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“El que me ha visto ha visto al Padre”... ¿en qué sentido?¡Despertad! 1979 | 22 de julio
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El punto de vista bíblico
“El que me ha visto ha visto al Padre”... ¿en qué sentido?
EN UNA ocasión Felipe, un discípulo de Jesús, pidió: “Señor, muéstranos al Padre, y estaremos satisfechos.”a (Juan 14:8) En respuesta a esta petición, Jesús declaró: “¿He estado tanto tiempo contigo, y aun así no me conoces, Felipe? El que me ha visto ha visto al Padre.” (Juan 14:9) ¿Qué quiso decir Jesús con esa declaración?
Antes de dar contestación a esta pregunta, consideremos una interpretación peculiar de las palabras de Jesús. Algunos individuos creen que si uno que ha visto a Jesús ha visto al Padre también, Jesús tiene que ser el Dios Todopoderoso, plenamente igual a su Padre, Jehová.
Los individuos que creen eso también citan muchos pasajes del “Viejo Testamento” que aluden a Jehová Dios, y que, no obstante, los escritores bíblicos cristianos (en el “Nuevo Testamento”) aplican a Jesucristo. Para dar un ejemplo: Por medio del profeta Isaías, Dios dijo: “Yo, yo soy el SEÑOR, y aparte de mí no hay salvador.” (Isa. 43:11) Y en oración a Dios el salmista declaró: “Pues contigo está la fuente de la vida; en la luz tuya nosotros vemos luz.” (Sal. 36:9) Sin embargo, los escritores bíblicos cristianos declaran que el salvador de la humanidad y la fuente de la vida y la luz es Jesucristo.—Juan 1:4; 5:26; 8:12.
¿Prueban pasajes paralelos como éstos y el hecho de que el Hijo de Dios dijo: “El que me ha visto ha visto al Padre,” que Jesús es Dios Todopoderoso? Veamos.
Repetidas veces las Escrituras se refieren a Jesucristo como aquel a quien Dios “envió” como su representante principal. (Vea, por ejemplo, Juan 3:17, 28, 34; 5:23, 24, 30, 37.) Es interesante el hecho de que la Biblia a menudo describe a personas que representan a otras personas como si ellas fueran las personas representadas. Considere dos ejemplos:
(1) El Evangelio de Mateo relata que, después de pronunciar el Sermón del Monte, Jesús entró en Capernaum, donde “un centurión se presentó ante él, rogándole” que sanara a su esclavo. (Mat. 8:5-13) No obstante del relato paralelo en Lucas 7:1-10 nos enteramos de que el centurión “envió a los ancianos de los judíos [a Jesús] para pedirle que fuera y sanara a su esclavo.”
(2) En el Evangelio de Marcos leemos que “Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se presentaron ante él,” pidiendo: “Concédenos sentarnos, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu gloria.” (Mar. 10:35-37) Sin embargo, Mateo relata que en realidad fue “la madre de los hijos de Zebedeo,” quien como representante de éstos en realidad le hizo la petición a Jesús.—Mat. 20:20, 21.
Por supuesto, de estos relatos bíblicos nadie llegaría a la conclusión de que aquellos ancianos judíos y el centurión eran coiguales, o que la madre y sus hijos, Santiago y Juan, eran coiguales. Semejantemente, nadie debería llegar a la conclusión de que Jesús y Dios son coiguales sencillamente porque cosas declaradas acerca de Jehová Dios en ciertas partes de la Biblia se aplican a Jesucristo en otras partes. La verdadera razón de esto es que Jesús representa a Dios.b
¿Se debe a eso que el Hijo de Dios dijera: “El que me ha visto ha visto al Padre”? Sí, pero en esa expresión hay más envuelto que mera representación. La petición, “Señor, muéstranos al Padre,” sugiere que Felipe quería que Jesús proveyera a sus discípulos una manifestación visible de Dios, como las que fueron concedidas en visiones a Moisés, Elías e Isaías en tiempos antiguos. (Éxo. 24:10; 1 Rey. 19:9-13; Isa. 6:1-5) Sin embargo, en dichas visiones los siervos de Dios vieron, no a Dios mismo, sino representaciones simbólicas de él. (Éxo. 33:17-22; Juan 1:18) La contestación de Jesús indicó que Felipe ya tenía algo mejor que visiones de esa índole. Puesto que Jesús reflejaba perfectamente la personalidad de su Padre, a quien solo el Hijo ‘conocía’ plenamente, el ver a Jesucristo era como ver a Dios mismo.—Mat. 11:27.
Por ejemplo, los milagros del Hijo de Dios manifestaron el amor y el tierno interés por el bienestar humano que caracterizan a Jehová Dios. No sorprende que, después que Jesús resucitó al hijo muerto de una viuda en la ciudad galilea de Naín, los observadores hayan exclamado: “¡Dios ha visitado a su pueblo!”—Luc. 7:11-16.
Se concedieron oportunidades adicionales de que la gente ‘viera al Padre’ (es decir, que percibiera la personalidad, voluntad y propósito de Él) por lo que Jesús dijo, tanto en cuanto al contenido de la declaración como por la manera en que lo expresó. Las personas que escucharon a Jesús aprendieron que Dios juzga a la gente según su condición de corazón, más bien que por las circunstancias externas, como la riqueza, educación, limpieza ceremonial u origen nacional. (Mat. 5:8; 8:11, 12; 23:25-28; Juan 8:33-44) ¡Qué diferente del punto de vista que fomentaban los líderes religiosos judíos!—Note Juan 7:48, 49.
Además, la manera en que Jesús habló hizo que sus oyentes se dieran cuenta de que estaban oyendo un mensaje procedente de Dios, “pues les enseñaba como alguien que tenía autoridad, y no como sus escribas.” (Mat. 7:29) Más bien que hablar indirectamente, en el nombre de otros maestros humanos (como era la costumbre entre los escribas), Jesús a menudo habló en primera persona, con frases como: “Yo les digo,” “En verdad, yo les digo,” y “En verdad, sí en verdad, yo les digo.” (Note Mateo 5:20, 22; 6:2, 5, 16; Juan 1:51; 3:3, 5, 11; 5:19, 24, 25.) De vez en cuando Jesús hasta declaró que los pecados de ciertas personas habían sido perdonados, lo cual resultó en que algunos individuos lo acusaran de usurpar blasfemamente una prerrogativa que solo le pertenece a Dios.—Mar. 2:1-7; Luc. 5:17-21; 7:47-49.
Pero Jesús nunca usurpó la posición de Dios. Estaba listo para admitir que la autoridad con que hablaba y obraba no se originaba de él. Era una autoridad delegada, pues “el Padre había dado todas las cosas en sus manos.” (Juan 13:3; compare con Mateo 11:27; 28:18; Juan 3:35; 17:2.) Por tanto, Jesús declaró: “En verdad, sí en verdad, yo les digo, el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solo lo que ve al Padre hacer; pues lo que él haga, eso el Hijo lo hace también.”—Juan 5:19; compare con Juan 5:30; 8:28, 42.
Puesto que todo lo que Jesús hizo estuvo en plena armonía con la voluntad de Dios, las personas que observaron a Jesús en cierto sentido estaban observando a Dios en acción. En sus notas sobre Juan 14:9, el comentador bíblico Albert Barnes expresa este punto muy bien: “Ha visto al Padre. Esto no puede referirse a la esencia o sustancia de Dios, pues él es invisible, y en ese respecto ningún hombre ha visto a Dios jamás. Todo lo que se da a entender cuando se dice que se ve a Dios, es que, se ha hecho alguna manifestación de Él; o alguna exhibición de tal índole que podamos aprender el carácter, la voluntad, y los planes de Él. . . . Por supuesto, el conocimiento del Hijo en sí mismo, era conocimiento del Padre. Había tal unión íntima en la naturaleza y diseño de los dos, que el que entendía a uno entendía al otro.”—Compare con Juan 10:30.
[Notas]
a Todas las citas bíblicas de este artículo se han vertido de la edición ecuménica en inglés de la Revised Standard Version, conocida como la Common Bible. Esta versión inglesa está aprobada tanto por las autoridades católicas como por las protestantes.
b Se hallan otros casos en los que se habla de los representantes como de aquellos a quienes ellos representan en Mateo 10:40; 18:5; Lucas 9:48; Juan 4:1, 2.
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Shakespeare citó de la Biblia¡Despertad! 1979 | 22 de julio
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Shakespeare citó de la Biblia
El columnista Sydney J. Harris recientemente señaló que William Shakespeare incorporó más de 1.000 referencias bíblicas en sus dramas. “Por lo tanto,” explica él, “muchas personas creen que están citando a Shakespeare cuando realmente están citando la Biblia.”
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