¿Qué significa ser “ministro”?
1, 2. (a) ¿Qué ideas evoca la palabra “ministro” en diferentes países? (b) ¿Qué es necesario que notemos acerca del uso moderno de la palabra en comparación con su uso primitivo?
CUANDO usted ve u oye la palabra “ministro” en algunos lenguajes, ¿en qué piensa? En el lenguaje de algunos países, la palabra correspondiente solo se refiere a un funcionario político, como “ministro de justicia” o “primer ministro.” Pero en países con lenguajes que se basan en el latín (de donde se originó el término) o en países en cuya lengua el latín ejerció fuerte influencia, la palabra “ministro” también puede evocar la idea de un oficial religioso, por lo general un clérigo protestante o evangélico.
2 En realidad, la palabra “ministro” como se usa hoy día y como la entiende la mayor parte de la gente tiene un significado que difiere bastante del que tuvo en los primeros siglos de la era común. Y de la misma manera tiene un significado que difiere bastante del significado de la palabra griega diákonos como se usa en las inspiradas Escrituras Griegas de la Biblia, aunque a menudo esta palabra griega se traduce a diversos lenguajes como “ministro.” ¿Cuál es la diferencia, y cómo se produjo?
3, 4. (a) ¿Qué sentido tenía originalmente la palabra latina minister, y por eso, cómo se le usó al traducir la Biblia? (b) ¿Qué cambio aconteció en el uso del término, y debido a qué circunstancias?
3 Allá en los primeros siglos de la era común la palabra griega diákonos y la palabra latina minister (pronunciación: miníster) básicamente querían decir la misma cosa: un siervo, como un sirviente, un mesero u otro siervo personal. Y por eso, cuando se dio comienzo a la traducción de la Biblia al latín, minister fue por lo general la palabra que se escogió para verter diákonos. Pero con el transcurso del tiempo la idea de servicio humilde empezó a desaparecer del término como se usaba. En medida considerable esto se debió a que se apostató del cristianismo verdadero.
4 Hablando a ancianos de Éfeso, el apóstol Pablo les advirtió que, después de su partida, “entrarán entre ustedes lobos opresivos y no tratarán al rebaño con ternura, y de entre ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas torcidas para arrastrar a los discípulos tras sí.” Aquellos hombres egoístas no operarían según el principio de que “hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” (Hech. 20:29, 30, 35) Su derrotero revelaría que no eran siervos de Dios, sino siervos de su adversario.—2 Cor. 11:12-15.
5. ¿En qué resultó la apostasía que se había predicho en la Biblia, y qué efecto tuvo en la superintendencia y dirección de las congregaciones cristianas?
5 Esta apostasía predicha fue lo que produjo con el tiempo a la cristiandad, con sus muchas religiones y su división entre clero y legos. Sin embargo, no había tales distinciones en la congregación primitiva, como lo señala la Cyclopædia de M’Clintock y Strong (tomo VIII, págs. 355, 356) tocante a “ancianos”:
“Como no se da ningún informe especificó de la manera en que obtuvieron su nombramiento original, se nos deja deducir que pudo haber acontecido como designación natural de respeto a la antigüedad . . . , de modo parecido a la analogía de la ancianía entre los judíos.”
La Cyclopædia pasa a decir que más tarde “los apóstoles reconocieron, posiblemente nombraron,” ancianos, y agrega:
“Existiría en todo cuerpo de ancianos la necesidad de una presidencia o primacía con el propósito de suministrar superintendencia y dirección general. Por consiguiente uno de entre ellos sería designado, fuera por antigüedad o selección formal, como un primus inter pares [primero entre iguales], que serviría de superintendente (ἐπίσχοπος) del cuerpo y el rebaño bajo ellos.”
Además, la Cyclopædia declara lo siguiente acerca del puesto del superintendente:
“Nada en su carácter original impediría el que lo ocuparan por alternación varios ancianos en la misma iglesia o diócesis, pero el que fuera administrado con buen éxito tendería a perpetuarlo en el mismo individuo. Por consiguiente pronto se hizo cargo vitalicio.”
De manera que un solo anciano o superintendente llegó a ejercer primacía permanente sobre los demás, y los demás quedaron excluidos de privilegios de que disfrutaban. De esta manera la dirección de las congregaciones por cuerpos de ancianos fue gradualmente eliminada.a
6. (a) ¿Qué se da a entender por un arreglo “monárquico” en cuanto a las congregaciones, y qué contribuyó al desarrollo de tal arreglo? (b) ¿Muestran las Escrituras que la concentración de autoridad en una sola persona es el modo cristiano de mantener unidad genuina de fe y creencia? Si no, entonces ¿cuál es el medio por el cual hacerlo?
6 Así se desarrolló un arreglo “monárquico,” es decir, un sistema en el cual la autoridad y el privilegio administrativos se investían en una sola persona con exclusión de las demás. (Compare con 1 Corintios 4:8.) Según una cita de Jerónimo (del cuarto siglo E.C.) éste dice que la supremacía de un solo superintendente (epískopos) resultó ‘por costumbre más bien que por el nombramiento mismo del Señor,’ como medio que se usó para impedir divisiones. Por consiguiente, el punto de vista fue que se podría mantener mejor la unidad si se colocaba gran autoridad en una sola persona que, porque tendría mayor poder, podría ‘mantener en la raya’ a cualquiera que no estuviera de acuerdo. (Compare con 1 Samuel 8:4-7, 19, 20.) En contraste, el apóstol Pedro instó a compañeros ancianos a pastorear el rebaño que estaba bajo el cuidado mutuo de ellos, sin estar “enseñoreándose de los que son la herencia de Dios, sino haciéndose ejemplos del rebaño,” sujetándose humildemente unos a otros. (1 Ped. 5:1-6) El apóstol Pablo también muestra que sería por medio de ‘adherirse firmemente a la fiel palabra en su enseñanza’ que un superintendente podría “exhortar por la enseñanza que es sana y también censurar a los que contradicen.” Habían de mostrar fe en el poder de la verdad y del espíritu santo de Dios.—Tito 1:7, 9-11, 13; compare con 2 Timoteo 2:24-26.
7. ¿Qué efecto tuvo la apostasía en el uso de los términos bíblicos para los que tenían asignaciones de responsabilidad de congregación? Y ¿cómo sucedió esto en cuanto al término griego para “superintendente”?
7 Debido a la apostasía, los términos bíblicos que se usaban para los que servían a sus hermanos en posiciones responsables en la congregación con el tiempo asumieron un significado diferente. El término griego epískopos, que significa “superintendente,” originalmente describía a cada uno y a todos los ancianos que tenían el deber de atender o superentender los intereses de la congregación, prestar atención al bienestar espiritual de ellos a la manera de un pastor. (Hech. 20:28) Pero la palabra española “obispo” (que se deriva de epískopos a través del latín episcopus [pronunciación: epíscopus]) llegó a significar un oficial religioso que ejercía autoridad dominante sobre muchas congregaciones en una zona extensa. Esto culminó en el desarrollo del papado en el cual un solo superintendente, el obispo de Roma, alegó tener primacía y derecho único a presidir y dirigir a todos los superintendentes y congregaciones cristianos de todas partes.
8. ¿Qué cambio similar aconteció en cuanto al término “ministro”?
8 De modo similar sucedió con la palabra “ministro.” En latín esta palabra se usaba para traducir el término griego diákonos y, por consiguiente, originalmente quería decir “siervo,” y, en sentido religioso, uno del cuerpo o grupo de los “siervos” de una congregación que trabajaban juntos como auxiliares del cuerpo de ancianos. Desde entonces “ministro” ha llegado a referirse a un oficial religioso que por lo general tiene autoridad administrativa única y completa sobre una congregación o iglesia (aunque grupos más grandes de lo normal pudieran tener ‘pastores auxiliares’). Por eso se le considera como el siervo (ministro) especial de Dios en esa congregación. Hoy en muchos países la palabra “ministro” se usa casi exclusivamente con referencia a clérigos protestantes, a distinción de los sacerdotes católicos. En la América Latina, por ejemplo, si alguien se presenta como “ministro,” a menudo se le considera predicador protestante, uno que enseña a una congregación desde un púlpito en un edificio eclesiástico protestante.
9. Contraste la idea moderna que transmite la palabra “ministro” con el significado que el término tenía en latín allá en los primeros siglos de la era común.
9 Así, una voz que originalmente expresaba humildad y condición humilde ha llegado a ser un término que da a entender una posición relativamente alta en la comunidad. En tiempos antiguos la persona de habla latina que se presentaba como ministro podía dar a entender con ello que trabajaba como siervo doméstico de alguien, como lo haría un mayordomo o una criada. Pero hoy el título de “ministro” por lo general es un término de considerable eminencia o prestigio mundanos, uno que le otorga a la persona una posición al nivel de hombres como doctores, abogados y profesionales de diversos campos. Esto es muy diferente del sentido en que se usa la palabra diákonos en citas de las declaraciones de Jesús. Como hemos visto en artículos anteriores, en las declaraciones de él al diákonos (siervo o ministro) se le coloca al nivel del “esclavo” y como lo opuesto de aquellos a quienes se consideraba ‘grandes’ o ‘primeros.’ (Mat. 20:26-28) De modo que, tal como sucedió con la palabra “obispo” (epískopos, superintendente), el uso eclesiástico ha oscurecido el significado original de la palabra latina miníster en la mente de la mayoría de las personas.
10. (a) Debido a estas perversiones eclesiásticas, ¿qué se nos hace necesario hacer como estudiantes de la Palabra de Dios? (b) Si una traducción de la Biblia usa la palabra “ministro” para traducir la palabra griega diákonos, ¿qué cuadro mental debe entonces evocar en nosotros esa palabra?
10 ¿Qué significa esto para nosotros si somos estudiantes sinceros de la Palabra de Dios? Significa que siempre que leemos el término “ministro” en una traducción de la Biblia se nos hace necesario ajustar nuestro modo de pensar y recordar el significado original de ese término, pues de otra manera no captamos el punto del consejo de Jesús y de las expresiones inspiradas de sus apóstoles y discípulos. En vez de obtener el cuadro mental de una persona que luce ropa excelente o de ceremonias, y que posee extraordinaria aptitud oratoria y aptitud administrativa, obtendríamos un cuadro mental más adecuado de un diákonos o ministro (en el sentido latino original del término) como el de un siervo de Dios sin pretensiones que anda por un camino empolvado bajo el calor del Sol, o quizás de alguien que llevara delantal puesto mientras sirviera a otros a una mesa.—Compare con 2 Corintios 10:10; 1 Corintios 2:1-5; Lucas 17:8.
11, 12. (a) ¿Cuán extensamente se usa el término “ministro” en sentido religioso por todo el mundo? (b) ¿Cómo ilustra la traducción alemana del libro Los testigos de Jehová en el propósito divino los problemas que pueden surgir al traducir este término?
11 También es digno de mencionarse que muchos lenguajes, de hecho, la mayoría, no tienen un término que corresponda a la palabra española “ministro” en su sentido religioso. En inglés hay “minister,” y lenguajes basados en el latín, como el italiano, el francés, el español y el portugués, sí tienen tal término. Pero en lenguajes como alemán u holandés o en los lenguajes de Escandinavia (noruego, sueco, danés) y en las lenguas eslavas (polaco, ruso y otros), así como en los lenguajes de Asia y otras partes del mundo, no hay palabra que corresponda con “ministro.” En Alemania al clérigo ordenado se le llama “siervo religioso.”
12 Para ilustrar, en la edición en lengua española del libro Los testigos de Jehová en el propósito divino, página 225, se hace referencia a la afirmación de que “todos los testigos de Jehová que con regularidad y habitualmente predican y enseñan el evangelio son ministros.” En la edición alemana, la última porción de esta declaración dice que son “predicadores, es decir clérigos,” y se inserta la palabra inglesa “ministers” entre corchetes (Prediger bzw. Geistliche [ministers]). En la misma página, al citar de una comunicación de parte del Sistema del Servicio Selectivo de los Estados Unidos, en que se usa el término “ministros de religión,” la edición alemana de este libro usa nuevamente la palabra alemana para “predicadores” y hace que siga a ésta la palabra alemana para “clérigos” entre corchetes (“Prediger [Geistliche]”).
13, 14. (a) En casos en que la Traducción del Nuevo Mundo ha sido traducida a lenguajes que no se basan en el latín o en los cuales el latín no ha ejercido influencia, ¿qué términos se usan en lugar de “ministro” y “ministerio”? (b) En lugar de “siervo ministerial,” ¿qué expresiones usan algunas de estas traducciones?
13 De modo similar, en otros casos, cuando la Traducción del Nuevo Mundo de la Biblia fue traducida del inglés a lenguajes como el danés, alemán, holandés y japonés, en todos los casos en que se usaban las palabras inglesas para “ministro,” “ministerio,” y las formas verbales de “ministrar,” se hizo necesario traducirlas con términos que significan “siervos,” “servicio,” o formas de “servir” en esos lenguajes.
14 En japonés, por ejemplo, se usó una palabra compuesta, hoshisha (“persona que sirve con humildad”) para traducir diákonos. La expresión “siervos ministeriales” (ministerial servants en la edición en inglés de la Traducción del Nuevo Mundo) se vierte en danés con una palabra danesa que significa “siervos de congregación”; en sueco se usa la expresión “siervo auxiliar”; mientras que en alemán aparece el término Dienstamtgehilfe, que significa, literalmente: “auxiliar (para la) posición de servicio.”
15, 16. (a) Aunque no sutilizan en cuanto a palabras, ¿qué interés apropiado deben tener los cristianos en cuanto al uso de términos bíblicos? (b) ¿Cómo manifestarán esto al presentar las buenas nuevas a gente de todas las naciones?
15 Las palabras son simplemente vehículos que se usan para transmitir ideas de una mente a otra. Lo importante es que se transmita la idea correcta. Entre los cristianos en particular, es vital la unidad de pensamiento y la armonía en el punto de vista. Como dice el apóstol inspirado en 1 Corintios 1:10: “Que todos hablen de acuerdo, y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar.”
16 Esto suministra razón adicional para que tengamos presente el pensamiento bíblico de un siervo humilde, más bien que el pensamiento común de un predicador religioso, si leemos o usamos el término “ministro” como palabra que represente el término griego diákonos. Como parte de una congregación mundial, no trataremos de formular nuestras propias ideas del cristianismo o de sus normas fundándonos en algún término en particular, especialmente si ese término es privativo de ciertos lenguajes, y no se encuentra en otros. Siempre trataremos de usar expresiones que se entiendan y que expresen con claridad el pensamiento correcto. Al grado que sea posible y al grado que lo permita la traducción, éstas deben ser expresiones que gente de toda clase entienda fácilmente, sin importar dónde viva o qué lenguaje hable. Pues, como también dijo el apóstol Pablo: “A menos que por la lengua profieran habla fácil de entender, ¿cómo se sabrá lo que se está hablando? En efecto, estarán hablando al aire.”—1 Cor. 14:9.
¿DÓNDE ENCAJA LA “ORDENACIÓN”?
17. ¿Qué significa la palabra “ordenar”?
17 Como se define en español en el Diccionario de la lengua española, que se usa mayormente en países donde predomina el catolicismo romano, la palabra “ordenar” significaría: “Conferir las órdenes a uno,” y el término relacionado con tal acción, “orden,” se define como: “Sexto de los siete sacramentos de la Iglesia, por el cual son instruidos los sacerdotes y los ministros del culto,” algo similar a la definición del término inglés “ordain” (ordenar) con que principalmente están familiarizados países protestantes: “Investir de funciones ministeriales o sacerdotales: introducir en el cargo del ministerio cristiano por la imposición de las manos o por otras formas: poner aparte mediante la ceremonia de ordenación.”—Webster’s Third New International Dictionary.
18, 19. (a) ¿En qué sentido se pudiera decir de todos los discípulos verdaderos de Cristo Jesús que son “ministros”? (b) ¿Reciben un “nombramiento” a asignaciones particulares de servicio y responsabilidad con relación a la congregación todos los que llegan a ser siervos bautizados de Dios?
18 Todo el que llega a ser discípulo genuino de Cristo Jesús se hace “siervo” de Dios. Según el antiguo significado de la palabra latina, a todos éstos se les podría llamar “ministros,” pues la palabra latina originalmente quería decir la misma cosa: “siervos.” Sin embargo, como hemos visto, la Biblia sí muestra que algunos son “siervos” en sentido de designación, por haber recibido un ‘nombramiento’ con relación a la congregación para servir en una particular asignación de servicio, como en el caso de los ancianos o los siervos auxiliares.—Tito 1:5; 1 Tim. 3:1-13.
19 Estos no reciben ese nombramiento por medio del bautismo. El apóstol Pablo no se estaba refiriendo al bautismo cuando le escribió a Timoteo: “Nunca impongas las manos apresuradamente a ningún hombre,” sino que se estaba refiriendo a la acción de nombrar a un hombre a una asignación de servicio en la congregación y a la responsabilidad concomitante. (1 Tim. 5:22; compare con 1 Timoteo 3:1-15.) Pablo mismo, junto con Bernabé, había sido ‘apartado’ para cierto trabajo por espíritu santo. Los que componían el cuerpo de ancianos de Antioquía, en reconocimiento de esto, entonces “les impusieron las manos.”—Hech. 13:1-5; compare con la acción de los apóstoles al ‘nombrar’ a los “siete varones acreditados” para manejar cierta asignación de servicio, según se registra en Hechos 6:1-6.
20, 21. ¿Cómo ilustran los ejemplos de Pablo, Timoteo y Arquipo que dentro de una congregación ciertos miembros son “siervos” o “ministros” en sentido de nombramiento, por asignación con relación a la congregación?
20 Por eso, aunque todos los cristianos verdaderos (hermanos y hermanas por igual) sirven (o “ministran”), solo algunos de ellos son nombrados a un servicio en particular en una congregación. Pero esto no significa que los hermanos y las hermanas que no tienen tal nombramiento forman una clase de legos. Cuando el apóstol Pablo dijo: “Ni mi propia vida vale nada para mí, con tal que con gozo pueda yo correr hasta el fin de la carrera y cumplir el encargo [diakonía; el servicio, Kingdom Interlinear Translation; el ministerio, NM] que me dio el Señor Jesús, de dar las buenas noticias,” evidentemente se refería a la asignación especial de servicio que recibió para ‘que hablara de Jesús a la gente de las otras naciones’ o gentiles. (Hech. 20:24; 9:15, Versión Popular; compare con Hechos 21:19; 1 Timoteo 1:12; Colosenses 1:25.) En Romanos 11:13 él dice: “Por cuanto soy, en realidad, apóstol a las naciones, glorifico mi ministerio [diakonía; servicio, Int].”—Compare también con Hechos 1:15-17, 20-25.
21 De modo similar, cuando Pablo le escribió a Timoteo: “cumple bien con tu trabajo [efectúa tu ministerio (diakonía) plenamente, NM],” se estaba refiriendo a la asignación particular de servicio que le había sido confiada a Timoteo en Éfeso, donde lo habían dejado para que ayudara a corregir ciertos problemas relacionados con la congregación. (2 Tim. 4:5; VP; 1 Tim. 1:3, 4) En Colosenses 4:17 (VP) Pablo dijo especialmente “esto” a Arquipo: “Mira que cumplas bien el trabajo [diakonía; ministerio, NM] que el Señor te ha dado en su servicio.” Aunque todos los demás discípulos allí en Colosas eran siervos de Dios, Arquipo evidentemente había recibido alguna clase de asignación específica de servicio, y esto sin duda había sido acompañado por la imposición de manos de un cuerpo de ancianos.
SIERVOS “ORDENADOS” EN LAS CONGREGACIONES
22. En el sentido en que se usa hoy la palabra “ordenado,” ¿a quién aplicaría, en armonía con precedentes bíblicos establecidos por Cristo Jesús y sus apóstoles?
22 ¿Qué vemos entonces? Que, aunque Jesús tuvo muchos discípulos, seleccionó a doce; los “escogió” y ‘nombró’ apóstoles. (Mar. 3:14, 15; Luc. 6:12, 13; Juan 15:16) Vemos que Pablo y Bernabé fueron especialmente ‘nombrados’ de entre los discípulos que había en Antioquía para llevar las buenas nuevas a las naciones. (Hech. 13:47) También, que Pablo les dijo a los ancianos de Éfeso que ellos habían sido ‘nombrados’ por espíritu santo para servir al resto de la congregación. (Hech. 20:17, 28) En ninguno de todos estos casos se recibió aquel nombramiento al tiempo del bautismo de aquellas personas, sino después de él. Por eso hoy en las congregaciones del pueblo de Dios hay hombres (por lo general bautizados ya por algún tiempo) a quienes se ha nombrado para servir a la congregación en ciertas capacidades asignadas. Se puede decir que los que han recibido esos nombramientos relacionados con la congregación a servicios particulares han sido “ordenados,” en el sentido en que se usa hoy día dicha palabra.b
23, 24. (a) Por lo general, ¿cómo entienden las agencias gubernamentales que aplica la expresión “ministro ordenado”? Y si esta expresión surgiera en una investigación por ellas, ¿cómo respondería uno? (b) ¿Sería razonable llamar a la gente del territorio donde se efectuara testificación pública la “congregación” de uno y al umbral de la puerta de sus casas el “púlpito” de uno?
23 En vista de todo esto, ¿qué debería uno hacer si, como a veces sucede, una agencia gubernamental investigara la profesión o puesto de los ciudadanos? Para ellos la expresión “ministro ordenado” da a entender un individuo que atiende por nombramiento o sirve por nombramiento cosas espirituales a una congregación, un individuo que actúa como “pastor” de una congregación. Los diccionarios, por ejemplo, por lo general definen “ministro” en términos que señalan a una persona autorizada para conducir servicios religiosos. Por el término “ministro” esas agencias gubernamentales no describen o dan a entender el servicio que todo individuo cristiano, hombre o mujer, desempeña en sus esfuerzos personales por compartir las buenas nuevas con otras personas. Al contestar las preguntas que se le hicieran, pues, uno razonablemente contestaría en armonía con lo que los investigadores oficiales estuvieran tratando de saber, en vez de imponer uno su propia definición en tales términos.
24 La gente no esperaría, por ejemplo, que un publicador que va de casa en casa dijera que la “congregación” a la que sirve consta de las familias que hay en un territorio donde se testifica, puesto que la gente que vive en esa zona quizás no reconozca o acepte como su “ministro” al que efectúa la testificación, y, de hecho, pudiera tener otra religión. De modo similar, ¿entenderían apropiadamente la respuesta si llamáramos al umbral de la puerta de la gente de aquel lugar el “púlpito” del portador de las buenas nuevas, aunque éste pronunciara lo que llamara un “sermón” de 3 minutos o de 5 minutos? Por lo general lo que se entiende por tal “púlpito” es el atril del orador en el edificio al cual se invita a venir al público en general.
25. Si uno sí tiene un nombramiento relacionado con la congregación para servicio, ¿qué fecha podría dar como su fecha de “ordenación”?
25 Por supuesto, si uno en realidad ha sido nombrado a una posición de servicio en particular por hombres con la debida autoridad, puede contestar en armonía con ese hecho y puede dar, como el tiempo de su “ordenación,” no la fecha de su bautismo, sino de cuando el cuerpo cristiano designado ‘le impuso las manos,’ por decirlo así, al darle tal nombramiento.
26. ¿Recibían todos los cristianos primitivos un nombramiento (u “ordenación”) relacionado con la congregación a una asignación de servicio en particular? ¿Afectaba esto su unidad?
26 En la congregación cristiana primitiva todos los creyentes bautizados eran “ungidos” con espíritu santo, pues recibían la llamada hacia el cielo. Sin embargo no todos eran apóstoles, profetas, maestros, ancianos o siervos ministeriales. Por eso no todos recibían un nombramiento oficial a algún servicio en particular después de su bautismo. Sin embargo todos servían juntos, tal como un cuerpo tiene muchos miembros y todos cooperan en unidad y tienen “el mismo cuidado los unos de los otros,” como señala el apóstol en 1 Corintios 12:12-30.
27. ¿Qué actitud saludable debemos adoptar, pues, todos nosotros con gozo hoy día en cuanto a nuestro servicio a Dios y a nuestro congénere?
27 Por lo tanto, sea que hayamos llenado los requisitos para un nombramiento oficial de esa índole y lo hayamos recibido para prestar un servicio y llevar una responsabilidad en particular o no, sirvamos todos juntos hombro a hombro para efectuar la voluntad de Dios para nuestro tiempo. Atesoremos y usemos celosamente todos el privilegio que tenemos en común de hablar la verdad a otros, compartiendo con otros las buenas nuevas que han traído luz y esperanza a nuestra vida.
[Notas]
a El New Bible Dictionary de Douglas (pág. 158) también sugiere que el “episcopado [calidad de superintendente] monárquico apareció en las congregaciones locales cuando algún individuo talentoso adquirió una presidencia permanente de la junta de obispos-presbíteros [superintendentes-ancianos].”
También, la Biblia de Jerusalén, en su nota al pie de la página sobre Tito 1:5, dice que “las primeras comunidades cristianas . . . tenían al frente un colegio de ‘presbíteros,’ ancianos,” y se refiere a “el paso de estos epíscopos-presbíteros a la figura del obispo [superintendente], jefe único del colegio de los sacerdotes.”
b Hechos 14:23 habla de la obra de Pablo y Bernabé en ciudades de Asia Menor y dice que “les nombraron ancianos en cada congregación.” Aquí, para la palabra “nombraron,” el margen de la Versión Moderna dice: “habiéndoles ordenado.”