La vida sin dolor de la cual usted puede disfrutar
EL DOLOR es una gran paradoja. Puede constituir una temida aflicción. O puede servir de verdadera protección.
La sensación de dolor nos hace retirar inmediatamente la mano de un objeto que esté tan caliente que dañaría nuestra piel. La Biblia no se refiere a esta sensación de dolor —este maravilloso mecanismo de advertencia del cuerpo— cuando promete que ‘ya no existirá el dolor.’—Rev. 21:4.
En este texto la Biblia se refiere al dolor importuno y crónico que le hace la vida cotidiana miserable a literalmente centenares de millones de personas, y las obliga a gastar miles de millones de dólares al tratar de hallar alivio. ¡Qué bendición será cuando ya no haya que sufrir de artritis, dolor de cabeza, dolor de oído, dolor de muelas, ni se vea uno plagado por cualquier otra clase de enfermedad o herida! Sin embargo, ¿cómo podría realizarse una situación así?
Los cambios venideros
Primero, como vimos en el artículo anterior, se precisa un cambio radical en el presente sistema. ¡Y Dios promete que lo habrá! Él se propone cambiar nuestra “tierra,” removiendo completamente a todos los reinos o gobiernos actuales. Efectuará esto por medio de su propio gobierno, como dice la Biblia: “El Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino . . . triturará y pondrá fin a todos estos reinos [en existencia], y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.”—Dan. 2:44.
Pero, ¿cómo puede un cambio de gobierno librarnos de los dolores que tan a menudo afligen nuestros cuerpos? Puede hacerlo debido a la sabiduría y poder de aquel a quien Dios ha escogido para encabezar su gobierno, Jesucristo. De él, una profecía bíblica dice: “El gobierno estará sobre su hombro. . . . Del aumento de su gobierno y de la paz no habrá fin.” (Isa. 9:6, 7, Authorized Version) Una persona que tenga esa autoridad puede usar su conocimiento de las necesidades del cuerpo humano para prevenir las enfermedades dolorosas.
Una experiencia de la flota británica en el siglo dieciocho ilustra cómo esto pudiera suceder. La temida ‘infección del escorbuto’ hacía estragos en los marinos, y anualmente mataba a miles de ellos. Sus encías se hinchaban y sangraban, sus dientes se caían y padecían de dolores y rigidez en las articulaciones y extremidades inferiores. Pero entonces se descubrió que faltaba algo vital de su régimen... alimentos que contuvieran vitamina C. Por eso cuando se incluyó el jugo del limón, y más tarde el jugo de lima, en el régimen reglamentario de los marinos británicos, dejaron de padecer y morir de escorbuto.
Sucedió algo semejante con el beriberi, una enfermedad mortífera y dolorosa. Hace algunos años se descubrió que entre la gente que depende en gran parte de un régimen de arroz, los que comían arroz descascarillado desarrollaban beriberi, mientras que los que comían arroz sin descascarillar no contraían la enfermedad. Así, el conocimiento de que la cáscara del arroz contiene una sustancia vital, que más recientemente fue identificada como la tiamina, hizo posible el control del doloroso, y a menudo mortífero, beriberi.
Pero el conocimiento y sabiduría de Jesucristo, que ahora está resucitado en el cielo, es mucho mayor que el de cualquier médico terrestre. Él entiende a cabalidad el funcionamiento de nuestro cuerpo físico, y lo ha demostrado. Cuando fue un hombre en la Tierra hace más de 1.900 años curó las peores enfermedades y dolencias, y así demostró lo que hará en una escala mucho mayor como gobernante del reino de Dios. De una ocasión en que hizo curaciones, la Biblia dice:
“Entonces se le acercaron grandes muchedumbres, teniendo consigo personas que eran cojas, mancas, ciegas, mudas y muchas en otras condiciones, y casi se las tiraron a los pies, y él las curó; de modo que la muchedumbre se asombró al ver que los mudos hablaban y los cojos andaban y los ciegos veían.”—Mat. 15:30, 31.
¡Qué cambio tan maravilloso! Y Jesucristo, el gobernante que Dios ha nombrado, eliminará, no solo el escorbuto y el beriberi y otras dolencias que los hombres, con su conocimiento limitado, han podido controlar, ¡sino todas las enfermedades humanas! ¡Esto no se efectuará tan solo en una pequeña zona, sino por toda la Tierra! La promesa del Creador es: “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo.’” (Isa. 33:24) Sí, en ese entonces, bajo el gobierno del reino de Dios, se cumplirá la promesa: ‘no existirá ya más dolor.’—Rev. 21:4.
La siguiente información acerca del dolor pudiera sernos útil para apreciar cómo, en casos en que comúnmente se esperaría que uno sintiera dolor, el Gran Médico, Jesucristo, se encargará de que no lo sienta.
¿Qué es el dolor?
La pregunta: “¿Qué es el dolor?” parece muy sencilla. Pero no lo es. El Dr. John J. Bonica, una autoridad en cuestiones de anestesia y dolor, hace notar: “Si uno les hiciera esa pregunta a 100 autoridades diferentes, obtendría 100 respuestas diferentes.” ¿Pero por qué?
Science News del 26 de octubre de 1974 explica: “Los clínicos todavía no están seguros de lo que es el dolor y cómo tratarlo.” Más recientemente, el Dr. Peter James Dyke, profesor de neurología en la Escuela de Medicina Mayo, dijo: “No alegamos saber cómo funciona el dolor.”
La investigación ha revelado que el dolor es algo mucho más complejo de lo que anteriormente se creía. Fueron muy esclarecedores los estudios que se hicieron hace unos 20 años con una mujer que, durante toda su vida, no tuvo sensación alguna de dolor. Los médicos en la Universidad de Saskatchewan en el Canadá trataron de hallar la razón de esto. “Buscaron a ver si tenía terminaciones en los nervios,” explicó The Star Weekly Magazine. “Si Joyce no las tenía, eso explicaría la insensibilidad de la muchacha. Pero éstas estaban presentes y aparentemente en perfecto estado.
“A continuación, los médicos examinaron las fibras nerviosas que se supone que conectan las terminaciones de los nervios con el cerebro. Aquí, seguramente, se encontraría un defecto. Pero no se encontró. Las fibras estaban en perfecto estado, hasta donde era posible ver, aparte de las que se habían degenerado debido a lesiones.
“Por fin se hicieron exámenes en el cerebro de la muchacha y, una vez más, no pudo establecerse defecto alguno. Según todo el conocimiento y las teorías existentes, esta muchacha debería haber podido sentir dolor normalmente, sin embargo ni siquiera podía sentir cosquillas.” Sin embargo, era sensitiva a la presión que se aplicaba a la piel, y podía distinguir entre el toque de la cabeza de un alfiler y su punta, aunque no le dolía el pinchazo del alfiler.
Antes de estos estudios de Saskatchewan, por lo general se asumía que el dolor es una forma de sensación como la vista, el oído y el tacto. Se creía que el dolor se sentía en terminaciones especiales de los nervios en la piel, y se transmitía al cerebro por medio de ciertas fibras nerviosas. Según este punto de vista el cuerpo tiene cierta forma de sistema telefónico, en el cual los impulsos de dolor viajan por ciertas trayectorias nerviosas específicas semejantes a líneas telefónicas. Pero según se ve de personas que parecen ser normales en todo otro respecto excepto en su habilidad de sentir dolor, el asunto es mucho más complejo. Otros ejemplos también ilustran cuán complejo es el dolor.
Algunas personas a quienes les han amputado un brazo o una pierna sienten gran dolor como si fuera en la extremidad que les falta. Además, hay lo que se conoce como “dolor referido”... personas a las que algún órgano no les funciona bien, digamos el corazón, y sin embargo sienten dolor en otra parte del cuerpo, digamos en un brazo. Además, en la actualidad la acupuntura ha añadido nuevas dimensiones al rompecabezas del dolor.
La acupuntura es un procedimiento médico en el cual se insertan agujas sumamente finas en el cuerpo en ciertos puntos bien definidos. Ha llegado a ser el método preferido de anestesia en China. Utilizando acupuntura como el único analgésico, se efectúa cirugía mayor mientras los pacientes están conscientes.
El Medical Tribune informó: “El Dr. White y el Dr. Dimond, cardiólogos, observaron una cirugía de corazón al descubierto efectuada en Pekín con anestesia de acupuntura. Dijeron que el paciente estaba despierto, alerta y relajado durante la cirugía y que la cirugía se había efectuado tan competentemente como cualquiera que ellos hubieran visto antes.”
Se ofrecen explicaciones
En un esfuerzo por explicar algunos de estos aspectos misteriosos del dolor, se ha ofrecido una “teoría de la puerta.” Se dice que el abrir y cerrar de una llamada “puerta” en la espina dorsal permite o bloquea el pasaje de las señales del dolor al cerebro. Así, se cree que la acupuntura puede prevenir el dolor, hasta en una persona completamente consciente a la cual le están efectuando una cirugía de corazón al descubierto, por medio de accionar impulsos que cierran la puerta de la espina dorsal a fin de impedir que las señales de dolor lleguen al cerebro. Aunque en la actualidad esta nueva teoría es la principal, sus mismos autores reconocen que no pueden explicar todos los diversos hechos relacionados con el dolor.
Ahora nuevos descubrimientos están suministrando otras explicaciones. En años recientes los científicos han descubierto que nuestro cuerpo produce sus propias drogas amortiguadoras del dolor, a las cuales se les ha llamado “encefalinas” y “endorfinas.” “Tal parece,” explica Dr. Solomon Snyder de la Universidad John Hopkins, “que el cerebro humano produce su propia morfina.”
Fue en diciembre de 1975 que se anunció el descubrimiento de los primeros analgésicos naturales. Estos fueron aislados del cerebro de cerdos, y se les llamó encefalinas. Entonces, a principios de 1976, se aisló la primera de numerosas sustancias relacionadas, a las cuales se les ha dado el nombre de endorfinas. La betaendorfina, la segunda endorfina descubierta, fue aislada de las glándulas pituitarias secas de un camello. Según se informa es, “por lo menos de 20 a 40 veces más eficaz que la morfina para aliviar el dolor cuando se le inyecta directamente en el cerebro de ratas y ratones.”
Nadie conoce todavía las funciones exactas de las encefalinas y endorfinas en amortiguar, mitigar, o bloquear el dolor. “Es probable que las endorfinas no se secreten constantemente,” declaró el Dr. Avram Goldstein de la Universidad Stanford de California; “se les reserva para situaciones extremadas” en las que el cuerpo necesita alivio del dolor.
Bruce Pomeranz de la Universidad Toronto de Canadá cree que las endorfinas explican el porqué la acupuntura elimina el dolor. Sugiere que las agujas estimulan nervios que hacen que las células del cuerpo liberen endorfinas. Las endorfinas entonces de alguna manera funcionan para amortiguar los nervios que están envueltos en la percepción del dolor.
Se cree que estas drogas también explican el misterio de las personas que no pueden sentir dolor. “Si sus cerebros o torrentes sanguíneos contienen niveles más elevados de una u otra de estas sustancias químicas,” hace notar un investigador, “tal vez se podría explicar su insensibilidad al dolor.”
Importancia de la mente y las emociones
Es un hecho, también, que las emociones y el estado de ánimo del individuo tienen mucho que ver con la percepción de dolor. Jugadores de fútbol que han estado muy ensimismados en el juego, o soldados en lo más recio de la batalla, a veces han sido gravemente lesionados y no obstante han sentido poco o ningún dolor en ese momento. Además, las mujeres a quienes se les entrena para relajarse y permanecer calmadas durante el parto a menudo dan a luz hijos con mucho menos dolor que las mujeres nerviosas que reciben drogas para amortiguar el dolor.
El Dr. John J. Bonica comentó en cuanto a las diferentes maneras en que la gente responde al dolor: “Influyen en la respuesta el aprendizaje de la niñez temprana, el ambiente étnico, la personalidad, la susceptibilidad a la sugerencia, la concentración, la disposición y otros factores. El temor y la ansiedad ocasionan respuestas exageradas. . . . Nos parece que la ansiedad hace que el cerebro envíe mensajes a la espina dorsal para abrir las puertas y por eso, de hecho, la persona siente más dolor.”
Por tanto, uno puede aprender a sentir el dolor. Es evidente que éste puede ser un reflejo acondicionado. El Dr. Seymour Diamond, un experto en dolores de cabeza en la Escuela de Medicina de Chicago, dice, por ejemplo, que nueve de cada 10 dolores de cabeza son producidos por emociones u otros factores psicológicos y que solo 10 por ciento tienen una causa orgánica subyacente. Al notar la conexión entre el dolor y el aprendizaje —o el acondicionamiento— el Dr. Wilbert Fordyce, profesor de psicología especializado en problemas de dolor, explica:
“La cuestión no es si el dolor es real o no. Por supuesto que es real. La cuestión es cuáles son los factores críticos que influyen sobre él. Si hablo con usted acerca de un emparedado de jamón precisamente antes de cenar, usted produce salivación. Es algo muy real. Pero sucede debido al acondicionamiento. No hay un emparedado de jamón ante usted. Los seres humanos son exquisitamente sensitivos al acondicionamiento. Esto influye en el comportamiento social, la producción de saliva, la presión arterial, la velocidad en que se digiere el alimento, el dolor, en cosas de toda clase.”
Tal como sus emociones y su disposición pueden intensificar el dolor, también pueden suprimirlo o amortiguarlo, como ya se hizo notar con respecto a los jugadores de pelota y soldados que son lesionados en lo más recio del certamen. Los siervos de Jehová Dios, que calmadamente acuden a él con completa confianza y seguridad en tiempos de prueba, también han experimentado la supresión del dolor. Un superintendente viajante de los testigos de Jehová en un país en el que la persecución de los cristianos era severa, escribió: “Prescindiendo de la cantidad de insultos y golpes que recibíamos, pasaban unos cuantos segundos y no sentíamos nada más aunque la paliza continuaba.”
Los apóstoles de Cristo quizás hayan tenido una experiencia similar, acerca de la cual la Biblia explica: “Mandando llamar a los apóstoles, les dieron azotes, y les ordenaron que dejasen de hablar sobre la base del nombre de Jesús, y los dejaron ir. Éstos, por lo tanto, se fueron de delante del Sanedrín, regocijándose porque se les había considerado dignos de sufrir deshonra a favor de su nombre.”—Hech. 5:40, 41.
Usted puede disfrutar de una vida sin dolor
A pesar de los esfuerzos por entender lo que es el dolor, hay mucho relacionado con el dolor que sigue siendo un misterio. Es algo que los seres humanos no pueden controlar. Las cosas que el hombre ha aprendido acerca del dolor nos ayudan a apreciar que la promesa bíblica de que ‘no existirá ya más dolor,’ es algo que solamente Jesucristo, el gobernante del reino de Dios, podrá cumplir. (Rev. 21:4) Al mismo tiempo el maravilloso mecanismo productor de dolor del cuerpo no será eliminado. Continuará funcionando para bien de la humanidad.
Pero, ¿cómo librará Cristo a sus súbditos de todo el dolor indeseable? Como se hizo notar antes, es la voluntad de Dios que Cristo libere a los hombres de su condición pecaminosa y restaure a los obedientes a la salud perfecta. Así es que un factor importante para producir alivio del dolor será la curación de la mente de sus súbditos, a fin de que sus emociones y actitudes mentales sean sanas y correctas. Pero la curación de sus cuerpos físicos también será importante. Bajo el gobierno del Reino, los diversos mecanismos del cuerpo que están envueltos en controlar el dolor —incluso la producción del cuerpo de sus propias drogas analgésicas— funcionarán apropiadamente. ¡Así el dolor nunca más será causa de sufrimiento!
Usted puede disfrutar de la vida bajo el gobierno del reino de Dios cuando la clase de dolor que hoy plaga a millones de personas ya no exista. Pues, la promesa es que hasta “la muerte no será más.” (Rev. 21:4) Pero no será posible alcanzar estas bendiciones sin esfuerzo de su parte; es preciso hacer algo. Jesucristo señaló al requisito fundamental que usted debe satisfacer cuando dijo en oración a Dios: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.”—Juan 17:3.
Con gusto los testigos de Jehová le ayudarán a adquirir este conocimiento vital. Todo lo que tiene que hacer es hablar a uno de ellos en su localidad, o escribir a los publicadores de esta revista, expresando su deseo de tener un estudio bíblico en su casa o en cualquier otro sitio conveniente. Se harán arreglos entonces para que usted aprenda más acerca de los propósitos de Dios de que los seres humanos disfruten de una vida sin dolor.
[Comentario de la página 7]
“Los clínicos todavía no están seguros de lo que es el dolor.”
[Comentario de la página 8]
Nuestro cuerpo produce sus propias drogas analgésicas