social, el aumento de los crímenes en nuestra población adolescente, el soborno y el comportamiento inmoral en los deportes de aficionados, la búsqueda enloquecida del placer que hace que nuestro pueblo gaste cuatro veces más en bebidas que lo que gasta en actividades religiosas y benéficas.” ¿Su receta? “El único remedio que posiblemente puede ser eficaz—y de esto da testimonio la historia—yace en un cambio de corazón. Es mi sincera creencia que la necesidad más grande de nuestro país hoy día—y de nuestra profesión—es un renacimiento espiritual, una vuelta a Dios y a Sus principios eternos. Y el renacimiento tiene que acontecer en el corazón del ciudadano común.”
20. ¿Qué aflige a este mundo?
20 Los hombres comienzan a reconocer que el materialismo es lo que los aflige, que tiene que haber un cambio de corazón y un regreso a valores espirituales. De otra manera se despoja a la vida de sus goces más profundos. El gozo de trabajar desaparece, cuando todo el esfuerzo se mide por el dinero. Recuerde las palabras de Salomón ya citadas, que al decir él que se coma, beba y disfrute del trabajo porque fué dado por Dios, él agregó: “Porque independientemente de él ¿quién puede comer y quién puede tener gozo?” (Ecl. 2:24, 25, Norm. Rev.) El trabajo tiene que ser buen trabajo, hecho con motivos correctos, en armonía con el propósito de Jehová, un trabajo dado por su mano, y hecho de acuerdo con los principios de integridad y moralidad. Pero por cuanto los hombres modernos no han considerado que esto es practicable y lo consideran como algo que los estorba en su enloquecida arrebatiña de acumular con competencia el dinero y los bienes materiales, lo han desechado como si significara grillos, sólo para hallarse encarcelados y frustrados por su propia voracidad y a su mundo temblando de terror a causa de un materialismo de poder atómico moralmente decadente.
21. ¿De qué valor será la riqueza material en el Armagedón?
21 Su búsqueda de riqueza material ahora los perjudica espiritualmente, y en el Armagedón no les hará ningún bien físicamente. En estos últimos días testifica contra ellos: “Vengan, ahora, ustedes los ricos, lloren, aullando por las calamidades que están viniendo sobre ustedes. Sus riquezas se han podrido, y sus vestidos exteriores han venido a estar comidos por la polilla. Su oro y plata se han corroído, y su moho será testigo contra ustedes y comerá sus partes carnales. Algo como fuego es lo que han acumulado en los últimos días. Ustedes han vivido en lujo sobre la tierra y se han dedicado al placer sensual.” Su materialismo no los puede librar de la ira divina: “No podrá librarlos su plata ni su oro, en el día de la ira de Jehová; sino que en el ardor de sus celos será devorada toda la tierra; porque él hará destrucción completa, y eso muy en breve, de todos los moradores de la tierra.” Tan inútil será su dinero que será desechado: “Arrojarán su plata por las calles, y su oro será como cosa asquerosa; su plata y su oro no podrán librarlos en el día de la ira furibunda de Jehová.” Haciendo caso omiso de los principios rectos para no ser estorbados en la acumulación de riqueza, desechan lo que los podría librar: “De nada sirven las riquezas en el día de la ira; mas la justicia libra de la muerte.”—Sant. 5:1-3, 5, NM; Sof. 1:18; Eze. 7:19; Pro. 11:4.
22. ¿Por qué es vano mucho del trabajo de hoy día, pero qué trabajo no lo es?
22 Así que muchos hoy día ya no disfrutan de su trabajo; la voracidad movida por competencia les roba el disfrute pacífico de la vida, el materialismo científico es una amenaza aterradora para su existencia, y cuando mueren no pueden llevarse ninguno de los frutos de su afán. Verdaderamente dicho trabajo es vanidad. Pero con una apreciación de los valores espirituales el hombre puede disfrutar de su trabajo, comer y dormir con tranquilidad de ánimo, no temer al materialismo, y aun cuando muera los frutos provechosos de su trabajo no se perderán para él. Este trabajo no es vanidad, sino que produce satisfacción profunda. El siguiente artículo proporciona detalles.