Punto de vista correcto sobre el trabajo futuro
“Esto es lo que sigo orando: . . . que se aseguren de las cosas más importantes.”—Fili. 1:9, 10.
1. (a) ¿Qué punto de vista tienen los caudillos mundiales en cuanto al futuro, por eso en qué trabajo se ocupan? (b) ¿Cuál es la expectativa confiada del pueblo de Jehová en lo que toca al futuro, y por qué?
¿QUÉ encierra el futuro para el género humano? Los caudillos mundiales, esperando paz, temen que en vez de ello se enfrenten a guerra global, y están haciendo que sus naciones quiebren en una carrera furiosa para almacenar armas nucleares. Su corazón desfallece de temor por las cosas que se imaginan que vienen sobre la Tierra. Pero ése no es el caso en lo que toca al pueblo cuyo Dios es Jehová. Estos se enfrentan al futuro con seguridad, fortalecidos con la esperanza que se basa en un conocimiento de la Palabra de Dios. Su Dios es “Aquel que relata desde el principio el final, y desde hace mucho tiempo las cosas que no se han hecho.” (Isa. 46:10) Él sabe lo que encierra el futuro. Ya ha dado existencia a un nuevo gobierno celestial, su reino, y ha colocado los cimientos de una nueva tierra en la sociedad del nuevo mundo de sus testigos. (Isa. 51:16; 65:17) El mundo inicuo se encuentra en su tiempo del fin. Dios declara que “personalmente deberá ponerse en juicio con toda carne. En cuanto a los inicuos, él debe entregarlos a la espada.” Ya no florecerá más la iniquidad. “Los rectos son los que moraran en la Tierra, y los que están sin tacha son los que serán dejados en ella.” (Jer. 25:31; Pro. 2:21) Estos rectos que son dejados, este resto fiel del género humano, gozaran de su herencia dada por Dios, no solo por unos cuantos años, ni aun por miles de años, sino eternamente, porque “el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” (1 Juan 2:17) Ninguna de las naciones políticas de la Tierra puede mediante algunas negociaciones o algún despliegue de poderío militar impedir el tiempo de juicio divino que le aguarda, ni podrá frustrar el propósito de Dios el Todopoderoso de transformar este planeta en un paraíso global bajo su gobierno del Reino.
EL TRABAJO VERDADERAMENTE IMPORTANTE
2. ¿Por qué es importante, cuando se escogen actividades en las que hayamos de participar, tener en mientes lo que le aguarda al viejo mundo?
2 Por medio de proveernos tal información vital Jehová Dios nos capacita para hacer una selección sabia de las actividades a las cuales dedicarnos. Nos protege de la calamidad de haber malgastado nuestros esfuerzos, sí, nuestra misma vida, en búsquedas que quizás parezcan buenas a los ojos de los hombres pero que terminarán en destrucción en la guerra universal del Armagedón. (Pro. 14:12) En vista del propósito explícitamente declarado de Dios, ¡cuán insensato sería dedicar nuestra vida a perpetuar este viejo mundo! Si somos parte del viejo mundo no estamos sirviendo los intereses del nuevo mundo de Dios, del cual Cristo es el Rey. (Juan 15:19; 17:16) Si somos amigos del mundo, del cual Satanás es el dios invisible, hemos renunciado a ser leales al Gobernante soberano del universo, Jehová Dios, y nos hemos unido a las filas de los que son Sus enemigos. (Sant. 4:4; 2 Cor. 4:4; 1 Juan 5:19) ¡Cuánto más sabios somos si buscamos la paz con Dios y servimos los intereses de su nuevo mundo!
3. (a) ¿Cuál es el objetivo principal del trabajo de la mayoría del género humano? (b) ¿Es práctico?
3 ¡Hay tantos afanes a los cuales pudiéramos dedicar nuestros esfuerzos! La mayoría de la humanidad tiene como principal objetivo de su afán el obtener seguridad económica, pero esta no es la cosa más importante en la vida. El punto de vista correcto del futuro de uno no es un punto de vista materialista, un punto de vista en el cual los logros se miden con posesiones materiales adquiridas. Jesucristo recalcó esto con una ilustración. Habló en cuanto a un hombre que tuvo mucho éxito como agricultor y que se imaginó la expansión de sus medios para almacenar para el futuro. Deseaba poder jubilarse con una abundancia que le durara por muchos años. Esperaba la ocasión en que pudiera decir: “Alma, tienes tú muchas cosas buenas almacenadas para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete.” Pero dicha vida puede errar completamente aun el blanco materialista al cual se dirige. Porque, como Jesús relato, Dios le dijo: “Persona irrazonable, esta noche están demandando el alma tuya. ¿Quién, pues, ha de tener las cosas que tu almacenaste?” “Así sucede con el hombre que atesora para sí pero no es rico para con Dios.” (Luc. 12:16-21) Los que siguen las pisadas de Jesucristo no malgastan de modo insensato su vida de esa manera. Están bajo obligación de proveer para los suyos, y son estimulados a usar sabiduría práctica al hacerlo. Pero saben que cuando son ricos para con Dios, buscando primero su reino, no tienen causa para preocuparse ansiosamente en cuanto a qué comerán o qué beberán o qué se pondrán, porque “todas estas otras cosas les serán añadidas” a ellos.—Mat. 6:25-34.
4. ¿A qué trabajo elogiable pueden dedicarse otros, pero cómo pudieran dejar de discernir una obligación aun más importante?
4 Otros pueden dedicarse a lo que muchas veces se llaman actividades “humanitarias, a aliviar la angustia y el sufrimiento de su prójimo desde un punto de vista físico. Es elogiable tal deseo de ayudar a otros. Jesús mismo en una parábola denotó elogio para el samaritano que extendió ayuda física a otra persona que se hallaba en grande angustia física. (Luc. 10:30-37) Lucas, un compañero de viaje del apóstol Pablo, siendo médico, estaba en posición de aliviar el sufrimiento físico de otros. (Col. 4:14) Pero si uno se pasa la vida dedicado al servicio de su prójimo, y no obstante deja de dar devoción previa al servicio de Dios, no ha mantenido enfocada la cosa verdaderamente importante. “Esto es lo que sigo orando,” dijo Pablo en su carta a los filipenses, “que el amor de ustedes abunde aun más y más con conocimiento acertado y pleno discernimiento, para que se aseguren de las cosas más importantes, para que no tengan tacha y no estén haciendo tropezar a otros hasta el día de Cristo, y estén llenos de fruto justo que es por medio de Jesucristo, para la gloria y la alabanza de Dios.”—Fili. 1:9-11.
5. ¿Cuál es el trabajo más importante en el cual puede uno ocuparse, y por qué?
5 Sin duda, el trabajo más importante en que podemos ocuparnos es el que Dios nos da; el hacerlo significa cumplir el mismísimo propósito de nuestra existencia. “‘Ustedes son mis testigos,’ es la declaración de Jehová.” (Isa. 43:10) Eso coloca sobre nosotros la obligación de hablar acerca de Dios y de sus propósitos, de encargarnos de que otros conozcan quién es el Dios verdadero y cuáles son sus propósitos, de asegurarnos de que oigan las buenas nuevas de que el reino de Dios gobierna ahora y que por medio de él serán derramadas con abundancia bendiciones eternas sobre el género humano obediente. Sea que el mensaje se reciba agradecidamente o no, la voluntad de Dios es que se dé. Su propósito es que su “nombre sea publicado por toda la Tierra,” y es nuestro privilegio feliz participar en esa obra. (Rom. 9:17) Felices son los que responden a esta predicación con fe y se unen en alabar a Dios, pues “cualquiera que invoque el nombre de Jehová será salvado.”—Hech. 2:21.
6. ¿Cómo mostró el apóstol Pablo discernimiento para escoger de entre las oportunidades disponibles para él?
6 Pablo, un apóstol de Jesucristo, mostró discernimiento agudo para escoger de entre las oportunidades que tenía disponibles, cuando dijo: “Las cosas que fueran ganancias para mí, éstas las he considerado pérdida a causa del Cristo. Pues, en cuanto a eso, verdaderamente considero también que todas las cosas son pérdida a causa del valor sobresaliente del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor.” Él no iba a permitirse ser abrumado por considerar su condición social anterior, oportunidades de oficio ni su prominencia en el mundo religioso. Las “cosas que fueran ganancias” para él desde un punto de vista mundano él estuvo dispuesto a cancelarlas como pérdidas con el fin de edificar su vida alrededor del ministerio que el Señor le había confiado. Su corazón estaba en el ministerio, y dijo: “Estoy agradecido a Cristo Jesús nuestro Señor, que me delegó poder, porque me consideró confiable al asignarme a un ministerio.”—Fili. 3:7, 8; 1 Tim. 1:12.
DESEMPEÑO CABAL DEL TRABAJO
7, 8. (a) ¿Qué punto de vista tuvo Pablo de la manera en que el ministerio ha de desempeñarse? (b) ¿Cómo demostró eso en su ministerio en Éfeso?
7 Pablo probó su devoción desempeñando su ministerio de manera ejemplar. Cuando repasó con los superintendentes de la congregación de Éfeso el derrotero que había seguido, él mencionó la oposición que había encontrado, pero mostró que ésta no lo había hecho retraerse. Había desempeñado el ministerio de manera cabal. “Ustedes bien saben que desde el primer día que puse pie en el distrito de Asia estuve con ustedes todo el tiempo, actuando como esclavo del Señor con la mayor humildad de mente y lágrimas y pruebas que me sobrevinieron por las maquinaciones de los judíos; mientras yo no me retraje de decirles cosa alguna que fuera de provecho ni de enseñarles públicamente y de casa en casa. Pues yo testifique cabalmente tanto a judíos como a griegos acerca del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesús.” Él no tuvo la actitud de que bastaba con que él hubiera estado en medio de ellos, y que si hubieran querido las buenas nuevas pudieran haber venido a él y oírlas. Él fue de casa en casa para ponerse en comunicación con ellos. Él tenía la confianza de que ellos realmente habían escuchado el mensaje y, sea que lo creyeran o no, sabían de qué se trataba. En su propia mente la pregunta no era: ¿He tenido alguna participación en el ministerio? sino: ¿Lo he desempeñado cabalmente? Pablo reconoció la importancia de hacerlo así, y lo recalcó, diciendo: “No hago mi alma de valor alguno como preciada para mí, siempre que pueda terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús de dar testimonio cabal de las buenas nuevas de la bondad inmerecida de Dios.”—Hech. 20:18-24.
8 Al cuidar de su asignación en Éfeso, al principio presentó una serie de reuniones bíblicas públicas en la sinagoga, y ésta duró por unos tres meses. Fue franco y enérgico en su presentación, y al mismo tiempo tomó en consideración el modo de pensar de los que componían su auditorio, expresando el mensaje en los términos que ellos pudieran entender más fácilmente. (1 Cor. 9:20-23) No hubo manera de confundir lo que él enseñaba con la doctrina del clero de Éfeso que regalaba los oídos, y pronto se hizo evidente la división entre los empedernidos y los que querían aprender; de modo que Pablo llevó a los que querían aprender, a los discípulos, a otro lugar de reunión, y allí en el auditorio escolar de Tirano él tuvo reuniones con ellos diariamente durante dos años. (Hech. 19:8-10) Al mismo tiempo participaba en el ministerio de casa en casa y los entrenaba en éste. Teniendo interés amoroso en ellos, no solo les impartió las buenas nuevas sino que libremente se gastó a favor de ellos. Él desempeñó su ministerio cabalmente.
9. (a) ¿Qué actitud para el ministerio recomendó Pablo a Timoteo, y por qué? (b) ¿Cómo puede uno ‘salvar a los que lo escuchan’?
9 Ese mismo reconocimiento de la importancia de ser cabal en el ministerio es lo que Pablo recomendó a su colaborador Timoteo y a los que hoy tienen fe semejante a la de Timoteo: “Mantén tu equilibrio en todas las cosas, sufre el mal, haz la obra de un evangelizador, efectúa tu ministerio cabalmente.” (2 Tim. 4:5, margen) Él no estimuló a Timoteo a simplemente participar algo en el ministerio, para estar seguro de poder decir al cuerpo gobernante cada mes que había estado predicando las buenas nuevas durante ese mes. Su consejo fue mucho más fuerte que eso: “Efectúa tu ministerio cabalmente.” ¿Por qué? Porque había vidas envueltas en ello. Timoteo estaba bien consciente de esto, porque no mucho tiempo antes de esto Pablo había escrito, amonestándolo: “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan.” (1 Tim. 4:16) Su interés había de ser por algo más que su propia salvación. No había de participar en el ministerio solo con el pensamiento de que ésta es la manera en que él obtendría salvación. La diligencia de su parte, el ser cabal en el ministerio, significaría salvación para otros, los cuales, aunque pudieran haber oído las buenas nuevas, no habrían recibido de otra manera la atención personal que los ayudaría a apreciar su importancia y a obrar en armonía con ellas.
10. ¿Qué punto de vista del trabajo entre ahora y el Armagedón debemos tener?
10 ¡Cuán apropiado es para nosotros hoy el consejo dado a Timoteo! Coloca el trabajo que tenemos delante de nosotros entre ahora y el Armagedón en el enfoque correcto. Nos ayuda a evitar el sentimiento de que hemos “hecho nuestra parte” solo porque hemos entregado un informe de servicio en el campo correspondiente al mes. ¡Cómo estaríamos pasando por alto el propósito de la bondad inmerecida de Dios si simplemente estuviésemos marcando tiempo en el ministerio, entregando informes solo para mantener un registro de regularidad, con miras a nuestra propia salvación! Debemos ‘considerar la paciencia de nuestro Señor como salvación, no solo para nosotros mismos, sino para otros. (2 Cor. 6:1; 2 Ped. 3:15) Ahora, durante este tiempo de “grande tribulación” que termina en la batalla del Armagedón, es el tiempo que Jehová Dios ha apartado para llamar “de entre todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas” una grande muchedumbre que ningún hombre puede contar, personas que participarán en atribuir públicamente la salvación a Dios y al Cordero.—Apo. 7:9, 14.
11. ¿Cómo afectará a nuestro servicio en los días futuros el modo de fijar nuestra atención en Jehová Dios?
11 Con un punto de vista maduro del trabajo que Dios nos ha dado para que lo hagamos, pondremos nuestro corazón en él. El amor a Dios y un deseo de dirigir a otros a su adoración nos inspirarán celo. Cuando encontremos oposición, nuestra participación en el ministerio, el dar a conocer el nombre de Jehová, no será gobernada por la respuesta que encontremos a las puertas al ocuparnos en el servicio. No vamos a desanimarnos y aflojar el paso porque la vasta mayoría rechaza las buenas nuevas. Más bien, nuestro servicio será impulsado por nuestra devoción a Jehová Dios; será estimulado por la profundidad de nuestro sentimiento de indignación a causa del abuso amontonado sobre su nombre por el Diablo y su mundo impío; perseveraremos debido a nuestro amor a la justicia, y continuaremos buscando a los que están agradecidos por el medio de salvación de Dios. En vez de contentarnos con un desempeño en forma representativa, estaremos alerta a todas las oportunidades que se nos presentan y trataremos de aprovecharnos plenamente de estos privilegios de servicio.
12. (a) ¿Qué examen pudiéramos hacer individualmente para determinar cuán cabales somos en el ministerio de casa en casa? (b) ¿Cómo podemos instruir con apacibilidad aun a los que todavía no están favorablemente dispuestos, y con qué resultado posible?
12 ¿Puede usted decir de su ministerio en su asignación de territorio como Pablo dijo acerca del suyo: ‘he dado testimonio cabalmente acerca de las buenas nuevas’? ¿Ha guardado usted registros cuidadosos y ha regresado hasta haber podido ponerse en comunicación con las personas en cada casa? ¿Ha regresado usted bastantes veces de modo que, a través de un período de tiempo, se haya puesto en comunicación con los varios miembros de cada casa? Más que eso, ¿les ha dado usted testimonio cabal acerca del reino de Dios? A veces se necesita mucha paciencia y muchas visitas de su parte antes de que una persona realmente deje de hacer lo que esté haciendo por bastante tiempo como para escuchar. Mientras tanto, mediante preparación y prudencia cuidadosas tal vez usted pueda presentar en cada visita aun un punto de su sermón preparado por medio de usar unas cuantas oraciones bien expresadas. Sea que el amo de casa reconozca el apremio de la situación o no, usted como ministro sí lo reconoce. Por esa razón usted se empeña en instruir con apacibilidad “a los que no están favorablemente dispuestos, pues quizás Dios les conceda arrepentimiento que lleve a un conocimiento acertado de la verdad.” (2 Tim. 2:25) Es posible que la semilla de verdad sembrada así no crezca realmente hasta muchos meses o aun años después. Tal vez suceda algo en la vida de esa persona, en la comunidad o en su iglesia que la haga comenzar a ‘suspirar y gemir’ por las cosas detestables que ve que se hacen. (Eze. 9:4) Esto puede hacerla más receptiva al mensaje del Reino, y ahora cuando usted la visita está lista para escuchar. El interesarnos vehementemente en los de la comunidad nos hará perseverar en nuestra enseñanza, comprendiendo que las circunstancias en la vida de una persona pueden cambiar su actitud, haciendo posible el que la ayudemos a entrar en el camino que conduce a la salvación. Nos hace alertos a las muchas oportunidades que hay para volver a visitar a fin de estimular a más amplio aprecio por las verdades de la Biblia.
INTERÉS EN AQUELLOS A QUIENES UNO MINISTRA
13. ¿Cómo puede uno mostrar interés en aquellos a quienes ministra?
13 Los ministros que tienen tal interés vehemente en aquellos a quienes predican no adoptan un punto de vista impersonal del ministerio. No piensan únicamente en pasar dos o tres horas en el servicio cuando salen, y cuando regresan no hablan solo de las piezas de literatura colocadas. Se interesan en la gente, y están buscando personas de buena voluntad para con Dios. Comprenden que están ocupados en un trabajo salvavidas. Cuando echan de ver que hay sinceridad de parte del amo de casa, aun si el Diablo ha levantado barreras de temor, ellos usan eficazmente la espada del espíritu para quitar los obstáculos y “proclamar libertad a los llevados cautivos y la apertura ancha de los ojos aun a los presos.” (Isa. 61:1) Aunque no pierden el tiempo arguyendo con los que no muestran consideración para las cosas piadosas, no asumen que todos los que hacen surgir una objeción son opositores. No, sino que usando prudencia, empleando los métodos docentes del Señor Jesús manteniéndose restringidos bajo circunstancias malignas, hallan muchas oportunidades para instruir con apacibilidad aun a los que al principio no están tan favorablemente dispuestos. Con el tiempo estas personas quizás recobren el sentido y consigan un conocimiento acertado de la verdad.—Juan 1:46-49; Hech. 9:1-22.
14. ¿Qué actitud manifestaron Jesús y Pablo para con aquellos a quienes predicaban?
14 Jesús fue sobresaliente en el interés amoroso que mostró a las personas a quienes ministraba. Él no echó a un lado a los niños como demasiado jóvenes para oír, ni a los ricos como demasiado orgullosos para merecer su tiempo, ni despidió a los pobres ni a los ciegos ni a los lisiados. Su corazón se compadeció de la gente; “sintió tierno afecto por ellas, porque estaban despellejadas y arrojadas acá y allá como ovejas sin pastor.” (Mat. 9:36) Aun cuando estaba cansado y necesitaba descansar un poco no despidió a los que lo buscaban. Pablo, también, sintió “tierno afecto” para con aquellos a quienes predicaba. (1 Tes. 2:8) Nosotros debemos tener el mismo punto de vista.
15. ¿Qué experiencia ilustra un punto de vista maduro cristiano del ministerio?
15 Ese sentimiento lo demostró bien una hermana precursora que participaba en el ministerio del campo mientras estaba de visita con una amiga en otra congregación. Durante el servicio de la mañana encontró a una joven que mostró algún interés y aceptó la literatura bíblica que se le ofreció. La hermana no tuvo oportunidad de volverla a visitar, puesto que solo estuvo allí para una visita muy breve, pero su corazón se compadeció de esa persona de buena voluntad y cuando volvió a su casa comenzó a escribirle para animarla a estudiar. Se condujo un estudio bíblico por correspondencia, y el interés se desarrolló tan rápidamente que la hermana pronto arregló hacer un viaje especial para ver otra vez a la joven y familiarizarla con la congregación local. ¡Ahora ella misma participa en el servicio! Seguramente esa hermana precursora no salió al servicio solo para poder informar tiempo empleado en predicar. Su deseo fue honrar a Jehová hallando y alimentando a los que son de disposición de oveja para con él. Así es como todo ministro maduro considera el servicio.
PUNTO DE VISTA CORRECTO DE LA DEDICACIÓN
16. Aunque uno sea participante regular en el ministerio del campo, ¿qué paso adicional requiere Dios, y por qué?
16 Una vez que hemos hallado a estos individuos semejantes a ovejas y los hemos ayudado a hacerse publicadores de las buenas nuevas del Reino no ha terminado nuestro trabajo. Nadie debe sentir que el estar asociado con la sociedad del nuevo mundo es en sí mismo seguridad de aprobación divina, o que el participar en la predicación del mensaje del Reino es todo lo que Dios requiere para que uno sobreviva al Armagedón. ¡De ninguna manera! Mientras cualquier individuo no diga a Dios: ‘El servirte es mi propósito en la vida. Me deleito en hacer tu voluntad, y mi vida está dedicada a tu servicio, sin importar cuál sea,’ su servicio no es de toda el alma. Quizás no quiera asumir la responsabilidad que es concomitante con la dedicación a Dios, pero por eludirla no va a estar en posición más favorecida. Si cualquier individuo que pudiera hacerlo no sigue el ejemplo de Jesucristo, haciendo una dedicación para servir a Dios y simbolizándola por medio de inmersión en agua, todavía no se encuentra en el camino angosto que conduce a la vida. En cierto modo, se ha asido del modo de pensar que es característico de los miembros de las organizaciones religiosas de la cristiandad. Ellos, también, aceptan algunos de los principios de la Biblia como guía en la vida. Pero se reservan el derecho de imponer condiciones; se sientan como jueces de Dios, haciendo sus propias decisiones en cuanto a las cosas de su Palabra que quieren aceptar. Si un individuo sabe lo que Jehová requiere pero determina en su propia mente que no todo ello es lo bastante importante para cumplir con ello, entonces no ha aceptado realmente a Jehová como su Dios; por eso ¿cómo puede esperar él que Dios lo acepte para vida en el nuevo mundo? Tocante a los que dejan de desempeñar lo que ellos saben que Dios exige, Santiago, el hermano del Señor, dice: “Si uno sabe hacer lo que es correcto y sin embargo no lo hace, es para él un pecado.” (Sant. 4:17) Tales personas necesitan la ayuda de individuos maduros para obtener un punto de vista correcto de su servicio a Dios. Necesitan adquirir, no solo un conocimiento de la Palabra de Dios, sino un aprecio a sus requisitos.
17. (a) ¿Son la dedicación y el bautismo garantías de sobrevivir al nuevo mundo? (b) ¿Qué busca Dios en los que le sirven?
17 Naturalmente, la dedicación y el bautismo en sí mismos no son garantías de la vida en el nuevo mundo. Habiendo hecho una dedicación, uno debe usar su vida como la ha prometido a Dios. Nadie puede esperar entrar en el nuevo mundo “por chiripa,” por decirlo así. Los que se esfuerzan por pasarla con tan poco servicio como sea posible ya han violado el mayor mandamiento. Habiendo sido interrogado sobre el asunto, Jesús dijo que, para conseguir la vida eterna, “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente,’ y, ‘a tu prójimo como a ti mismo.’” (Luc. 10:25-27) Jehová Dios, quien es nuestro Juez, ve más de lo que los hombres ven. “Jehová está escudriñando todos los corazones y está discerniendo toda inclinación de los pensamientos.” (1 Cró. 28:9) Conoce no solo lo que hacemos, sino también nuestro motivo. Él sabe si verdaderamente nos esforzamos de todo corazón en su servicio o no y si nuestro amor a nuestro prójimo nuestro deseo de verlo conseguir la salvación, es tan grande como el amor a nosotros mismos o no. Ahora, antes de que Dios pronuncie la sentencia final, es el tiempo para que examinemos nuestro propio corazón, para que repasemos nuestro propio ministerio, para ver si tenemos el punto de vista correcto del trabajo vital que Dios nos ha dado que hacer.