“Recomendándonos a toda conciencia humana a la vista de Dios”
1. ¿Por qué no es la facultad de conciencia una guía segura en sí?
EL QUE uno tenga la facultad de conciencia no basta. Esta no es en sí una guía segura en la vida. Esto se debe a que forma parte de nosotros, estando estrechamente enlazada a nuestro corazón y es afectada por la acción recíproca tanto del corazón como de la mente. De modo que en armonía con lo que nosotros mismos somos, lo que tenemos en nuestro corazón y mente, la voz de este “dador de testimonio” será apagada o clara, su testimonio será sólido, confiable y verdadero, o defectuoso, engañoso, hasta absolutamente falso.
2. ¿Qué ejemplos ilustran que la conciencia puede dar testimonio incorrecto?
2 Cristo Jesús, por ejemplo, advirtió a sus discípulos que “viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios.” (Juan 16:2) Saulo de Tarso fue uno de éstos. En su celo por lo que creía a conciencia que estaba bien, Saulo ‘cometió muchos actos de oposición contra el nombre de Jesús,’ persiguiendo a los discípulos y ‘cuando habían de ser ejecutados, él echaba su voto contra ellos.’ (Hech. 26:9, 10; compare con Gálatas 1:13, 14.) Sin embargo más tarde, cuando él mismo sufrió persecución como el apóstol cristiano Pablo, pudo decir en el tribunal: “Me he portado delante de Dios con conciencia perfectamente limpia hasta este día.” (Hech. 23:1) Aunque procedió con conciencia “limpia” al tiempo de pelear contra el cristianismo, el testimonio de su conciencia había sido defectuoso, desastrosamente falso y lo había llevado a pelear contra Dios. ¿Qué había pasado?
NECESIDAD DE CONOCIMIENTO Y ESPÍRITU DE DIOS
3. ¿Por qué es esencial el conocimiento bíblico para que la conciencia dé buen testimonio?
3 “Era ignorante y obré con falta de fe,” contesta Pablo. (1 Tim. 1:13) Si nuestra conciencia habrá de ayudarnos en el camino a la vida eterna, es preciso que estudiemos diligentemente la Palabra de Dios, las Sagradas Escrituras. ¿Por qué? Porque por medio del conocimiento de la Biblia y por la aplicación de él en nuestra vida podemos llegar a conocer a Jehová Dios, conocer su personalidad, caminos y propósitos. Sin una visión clara de Él no es posible que reflejamos sus cualidades y normas, y la voz de nuestra conciencia será borrosa, indistinta y confusa.
4. (a) ¿Qué otra ayuda se necesita? (b) Ilustre esto. (c) ¿Qué aprendemos de los textos citados al fin de este párrafo?
4 También es preciso que busquemos continuamente el espíritu de Jehová Dios, orando incesantemente por él. El apóstol dijo que su conciencia ‘daba testimonio con él en espíritu santo,’ y es por el espíritu de Dios que funciona en nuestra mente y corazón esclarecidos y entrenados en las Escrituras que podemos estar seguros de que es correcto el testimonio que da el dador de testimonio dentro de nosotros. (Rom. 9:1) Podemos ilustrar esto con un niño que ha sido criado por un padre amoroso, un padre que cuidadosamente ha inculcado en su hijo ciertos principios y normas, no solo por palabra, sino también por ejemplo. Ahora supongamos que, en una ocasión cuando el niño esté ausente de su padre, alguien trate de hacer que el niño participe en un acto contrario a los principios de su padre. Quizás el mismísimo acto que se sugiere nunca fue mencionado por el padre del niño. La persona que tienta al niño a ejecutar el acto quizás hasta diga: “¿Te dijo tu padre específicamente alguna vez que no podías hacer esto?” Quizás la respuesta sea: “No, no me lo dijo.” Y sin embargo puede que el niño rechace la proposición, diciendo: “Aunque mi padre nunca lo haya mencionado, sé de seguro que él no querría que yo lo hiciera... ¡sé que no le gustaría!” Hasta sin mandato específico, el niño sabe qué hacer. ¿Por qué? Porque tiene el espíritu de su padre, conoce la actitud de su padre en el asunto. De maneras similares podemos llegar a conocer la actitud de Jehová con la ayuda de su Palabra y la de su Hijo y por el espíritu santo.—Compare con 1 Corintios 2:16; también con el ejemplo del “espíritu” de Pablo que guió a la congregación de Corinto, como se registra en 1 Corintios 5:3-5.
5, 6. (a) ¿Por qué “no están bajo ley” los cristianos guiados por espíritu de Dios? (b) ¿Entonces, qué está incluido en ‘ley escrita en los corazones cristianos’?
5 De la persona conducida por el espíritu de Dios, dice el apóstol: “Si están siendo conducidos por espíritu, no están bajo ley . . . el fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo. Contra tales cosas no hay ley.” (Gál. 5:18, 22, 23) ¿De qué manera es que “no están bajo ley”?
6 Cristo Jesús mostró que el entero código de la Ley dado a Israel dependía de dos mandatos básicos: Amor a Dios con todo el corazón, mente, alma y fuerzas de uno y amor al prójimo como a uno mismo. (Mat. 22:36-40) El apóstol Pablo también dice que las leyes contra el adulterio, asesinato, hurto, codicia, “y cualquier otro mandamiento que haya, se resume en esta palabra, a saber: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’ El amor no obra mal al prójimo; por lo tanto el amor es el cumplimiento de la ley.” (Rom. 13:9, 10) ¿Estamos gobernados por ese amor a Dios y al prójimo, y tenemos conocimiento exacto de la Palabra de Dios y fe fuerte? Entonces hasta sin un extenso código de reglamentos, reglas y restricciones, podemos permanecer en la senda de la justicia, porque tenemos la ley de Dios ‘escrita en nuestros corazones.’ (Heb. 10:16) “Ley” significa, básicamente, una ‘regla de conducta.’ Todo lo que aprendemos acerca de Dios, tanto por estudio como por sus tratos con nosotros, llega a ser nuestra regla de conducta o “ley.” Cuando esto es así, entonces nuestra conciencia da testimonio bueno y confiable para guiarnos.
CONCIENCIAS DÉBILES Y FUERTES
7, 8. ¿De qué manera estaba ‘débil’ la conciencia de ciertos cristianos corintios, y cuál era una causa básica?
7 Pero aun en el caso de cristianos bautizados, no siempre sucede así. Algunos tienen conciencias ‘fuertes,’ otros tienen conciencias ‘débiles,’ como se ve en la primera carta de Pablo a la congregación de Corinto. En esa ciudad, la carne que los corintios paganos habían ofrecido a un ídolo comúnmente se vendía en las carnicerías de la ciudad. La conciencia de algunos cristianos no les permitía comer esta carne sin sentir culpa. ¿Era correcto este testimonio de su conciencia? Si no, ¿por qué no?
8 A esos cristianos les faltaba conocimiento exacto y discernimiento de los principios justos. Pablo explicó que los ídolos paganos realmente no eran “nada” puesto que “no hay más que un solo Dios,” el Creador. Por lo tanto la carne realmente no podía llegar a pertenecerle al ídolo puesto que éste no tenía ninguna genuina existencia viviente y por consiguiente ningún poder para recibir o poseer esa carne. La carne permanecía bajo la tenencia de Aquel que legítimamente ‘posee la tierra y todo lo que hay en ella,’ Jehová Dios.—1 Cor. 8:1-6; compare con 1 Cor. 10:25, 26.
9. (a) ¿Qué otros factores pueden producir una conciencia débil? (b) ¿Por qué ‘contaminaría’ la conciencia de estas personas el comer carne ofrecida a ídolos?
9 Pero otra cosa estaba haciendo que sus conciencias dieran testimonio incorrecto. Después de decir, “No obstante, no hay este conocimiento en todos,” Pablo añade, “sino que algunos, estando hasta ahora acostumbrados al ídolo, comen alimento como algo sacrificado al ídolo, y su conciencia, siendo débil, se contamina.” (1 Cor. 8:7) Esto muestra que nuestros antecedentes, ambiente, las costumbres, creencias y actitudes de la gente entre quienes crecimos... todos éstos también pueden afectar el testimonio de nuestra conciencia. Muchos corintios habían practicado la adoración de ídolos antes de llegar a ser cristianos. Evidentemente por la fuerza del hábito todavía sentían cierta conciencia de adoración asociada con la carne que había sido ofrecida en sacrificio idolátrico. Por eso, el que ellos comieran, como dijo Pablo, ‘contaminaría su conciencia.’ Con el tiempo, el conocimiento podría tener un efecto saludable, esclarecedor sobre su conciencia, ‘reajustando’ su punto de vista, ayudándoles a vencer sus anteriores prejuicios, temores, creencias y puntos de vista.—2 Cor. 13:11.
‘NO DEBEMOS ESTAR AGRADÁNDONOS A NOSOTROS MISMOS’
10. ¿Cómo podrían los de conciencia fuerte ‘edificar’ las conciencias de los otros de manera incorrecta?
10 Pero en el ínterin, ¿qué debían hacer los cristianos cuyas conciencias no eran débiles, que tenían conocimiento de los principios correctos y el punto de vista correcto del asunto? ¿Deberían dar poca importancia a las dudas de los que tenían una conciencia débil? ¿Deberían seguir adelante y hacer cuanto les permitiera su conciencia sin preocuparse por las conciencias débiles de otros, asumiendo que su propia intrepidez en el asunto serviría para fortalecer las conciencias débiles de los otros? Pablo dice que el amor debe dictarnos, pues “el conocimiento hincha, pero el amor edifica” a los que lo muestran. (1 Cor. 8:1) Deben tener cuidado, no sea que el ejercer su “autoridad” o derecho (de comer esa carne por no tener ya una conexión con adoración) “venga a ser de algún modo tropiezo para los que son débiles.” Sí, si comían carne que sabían que había sido sacrificada esto podría tener el efecto de ‘edificar’ la conciencia de los débiles, edificándolos, no de una manera sana, sino haciendo que su conciencia oscilara al extremo contrario. ¿Cuál? El de realmente comer carne en ceremonia religiosa conectada con idolatría, o por lo menos comiéndola a pesar de estar conscientes de la adoración. El cuerpo gobernante de la congregación cristiana había condenado esto, por guía del espíritu santo.—1 Cor. 8:9, 10; Hech. 15:28, 29.
11. ¿Por qué está ‘ya condenada’ la persona que no obra según la fe?
11 Aunque la conciencia de una persona sea sumamente restrictiva, nadie debe atreverse a pasar por encima de esa conciencia o tratar de convencer a la persona con argumentos a que vaya en contra de ella. Como muestra la discusión correspondiente del apóstol en su carta a los romanos, si una persona comiera carne mientras tiene dudas en cuanto a lo correcto del acto, “ya es condenado . . . porque no come por fe.” El cristiano que obra de acuerdo con su fe tiene una conciencia limpia; pero si obra sin fe de que lo que está haciendo es correcto, entonces su conciencia no está limpia, pues, aunque le parece que el acto es contrario a la voluntad de Dios, lo hace de todas maneras.—Rom. 14:5, 14, 23.
12. ¿Por qué, entonces, es tan esencial la fe para que tengamos una conciencia que suministre guía adecuada?
12 Una fe fuerte contribuye a una buena conciencia, a una conciencia que habla denodadamente, correctamente, no dejando de dar testimonio necesario en tiempos críticos. La fe no solo da confianza; produce lealtad a la verdad y la justicia. El cristiano que ha edificado fe fuerte por conocimiento y aplicación sincera de él, por aprecio y confianza genuinos, será leal. Aunque su conciencia le permita hacer cosas que los que tienen fe débil no hacen por tener escrúpulos contra ello, no se excusará en cuanto a hacer cosas malas.—Gál. 5:13.
13. ¿Por qué es tan vitalmente importante el que mostremos amor al considerar las conciencias de otros y que gobernemos nuestra conducta en conformidad a ello?
13 Pero el amor siempre tiene que controlar. Pablo recalca este principio regulador cuando dice: “Nosotros, pues, que somos fuertes debemos soportar las debilidades de los que no son fuertes, y no estar agradándonos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación.” (Rom. 15:1, 2) Mostrando cuán serio asunto es el que la persona con fe fuerte no muestre consideración a los que son débiles en asuntos de conciencia, Pablo advierte: “Si por causa de alimento se contrista tu hermano, no andas ya de acuerdo con el amor. No arruines por tu alimento a aquel por quien Cristo murió.” “Cuando ustedes pecan así contra sus hermanos y hieren su conciencia que es débil, están pecando contra Cristo.” (Rom. 14:15; 1 Cor. 8:11, 12) Lo que se dice acerca del comer y el beber puede decirse acerca de asuntos de vestir, diversión, empleo y toda otra faceta del vivir humano.—Rom. 14:21.
14. ¿Cómo debe haber un equilibrio en la actitud tanto de aquellos cuyas conciencias son muy restrictivas y aquellos cuyas conciencias no son tan restrictivas? ¿Qué principios deben tener presentes siempre ambas clases?
14 Tal como es incorrecto que el que tiene fe fuerte menosprecie a los que son excesivamente escrupulosos o trate de sobreimponer su conciencia a la de ellos, así también es incorrecto que el escrupuloso juzgue o censure a los que ejercen libertad cristiana. “Todos estaremos de pie ante el tribunal de Dios,” dice Pablo, y entonces “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios.” “¿Por qué debería ser que se juzgue mi libertad por la conciencia de otra persona?” (Rom. 14:3-12; 1 Cor. 10:29, 30) Sin embargo, aunque está convencido de ciertos ‘derechos’ o “autoridad” sobre la base de la Palabra de Dios, el cristiano guiado por amor no ‘busca sus propios intereses,’ insistiendo en sus derechos y agradándose a sí mismo a la vez que perjudica a otros, sino que imita a Cristo, que “no se agradó a sí mismo” de manera egoísta, inconsiderada.—1 Cor. 8:9; 13:4, 5; Rom. 15:3.
CONCIENCIAS CONTAMINADAS
15, 16. ¿Cuál es la diferencia entre una conciencia débil y una que está contaminada? Ilustre esto usando las Escrituras.
15 Una cosa es tener una conciencia débil debido a falta de conocimiento. Otra cosa muy diferente es tener una conciencia contaminada debido a rechazar la verdad o proceder de una manera contraria a la conciencia de uno.
16 Pablo instó a que se les mostrara consideración amorosa a los cristianos excesivamente escrupulosos de Roma y Corinto, los que manifestaban ‘debilidad de fe.’ Pero instruyó a Tito a que ‘censurara con severidad’ a hombres en Creta que no eran ‘saludables en la fe.’ ¿Por qué? Porque no eran excesivamente escrupulosos meramente por falta de conocimiento. Estos hombres estaban estableciéndose como maestros de sus puntos de vista, contradiciendo la decisión dirigida por espíritu del cuerpo gobernante sobre la circuncisión. Tanto sus mentes como sus conciencias estaban contaminadas. Sus obras manifestaban esto.—Rom. 14:1; Tito 1:9-15.
17. (a) ¿Qué consecuencias graves pueden resultar de no mantener una conciencia limpia para con Dios? (b) ¿Cómo presenta Efesios 4:20 otra ayuda para que reflejemos la ‘imagen y semejanza’ de Jehová?
17 El seguir un derrotero deliberado de error puede resultar en que la conciencia de uno llegue a estar marcada o cauterizada “como si fuera con hierro de marcar.” (1 Tim. 4:2) Algunos de éstos en el día de Pablo habían “echado a un lado” la fe y una buena conciencia y habían experimentado “naufragio” de su fe, convirtiéndose en blasfemadores de los siervos fieles de Dios y Su verdad. (1 Tim. 1:19, 20) Un cristiano podría volver a ser como la gente del mundo, que están “mentalmente en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios.” Debido a su ignorancia y la insensibilidad de sus corazones llegan a “estar más allá de todo sentido moral,” su conciencia los excusa en toda clase de conducta relajada, inmundicia y avaricia. Pero, como añade Pablo, “ustedes no aprendieron que el Cristo sea así.” (Efe. 4:17-20) El Hijo de Dios nos proveyó un Modelo y Dechado por el cual nuestras conciencias pueden ser entrenadas a dar testimonio correcto.
HACIENDO LLAMAMIENTO A LAS CONCIENCIAS DE OTROS
18-20. (a) Describa algunas de las maneras en que Pablo hizo llamamiento a las conciencias de aquellos a quienes servía. (b) Según lo que les escribió a los tesalonicenses y corintios, ¿estuvo satisfecho simplemente con creer que ‘Dios sabe que mi corazón está en lo correcto en lo que hago’?
18 Ciertamente debemos querer evitar el contaminar nuestras conciencias, lo cual resultaría en perjudicarnos a nosotros mismos y a otros. Debemos poder decir como el apóstol Pablo: “Da testimonio nuestra conciencia: que con santidad y sinceridad piadosa, no con sabiduría carnal, sino con la bondad inmerecida de Dios, nos hemos comportado en el mundo, pero más especialmente para con ustedes.”—2 Cor. 1:12.
19 Repase algunas de las maneras en que Pablo hizo llamamiento a las conciencias de aquellos a quienes servía. No buscó ni prominencia, ni alabanza, ni poder sobre ellos. Ninguno de los apóstoles trabajó más duro que él, sin embargo estuvo lejos de asignarse privilegios especiales o buscar lo óptimo en comodidades materiales como si eso fuera ‘lo que le correspondía.’ Hasta de muchas maneras se abstuvo de usar sus derechos debidos.—1 Cor. 9:3-18; 15:10.
20 Su actitud no fue, ‘Soy el apóstol a los gentiles nombrado por el mismo Hijo de Dios de modo que no me interesa lo que piense cualquiera. Lo que yo hago es entre mí y Dios. Sé que estoy en lo correcto; por eso que los otros lo acepten y no lo pongan en tela de juicio.’ Teniendo autoridad, no era autoritario. En vez de sacar a luz una poderosa personalidad para persuadir, hizo llamamiento a las conciencias de la gente con amor. Él recuerda a los de Tesalónica que él y sus compañeros fueron ‘amables como una madre que cría,’ impartiendo con tierno cariño “no solo las buenas nuevas de Dios, sino también nuestras propias almas, porque ustedes llegaron a sernos amados.” Él y sus asociados laboraron voluntariamente en trabajo seglar noche y día para no imponer una carga costosa a otros. Así, dice él, los tesalonicenses llegaron a ser “testigos, Dios también lo es, de cuán leales y justos e intachables demostramos ser.” (1 Tes. 2:5-10) Aunque confiaba en que su corazón estaba manifiesto ante Dios, Pablo dijo a los de Corinto: “Espero que también hayamos sido puestos de manifiesto a las conciencias de ustedes.”—2 Cor. 5:10-12.
21, 22. (a) ¿Basta con recomendarnos a Dios y a las conciencias de nuestros hermanos? (b) ¿Por qué es vital hacer llamamiento a las conciencias de aquellos a quienes llevamos las buenas nuevas del Reino?
21 En esta misma carta a los corintios, Pablo expresa que él y sus compañeros habían “renunciado a las cosas solapadas de las cuales hay que avergonzarse, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por medio de poner de manifiesto la verdad recomendándonos a toda conciencia humana a la vista de Dios.” Junto con una conciencia limpia para con Dios y nuestros hermanos, como cristianos también debemos tratar de tener una conciencia limpia para con “toda conciencia humana,” incluso los del mundo de la humanidad. (2 Cor. 4:2) ¿Estamos haciendo esto?
22 Nunca debemos dudar de que el progreso y éxito de la predicación de las buenas nuevas del reino de Dios dependen mucho de que nos ‘recomendemos a toda conciencia humana’ manteniendo una buena conciencia nosotros mismos, tanto en la congregación como individualmente. No basta con predicar y enseñar verdades bíblicas a otros. Junto con esto —de hecho, como parte de nuestra predicación y enseñanza— tenemos que hacer llamamiento a sus conciencias. No pueden ver nuestros corazones como Dios puede verlos, pero podemos esforzarnos por manifestar lo que está en nuestro corazón... nuestra sinceridad, nuestra honradez, nuestro motivo puro, nuestro amor altruista. Sin embargo, ¿podemos hacer esto si nosotros mismos no practicamos lo que predicamos?
23. ¿Qué debe impelernos a tratar de nunca ser causa de tropiezo a aquellos a quienes predicamos y enseñamos?
23 ¿Cuán interesados estamos en el bienestar eterno de los que nos rodean, no solo nuestras familias y nuestros hermanos espirituales, sino también nuestro prójimo, nuestros vecinos y conciudadanos? Pablo escribió: “Digo la verdad en Cristo; no miento, puesto que mi conciencia da testimonio conmigo en espíritu santo, de que tengo gran desconsuelo e incesante dolor en mi corazón . . . a favor de mis hermanos, mis parientes según la carne, que, como tales, son israelitas.” (Rom. 9:1-4) Él mostró su interés esforzándose por mantener una conducta que hiciera llamamiento a la conciencia de ellos, esforzándose para nunca ser innecesariamente repugnante a la conciencia de los judíos. (Compare con Romanos 10:1; 1 Corintios 9:20.) ¿Cuán profundo es nuestro deseo de ayudar a los de nuestra nación a conseguir la vida? ¿Cuánto esfuerzo estamos dispuestos a hacer para evitar el ser ‘causas de tropiezo a otros’?—1 Cor. 10:32, 33.
24. (a) ¿Qué han hecho muchos siervos de Dios en tiempos modernos a fin de recomendarse a toda conciencia humana a la vista de Dios? (b) ¿Qué preguntas surgen para nuestra consideración futura?
24 El interés de mantener una buena conciencia ante Dios y todos los hombres ha hecho que muchos siervos de Dios de tiempos modernos efectúen grandes cambios en su vida... en su conducta y habla cotidianas, sus actitudes y trato de otros, su empleo y prácticas comerciales. Están ‘ejercitándose continuamente para tener conciencia de no haber cometido ofensa contra Dios ni contra los hombres.’ (Hech. 24:16) ¿Está usted haciendo esto? ¿Cuáles son algunas de las cosas que hacen surgir cuestiones de conciencia para los siervos de Dios hoy día? Cuando un llamamiento a las conciencias de otros requiere ciertos cambios, ¿necesitan alguna ley o mandato o reglamento específico que los haga efectuar estos cambios? Estas son preguntas que dejamos para que las conteste un próximo número de La Atalaya.