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Los privilegios de la mujer cristianaLa Atalaya 1964 | 15 de agosto
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ella pone un ejemplo correcto a los ángeles en el cielo en su continua sujeción fiel a Jehová y a su Rey reinante, Jesucristo.
19. ¿Qué aprecio de la relación del hombre y la mujer ilustra Pablo en 1 Corintios 11:11, 12, y qué mantendrá humildes tanto al hombre como a la mujer en el arreglo de Jehová?
19 Sin embargo, para que el hombre no obtenga la impresión incorrecta de lo que él escribió, como si el hombre fuera la criatura importantísima y la mujer insignificante, Pablo pasa a decir, en los versículos 11 y 12 del capítulo 11 de 1 Corintios: “Además, en lo relacionado con el Señor ni es la mujer sin el varón ni el varón sin la mujer. Porque así como la mujer procede del varón, así también el varón es por medio de la mujer; pero todas las cosas proceden de Dios.” Sí, esto es lo que debe tenerse presente—que el arreglo de las cosas en cuanto a la jefatura, en cuanto a la relación del hombre y la mujer, en cuanto a la conducta y el orden en la congregación, procede de Dios y no del hombre. El tener este punto de vista nos mantiene equilibrados y humildes y apreciando las bendiciones de Jehová, ora que seamos hombres o mujeres.
20. ¿Con qué propósito se considera ahora la cuestión de cubrirse la cabeza?
20 Aparentemente había alguna disputa sobre esta cuestión del lugar de la mujer en la congregación en Corinto, y por eso el apóstol Pablo empleó tiempo en manifestar los principios para que todos entendieran, y luego concluyó: “No obstante, si algún hombre parece disputar en pro de otra costumbre, nosotros no tenemos otra, ni tampoco las congregaciones de Dios.” (1 Cor. 11:16) Aunque quizás éste no sea asunto de disputa entre los testigos de Jehová en estos días, no obstante parece bien en este tiempo el considerar el tema algo detalladamente en cuanto a su aplicación práctica para la congregación cristiana hoy en día. Por eso, en el siguiente número de La Atalaya, consideraremos algunas de las circunstancias en que pudiera surgir la cuestión de cubrirse la cabeza, para que las ministras fieles de la sociedad del nuevo mundo sepan cómo obrar correctamente en armonía con las Escrituras y con una buena conciencia cristiana.
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La verdad no se compra con dineroLa Atalaya 1964 | 15 de agosto
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La verdad no se compra con dinero
EN ISRAEL un judío se interesó en la obra de los testigos de Jehová, y el resultado fue la siguiente experiencia: “Un día, alguien tocó a mi puerta. El hombre que visitaba venía de parte de la oficina de los rabinos y me dijo que ésta se había enterado de que yo había cambiado de religión. El comité de rabinos se reunió para considerar el asunto, y dijo que ellos estaban dispuestos a ayudarme económicamente si volvía a la religión judía, porque ellos creían que yo me había convertido a otra religión por razones económicas. Le respondí diciéndole que hay algunas cosas que no se pueden comprar ni vender con dinero, y que la verdad de la Palabra de Dios, la Biblia, era una de ellas. Con la ayuda de los testigos de Jehová he hallado esta verdad. Entonces el representante de la oficina de los rabinos me preguntó: ‘¿Quién es Jehová?’ Yo le respondí: ‘¡Es vergonzoso que un judío no conozca el nombre de Jehová!’ Tomé una Biblia y le mostré los textos y la evidencia, y le pregunté si estaba de acuerdo con toda la evidencia. Comenzó a mascullar, obviamente abochornado: ‘Hace mucho que no tengo una Biblia en mis manos, así que no puedo usarla para contestarle.’ Entonces le dije: ‘Si usted no sabe cuál es el nombre de Dios y no conoce su Palabra escrita, la Biblia, ¿por qué y a quién ora usted en la sinagoga?’ El hombre no supo qué decir. Pero dijo: ‘¿Quiere que le diga un secreto? Yo no creo en nada. Solo continúo la tradición de mis antepasados. Lo principal es que tengo cierto trabajo en la oficina de los rabinos por el cual me pagan un salario.’ Después de testificarle, le di alguna literatura bíblica, y le dije que le diera las gracias a los rabinos por su oferta de ayuda económica, pero que yo no la necesitaba, ya que pongo mi confianza en el Dios viviente, Jehová.”
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