Continúen constantes como viendo al que es invisible
“Por fe Moisés se fue de la tierra de Egipto, sin tener miedo del enojo del rey, pues siguió firme en su propósito como si viera al Dios invisible.”—Heb. 11:27, “Versión Popular.”
1. (a) ¿Qué evidencia nos asegura que Jehová vive? (b) ¿Por qué no arroja dudas sobre la existencia de Dios su invisibilidad?
NADIE que vive ahora o que haya vivido en la Tierra en el pasado ha visto a Dios con sus ojos literales. Jehová es demasiado glorioso para que frágiles personas humanas aguanten el verlo a él. Sin embargo, su invisibilidad no debe hacer que dudemos de su existencia; tampoco hace imposible el que lo “veamos” como Persona con los ojos de la fe. Sus cualidades y poder también se pueden discernir. Ciertas facetas de su personalidad se disciernen por sus obras creativas, como menciona el apóstol Pablo en su carta a los romanos: “Sus cualidades invisibles se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por medio de las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad.” (Rom. 1:20) Su invisibilidad no hace dudar de su existencia, ni hace imposible que lo respetemos como Persona, ni impide que apreciemos sus cualidades, caminos y tratos con otros, y especialmente con su propio pueblo. Su inmutabilidad en cualidades y normas también se hace patente. Esto se confirma por su propia expresión: “Yo soy Jehová; no he cambiado.” (Mal. 3:6) La invisibilidad de Jehová no debe debilitar la fe en sus cualidades personales, en su comportamiento, así como en la manera en que trata a los que lo aman.
2, 3. ¿Qué ha logrado la fe en cuanto a cambiar la vida de los del pueblo de Jehová?
2 Aun sin ver físicamente a Dios, los del pueblo de Jehová han ejercido tan fuerte fe en él que esto los ha impelido a cambiar por completo su vida a fin de hacer lo que le agrada a él. Esto está manifestado por el hecho de que muchos testigos de Jehová, antes de llegar a ser testigos de Jehová, habían sido personas inmorales, faltas de honradez, violentas, amadoras de placeres mundanos, buscadoras de ganancia material, y también habían estado ocupados en hacerse un “nombre” para sí.—1 Cor. 6:9-11.
3 El que lo hayan “visto” ha impelido a muchas personas a cambiar su derrotero de vida y modo de vivir y ahora se han ‘vuelto’ para vivir en armonía con las normas que Él ha establecido, por medio de desplegar honradez y mostrar aprecio a las cosas espirituales, así como tener en primer lugar en su corazón el hacer la voluntad de Jehová.—Hech. 3:19; 1 Ped. 4:3, 4.
4. ¿Qué ha movido al pueblo de Dios a andar en Su camino?
4 ¿Y a qué se debe ese cambio? A que han llegado a ver con ojos de discernimiento lo amoroso que es Jehová como Dios, y esto es lo que los ha movido a andar en un camino que le agrada. Es esta profunda y duradera fe la que los ha movido a predicar las “buenas nuevas” año tras año sin cesar, aunque sea desanimador a veces debido a persecuciones y debido a que la inmensa mayoría de las personas no quiere escuchar. Porque lo hemos “visto,” tenemos absoluta confianza en él y somos felices en su servicio.—Efe. 1:18; Hech. 5:42; Mat. 5:8, 10-12.
LEALES EN SU FE
5. ¿Cuál es la actitud de los que han estado por largo tiempo en el servicio de Jehová?
5 Muchos que han respondido al mandato de Jehová de predicar las buenas nuevas en todo el mundo lo han estado haciendo por veinte, treinta, cuarenta años o más. Mientras por más tiempo han prestado este servicio, más profundamente aprecian Sus magníficas y gloriosas obras. La perspectiva que tienen de él es más brillante. Los que han estado por mucho tiempo en el servicio de Jehová jamás piensan en desistir o aflojar el paso en la asignación que Dios les ha dado. Están determinados a continuar, hasta alcanzar el galardón prometido.—Sant. 1:12.
6. ¿Qué han aguantado los leales de Dios, y cómo han considerado estas pruebas?
6 Aunque hayan experimentado persecuciones severas, su fe sigue siendo fuerte. Han aguantado y continuarán aguantando oposición y están resueltos a guardar integridad al Dios Todopoderoso. Las persecuciones han rabiado contra los leales de Jehová en muchas partes del mundo, en particular en Alemania durante el diabólico régimen nazi, y, más recientemente, bajo el cruel y despiadado dictador de Malawi. A través de pruebas sumamente difíciles, hombres, mujeres y niños cristianos han permanecido leales a su Padre celestial, y como los cristianos del primer siglo, se han regocijado al hacerlo. Han considerado un privilegio el demostrar que son leales al Gobernante Soberano del universo.—1 Ped. 4:12, 13; Sal. 145:10.
7-9. (a) En Alemania y en Malawi, ¿cómo han demostrado su fe los testigos de Jehová? (b) ¿Qué les hizo posible aguantar?
7 Bajo el inicuo régimen de Hitler millares de testigos de Jehová perdieron sus trabajos, sus negocios y sus hogares. A muchos no se les permitió continuar sus oficios acostumbrados. Les confiscaron su propiedad, les rehusaron sus pensiones y sufrieron otras pérdidas personales. Hubo 860 niños que fueron separados de sus padres; un total de 6.019 Testigos habían sido arrestados, varios de ellos dos, tres, o aun más veces, de modo que, en total, se registraron 8.917 arrestos; y estas personas cumplieron sentencias que equivalieron a 13.924 años en prisión. Muchos de estos hombres y mujeres fieles fueron metidos en campos de concentración y así colectivamente pasaron 8.078 años sufriendo trato maligno allí. Un total de 635 murieron en prisión, 253 fueron sentenciados a muerte y 203 de éstos fueron efectivamente ejecutados.
8 En años más recientes el dictador supuestamente “cristiano” del país africano de Malawi ha seguido en los pasos de Hitler al lanzar ola tras ola de persecución contra los testigos de Jehová en ese país. En 1972, más de 30.000 de estos cristianos y los que estudiaban la Biblia con ellos se vieron obligados a huir por su vida a la nación vecina de Mozambique. Pero en agosto y septiembre de 1975 un resurgimiento del nacionalismo en Mozambique resultó en que fueran “repatriados” a Malawi. Aquí de nuevo se han enfrentado a tormentos inhumanos, golpizas y robos de dinero, propiedad y ropa. Se les ha desnudado, y muchas de sus mujeres han sido violadas. En octubre de 1975, congregaciones enteras de Testigos adultos fueron aprehendidas y puestas dentro de campos de concentración como los de Hitler. Y los padres han sido obligados a dejar a sus hijos, ¡hasta a nenes que estaban siendo amamantados, fuera de aquellos campos! Cuando se le preguntó a la policía por qué había mandado esto el presidente de Malawi, contestaron: “Ustedes son responsables por enseñar a sus hijos cosas incorrectas. Por eso Malawi los va a mantener, y haremos que lleguen a ser ciudadanos de Malawi.” ¿Puede usted imaginarse algo más demoníaco? Los testigos de Jehová en Malawi quedan sin país, sin hogar y sin hijos. ¿Está volviendo a escribir Malawi la historia sádica del nazismo al perseguir a personas cuyo único “crimen” es que obedecen la Palabra de Dios, la Biblia, al permanecer neutrales en cuanto al “mundo” y su política?—Juan 17:16.
9 ¡Qué diabólico registro es éste! Pero ¿qué ha hecho que todos estos cristianos hayan podido aguantar trato tan vil? Acudieron a la Santa Biblia, la Palabra de Dios. En ella han encontrado el registro de ejemplos de fidelidad y aguante como los de Moisés, Josué, los profetas y los cristianos del primer siglo. En particular, han tenido presente el ejemplo de fidelidad que puso nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.—Heb. 12:1-3.
“VIENDO” CON EL OJO DE LA FE
10. (a) ¿De qué ventajas disfrutó Moisés en sus primeros años? (b) ¿Qué lealtad mostró para con Jehová?
10 Desde un punto de vista mundano Moisés se encontraba en una posición sumamente ventajosa en sentido material. Era el hijo adoptivo de la hija de Faraón, y estando en esa posición tenía la expectativa de disfrutar de los mejores alimentos y la mejor ropa, así como vivir al estilo real en los alrededores más lujosos. (Éxo. 2:1-10) Tendría mucho prestigio y honra, y finalmente habría heredado bienes extensos. Recibió la más alta educación, pues fue “instruido en toda la sabiduría de los egipcios” y llegó a ser “poderoso en sus palabras y hechos.” Sin lugar a dudas, pues, ocupaba una posición sumamente favorecida en el mundo egipcio. (Hech. 7:20-22) Sin embargo, Moisés se interesó más en su relación con Jehová. En esto suministró un ejemplo apropiado para todos los cristianos, desde hace 1.900 años y hasta el día presente. Su lealtad a Dios y su pueblo hicieron que tomara la decisión de rehusar “ser llamado hijo de la hija de Faraón.” El registro bíblico por el apóstol Pablo muestra la visión y entendimiento que tuvo Moisés cuando declara: “Por fe dejó a Egipto, pero sin temer la cólera del rey, porque continuó constante como si viera a Aquel que es invisible. Por fe había celebrado la pascua y la salpicadura de la sangre, para que el destructor no tocase a los primogénitos de ellos. Por fe pasaron por el mar Rojo como en tierra seca, pero los egipcios al aventurarse sobre ella fueron tragados.”—Heb. 11:23-29.
11. ¿Cómo fue preparado Moisés para su asignación futura?
11 El gran deseo de Moisés era ser usado por Jehová en traer liberación a Su pueblo. Durante cuarenta años estuvo en Madián recibiendo entrenamiento en sentido piadoso. Era necesario que desarrollara las cualidades de paciencia, mansedumbre, humildad, gran paciencia, genio apacible, gobierno de sí mismo, y aprendiera a esperar en Jehová. Como pastor en aquella tierra desértica fue preparado para aguantar desilusiones y penalidades que había de experimentar. Al mismo tiempo aprendió que era necesario mantenerse en calma y mostrar fortaleza, porque estas cualidades serían necesarias en su asignación futura, al sacar al pueblo de Jehová de la esclavitud.—Hech. 7:29, 30.
12. (a) ¿Por qué tuvieron que ejercer valor Moisés y Aarón al confiar en Jehová? (b) ¿Cómo vino Jehová en socorro de los israelitas?
12 ¿No es verdad que requeriría ánimo y valor por parte de Moisés el presentarse ante tan gran rey como Faraón y lanzarle un ultimátum para que dejara ir al pueblo de Dios? Él y Aarón, su hermano carnal, hicieron esto, no solo una vez, sino en muchas ocasiones. Al fin Faraón echó a los israelitas, pero pronto se arrepintió y partió tras ellos. Las probabilidades de escapar del poder de Faraón parecían nulas. El ejército egipcio se les acercaba cada vez más desde atrás, y ante ellos estaba el gran mar Rojo. Pero Jehová le dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar.” Entonces hizo que el mar retrocediera mediante un fuerte viento del este que duró toda la noche, de modo que la cuenca del mar se convirtió en una extensa zona de tierra seca. Los israelitas se pusieron a atravesarlo sobre suelo seco. Cuando salían del lecho del mar, los egipcios se pusieron a seguirlos. Entonces Jehová le dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, para que vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros de guerra y sus soldados de caballería.” ¡Así salvó Jehová a Israel de las manos de los egipcios! “Israel también alcanzó a ver la gran mano que Jehová puso en acción contra los egipcios; y empezó el pueblo a temer a Jehová y a poner fe en Jehová y en Moisés su siervo.”—Éxo. 14:15-31.
13. (a) ¿Cómo llegaron a “ver” a Jehová Josué y los israelitas? (b) ¿Quien, dentro de Jericó, “vio” a Jehová, y por qué?
13 Josué el sucesor de Moisés también manifestó fe. Él también “vio” a Jehová. Cuando los sacerdotes que llevaban el arca del pacto entraron en el río Jordán, las aguas río arriba fueron represadas milagrosamente. Mientras los sacerdotes estaban de pie sobre suelo seco en medio del Jordán, los israelitas atravesaron a pie el lecho del río que había sido secado. La presencia de Jehová fue real para aquellos israelitas. ¡Adelante a Jericó! Allí, en cada uno de seis días consecutivos, marcharon una vez alrededor de la ciudad y luego siete veces el séptimo día. Cuando los sacerdotes tocaron los cuernos y el pueblo gritó, los muros aparentemente inexpugnables que rodeaban a Jericó se desplomaron. Verdaderamente los israelitas pudieron “ver” a Jehová en todo esto. (Jos. 3:15-17; 6:10-16) Pero alguien dentro de Jericó también “vio” a Jehová en aquella ocasión. Fue Rahab. En virtud de su fe en el gran poder de Jehová, se le perdonó la vida, como también le fue perdonada a su familia. Ella había demostrado su fe por sus obras al esconder a los mensajeros de Josué.—Jos. 2:1-21; 6:25; Sant. 2:25; Heb. 11:30, 31.
14. ¿De qué manera “vio” a Jehová una viuda de Sarepta?
14 En una ocasión posterior el profeta Elías visitó a una viuda en Sarepta. El hijo de aquella mujer enfermó y murió. Elías le dijo: “Dame tu hijo.” Entonces “lo llevó arriba a la cámara del techo, donde él moraba, y lo acostó sobre su propio lecho.” Allí “procedió a estirarse sobre el niño tres veces y a clamar a Jehová y a decir: ‘Oh Jehová mi Dios, por favor, haz que el alma de este niño vuelva dentro de él’ . . . de modo que el alma del niño volvió dentro de él y él llegó a vivir.” ¿“Vio” en realidad aquella viuda a Jehová? Sí, pero no fue con los ojos literales. Fue con los ojos de su fe, pues su respuesta a Elías fue: “Ahora, pues, sí sé que tú eres un hombre de Dios y que la palabra de Jehová en tu boca es verdad.”—1 Rey. 17:7-24; Heb. 11:35.
15. ¿Qué podemos aprender del ejemplo de la “tan grande nube de testigos”?
15 Hombres fieles de la antigüedad —Abel, Enoc, Noé, Abrahán y otros hasta el tiempo de Moisés, todos los que son mencionados en el capítulo once de Hebreos y un sinnúmero más— dan testimonio de haber “visto” a Dios. De éstos, Hebreos 12:1 dice: “Pues, entonces, porque tenemos tan grande nube de testigos que nos rodea, quitémonos nosotros también todo peso y el pecado que fácilmente nos enreda, y corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros.” Al manifestar fe, estos hombres dieron testimonio irrefutable acerca de Dios y sus propósitos inmutables. En realidad “vieron” a Dios, no con ojos literales, sino con sus ojos de la fe. ¿Tiene usted, también, fe fuerte como la de ellos?
LA FE IMPELE A ACCIÓN
16. ¿Cómo “vemos” con el ojo de la fe?
16 Cuando realmente no hemos visto algo con nuestros ojos literales, pero lo hemos discernido por las experiencias o logros de otros, estamos ejerciendo esta cualidad de la fe. Podemos hacer la declaración de que reconocemos o “vemos” un nuevo orden, que se ha acercado. Esto no quiere decir que se nos ha dado una visión literal, aunque verdaderamente disfrutamos de un goce por anticipado de ello en nuestro presente paraíso espiritual; pero esto realmente significa que lo hemos visto con nuestros ojos de la fe. Este punto se nos llama a la atención en estas palabras de Pablo en Romanos 1:19, 20: “Dios es manifiesto . . . Porque sus cualidades invisibles se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por medio de las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad, de modo que [los incrédulos] son inexcusables.” La fe se edifica sobre evidencia concreta. La confiabilidad de la palabra de Dios y el cumplimiento exacto de las profecías de él infunden fe segura en nuestro corazón.
17. ¿Cómo podemos mostrar ‘constancia como si viésemos a Aquel que es invisible’?
17 El deseo de Jehová es que todos “alcancen el arrepentimiento.” (2 Ped. 3:9) Por lo tanto tenemos que ser constantes en predicar a otros. Quizás pensemos que nuestras aptitudes como predicadores son limitadas, pero eso no nos suministra razón para abstenernos de esa obra que edifica fe. Jehová quiere que todos los que aceptan el “agua de vida.” extiendan la misma a otros también. Como Moisés, continuemos ‘constantes como si viéramos a Aquel que es invisible,’ y ayudemos a otros a “verlo” también. En Revelación 22:17 se nos dice: “El espíritu y la novia siguen diciendo: ‘¡Ven!’ Y cualquiera que oye diga: ‘¡Ven!’ Y cualquiera que tenga sed venga; cualquiera que desee tome del agua de vida gratis.” Teniendo fe fuerte, debemos participar de todo corazón en extender esa invitación.
18. ¿De qué manera podemos vencer nuestras limitaciones?
18 En sí mismo, Moisés no se sentía adecuado para llevar a cabo su comisión. Se excusó, diciendo que no hablaba con fluidez como un orador. (Éxo. 4:10) Sin embargo, con el apoyo de Jehová, tuvo buen éxito. Podemos confiar en que Jehová nos fortalecerá también para que cumplamos nuestra comisión sin importar las limitaciones personales que tengamos. ¿No han sentido muchos ya lo mismo, y quizás en más de una ocasión? Cuando usted empezó a asistir a las reuniones de congregación de los testigos de Jehová, ¿dijo usted: “Pues, yo jamás podría expresarme como todos los demás”? ¿Pensó quizás también: “Yo jamás podría hablar ante un auditorio, ni grande ni pequeño”? Pero en realidad, ¿no está usted haciendo todas estas cosas que en un tiempo pensó que eran imposibles? Esto se debe a que ha estudiado la Palabra de Dios y sabe que su espíritu está con usted y que le suministra fuerzas.—2 Cor. 12:10.
19. (a) ¿De quién es la obra en la cual estamos participando? (b) ¿Qué excelente ilustración confirma esto?
19 Tenemos que recordar que la obra que Jehová le ha encargado a su pueblo no es de ellos. Es de él, y es él quien abre el corazón de la gente en respuesta. Esto se ilustra bien por la experiencia del apóstol Pablo cuando predicó en Filipos: “Cierta mujer por nombre Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira y adoradora de Dios, estaba escuchando, y Jehová le abrió el corazón ampliamente para que prestase atención a las cosas que Pablo estaba hablando.” Sí, fue Jehová quien le abrió el corazón a Lidia, y, como resultado, “fueron bautizadas ella y su casa.”—Hech. 16:14, 15.
20, 21. (a) ¿Cómo podemos hacerle frente al desafío del territorio indispuesto a responder? (b) ¿De qué manera está implicado el nombre de Jehová en esto?
20 Debemos usar toda habilidad y cualidad que tengamos para hacer un llamamiento a las personas de corazón sincero y honrado, sin importar su posición en la vida. ¿A qué fuente debemos acudir por fuerzas? Es Jehová quien nos fortalecerá, tal como fortaleció a Moisés y Aarón, hasta tal grado que podamos obrar con denuedo e impavidez prescindiendo de la ocasión o la confrontación. Al mantener a la “vista” constantemente a Jehová, podremos continuar esforzándonos y declarando las “buenas nuevas,” aunque la mayoría de las personas no responda. (1 Tim. 4:10) Sin importar lo indispuestas a responder que se muestren las personas, no podemos prever lo que pudieran hacer en el futuro. Pudieran cambiar. Jehová, al mostrar paciencia, les suministra amplia oportunidad para cambiar. (2 Ped. 3:9) Tal como Moisés se presentó ante Faraón vez tras vez, ¿no deberíamos visitar y volver a visitar a las personas que se muestran indispuestas a responder? Lo haremos si mantenemos ante nosotros a Jehová, recordando que su nombre está envuelto en el asunto.—Sal. 16:8.
21 Aunque la gente rehúse cambiar, el nombre de Dios se está dando a conocer. Se da amplia advertencia antes de que se exprese Su juicio. En ese tiempo, a más tardar, todas las naciones “tendrán que saber” que Dios es Jehová.—Eze. 39:7.
22. ¿Qué está sucediendo en muchas partes de la Tierra, y a qué debería animarnos esto?
22 Hoy, en muchas partes de la Tierra, entre la gente hay mayor respuesta que en todo tiempo antes a la Palabra de Dios. (Isa. 60:8, 22) En algunos lugares la gente viene a los testigos de Jehová y solicita estudios bíblicos en sus hogares. Si esto está sucediendo en su territorio, ¿no lo mueve esto a arreglar sus asuntos para poder ayudar a más personas? ¿No lo anima a dedicar más tiempo a visitar a la gente en sus hogares y también ayudarla a mayor grado por medio de estudiar con ella? De esta manera usted puede expandir su predicación y hacer discípulos. Quizás el siguiente paso que pueda dar sea emprender el servicio de precursor (o servicio de tiempo cabal) temporero o regular, y ayudar así a muchas más personas a “ver” a Dios con los ojos de la fe. ¡Jamás ha habido mayor necesidad de obreros y celo por la obra de la siega!—Luc. 10:2, 3.
23, 24. (a) ¿Qué se logra con abarcar repetidamente con la obra el territorio? (b) ¿Qué actitud se nos recomienda aquí?
23 Prescindiendo de la situación que rija en su vecindario en este tiempo, mientras más a menudo oiga la gente la verdad, más oportunidad tiene de adquirir conocimiento que significa vida eterna. (Juan 17:3) No quisiéramos que flojedad por parte de nosotros fuera responsable de que algunos no tuvieran la oportunidad de estudiar y aprender más acerca del gran Dador de la vida, ¿verdad?—Eze. 33:8, 9.
24 Porque comprendemos la seriedad de la condición de la gente, ¿no les deberíamos expresar piedad y compasión? (Mat. 9:35-38) ¿No debería infundir esto en nosotros una anuencia a sacrificar nuestro tiempo y esfuerzo en ayudarles a aprender la verdad acerca de Jehová aunque sea inconveniente para nosotros?—Efe. 5:15-17.
FIRMES ANTE LA OPOSICIÓN
25. (a) ¿Qué les ha sucedido a muchos testigos cristianos de Jehová en diferentes partes de la Tierra? (b) ¿Cómo debería afectarnos esto?
25 Los testigos de Jehová de diversas partes del mundo han pasado por pruebas severas; en muchos casos hasta el grado de perder la vida. Ya hemos relatado que, en solo las últimas décadas, muchos Testigos alemanes perdieron la vida. Aun ahora, la persecución es sumamente severa en Malawi y otros países africanos, así como en varios países comunistas. Cuando uno afronta oposición puede sacar mucho estímulo de los ejemplos de estas personas leales. ¡Qué firmeza han demostrado a favor de la verdad y sus principios justos! Tienen la evidencia de que Dios está con ellas.—Jer. 1:19; 15:20, 21.
26, 27. (a) ¿Qué les ha sucedido a siervos fieles de Jehová en el pasado? (b) ¿Qué podemos esperar, y cómo debemos responder?
26 En tiempos pasados muchos siervos fieles de Jehová han aguantado burla injustificada. Recuerde que Job tuvo que aguantar escarnio y mofa y se le hizo un hazmerreír por mantener su integridad. (Job 12:4; 17:2) David también sufrió escarnio y fue objeto de mofa.—Sal. 22:7; 35:16.
27 Jeremías fue objeto de burla y de risa y de oprobio, y hasta expresó que había resuelto cesar de hablar acerca de Jehová. (Jer. 20:8, 9) Pero no desistió. Y ¿por qué no? Porque apreciaba la grandeza y benignidad de Jehová y se dio cuenta de que Jehová siempre había estado con él, y hasta lo había librado de morir a manos de los que buscaban su vida. ¿No podemos, entonces, esperar bendiciones similares si nos mantenemos constantes, como se mantuvo Jeremías? Como testigos modernos de Jehová, ¿no nos odia el mundo tanto como lo odió a él durante su vida? En verdad, podemos consolarnos con el hecho de que hemos pasado incólumes a través de la persecución y los vituperios como pueblo. Podemos comprender a grado cabal que Jehová ha sostenido a su pueblo a través de estas pruebas. (Jer. 20:11, 13) Por consiguiente, ¡qué insensatez y deslealtad sería el que nosotros negásemos la supremacía de Jehová o siquiera aflojásemos el paso en el adelanto de los intereses de la verdad!
28. (a) Describa la prueba de los tres fieles hebreos. (b) ¿Qué instrucción podemos derivar de su experiencia y de las palabras de Pablo?
28 Aun bajo prueba severa, nuestra situación no es tan difícil como la de Sadrac, Mesac y Abednego. Aunque se les puso ante la posibilidad de ser echados en el horno sumamente caliente, declararon: “Si ha de ser, nuestro Dios a quien servimos puede rescatarnos. Del horno ardiente de fuego y de tu mano, oh rey, nos rescatará.” (Dan. 3:17) Y no se detuvieron allí. Pasaron a decir: “Pero si no, séate sabido, oh rey, que no es a tus dioses que estamos sirviendo, y a la imagen de oro que has erigido ciertamente no la adoraremos.” (Dan. 3:18) Se obtiene muchísimo consuelo al reconocer que Jehová puede deshacer completamente cualquier daño que Satanás nos inflija. Por eso, ¿qué es el sufrimiento momentáneo en comparación con la vida eterna en medio de condiciones de perfección? Las palabras de Pablo a los corintios son sumamente confortantes e ilustran cómo deberíamos considerar este asunto: “Porque aunque la tribulación es momentánea y liviana, obra para nosotros una gloria que es de más y más sobrepujante peso y es eterna; mientras tenemos los ojos fijos, no en las cosas que se ven, sino en las que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”—2 Cor. 4:17, 18.
29, 30. (a) ¿Qué modelo de aguante debemos seguir? (b) ¿Qué ejemplo tenemos en la fidelidad de Job?
29 El que se oprima y persiga a nuestros compañeros testigos de Jehová pudiera entristecernos. Entristeció a Moisés el ver el trato severo que recibían los israelitas a manos de Faraón. (Éxo. 5:22, 23) El sufrimiento que se les inflige a nuestros hermanos no debe atemorizarnos, aunque a nosotros ciertamente nos duele el que ellos sufran. (1 Cor. 12:26) Si sucede que llegamos a sufrir de manera similar, seguiremos su modelo de aguante, con confianza en que nuestra fe triunfará. Como se declara en 1 Pedro 1:6, 7: “En este hecho ustedes están regocijándose en gran manera, aunque ahora por un poco de tiempo, si es menester, han sido contristados por diversas pruebas, a fin de que la cualidad probada de su fe, de mucho más valor que el oro que perece a pesar de ser probado por fuego, sea hallada causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo.”
30 Es importante que tengamos presente que el que mantengamos la fe en medio de las pruebas ayuda a probar que el Diablo es mentiroso. Job fue un excelente ejemplo de esto. Satanás había lanzado el desafío de que podía hacer que Job ‘maldijera a Dios en su mismísima cara,’ pero a través de todas sus pruebas Job ‘retuvo firmemente su integridad.’ Continuó honrando al Dios verdadero.—Job 2:4, 5, 9, 10; vea también Proverbios 27:11.
31. ¿Qué podemos esperar con fe?
31 Con nuestros ojos de la fe podemos estar a la expectativa. Podemos visualizar a Jehová triunfando de sus enemigos y librando de tribulación a su pueblo. Pablo, al escribir a los tesalonicenses, mencionó lo que le sucedería a los malhechores y perseguidores: “Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.”—2 Tes. 1:9.
32. ¿Por qué no se nos debe disuadir prescindiendo de lo que el enemigo traiga contra nosotros?
32 Se puede sacar gran consuelo de los ejemplos de fe que han sido puestos ante nosotros en la Biblia, la Palabra de Dios. Por eso, sin importar lo que surja contra nosotros a causa del odio de los pueblos o gobiernos, podemos comprender la importancia de seguir ejerciendo absoluta confianza en que Jehová puede sostenernos. Esto incluye el protegernos a medida que le prestamos servicio leal. Avancemos, pues, persistiendo en mostrarnos resueltos, ‘como si viésemos al Dios invisible,’ a Aquel que puede hacernos partícipes de las bendiciones de Su magnífica victoria.
[Ilustración de la página 403]
Moisés extendió la mano sobre el mar Rojo y las aguas se dividieron, y los israelitas atravesaron el mar sobre suelo seco