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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1969 | 15 de febrero
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Preguntas de los lectores
● ¿Participó Jesús del pan y el vino cuando instituyó la cena del Señor?—M. C., EE. UU.
No, el registro que manifiesta cómo instituyó Cristo el memorial de su muerte, o la cena del Señor, no dice que él mismo comiera del pan sin levadura y bebiera de la copa de vino. Tampoco hay base bíblica para pensar que lo hubiera hecho.
El relato presentado en Marcos dice: “Mientras continuaban comiendo, tomó un pan, y habiendo dicho una bendición, lo partió y se lo dio a ellos, y dijo: ‘Tómenlo, esto significa mi cuerpo.’ Y tomando una copa, ofreció gracias y se la dio a ellos, y todos bebieron de ella. Y les dijo: ‘Esto significa mi “sangre del pacto” que ha de ser derramada a favor de muchos. En verdad les digo: De ningún modo beberé yo más del producto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.’”—Mar. 14:22-25; Mat. 26:26-29.
Algunos creen que porque Jesús dijo: “De ningún modo beberé yo más del producto de la vid,” debe haber participado de los emblemas del Memorial. Pero, recuerde que acababan de celebrar la Pascua judía anual. Como parte de la celebración, Jesús bebió vino y comió pan sin levadura. Refiriéndose de nuevo a eso, Cristo dijo que no participaría de nuevo con ellos de tal gozo, simbolizado por el fruto de la vid, hasta que estuviera gobernando como rey y hubiese ejercido su poder real para despertar a sus seguidores ungidos de la muerte. (Sal. 104:15; Rev. 11:17, 18) Jesús había participado del vino de la pascua, pero no hay razón para creer que él haya participado de los emblemas del Memorial.
Sírvase notar que el relato dice que Jesús les dio los emblemas a “ellos,” y que ellos bebieron del vino emblemático. Como símbolos durante la celebración del Memorial, el pan sin levadura representó el cuerpo de Jesús, y el vino representó su sangre.
El Señor Jesús no tenía que aceptar ni participar de los beneficios del sacrificio de su propio cuerpo y sangre. El dio su “carne a favor de la vida del mundo.” (Juan 6:51) Sacrificó su sangre y carne para cubrir los pecados de los humanos arrepentidos pero pecaminosos. (Heb. 9:12-14; 10:10) Como humano perfecto no necesitaba los beneficios del rescate de ese sacrificio; por eso pudo decir a sus seguidores que el sacrificio se hacía “a favor de ustedes,” no a favor mío. (Luc. 22:20) Cristo podía sacrificar lo humano, y la sangre en la cual se hallaba la vida de lo humano, porque no necesitaría estas cosas él mismo cuando resucitara como espíritu con vida celestial en mira.—1 Cor. 15:45, 50.
Pero, aunque no necesitaba los beneficios de lo que simbolizaron los emblemas, ¿habría participado como ejemplo para los apóstoles? No, ellos sabían comer pan sin levadura y beber vino. Como judíos habían hecho precisamente eso en la celebración de la Pascua. Todo lo que se necesitaba que hiciera Jesús era instituir esta cena del Señor, y después mandar a sus seguidores que la observaran en memoria de él.
● ¿Por qué, después de su resurrección, le dijo Jesús a María Magdalena que no lo tocara? Más tarde le dijo a Tomás que lo tocara-P. P., Haití.
El grado al cual Juan 20:17 crea un problema en cuanto a entenderlo correctamente depende en gran parte de la traducción de la Biblia que uno usa. Tanto la versión Torres Amat católica como la versión Valera representan a Jesús diciéndole a María que no lo ‘toque.’ La versión Torres Amat dice: “Dícele Jesús: No me toques, porque no he subido todavía a mi Padre.” (Juan 20:17) No obstante, según esta traducción, más tarde Jesús le dijo a Tomás: “Mete aquí tu dedo, y registra mis manos, y trae tu mano y métela en mi costado.”—Juan 20:27.
Este mismo problema, el de que Jesús le dijera a María que no tocara su cuerpo materializado y más tarde instara a Tomás a que lo tocara, aparece en traducciones en varios idiomas. En alemán las traducciones Elberfelder y Luther transmiten la idea de no ‘tocar’ a Jesús, en Juan 20:17. También sucede esto en las Biblias Crampon y Liénart francesas, en inglés con las versiones Douay y King James, en italiano con las traducciones Riveduta y Diodati y en español, además de las ya mencionadas, con las traducciones Moderna, Nácar-Colunga, Straubinger, Besson, Hispano-Americana y Latinoamericana.
Sin embargo, ‘tocar’ solo es uno de los significados de la palabra griega hapto. Otro de los muchos significados de esta palabra griega es “colgarse de, asirse de.” (An Expository Dictionary of New Testament Words, por W. E. Vine, tomo IV, pág. 145) De consiguiente, The New English Bible presenta a Jesús diciendo en Juan 20:17: “No te cuelgues de mí, porque todavía no he ascendido al Padre.” La expresión se traduce de manera semejante en An American Translation y en La Bible de Jérusalem católica en francés e inglés, y la versión en español dice: “Déjame.” Las versiones Bover-Cantera, Editorial Regina y Ediciones Paulinas usan “Suéltame.” La de Herder dice: “No me retengas.”
De modo que la situación en el caso de María Magdalena parece haber sido que ella estaba muy perturbada puesto que por su muerte Jesús había dejado a sus seguidores. Cuando lo vio con su cuerpo materializado después de su resurrección, se colgó de Jesús como si estuviese por perderlo y nunca volver a verlo. La expresión de Jesús serviría para corregir el mal entendimiento que tenía ella de la situación, mostrándole que ella no tenía que asirse temerosamente de él como si fuese para impedir que él desapareciera. Con el tiempo él ascendería al cielo y desde allí enviaría el espíritu santo para ayudar y fortalecer a sus discípulos. La Traducción del Nuevo Mundo presenta apropiadamente a Jesús diciéndole a María: “Deja de colgarte de mí. Porque todavía no he ascendido al Padre. Mas ponte en camino a mis hermanos y diles: ‘Asciendo a mi Padre y Padre de ustedes y a mi Dios y Dios de ustedes.’”—Juan 20:17.
Unos cuantos días después, antes de su ascensión al cielo, Jesús invitó a Tomás a que tocara momentáneamente su cuerpo materializado para convencer a Tomás de que él, Cristo, realmente había sido levantado de los muertos. (Juan 20:27) Esto no fue inconsistente con lo que Jesús había dicho antes.
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Estudios de “La Atalaya” para las semanas
9 de marzo: “Su liberación se acerca,” §1-32 Página 101.
16 de marzo: “Su liberación se acerca,” §33-39, y Cómo sabemos que se acerca, §1-24. Página 108.
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