Preguntas de los lectores
● ¿Qué significa 1 Corintios 13:8 al decir que el ‘conocimiento será eliminado’?—R. M., EE. UU.
Un examen del contexto revela que el apóstol Pablo quiso decir que con el tiempo el conocimiento sobrenatural que era don milagroso del espíritu santo cesaría.
En el capítulo previo Pablo escribió acerca de las “variedades de dones” del espíritu. Los dones milagrosos incluían curación, profetizar, hablar en lenguas diferentes y habla de conocimiento. (1 Cor. 12:4-11) Estas no eran habilidades comunes, como el curar o hablar en lenguas debido a estudiar medicina o varios idiomas. Eran habilidades milagrosas. Consistentemente, entonces, el “conocimiento” que se menciona no era conocimiento común que se obtuviera por medio de la experiencia, la observación o el estudio de libros, aun la Biblia. Era un conocimiento sobrenatural que se suministraba por medio del espíritu santo.
Estos dos ejemplos ilustran que Jehová podía dar conocimiento sobrenatural: Al morir Lázaro, los compañeros viajeros de Jesús no sabían que Lázaro, que había estado enfermo, había muerto, pero Cristo lo sabía. (Juan 11:5-14) En una ocasión anterior, una samaritana que estaba junto a un pozo reconoció a Jesús como profeta porque tenía conocimiento sobrenatural del estado civil pasado y presente de ella.—Juan 4:16-19.
Note este caso que envolvió a los apóstoles después del Pentecostés de 33 E.C.: Cuando Ananías secretamente trató con “engaño al espíritu santo,” el apóstol Pedro milagrosamente supo acerca de ello.—Hech. 5:2-4.
Aunque la Biblia no describe detalladamente el uso del “conocimiento” milagroso, parece probable que se haya usado también de otra manera. Durante la infancia del cristianismo es posible que Dios haya suministrado conocimiento sobrenatural para fortalecer las congregaciones. Aunque los primeros cristianos se interesaban intensamente en las Escrituras, en aquel tiempo no era tan fácil conseguir ejemplares de la Palabra de Dios como hoy. Tampoco tenían las congregaciones libros de consulta publicados que trataran de la Biblia y que manifestaran el entendimiento que sustentaba la “junta administrativa” o “cuerpo gobernante” de los apóstoles y hombres de mayor edad de Jerusalén. Además, los medios de comunicación estaban limitados. Es posible que se necesitaran meses para obtener una respuesta a una pregunta que se hiciera por carta o mensajero a un apóstol o al “cuerpo gobernante.”—Hech. 15:2, 30; 16:4.
De modo que en una reunión de una congregación ubicada en algún lugar aislado en medio de una comunidad pagana, una exhibición milagrosa de conocimiento sobrenatural edificaría y estimularía mucho a los cristianos. Pudiera haber una pregunta o problema, y Dios podría suministrar la solución por medio de uno que tuviera el don de “habla de conocimiento.” Es posible que éste recordara y entendiera la aplicación de un texto bíblico que hubiera leído antes, aunque la congregación no tuviera disponible el rollo.
¿Estaría siempre presente entre los cristianos este conocimiento sobrenatural? No. En realidad, no todos lo tuvieron en el primer siglo. (1 Cor. 12:28-30) Además, con el tiempo el cristianismo estaría firmemente establecido y organizado. Entonces terminaría la necesidad de dones milagrosos, incluso el “conocimiento.” Por consiguiente, Pablo escribió: “Sea que haya dones de profetizar, serán eliminados; sea que haya lenguas, cesarán; sea que haya conocimiento, será eliminado.”—1 Cor. 13:8.
Hoy la Biblia se puede conseguir mundialmente en centenares de lenguas. A diferencia de las primeras congregaciones cristianas, ahora tenemos las Escrituras Griegas Cristianas completas, que contienen profecías que podemos ver que se están cumpliendo, así como información sobre la aplicación de profecías de las Escrituras Hebreas. Los adoradores verdaderos pueden conseguir numerosos libros y revistas con materia bíblica preparada por la clase del “esclavo fiel y discreto” de cristianos ungidos—Mat. 24:45-47.
Por consiguiente, aunque ahora Dios no está suministrando el milagroso don de conocimiento, de ninguna manera nos hallamos sin saber qué hacer. Tenemos mucho que estudiar a medida que buscamos el conocimiento exacto que lleva a la vida. (Juan 17:3) Y en breve podremos experimentar el tiempo en que “la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas están cubriendo el mismísimo mar.”—Isa. 11:9.