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Viviendo en medio del desorden en IrlandaLa Atalaya 1975 | 15 de enero
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está aquí. Hay una situación muy tensa, hirviendo a fuego lento cual volcán, y puede producir grandes presiones mentales y emocionales. Le doy gracias a Dios de que, aunque mi familia y yo estamos viviendo en medio del desorden aquí en Irlanda del Norte, no formamos parte de ello.—Contribuido.
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Los cristianos verdaderos no pueden ser cobardesLa Atalaya 1975 | 15 de enero
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Los cristianos verdaderos no pueden ser cobardes
SE REQUIERE valor para ser cristiano verdadero, ya que uno tiene que estar dispuesto a enfrentarse con peligros, dificultad, oposición y, sí, aun la muerte misma. Los discípulos genuinos de Jesucristo no pueden esperar recibir mejor trato que el que recibió su Señor. Como Jesús mismo dijo: “El esclavo no es mayor que su amo. Si ellos me han perseguido a mí, a ustedes también los perseguirán.”—Juan 15:20.
Aunque Jesús fue perseguido, no había causa justa para ello. Mostró un interés activo en el bienestar de otros. Fue compasivo, bondadoso y amoroso. (Mat. 8:2, 3; 11:28-30; Mar. 8:2) Laboró incansablemente, a menudo privándose de alimento y descanso necesario, para aliviar a los humanos imperfectos de sus dolencias y para darles consuelo y estímulo espirituales. (Mat. 14:13, 14; Mar. 6:31-34) Aunque fue injuriado, nunca vilipendió a nadie. El registro de su vida fue sin tacha, libre de pecado.—1 Ped. 2:22, 23.
No obstante Jesucristo vino a ser objeto de intensa hostilidad. Fue acusado maliciosamente de ser borracho y glotón, violador de la ley de Dios y hasta poseído de demonios. (Luc. 7:34; Juan 5:18; 8:48) Sufrió grandes indignidades: le escupieron, lo abofetearon, lo golpearon con los puños, lo azotaron y finalmente lo clavaron a un madero para morir en deshonra pública como si fuese blasfemador contra Dios.—Mat. 26:65-67; Juan 18:22; 19:1, 17, 18.
Requirió tremendo valor de parte de Jesús aguantar todo esto. Pudo haber evitado el hacerse objeto de hostilidad si simplemente hubiese llevado una vida buena como carpintero en Nazaret. Pero valerosamente declaró la verdad, poniendo de manifiesto las falsedades religiosas y lo incorrecto de una vida que se llevaba únicamente para autointerés. Eso le acarreó el odio del mundo, pues los que preferían llevar una vida contraria a la voluntad de Dios no querían ser denunciados como inicuos. Les dolía que los desenmascararan poniendo de manifiesto que no eran las personas “justas” que muchos de ellos alegaban ser.—Juan 3:19, 20.
A los discípulos de Jesucristo se les insta a hacer lo que él hizo. No solo tienen que llevar una vida que concuerda con la voluntad de Dios, sino que tienen que estar activamente ocupados en ayudar a otros a hacer lo mismo. (Mat. 28:19, 20) Esta actividad, especialmente, los pone en conflicto directo con los que prefieren sus propios caminos inicuos. Estos reaccionan violentamente, queriendo que esta obra se detenga. Encarados a oposición violenta, los cobardes se detendrían, pero los cristianos verdaderos no.
El espíritu o actitud dominante de los cristianos verdaderos no es uno de cobardía. Es posible que sean tímidos, que tengan temor de que se les cause daño o hasta
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