Preguntas de los lectores
● Los defensores de la trinidad señalan Juan 20:28 como prueba de que Jesús es Dios. En ese versículo Tomás dijo (NM): “¡Mi Señor y mi Dios!” ¿Cómo puede contestarse este argumento?—F. W., República de las Filipinas.
Jesús es un dios. “Dios” quiere decir un poderoso. A Cristo se le llama “Poderoso Dios” en Isaías 9:6, “un dios” en Juan 1:1 (NM), y “el dios unigénito” en Juan 1:18 (NM). Jehová no es el único dios o poderoso. El mismo hecho de que a él se le llama el Dios Todopoderoso indica que hay otros dioses no tan poderosos, no todopoderosos como él. De manera que Tomás podía llamar Dios a Jesús, pero no EL Dios, y tres versículos más tarde se le llama a Jesús “el Hijo de Dios,” como leemos (NM): “Pero éstas han sido escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios, y que, a causa de creer, tengan vida por medio de su nombre.” De manera que no había ninguna objeción a que Juan informara que Tomás se había dirigido a Jesús como una deidad y es cosa segura que Juan no dice que las palabras de Tomás dirigidas a Jesús tenían el propósito de hacernos creer que Jesús era El Dios; más bien dice que fué con el objeto de hacernos creer que Jesús era el Hijo de Dios. En el mismo capítulo (20:17, NM) Jesús dijo: “Estoy ascendiendo a mi Padre y al Padre de ustedes y a mi Dios y al Dios de ustedes.” No estaba ascendiendo a sí mismo.
Pero ahora los defensores de la trinidad dirán que Tomás usó el artículo definido del griego “el” (ho) delante de “Dios,” lo que da evidencia de que él llamó a Jesús El Dios. El artículo “el” se halla en el caso nominativo en el griego, pero la palabra “Dios” se halla aquí en el caso vocativo, y respecto a esto dice A. T. Robertson en la página 461 de su libro A Grammar of the Greek New Testament in the Light of Historical Research: “El uso del artículo con el caso vocativo al dirigirse una persona a otra era el modismo común en el hebreo y arameo, como en verdad tenemos en Aristófanes ho pais akoloúthei. También está bien expresado en griego y en arameo cuando tenemos Abbá ho pater (Mar. 14:36) sea que Jesús haya dicho las dos cosas o una sola. En Mateo 11:26 (nai, ho pater) tenemos el caso vocativo. Cuando se usa el artículo, desde luego tiene que ocurrir la forma nominativa. Así es que en Apo. 18:20 tenemos los dos juntos, ourané kai hoi hágioi. En verdad el segundo miembro de la expresión usada al dirigirse una persona a otra siempre se halla en la forma nominativa. Por eso Kyrie, ho Theós, ho pantokrátor (Apo. 15:3). Compare Juan 20:28.” Página 462: “Cuando Tomás dijo Ho kyrios mou kai ho theós mou (Juan 20:28), él dió a Cristo su plena aceptación de su deidad y del hecho de su resurrección.” Página 466: “En Juan 20:28 Tomás se dirige a Jesús como ho kyrios mou kai ho theós, el caso vocativo como los de arriba. Pero, por raro que sea, Winer llama esto exclamación más bien que un caso de dirigirse una persona a otra en conversación directa, aparentemente para evitar la conclusión de que Tomás estaba satisfecho en cuanto a la deidad de Jesús por su aparición ante él después de la resurrección. El Dr. E. A. Abbott hace lo mismo en un largo argumento en que se empeña en demostrar que kyrie ho theós es la forma que se emplea en la Versión de los Setenta para dirigirse a Dios, no ho kyrios kai ho theós. Pero después de haber escrito eso añade una nota a la pág. 95 dando a entender que ‘esto no es enteramente satisfactorio. Porque (Juan) xiii. 13 phoneite me ho didáskalos kai ho kyrios, y Apo. 4:11 axios ei, ho kyrios kai ho theós hemón, debieran haberse mencionado arriba.’ Esta es una retracción varonil, y él agrega: ‘Puede que Juan lo haya usado aquí como caso excepcional.’ Omítase eso de ‘como caso excepcional’ y la conclusión es justa. Si Tomás usó el arameo de seguro que usó el artículo. No es un caso excepcional en Juan 20:28 así como no lo es en Apo. 4:11.”
Por eso, puesto que se hacía uso del artículo definido en caso de dirigirse una persona a otra, sin importar a quién fuera, el que Tomás haya usado el artículo definido no significa necesariamente que su referencia a Dios quiera decir El Dios, Jehová. Jehová no fué engendrado, sino que existe sin haber tenido principio. Sin embargo, según Juan 1:18 (NM) Cristo fué el único dios o poderoso engendrado directamente o creado por Jehová.
De modo que Jehová es El Dios; Jesucristo es uno de los muchos a quienes se llama dioses. A Satanás se le llama “el dios de este sistema de cosas,” se decía que Moisés era como dios a Faraón, y se llama dioses a hombres en los Salmos, y Jesús se refirió a esto arguyendo que por lo tanto los judíos no deberían decir que él blasfemaba al decir que era el Hijo de Dios. Y el apóstol Pablo dijo que hay muchos que se llaman dioses. Pero el argüir que estos muchos personajes diferentes a quienes se llama dioses son, por virtud de esto, El Dios, Jehová, sería absurdo. De la misma manera es absurdo tratar de argüir que el hecho de que Tomás se refirió a Jesús como dios prueba que Jesús es El Dios, y tanto más cuando solamente tres versículos más tarde se identifica a Jesús como el Hijo de Dios.—2 Cor. 4:4, NM; Éxo. 7:1; Sal. 82:6; Juan 10:35; 1 Cor. 8:5.
Entre paréntesis, en vista del hecho de que hay tantos a quienes se llama dioses, ¿no prueba esto cuán necesario es el que El Dios, el Dios Todopoderoso, tenga un nombre que le distinga, a saber, Jehová?
● ¿Qué hay de un testigo cuyo cónyuge muere en fidelidad antes del Armagedón y luego vuelve a vivir en una resurrección poco después de terminar esa batalla? ¿Puede esta pareja volver a unirse y participar en realizar el mandato de procreación?—A. M., Unión Sudafricana.
Romanos 7:2, 3 (NM) dice: “La mujer casada está ligada por la ley a su esposo mientras que él vive; pero si su esposo muere, ella queda desobligada de la ley de su esposo. Así, pues, mientras que su esposo está vivo, ella sería considerada adúltera si llegara a ser de otro hombre. Pero si muere su esposo, ella está libre de su ley, de modo que no es adúltera si viene a ser de otro hombre.” La muerte termina el vínculo del matrimonio. No podemos precisar exactamente en qué forma Jehová arreglará las cosas después del Armagedón, pero no parece irrazonable el que dos personas en las circunstancias mencionadas sean unidas de nuevo después del Armagedón si así lo desearan. Podrían abrigar esa esperanza. Sin embargo, el que sobrevive está libre para volver a casarse, antes del Armagedón, y no está bajo obligación alguna de esperar la resurrección del difunto. La muerte rompe completamente el vínculo del matrimonio. Si el sobreviviente continúa en la soltería y el muerto resucita poco después del Armagedón, puede que vuelvan a ser compañeros si le place a Cristo su Padre Eterno, pero en cuanto a si se les permitiría procrear, no hay textos definidos que tiendan a señalar a tal cosa.