Salvación para su familia así como para su prójimo
“Ciertamente si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe.”—1 Tim. 5:8.
1, 2. ¿Cómo se comparan las condiciones que existen hoy en la tierra con las que existieron antes del Diluvio?
¿CUÁNTAS personas en esta tierra hoy día toman tiempo para considerar que se encuentran ante Jehová Dios el Creador en la misma posición en que se encontraba Noé justamente antes de que Dios efectuara la gran destrucción y obra de limpieza conocidas como el Diluvio? Concerniente a esta generación en la cual vivimos hoy, Jesús dijo: “Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. Porque así como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no notaron nada hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.”—Mat. 24:37-39.
2 El registro del tiempo de Noé declara: “Vio Jehová que la maldad del hombre se había hecho grande en la tierra y toda inclinación de los pensamientos de su corazón siempre era solamente mala . . . y la tierra llegó a estar llena de violencia.” (Gén. 6:5, 11) El mal que los hombres hicieron en violación del propósito divino hizo necesario que Él los removiera de la tierra, y esto Él lo hizo. Asimismo hoy el mundo está lleno de maldad y violencia, y otra vez Jehová está a punto de obrar contra los malhechores. Así como el gran Dios de amor salvó al justo Noé y a su familia de la destrucción, hoy la oportunidad para la salvación está al alcance de los individuos y familias que se inclinan a lo justo.
3. ¿Qué mensaje tiene que entregarse a las naciones, y por quién?
3 A un mundo que confronta la destrucción universal de la guerra del Armagedón de Dios se le tiene que dar a conocer las buenas nuevas de salvación. “Cuán hermosos sobre las montañas son los pies del que trae buenas nuevas, del que hace que se oiga la paz, del que trae buenas nuevas de algo mejor, del que hace que se oiga la salvación, del que dice a Sión: ‘¡Tu Dios ha llegado a ser rey!’” (Isa. 52:7) Gozosamente el pueblo fiel de Jehová está cumpliendo esta profecía, y las buenas nuevas de salvación y paz ahora se publican en todo el mundo. Grandes sacrificios se hacen para asegurar que la amonestación de la destrucción inminente y el camino de la salvación se proclamen a fin de que a millones del género humano se les proporcione el conocimiento necesario para salvarlos de la ejecución por Dios en el Armagedón. Entre las naciones, en las ciudades, en aldeas pequeñas y áreas rurales, se predica este mensaje, como Jesús profetizó en Mateo 24:14: “Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada con el propósito de dar un testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin cabal.”
4. Por el celo que tiene de alcanzar a su prójimo, ¿qué consideración principal posiblemente pase por alto el ministro?
4 Los ministros celosos de Jehová se esfuerzan a sumo grado para alcanzar a su prójimo con esta Palabra dadora de vida. El predicar y el enseñar entre los que tienen oído que oye son actividades que consumen tiempo y energía. Algunas veces nos ocupamos tan intensamente en llevar la salvación a nuestro prójimo que no cuidamos ni atendemos adecuadamente a la salvación de nuestras propias familias. Pero, de hecho, cada uno debe dar primera consideración a los de su propia casa. Esta regla la dio el apóstol Pablo: “Ciertamente si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe.”—1 Tim. 5:8.
5. (a) ¿Los caminos de quién tienen que seguirse, y por qué? (b) ¿Qué obligación de enseñar se coloca sobre los que son cabeza de familia?
5 El cuidar a la familia por lo tanto es un principio de Jehová, y todos tienen que conformarse a Sus caminos justos. Jehová dice: “Porque los pensamientos de ustedes no son mis pensamientos, ni son mis caminos los caminos de ustedes . . . Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que los caminos de ustedes, y mis pensamientos que los pensamientos de ustedes.” (Isa. 55:8, 9) Los caminos de este mundo en lo que concierne a las familias están en desacuerdo con los caminos de Jehová. El cristiano no puede seguir a este mundo. ¿Cómo manda Jehová que su pueblo cuide de la familia? A los padres él dice: “Y estas palabras que te estoy mandando hoy deben resultar estar en tu corazón, y debes inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes.” (Deu. 6:6, 7) “Apliquen su corazón a todas las palabras que les estoy hablando en amonestación a ustedes hoy, para que manden a sus hijos que cuiden de poner en ejecución todas las palabras de esta ley. Porque no es palabra sin valor para ustedes, sino que significa su vida, y por medio de esta palabra pueden prolongar sus días.” (Deu. 32:46, 47) Estas palabras significan vida. Se dirigen específicamente a los que son cabeza de familia para colocar sobre ellos por mandato divino el deber de enseñar a sus hijos los caminos de Jehová, lo cual conducirá a la salvación. El no prestar atención a esta instrucción resulta en desastre.
6, 7. ¿Qué deber tiene el esposo para con los miembros femeninos de la familia, y cómo prueban esto las Escrituras?
6 Esta instrucción dada al pueblo escogido de Dios establece un principio continuo de su ley que igualmente aplica a los cristianos hoy día. Los esposos cristianos tienen como principal responsabilidad dada por Dios el cuidado y la salvación de sus familias. Esto aplica a todos los miembros de la casa, incluyendo a la esposa, la madre, la abuela y los hijos—tanto muchachos como muchachas. Todos tienen igual derecho a la salvación. Debido a la posición muy inferior en que se mantiene a la mujer en muchos países, es sumamente vital que los cristianos mantengan ante sí el principio piadoso y no el principio mundano.
7 El apóstol Pedro, él mismo casado, escribiendo bajo inspiración del espíritu santo de Dios, dijo concerniente a las esposas: “Esposos, continúen habitando de igual modo con ellas de acuerdo con el conocimiento, dándoles honra como a un vaso más débil, el femenino, puesto que ustedes también son herederos con ellas del favor inmerecido de la vida, para que sus oraciones no sean estorbadas.” (1 Ped. 3:7) Por lo tanto los esposos cristianos están bajo una obligación divina de mostrar el honor debido al vaso más débil. En algunas naciones y territorios a la mujer no se le mantiene en honor sino que se le niega atención; se le trata como inferior, como si sólo fuese una posesión, en algunos casos hasta se les trata como esclavas. Los hombres piensan: “Yo soy el varón, ella sólo es la hembra,” o, “Yo soy el esposo, la cabeza, y la esposa tiene que obedecerme. Su lugar es servirme.” No se le reconoce como personalidad, como individuo. Pero éste no es el camino o modo cristiano. Esto no es ‘darle honra al vaso más débil,’ quien, ante Dios, tiene un derecho igual a la salvación. Los que quieren conseguir la aprobación de Jehová tienen que andar en Sus caminos.
8. ¿De qué manera trata Jehová Dios a los varones y a las hembras como iguales?
8 La misma conducta cristiana se requiere de ambos sexos. El derecho a la salvación le pertenece de igual modo no sólo a la esposa, sino también a la madre, la hermana, la hija y a las otras mujeres de la casa. El apóstol Pablo nos muestra la posición apropiada: “No hay ni esclavo ni libre, no hay ni varón ni hembra; porque todos ustedes son uno en unión con Cristo Jesús.” (Gál. 3:28) Los beneficios de la bondad inmerecida de Jehová basados en el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo aplican igualmente a ambos sexos. Él derrama Su espíritu sobre varón y hembra. Los mismos mandamientos de Jehová aplican. La misma esperanza de vida eterna se ofrece.
9. ¿Qué pregunta seria debe hacerse a cada cabeza de familia, y cuáles serán los resultados de su negligencia?
9 A la luz de estos principios, que cada cabeza de familia cristiana se pregunte: “¿Están las mujeres de mi casa tan cargadas de deberes domésticos que se hallan esclavizadas a los quehaceres, privadas de alimento espiritual?” Si tal es el caso, se debilitarán espiritualmente y se hallarán en peligro de perder su herencia. Esto es muy serio en verdad para los esposos, ya que ellos tienen que cargar con la responsabilidad de estos peligros. Supóngase que una esposa, madre, hermana o hija, a causa de negligencia, no recibiera alimento para su cuerpo natural, y se debilitara y se enfermara, mientras el esposo gozara de buena salud. Sería una vergüenza. ¡El esposo hasta pudiera ser castigado por la ley del país! ¡Cuánto más hará responsable la ley de Jehová Dios al esposo que, por negligencia, haya causado enfermedad o muerte espiritual a los que están bajo su cargo! Pablo mostró que la actitud apropiada del cristiano es proveer igualmente para la esposa en todo: “Cada uno de ustedes ame individualmente a su esposa así como se ama a sí mismo.”—Efe. 5:33.
10. ¿Qué descripción se ha dado del consorcio del esposo y la esposa, y cómo se obtienen los mejores resultados?
10 Una responsabilidad del padre es arreglar que todos participen en los quehaceres domésticos necesarios. Cuando todos los de la familia participan, se comparte la carga. Este proceder es mucho mejor que el de la cabeza que dice: “Que las mujeres se encarguen de esos problemas domésticos. Eso es trabajo de las mujeres.” El Señor Jesús describió a los esposos y esposas como estando uncidos. Una yunta o par de bueyes halan juntos. Por eso obtienen resultados. Los esposos y esposas cristianos, estando uncidos, tienen que halar unidamente la carga de las responsabilidades domésticas y ministeriales. Esto no permite que el esposo lleve ventaja en el estudio, servicio del campo o reuniones. Hay que mantener a su fiel esposa paralela con él en el progreso teocrático, porque los dos son cónyuges uncidos, halando hombro a hombro. Esposos, ¿están sus esposas avanzando a la madurez teocrática al mismo paso que ustedes? Si no, ¿se debe a negligencia de parte de ustedes? Recuerden, los fuertes tienen que ayudar a los débiles. Como declara el apóstol Pedro: “Dándoles honra como a un vaso más débil, el femenino.”—1 Ped. 3:7.
GOBERNANDO BIEN LA CASA
11. (a) ¿De qué manera debe instruir la cabeza de la familia? (b) ¿Cómo es una familia semejante a una congregación pequeña?
11 El padre, como cabeza de la casa, tiene que proveer igual oportunidad en asuntos espirituales. Esto requerirá buena organización, una casa bien dirigida, ordenada. La primera cosa esencial es hacer provisión para enseñar la verdad a los de la familia. Sólo de esta manera pueden ellos andar en el derrotero de la salvación. Para mantener a la familia en este camino correcto debe usarse la forma de instrucción que la Palabra de Dios llama “inculcar.” (Deu. 6:7) En el hebreo “inculcar” significa repetir, decir vez tras vez, enseñar mediante repetición frecuente. Se deriva de la raíz que significa hacer otra vez, para efectuar una impresión profunda. El padre como maestro tiene que repetir, diligente y encarecidamente manteniendo el conocimiento de Jehová Dios y de Cristo Jesús siempre ante los de la casa. Se requiere tiempo, paciencia y cuidado. El padre que está interesado profundamente en el bienestar y la salvación de su familia dará atención cuidadosa a todos los detalles de la buena organización teocrática en el hogar, así como el siervo de una congregación se ocupa de cada pequeño detalle esencial para la salud de la congregación. En la congregación, se hace provisión para estudiar, leer, orar, reuniones, servicio del campo, visitar a los enfermos y a los ancianos, etc. Así debería ser en el hogar. La responsabilidad le corresponde a la cabeza de la familia. Una familia es como una congregación pequeña. Buenas familias hacen buenas congregaciones. Un hogar cristiano bien dirigido es la base para actividad cristiana saludable. Tiene que haber tiempo disponible para que todos sus miembros estudien, lean, concurran a las reuniones y oren. El padre bueno y sabio hará provisión para estas cosas, y así gobernará bien su casa.
12. ¿Cómo ayudará el tener un horario?
12 Con este fin se requerirá un horario para la familia. El padre debe ser el primero en adherirse estrictamente a él. Su ejemplo de autodisciplina establecerá una guía apropiada para el resto de la familia. Este horario tiene que hacer provisión para la plena participación de la familia en un programa teocrático bien redondeado. Tiene que incluir estudio de familia, lectura de familia, concurrencia a las reuniones, participación en el ministerio del campo, estudio personal, y especialmente el reunirse para oración unida. La cabeza de familia que arregle un horario que incluya todas estas actividades ciertamente ayudará a salvar a su familia.
13. ¿Qué preguntas debe hacerse una cabeza de familia? ¿Qué se requiere? ¿Con qué fin?
13 Que cada cabeza de familia cristiana pause por un instante y se pregunte: “¿Dónde está mi horario teocrático de familia? ¿Cuándo fue la última vez que yo, como esposo, junté a mi familia para estudio bíblico? ¿Se lee la Biblia regularmente en este hogar por mi familia? ¿Nos unimos regularmente en ejercitar el privilegio precioso de recurrir en oración al trono de bondad inmerecida pidiendo sabiduría y fuerzas para desempeñar servicio teocrático, para obrar juntos nuestra salvación?” Las familias cristianas en cuyos horarios ya se ha hecho provisión para estos servicios bien saben las bendiciones que resultan. Sería bueno que los que no lo han hecho dieran atención a estas prácticas piadosas. La cabeza de familia que gobierna bien, sabe que el tener un horario de las actividades de la familia es una condición deseable; pero el ponerlo en vigor efectivo requiere disciplina de parte de él mismo y de la familia. Jehová Dios enseña y disciplina a sus hijos para el bien de ellos. Por eso el padre terrestre tiene que enseñar y disciplinar a sus hijos: “Pues ¿cuál es el hijo a quien un padre no disciplina? Pero si ustedes están sin la disciplina de la cual todos han venido a ser partícipes, son realmente bastardos, y no hijos. . . . Cierto, ninguna disciplina parece gozosa por el momento, sino dolorosa; sin embargo después a los que han sido entrenados por ella les produce fruto pacífico, a saber, justicia.” (Heb. 12:7, 8, 11) Jehová mantiene a sus hijos en el camino de la salvación mediante instrucción y disciplina a causa de su amor; asimismo el padre humano enseña y disciplina a sus hijos para mantenerlos en el camino de la salvación.
14, 15. (a) ¿Cuándo y por quién debe principiar la instrucción? (b) ¿Cuáles son las maneras correcta e incorrecta de ejercer disciplina?
14 La instrucción y el entrenamiento del niño deben comenzar a una edad muy temprana. Recuerde, la educación que proviene de la madre ocupa alta posición en el programa de entrenamiento para vida. Ella infunde principios correctos en la mente del niñito. La edad de la niñez es la edad de aprender; por eso enseñe a los niños cuando son jóvenes a tener reverencia a Jehová Dios y su Palabra. Requiere la plena cooperación de la madre y el padre el educar o entrenar al niño en los caminos de la justicia.—2 Tim. 1:5.
15 La disciplina tiene que ejercerse con amor. La rudeza, el ser mandón, la actitud dictatorial, el gritar, el impacientarse, el ser opresivo—estas cosas no tienen lugar en la disciplina de una casa piadosa. Más bien use razón, bondad, paciencia, entendimiento, felicidad, firmeza y amor. Tenga presente que Jehová ha tomado tiempo valioso para enseñarnos y explicarnos las cosas a causa de su amor. De igual manera, trátese a la familia con amor.
16. ¿Por qué no basta con sólo nacer en un hogar cristiano? ¿Qué más se requiere?
16 Hay algunas personas que no aprecian la necesidad de dar cuidadoso entrenamiento bíblico a los hijos. Aparentemente tienen la idea de que basta con nacer en un hogar cristiano; pues algunas veces se oye decir: “Mi hijo nació en la verdad.” Nadie ha nacido en la verdad, porque la mente de un niño recién nacido está en blanco. Aun el rey David dijo: “En pecado me concibió mi madre.” (Sal. 51:5) El nacer en un hogar cristiano no es lo único que se necesita, sino que hay que dar entrenamiento, porque el hijito del cristiano dedicado se considera “santo.” (1 Cor. 7:14) Tuvo buen éxito la educación del joven ministro Timoteo, y ésta comenzó en su infancia. “Tú, sin embargo, continua en las cosas que aprendiste y fuiste persuadido a creer, sabiendo de qué personas las aprendiste y que desde la infancia has conocido las santas escrituras que te pueden hacer sabio para la salvación.” (2 Tim. 3:14, 15) Sólo mediante entrenamiento, disciplina e instrucción en justicia puede la mente joven ser guiada hasta el grado de alcanzar relación personal con Jehová Dios.
17. ¿Quiénes son los mejores asociados de la familia, y cómo pueden corromperse las costumbres provechosas?
17 Sin embargo, todas estas costumbres provechosas que conducen a la salvación de su familia pueden perderse por mala asociación. “No sean engañados. Las malas asociaciones corrompen las costumbres provechosas.” (1 Cor. 15:33) Evite la mala asociación llenando la vida de familia con asociación buena y sana. Padres, tomen tiempo para ser los compañeros y asociados de su propia familia. Esposos, recuerden que ustedes son los asociados apropiados de su propia esposa e hijos. Esparcimiento sano, también, tiene que proveerse para la familia, de otro modo quizás se hallen formas incorrectas de diversión.
18. ¿Qué meta en la vida deben mantener los padres cristianos delante de los hijos para su salvación?
18 ¿Es el modelo de vida al cual ustedes los padres están dirigiendo a sus hijos el modelo que conduce a la salvación de ellos? ¿Cuál es la esperanza o ambición que se está inculcando en la mente de sus hijos? ¿Se les está llenando de la idea de que es una cosa admirable llenar u ocupar un puesto importante en este viejo mundo, o se les está impresionando con la esperanza mejor de cumplir una función importante en el nuevo mundo? ¿Están enseñándoles ustedes a invertirse en la institución en bancarrota que es el viejo mundo, o se les está entrenando para vivir por la verdad y la justicia como alabadores agradecidos del gran Creador del cielo y de la tierra? ¿Qué es más importante para los hijos hoy día: el tener una buena cuenta en el banco estimada en dólares o pesos ahorrados, o una buena cuenta con Jehová estimada en vidas salvadas? ¿Para qué están siendo entrenados sus hijos? ¿Se mantiene ante ellos el servicio misional de tiempo cabal como un gran privilegio, como un regalo del Altísimo Dios mismo? ¿Se les está grabando en la mente que la salvación viene por predicar a otros? Los hijos instruídos así llegarán a ser salvavidas, para bendición de ellos mismos y de otros. Los padres que dan la debida atención y consideración a estos puntos estarán salvando a sus familias así como a su prójimo.
LA CASA DIVIDIDA
19. ¿Qué instrucción da la Palabra de Dios a la esposa que tiene esposo opuesto? ¿Cómo aplica esto, y con qué esperanza?
19 Hay muchas casas en que un cónyuge está dedicado a Jehová para hacer su voluntad pero el otro no. Están en yugo desigual. El siervo dedicado estará profundamente interesado en la salvación de su cónyuge. La esposa creyente ciertamente tratará de salvar a su esposo. Puede que le resulte una tarea dolorosa. En oposición airada él hasta puede prohibir que ella le hable a él o a los hijos acerca de la Palabra de Dios. ¿Qué hará ella? El apóstol Pedro dio instrucción directa. A las esposas él dice: “Si algunos no son obedientes a la palabra, [puede que] sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, por haber sido testigos oculares de su conducta casta junto con profundo respeto.” (1 Ped. 3:1, 2) Cuando la esposa no puede ganarse al esposo mediante la predicación oral puede que lo haga mediante su propio comportamiento, el cual puede ser sumamente poderoso. Jamás pierda la esperanza. Recuerde lo que el apóstol Pablo escribió: “Porque, esposa, ¿cómo sabes que no salvarás a tu esposo?”—1 Cor. 7:16.
20. ¿Qué actitud es necesario que tenga el esposo para con su esposa incrédula? El que él haya aceptado la verdad, ¿ha alterado la relación matrimonial?
20 Las mismas consideraciones aplican cuando la situación es aquella que envuelve a un esposo creyente y una esposa incrédula. La palabra del apóstol Pablo continúa: “O, esposo, ¿cómo sabes que no salvarás a tu esposa?” (1 Cor. 7:16) Gran prudencia y amor se necesitan. El esposo tiene que ser paciente, benigno y tolerante. El hacerse adorador de Jehová no lo exonera de sus responsabilidades maritales, sino más bien las hace aumentar. La esposa tiene derecho, no sólo a las necesidades materiales, sino también al compañerismo. El proceder cristiano no permite que el esposo se ocupe tan completamente en su adoración que virtualmente desatienda a su esposa.
21. ¿Cómo puede el esposo aplicar para con su esposa el principio que el apóstol Pablo seguía, y qué no hará él si espera ganarse a su esposa? ¿Qué pregunta se hará?
21 Sería bueno que el esposo que espera ganar a su esposa al camino de la adoración verdadera prestara atención al principio que el apóstol Pablo seguía para con aquellos a quienes él se esforzaba por salvar. “Así que a los judíos me hice como judío, para poder ganar a los judíos . . . A los débiles me hice débil, para poder ganar a los débiles. Me he hecho toda cosa a gente de toda clase, para poder de todos modos salvar a algunos.” (1 Cor. 9:20, 22) Trataba de imaginarse en la misma situación que ellos. Consideraba benévolamente sus problemas. No era insensato ni débil, pero respetaba sus convicciones, aunque sabía que eran incorrectas. Ya que él mismo había salido de la religión judía, Pablo no se mofaba de los judíos a quienes trataba de salvar, ni los despreciaba ni obraba con intolerancia para con ellos. Él sabía que sólo por medio de dirigir el entendimiento de ellos a un camino mejor podría esperar él salvar sus vidas. De la misma manera sería bueno que los esposos no se mofaran ni fueran intolerantes; si se mofan y son intolerantes alejarán más a sus esposas. Que el esposo se pregunte: “¿De qué manera quisiera yo que se me tratara si yo estuviera en igual situación?” Habiendo determinado esto, trate con ella de esa manera. El amor tiene que funcionar. Como declara Pablo: “El amor es sufrido y servicial . . . no se irrita. . . . Soporta todas las cosas, cree todas las cosas, espera todas las cosas, aguanta todas las cosas. El amor nunca se acaba.”—1 Cor. 13:4-8.
22. ¿Cuáles son algunos de los problemas que confrontan los ministros, y qué tienen que hacer ellos?
22 Nadie quiere faltar en cuanto a tenerle amor a su familia, pero hay algunos individuos que son siervos en una congregación y están tan ocupados con las actividades de congregación, reuniones del comité y el servicio del campo que no pueden pasar ningún tiempo con sus familias. Ellos fácilmente pueden decir: “Aprecio todo el cuidado que debe darse para asegurar la salvación de mi familia. Amo a mi esposa y mi familia y quiero ver que se salven tanto como mi prójimo, pero estoy tan ocupado con mis deberes ministeriales que difícilmente hallo tiempo para mi familia. Sin embargo, ellos están en la verdad y no se quejan de que yo no pueda estar con ellos.” Realmente, ¿no queda todo esto en ser un asunto de equilibrar todas estas demandas que se hacen a nuestro tiempo? En este equilibrio, como en una balanza, que se dé peso apropiado a los intereses de su propia familia. Ciertamente Jehová Dios no esperaría que un hombre dedicara todo su tiempo a las actividades de la congregación, a ayudar a sus hermanos y prójimo a conseguir la salvación, y no obstante no cuidara de la salvación de su propia casa. La esposa e hijos del hombre son una responsabilidad principal, como declara el apóstol Pablo: ‘Si alguno no provee para su propia casa, es peor que una persona sin fe.’—1 Tim. 5:8.
23. ¿Qué es lo principal para lo cual él tiene que hacer provisión, y qué cosa debe tenerse como meta?
23 Por eso entonces, es mucho, mucho mejor que un hermano primero haga provisión para la salvación de los miembros de su propia casa. La provisión material sola no basta. Para proveer cosas necesarias primero tenemos que cuidar del bienestar espiritual que conducirá a su salvación. Todos queremos vivir en el nuevo mundo de Dios. Haga más íntima a la familia. Todos los miembros de la familia en el temor de Jehová tienen que ayudarse mutuamente para estar del lado correcto. La gran batalla del Armagedón se acerca. ¡Tenga como meta la supervivencia de toda su familia! Al hacer estas cosas, gran felicidad y paz será la porción bendita de su casa.
[Ilustración de la página 170]
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