Sombras del pasado
“Porque esas cosas son una sombra de las cosas por venir, pero la realidad pertenece al Cristo.”—Col. 2:17, NW.
1. ¿Qué asuntos que antecedieron al pacto de la Ley son de interés actual, y por qué?
DEL remoto pasado oscuro muchas sombras de las realidades del siglo veinte se destacan, dando testimonio silencioso pero inequívoco. Estas sombras bíblicas de contorno definido predicen actividad que acontece hoy en una escala global. Aunque el pacto de la Ley mediado por Moisés en tiempo antiguo contuvo una hueste de sombras proféticas de cosas buenas por venir, no obstante siglos antes de dicho pacto la ley y costumbres patriarcales también contribuyeron su parte de sombras que hallan su realidad en nuestro día. (Heb. 10:1, NW) A estas sombras que antecedieron al pacto de la Ley también pueden tener aplicación las palabras de Pablo: “Porque esas cosas son una sombra de las cosas por venir, pero la realidad pertenece al Cristo.” (Col. 2:17, NW) Basados en esta declaración, debemos esperar que también estas sombras proféticas primitivas tengan su cumplimiento concentrándose alrededor de los siervos de Cristo Jesús. Y veremos que eso es exactamente lo que los hechos manifiestan. En el artículo anterior ya se ha hecho un estudio preliminar del origen y operación de la sociedad patriarcal, así que estamos listos para considerar detenidamente otros detalles legales que arrojan sus interesantes sombras de realidades actuales.
CUSTODIA DE PERSONAS Y PROPIEDAD
2. ¿Qué ley patriarcal ha de examinarse, y cómo se indicaba el aceptar responsabilidad legal?
2 La sociedad patriarcal tenía leyes y costumbres bien definidas que gobernaban la custodia de la propiedad personal y de personas. La custodia surgía cuando un propietario o padre confiaba su propiedad o hijos al cuidado de otros. La propiedad o personas o se entregaban a otros para que ejercieran custodia sobre ellos o se daban como préstamo para beneficio de éstos. En ciertas ocasiones se le daba al hermano mayor que era maduro la custodia de sus hermanos menores. Puesto que los patriarcas bíblicos eran en su mayoría manaderos o pastores, la propiedad generalmente implicaba animales que se ponían al cargo de otros. Sin embargo, parece que los reglamentos generales aplicaban a cualquier bien o propiedad o a cualquier persona que pudiera haber sido confiada en manos de los custodios. Cuando a un pastor se le encargaban las ovejas de un propietario, cuando el pastor decía que cuidaría las ovejas entonces esto traía responsabilidad legal sobre el pastor empleado. Notamos el caso de la cabeza de familia Jacob cuando él regateó con su suegro Labán en cuanto a cuidar las ovejas de éste. Cuando Jacob dijo, “Si hicieres esto conmigo, volveré a apacentar y a cuidar tu ganado,” estaba aceptando responsabilidad legal por las ovejas entregadas a su cuidado.—Gén. 30:31.
3, 4. (a) ¿Dónde se halla un registro de las responsabilidades legales de la custodia patriarcal, y cómo vino eso a ser así? (b) Discuta las responsabilidades implicadas en cuanto a la custodia de animales.
3 ¿Cuáles eran algunas de las responsabilidades legales que recaían sobre el que aceptaba la custodia de los animales que pertenecían a otro? En años posteriores los reglamentos del día de Noé en cuanto a la custodia fueron divinamente incorporados en el pacto de la Ley que se le dió a la nación de Israel. Por lo tanto en la ley de Moisés tenemos un registro efectivo de estas responsabilidades. “Si un hombre pone un asno o un buey o una oveja o cualquier animal al cuidado de un conciudadano, y el animal muere o es lastimado o es arrebatado, sin que nadie lo vea, entonces el hombre tiene que jurar delante del Eterno [Jehová, Mod] que él no ha puesto mano sobre la propiedad del otro hombre; el propietario tiene que aceptar este juramento, y no se hará ninguna restitución. Pero si el animal ha sido robado, el hombre tiene que hacer restitución al propietario. Si el animal ha sido despedazado, que traiga la carne despedazada como evidencia; él no necesita resarcir lo que ha sido despedazado.”—Éxo. 22:10-13, Mo.
4 Por lo tanto se le exigía al pastor prestar cuidado ordinario al custodiar los animales confiados a él. Tenía que darles suficiente atención para asegurarse de que los animales fueran alimentados y para que no se perdieran. Si al desempeñar su superintendencia algunos animales fueran robados por él mismo o sus ayudantes alquilados, entonces tenía la responsabilidad de hacer una restitución plena al propietario. Por los robados tenía que restaurar cinco o cuatro veces lo perdido, dependiendo de lo que fueran, bueyes u ovejas. (Éxo. 22:1) Por otra parte, la ley patriarcal no exigía que el pastor ejerciera un alto grado de cuidado que lo hiciera responsable por hechos que estuvieran más allá de su control como humano. De modo que si el animal moría de sí mismo o era lastimado, pero no por falta o descuido del guardián, o era robado a la fuerza por un grupo invasor armado, entonces no se le exigía al pastor que hiciera restitución. Esto también aplicaba en casos en que una fiera atacaba al animal, despedazándolo. Al mostrar al propietario la evidencia del ataque que mató al animal, el propietario tenía que sufrir la pérdida. El pastor custodio estaba libre de responsabilidad.
5. ¿Qué sucedió en el caso de José, y cómo vino a estar Rubén bajo responsabilidad especial?
5 Con estos antecedentes podemos entender mejor los tratos entre Jacob y sus hijos al tiempo de la desaparición de José. Los diez hijos del patriarca Jacob se habían encelado de su hermano José de diecisiete años, quien disfrutaba de la posición favorita ante su padre. Jacob envió a su hijo José en una misión para que determinara el bienestar de sus diez hermanos mayores e informara sobre el progreso de su obra de pastorear los rebaños de Jacob en un lugar apartado. Viendo que José venía a lo lejos, sus hermanos celosos conspiraron para matarlo y decirle a su padre que una fiera lo había matado. Cuando José llegó adonde estaban lo despojaron de su saco de muchos colores y lo arrojaron en un hoyo. Pero Rubén, el hermano mayor, el responsable legalmente por la custodia de su hermano menor, ahora que él estaba en medio de ellos, objetó a la conspiración y planeó restaurar a José a su padre y así salvar su responsabilidad como guardián especial. Mientras tanto, cuando Rubén estaba lejos del hoyo, los otros hermanos vendieron a José como esclavo a unos mercaderes que pasaban. Cuando Rubén regresó al hoyo y supo que José no estaba allí, rasgó su ropa en angustia, sabiendo que él sería considerado legalmente responsable por la desaparición de su hermano menor. Él exclamó, “¡El niño no parece! y yo, ¿a dónde iré yo”?—Gén. 37:12-30.
6. ¿Cómo procedió Rubén, y por qué? ¿Cuál fué el fallo del juez Jacob, y por qué?
6 La manera en que Rubén ahora procedió a instancia de sus demás hermanos no fué una de mera imaginación. Más bien fué un curso sagazmente delineado para escaparse de la responsabilidad legal cuando se presentaran ante su padre para informarle de la desaparición de José. Sabían que tendrían que enfrentarse a su padre, quien se sentaría como juez patriarcal para investigar y considerar toda la evidencia en cuanto a la responsabilidad. Además, sabían que bajo la ley de custodia de personas y propiedad, si pudiera establecerse la evidencia de ataque por una fiera, entonces el custodio quedaría completamente absuelto y se le consideraría inocente. Note cuidadosamente el relato bíblico de lo que sucedió y cómo Jacob fué obligado legalmente a reconocer o examinar la evidencia y, como juez, a pronunciar legalmente que sus hijos eran inocentes de la supuesta muerte de José. “Ellos tomaron la túnica de José, y degollando un macho de cabrío, tiñeron la túnica en la sangre. Entonces enviando, hicieron llevar la túnica de diversos colores a su padre, diciendo: Esta hemos hallado; reconoce pues, y ve si es la túnica de tu hijo o no. Y él la reconoció, y dijo: ¡La túnica de mi hijo es; alguna bestia feroz le habrá devorado! ¡sin duda ha sido despedazado José!” (Gén. 37:30-34) La última oración citada comprende en lenguaje legal el fallo jurídico del juez Jacob. Ningún castigo pudo ser impuesto sobre los diez hijos. Las manos de Jacob quedaron atadas por la ley; no podía proseguir más el asunto.
7. ¿Hay algo que indique que Jacob sospechaba agravio? Explique lo que él manifestó.
7 El juez Jacob se vió obligado a dar fallo de muerte por acción de una fiera. No hay evidencia de que todavía calladamente en la mente sospechara un agravio. Años después cuando se presentó el asunto de confiar a Benjamín, su amado hijo menor, al cuidado de sus hermanos mayores a quienes les pidió el primer ministro egipcio (en realidad su hermano José, a quien ellos no reconocieron) que trajeran a Benjamín a Egipto, Jacob rehusó dejar que el muchacho fuera llevado bajo las garantías normales de custodia. Más bien no fué sino hasta que Judá, el cuarto hijo de Jacob, prestó un fuerte juramento de seguridad personal para la protección de Benjamín, proporcionando así una garantía muy fuerte y más allá del arreglo de custodia, que Jacob consintió en dejar que Benjamín fuera. (Gén. 44:32, 33) Además, Jacob manifiesta sus temores y preocupación paternales especiales recordando a sus hijos que años antes él se vió obligado como juez a decir el fallo de muerte por una fiera y desde entonces él no ha visto a José: “El uno salió de mi presencia, y yo dije: ¡Sin duda ha sido despedazado! y no le he visto hasta ahora.”—Gén. 44:28.
CUSTODIA EN REALIDAD
8. ¿En quién comenzó la realidad de la sombra de custodia, y quiénes son (1) el propietario de las ovejas, (2) las ovejas, y (3) el pastor?
8 Esta sombra patriarcal del pasado oscuro empezó a tener su realidad con el Pastor propio, Cristo Jesús, a cuyo cargo fueron encargadas las “ovejas” de su Padre. Jehová Dios es el gran Pastor y Propietario de sus “ovejas”. Sus fieles siervos cristianos son semejantes a ovejas que en un tiempo se descarriaron pero que ahora se han vuelto a Dios el pastor y superintendente de sus almas. (Sal. 23:1; 1 Ped. 2:25, NW) Cristo Jesús fué enviado como el pastor propio para cuidar estas ovejas. “Yo soy el pastor propio; el pastor propio entrega su alma a favor de las ovejas. El hombre asalariado, que no es pastor y a quien las ovejas no pertenecen como suyas propias, ve al lobo venir y abandona las ovejas y huye—y el lobo las agarra y las dispersa—porque él es un hombre asalariado y no cuida las ovejas. Yo soy el pastor propio, y conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen a mí, así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y yo entrego mi alma a favor de las ovejas. Y tengo otras ovejas, que no son de este redil; a éstas también tengo que traer, y escucharán mi voz, y llegarán a ser una sola manada, un solo pastor.”—Juan 10:11-16, NW.
9, 10. (a) ¿Cómo y con qué responsabilidad pastoreó Jesús las ovejas de Jehová? (b) ¿Fueron destruídas algunas ovejas, y si lo fueron, cómo, y quién fué responsable?
9 ¡Qué record de cuidado y devoción amorosos para con las ovejas estableció Jesucristo durante su ministerio de tres años y medio! Diligentemente las alimentó con rico alimento espiritual. Cuando una se perdía, dejaba las noventa y nueve y recobraba la descarriada. (Mat. 18:12-14) Él ayudó a los espiritualmente pobres y enfermos a recuperarse. Pero donde la enfermedad espiritual y aun la muerte espiritual sobrevenía a pesar de su atención amorosa, él no era considerado responsable ante el gran Propietario de las “ovejas”, Jehová Dios. Él murió, no por haber perdido algunas ovejas, sino para salvar las ovejas perdidas. Este pastor fiel también protegía las ovejas contra los ataques violentos de los demonios y de Satanás mismo, que andaba “en derredor como león rugiente, tratando de devorar”.—1 Ped. 5:8, NW.
10 “Simón, Simón, ¡mira! Satanás ha demandado tenerlos a ustedes para zarandearlos como trigo. Pero yo he rogado por ti para que tu fe no ceda; y tú, una vez que hayas vuelto, da sostén a tus hermanos.” (Luc. 22:31, 32, NW) De las doce ovejas especiales que Jehová le entregó a Jesús sólo una fué destrozada por el león devorador Satanás el Diablo. Note el siguiente informe que Jesús hace en su oración a Jehová en cuanto a su obra pastoral. “Cuando yo estaba con ellos yo los vigilaba por respeto a tu propio nombre que me has dado a mí, y los he guardado, y ninguno de ellos es destruído aparte del hijo de destrucción.” (Juan 17:12, NW) Como se indicó en la sombra patriarcal, Jesús no fué considerado responsable por la destrucción del traidor Judas Iscariote. Puesto que Jesús cuidó con buen éxito a una multitud de ovejas, trayéndolas a la vida eterna, tenemos como caudillo delante de nosotros al glorificado Jesucristo, ¡un pastor probado que es seguro y fidedigno!
11. ¿Para qué obra educó Jesús a sus discípulos y cómo subrayó este punto al hablar con Pedro?
11 Mientras Jesús desempeñaba su obra pastoral, al mismo tiempo estaba educando a sus discípulos para que fueran subpastores. Jesús siempre estuvo ocupado edificando su fe, para que pudieran estar en posición de aceptar las responsabilidades como custodios de las ovejas de Jehová. Antes de su ascensión al cielo Jesús al hablar con Simón Pedro dió énfasis a este punto de la obra pastoral. Tres veces subraya Jesús el punto. “‘Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?’ Él le dijo: ‘Sí, Señor, tú sabes que te tengo cariño.’ Le dijo a él: ‘Alimenta a mis corderitos.’ De nuevo él le dijo, por segunda vez: ‘Simón, hijo de Juan, ¿me amas?’ Él le dijo: ‘Sí, Señor, tú sabes que te tengo cariño.’ Él le dijo: ‘Pastorea mis ovejitas.’ Él le dijo por tercera vez: ‘Simón, hijo de Juan, ¿me tienes cariño?’ Pedro se afligió de que le dijera por tercera vez: ‘¿Me tienes cariño?’ De modo que le dijo: ‘Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te tengo cariño.’ Jesús le dijo: ‘Alimenta a mis ovejitas.’”—Juan 21:15-17, NW.
12, 13. (a) ¿Qué consejo dió Pedro sobre el pastorear? ¿aplica hoy? (b) ¿Qué responsabilidades tienen que aceptar los siervos de congregación hoy día?
12 Este mismo Pedro llegó a ser un fiel subpastor que seguía las pisadas de su Señor y Maestro Jesucristo. A los compañeros subpastores de su tiempo y con igual fuerza a los verdaderos ministros cristianos de la actualidad, Pedro dió consejo sabio. “Pastoreen la grey de Dios entre ustedes, no por fuerza, sino voluntariamente, tampoco por amor de ganancia deshonrosa, sino con anhelo, ni como enseñoreándose de los que son la herencia de Dios, sino haciéndose dechados de la grey.” (1 Ped. 5:2, 3, NW) Por eso ahora en este tiempo, cuando centenares de miles de las “otras ovejas” del Señor están siendo congregadas en la organización de la “una sola manada” de la sociedad entrante del nuevo mundo, la sombra patriarcal de la responsabilidad pastoral bosqueja en detalle la responsabilidad pastoral moderna en la realidad entre las congregaciones de los testigos cristianos de Jehová. Todos ustedes los que son siervos ministeriales en las congregaciones, ¿cómo están cumpliendo con los requisitos divinos?
13 ¿Están ustedes desempeñando la vigilancia seriamente como siervos maduros de Dios? ¿Aceptan ustedes voluntariamente sus deberes como tales siervos asignados, no por amor de ganancia fraudulenta sino ansiosamente en su amor por Dios y su compañero cristiano? ¿Está usted alimentando eficazmente a las ovejas del Señor con el debido alimento espiritual que Jehová provee tan ricamente en su mesa? ¿Se esfuerza usted por ayudar a los espiritualmente enfermos y a los espiritualmente pobres a recobrar salud y riqueza espirituales para que sean miembros fuertes de su grupo local de testigos predicadores? ¿Está usted protegiendo las ovejas con lo mejor que puede contra los ataques de los demonios y Satanás, para que no sean arrebatadas de la manada verdadera? Si una de ellas se descarría, ¿se esfuerza usted por recobrar esta oveja perdida, para que haya gozo debido al regreso de un arrepentido que fué entristecido de un modo piadoso y así rescatado de destrucción posible? (2 Cor. 7:8-11, NW) Si los subpastores modernos pueden contestar todas estas preguntas afirmativamente, entonces están cumpliendo con sus responsabilidades teocráticas como se ejemplificó por los pastores Jesús y los apóstoles.
14. ¿Qué responsabilidades pastorales recaen sobre todos los testigos de Jehová, y cuán serio es este asunto?
14 Pero de modo más amplio todos los testigos de Jehová como ministros tienen responsabilidades pastorales en sus respectivos territorios dondequiera que predican. Ahí en sus territorios individuales hay muchas de las “otras ovejas” en perspectiva, ovejas perdidas y enfermas que tienen que ser cuidadas amorosamente por el ministro pastoral comisionado. Si esto se debe a nuestra negligencia al no cuidar a estas ovejas que el gran Propietario, Jehová Dios, puso en nuestra custodia, seremos considerados responsables por la vida de las tales. “Hijo del hombre, te asigno como centinela a Israel; cuando quiera que oigas una palabra de mí, tú tienes que darles mi amonestación. Cuando yo digo al inicuo, ‘Tienes que morir,’ si tú no le amonestas, si tú no dices nada para amonestar al inicuo de su curso inicuo, para salvar su vida, entonces ese hombre inicuo morirá por su iniquidad, pero yo te consideraré responsable por su muerte.” (Eze. 3:17, 18, Mo) Por eso si tratamos de ayudar a estos descarriados ahora con el mensaje de vida del Señor y si a pesar de nuestros esfuerzos Satanás el león rugiente los devora, entonces estamos libres de responsabilidad por tales ovejas en perspectiva destruídas. Pablo expresó la seriedad de nuestro ministerio pastoral cuando dijo, “Necesidad me está impuesta. Realmente, ¡ay de mí si no declarare las buenas nuevas!” (1 Cor. 9:16, NW) Igual que Jesús y los apóstoles, los fieles subpastores modernos que desempeñan seriamente su ministerio tendrán la satisfacción de ver la preservación de una vasta multitud de las otras ovejas del Señor a quienes ellos han tenido el privilegio de encontrar, ayudar y proteger en camino a la vida eterna.
ESCLAVITUD
15. ¿Cómo surgió la esclavitud voluntaria en tiempos patriarcales, y qué vino con ello a tales esclavos?
15 Otro tema de interés es el de la esclavitud que existió en los días de los patriarcas, costumbre que aparentemente brotó de los tiempos de Noé. Parece que cuando cierta unidad de familia bajo su cabeza de familia entraba en tiempos de dificultad económica, debido a mala administración o a reveses monetarios que resultaban en contraer deudas, la cabeza de tal familia podía acabar con la deuda vendiéndose él mismo y a su familia en esclavitud, legal y voluntariamente. Esto quería decir venderse a su acreedor por la suma que cubría la deuda o venderse a una cabeza de familia que gozaba de prosperidad monetaria y podía pagar el precio de venta para librar al nuevo esclavo de su deuda. A cambio de los servicios futuros de la familia subordinada la familia más rica convenía en alojar, vestir y alimentar a los esclavos voluntarios recién adquiridos por arreglo. Este arreglo le proporcionaba un medio temporario de existencia a la unidad de familia que servía en esclavitud. Esto era mejor que el sufrir pobreza. Es evidente, pues, que ese servicio de esclavo en aquellos días quería decir empleo servil con las necesidades de la vida aseguradas por un patriarca o cabeza de familia superior. Tome nota del cuidado que José recibió en su esclavitud en Egipto.—Gén. 39:1-6.
16. ¿Qué provisión había para ser libertados de ese tipo de esclavitud?
16 La ley uniforme y acostumbrada que regía tal esclavitud voluntaria en el Levante antiguo hacía provisión además para la redención por el esclavo mismo si heredaba dinero después o por un pariente cercano. La redención o el ser comprado consistía en efecto en el pago de un precio negociado con el propietario del esclavo para su libertad. A su vez el esclavo y su familia tenían el derecho de recibir regalos de su anterior amo por servicios pasados.a El servicio esclavizado como estado temporario a veces duraba por generaciones cuando un pariente cercano redentor no proveía prestamente el rescate. Recordamos a los doce hijos de Jacob y sus familias que voluntariamente entraron a Egipto para residir allí y después fueron sometidos a esclavitud por Faraones agresivos. Los israelitas permanecieron esclavizados por algunas generaciones.—Éxo. 2:23.
17. ¿Qué dijo la Ley de Moisés acerca de la servidumbre voluntaria?
17 En los días de Moisés el pacto de la Ley legislado por revelación divina incorporó la mayor parte de las provisiones que gobernaban la servidumbre voluntaria. “Asimismo cuando empobreciere tu hermano junto a ti y se te vendiere, no le harás servir como esclavo: estará contigo como jornalero y como transeúnte; hasta el año del jubileo te servirá. Entonces saldrá de tu poder, él y sus hijos juntamente con él, y volverá a su parentela; volverá también a la posesión de sus padres. Y cuando la mano del extranjero, o del transeúnte que mora en medio de ti, adquiriere riquezas, y mientras tanto empobreciere tu hermano junto a él, y se vendiere al extranjero . . . después de vendido le quedará el derecho de redención: uno de sus hermanos deberá redimirle.” (Lev. 25:39-41, 47-49) Incidentalmente, en contraste con el benévolo arreglo mencionado anteriormente también había la costumbre de hacer esclavos involuntarios de cautivos de guerra, quienes no podían ser redimidos. Este último arreglo opresivo de esclavitud debe haber originado con Nimrod y sus sucesores satánicos que recurrían a las guerras.
18. ¿A qué se debe que el hombre se halle en cautiverio? Describa su situación.
18 Como miembros de la familia humana hoy los hombres se hallan en esclavitud al pecado y la muerte. Nuestro antepasado Adán insensata y voluntariosamente entró en esclavitud al pecado y la muerte por el precio de comer fruto prohibido en obstinación. Él se vendió y vendió a toda su familia futura al servicio de la muerte. La muerte empezó a gobernar como rey. Esta obligada esclavitud a la muerte ha pasado a todos los hombres. Todos han sido vendidos a una existencia insegura y servil. “Porque la creación fué sujeta a futilidad.” (Rom. 8:20, NW) Ni un solo miembro de la familia humana ha podido pagar el precio sumamente elevado de una vida humana perfecta para comprarse y salir de este cautiverio mortífero. “Por medio de un solo hombre el pecado entró al mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado—. No obstante, la muerte rigió como rey desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado a la manera de la transgresión de Adán, el cual se asemeja al que había de venir.” (Rom. 5:12, 14, NW) Habiendo originalmente inducido al hombre a perder su libertad en la casa teocrática de Dios, Satanás, el dios inicuo de este viejo mundo malo, ha tratado además de mantener a la humanidad en cautiverio a sí mismo así como también en cautiverio a la muerte. Satanás ha venido a ser el gran carcelero y capataz de esclavos de su entera organización de hombres y demonios. Por esta razón los más de dos mil millones de personas que ahora viven en la faz de la tierra se hallan en un vasto cautiverio a sus dos amos opresivos, el “dios Satanás” y su aliado el “rey Muerte”.—2 Cor. 4:4, NW.
REDENCIÓN EN REALIDAD
19. ¿Hay esperanza alguna de ser libertados de esta esclavitud? ¿Quién es el pariente del hombre? Explique.
19 ¿No hay esperanza de ser libertados de esta esclavitud? Sí, la hay. Y es por razón de la posiblidad de redención tal como se prefiguró en la ley patriarcal que hizo provisión para la compra de los que se entregaron a esclavitud. Recuerde que era un pariente el que tenía el derecho de redimir o comprar a su pariente de la servidumbre. Además, el pariente tenía que pagar un precio de rescate. ¿Quién, entonces, posiblemente podría ser el pariente cercano del hombre pecador que pagaría el altísimo precio exigido para su redención? Ese pariente cercano redentor no es otro sino el Perfecto, Jesucristo, que vino a ser carne humana para que pudiera ser pariente del hombre fiel. La Biblia le llama el “postrer Adán”. Jesús se refiere a sí mismo como el “Hijo del hombre”. (Juan 1:14; 1 Cor. 15:45; Mat. 16:13, NW) Así que hay una abundancia de evidencia para manifestar que Jehová Dios misericordiosa y amorosamente envió a su amado Hijo a la tierra para que fuera el pariente cercano del hombre para librar a los fieles de la destrucción. “Porque Dios amó tanto al mundo que dió a su Hijo unigénito, para que todo aquel que ejerza fe en él no sea destruído sino tenga vida eterna.”—Juan 3:16, NW.
20, 21 (a) ¿Cuál era el precio de la redención? (b) ¿Cómo y cuándo pagó Jesús el precio?
20 Las Escrituras también manifiestan que el hombre fiel fué comprado con un precio rescatador, porque dicen, “porque fueron comprados con un precio.” (1 Cor. 6:20, NW) Entonces, ¿qué fué ese precio? Conforme a los principios divinos de ‘vida por vida’ y la ‘vida está en la sangre’ la justicia de Dios exigía que el precio rescatador correspondiera perfectamente a la cosa que Adán perdió, a saber, la vida de un hombre perfecto. (Éxo. 21:23; Lev. 17:11) En otras palabras, el precio sería la sangre de un hombre perfecto, sangre que equivaliera a la del perfecto Adán antes de entrar él en cautiverio a la muerte. Y eso es exactamente lo que la Biblia indica. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre Cristo Jesús, el cual se dió a sí mismo como rescate correspondiente para todos—esto es a lo que se dará testimonio a sus propios tiempos particulares.”—1 Tim. 2:5, 6, NW.
21 Jesús mismo expresa que uno de los propósitos de venir él a la tierra fué el de derramar su sangre vital perfecta en muerte como un precio rescatador para comprar la liberación de multitudes de la esclavitud. “El Hijo del hombre vino, no para ser servido, sino para servir y para dar su alma como rescate en cambio por muchos.” (Mat. 20:28, NW) Jesucristo suministró ese precio rescatador en Jerusalén, el viernes 14 de nisán (1 de abril) de 33 d. de J.C., cuando sus enemigos, la jerarquía judía y sus aliados romanos, lo ejecutaron en el madero de tormento. Pero la victoria de sus enemigos duró poco, porque el 16 de nisán (3 de abril) Jehová Dios ejecutó su mayor milagro resucitando a su fiel Hijo a la vida inmortal. Cuarenta días después él entró al cielo y pagó el mérito de su sacrificio rescatador donde el valor está accesible, listo para ser aplicado a la humanidad fiel dándole vida eterna.—Mat. 27:1-50; Heb. 9:25-28, NW.
22. ¿Qué hombres son libertados, y a qué libertad entran ellos?
22 Para más prueba de que Jesús es el gran emancipador o libertador de la servidumbre note el siguiente texto donde se hace referencia a los redimidos como “niños jóvenes”. “Siendo que los ‘niños jóvenes’ son participantes de sangre y carne, él [Jesús] también participó igualmente de las mismas cosas, para que por medio de su muerte pudiera destruir al que tiene los medios para causar la muerte, es decir, al Diablo, y pudiera emancipar a todos los que por temor de la muerte estaban sujetos a la esclavitud durante toda su vida.” (Heb. 2:14, 15, NW) La verdadera liberación de la esclavitud en la que el hombre se encuentra se concentra alrededor de Cristo Jesús, el redentor de la humanidad. Por eso los que ejercen fe en esta provisión rescatadora hecha por Jehová Dios aun ahora entran a una libertad relativa del dominio de Satanás y de los temores de la muerte. Además, ellos tienen la esperanza de ser librados por completo de la muerte ya sea por medio de la resurrección o pasando vivos al nuevo mundo al tiempo del Armagedón.
23. ¿Qué lucha se requiere para retener la recién hallada libertad de uno?
23 Habiendo obtenido libertad de la servidumbre que oprime a la humanidad, sigue una lucha vigorosa para retener esa libertad relativa que la verdad de Dios nos trae. “Para tal libertad Cristo nos libertó. Por lo tanto manténganse firmes, y no se dejen restringir otra vez en el yugo de esclavitud.” (Gál. 5:1, NW) Esto significa seguir un curso nuevo y limpio en dirección opuesta al del sistema de servidumbre mortífero que se halla en la sociedad del viejo mundo. Tenemos que resistir las acciones pecaminosas de la carne y aceptar las nuevas acciones de la libertad, lo cual significa abrazar la justicia y ser obedientes a la voluntad de Dios. “¿No saben que si siguen presentándose a cualquiera como esclavos para obedecerlo, ustedes son esclavos de él porque le obedecen, ya sea del pecado con muerte en perspectiva o de la obediencia con justicia en perspectiva?” (Rom. 6:16, NW) Ya hemos servido suficiente tiempo como siervos esclavizados a las naciones gentiles al ejecutar hechos de conducta relajada, y éstos han dejado su cicatriz. Pero ahora que la liberación ha llegado vivamos por el resto de nuestros días con un objetivo superior en mira, el de ser siervos que agradan a nuestro Dios. Pedro insta al verdadero cristiano a tomar este curso. “Con el fin de vivir el resto de su tiempo en la carne, ya no para los deseos de los hombres, sino para la voluntad de Dios. Porque el tiempo que ha pasado basta para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en obras de conducta inmoral.”—1 Ped. 4:2, 3, NW.
24. Contraste las obras de uno mientras está bajo servidumbre con el fruto manifestado después de ser libertado.
24 Las obras y hechos que los cristianos acostumbraban ejecutar mientras se hallaban en servidumbre a la organización de Satanás y que ahora han sido abandonados se describen bien por Pablo, quien también comenta sobre ellos. “Ahora las obras de la carne son manifiestas, y ellas son: fornicación, impureza, conducta relajada, idolatría, práctica de espiritismo, odios, contiendas, celos, arrebatos de ira, contenciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. En cuanto a estas cosas les estoy previniendo, del mismo modo que les previne, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” En contraste note ahora lo que la nueva liberación que el cristiano goza de la esclavitud satánica significa para él y cuál es el fruto que produce. “Por otra parte, el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, gobierno de sí mismo. Contra tales cosas no hay ley. Además, los que pertenecen a Cristo Jesús empalan la carne junto con sus pasiones y deseos.”—Gál. 5:19-24, NW.
25, 26. (a) ¿Qué comisión reciben los librados, y cómo se efectúa ésta? (b) ¿Qué separación completa tienen que hacer ahora los que desean redención?
25 No sólo nos libertamos de la servidumbre a Satanás sino que también tenemos la comisión de librar a otros, para que ellos también acepten a Cristo Jesús como su redentor y hallen esa verdadera libertad. La comisión del ministro cristiano es igual a la de Jesús cuando él dijo, citando de Isaías, “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres, me envió para predicar una liberación a los cautivos.” (Luc. 4:18, NW; Isa. 61:1) Por medio de predicar a Cristo Jesús como el único redentor del hombre estamos instando a los presos y esclavos a que salgan y acepten la libertad. “‘Por tanto salgan de entre ellos, y sepárense,’ dice Jehová, ‘y ya no toquen la cosa inmunda.’”—2 Cor. 6:17, NW.
26 “Y oí otra voz desde el cielo decir: ‘Salgan de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas.’” (Apo. 18:4, NW) Esto significa que todos los librados tienen que apartarse completamente de la organización del viejo mundo de Satanás. Tienen que mantenerse separados de ella física, moral, social y espiritualmente. Cuando llegue la hora crítica para la destrucción total de la casa de servidumbre de Satanás en el Armagedón, los cristianos librados no se hallarán cautivos en ella para sufrir un destino común con los no librados en la aniquilación de esa organización inmunda a manos de Dios. Ya que estas sombras del pasado oscuro nos amonestan concerniente a nuestro curso presente, no nos hallemos entre los que pasan por alto las amonestaciones claras que se expresan en las Escrituras para gobernar nuestro bienestar presente y futuro.
[Nota]
a Biblical Law, por D. Daube, 1947, págs. 39-56.