El pacto del Reino suministra el Gobernante del Nuevo Mundo
“Y yo pacto con vosotros—como mi Padre ha pactado conmigo—por un reino, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis sobre tronos juzgando las doce tribus de Israel.”—Luc. 22:29, 30, Rótherham (en inglés).
1. ¿Qué se obligó Dios a producir? ¿Por medio de qué?
JEHOVÁ Dios se obligó a sí mismo a producir un justo gobernante permanente para toda la humanidad. Este hecho debe ser de gran consuelo a las personas que se afligen por causa de las condiciones políticas y religiosas en la tierra y que anhelan por el triunfo del bien sobre el mal y de la verdad sobre el error. Lo que resultará ser de mayor consuelo todavía para estas personas dispuestas hacia la justicia es el gran hecho que Jehová el Señor Dios Todopoderoso ya ha producido el Justo Gobernante y ya lo ha colocado sobre el trono de poder. Su entronización garantiza que habrá muchas cosas gloriosas en el futuro inmediato que deleitarán el corazón de todos los amantes de la justicia y de la verdad sobrepasando por mucho aun las cosas que han anhelado. De esta manera Jehová Dios prueba que por derecho él es el Gobernante Supremo de todo el universo, y así vindica su soberanía universal contra todos los rebeldes y opositores. De esta manera, también, lleva a cabo fielmente su pacto por el Reino mediante el cual se obligó hace mucho a producir el Rey permanente de justicia por medio de cierto linaje o descendencia.
2. En cuanto a gobernantes, ¿cuál es nuestro propósito aquí, y por qué?
2 ¿Nunca se ha preguntado usted por qué, durante los dieciséis siglos que ha existido la cristiandad, ninguno de sus gobernantes políticos y religiosos ha logrado establecer condiciones justas, pacíficas y seguras sobre nuestra tierra? Muchos gobernantes han sido ungidos como reyes y emperadores por los papas y también han sido coronados por otros primados religiosos, pero esto nunca ha hecho prosperar la justicia entre la humanidad ni la ha guiado a un mundo cuerdo y sin guerra. ¿Por qué? Porque ninguno de estos gobernantes de la cristiandad se hallaba en el pacto de Jehová por el Reino. Ni siquiera eran representantes sobre la tierra del verdadero Rey, el cual afortunadamente ha sido producido por ese pacto. La realidad alarmante es que todos los gobernantes de la cristiandad ahora de hecho están conspirando y luchando contra el pacto de Jehová y su Rey. Como consecuencia se estorba la entrada de la gente a grandes bendiciones, y la condición de este mundo se vuelve peor. Pero el propósito del pacto de Jehová para el Reino ganará la victoria sobre toda la oposición. Su Rey pronto pondrá en efecto un reinado sin opositores políticos, religiosos o comerciales, y la soberanía universal de Jehová será vindicada. Siendo que el Rey con quien Él ha pactado para el gobierno de toda la humanidad es el único Gobernante autorizado para la tierra, entonces ése es el Gobernante que debemos desear. Siendo que él sin duda abatirá toda la oposición y asumirá cabalmente las riendas gubernamentales de toda la tierra, entonces él es el Monarca que deseamos identificar y honrar y apoyar con nuestra lealtad inquebrantable. Nuestro propósito aquí es cerciorarnos acerca de este Gobernante permanente y familiarizarnos con él. Tenemos a la mano todos los hechos necesarios para ello.
3. ¿En qué ciudad y con quién fué hecho el pacto para el Reino?
3 De la Palabra de Dios, la Santa Biblia, sabemos por cuál linaje tenía que venir nuestro Gobernante deseable. Jehová Dios hizo su pacto para un reino sempiterno con un rey de corazón justo, David el hijo de Isaí y rey de Jerusalén. Allí en Jerusalén fué donde Melquisedec había gobernado siglos antes cuando la ciudad se conocía como “Salem”. Melquisedec era un gobernante singular debido a que en él se combinaban los oficios de rey de Salem y sumo sacerdote del Dios altísimo, Jehová. (Gén. 14:18-20) El nombre “Melquisedec” significa “rey de justicia”. Fué usado como cuadro profético del Rey permanente de justicia que había de venir, pero el pacto para el reino permanente de justicia no se hizo con él. Se hizo con David, cuyo nombre significa “amado”.
4. ¿Cómo vino a establecerse este pacto?
4 Para dar un principio apropiado a Su pacto y para tener la seguridad de un gobernante bueno para la humanidad, Jehová Dios seguramente establecería su pacto con un rey justo y temeroso de Dios. Saúl de Gabaa fué el primer rey de la nación de Israel, pero prontamente probó que era un gobernante desobediente y Dios permitió que se le diera la muerte y no le permitió establecer una dinastía o sucesión de gobernantes sobre el trono de Israel. David, a quien Saúl había perseguido encarnizadamente, le sucedió. Después de algunos años sobre el trono David probó que era un “hombre conforme al corazón de Dios”. Habiendo colocado su trono sobre el monte de Sión en Jerusalén, hizo arreglos para traer el arca sagrada del testimonio, la cual representaba la presencia de Jehová, y ponerla en una tienda o tabernáculo sobre el monte de Sión cerca del palacio real. Llegó a sentirse descontento al considerar que él residía en un palacio majestuoso y firme, entre tanto que el arca sagrada de Jehová, que era el verdadero Rey invisible sobre Israel, descansaba dentro de una tienda o tabernáculo humilde. Expresó al profeta Natán el deseo amoroso que tenía de edificar un templo digno para el arca de Jehová. Fué entonces que Jehová restringió a David de sus buenas intenciones. Pero, en apreciación de esto, Él le otorgó a David el pacto para un reino eterno en su línea descendiente. Esto es cómo el Señor Dios declaró su pacto o promesa unilateral mediante su profeta Natán:
5. Según se declaró a David, ¿cuáles eran las condiciones de este pacto?
5 “Así dice Jehová: ¿Tú quieres edificarme una Casa en que yo habite; bien que no he habitado en Casa alguna desde el día que hice subir a los hijos de Israel de Egipto hasta el día de hoy, sino que continúo andando de acá para allá en Tabernáculo y en Habitación portátil? En todos los lugares donde he andado en medio de todos los hijos de Israel, ¿hablé una palabra siquiera a cualquier hombre de las tribus de Israel, de los que he mandado pastorear a mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado una Casa de cedro? Ahora pues, de esta manera hablarás a mi siervo David: Así dice Jehová de los Ejércitos: Yo te quité del aprisco, de seguir en pos de las ovejas, para que seas caudillo de mi pueblo Israel; y he sido contigo dondequiera que has andado, y he cortado a todos tus enemigos de delante de ti; y voy a hacerte un gran nombre, como nombre de los grandes que ha habido en la tierra... y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Además, te hace saber Jehová que él va a hacerte a ti una casa. Cuando se te cumplieren los días, y tú yacieres con tus padres, levantaré tu linaje en pos de ti, el cual ha de salir de tus entrañas, y haré estable su reino. El edificará Casa para mi nombre; y yo estableceré el trono de su reino para siempre. Yo seré su Padre y él será mi hijo; al que, cuando cometiere iniquidad, le reprenderé con vara de hombres, y con azotes de hijos de Adam; empero no se apartará mi favor de él como lo aparté a Saúl, a quien quité de delante de ti. Y tu casa y tu reino serán eternamente estables delante de ti: tu trono será inmoble para siempre.”—2 Sam. 7:5-16; 1 Cró. 17:4-14.
MISERICORDIAS A DAVID
6, 7. ¿Qué expresó este pacto a David y a su línea? ¿De qué modo?
6 ¿Negoció David con Jehová Dios para este pacto del Reino? No; fué arreglado y establecido por la propia iniciativa de Dios. Por lo tanto fué para David una misericordia o una expresión divina de bondad amorosa. David llamó la atención a esto al responderle a Dios: “Por causa de tu promesa, y conforme a tu mismo corazón, has obrado toda esta grandeza, haciéndola conocer a tu siervo.” (2 Sam. 7:21) Las condiciones del pacto también eran misericordiosas a la línea real de David, de modo que todo el arreglo representó las “misericordias de David” o “la compasión amorosa a David”. (Isa. 55:3, Nácar-Colunga; Rótherham [en inglés]) El hijo amado de David, el sabio Salomón, le sucedió como rey y se “sentó sobre el trono de Jehová, como rey, en lugar de su padre David, y prosperó; y le obedeció todo Israel”. (1 Cró. 29:23) A Salomón se le concedió el privilegio de edificar el templo de Jehová allí en Jerusalén. Pero no por el simple hecho de hacer esto llegó a ser el heredero permanente del pacto del Reino que se sentaría sobre un trono para siempre. Cedió a la adoración demoníaca y se hizo un rey malo. Murió infiel al Dios de su padre.
7 Debido al fin desgraciado de Salomón ¿quebrantó Dios la sucesión de gobernantes desde David? ¿Tornó a otra familia para tomar de ella una nueva serie de reyes para el “trono de Jehová”? Así lo había hecho con el inicuo rey Saúl. Pero el pacto para el Reino hecho con David impidió que abandonara Dios la prole de David; requirió misericordia para ellos. Pero como castigo Dios hizo los arreglos para dividir el dominio de Salomón, produciendo así dos reinos, el reino de Judá y el reino de Israel. Pero Dios retuvo a los descendientes de David mediante Salomón sobre el trono de Judá en Jerusalén, sobre el monte de Sión. Esto fué una gran misericordia a David. No se hizo por causa de David, sino para la vindicación de la promesa o palabra de Jehová y su pacto. Él es digno de confianza.
8. ¿De qué manera se cumplieron sus provisiones en cuanto a reyes pecadores?
8 Desde Salomón y hasta Sedequías, el último rey de Judá sobre el trono en Jerusalén, hubo una sucesión de veinte reyes, la mayor parte de ellos gobernantes infieles a Jehová Dios. Las condiciones del pacto prometieron esto con relación a los sucesores reales de David: “Si sus hijos abandonaren mi ley, y no procedieren conforme a mis preceptos; si violaren mis justas disposiciones, y dejaren de observar los mandamientos míos, yo castigaré con la vara de mi justicia sus maldades, y con el azote sus pecados. Mas no retiraré de él mi misericordia, no faltaré jamás a la verdad de mis promesas.” (Sal. 88:31-34, Torres Amat; 89:30-33, Versión Moderna) Así es que, cuando Sedequías resultó ser rey inicuo, Dios le castigó con la “vara de hombres” y permitió que el rey pagano de Babilonia, Nabucodonosor, infligiera sobre Sedequías los “azotes de hijos de Adam”. En 607 a. de J. C. Nabucodonosor completó su sitio de Jerusalén y destruyó su templo. Capturó a Sedequías y a sus hijos, mató a sus hijos reales, y a él le sacó los ojos y lo llevó cautivo a Babilonia junto con miles de otros judíos desterrados. Joaquín, a quien Nabucodonosor había destronado once años antes poniendo en su lugar a Sedequías, en ese entonces ya estaba en Babilonia, yaciendo en prisión.
9. ¿Cuál fué el estado del pacto después del destierro en Babilonia?
9 Aunque un fiel resto de judíos regresó a su tierra desolada setenta años después y reedificó el templo y a Jerusalén, la casa de Judá nunca jamás tuvo un rey humano que gobernara sobre el “trono de Jehová” en el monte de Sión en Jerusalén. Hoy el sitio de la antigua Jerusalén se está poniendo bajo mando internacional. Además la república moderna de Israel tiene un presidente que no es teocrático, y no un rey del linaje de David ni de la tribu de Judá. Entonces ¿qué? ¿Ha fracasado el pacto de Jehová? ¿Ha resultado ser indigno de confianza? ¡De ninguna manera! Pero el funcionamiento activo del pacto fué puesto en suspensión hasta que se cumpliera el pacto en su Heredero Permanente. Esto se manifiesta por estas palabras al rey Sedequías: “Así dice Jehová el Señor: ¡Apártese la mitra..., y quítese la diadema real! ésta no será más así: ¡elévase lo bajo y abátase lo alto! Haré que haya trastorno, trastorno, trastorno: ni aquélla tampoco será más, hasta que venga Aquel cuyo es el derecho, y a Él se lo daré.”—Eze. 21:26, 27.
10. ¿Qué debía de ser y hacer el Heredero Permanente del pacto?
10 ¿Quién es aquel cuyo derecho es gobernar como el Hijo de David y como el Heredero Permanente del pacto divino? ¿Cuándo vino él? ¿Le ha dado Jehová la diadema, el cetro y el trono para gobernar con ellos de una manera activa? Debido a la condición precaria del mundo urgen las respuestas a estas preguntas. Las condiciones del pacto nos ayudan a determinar quién es él. De modo que nos suministran una guía para decidir a quién debemos de aceptar como el gobernante del mundo en este tiempo crítico. Primero que todo, este Importante ha de ser la simiente o descendiente de David en cuanto a su parentesco carnal. También ha de ser el Hijo de Dios, porque en el pacto Jehová dijo: “Yo seré su Padre, y él será mi hijo.” Además de eso, siendo que el pacto dijo: “El edificará Casa para mi nombre,” Éste ha de edificar un templo para el nombre de Jehová. Este trabajo de edificar el templo es una parte esencial del pacto para el Reino. David no fué rey-sacerdote como Melquisedec. Por esto el pacto con David no incluyó un sacerdocio. Sin embargo se prometió que el Heredero del Reino se interesaría en la adoración de Jehová y que edificaría un templo glorioso para Su nombre, promoviendo la única verdadera adoración. De modo que buscamos todos estos detalles en el gran Heredero del Reino para así identificarlo. Para esto no tenemos que confiar de nuestras facultades tan débiles, sino que Dios hace que la identificación aparezca claramente.
11, 12. (a) ¿En qué sentido era el Heredero el ‘hijo de Dios’? (b) Como en el caso de David, ¿con qué debía ser identificado el Heredero?
11 Nos acordamos que, después que el rey Saúl vino a ser infiel y Dios había enviado a su profeta Samuel para ungir a uno de los ocho hijos de Isaí de Belén para ser rey en lugar de Saúl, Jehová señaló a David y le dijo a Samuel: “¡Levántate, úngele; que éste es!” De modo que Samuel ungió al joven pastor David con el aceite de unción especial. (1 Sam. 16:12, 13) Inmediatamente el espíritu de Jehová vino sobre David, lo cual constituyó una identificación doble de parte de su Dios. Lo mismo es verdad con respecto al Heredero permanente de David, el prometido Hijo de Dios que debía ser el Rey y Edificador de un templo glorioso para el nombre de Jehová. El gran Dios invisible primeramente le identificó por medio de ángeles. Para que este Hijo de David fuera el Hijo de Dios en el sentido más completo, Jehová escogió a su Hijo primogénito, “el primogénito de toda la creación,” para que se desprendiera de toda su gloria espiritual y tomara la vida en la tierra como hombre perfecto de carne y sangre. Su nacimiento en la tierra, por lo tanto, tenía que ser mediante una virgen. No cualquier virgen de Israel, ni cualquier virgen de la tribu de Judá. No, sino que el pacto con David requirió que esta virgen judía fuera de su descendencia real. Eso es lo que era la virgen judía llamada María.
12 Antes que el Heredero del Reino bajara del cielo y fuera concebido en el seno de María, Jehová envió a su ángel Gabriel para obtener el consentimiento de ella y para decirle: “Concebirás en tu seno, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre JESÚS. Él será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de su padre David: Y reinará sobre la casa de Jacob eternamente; y de su reino no habrá fin. . . . El espíritu santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te hará sombra: por lo cual también la criatura santa que ha de nacer, será llamada Hijo de Dios. Cuando nació este Jesús en el pueblo natal de David en Belén, el ángel de Jehová apareció a los pastores en el campo afuera e identificó al Heredero del Reino, diciendo: “He aquí, os traigo buenas nuevas de gran gozo, el cual será para todo el pueblo de Dios; porque hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el cual es [o, ha de ser] Cristo, el Señor.” (Luc. 1:31-33, 35 y 2:10, 11) La palabra griega Cristo traduce la palabra hebrea Mesías y significa el ungido o el santificado. Este niño recién nacido había de llegar a ser el prometido Mesías a quien Dios había santificado para el Reino. ¡Esta era la culminación de las “misericordias de David” o de “la compasión amorosa a David”, el que Mesías naciera de su linaje!
IDENTIFICACIÓN DEL MESÍAS
13. Por parentesco terrenal, ¿qué derecho tenía Jesús a la herencia?
13 Por supuesto, cuando nació Jesús todavía no era el Mesías, por cuanto no estaba ungido por Dios, así como David tampoco estaba ungido al nacer en Belén. El heredero permanente de David para el Reino tenía que recibir esta unción especial de Dios para llegar a ser el Rey eterno. Sin duda había muchos descendientes varones del rey David por medio de su hijo Salomón o por su otro hijo Natán. Pero el descendiente en particular que sería el Mesías y Heredero del pacto había de ser ungido por Jehová, quien estableció este pacto. Ahora José, el hombre de Judá que estaba desposado con María, era de la línea real de David por medio de Salomón, Joaquín (Jeconías) y Zorobabel. No obstante José no fué llamado ni ungido. María, su desposada, era descendiente de David por su hijo Natán y Zorobabel. De manera que cuando José tomó a María para ser su esposa y nació Jesús, el hijo de ella, José podía tomarlo como su hijo adoptivo. De esta manera todos los intereses que tuviera José en el pacto del Reino él podía transferir legalmente a su hijo adoptivo Jesús. De esta manera Jesús llegaría a ser el heredero LEGAL del pacto por medio de su padre adoptivo, José. Por medio de María él fué hijo o descendiente directo del rey David y por eso tenía derecho carnal o NATURAL al pacto. María, siendo mujer, no pudo ella misma, por supuesto, heredar el pacto, pero como madre podía transmitir el derecho o la herencia a su hijo primogénito. Ella hizo esto. De esta manera las dos líneas de descendencia y herencia, desde David, una por medio de Salomón y Zorobabel y la otra por Natán y Zorobabel, se juntaron en Jesús y dieron validez al derecho natural que tenía a la herencia del pacto para el Reino.—Mat. 1:6-16; Luc. 3:23-31.
14. ¿Cuándo y cómo fué identificado como Cristo, el Hijo de Dios, amado?
14 Según el anuncio angelical al tiempo del nacimiento humano de Jesús, su Padre celestial Jehová Dios prometió ungirlo y mediante esto hacerle el Mesías o Cristo. Cuando Jesús llegó a la perfecta edad viril a los treinta años de edad, Dios le ungió, pero no con aceite material ni a un reino terrenal con un trono material sobre el monte de Sión en Jerusalén. En ese tiempo, Jesús indicó que estaba muriendo en cuanto a su vida anterior de carpintero en Nazaret y que se estaba dedicando al servicio directo de Dios de la manera que señalaban las profecías divinas. ¿Cómo? Haciendo que Juan el bautista lo sumergiera en el río Jordán. Leemos en seguida: “Y habiendo sido bautizado, Jesús subió luego del agua; y he aquí que los cielos le fueron abiertos, y vió al espíritu de Dios que bajaba como paloma y venía sobre él. Y he aquí una voz procedente de los cielos que decía: Este es mi amado Hijo, en quien tengo mi complacencia.” (Mat. 3:16, 17) Aquí Jehová Dios identificó a Jesús como el Hijo de Dios predicho en el pacto. También lo marcó como el Heredero del pacto ungiéndole con algo más potente que el aceite material, a saber, con Su espíritu santo. Esto cumplió la profecía de Isaías 61:1 concerniente al Mesías. Además, cuando Dios le llamó su Hijo que era amado, esa palabra amado en el lenguaje hebreo es parecida y relacionada al nombre David, nombre que significa “amado”. De modo que fué muy propio que se le llamara “el Hijo de David”, sí, también que la profecía se refiriera a él como “David”, el David antitípico.—Eze. 34:23, 24.
15. ¿Qué profetizó David que sería Éste en cuanto a sí mismo? ¿Cómo es tal?
15 Hablando por inspiración divina, el rey David profetizó que su Hijo real y Heredero Permanente sería mayor y más alto que David, que hasta sería celestial, y que en sí mismo combinaría más que el oficio de rey, a saber, el de Sumo Sacerdocio y Rey. En el Salmo 110:1-4 David dijo: “Jehová dijo a mi Señor: ¡Siéntate a mi diestra, hasta tanto que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies! Enviará Jehová desde Sión la vara de tu poder; ¡domina tú en medio de tus enemigos! . . . Juró Jehová, y no se arrepentirá: ¡Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec!” ¿Cómo podía este Hijo de David ser el Señor de David a menos que fuera mayor y más alto que David? Así arguyó Jesús, diciendo: “David mismo, inspirado por el espíritu santo, ha dicho: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies. El mismo David le llama Señor; ¿de dónde, pues, viene que sea hijo suyo?” (Mar. 12:35-37, Nácar-Colunga) El “hijo” de David podía ser su “Señor” únicamente si fuera el Hijo de Dios desde el cielo y también si fuera exaltado a un trono más alto que aquel sobre el monte de Sión literal en la Jerusalén terrestre para reinar nada más sobre las doce tribus de Israel. Viene a ser el “Señor” de David porque es ensalzado al trono celestial a la diestra de Dios para reinar sobre toda la humanidad. Eso incluye a David cuando él sea resucitado del sepulcro. El monte de Sión donde se coloca el trono de Jesús es por lo tanto un monte de Sión celestial, la organización capital sobre todo el universo de Dios.
MEDIANTE QUÉ PROCEDER UN REY CELESTIAL
16. ¿Cómo únicamente podía Jesús heredar el reino mayor que el de David?
16 ¿Cómo llegaría Jesús a ser dicho Rey celestial? ¿Cómo llegaría él a heredar un reino más exaltado y poderoso que el de David, y una región más extensa que la de David? El reino de David era solamente terrenal. Siendo que nada más fué típico, debía de pasar con el transcurso del tiempo en vez de ser sin fin. Para que el reino del Hijo de David, Cristo Jesús, fuera eterno, tenía que ser celestial. Para heredar el reino de David que era sobre las doce tribus de Israel en Palestina fué necesario que Jesús naciera en la carne de la línea real de David. No era necesario que Jesús muriera para llegar a ser heredero de un reino terrenal como el que tenía su antepasado David. Pero para que Jesús pudiera heredar el reino celestial y llegara a ser el Señor celestial de David, fué necesario que Jesús entregara su vida humana siendo fiel hasta la muerte para así vindicar la soberanía universal de su Padre celestial, Jehová Dios. Debía entregar su todo, hasta su misma vida, por causa de obtener el tesoro inapreciable del reino de los cielos. Jesús ilustró esta importante verdad con dos parábolas, diciendo: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo; el que un hombre halló, y lo encubrió, y por el gozo de su hallazgo, va, y vende todo cuanto tiene, y compra aquel campo. Además, el reino de los cielos es semejante a un mercader que buscaba perlas finas; el cual habiendo hallado una sola perla de gran precio, fué, y vendió todo cuanto tenía, y la compró.”—Mat. 13:44-46.
17. ¿Cómo probó Jesús su derecho y cómo cumplió Dios el pacto?
17 Cristo Jesús fué el primero que cumplió esas parábolas deshaciéndose de todo lo que tenía, incluyendo la vida humana que entonces tenía, para poder comprar el reino de los cielos o probar que era digno de él. Antes que él, ninguno de los hijos humanos del linaje real de David había resultado digno de ser el heredero permanente de David porque todos ellos eran pecadores, algunos de ellos lo eran inicuamente. Por otra parte, Jesús tenía que guardar todos los mandamientos de Dios perfectamente. De este modo había de manifestar que él reconocía a Jehová y que retenía su lealtad hacia Él como el Soberano Universal Supremo, la Fuente de todo el poder del reino. Había de estar listo hasta para morir por causa de su fidelidad a este proceder, para así vindicar la soberanía universal de su Padre celestial. Fué un precio grande, pero el ungido Jesús lo pagó en el Calvario. De este modo estableció su derecho al reino de los cielos, reino que incluiría todo lo que el reino de David había abarcado. Pero Jesús tenía que vivir, y vivir para siempre mediante el poder de una vida sin fin, para poder gozar y ejercitar el poder de ese reino celestial para siempre. Por consiguiente el Dios Todopoderoso cumplió su pacto del Reino resucitando al fiel Jesús de la muerte a la vida en el espíritu. Dios le revistió de la inmortalidad e incorrupción. (1 Ped. 3:18; 1 Cor. 15:44, 53, 54) Esto cumplió el pacto de una manera mucho más grande de lo que pudo haberse imaginado David. Fué la culminación de las divinas ‘misericordias a David’.
18. ¿Cómo se manifiesta que su resurrección está ligada al pacto?
18 El ungido Jesús fué resucitado para ser la Simiente de David para todo tiempo. Mediante este milagro de Dios fué identificado claramente como la Simiente y el Heredero Permanente de todo lo que daba a entender el pacto. Manifestando claramente lo que Dios significó por medio de levantar a Jesús a la vida celestial en el espíritu, el apóstol Pablo escribe: “Acerca de su Hijo Jesucristo, que fué hecho del linaje de David, según la carne, que fué declarado ser Hijo de Dios, con poder, según el espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos.” (Rom. 1: 3, 4) Entre tanto que fué declarado ser el Hijo de Dios al tiempo que fué ungido con el espíritu después de su bautismo en el Jordán, Jesús fué cabalmente engendrado, dado a luz o reconocido como el Hijo espiritual de Dios cuando fué resucitado de entre los muertos. Otra vez es Pablo quien manifiesta esta verdad al decir: “Y nosotros os anunciamos la buena nueva de aquella promesa, dada a los padres: que Dios la ha cumplido a nosotros, los hijos de ellos, resucitando a Jesús; como también está escrito en el Salmo segundo: Mi hijo eres tú; yo te he engendrado hoy. Y en testimonio de que le levantó de entre los muertos, para nunca más volver a corrupción, ha dicho así: Os daré las santas y seguras misericordias [V. V.] de David. Por lo cual también dice en otro Salmo: Tú no permitirás que tu Santo vea corrupción. Porque David, habiendo en su propia generación servido a la voluntad de Dios, durmió, y fué agregado a sus padres, y vió corrupción: pero Aquél a quien Dios resucitó no vió corrupción.”—Hech. 13:32-37.
COMO MELQUISEDEC
19, 20. ¿Cómo llegó Jesús a ser Sumo Sacerdote, aunque fué de la línea de David?
19 Cristo Jesús es mayor que David, aunque fué su hijo según la carne. Es el Señor y Amo de David de quien depende la misma vida futura de David. Esto se manifiesta por otro hecho. Cuando David era el rey sobre el monte de Sión él no tuvo deberes sacerdotales. Sus deberes oficiales eran asuntos de estado y no se le permitió edificar el templo de Jehová. Los templos materiales que edificaron los descendientes de David, Salomón y Zorobabel, ¿dónde están hoy? ¡Destruídos y con una mezquita mahometana ocupando el antiguo sitio! Pero David profetizó que su Señor y Heredero real sería “sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” y Jehová había jurado incambiablemente concerniente a esto. (Sal. 110:4) Por consiguiente el Mesías sería un sacerdote sobre su trono celestial. Jesús habiendo nacido de la propia tribu de David, la de Judá, no fué de tribu sacerdotal así como no lo fué David. De manera que Jesús no recibió su Sumo Sacerdocio por haber descendido de Aarón, el primer sumo sacerdote de Israel. No, sino que fué hecho Sumo Sacerdote real por el juramento de Dios, el juramento que Dios declaró proféticamente en el Salmo 110. Esto autorizó a Jesús para ofrecerse a sí mismo en sacrificio, para así quitar los pecados heredados de la humanidad con su propia sangre y para suministrarles la vida eterna mediante la entrega de su propia vida humana. Fué hecho un sacerdote para siempre como Melquisedec cuando el Dios Todopoderoso le levantó de los muertos como un espíritu glorioso, revestido de inmortalidad e incorrupción y por esto teniendo el poder de una vida sin fin. El apóstol Pedro se refirió a esto el día del Pentecostés cuando Cristo Jesús como el Sumo Sacerdote a la diestra de su Padre derramó el espíritu santo sobre sus seguidores. Pedro citó del Salmo 110, el cual contiene el juramento de Dios, y dijo:
20 “A este Jesús le ha resucitado Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Siendo pues por la diestra de Dios ensalzado, y habiendo recibido del Padre la promesa del espíritu santo, él ha derramado esto que veis y oís. Porque David no subió a los cielos; antes él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: ¡Siéntate a mi diestra, hasta que yo ponga a tus enemigos debajo de tus pies!”—Hech. 2:32-35.
21. ¿De qué manera, pues, es él más alto que David y el apropiado para edificar el templo?
21 Por medio de ser ensalzado al segundo puesto más alto del universo, a saber, a la diestra de Dios, Cristo Jesús es hecho un rey mucho mayor que David. Fué muy apropiado que David, con quien Dios hizo el pacto para el Reino, fuera el que profetizara del juramento de Jehová mediante el cual el Rey Jesucristo sería hecho un Sumo Sacerdote inmortal. Teniendo de este modo un oficio adicional, el de Sumo Sacerdote, también hizo que Cristo Jesús fuera un siervo de Dios mayor que David. Esto lo hizo a él el apropiado para edificar el verdadero templo de Dios, del cual el templo edificado por el hijo de David, Salomón, fué únicamente una magnífica representación. Jesús habló de sí mismo como “mayor que Salomón” y también fué el “Vástago” real de David, el “linaje de David” mesiánico.—Mat. 12:42; Apo. 22:16, Valera.
22. ¿Por qué ha de ser el templo que él edifica más alto que el de Salomón?
22 Que Jesús como Sacerdote-Rey edificaría el templo para el nombre de Jehová se predijo por la profecía de Zacarías 6:12, 13, que dice: “Así dice Jehová de los Ejércitos: ¡Mirad al hombre cuyo nombre es el Vástago! y él de su propio tronco brotará; y edificará el Templo de Jehová. Sí, edificará el Templo de Jehová, y llevará sobre sí la gloria; y se sentará y reinará sobre su trono, siendo Sacerdote sobre su trono.” El sumo sacerdote de Israel entraba al Lugar Santísimo del templo de Salomón para presentar la sangre del sacrificio de expiación a Dios, pero Jesús entró al cielo mismo para presentarse en la misma presencia de Dios y ofrecer el valor de su sacrificio humano. Esto prueba que el templo que él edifica tiene que ser mayor y más alto que el templo edificado por Salomón, así como el cielo de la presencia de Dios es más alto que el Lugar Santísimo del templo terrenal de Salomón. De igual manera, así como el ex carpintero Cristo Jesús edifica su templo sobre una elevación más alta que la montaña en Jerusalén donde estaba el templo de Salomón, así la montaña real sobre la cual el Rey Cristo Jesús reina es infinitamente más alta que el monte de Sión donde estaba el palacio de David. Por esto cuando el apóstol Juan tuvo la visión y dijo, “Y miré, y he aquí el Cordero estaba sobre el monte de Sión, y con él había ciento cuarenta y cuatro mil personas, que tenían su nombre y el nombre del Padre de él, escrito en sus frentes,” ha de tener referencia al monte de Sión celestial, el asiento celestial del reino de Cristo, del cual el monte de Sión terrenal fué sólo un humilde cuadro.
23. ¿Cómo probamos lo que es el templo que él edifica?
23 El templo que él edifica es una iglesia o congregación, y la edifica sobre sí mismo, “esta Roca.” Siendo que él es un fundamento vivo de Roca, todas las piedras de este templo antitípico son “piedras vivas”, sus 144,000 seguidores fieles y probados. El apóstol Pedro usa esta forma de comparación, diciéndoles a los seguidores de Cristo: “Allegándoos a él, como a piedra viva, rechazada en verdad de los hombres, mas para con Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sois edificados en un templo espiritual, para que seáis un sacerdocio santo; a fin de ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios, por medio de Jesucristo. Por lo cual esto está contenido en la Escritura: He aquí que yo pongo en Sión la piedra principal del ángulo, escogida, preciosa; y aquel que creyere en ella no quedará avergonzado.” (1 Ped. 2:4-6) El apóstol Pablo dice a los cristianos como “piedras vivas”: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el espíritu de Dios mora en vosotros? ... porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”—1 Cor. 3:16, 17, Ver. Hisp.-Am.
24. ¿De qué modo es el “Primogénito; más alto que los reyes de la tierra”?
24 En la construcción de este templo espiritual de piedras vivas Jesús como el Heredero Permanente del pacto del Reino cumple una especificación importan te de ese pacto. ¡Qué Sumo Sacerdote-Rey! Él es la creación primogénita de Jehová Dios. Al ensalzarle de esta manera tan grandemente por cansa de su magnífica fidelidad Jehová cumplió las misericordias del pacto con David, que se prometieron en estas palabras: “Pero mi fidelidad y mi misericordia estarán con él; y en mi nombre será ensalzado su cuerno. Él clamará a mí: ¡Mi padre eres tú, mi Dios, y la roca de mi salvación! Yo también le constituiré el Primogénito; más alto que los reyes de la tierra. Sempiternamente guardaré con él mi misericordia; mi pacto con él es seguro.” (Sal. 89:24, 26-28) Siendo más alto que todos los reyes de la tierra, ninguno de éstos puede resistirle y él los vencerá con una derrota dolorosa en la batalla del Armagedón. Concerniente a esto la profecía dice: “Estos harán guerra contra el Cordero; y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de los señores, y Rey de los reyes, y los que con él están, son llamados y escogidos y fieles.” (Apo. 17:14) Dios será fiel a su pacto del Reino y dará a este Hijo primogénito tan ensalzado la victoria en el Armagedón sobre la liga de reyes enemigos y sus naciones unidas.