El camino para que el hombre llegue a la integridad perfecta
1. ¿Quiénes están implicados en el conseguir el paraíso restaurado sobre la tierra?
EN EL artículo anterior hemos visto cómo el hombre perdió el paraíso por quebrantar su integridad hacia Dios y así errar el blanco. Ahora estudiaremos cómo el paraíso restaurado ha de ser conseguido por los descendientes redimidos del pecador Adán. El que consigan ellos el paraíso restaurado sobre la tierra no significa un retorno universal sin excepción de todo miembro de la familia del primer Adán. Más bien veremos que esto implica sólo a los que entran en un nuevo arreglo de familia bajo otro Adán, un Padre dador de vida que dirige un nuevo rebaño como pastor sensato.—Isa. 9:6; Juan 10:11-16, NM.
2, 3. ¿Por qué no dió Dios ley alguna a Adán después de expulsarlo del Edén, y cuándo y a quiénes se dió un código completo de leyes que gobernaba todas las relaciones de la vida?
2 Para comenzar, preguntamos: ¿Volvió alguna vez Jehová a declarar su norma de obediencia perfecta a Adán después que éste fué despedido del paraíso del Edén? No existe evidencia de que Dios volviera a hablar al rebelde Adán después de su proceso de tribunal en el jardín del Edén. Puesto que Dios dió su ley a Adán cuando él era perfecto y sin embargo Adán egoístamente quebrantó la ley divina, Dios no daría al ahora imperfecto y rebelde Adán alguna declaración nueva de su ley o algún nuevo conjunto de leyes con la esperanza de que diera en el blanco de integridad perfecta hacia Dios el Legislador supremo. Después Jehová habló a los descendientes de Adán tales como Abel, Enoc, Noé y Abrahán, dando a estos hombres imperfectos pero santos algunas revelaciones de Sus propósitos, y existe el registro de que Dios le impuso obligaciones a Abrahán y le dió sus mandatos, estatutos y leyes (Gén. 26:5, NM; 2 Ped. 1:1, 21; 3:2), sin embargo no existe registro alguno de que alguna vez se le haya dado a alguno de ellos un código de leyes completo y detallado que gobernara todas las relaciones de la vida. De hecho, Pablo manifiesta que hasta el día de Moisés no hubo tal amplio código de leyes dado por Dios. Sin embargo, el pecado y su compañera, la pena de muerte, continuaron gobernando como rey, pero ningún hombre, incluyendo a Abel, Enoc, Noé y Abrahán, pudo determinar por cuánto estaban errando el blanco de Dios de perfección humana. No podían saber qué tan alejados estaban de la “gloria de Dios.” ¿Por qué no? Porque hasta la Ley [mediante Moisés] el pecado estaba en el mundo, pero a nadie se le acusa de pecado cuando no hay ley. No obstante, la muerte rigió como rey desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado a la manera de la transgresión de Adán, el cual se asemeja al que había de venir.” Aquí Pablo alude a la venida de uno semejante a Adán, un segundo Adán.—Rom. 5:13, 14, NM; 1 Cor. 15:45.
3 Pero ¿no dió Jehová otras leyes antes del tiempo de Moisés que marcaban a los violadores? Sí. Además de las que dió a Abrahán, había tales leyes como las que prohibían el comer la sangre y las que prohibían el asesinato, como se dieron a Noé. (Gén. 9:4-6) José, el bisnieto de Abrahán, habló de pecar contra Dios por medio de cometer fornicación con la esposa de su amo. (Gén. 39:7-9) Jehová impidió que el rey Abimelec pecara contra él por medio de cometer adulterio ignorantemente con la esposa de Abrahán. (Gén. 20:6, 7) Estas leyes específicas gobernaban ciertas relaciones humanas, pero no constituyeron un código completo de leyes que gobernara una nación como Israel y señalara un proceder especial de devoción santa al Dios-Rey. Tal cuerpo de leyes que gobernara la conducta especial hacia el Dios-Gobernante en todos los asuntos de la vida no vino a la existencia sino hasta que Dios dió la Ley a Israel por medio del mediador Moisés en 1513 a. de J. C.
4, 5. ¿Quiénes quedaron legalmente obligados por el pacto de la ley, qué relación estableció éste, y cómo implicó la santidad?
4 Aunque el pacto de la ley sólo era obligatorio para la nación judía, no obstante la enseñanza de ella bajo este pacto y las cosas a que señalaba con el tiempo iban a ser de beneficio para gente de todas las naciones. El pacto de la ley era un cuerpo de legislación formado de los Diez Mandamientos y unas seiscientas leyes adicionales. El entero código legal sirvió como una Constitución que organizó a los israelitas en una nación santa con relación gubernamental al Dios-Rey Jehová. En cuanto a esto, Jehová dijo a Israel: “Ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces seguramente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece. Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.”—Éxo. 19:5, 6, NM.
5 Este código de la ley dado mediante Moisés era perfecto. Era correcto. Era bueno. Y era santo. (Sal. 19:7; Rom. 7:12; 1 Tim. 1:8, NM) Revelaba una elevada norma de santidad. Las palabras “santo” y “santidad” se usan más de 130 veces con respecto a este pacto de la ley. El código contenía leyes que designaban días de descanso santos, vestiduras santas para sus sacerdotes administradores, un lugar santo para reunión entre el Dios-Rey y sus siervos santos, aceite de unción santo, una corona del sumo sacerdote con una inscripción “La santidad pertenece a Jehová,” cosas santas, convenciones santas y contribuciones santas. La ley prescribía además que la gente se mantuviera ceremonialmente limpia delante de su Dios-Rey santo por medio de comer alimentos limpios, por diversos lavamientos del cuerpo, haciendo sacrificios por pecados y absteniéndose de cosas muertas.—Éxo. 16:23; 28:2; 29:29; 30:25; 39:30; Lev. 5:15; 23:3; Núm. 18:19, NM.
TRAICIÓN
6, 7. ¿Por qué merecía el quebrantar los Mandamientos Primero y Segundo un castigo tan riguroso?
6 Algunos modernos presuntuosamente critican al Dios Vivo por haber decretado la sentencia de muerte para los que violaban el Primer y Segundo Mandamientos, los cuales estos modernos alegan que sólo son leyes morales. (Deu. 13:6-10; Lev. 20:2, NM) Dichas personas ignoran el hecho de que estos dos mandamientos no sólo eran introductores a un código moral sino que eran parte de las normas jurídicas escritas de la nación, realmente el preámbulo de su Constitución, y, más que eso, gobernaban la lealtad personal de cada israelita a su Rey Soberano, Jehová. Note la lealtad exclusiva exigida por el Segundo Mandamiento. “No debes inclinarte ante ellas ni ser inducido a servirlas [a las imágenes], porque yo Jehová el Dios tuyo soy un Dios que exige devoción exclusiva.” (Éxo. 20:5; 34:14, NM) Por consiguiente el que un israelita apostatara de la adoración limpia para servir a un dios diferente a Jehová o para abrazar la idolatría al servir imágenes, mediante tal mismo quebrantamiento del Primer y Segundo Mandamientos estaba cometiendo el más alto de los crímenes de la tierra y merecía el castigo más riguroso.
7 Escuche lo que dice una autoridad bíblica, Jorge Bush, sobre este punto en su Notes, Critical and Practical on Exodus, tomo II, página 4: “La idolatría vino a ser no sólo la transgresión de un precepto moral de carácter más grave, sino también un acto de traición en contra del estado. Era un rechazamiento virtual de la autoridad de su Gobernante reconocido. Era un rompimiento del convenio original, una rebelión manifiesta en contra de Dios, un positivo abandono de lealtad jurada, y por lo tanto, según los principios establecidos de todos los gobiernos, justamente merecía la pena capital.”
8. (a) ¿Cómo describirían las leyes de las naciones hoy día un acto perpetrado contra la dignidad del soberano? (b) ¿A qué cosa prestan atención los testigos de Jehová hoy día, y por qué?
8 Realmente, según las leyes de las naciones hoy día el cometer tal acto contra la dignidad del poder soberano sería considerado alta traición. Dicho crimen sería llamado de lesa majestad. Lesa majestad se define legalmente como cualquier acto perpetrado contra el poder soberano o, a menudo específicamente, cualquiera de diversos delitos que violan la dignidad de un gobernante soberano. Bouvier’s Law Dictionary (1934), página 689, lo define como “alta traición.” De modo que el delito que Adán perpetró en el Edén contra la majestad soberana de Jehová y el quebrantamiento de lealtad a su Dios-Rey Soberano por los muchos israelitas equivaldrían a crímenes gravemente censurables aun conforme a normas jurídicas del día de hoy. Por consiguiente vemos que los israelitas, bajo una ley que definía el pecado y abogaba por la santidad, trajeron sobre ellos mismos grandes posibilidades para bendiciones o consecuencias deplorables por errar el blanco en fracasos y quebrantamientos de la ley. (Deu. 28:1-68) Que los vilipendiadores de criterio reducido tomen nota de que los testigos de Jehová de hoy día todavía prestan atención seria a los principios fundamentales del Primer y Segundo Mandamientos rehusando saludar la bandera de cualquier nación o cometer idolatría, para que su devoción exclusiva a Jehová Dios permanezca tan limpia como sea posible.
9. ¿Podían los judíos justificarse con buen éxito por medio de la Ley? ¿Por qué contesta usted así?
9 ¿Les fué posible a los israelitas imperfectos guardar esta ley perfectamente y así levantarse a la alta norma de santidad y justicia exclusivas que Dios había revelado? La respuesta es un no categórico, como se encuentra en el registro bíblico de la nación judía durante los aproximadamente mil quinientos años en que estuvo en vigor el pacto de la ley. Muchos judíos pagados de su propia rectitud pensaron que mediante obras de la ley podrían llegar a ser tan santos como para alcanzar la elevada norma de santidad de Dios y que Dios tendría que declararlos justos o justificarlos por medio de la ley. Pero Pablo enfáticamente manifiesta: “Así es que por obras de ley ninguna carne será declarada justa ante él.”—Rom. 3:9-20, NM.
POR QUE EL PACTO DE LA LEY
10. ¿En qué respecto debería haber servido la Ley a los judíos, y qué cosa debería haberles mostrado?
10 ¿Por qué, entonces, se dió una ley perfecta de santidad a los judíos? Hubo varias razones, como se indica en las Escrituras. Primero la norma legal de santidad debería haberles servido de espejo a los judíos. Cada vez que se vieran en este espejo por medio de examinar su proceder en la vida comparado con los requisitos de la Ley eso debería haber mostrado qué cosa era el pecado y cuán lejos estaban de la gloria perfecta de Dios. Pablo correctamente arguyó: “Realmente yo no hubiera llegado a conocer el pecado si no hubiese sido por la Ley.” “Porque mediante la ley viene el conocimiento acertado del pecado.” (Rom. 7:7; 3:20, NM) También cada vez que tenían una vista de su falta de devoción exclusiva y sus deficiencias bajo la ley que requería sacrificios de animales para apaciguar el disfavor de su Dios-Rey, esa consideración debería haber creado en ellos una comprensión fuerte de cuánto necesitaban un rescatador genuino. Los debería haber conducido a un deseo por el Cristo, en quien podrían tener fe. “Antes de que llegara esta fe, estábamos siendo guardados bajo ley, siendo entregados juntos en custodia, esperando la fe que estaba destinada a ser revelada. En consecuencia, la Ley ha llegado a ser nuestro maestro para guiarnos a Cristo, para que seamos declarados justos por causa de la fe.”—Gál. 3:23, 24, NM.
11. ¿Por qué otra razón se les dió el pacto de la ley, y qué manifiestan los hechos?
11 ¿De qué otra manera debería haber conducido el pacto de la ley a los judíos a aceptar a Cristo cuando vino? Los debería haber capacitado a reconocer al segundo Adán cuando apareció para comenzar una nueva relación con Jehová Dios. Estaba escrito en la ley: “Y ustedes deben guardar mis estatutos y mis decisiones judiciales, los cuales si un hombre los guarda, entonces él debe vivir por medio de ellos. Yo soy Jehová.” (Lev. 18:5, NM; Rom. 10:5) En otras palabras, cualquier hombre que guardara cabalmente toda la ley que servía entonces como norma de Dios de devoción exclusiva sería un hombre sin pecado, un hombre que tendría la declaración de justicia de Jehová concediéndole el derecho a la vida humana perfecta. Este hombre, entonces, correspondería al primer Adán perfecto antes de pecar. De tal manera el pacto de la ley capacitaría a los judíos fieles a estar a la mira para identificar a dicho hombre perfecto que llenaría los requisitos como rescatador perfecto. Aquí estaba otro requisito que su prometido Mesías o Cristo tendría que llenar. ¿Llenó Jesús, el Cristo, este requisito vital de perfecta santidad, impecabilidad, estando dedicado exclusivamente al Dios-Rey Jehová y teniendo el derecho a la vida humana perfecta? La respuesta es un resonante Sí. Jesús mantuvo su integridad. Jesús mismo desafió a los fariseos pagados de su propia rectitud de su tiempo: “¿Quién de ustedes me convence de pecado?” (Juan 8:46, NM) Pablo agrega su testimonio a este punto en cuanto a las cualidades de Jesús. “Porque tal sumo sacerdote como éste era adecuado para nosotros, uno de bondad amorosa, sin engaño, incontaminado, separado de los pecadores, y llegado a ser más alto que los cielos.”—Heb. 7:26, NM.
12. ¿Por qué había necesidad de un rescate correspondiente, y quién lo dió?
12 “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, el cual se dió a sí mismo como rescate correspondiente para todos.” Este texto confirma que Jesucristo fué el hombre que correspondió al primer Adán perfecto y por consiguiente dió su alma como redentor del hombre en lugar del alma de Adán que se perdió debido a su infidelidad. La ley de Dios representó este requisito de igual por igual, alma por alma. “Pero si ocurriera un accidente fatal, entonces debes dar alma por alma.” Jesús personalmente testificó que dió su alma como rescate por muchos de la humanidad fiel: “Así como el Hijo del hombre vino, no para ser servido, sino para servir y para dar su alma como rescate en cambio por muchos.”—1 Tim. 2:5, 6; Éxo. 21:23; Mat. 20:28, NM.
EL NUEVO CAMINO
13. ¿Qué nuevo camino a favor del hombre fué necesario, y por qué? ¿Por medio de quién vino el nuevo camino?
13 Como ya hemos considerado, el arreglo del pacto de la ley no levantó a los imperfectos y caídos judíos a la elevada norma de Dios de santidad perfecta. Por esto la elevación del hombre a la perfección humana a la vista de Dios tiene que efectuarse por medio de otro arreglo. “Porque [el pacto de] la Ley no hizo nada perfecto, pero la introducción además de una esperanza mejor sí, por medio de la cual nos estamos acercando a Dios.” ¿Cuál, entonces, es ese arreglo mejor que sí logra acercar los hombres a Dios y finalmente traerlos a la justicia a la vista de Dios? El sistema del pacto de la ley fué traído a un fin cuando Jehová legalmente lo terminó “clavándolo al madero de tormento” de Jesús en 33 d. de J. C. Dió paso al nuevo arreglo que sí introduce elevación a la justicia ante Dios, el camino de la bondad inmerecida de Dios introducido por Jesucristo el rescatador. “Porque el pecado no debe tener señorío sobre ustedes, puesto que ustedes no están bajo ley sino bajo bondad inmerecida.” “La ley fué dada por medio de Moisés, la bondad inmerecida y la verdad vinieron a ser por medio de Jesucristo.”—Heb. 7:19; Col. 2:14; Rom. 6:14; Juan 1:17, NM.
14, 15. (a) ¿Cómo fué espectacularmente inaugurado el nuevo camino, y con qué anuncio por medio de un precursor? (b) ¿Quién es el “postrer Adán,” y por qué pudo dar ilustraciones prácticas en cuanto al nuevo programa de elevación humana?
14 Durante los tres años y medio de su ministerio terrestre Jesús plenamente preparó este nuevo camino de elevación a la perfección y dió demostraciones en cuanto a cómo funcionaría este nuevo método para el bien permanente de la humanidad fiel. Al tiempo del bautismo de Jesús en las aguas del Jordán en el otoño de 29 d. de J. C., Juan el Bautista, el anunciador precursor del Cristo, hizo esta declaración impresionante: “‘¡Vean, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! . . . la razón por la cual yo vine bautizando en agua fué para que él fuera hecho manifiesto a Israel.’ . . . ‘Vi el espíritu descendiendo del cielo como una paloma, y permaneció sobre él. . . . Y lo he visto y he dado testimonio de que éste es el hijo de Dios.’” Aquí de manera espectacular en el día de la dedicación de Jesús la santa fuerza activa de Jehová Dios, manifestada en la forma de una paloma, descendió sobre Jesús como testimonio de que el Padre celestial aceptaba el ofrecimiento de la vida humana perfecta de Jesús como sacrificio rescatador para quitar el pecado. De esa manera se inauguró el nuevo programa de genuino perdón de pecados, curaciones milagrosas de los efectos del pecado y la esperanza de una vida perfecta y sin pecado para siempre en un nuevo mundo de justicia.—Juan 1:29-34, NM.
15 Desde este día de dedicación en adelante Jesús fué considerado a la vista de Dios como una nueva criatura espiritual con esperanza de vida espiritual en el cielo. “‘El primer hombre Adán vino a ser alma viviente.’ El postrer Adán [Jesucristo] vino a ser un espíritu dador de vida.” (1Cor.15:45, NM) Aunque todavía andaría en la carne como hombre perfecto durante tres años y medio más hasta que su sacrificio humano se completara con su muerte sobre el madero de tormento, sin embargo Dios permitió que Jesús diera ilustraciones prácticas aquí sobre la tierra en cuanto a cómo funcionaría este nuevo programa de elevación humana al debido tiempo de Jehová.
NUEVA RECOMPENSA DE FAMILIA
16, 17. (a) ¿Cómo, conforme al procedimiento legal divino, hace posible Jehová el programa de recobro humano? (b) ¿Qué contraste hacen las Escrituras entre la condenación de la familia humana y la justificación de algunos?
16 El que el “postrer Adán vino a ser un espíritu dador de vida” tiene que indicar que Jesucristo, el segundo Adán, transmite vida bajo un nuevo arreglo de familia. El primer Adán, como patriarca o cabeza de familia, llegó a ser un vil pecador antes de transmitir cualquier efecto de vida a su prole. De modo que cuando comenzó a tener hijos les transmitió la gran inhabilidad de una condición de pecado, enfermedad y muerte de la que sus descendientes jamás han podido librarse. Así la enconada condenación de familia persiste en la vieja raza humana debido al primer Adán, y el castigo a modo de enfermedad y muerte sigue su marcha. Ahora bien, si Jehová Dios, en su misericordia amorosa y con una bondad que los miembros de la vieja familia adámica de ninguna manera merecen, suministra un nuevo Adán que jamás yerra el blanco de integridad y que tiene el valor de los derechos a la vida humana, ¿qué es lo que esto hace posible conforme al procedimiento legal divino? Pues, hace posible un maravillosísimo programa de salvación y formación de una nueva familia humana alrededor de una nueva cabeza de familia. Dicha nueva cabeza de familia justa tendría de su meritorio registro justo el poder legal y efectivo de transmitir efectos de vida de bondad, curación y finalmente perfección a todos los que son invitados a hacerse miembros de su nuevo arreglo de familia. Note cómo Pablo contrasta la condenación de familia de la vieja familia adámica con la recompensa que viene a los creyentes por medio del justo acto rescatador del “postrer Adán,” Jesucristo.
17 “Así, pues, como por una transgresión [del primer Adán] el resultado a toda clase de hombres [la entera vieja familia adámica] fué la condenación, asimismo por un acto de justificación [del segundo Adán, Jesucristo] el resultado a toda clase de hombres [que creen y obedecen] es el declararlos justos para la vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre [el primer Adán] muchos fueron constituídos pecadores, asimismo por la obediencia de una persona [el segundo Adán] muchos serán constituídos justos.”—Rom. 5:18, 19, NM.
MODELO DE RECOBRO
18. ¿Quiénes fueron invitados a ser discípulos de Jesús, aceptar su yugo y conseguir felicidad verdadera?
18 Regresemos a las escenas del ministerio terrestre de Jesús para ver cómo él demostró los efectos, el alcance y el tiempo para la operación del programa de recobro cuando los amadores terrestres de Jehová serán levantados a la norma de perfección. Primero observamos que Jesús ofreció la verdadera felicidad a los que estaban conscientes de su necesidad espiritual, a los arrepentidos cargados de pecado, a los mansos que amaban a Dios, a los que tenían corazón honrado, a los que tenían hambre y sed de justicia, a los misericordiosos y a los que estaban siendo perseguidos. El no invitó a los hipócritas, a los pagados de su propia rectitud, ni a muchos de los llamados sabios e intelectuales a ser discípulos suyos bajo el nuevo arreglo de perdón de pecados. “Felices son los que están conscientes de su necesidad espiritual. . . . Felices son los que tienen hambre y sed de justicia. . . . has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los niños. Vengan a mí, todos ustedes los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es bondadoso y mi carga liviana.” (Mat. 5:3-10; 11:25, 28-30, NM) Muchos fueron los que tenían corazón honrado como personas de buena voluntad que oyeron la invitación de Jesús “Vengan a mí” y se hicieron seguidores cristianos de sus pisadas. Muchos oyen en la actualidad y proceden de una manera parecida.
19. ¿Qué modelo estableció Jesús en cuanto a obras que serían ejecutadas en la reconstrucción del género humano?
19 Entre estas personas judías de buena voluntad Jesús ejecutó más de cuarenta milagros asombrosos. Todos éstos se ejecutaron sobre la base de su sacrificio rescatador que estaba pendiente, ilustrando los poderes que él tiene disponibles para usarlos cuando llegue el día de la reconstrucción del género humano. Curó a un lunático, echó fuera espíritus malignos, curó casos de fiebre, limpió de lepra, curó a un paralítico, sanó a un hombre que había estado achacoso durante treinta y ocho años, restauró una mano seca, curó a una mujer que padeció de un flujo de sangre por doce años, restauró la vista, hizo hablar a los mudos, enderezó a una mujer que estaba deforme, curó de hidropesía, reemplazó una oreja cortada, y, por último y lo que fué más grande, ejecutó tres resurrecciones. ¡Cuán extenso alcance de curaciones restaurativas! Ciertamente no existe un impedimento producido por el pecado o evidencia de degeneración humana que esté fuera del alcance del poder de Jesucristo para curarlo para siempre en la sociedad de la nueva tierra.
20. (a) ¿Cómo demostró Jesús qué clase de personas serán curadas por él en el sábado antitípico? (b) ¿Cómo indicó Jesús el tiempo en que sucedería esto?
20 Otro hecho consolador que debemos notar en el ministerio de Jesús es que él no limitó su curación milagrosa a los judíos. Hubo dos casos en que curó a no judíos y no samaritanos, manifestando así que en el tiempo de la reconstrucción personas buenas de todas las naciones que son invitadas para ser súbditos de él serán recipientes de este gran servicio curativo. (Mar. 7:24-26; Mat. 8:5-10) Asimismo es interesante notar que Jesús ejecutó muchos de sus milagros en día sábado. Realmente los fariseos acusaron a Jesús de violar el sábado al ejecutar estas obras poderosas. Jesús arguyó que se permitía hacer bien en el sábado y finalmente declaró que él era el Señor del Sábado. Aquí, entonces, está la guía en cuanto al tiempo para su programa de recobro permanente. Es durante el Reinado de mil años, el cual es un sábado de mil años sobre el cual Cristo Jesús gobierna como Señor, que se ayudará al hombre fiel a dar en el blanco de la integridad.—Mat. 12:1-8; 19:28, NM.
PECADOS PERDONADOS
21. ¿Qué otra autoridad demostró Jesús en su ministerio terrestre, y cómo ha sido esto un consuelo para los cristianos?
21 Jesús, también, tuvo la autoridad para perdonar los pecados. De hecho, ciertos escribas acusaron a Jesús de blasfemia porque decía que tenía este poder. En contestación Jesús manifestó que para él era tan fácil ejecutar un milagro como decir: “Tus pecados están perdonados.” Una cosa era tan fácil como la otra y ambas tenían que ver con el programa de recobro. “‘Sin embargo, para que ustedes conozcan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados—’ entonces dijo al paralítico: ‘Levántate, recoge tu cama, y vete a tu casa.’” (Mat. 9:6, NM) ¡Qué gran alivio ha sido siempre para la conciencia del cristiano verdadero esta provisión, el saber que al orar a Jehová su Padre en el nombre de Jesús para perdón de pecados junto con arrepentimiento, dicho perdón se concede!—Mar. 11:25, NM.
22. ¿Qué felicidad tiene el pueblo de Jehová ahora?
22 “Felices son aquellos cuyos hechos contrarios a ley han sido perdonados y cuyos pecados han sido cubiertos; feliz es el hombre cuyo pecado Jehová de ninguna manera tomará en cuenta.” (Rom. 4:7,8, NM) Hoy a los del resto ungido por razón de ser justificados por fe se les ha borrado su registro pasado de pecados heredados. Las otras ovejas, también, han tenido una garantía de perdón. Unido al hecho de que ambos grupos han estado experimentando una curación espiritual por medio de la Palabra de verdad de Dios, esto significa que todos los testigos de Jehová aun ahora están gozando de un gran estado de felicidad. Están transformando su mente y ya están siendo elevados espiritualmente hacia la alta meta de la santidad. Sí, están determinados a rendir devoción exclusiva a Jehová su Dios-Rey y mantener integridad absoluta hacia él. Sin embargo, sabemos que a los hombres todavía les falta mucho para alcanzar esa norma perfecta. Pero paso a paso diligentemente deseamos recorrer el camino que Jehová ha suministrado en su bondad para la elevación gradual del hombre a la perfección humana a la imagen de Dios.
23. ¿Cuál será el logro final de la elevación de la humanidad por Dios mediante el reino de mil años de Jesucristo?
23 Conmovedoramente esperamos todavía un estado mayor de felicidad, después del Armagedón, cuando comiencen las curaciones físicas para los sobrevivientes, su prole y los resucitados. Aunque la humanidad ha retrocedido en el pecado hasta un nivel muy por debajo de la norma original de Dios durante los pasados seis mil años, no obstante por medio de un programa acelerado Jesucristo efectuará la elevación de la nueva familia de humanos en mil años. Los recobrará cabalmente a la perfección completa en la carne y la mente para que con facilidad puedan llenar las condiciones nuevamente declaradas de perfección e integridad de Jehová. Desaparecidos de la memoria estarán entonces las dolencias, dolores, faltas, errores, debilidades, dificultades, pesares, deformidades, impedimentos físicos, enfermedades y negligencia de los días en que se estuvo bajo el duro dominio del pecado y el rey muerte. Entonces, también, durante la primera parte de esos mil años de reconstrucción, como un proyecto paralelo la entera tierra llegará a ser un paraíso edénico. Al terminar los mil años, después que las multitudes elevadas del género humano hagan frente a su prueba final para determinar que son dignos de la dádiva de una vida de duración interminable, la humanidad irradiando vida, en ese entonces santa, perfeccionada y verdaderamente leal, estará en el paraíso a la orilla de los siglos venideros. A medida que usen sus facultades de libre albedrío para mantener la gloria de su Dios Santo, los súbditos resplandecientes de la tierra pasarán de una hazaña alborozadora a otra y de un estado de felicidad completa a otro hasta la eternidad. (Efe. 1:21, NM) Para siempre mantendrán su integridad a Jehová Dios para vindicación de Él.