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El matrimonio copiado de modelos divinosLa Atalaya 1953 | 1 de junio
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si la pareja casada cumple con los reglamentos matrimoniales establecidos por Dios, él será el Amigo altruísta en el matrimonio teocrático y lo mantendrá seguro contra las presiones y tensiones mundanas traídas en su contra. Si el hombre y la mujer reservan su mayor amor para Dios, lo ponen a él primero, le obedecen primero, le dan el primer lugar en su tiempo y energía y sustancia, su matrimonio no llegará a ser restos flotantes de un naufragio matrimonial.
El apóstol Pablo muestra esto de parejas casadas poniendo a Dios primero, en 1 Corintios 7:29-31, NM: “Además, esto digo, hermanos, el tiempo que queda está reducido. De ahora en adelante que los que tengan esposa sean como si no tuvieran ninguna, y también los que lloran sean como los que no lloran, y los que se regocijan como los que no se regocijan, y los que compran como los que no poseen, y los que hacen uso del mundo como los que no lo usan plenamente; porque la escena de este mundo está cambiando.” Aquí Pablo no dice que se rehusen los diversos deberes y responsabilidades conyugales, pues en este mismo capítulo él amonesta que éstos deben rendirse. (1 Cor. 7:3-5) De lo que está dando amonestación es que no debe darse atención principal o entera a asuntos egoístas, personales, relativos a la carne, sin importar que éstos sean el disfrutar de un esposo o esposa, o regocijarse demasiado en busca de placeres, o que nos dejemos hundir en nuestros pesares y dolores y hasta recibamos una satisfacción insalubre de compadecernos de nosotros mismos, o tratar de acumular grandes posesiones enredándonos indebidamente en negocios mundanos—todos los cuales deseos excesivos de la carne son característicos de este viejo mundo y han de desaparecer con él. Por consiguiente el cristiano no debe enterrarse o hundirse muy hondamente en estas cosas y descuidar lo que es eterno, y especialmente ahora que el “tiempo que queda está reducido”. No debe permitirse que nada consuma tanto el tiempo del cristiano que no le quede nada para la obra de Jehová. Es, pues, dentro de este punto de vista limitado que el matrimonio vive como si no estuviera casado, poniendo siempre a Jehová primero.
Sólo los matrimonios que cumplen los susodichos requisitos divinos son matrimonios verdaderamente prósperos, y tienen la oportunidad de lograr un éxito glorioso. Puede que duren hasta el nuevo mundo de Jehová, en donde los matrimonios terrestres finalmente llevarán a cabo el mandato expedido por Dios primero en el Edén, de “multiplicarse y llenar la tierra”.—Gén. 1:28, Ro.
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“Él lo hizo”La Atalaya 1953 | 1 de junio
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“Él lo hizo”
● Lo siguiente se publicó en el Post de Nueva York del 24 de enero de 1952: “Otra vez tiene Dios que cargar con la culpa. Después del desastre minero de Frankfort occidental, un jurado se ha reunido solemnemente, ha meditado, ha considerado y ha producido su veredicto unánime. Dios ha resultado convicto. De acuerdo con el jurado el asesinato de 119 mineros en Frankfort occidental será registrado en los libros de historia como ‘un acto de Dios’. Según informó Murray Kempton el otro día en este periódico, nadie—ni el gobierno, ni los operadores del carbón, ni los trabajadores de la mina, ni los oficiales de la unión—parecía estar listo para buscar algún otro reo. Era tan fácil echarle la culpa a Dios. Después de todo, Él no podría replicar. Tal vez hombres más reverentes hubieran vacilado en llegar a este veredicto. Pudieran haber considerado la culpa de los congresistas que se han negado tercamente a hacer una ley de seguridad en las minas. Pudieran haber ponderado sobre la responsabilidad de los operadores del carbón que tenazmente han hecho resistencia a legislación para seguridad en las minas. Hasta pudieran haber estudiado el papel desempeñado por los oficiales de la UTM, que siempre han parecido más interesados en la política de la unión que en la seguridad humana. Pero todo eso hubiera implicado muchos problemas complicados. ¡Era tanto más fácil echarle la culpa a Dios!”
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