“Vayan. . . hagan discípulos . . . bautizándolos”
“Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos.”—Mat. 28:19.
1. Según informes noticiosos, ¿qué sucedió para que se llevara a cabo una forma de bautismo de emergencia en una playa de San Francisco, California, el 7 de mayo de 1959?
ERA el 7 de mayo de 1959 en San Francisco, California. Shirley y Albert nadaban a la entrada de la bahía. ¡Un tiburón, también, nadaba allí! Viéndolo primero, Albert le avisó a Shirley. Le gritó que nadara a tierra. Entonces el tiburón atacó. El brazo izquierdo de Albert casi le fue cercenado. Arriesgándose a ser atacada por el tiburón, Shirley regresó nadando y comenzó a halar a Albert hacia la playa. Finalmente logró llegar a tierra con él. Albert estaba mortalmente herido. No se había bautizado como cristiano. De modo que Shirley sacó agua del mar con las manos acopadas y la dejó correr sobre la cabeza de Albert. Dijo Shirley: “Lo bauticé en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, persignándolo . . . ” “Le dijo que repitiera con ella el acto de contrición, diciendo: “ . . . Detesto todos mis pecados porque detesto la pérdida del Cielo y los dolores del Infierno, pero ante todo porque te ofenden, Dios mío, que eres todo bondad y merecedor de todo mi amor.”—Time, y Newsweek, 18 de mayo de 1959; Times de Nueva York, 24 de marzo de 1961.
2. ¿Qué preguntas surgen en cuanto a lo que se logró mediante este bautismo ritualista?
2 Shirley había salvado a Albert de ser atacado de nuevo por el tigre del mar. Después escrupulosamente trató de salvarlo del destino de una persona no bautizada según las enseñanzas religiosas de su iglesia. Algunas personas, aunque admiraron el acto valeroso de ella, se sintieron movidas a preguntarse: Al llevar a cabo un rito religioso de la cristiandad, ¿había salvado ella a Albert del fuego eterno, después de haberlo salvado del agua infestada de tiburones? ¿Lo había hecho discípulo de Cristo antes de morir en el hospital poco después?
3. En contraste, ¿qué bautismo en masa aconteció en una playa de Nueva York el 30 de julio de 1958, y qué bautismo en masa del año 33 E.C. hacía recordar?
3 Aquí la mente de uno se aparta de las aguas del océano Pacífico a las cuales da la bahía de San Francisco y enfoca la atención en las aguas del océano Atlántico. El 30 de julio de 1958, menos de un año antes de que Shirley hubiera bautizado con un rito a Albert, hubo un bautismo en otra playa, la playa Orchard, de Nueva York. Los 7.136 individuos que voluntariamente deseaban ser bautizados no se quedaron en la orilla para que se efectuara esto. Vadearon las aguas saladas hasta donde ciertos hombres, cristianos dedicados, los sumergieron totalmente. Este gigantesco bautismo fue el espectáculo del día en la zona de la ciudad de Nueva York, donde la Asamblea Internacional “Voluntad Divina” se estaba celebrando simultáneamente en el Estadio Yanqui y el parque de béisbol cercano Polo Grounds. Hacía recordar otro bautismo grande que aconteció 1.925 años antes cuando aproximadamente tres mil creyentes fueron bautizados en Jerusalén por los doce apóstoles de Jesucristo, cuando hubo una asamblea en Jerusalén para celebrar la fiesta del Pentecostés del año 33 E.C. (Hech. 2:1-42) Estos dieron así testimonio público de su determinación de ser discípulos de Jesucristo. Los 7.136 que se bautizaron en la playa Orchard en 1958 igualmente deseaban llegar a ser discípulos dedicados de éste mismo.
4. (a) Debido a que la cristiandad no ha podido convertir al mundo y debido a su decadencia, ¿qué preguntas surgen en cuanto a bautizar discípulos de Cristo? (b) ¿A qué temor se debe el que haya muchos cristianos hipócritas hoy?
4 Ahora nos encontramos al principio del año 1970 E.C. Debido al fracaso de la cristiandad en cuanto a hacer discípulos de toda la gente del mundo y así efectuar la conversión mundial y debido a su decadencia religiosa y pérdida de influencia alguien ha sugerido que a la era actual se le llame “la era poscristiana.” ¿Se están haciendo todavía discípulos de este Cristo del primer siglo en estos años crecientemente irreligiosos del siglo veinte? Es todavía lo apropiado el hacer discípulos de aquel que murió hace más de diecinueve siglos, o ha pasado de moda? En estos llamados días “revolucionarios,” cuando se están desechando los valores antiguos, éstas son preguntas serias. Hoy muchas personas que temen lo que sus vecinos piensan quieren que se les llame “cristianas” porque de no llamárseles así serían designadas como “paganas” o hasta comunistas. Pero, ¿son esas personas realmente cristianos hipócritas? ¿Son estos llamados cristianos realmente lo que debería ser un cristiano? Un discípulo verdadero de Cristo no es un cristiano hipócrita.
5. Para obtener las respuestas a estas preguntas, ¿a qué autoridad estamos obligados a dirigirnos, y por qué a esa autoridad?
5 ¿A qué autoridad nos dirigiremos para obtener las respuestas a estas preguntas? Para obtener las respuestas francas tendremos que dirigirnos, no al clero religioso de la cristiandad, sino a aquel mismísimo Maestro del primer siglo, a Jesucristo mismo. Sus discípulos fieles del primer siglo hicieron un registro imborrable de él en los últimos veintisiete libros de la Santa Biblia. Este Registro no esquiva ninguna pregunta acerca de estos asuntos ni amortigua las verdades y los hechos para no ofendernos a nosotros ni a nuestra sensibilidad religiosa. Desprecien cuanto quieran a aquel Maestro del primer siglo los burladores incrédulos, no obstante él ha afectado al mundo de la humanidad más que cualquier otro hombre que jamás haya andado sobre la faz de nuestra Tierra. Él miró más hacia delante en el futuro que cualquier otro hombre sobre la Tierra. ¿Miró hacia el futuro hasta nuestro día, este siglo veinte? Sí. Él no solo se interesó en hacer discípulos en aquel tiempo durante los tres años y medio que enseñó y predicó acerca del reino de Dios. Se interesó en hacer discípulos, además, en este siglo veinte. Y los está haciendo. ¿Cómo lo sabemos?
6. ¿En qué etapa de su vida dijo Cristo las palabras citadas tocante a esto, y cómo había designado en qué lugar las iba a decir?
6 Cuando citamos aquí lo que dijo tocante a esto citamos de lo que habló después de haber sido levantado de entre los muertos. El lugar donde él dijo estas palabras es un lugar definido de la Tierra. Es una montaña en lo que entonces se llamaba la tierra de Galilea en su día, la región del mar de Galilea de hoy. Antes de su muerte había señalado a esta región para tener una reunión con ellos después de su resurrección de entre los muertos. La noche antes de su muerte en un madero de ejecución y después de haber establecido lo que se llama la Cena del Señor, dijo a sus once apóstoles fieles: “A todos ustedes se les hará tropezar con respecto a mí esta noche, porque está escrito: ‘Heriré al pastor, y serán esparcidas las ovejas del rebaño.’ Pero después que haya sido levantado, iré delante de ustedes a Galilea.”—Mat. 26:31, 32; Mar. 14:27, 28.
7. ¿Cómo fue confirmada esta ubicación el día que Jesús resucitó, y cómo se portaron allí los discípulos?
7 Dos días después, la mañana en que fue resucitado de entre los muertos, un ángel les dijo a algunas mujeres que vinieron a la tumba que ahora estaba abierta y vacía: “Vayan de prisa y digan a sus discípulos que fue levantado de entre los muertos, y, ¡miren! va delante de ustedes a Galilea; allí lo verán.” En camino a decírselo a los discípulos, el resucitado Jesús mismo se les presentó a estas mujeres. “¡No teman!” dijo él. “Vayan, informen a mis hermanos, para que se vayan a Galilea; y allí me verán.” Más de una semana después los discípulos lo hicieron. “Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús les había ordenado, y cuando lo vieron le rindieron homenaje, mas algunos dudaron.”—Mat. 28:3-10, 16, 17; Mar. 16:7.
MÁS QUE EL MANDATO DE UN HOMBRE
8. (a) ¿Por qué no tienen las criaturas en la Tierra el derecho de estorbar el que se cumpla con el mandato que Cristo dio allí? (b) ¿Qué dijeron los apóstoles Juan, Pablo y Pedro acerca de la posición de Cristo ahora?
8 Lo que oyeron los discípulos en aquella montaña innominada de Galilea fue algo procedente de más que meramente un hombre; y ningún hombre, gobierno o nación sobre la Tierra tiene el derecho de estorbar el que se cumpla con lo que aquel mandó. Ah sí, hay hombres que sí presentan estorbos, pero esto solo es por permiso de Dios, y no se granjean la aprobación divina al hacerlo. A pesar de ellos se han verificado muchos bautismos en secreto. El Jesús que se apareció a sus discípulos en aquella montaña de Galilea fue el primero que fue levantado de entre los muertos a vida sin fin; de hecho, a vida inmortal. Singularmente se le llama “el primogénito de los muertos.” (Rev. 1:5) Un hombre que vio milagrosamente a Jesucristo algunos meses después de su resurrección de entre los muertos fue inspirado a decir tocante a él: “Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que llegase a ser el que es primero en todas las cosas.” (Col. 1:1, 18) También, un discípulo que estuvo con él en la montaña de Galilea escribe: “Cristo murió una vez para siempre respecto a pecados, . . . habiendo sido muerto en la carne, pero hecho vivo en el espíritu.” (1 Ped. 3:17, 18) Él ocupa el primer lugar entre los hijos espíritus de Dios.
9. ¿Con qué autoridad expidió Cristo allí su mandato a sus discípulos, y qué declaró éste?
9 Correctamente, entonces, pudo expedir su mandato con autoridad sobrehumana y pudo poner su mandato por encima de cualquier mandato de simples gobernadores y gobernantes humanos, diciendo a sus discípulos allí en Galilea: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra. Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado. Y, ¡miren! estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.”—Mat. 28:18-20.
10. ¿De cuánta durabilidad es el poder que hay en las palabras de su mandato, y por qué?
10 Había poder en esas palabras. Y, hoy, después de diecinueve siglos, todavía hay tanto poder ahora como había entonces en esas palabras, porque son las palabras de una Autoridad que ninguna criatura en el cielo ni en la Tierra se atreve a desafiar o a pasar por alto. “Toda autoridad . . . en el cielo y sobre la tierra” le ha sido dada a él por el Dios Todopoderoso, que es la Fuente divina de toda autoridad. Él es el Padre celestial de Jesucristo y es Aquel que lo levantó de entre los muertos a la vida inmortal en el nivel de la existencia de los espíritus. Jesucristo es el Hijo de Dios, ahora en una relación nueva y superior con el Padre celestial en virtud de esta resurrección de entre los muertos. Con el valor de su sacrificio humano perfecto, el resucitado Jesucristo entró en la mismísima presencia del Dios Altísimo y Todopoderoso, su Padre celestial. A él le presentó el valor o mérito de su sacrificio humano por amor de toda la humanidad, viva y muerta. A fin de respaldar o poner a funcionar “toda [la] autoridad” que Dios le dio, Jesucristo también recibió el “espíritu santo,” esa fuerza activa invisible de Dios, para ejercerlo y derramarlo sobre sus discípulos.
11. (a) ¿Qué no debe pensar nadie de este día moderno tocante a la autoridad del Cristo resucitado? (b) ¿Qué puede decirse acerca del manejo de su autoridad y de ponerla en vigor en esta etapa en que se encuentra el sistema de cosas?
11 Que nadie piense para sí: “Bueno, eso fue hace mil novecientos años. Esa autoridad que Jesucristo decía tener no aplica en nuestra era moderna, científica y revolucionaria. Su autoridad se ha debilitado o ha disminuido, como la influencia de la cristiandad, y no funciona hoy. Nosotros estamos en el poder aquí en la Tierra hoy. Nosotros somos los que realmente tenemos la autoridad, y nosotros los humanos usaremos esta autoridad que poseemos de la manera que queramos, prescindiendo de lo que alguien haya dicho hace diecinueve siglos.” Pero que nadie se engañe. Jesucristo es una persona histórica, no un mito, y jamás ha dejado ir su autoridad ni la ha cedido a ningún hombre o grupo de hombres en la Tierra hoy, sea en la Ciudad del Vaticano o en Ginebra, Suiza, o Moscú, Rusia, o en algún otro lugar. Todavía la tiene hoy, y se pone en vigor hoy más que nunca antes. Para asegurar a sus discípulos de esto, inmediatamente después de su mandato autoritativo dijo: “Y, ¡miren! estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.” (Mat. 28:20) Este sistema de cosas todavía está con nosotros hoy, pero se hace muy patente que estamos en el período de tiempo de su conclusión.
12. (a) ¿Cómo subestiman algunos la autoridad de Cristo hoy, y por qué deberían considerar de nuevo este asunto? (b) ¿Cómo deben responder sus discípulos hoy a su mandato, y por qué?
12 La autoridad interminable, sobrehumana y universal con la que ha sido investido el resucitado Jesucristo debería hacer que todos los que se mofan de él se detuvieran a reflexionar; debería hacer que todos los que dicen: “El cristianismo está desapareciendo gradualmente hoy, y nosotros somos más populares y más importantes que Cristo,” se detuvieran e hicieran un avalúo apropiado de Cristo el Hijo celestial de Dios. También debería hacer que todos los que son sus discípulos verdaderos y genuinos en el día presente acepten muy seriamente el mandato que él les ha dado, de modo que el llevar a cabo su mandato llegue a ser lo más importante en su vida, tal como lo fue en la vida de los discípulos del primer siglo. El comprender y apreciar la autoridad que hay detrás del mandato de Cristo debe incitarlos a nunca cesar de llevarlo a cabo hasta el fin absoluto de esta “conclusión del sistema de cosas.” Ellos tienen a Cristo consigo “todos los días” hasta que eso suceda. De modo que tienen su apoyo.
OBRA EXPANSIVA
13. (a) ¿En qué zona de la Tierra había la intención de que se llevara a cabo el hacer discípulos? (b) ¿De qué manera no se moverían los asuntos como en los días del rey Salomón cuando su sabiduría era conocida en toda la Tierra?
13 El que uno sea discípulo del resucitado Jesucristo no significa practicar una religión pasiva, calmada, egocéntrica e inexpresiva. Se da a expresión franca de sí misma; es productiva y reproductiva, no pudiendo ser detenida ni suprimida. No había la intención de que el hacer discípulos se circunscribiera a un rincón pequeño de la Tierra, como algo en lo cual no habría de participar el resto del mundo. Si había algo que hubiera de darse a conocer y ser hecho disponible por todo el mundo, era esto. No sucedió como en el caso del sabio rey Salomón de Jerusalén del siglo once a. de la E.C., de quien dice el registro histórico: “Seguían viniendo de todos los pueblos para oír la sabiduría de Salomón, aun de todos los reyes de la tierra que habían oído de su sabiduría.” (1 Rey. 4:34) Aun la reina de Sabá vino desde lo que se llamaba “los fines de la tierra” hasta Jerusalén para oír y ver la evidencia de la sabiduría de Salomón. (Mat. 12:42; 1 Rey. 10:1-13) Jesucristo, aun cuando estuvo en la Tierra, se refirió a sí mismo como “algo más que Salomón.” Su vida y su muerte han afectado a toda la humanidad mucho más que las de Salomón. En vez de invitar y obligar a los hombres a venir desde los cuatro cabos de la Tierra a Jerusalén terrestre para oír su sabiduría y aprender de él, él mandó a sus discípulos allí en Galilea a que fueran a toda la gente: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones.” (Mat. 28:19) No habrían de esperar que la gente viniera a ellos, sino que habrían de ir a la gente en todas partes.
14. ¿Para quiénes era el mensaje de salvación por medio de Jesucristo, y cómo indicó él esto en el monte de los Olivos antes de su ascensión?
14 Aunque Jesús, cuando estuvo en la Tierra, fue un judío natural y circunciso, que nació bajo la Ley de Moisés, no obstante el mensaje sobre él no era solo para los judíos. Pero, como favor de parte de Dios, se dio primero a los judíos. Mas este mensaje de salvación por medio de Jesucristo era para toda la humanidad, y tenía que ir a todos ellos. El resucitado Jesucristo indicó esto no solo en la montaña de Galilea, sino algún tiempo después, antes de partir de esta Tierra y ascender de regreso al cielo a su Padre divino, Jehová Dios. En la famosa montaña al este de Jerusalén, el monte de los Olivos, desde el cual habría de ascender al cielo, dijo a sus discípulos que lo acompañaron allí: “No les pertenece a ustedes adquirir el conocimiento de los tiempos o sazones que el Padre ha colocado en su propia jurisdicción; mas recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea y en Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.”—Hech. 1:7, 8.
15. (a) En un estudio bíblico precisamente antes de esto, ¿cómo indicó Jesús a sus discípulos a qué grado habría de predicarse el perdón de pecados que vendría por medio de él? (b) ¿Por qué habría de comenzar el testimonio desde Jerusalén?
15 Este testimonio tocante a la parte vital de Jesús en el programa de Dios para la salvación de la humanidad no habría de circunscribirse a simplemente los judíos circuncisos naturales que estaban esparcidos hasta los cabos de la Tierra, sino que habría de presentarse también a las personas gentiles (no judías). Así lo había dicho Jesús poco tiempo antes de esto en un estudio bíblico con sus discípulos, con estas palabras: “De esta manera está escrito que el Cristo sufriría y se levantaría de entre los muertos al tercer día, y sobre la base de su nombre se predicaría arrepentimiento para perdón de pecados en todas las naciones... comenzando desde Jerusalén, ustedes han de ser testigos de estas cosas.” ¿Por qué habrían de comenzar desde Jerusalén? Porque habrían de ser bautizados con el espíritu santo en el siguiente día de fiesta del Pentecostés en Jerusalén, y su primer testimonio en cuanto al arrepentimiento para el perdón de pecados por medio de Cristo habría de darse a celebradores del Pentecostés allí en esa ciudad.—Luc. 24:46-49.
16. Según el capítulo dos de los Hechos, ¿cómo sucedió exactamente así en Jerusalén?
16 Realmente sucedió así, y en aquel día de la fiesta del Pentecostés en el año 33 E.C. el apóstol Pedro dijo a una muchedumbre grande de judíos y prosélitos inquiridores: “Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don gratuito del espíritu santo.” Aproximadamente tres mil de estos judíos y prosélitos que ya estaban dedicados a Jehová Dios se arrepintieron de su actitud y acción incorrectas previas para con Cristo y fueron bautizados en su nombre como seguidores suyos ahora. Eso solo fue un principio para ellos. Deseaban recibir más conocimiento de los doce apóstoles de Cristo, y los apóstoles estuvieron anuentes a darles más instrucción. Por eso, después del bautismo en agua, “continuaron dedicándose a la enseñanza de los apóstoles y a compartir unos con otros, a tomar comidas y a oraciones.”—Hech. 2:37-42.
EXPANSIÓN DEL PRIMER SIGLO
17. ¿Cómo llegaron a esparcir las buenas nuevas por toda la Tierra los que se bautizaron en Jerusalén en el Pentecostés, pero entre quiénes las esparcieron por toda la Tierra?
17 Puesto que las provisiones de Dios para el rescate de toda la humanidad habrían de hacerse disponibles en todo el mundo, ¡cuán sabio fue que Jehová derramara su espíritu santo por medio de Cristo allí en el día del Pentecostés, en Jerusalén! Aquellos judíos y prosélitos convertidos y bautizados habían venido de muchas partes de Asia, Europa y África, de hecho, “de toda nación de las que hay bajo el cielo.” De modo que ahora, después de recibir suficiente instrucción de los apóstoles de Cristo, regresaron a sus propios países y esparcieron las buenas nuevas allí. Pero solo las esparcieron entre los judíos circuncisos naturales de estos países. (Hech. 2:5-12; 11:19) Pero, ¿qué hay de la provincia de Samaria que estaba entre Judea y Galilea?
18. ¿Cómo se extendió a la provincia de Samaria la cosecha de cristianos bautizados, llenos de espíritu?
18 Jesús en una ocasión había predicado a los habitantes samaritanos de la población de Sicar, y como resultado esos samaritanos dijeron: “Hemos oído por nosotros mismos y sabemos que este hombre es verdaderamente el salvador del mundo.” Ah sí, no solo de los judíos, sino “del mundo” de la humanidad. Bien fue el que Jesús mientras estuvo allí en Samaria dijera a sus apóstoles: “Alcen los ojos y miren los campos, que están blancos para la siega. Ya el segador está recibiendo salario y recogiendo fruto para vida eterna.” (Juan 4:35, 36, 38-42) Pero se necesitó el poder esparcidor de la persecución para impeler a los discípulos a ir a los campos de Samaria para efectuar la cosecha. Después de su resurrección de entre los muertos y antes de ascender al cielo Jesús los había autorizado para dar el testimonio a los samaritanos. Por eso Felipe el evangelizador, cuando fue obligado a salirse de Jerusalén y Judea por la persecución, entró en Samaria y predicó y bautizó a muchos creyentes samaritanos. Entonces los apóstoles que estaban en Jerusalén enviaron a Simón Pedro y a Juan el hijo de Zebedeo, y éstos impartieron el espíritu santo de Dios a estos samaritanos creyentes.—Hech. 8:1-17.
19. ¿Qué otra expansión habría de acontecer todavía, pero quiénes titubeaban evidentemente en cuanto a ello?
19 No obstante, ¡iba a haber aun más expansión! Todavía no había sido tocada la “gente de todas las naciones,” la gente gentil incircuncisa de la tierra habitada, ni se había hecho un recogimiento de ella. Los cristianos judíos titubeaban, si es que no estaban predispuestos también, en cuanto a dar el testimonio mesiánico a los gentiles o no judíos incircuncisos. (Hech. 10:9-29) El que los cristianos judíos continuaran tratando a los gentiles incircuncisos así hubiera estorbado la expansión de la congregación cristiana al debido tiempo para su expansión.
20. ¿Qué semana profética se estaba acabando entonces? y por eso, ¿a quién envió Dios, a quiénes lo envió y con qué estaba equipado?
20 Aunque los cristianos judíos no se percataban de ello, la septuagésima semana de años de favor exclusivo de Jehová Dios a los judíos naturales se estaba acabando y habría de terminar aproximadamente al fin del verano del año 36 E.C. Entonces llegó a ser el tiempo que Dios mismo había señalado para abrir la puerta a la actividad del Reino entre aquellos gentiles. (Dan. 9:24-27; Mat. 16:18, 19) Por eso, a favor de cumplir la profecía de la septuagésima semana dada por Daniel, Jehová Dios envió al apóstol Pedro, con la segunda de las “llaves del reino de los cielos,” a predicar el mensaje del Reino a los primeros creyentes gentiles incircuncisos.
21. ¿Quiénes fueron admitidos ahora en la congregación cristiana, y hasta dónde permitió esto que la expansión se extendiera, como indica Pablo en su carta a los colosenses?
21 Después que estos gentiles creyentes recibieron el espíritu santo y sus dones, fueron bautizados en agua según las instrucciones de Pedro. (Hech. 10:1-8, 30-48; 11:12-18) Esto abrió el camino para que la congregación cristiana se ensanchará entre los gentiles incircuncisos hasta la parte más lejana de la Tierra. Otros cristianos judíos entraron por la puerta recién abierta al campo de la actividad entre los gentiles. Los gentiles fueron admitidos en congregaciones ya establecidas que habían constado enteramente de judíos naturales, samaritanos y prosélitos. Unos veintiocho años después de las palabras de despedida de Jesús en el monte de los Olivos, el apóstol Pablo pudo escribir desde Roma a la congregación de Colosas y decir: “La esperanza de esas buenas nuevas que ustedes oyeron, y que se predicaron en toda la creación que está bajo el cielo.” (Col. 1:23) Durante su vida los apóstoles y sus condiscípulos de veras estuvieron llevando a cabo la comisión que Cristo les dio.
EXPANSIÓN EN LA ACTUALIDAD
22. ¿Por qué no ha resultado ser falso profeta Jesucristo en lo que toca al grado de hacer discípulos en este siglo veinte?
22 Desde entonces los europeos han descubierto nuevos continentes y éstos se hicieron accesibles a la obra de los cristianos verdaderos de hacer discípulos. Pero la humanidad realmente ha tenido que esperar hasta este siglo veinte para ver que se hagan discípulos de “gente de todas las naciones” hasta la parte más lejana de la Tierra, o hasta sus cuatro cabos. Jesucristo no fue un falso profeta cuando predijo la expansión mundial de las actividades de sus seguidores verdaderos de hacer discípulos. No pidió demasiado de sus seguidores fieles, porque con la ayuda del espíritu de Dios han demostrado estar dispuestos a ir tan lejos en la distancia como lo que Jesús indicó en su mandato: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones.”—Mat. 28:19.
23. Tomando en cuenta su tremenda población eclesiástica, ¿ha efectuado la cristiandad la obra de hacer discípulos que se mandó, y cómo sabemos si la ha efectuado o no?
23 Hoy la cristiandad cuenta a la gente de sus iglesias en centenares de millones, hasta casi mil millones, pero realmente ella no ha efectuado esta obra de hacer discípulos. Es verdad que ha distribuido Biblias y porciones de la Biblia en unos 1.337 idiomas, en más de dos mil millones de ejemplares en todas partes de la Tierra. Sin embargo, esto en sí mismo no ha hecho discípulos de Cristo. En realidad, la cristiandad ha usado fuego y espada y persecución religiosa para introducir a muchedumbres de personas en sus sistemas religiosos. Esa no es la manera en que Jesucristo autorizó a sus apóstoles y a sus colaboradores ungidos a ir y ‘hacer discípulos.’ El hecho de que no fue la manera correcta queda demostrado por la clase de cristianos por afirmación que ha hecho, bautizándolos en su estilo de bautizar. Divididos entre los centenares de diferentes sectas religiosas, católicas, ortodoxas y protestantes, no son lo que la Santa Biblia describe como cristianos.
24. Las palabras de Jesús en Mateo 28:19, 20 no permiten ¿qué métodos que la cristiandad usa para hacer discípulos?
24 Según las propias palabras de Jesús ¿de qué manera era que sus seguidores verdaderos habrían de llevar a cabo la obra de hacer discípulos de toda gente sin distinción en cuanto a nacionalidad? Él dijo: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.” (Mat. 28:19, 20) Esas palabras no permiten obligar o apremiar a alguien bajo la amenaza de tormento o persecución. Tampoco incluyeron esas palabras la idea de matar, destrozar, a los que rehusaran hacerse discípulos por razones de conciencia. El hecho de que la cristiandad haya usado esos métodos no significa que éstos fueron los métodos que Jesús autorizó para sus seguidores obedientes y fieles.
25. ¿De quién se ha de hacer alumnos en realidad a los que son hechos discípulos según Mateo 28:19?
25 El mandato “hagan discípulos,” según el verbo griego que se usa en Mateo 28:19, significa “hacer aprendices o alumnos.” Ilustrando esto, The New Testament—An Expanded Translation, por K. S. Wuest, dice, en Mateo 28:19: “Por lo tanto, habiéndose marchado, enseñen a todas las naciones, haciéndolas alumnos suyos.” Por supuesto, los que reciben enseñanza de los seguidores de Jesucristo llegan a ser alumnos de éstos, llegan a ser aprendices de ellos. Pero la enseñanza realmente tiene que ser acerca de Cristo, y se les debe enseñar a observar las cosas que él mandó a sus seguidores, y por eso él realmente es el Maestro. Ha de ser exactamente como dijo a sus discípulos: “No sean llamados Rabí, porque uno solo es su maestro, mientras que todos ustedes son hermanos.” (Mat. 23:8) De modo que aquellos a quienes se hace discípulos realmente han de ser discípulos de este un solo Maestro, Jesucristo, que dio el mandato.
26. ¿Quién sigue siendo el incambiable Maestro de tales discípulos?
26 El maestro humano puede morir o partir a algún otro lugar, pero Jesucristo continúa siendo el Maestro de sus discípulos todo el tiempo. Es como lo expresa la New English Bible—New Testament: “Por lo tanto, vayan y hagan a todas las naciones discípulos míos; bauticen hombres en todas partes.”
27. ¿Cuál es la única manera autorizada de hacer discípulos, y acerca de qué tienen que aprender, para ser bautizados con el bautismo correcto?
27 En consecuencia el uso de fuego y espada o cimitarra y tormento e inquisiciones para obligar a la gente a entrar en el cristianismo está absolutamente prohibido por Jesucristo mismo. La única manera de hacer discípulos verdaderos del Maestro Jesucristo es por el medio pacífico y amoroso de presentar el testimonio bíblico acerca de Jesucristo y ayudar a los individuos a llegar a ser discípulos de él, no de la persona que les da el testimonio. Tienen que aprender no solo acerca del Hijo, sino también acerca de su Padre celestial y acerca del espíritu santo, es decir, la fuerza activa invisible de Dios por medio de la cual lleva a cabo su voluntad. De otra manera, ¿cómo puede ser bautizado el aprendiz “en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo”?
28. ¿Cómo se ilustró que era necesario tal aprendizaje en el caso de los doce hombres a quienes Pablo encontró en Éfeso?
28 Por ejemplo, en la antigua Éfeso había aproximadamente una docena de hombres que habían sido bautizados con lo que entendieron que era el bautismo que había sido práctica de Juan el Bautista. Pero no sabían acerca del espíritu santo de Dios, y no habían sido bautizados en el nombre de Jesucristo, el Hijo de Dios. Aunque sabían acerca de Dios, no lo conocían ni lo reconocían como el Padre de Jesucristo, que era Hijo de Él. Por lo tanto el apóstol Pablo tuvo que darles un testimonio acerca de Jesucristo. Después de eso tuvieron que ser bautizados de nuevo, esta vez “en el nombre del Señor Jesús.” Luego cuando Pablo les impuso las manos a estos recién bautizados, recibieron espíritu santo de Dios y comenzaron a profetizar bajo su influencia, algo que no habían hecho antes debido a no saber acerca del espíritu ni haberlo recibido.—Hech. 19:1-7.
29. ¿Qué muestra si, después de su bautismo, deja de ser aprendiz el discípulo?
29 Aun después del bautismo en agua, hay necesidad de que al discípulo se le enseñe más. Jesús dijo que no solo se habría de bautizar sino también de enseñar a los bautizados “todas las cosas que yo les he mandado.” Es preciso que continúen siendo aprendices, alumnos, del Maestro Jesucristo. No han de ser obligados o torturados para compelerlos a “observar todas las cosas que yo les he mandado,” sino que se les debe enseñar paciente, pacífica y amorosamente a observar todos los mandatos de Cristo. El registro de la Biblia muestra que así efectuaron los apóstoles la obra de hacer discípulos, hecho que prueba que este modo, no el modo de la cristiandad, es el correcto.
30. ¿Aunada a qué otra obra predicha por Cristo habría de efectuarse la obra de hacer discípulos, y cómo ilustraron este hecho Pablo y Bernabé en Asia Menor?
30 Por supuesto, esta obra de hacer discípulos ha de efectuarse aunada a la otra que Jesucristo predijo en su profecía de Mateo 24:14, a saber: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” Pero esta proclamación o pregón del Reino es más precisamente una obra pública, y ha de hacerse “para testimonio a todas las naciones,” no para la conversión de todas las naciones. El hecho de que se hizo aunada a la predicación se asegura por el relato sobre Pablo y Bernabé cuando trabajaban en Asia Menor, el cual dice: “Y después de declarar las buenas nuevas a aquella ciudad y de hacer un buen número de discípulos, volvieron a Listra y a Iconio y a Antioquía, fortaleciendo las almas de los discípulos, animándolos.”—Hech. 14:21, 22, NM; AN; NR.
31. Además de la predicación, ¿qué está envuelto en hacer discípulos de parte del que hace discípulos y del discípulo mismo?
31 Pero la obra de hacer discípulos es un trabajo más personal, más íntimo, que el simple trabajo de dar testimonio público por medio de pregonar o proclamar el Reino. El hacer discípulos exige enseñar además de haber dado primero el testimonio. El testimonio que se dé públicamente quizás sea pasado por alto o rechazado por el público en general, pero el que una persona llegue a ser discípulo, aprendiz o alumno significa aceptar la información dada por el instructor y luego llegar a ser seguidor del Maestro Jesucristo. Significa bautizarse en agua en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo y después continuar aceptando y aplicando la enseñanza que proviene del un solo Maestro, Jesucristo.
32. ¿Cómo se muestra si el individuo bautizado llega a ser discípulo del bautizador o de otro hombre en la Tierra?
32 Ningún creyente que se bautiza de esa manera prescrita lo hace para llegar a ser discípulo de alguien que es meramente un hombre en la carne en la Tierra. Tampoco al que se bautiza se le hace por ello discípulo del varón dedicado que lo ha bautizado en agua. (1 Cor. 1:12-17) Del registro de Hechos 11:26 es evidente que los que se bautizaban llegaban a ser discípulos de Jesucristo, pues dice: “Fue primero en Antioquía [Siria] que a los discípulos por providencia divina se les llamó cristianos [no paulistas].”
[Ilustración de la página 102]
En la Asamblea Internacional “Voluntad Divina” de los Testigos de Jehová en la ciudad de Nueva York se bautizaron 7.136 personas
[Ilustración de la página 103]
En la Asamblea Internacional “Paz en la Tierra” de los Testigos de Jehová de 1969 en Nuremberg, Alemania, 5.095 personas se bautizaron. A través del mundo durante el año de servicio de 1969 se bautizaron 120.905 personas