Preguntas de los lectores
● En 1 Samuel 16:21 [en la Versión del rey Jaime, en la Moderna y otras] se manifiesta que David llamó la atención de Saúl y Saúl le hizo su arpista y paje de armas. Luego 1 Samuel 17:15 indica que David regresó para ser pastor de su padre, y luego volvió a Saúl al tiempo en que luchó con Goliat, y aunque había pasado algún tiempo parece que Saúl no sabía nada acerca de David, como se manifiesta en 1 Samuel 17:55-58. Después de ser aceptado en la corte de Saúl y después que Saúl pidió que su padre Isaí permitiera que David se quedara con él, ¿por qué volvió más tarde David a pastorear? Y cuando David se presentó ante Saúl de nuevo, ¿por qué no le reconoció Saúl?—D. B., Ontario, Canadá.
Tenemos que recordar que la Versión del rey Jaime se basa en el texto hebreo masorético y que hubo otros textos anteriores a éste y que dicen de modo diferente a ése. Se entiende que la Versión de los Setenta, debido a que difiere del texto masorético, es una traducción de textos hebreos más exactos, los cuales eran más antiguos que el texto masorético.
Ahora bien, cuando nos dirigimos a la Versión de los Setenta griega encontramos que en el capítulo 17 de 1 Samuel los versículos 12 al 31 se han omitido. También los versículos 41, 50, 55-58. En 1 Samuel 18 los versículos 1-5, 9-11, 17-19, 30 se omiten en la Versión de los Setenta. De modo que estos versículos no aparecen en los famosos manuscritos griegos del siglo cuarto, el Vaticano 1209 y el Sinaítico, porque éstos contienen la Versión de los Setenta para la parte hebrea de las Escrituras.
Es un hecho notable que por estas omisiones eliminamos las dificultades que existen en la Versión del rey Jaime. Como la Versión de los Setenta lee, hallamos que David nunca regresó a pastorear después que fué introducido en la corte de Saúl como arpista y paje de armas, que él estuvo presente cuando Goliat primero expresó su desafío jactancioso, y por eso pudo animar al rey Saúl, quien estaba aterrado y sobrecogido de pánico, y presentarse como voluntario para luchar contra el gigante. Saúl conocía al joven David, pero no como luchador; por eso David familiarizó al rey con sus hazañas contándole que cuando era pastorcito había matado al león y al oso, en el poder de Jehová. Luego Saúl le dijo al muchacho que fuera a luchar contra Goliat, y que Jehová estuviera con él. Y al ir David a combatir al gigante, Saúl no tuvo necesidad de preguntar la identidad del joven; y dichas preguntas no aparecen en la Versión de los Setenta. De hecho, la traducción moderna por Jaime Móffatt pone estos versículos que contienen las preguntas acerca de la identidad de David dentro de paréntesis rectangulares dobles para indicar que fueron una interpolación por un redactor posterior del texto. De hecho la traducción de Móffatt encierra en paréntesis rectangulares dobles casi todas estas porciones de 1 Samuel, capítulos 17 y 18, que la Versión de los Setenta omite.
De modo que lo susodicho puede explicar la dificultad según aparece en la Versión del rey Jaime y otras traducciones que se basan en el texto masorético, y podemos tener presente la posibilidad de que algo se haya hecho al texto masorético que crea estas dificultades aparentes para nosotros.
● Cuando David tomó el pan de la proposición o pan sagrado del lugar santo para satisfacer el hambre, ¿no cometió un delito grave?—G. W., Israel.
Para esclarecimiento sobre esta pregunta es necesario considerar varios pasajes. Primero, el mandato concerniente al pan mismo: “Y tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas; de dos décimas de un efa será cada torta; y las colocarás superpuestas en dos órdenes, seis en cada orden, sobre la mesa pura delante de Jehová. Y pondrás sobre cada orden olíbano puro, para que éste sea por memorial del pan: ofrenda encendida será a Jehová. De sábado en sábado se pondrá en orden el pan delante de Jehová continuamente, de parte de los hijos de Israel, por pacto perpetuo. Y será para Aarón y sus hijos, los cuales lo comerán en lugar sagrado.”—Lev. 24:5-9.
Ahora, el relato histórico que es la base de la pregunta: “Entonces vino David a Nob, a Ahimelec sumo sacerdote: mas Ahimelec recibió a David con sobresalto, y le dijo: ¿Por qué estás solo, y no vienen tus hombres contigo? Y respondió David a Ahimelec sacerdote: El rey me dió cierta comisión, y me dijo: Nadie sepa cosa alguna del asunto a que te envío y que te he encomendado. Por eso he indicado a mis soldados que me esperen en tal y tal parte. Ahora pues, ¿qué tienes en tu mano? Da acá cinco panes en mi mano, o cualquiera cosa que se hallare. Entonces el sacerdote respondió a David, diciendo: No tengo pan común en mi poder, mas hay pan santo;—con tal que se hayan guardado los jóvenes a lo menos de mujeres. Y respondió David al sacerdote, y le dijo: Por cierto que las mujeres han estado lejos de nosotros ayer y anteayer, desde cuando salí; y los vasos de los jóvenes han quedado santos; y este pan en cierto modo es común; mayormente que hoy mismo habrá otro santo en los vasos. Y así le dió el sacerdote pan santo; pues no había allí otro pan, sino tan sólo panes de la proposición, los cuales se habían quitado de la presencia de Jehová, para volver a poner pan caliente en el día de quitarse los otros.”—1 Sam. 21:1-6.
De estas dos citas vemos que el pan había de cambiarse el día sábado, que el pan viejo había de reemplazarse por el pan caliente recién horneado, y puesto que David cuando llegó a Nob y habló con el sumo sacerdote Ahimelec llamó la atención al hecho de que el pan se cambiaba ese día, tiene que haber sido un sábado cuando David tuvo este encuentro e hizo esta petición a Ahimelec. Jesús llegó a una conclusión interesante respecto a esta conducta por parte de David, según lo encontramos registrado en Mateo 12:1-4, NM: “En esa época Jesús pasó por los sembrados de grano un día sábado. Sus discípulos tuvieron hambre y comenzaron a arrancar cabezas de grano y a comer. Al ver esto los fariseos le dijeron: ‘¡Mire! sus discípulos están haciendo lo que no es lícito hacer el día sábado.’ Él les dijo: ‘¿No han leído lo que David hizo cuando él y los hombres que iban con él tuvieron hambre? ¿Como entró en la casa de Dios y comieron los panes de la presentación, alimento que no era lícito que él comiera, ni los que con él iban, sino sólo los sacerdotes?’” En estos versículos y en los subsiguientes Jesús estaba llamando la atención a hechos de misericordia el día sábado, que era perfectamente legítimo rendir una manifestación de misericordia a uno que está en necesidad aun cuando fuera sábado, y que no hay, en realidad, ninguna violación del sábado al proceder así. Él no tuvo ninguna reprimenda para el curso de David.
Aunque otras versiones de la Biblia dan una traducción diferente, en la versión Moderna 1 Samuel 21:5 indica que David le recordó a Ahimelec que el pan implicado “en cierto modo es común”. En esto las versiones del rey Jaime y Rótherham convienen, la última vertiendo el versículo: “El pan mismo en cierto modo es común, y más todavía puesto que hoy hay otros panes que serán santificados en el vaso.” ¿En qué sentido era común? ¿No había sido dedicado a Jehová Dios y colocado sobre la mesa en el lugar santo del tabernáculo? Sí. Pero este pan en particular con el que David y sus hombres fueron alimentados fué pan al que se reemplazó con pan recién horneado, y se sacó del lugar santo, no simplemente para satisfacer a David, sino porque era el tiempo adecuado, el día sábado, para quitarlo, llevarlo fuera e instalar nuevo pan sobre la mesa santa. De modo que este pan removido ahora era accesible para uso fuera del lugar santo del tabernáculo, y desde este punto de vista, en cierto sentido, era común.
Tenemos un caso algo semejante al tiempo del Memorial tocante al pan y el vino que se ponen sobre la mesa. Ahí se hallan ante todos y se reservan para cierto propósito. El que alguien fuera a la mesa antes o durante los servicios y comiera del pan o bebiera del vino sería incorrecto, sería faltarle el respeto al Señor. Sería como Pablo dice, ‘pecar en contra del cuerpo del Señor,’ porque el pan y vino que se tienen ahí en esta ocasión hasta este momento tienen un significado simbólico y el violar ese significado es hacer violencia a la institución de Dios. Pero después de la celebración del Memorial, si queda parte del pan y del vino, puede comerse sin hacer nada sacrílego. Después que el Memorial se termina el pan y el vino han perdido su significado y de nuevo han venido a ser sólo pan común y vino común, adecuados para el uso de cualquiera.
Lo mismo sucede con el asunto que Pablo discute en 1 Corintios 8:1-13 y 10:25-30 respecto a algunos cristianos que iban a los mercados o a las carnicerías o a los restaurantes conectados con los templos paganos de aquellos días y comían carne que había sido dedicada a demonios, a ídolos. Parte de ese sacrificio se daba al ídolo, ofrecido sobre el altar, y luego quedaba alguna carne que era entregada a las carnicerías o a los restaurantes y la servían como carne común a la gente, y los cristianos tenían el derecho de entrar allí y comer de esa carne. Había perdido su significado sagrado ya que se encontraba en la carnicería o en el restaurante. Era común, aunque algunos cristianos, Pablo dijo, tenían conciencia débil y todavía creían que tenía un significado sagrado.
Lo mismo sucede con este pan que había sido reemplazado, sacado del lugar santo. Fué como David dijo: en un sentido era común, y por eso podía ser usado. Generalmente había de usarse sólo por los sacerdotes, es cierto; pero en circunstancias excepcionales aparentemente podía usarse en un acto de misericordia, como sucedió en el caso de David, porque eso es lo que Jesús indicó por lo que dijo de la conducta de David, según se discute en Mateo 12:1-4. Además, no se le robó nada a Jehová mediante este acto. Si Ahimelec hubiera entrado al lugar santo y sacado el pan fresco que había de permanecer ahí por toda una semana entera y lo hubiera usado para alimentar a David y sus hombres, entonces ése habría sido un pecado contra la institución del pan; sin embargo ahora había sido sacado prosiguiendo la rutina ordinaria de las cosas, de modo que no fué ningún robo a Jehová.
● ¿Por qué no publica La Atalaya el juramento prestado por los caballeros de Colón, el cual enumera cosas terribles que ellos convienen en hacer para adelantar el catolicismo y al que se ha dado amplia circulación?—F. A., Ontario, Canadá.
No publicamos este presunto juramento porque no hemos visto evidencia de que sea genuino. Frecuentemente se da como apoyo un número de página del Registro congresional (EE. UU.) de la cual se cita. Sin embargo, esa página en el Registro congresional da este “juramento” como un ejemplo de la tergiversación vergonzosa con la que algunos anticatólicos se envilecen en su propaganda. No se presenta allí como una declaración veraz, y el que alguien saque este “juramento” de su contexto y luego cite el Registro congresional como la fuente de la cita no es una práctica justa y honrada. Hay suficiente información veraz acerca de la Iglesia Católica Romana para demostrar sus faltas. La Biblia está llena de textos inspirados que exponen como falsas sus doctrinas y prácticas, y nosotros deseamos usar tales verdades para combatir la falsedad, y no hacernos falsificadores nosotros mismos. Incidentalmente, como asunto de información, la Enciclopedia americana, edición de 1942, página 484, declara que los caballeros de Colón “no tienen juramento, sólo obligación a secreto”.