La liberación de la humanidad al nuevo orden de Dios
“Aquí estoy creando nuevos cielos y una nueva tierra.”—Isa. 65:17.
1, 2. (a) ¿Qué sugerencias se hacen a causa del antiguo refrán: “No hay nada nuevo bajo el sol”? (b) ¿Qué preguntas se hacen motivadas por las condiciones sugeridas?
UN ANTIGUO refrán dice: “No hay nada nuevo bajo el sol.” (Ecl. 1:9) Pero, ¿qué hay si no hubiese más guerras, ni siquiera preparación bélica en la Tierra, ni desastres naturales, ni accidentes fatales, ni hambres ni pestes? ¿Qué hay si no hubiese cargas aplastantes de gobiernos excesivamente costosos, ninguna opresión por los gobiernos, ninguna revolución ni derrocamiento violento de gobiernos? Eso sería muy hermoso, ¿no le parece? Pero, ¡no nos detengamos ahí!
2 ¿Qué hay si no hubiese más distinciones sociales presuntuosas, ni más prejuicios nacionales, ni más discriminaciones raciales? ¿Qué hay si ninguno de nosotros envejeciera, acompañado como lo está de la pérdida de la vista, del oído, del cabello, de los dientes, de las buenas funciones corporales, sino al contrario estuviésemos alcanzando la lozanía y frescura de la juventud hermosa y la mantuviésemos perpetuamente? ¿Qué hay si nadie se enfermara y muriera, sino, en cambio, la gente estuviese regresando de las sepulturas y se le restaurara viva a nuestro medio hasta que se vaciara el último cementerio? ¿Qué hay si hubiese educación universal en la verdad exacta acerca de la religión y todos estuviésemos viviendo en armonía con esa verdad? ¿Qué hay si estuviésemos viviendo pacíficamente en una Tierra semejante a jardín, bajo un solo gobierno en toda la Tierra? Eso sería algo nuevo para toda la humanidad, ¿no le parece?
3. (a) ¿Qué clase de orden es el único que las condiciones descritas caracterizarían? (b) ¿Qué hay de esperar algo de parte de los médicos y expertos de la salud en cuanto a la muerte?
3 Por supuesto que sí. Y un orden de cosas bajo el cual prevalecieran condiciones de esa clase sobre toda la Tierra, junto con las descritas relaciones perfectas entre toda la familia humana, verdaderamente sería un nuevo orden. La idea misma de semejante orden de cosas en la Tierra es nueva para un sinnúmero de millones de mentes en el día actual. La historia humana revela que hasta la actualidad la humanidad jamás ha existido bajo un orden de esa clase. Para ahora el orden con el cual todos nosotros estamos bien familiarizados es un “viejo orden,” este “orden actual.” La raza humana ha estado en esta Tierra por miles de años, y no obstante la superficie de la Tierra no está poblada plenamente, y no hay abundancia para que todos coman. Esto se debe al hecho de que la muerte, por muchas diferentes causas, constantemente, ha estado cobrando vidas humanas. Ha impedido que la familia humana se multiplique aun más rápidamente de lo que ha estado haciéndolo en estos dos últimos siglos. La muerte ha sido un aspecto siempre presente de este viejo orden, y nuestras huestes de médicos y expertos de la salud del día actual no nos suministran base para esperar que ellos eliminarán la muerte mientras subsista este viejo orden.
4, 5. (a) ¿Qué opina la gente acerca del orden actual, pero qué pregunta surge en cuanto a lo que quiere? (b) ¿En quiénes cifran su confianza los diplomáticos, y por eso qué están haciendo con respecto al futuro?
4 La humanidad está harta de este “orden actual,” o, “desorden,” como muchos prefieren llamarlo. Es hora de que haya un cambio. Sí, pero, ¿quién está destinado a cambiarlo? ¿Quién hay que pueda cambiarlo? A los hombres se les ha dado por mucho tiempo la oportunidad de cambiarlo hacia condiciones mejores. Pero hasta ahora el mejoramiento de la situación del hombre no se ha realizado.
5 Diplomáticos del orden actual todavía están renuentes a dejar de cifrar su confianza en los hombres, en la capacidad humana, especialmente ahora que tenemos todo el adelanto científico de este siglo veinte. El forjar planes de largo alcance en el futuro está en marcha febrilmente. Los forjadores de planes gubernamentales miran con interés hacia el futuro, al fin de este siglo. Ya están hablando del año 2000, y con optimismo visualizan lo que serán las condiciones terrestres en ese entonces gracias a la inventiva humana. Esperan grandes cambios. Ven que hacen falta muchos cambios drásticos. Esperan glorificarse al introducir una civilización superior que proporcione a toda la humanidad mayores ventajas que nunca antes, que haga de la vida una que valga más la pena vivir. Pero, ¿qué hay de nosotros en el ínterin?
6. (a) ¿Qué les está sucediendo a nuestros problemas presentes? (b) Por eso, ¿qué queremos, y cuándo queremos que sea?
6 Ahora mismo tenemos problemas en escala mundial. Los problemas están haciéndose más serios y complicados a medida que transcurre el tiempo. Esto es cierto a pesar de todas las promesas y ofertas que han hecho dictadores políticos y líderes mundiales de dar a la gente un brillante “nuevo orden.” Oh, por supuesto, se hacen algunos cambios superficiales en la apariencia exterior de las cosas, pero el mismo “viejo orden” ha permanecido con nosotros con sus guerras, opresiones, injusticias, rivalidades raciales y nacionales, inanición para millones, violencia, inseguridad, dolor, enfermedad, vejez y descenso a la sepultura. Queremos algo diferente de eso. Queremos un orden que realmente sea un “nuevo orden.” Debido a nuestro deseo natural de supervivencia queremos que éste comience en nuestra generación. De esa manera nosotros mismos podremos; obtener el beneficio duradero de él. ¿Quién puede introducirlo?
7, 8. (a) Después de miles de años de experiencia humana, ¿qué dijo el salmista acerca de cifrar nuestra confianza? (b) ¿Qué dice el salmista acerca del lado positivo de este asunto?
7 Miles de años de experiencia humana ya habían pasado cuando un hombre inspirado escribió: “No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna. Sale su espíritu, él vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos.” Los casi tres mil años de tiempo que han pasado desde que fueron escritas aquellas palabras han demostrado lo sabio que es ese consejo. Bueno, pues, si no podemos cifrar sabiamente nuestra confianza en el hombre terrestre, ni siquiera en nobles, que deberían ser mejores que el hombre de término medio, ¿quién más hay en quien poder cifrar nuestra confianza?
8 Ciertamente el consejero supracitado no debería hablar solo negativamente y dejarnos desconcertados. Razonablemente debería neutralizar ese consejo negativo dándonos algún consejo positivo al decirnos quién, puesto que no es el hombre, es aquel en quien podemos cifrar nuestra confianza sin quedar desilusionados. Él hace esto, diciendo: “Feliz es el que tiene al Dios de Jacob por ayuda suya, cuya esperanza está en Jehová su Dios, el Hacedor del cielo y de la tierra, del mar, y de todo lo que en ellos hay, Aquel que observa apego a la verdad hasta tiempo indefinido, Aquel que ejecuta juicio para los defraudados, Aquel que da pan a los hambrientos.”—Sal. 146:3-7.
9. ¿Qué le dijo Jehová a Jeremías acerca de cifrar la confianza en el hombre, y según la historia humana hasta qué grado ha sido cierto esto?
9 ¿Se inclina alguien a mofarse de ese consejo inspirado? No es el único que tiene esta actitud. La inmensa mayoría ha rehusado prestar atención a este consejo, aun a sabiendas de él. ¿Le ha resultado en beneficio o bendición ese proceder? La historia humana suministra la respuesta. Confirma la veracidad de lo que el Creador del hombre mismo dijo a su profeta Jeremías: “Maldito es el hombre físicamente capacitado que cifra su fiada expectativa en el hombre terrestre y realmente hace de la carne su brazo, y cuyo corazón se aparta de Jehová mismo. Y ciertamente llegará a ser como árbol solitario en la llanura desértica y no verá cuando venga el bien; sino que tendrá que residir en lugares abrasados del desierto, en una región salada que no está habitada.” (Jer. 17:5, 6) Una maldición es lo contrario de una bendición, y toda la evidencia muestra que los hombres no han sido bendecidos por poner su confianza en los hombres y no en Dios.
10. (a) ¿De qué manera actúan los hombres seguros de sí mismos en cuanto a las obligaciones para con Dios? (b) ¿De qué manera podría obrar Dios para con ellos en cuanto a las consecuencias, y por qué?
10 Hombres seguros de sí mismos, orgullosos de sus logros modernos, se comportan como si no le debieran nada a Dios. No sienten ninguna responsabilidad para con él y pasan por alto sus leyes publicadas. Si no niegan la existencia de Dios o llegan hasta el punto de decir que “Dios está muerto,” obran como si en lo que respecta a los asuntos humanos él no existiera. Aunque ellos le deben todo a Él, Dios el Creador no le debe nada al hombre. Todo lo que el hombre tiene y de lo que goza, se lo debe a Dios. Y ahora que el hombre desagradecidamente le vuelve la espalda a Dios y no siente ninguna obligación para con Él, de ser obediente a Él como la Fuente de la vida y de las leyes justas para vivir, Dios no le debe nada al hombre rebelde. Él podría abandonar a la humanidad y dejarla comer el fruto amargo de su propio proceder voluntarioso. Sí, podría dejar que la humanidad desapareciera gradualmente o hasta dejar que se destruyera antes de eso por el uso de todos sus recursos modernos de violenta autodestrucción.
11, 12. (a) ¿Qué dijo el sabio acerca del comienzo del hombre, y de qué manera fue cierto eso? (b) ¿En qué caso no hubiera sido necesario un “nuevo orden,” pero qué hemos aprendido nosotros de hoy día acerca de los planes humanos del pasado?
11 El más sabio rey de la antigüedad, repasando la historia de la humanidad desde el comienzo de ésta hasta el siglo once antes de nuestra era común, dijo: “Esto solo he hallado, que el Dios verdadero hizo a la humanidad recta, pero ellos mismos han buscado muchos planes.” (Ecl. 7:29) El Dios verdadero creó al primer matrimonio humano recto, perfecto de cuerpo, mente, corazón y moralidad, y los puso en un deleitable hogar-jardín con víveres que los mantendrían vivos para siempre en salud perfecta.
12 Si hubieran usado su libre albedrío rectamente y se hubieran mantenido rectos y hubieran criado a sus hijos en rectitud y gradualmente hubieran ensanchado su hogar paradisíaco hasta que éste abarcara todo el globo terrestre, ¿habría necesidad hoy de un “nuevo orden”? ¡No! La perfecta condición paradisíaca de las cosas sobre la Tierra habría continuado hasta ahora y no habría surgido necesidad alguna de restaurar a la humanidad a lo que fue antes cuando fue creada por Dios. Pero bajo la prueba de obediencia perfecta a su Creador y Legislador, la primera pareja humana buscó sus propios planes. (Génesis 1:26 a 5:5) Hoy, unos seis mil años después, todos sabemos el resultado de sus planes.
LA CERTEZA DEL NUEVO ORDEN
13. ¿Quién puede introducir un orden que sea verdaderamente nuevo, y hay obligación de hacerlo?
13 En cuanto a poder nosotros deshacer los efectos de esos planes malos, la humanidad se ha perjudicado más allá de la autorreparación. Ahora es más tarde de lo que la gente cree. De modo que si la gente continúa confiando en que hombres imperfectos y moribundos introduzcan un nuevo orden libre de todos los aspectos perjudiciales de este orden actual, esto no puede llevar a otra cosa sino a desilusión desastrosa... ¡ya muy pronto! Solo nuestro Creador, Dios el Todopoderoso, puede introducir un nuevo orden. ¿Lo hará? No está obligado a hacerlo, a pesar de que el hombre no pidió venir a la existencia y no se puso él mismo en esta Tierra. Pero, ¿por qué no está obligado Dios? Es porque el hombre ha abandonado a Dios. El hombre ha optado por ir por su propio camino en rebelión contra su Creador y Legislador. Además, si juzgamos al hombre por sus pensamientos, sus planes y sus esfuerzos, él no quiere el nuevo orden de Dios. ¿Por qué? Bueno, el hombre no quiere satisfacer los requisitos de dicho nuevo orden.
14. ¿Cuál, pues, es la pregunta, y dónde podemos obtener información confiable?
14 De modo que ahora la pregunta importante es: ¿Se inclina el Dios Todopoderoso a instalar el nuevo orden que se necesita urgentemente? ¿Se ha decidido a hacerlo? Las respuestas confiables y autoritativas a estas preguntas... ¿dónde podemos obtenerlas? En ningún otro lugar aparte de la Palabra escrita de Dios, ¡la Santa Biblia!
15, 16. (a) Por su profeta Isaías, ¿qué dijo Dios acerca de su propósito de hacerlo? (b) ¿Cómo muestra el apóstol Juan si Dios ha cambiado de parecer o no sobre esto, y por qué se le dijo a Juan que escribiera acerca de esto?
15 Escuche, mientras Él habla a su profeta Isaías allá en el siglo ocho antes de nuestra era común: “Aquí estoy creando nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón. Pero alborócense y estén gozosos para siempre en lo que estoy creando.” (Isa. 65:17, 18) ‘¡Oh!’ quizás diga algún oyente, ‘eso se dijo y se escribió hace unos veintisiete siglos, y para ahora se ha hecho anticuado y no aplica hoy.’ Pero escuche, ahora, una revelación que Dios dio al apóstol cristiano Juan más de ochocientos años después. Al escribirla, Juan dice: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. . . . Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no existe.” (Revelación 20:11 a 21:1) De modo que después de más de ocho siglos el mismo Dios no había cambiado de parecer. Además, Juan también escribió:
16 “Y el que estaba sentado sobre el trono dijo: ‘¡Mira! Estoy haciendo nuevas todas las cosas.’ También, dice: ‘Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.’”—Rev. 21:5.
17. Por eso ahora, hoy día, después de mil novecientos años, ¿cuáles son las buenas nuevas en cuanto a esto?
17 Por consiguiente, este Dios en su trono celestial no podría ser leal a sí mismo y al mismo tiempo cambiar de parecer en cuanto a su propósito declarado de crear un nuevo orden con nuevos cielos y una nueva tierra donde ya no existirá el mar de la humanidad alejada de Dios debido al pecado heredado de nuestros primeros padres humanos. Por eso, aunque Dios no le debe nada a la humanidad, se inclina a introducir un nuevo orden deseable, y no ha cambiado de parecer, aun después de mil novecientos años de tiempo. ¿No le parece que ésas son buenas nuevas?
¿QUÉ OBSTRUYE LOS ESFUERZOS DEL HOMBRE?
18. Antes que pueda haber una “nueva tierra,” ¿qué tiene que haber primero?
18 Tomemos nota de que Dios no solo promete crear una “nueva tierra,” sino también “nuevos cielos.” Qué bien muestra esto que Dios sabe cuál es la cosa más esencial a fin de que la humanidad moribunda tenga un nuevo orden. ¡No puede haber “nueva tierra” sin que primero haya “nuevos cielos”! ¿Un nuevo Sol, Luna, estrellas, planetas y galaxias en lo alto dentro del alcance de la visión del hombre? ¡No! Contrario a lo que han enseñado los astrólogos desde los días de la antigua Babilonia estos cuerpos no inteligentes, materiales y visibles en los cielos, no pueden tener y no tienen ningún efecto sobre el orden de cosas del hombre. Pero por la expresión “nuevos cielos” Jehová Dios da a entender nuevas inteligencias espíritus invisibles en el control celestial sobrehumano de la humanidad.
19. ¿Cómo indicó el profeta Daniel y también Jesucristo este significado de la expresión “nuevos cielos”?
19 Esa fue la idea que se indicó cuando el profeta Daniel usó la palabra “cielos” al interpretar el sueño que el rey de la antigua Babilonia tuvo acerca de un árbol grande, y él dijo: “Siete tiempos mismos pasarán sobre ti, hasta que sepas que el Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad, y que a quien él quiere dárselo se lo da. Y porque dijeron que se dejara el tronco con las raíces del árbol, tu reino te será seguro después que sepas que los cielos están gobernando.” (Dan. 4:25, 26) Esta idea de gobernación y control celestiales, inteligentes e invisibles, de la humanidad, también está abarcada en las palabras de Jesucristo, al proclamar: “El reino de los cielos se ha acercado.”—Mat. 4:17.
20, 21. (a) ¿Qué indica la expresión “nuevos cielos,” y cómo explica esto por qué el hombre no puede cambiar las cosas hacia condiciones mejores? (b) ¿Cómo se engañan los individuos de sabiduría mundana acerca de este asunto?
20 El hecho de que Dios promete “nuevos cielos” indica que hay viejos “cielos” que controlan a la humanidad y que invisiblemente dirigen al orden actual de cosas. Estos simbólicos viejos cielos subsisten como un obstáculo sobrehumano en el camino de todos los esfuerzos sinceros de hombres y mujeres por cambiar el orden actual hacia condiciones mejores y tener reformas duraderas con la esperanza de salvar a la humanidad de la autodestrucción. Para la humanidad estos viejos “cielos” son un enemigo invisible que puede engañar a fuerza de tretas a hombres y mujeres confiados en sí mismos a cada paso, tal como lo ha demostrado la historia humana a través de su duración.
21 Personas de sabiduría mundana de esta científica Era del Cerebro descreen la existencia de semejante enemigo espíritu inteligente, sobrehumano e invisible, y se mofan de ello. Pero ese mismísimo enemigo sabe que no hay peor tonto que el que se engaña a sí mismo. Pero no somos tontos cuando preguntamos: ¿Quién es ese enemigo representado por los viejos “cielos”?
22, 23. ¿Cómo les dijo a los hombres uno que vino del cielo y regresó allá quién es este enemigo?
22 Una persona que descendió del cielo y vivió por más de treinta y tres años como hombre en la Tierra antes de regresar a los cielos de espíritus invisibles nos dice quién es ese enemigo. En una ocasión mientras estuvo en la Tierra setenta hombres a quienes había enviado como evangelizadores a proclamar el reino de Dios regresaron e informaron: “Señor, hasta los demonios quedan sujetos a nosotros por el uso de tu nombre.” En respuesta, ¿qué les dijo Jesucristo a esos regocijados evangelizadores? Esto: “Contemplaba yo a Satanás ya caído como un relámpago del cielo.” (Luc. 10:1-18) En una ilustración pictórica que él presentó al terminar su profecía sobre la conclusión de este sistema de cosas predijo el tiempo en que diría estas palabras a gente de disposición de cabra: “Váyanse de mí, ustedes que han sido maldecidos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.” (Mat. 24:3; 25:31-33, 41) Tres noches más tarde, cuando habló a sus apóstoles fieles de que le esperaba traición y muerte violenta en un madero de ejecución, Jesucristo dijo:
23 “Ahora hay un juicio de este mundo; ahora el gobernante de este mundo será echado fuera.” “Viene el gobernante del mundo. Y él no tiene dominio sobre mí.” (Juan 12:31; 14:30) “¡Mira! Satanás ha demandado tener a ustedes para zarandearlos como a trigo.”—Luc. 22:31.
24. ¿Qué mostró así Jesús acerca de los “cielos” que ahora controlan a la humanidad, y, según Pablo, a quién está adorando el mundo de la humanidad?
24 Allí tenemos las palabras de nadie menos que de Jesucristo mismo quien es una autoridad sobre el tema: Satanás el Diablo y sus ángeles demonios son los que componen los simbólicos viejos cielos, los “cielos” actuales sobrehumanos, que rigen y controlan a la humanidad durante este viejo orden actual. En vez de adorar al Dios verdadero que promete “nuevos cielos y una nueva tierra,” la gran mayoría de la humanidad está adorando al Diablo y sus demonios. El Diablo es sutil y astuto al ocultar de la gente sus operaciones y engaños, pues el apóstol cristiano Pablo escribe: “El dios de este sistema de cosas ha cegado las mentes de los incrédulos, para que la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es la imagen de Dios, no resplandezca a través a ellos.” (2 Cor. 4:4) Al dar esa descripción el apóstol Pablo se refirió al dios falso, Satanás.
25. ¿Quién indujo a Adán y Eva a buscar planes contrarios a la voluntad de Dios?
25 Además, Jesucristo identificó a Satanás el Diablo como aquel invisible que indujo a los rectos Adán y Eva a buscar planes contrarios a la voluntad de Dios. Así Satanás nos acarreó a todos esta condición imperfecta y moribunda.
26. ¿Cómo llegó a ser Satanás lo que Jesús lo llamó, “homicida”?
26 En una ocasión Jesús se dirigió a ciertos individuos de su auditorio que deseaban matarlo y les dijo: “Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ese era homicida cuando principió, y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque él es mentiroso y el padre de la mentira.” (Juan 8:44) En el hogar original del hombre, el Jardín de Edén, Satanás el Diablo llamó mentiroso a Jehová Dios; y la primera mujer, Eva, creyó al Diablo, y después de eso su esposo, Adán, se puso de parte de ella y se unió a ella en desobedecer a Dios. Por lo tanto Jehová pronunció la sentencia de muerte sobre nuestros primeros padres; y debido a que Satanás el Diablo indujo este resultado, llegó a ser lo que Jesús lo llamó, “homicida.” También nos asesinó a nosotros, porque hemos heredado de Adán y Eva nuestra condición moribunda.—Gén. 2:7-5:5.
27, 28. (a) ¿Qué incapacidad no pueden levantar de nosotros los hombres capaces del mundo, o qué no pueden descargar de nuestras espaldas los ejércitos y revolucionarios? (b) ¿Cómo les dio Pablo a los efesios alguna idea de aquello contra lo cual luchamos?
27 A pesar de todo lo que pueden hacer los gobernantes y legisladores y jueces y médicos y científicos, no pueden levantar de nosotros la condenación a la muerte que todavía pesa sobre todos nosotros a causa de la pecaminosidad e imperfección heredadas. No pueden introducirnos de nuevo en el Jardín de Edén del cual fueron expulsados nuestros primeros padres a causa de rebelarse contra Dios el Creador. A pesar de todo lo que traten de hacer las fuerzas militares y los revolucionarios sociales del mundo, no pueden descargar de nuestras espaldas los viejos “cielos” demoníacos que se han aferrado a la humanidad. Esta es una situación en la que los ejércitos y revolucionarios mundanos no están luchando con otras criaturas humanas, sino con fuerzas sobrehumanas, invisibles. El apóstol Pablo nos da alguna idea de aquello contra lo cual toda la humanidad lucha, al escribir lo siguiente a la congregación cristiana de Éfeso, Asia:
28 “Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo; porque tenemos una pelea, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.”—Efe. 6:11, 12.
29. A pesar de que expulsaban a demonios, ¿qué no trataron de hacer Jesús y sus apóstoles, con qué resultado hoy?
29 El apóstol Pablo, así como Jesucristo mismo y sus otros apóstoles, expulsaban demonios de personas que estaban obsesionadas por ellos, libertando así a las pobres víctimas humanas. Sin embargo, Jesucristo, cuando estuvo en la Tierra, y sus apóstoles jamás trataron de derrocar estos viejos “cielos” invisibles, compuestos de gobiernos, autoridades, gobernantes mundiales de esta oscuridad todos demoníacos y espíritus inicuos en los lugares celestiales. Hace diecinueve siglos no era el tiempo para tal liberación de la humanidad. Por consiguiente esos inicuos “cielos” demonios han continuado dominando a la humanidad y los asuntos humanos hasta ahora. La familia humana está experimentando ahora los terribles efectos de este régimen invisible, y no hay absolutamente nada que pueda hacer para librarse de él.
30. ¿En quién estamos obligados a esperar en cuanto a suministrar un Libertador, y para evitar el ser ‘malditos’ en quiénes no podemos esperar?
30 Desesperadamente necesita la humanidad un Libertador de estos ruinosos cielos demoníacos. ¡Jehová Dios ha levantado al Libertador que se necesita! ¡El tiempo señalado de Jehová para la liberación deseada se ha acercado! No podemos esperar que el Libertador venga de los “nobles” humanos o del hombre terrestre. ¡Llegaríamos a ser ‘malditos’ por hacer eso! El poder convincente de las circunstancias nos obliga a esperar que venga de Jehová. ¿Quién es él?
31. ¿Qué podrá hacer el escogido de Jehová, y por qué es eso un requisito básico para un nuevo orden?
31 Es el que Jehová Dios ha escogido, el que puede quitar de la existencia a estos viejos “cielos” demoníacos. No puede haber un nuevo orden para la humanidad sin la eliminación de aquellos “cielos” inicuos que han dominado a este viejo orden. No puede haber un nuevo orden para la humanidad sin unos “nuevos cielos.” Este es un requisito básico. Es el primer requisito. Jehová Dios ha prometido crear estos “nuevos cielos.”
32. ¿Cómo serán contrabalanceados los que están en los ‘cielos actuales’ por los que están en los “nuevos cielos,” y quién es el vital, esencial, en los “nuevos cielos”?
32 Tal como los inicuos ‘cielos actuales’ están compuestos de criaturas espíritus, sobrehumanas e invisibles, así también los nuevos cielos tienen que estar compuestos de criaturas espíritus, sobrehumanas e invisibles. El apóstol Pedro alentó a sus compañeros cristianos a seguir esperando en Dios y a cifrar su confianza en Dios, al escribir: “Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.” (2 Ped. 3:13) Dios ya ha levantado al principal de esos “nuevos cielos,” a aquel que es vital y esencial, y ése es su Hijo fiel, Jesucristo el Señor. ¡Aclame a este Libertador!
[Ilustración de la página 228]
La liberación al nuevo orden de Dios significará vivir en una Tierra deleitosa semejante a jardín, disfrutando de perfecta salud y felicidad bajo un solo gobierno que regirá toda la Tierra