¿Pueden los cristianos comer carne?
UN CRISTIANO es uno que se ha dedicado a hacer la voluntad de Dios y seguir en las pisadas de Cristo Jesús. Hasta donde le sea posible hacerlo, tiene que hacer lo que la ley de Dios requiere que él haga y tiene que abstenerse de lo que ella prohibe. ¿Está el comer carne entre las cosas que al cristiano se le prohibe hacer?
Sí, dicen muchos vegetarianos que profesan ser cristianos, como los adventistas del séptimo día. Según ciertos vegetarianos el mandato: “No matarás,” prohibe no sólo el quitar la vida humana sino también la de los animales inferiores.—Éxo. 20:13.
La Biblia revela a nuestro gran Legislador, Jehová Dios, como un Dios de amor, justicia, sabiduría y poder. Todos sus caminos y leyes por lo tanto son siempre justos, amorosos y rectos, y nosotros, como criaturas humanas imperfectas, no podemos hacer mejoras en su amor y justicia así como no podemos superarlo en sabiduría y poder. Por más obvio que sea esto, tenemos que recordarnos a nosotros mismos este hecho, porque el punto de vista adoptado por los que basan su vegetarianismo en fundamentos religiosos realmente denota una crítica a los caminos y leyes de Dios. Tal proceder es presuntuoso.
El vegetarianismo (el término primero apareció hace aproximadamente un siglo, aunque la idea tiene unos tres mil años o más) puede tener algún mérito para algunos desde un punto de vista de salud y económico, pero si el dar muerte a los animales inferiores fuera igual al dar muerte al hombre, es decir, moralmente incorrecto, ¿podríamos imaginarnos a un Dios de justicia y amor considerando con favor el sacrificio animal que Abel ofreció y al mismo tiempo rechazando la oferta vegetal de Caín? Puesto que algunos vegetarianos tienen escrúpulos contra el matar animales y sin embargo se ponen un uniforme y matan en tiempo de guerra, puede decirse que tienen un parecido con Caín, que ofreció un sacrificio vegetal y sin embargo mató a su hermano. Y ¿no quedó bien complacido Jehová con los sacrificios que Noé ofreció después que salió del arca? ¿No ordenó Jehová a los judíos que ofrecieran muchos sacrificios de animales y que anualmente comieran el cordero pascual? ¿No manifestó repetidamente su aprobación de sacrificios animales enviando fuego desde el cielo para consumirlos?
Tampoco instituyó Cristo Jesús el vegetarianismo, ya fuera por precepto o por ejemplo. Él comió el cordero pascual. También comió pescado, haciéndolo aun después de su resurrección. Y ¿no tomó unos cuantos panes y pescados y alimentó con ellos a muchos miles de personas en dos ocasiones, proporcionándoles maravillosamente pescado, carne? Si hubiera creído que era malo comer carne ¿hubiera llenado milagrosamente las redes de sus discípulos con peces, como lo hizo en dos ocasiones? Y al enviar a sus discípulos, ¿no les ordenó que comieran todo lo que la gente les sirviera y no dijo que no era lo que entraba en el hombre lo que lo contaminaba sino lo que salía de su corazón?
Cierto, Pablo declaró que no comería carne si eso hacía tropezar a su hermano, sin embargo nótese que a través de sus cartas él manifiesta que no es malo comer carne: “Un hombre tiene fe para comer de todo, pero el hombre que es débil come legumbres. [Note que el vegetariano es el que es débil en fe, inmaturo.] Que el que come no desprecie al que no come, y que el que no come no juzgue al que come, porque Dios ha recibido a ése.”—Rom. 14:2, 3, NM.
Y en vez de que todos dejen de comer carne por causa de los débiles, la deducción es que los débiles en fe deben llegar a ser lo suficientemente fuertes también para poder comer carne; porque note las palabras adicionales de Pablo sobre el tema: “Todo lo que se venda en la carnicería sigan comiéndolo, sin investigar nada a causa de su conciencia, porque ‘la tierra pertenece a Jehová, y también su abundancia’. Si alguno de los incrédulos los invita a ustedes y desean ir, procedan a comer todo lo que les sea puesto delante, sin investigar nada a causa de su conciencia.”—1 Cor. 10:25-33, NM.
Note además las palabras proféticas de Pablo concernientes a los últimos días cuando algunos se apartarían de la fe y estarían “ordenando el abstenerse de alimentos que Dios creó para que se participe de ellos con acción de gracias por los que tienen fe y acertadamente conocen la verdad. La razón de esto es que toda creación de Dios es correcta y nada ha de rechazarse si se recibe con acción de gracias, porque es santificado por medio de la palabra de Dios y oración tocante a ello.”—1 Tim. 4:3-5, NM.
Tampoco fueron los animales usados únicamente para alimento. A través de las Escrituras leemos acerca de cómo se usó piel para odres, cinturones, sandalias, y la cubierta del tabernáculo. Dios mismo, allá en el principio, suministró una cubierta de pieles para Adán y Eva. Sí, los animales inferiores fueron hechos para el placer, salud y comodidad del hombre. Él puede usarlos como bestias de carga y dejar que le suministren huevos y productos de lechería así como también carne y piel. No fueron hechos para vivir eternamente, como fué hecho el hombre, sino “nacidos naturalmente para ser prendidos y destruídos.”—2 Ped. 2:12, NM.
REFUTANDO ARGUMENTOS DE VEGETARIANOS
Algunos presentan el argumento de que Dios no dió al hombre carne para comer en el principio. Cierto, pero cuando volvió a declarar su mandato de procreación a los sobrevivientes del Diluvio él sí concedió la carne como alimento: “Todo animal que se arrastra que está vivo puede servir de alimento para ustedes.” Sólo se prohibió la sangre: “Sólo carne con su alma—su sangre—no deben comer.”—Gén. 9:3, 4, NM.
El hecho de que Daniel y sus tres compañeros rehusaron comer carne no puede usarse como un argumento a favor del vegetarianismo, porque ellos basaron su objeción a participar de la vianda del rey en la ley mosaica, la cual no aplica a los cristianos. Cuando más, el proceder de ellos sólo es un argumento a favor de la salud.—Dan. 1:8-20; Rom. 6:14, 15.
A los vegetarianos les gusta citar Isaías 66:3: “El que degüella un toro, es como el que mata a un hombre.” Pero en el contexto no se está discutiendo el asunto de la comida sino de los sacrificios. Si esas palabras prohiben comer alimento entonces el cristiano no puede comer vegetales, porque el texto también declara: “El que hace ofrenda vegetal, como quien presenta sangre de cerdo.”
El vegetariano aplica a los animales inferiores las palabras de Jesús: ‘Si ustedes lo hacen a uno de los menores de éstos, me lo hacen a mí.’ Pero note el versículo completo: “Al grado que lo hicieron a uno de los menores de éstos mis hermanos, me lo hicieron a mí.” (Mat. 25:40, NM) ¿Son los animales inferiores los hermanos de Jesús, el Hijo de Jehová Dios?
Tampoco pueden usarse las palabras de Jesús, “Felices son los misericordiosos,” para abogar en defensa del vegetarianismo, porque entonces Jesús hubiera sido falto de misericordia, pues él ciertamente comió carne, como hemos visto. Jehová se gloría en el hecho de que es misericordioso, bondadoso y amoroso, y en vista de todos sus mandatos, de comer el cordero pascual y ofrecer los sacrificios animales, y su propio uso de las pieles de animales para vestir a Adán y Eva, debe ser evidente que el ser misericordioso no requiere que el hombre se abstenga de usar animales inferiores para su beneficio.—Mat. 5:7, NM.
En su celo por hallar apoyo para su enseñanza algunos vegetarianos alegan que los cuatro relatos canónicos del evangelio fueron cambiados radicalmente y que originalmente contenían muchas referencias a palabras de Jesús que prohibían el uso de carnes y a muchos incidentes en que se hace referencia a su bondad para con los animales. Estas pretensiones se basan en la obra apócrifa El evangelio de los doce santos, que se supone fué escrita por los esenios y traducida por un tal Ouseley. En vista de la abundante evidencia en apoyo de la canonicidad de los cuatro Evangelios, esta obra apócrifa es un fraude palpable promulgado para justificar las enseñanzas de los esenios, porque no contiene ninguna referencia a la ocasión en que Jesús alimento a las multitudes con los panes y pescados, ni ninguna otra referencia a cuando él comió pescado. ¡Hasta se representa a Jesús rehusando dejar que maten el cordero pascual, traído a él por Judas!
Siempre es el caso que el género humano exagera las cosas, sin duda a instigación de Satanás. Así por una parte tenemos la desenfrenada matanza de animales por deporte, o la imposición de sufrimientos terribles a bestias mudas en nombre de la ciencia médica; y por otra parte tenemos a los sentimentalistas que pondrían a los animales inferiores en el mismo nivel que el hombre o algunos de los cuales aun extenderían a la creación bruta las esperanzas de una resurrección y vida eterna en el cielo. La Palabra de Dios condena la crueldad a los animales, diciéndonos: “El justo mira por la vida de su bestia.” (Pro. 12:10) Pero no ofrece ninguna esperanza de vida eterna para ellos, porque eso depende de adquirir conocimiento de Jehová Dios y Cristo Jesús, de llevar una vida en armonía con la voluntad de Dios y confesar la verdad a otros. La creación bruta no puede hacer esas cosas.
Los vegetarianos pueden mencionar a Ovidio, Sócrates, Platón, Plutarco, Pitágoras, Aristóteles y muchos otros para apoyar su punto de vista, pero no pueden alistar ningún apoyo bíblico, porque conforme a todo el testimonio de la Biblia los cristianos pueden comer carne.