Preguntas de los lectores
● ¿Cómo pudo prometer Jesús, según se registra en Juan 11:26, que los que ejercieran fe en él jamás morirían, puesto que los cristianos sí mueren?—M. F., EE. UU.
Según se informa en Juan 11:25, 26 Jesús estaba, de hecho, prometiendo vida eterna. Le dijo a Marta, la hermana de Lázaro que había muerto: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir; y todo el que vive y ejerce fe en mí no morirá jamás.” El sentido de estas palabras es semejante a su expresión anterior: “Muy verdaderamente les digo: Si alguien observa mi palabra, no verá la muerte nunca.”—Juan 8:51.
Los individuos que oyeran a Jesús podrían, si servían fielmente a Dios, tener la expectativa de reinar con Cristo en el cielo. (2 Tim. 4:18; Rev. 20:4, 6) Después de la muerte y resurrección de Jesús comenzó la llamada para miembros de la clase del reino del cielo. Por supuesto, Jesús no podía decir a éstos que jamás verían una muerte física. Si habrían de reinar con él en el cielo, sus cuerpos carnales tendrían que morir, así como él mismo iba a morir. (Mat. 16:21; Rom. 6:5; 1 Cor. 15:42-50) Solo si permanecían fieles hasta la muerte recibirían inmortalidad. (Rev. 2:10) En ese tiempo, los oyentes quizás no hayan apreciado plenamente esto. Pero Jesús, “la resurrección y la vida,” por lo menos estaba asegurándoles que ‘llegarían a vivir,’ o serían resucitados a la vida eterna.
Entonces, ¿qué muerte es la que ‘nunca verían’? Nunca ‘verían’ o experimentarían la “muerte segunda.” No morirían para siempre como algunos. (Luc. 12:4, 5; Rev. 21:8) Como se dice en Revelación 20:6 tocante a los que estarían con Cristo en el cielo: “Sobre éstos no tiene autoridad la muerte segunda.” Cristo, en ese tiempo de duelo por Lázaro, no discutió todos los detalles acerca de la diferencia entre la muerte adámica que sufrirían sus seguidores ungidos y la muerte eterna o segunda. No obstante, mediante su expresión concisa ofreció una promesa segura de vida eterna a los que ejercieran fe en él.
Aunque Jesús no tuvo presentes específicamente a las personas que vivirían al fin de este sistema de cosas que quizás sobrevivan al Armagedón, es verdad que algunos que ahora están vivos jamás experimentarán una muerte carnal. Pero aun los que tienen esperanzas terrenales que sobrevivan al Armagedón tendrán que probarse fieles durante el milenio y la prueba final antes de que realmente ‘lleguen a vivir’ o reciban la dádiva de vida eterna.—Rev. 20:5.
Fue la firme promesa de vida eterna, como la de las palabras de Jesús en Juan 8:51 y 11:25, 26, la que dio a los cristianos el valor para enfrentarse a la muerte temporal. (2 Tim. 4:6-8; Fili. 3:8-11) Sabían que no estaban muriendo para siempre, sino que simplemente estaban dando un paso más en el camino a la vida eterna.
● ¿Se puede usar 2 Corintios 5:16 para establecer que Jesús no regresaría en la carne?—C. N., Inglaterra.
El texto en cuestión dice: “Por consiguiente, de ahora en adelante nosotros no conocemos a nadie según la carne. Aun si hemos conocido a Cristo según la carne, ciertamente ya no lo conocemos así.” El significado principal de estas palabras se puede entender mejor si primero determinamos lo que el apóstol Pablo estaba probando en el contexto.
En 2 Corintios 5:14 el apóstol indicó que Cristo había muerto como sacrificio de rescate para todos. Su sacrificio no abarcaba simplemente a los judíos ni beneficiaba únicamente a los gentiles. No, sino que todos los que lo aceptaran y ejercieran fe podrían vivir a causa de él. (Gál. 3:8, 11) Puesto que Jesús murió por todos, sería incorrecto el que los cristianos consideraran a las personas sobre una base humana o carnal, despreciando a algunas debido a que eran gentiles o se hallaban en un nivel inferior en la vida, o estimando a otros debido a que eran judíos u ocupaban algún puesto prominente. Esta actitud que se basa en apariencias externas, carnales, era una cosa del pasado para los que llegaban a ser cristianos.
Entonces Pablo concluyó en el versículo 16 que los cristianos ungidos ahora no conocerían a nadie según la carne. La importante relación espiritual que podrían tener con sus hermanos era lo importante. Jesús mostró el mismo punto de vista en Mateo 12:47-50. Dio énfasis a la relación espiritual que él tenía con los que lo aceptaban como el Mesías.
Finalmente, Pablo habló acerca de los que conocían a Jesús según la carne. No quiso decir necesariamente solo personas que personalmente habían visto a Jesús con sus ojos físicos, puesto que algunos, muchos o todos los miembros de la congregación corintia, nunca vieron a Jesús cual humano. Más bien, quiso decir que aun si individuos, como los judíos que esperaban que el Mesías restaurara un reino terrenal, en una ocasión habían considerado a Cristo solo sobre la base de su carne, los cristianos ya no lo harían así. Todo esto se cambió por el hecho de que Cristo no simplemente “murió por ellos” sino también fue “levantado.”—2 Cor. 5:14, 15.
Aunque éste es el punto principal que estaba estableciendo el escritor en 2 Corintios 5:16, también es prueba de que Jesús no regresaría en la carne, porque no podemos separar el cambio de conocer a Cristo y sus seguidores de la resurrección de Cristo, de ser “levantado” de la muerte. Si hubiese sido levantado en carne y sangre, incapaz de ir al cielo y sentarse a la diestra de Dios, no habría sido el Cristo o Mesías (1 Cor. 15:50; Sal. 110:1; Hech. 2:32-36) En ese caso aún tendría que ser conocido según la carne.
Bueno, ¿cómo fue levantado de entre los muertos? El apóstol sabía, porque en su primera carta a la misma congregación corintia le dijo que Jesús fue resucitado cual espíritu dador de vida. (1 Cor. 15:45) Y en esta segunda carta dijo que los cristianos ungidos tendrían que renunciar a sus cuerpos carnales a fin de recibir inmortalidad. (2 Cor. 5:1-4) También, apreció que Jesús había entregado su cuerpo carnal como rescate y no podía tomarlo de vuelta en la resurrección sin anular el rescate. (Heb. 9:28; 10:10) Sí, sin duda, el apóstol Pablo comprendió que ningún humano vería de nuevo a Cristo en la carne. De modo que en un sentido doble Pablo pudo expresar que los humanos ya no conocerían a Jesús según la carne. Y por esta razón se puede usar este texto para establecer que la vuelta de Cristo no sería visible ni carnal.