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El hombre creado con impulso de adorarLa Atalaya 1954 | 1 de septiembre
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que también son seres espirituales.’ . . .
“Hablando de los conceptos de su escuela, el Dr. Frankl dice: ‘Reconocemos que el hombre a menudo es más religioso de lo que piensa. Más hombres han entregado su vida por ideales espirituales que por amor sexual: ¿cómo, entonces, pueden los psiquiatras, con lógica, dar todo su énfasis a los incentivos sexuales y pasar por alto otros intereses que demuestran ser igual de fuertes?’”
Los animales pueden vivir sin adorar a Jehová, porque no fueron hechos con ese impulso. Pueden abstenerse de ello y no ser frustrados. Pero dado que los hombres son creados para adorar a su Hacedor, frustraciones desastrosas resultan cuando pasan por alto ese impulso. Frustrándose se degradan hasta llegar a ser “como animales irracionales nacidos naturalmente para ser cogidos y destruídos.” Rechazando lo espiritual, considerándose simplemente como animales biológicos, con el tiempo ellos participan del fin que corresponde a animales.—2 Ped. 2:12, NM.
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‘Observe el mandamiento de manera inmaculada e irreprensible’La Atalaya 1954 | 1 de septiembre
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‘Observe el mandamiento de manera inmaculada e irreprensible’
HACE varios años un campeón de boxeo de peso completo puso fuera de combate a su contrincante, pero perdió el título porque dió un golpe no permitido. En los últimos juegos olímpicos uno de los participantes en una carrera fué descalificado porque se salió de su vía. El apóstol Pablo comparó al cristiano con uno que compite en un concurso atlético, una pelea o una carrera, diciendo: “¿No saben que los corredores en una carrera todos corren, pero sólo uno recibe el premio? Corran de tal modo que puedan alcanzarlo. Además, todo hombre que participa en un concurso ejercita dominio de sí mismo en todas las cosas. Ahora, ellos, por supuesto, lo hacen para que puedan obtener una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible. Por lo tanto, el modo en que estoy corriendo no es incierto; el modo en que estoy dirigiendo mis golpes es como para no golpear al aire; sino que trato mi cuerpo severamente y lo guío como a un esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no sea desaprobado de algún modo.”—1Cor. 9:24-27, NM.
El atleta en el entrenamiento se abstiene de ciertos alimentos y actividades, y al mismo tiempo se asegura de que otros alimentos estén en su menú y ciertos ejercicios se ejecuten fielmente. Se adhiere a un rígido dominio de sí mismo que monta a un tratamiento severo de su cuerpo para que pueda correr o pelear con un máximo de eficacia y efectividad. Si se descuida, su actuación atlética sufrirá y él no conseguirá la aprobación que le viene al vencedor. Asimismo, la persona que corre la carrera del cristiano tiene que permanecer en la vía angosta y apretada que conduce a la vida. No puede salirse de la rutina prescrita, no puede titubear ni vacilar ni correr inciertamente, porque si se sale del curso señalado en la Biblia queda descalificado, prescindiendo de cualquier supremo esfuerzo de velocidad que pudiera manifestar en el servicio del campo.
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