Usando amorosamente lo que se nos da
1. ¿Cuáles son los dones del espíritu mencionados en el capítulo 12 de Primera de Corintios, y con qué propósito se dieron?
DESPUÉS de haber escrito a los corintios en cuanto a la necesidad de considerar a otras personas en conexión con la comida, Pablo en seguida trató muchos otros asuntos. En el capítulo doce toma en consideración varios dones del espíritu que fueron suministrados a las congregaciones cristianas primitivas. Estos dones se dieron a individuos cristianos, no simplemente para el placer o beneficio de ellos, sino para el beneficio de otras personas. De manera que Pablo escribe en el capítulo doce, versículos siete al once: “Pero la manifestación del espíritu se da a cada uno con propósito benéfico. Por ejemplo, a uno se le da mediante el espíritu palabra de sabiduría, a otro palabra de conocimiento según el mismo espíritu a otro fe por el mismo espíritu, a otro dones de curaciones mediante ese único espíritu a otro operaciones de obras poderosas, a otro profecía, a otro discernimiento de dichos inspirados, a otro lenguas distintas, y a otro interpretación de lenguas. Pero todas estas operaciones las desempeña el uno y el mismo espíritu, repartiendo a cada uno respectivamente como a él le place.”
2. ¿Cómo requirió Jehová que se usaran estos dones?
2 Todos los cristianos eran miembros de un solo cuerpo, y todas las cosas recibidas de Dios eran para beneficio de la entera organización. Cada uno tenía su puesto en el cuerpo según le agradó a Dios, pero era importante cómo usaban las cosas que Dios les había dado como colaboradores en el programa de edificación. Dios es un gran edificador en amor; de manera que los que trabajan con él también tienen que ser impelidos por la fuerza del amor. El hecho de que alguien hubiera recibido un don del espíritu, tal como el de hablar en lenguas o profetizar, no quería decir que sería aceptado por Jehová, a menos que usara el don de la manera apropiada y con el móvil correcto. Dijo Pablo: “Si hablo en las lenguas de los hombres y de los ángeles pero no tengo amor, he llegado a ser un pedazo de bronce que resuena o un címbalo que retiñe. Y si tengo el don de profecía y entiendo todos los secretos sagrados y todo el conocimiento, y si tengo toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. Y si doy todas mis posesiones para alimentar a otros, y si entrego mi cuerpo, para poder jactarme, pero no tengo amor, en nada he aprovechado.”—1 Cor. 13:1-3.
3. (a) ¿Por qué habrían de cesar los dones? ¿Cuándo? (b) En contraste, ¿qué cualidad no cesaría, y cómo expresan esa cualidad los cristianos?
3 Habría de llevarse a cabo un programa edificador después de la muerte de Cristo Jesús. Se suministraron dones especiales por medio del espíritu de Dios para impresionar a muchas personas con el mensaje del Reino. Estos dones estaban en operación en la iglesia cristiana primitiva durante la vida de los apóstoles, pero con la muerte de los apóstoles la dádiva de dones terminó. El apóstol Pablo supo que terminarían los dones; de manera que escribió en 1 Corintios 13:8: “Aunque haya dones de profecía, serán quitados; aunque haya lenguas, cesarán; aunque haya conocimiento, será quitado.” Pero mientras tenían estos dones habrían de usarlos en amor para la edificación de otros. El amor es expresivo para con otros y es una cualidad que seguirá entre los cristianos para siempre. Los dones del espíritu han cesado, pero no el amor. El amor nunca fracasa, dice el apóstol. Para manifestar cómo se expresa el amor, Pablo escribió: “El amor es sufrido y servicial. El amor no es celoso, no se jacta, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se irrita. No lleva cuenta del daño. No se regocija por la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Soporta todas las cosas, cree todas las cosas, espera todas las cosas, aguanta todas las cosas.”—1 Cor. 13:4-7.
4. Si la transmisión de los dones milagrosos del espíritu terminó con la muerte de los apóstoles, ¿por qué se preservó tanto acerca de ellos en las Escrituras para nuestra consideración ahora?
4 El suministro de dones de lenguas, profecías y curaciones terminó con la muerte de los apóstoles, y estos dones no están en uso hoy día. Sin embargo hay mucha información registrada en las Escrituras acerca de los dones. ¿Por qué ha preservado Dios estos escritos para nuestra consideración? Aunque los dones milagrosos del espíritu terminaron con la muerte de los apóstoles, se nos da una lección por la instrucción que se dio en conexión con el uso de esos dones. En el capítulo catorce Pablo acopla el ejercicio del amor con el uso de los dones espirituales y de cierta manera hace una comparación, mostrando que algunos dones eran más deseables que otros. Los dones fueron muy beneficiosos en la congregación cristiana primitiva, porque cuando los cristianos se reunían para edificarse no estaban equipados cada uno con una Biblia completa y con mucho comentarios y revistas que ayudan en el estudio de la Biblia, como lo hace La Atalaya hoy día. ¿Cuál de los done habría de preferirse?
5. ¿Cuál don se prefería, y por qué?
5 El preferido era profetizar. Pero ¿por qué habría de desearse más el don de profecía que el don de sanar o el don de lenguas? “Porque el que habla en una lengua habla, no a los hombres, sino a Dios, porque nadie escucha, pero él habla secretos sagrado por el espíritu. Sin embargo, el que profetiza edifica y anima y consuela a los hombres con su habla. El que habla en una lengua se edifica a sí mismo, pero el que profetiza edifica a una congregación.” (1 Cor. 14:2-4) Este consejo es muy práctico. Pablo manifestó que la persona que hablara en una lengua estaría edificándose a sí misma, pero a menos que alguien estuviera presente para servir de intérprete o traductor la congregación no recibiría beneficios edificantes. Él compara el hablar en lenguas con el sonido indistinto de trompetas que llamaran a la batalla. Es mejor hablar en una lengua que se entiende fácilmente para que los que escuchan sepan el significado y puedan obtener provecho. Por eso si alguien tenía el don de lenguas, a ese Pablo le animaba como señala el versículo trece: “Por lo tanto que el que habla en una lengua ore que pueda traducir.” De manera que da énfasis a lo necesario que es que la gente pueda entender lo que se dice, y ciertamente cualquiera que esté interesado en los demás y no solamente en sí mismo deseará hacer algo para beneficio de los otros. Muy enérgicamente en el versículo dieciséis Pablo considera el dar gracias en una lengua y hace surgir la pregunta: “¿Cómo dirá Amén el hombre que ocupa el asiento de la persona común y corriente a la expresión de gracias de usted, puesto que no sabe lo que usted está diciendo?” Por esto en una congregación es mejor hablar cinco palabras con entendimiento e instruir a otros verbalmente que hablar diez mil palabras en una lengua que los otros no entenderán.
6, 7. (a) ¿Por qué dio Dios el don de lenguas a los cristianos primitivos? (b) ¿Cómo era provechosa la profecía? (c) ¿Qué uso amoroso de los dones o habilidades suministrados por Dios se manifiesta como el objetivo cristiano en el capítulo 14 de Primera de Corintios?
6 ¿Por qué, entonces, dio Dios el don de lenguas a los cristianos primitivos? Evidentemente fue con el propósito de mostrar que éstos eran los verdaderos siervos de Dios. Dijo Pablo: “Por consiguiente, las lenguas son para una señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos.” (1 Cor. 14:22) Después de presentar este argumento Pablo explica las buenas razones por las cuales debería preferirse la profecía. Se prefiere por la consideración que se tiene a los compañeros, o hermanos cristianos, o a los que tienen el deseo de servir a Jehová. El uso de la profecía o predicación de las buenas nuevas con entendimiento para instruir a otros resultaría en beneficio para los de la congregación y también para los incrédulos; o personas ordinarias que pudieran estar presentes serían instruidas y así llegarían a conocer cómo adorar a Jehová Dios. “Entre tanto que la profecía es, no para los incrédulos, sino para los creyentes. Por esto, si toda la congregación se reúne en un lugar y todos hablan en lenguas, pero entran personas ordinarias o incrédulos, ¿no dirán que están locos? Pero si todos están profetizando y entra un incrédulo o persona ordinaria, es corregido por todos ellos, es examinado estrechamente por todos, los secretos de su corazón se hacen manifiestos, de modo que él se postrará y adorara a Dios, declarando: ‘Dios verdaderamente está entre ustedes.’” —1 Cor. 14:22-25.
7 Aunque cada uno de los dones que Jehová suministró tenía cierto uso y beneficio, el don de la profecía habría de preferirse porque era muy beneficioso para la edificación de los hermanos y para enseñar a la gente en la adoración de Jehová. No importa cuál don del espíritu hubiera recibido el individuo, lo que se destacaba era el principio del amor; y la manera en que habrían de usarse estos dones pone de manifiesto que se tenía que tomar en consideración a los demás y que era para el beneficio de ellos. Es así con todo lo que Jehová suministra para los que le sirven. “¿Qué ha de hacerse, entonces, hermanos? Cuando ustedes se reúnen, uno tiene un salmo, otro tiene una enseñanza, otro tiene una revelación, otro tiene una lengua, otro tiene una interpretación. Que todas las cosas se efectúen para edificación.” (1 Cor. 14:26) Es obvio que la verdadera actitud cristiana es, que todo se haga para la edificación de otros.
EL PROGRAMA MODERNO DE EDIFICACIÓN
8. Puesto que las congregaciones cristianas modernas no usan los dones milagrosos del espíritu, ¿qué provisión se ha hecho para su edificación?
8 Las Escrituras manifiestan claramente que el suministro de dones milagrosos del espíritu para la edificación de la congregación cristiana primitiva terminó con la muerte de los apóstoles. Los dones de sanar, de hablar en lenguas, no se usan por los verdaderos cristianos hoy día. Hay otros medios disponibles hoy para la edificación de la congregación cristiana. Jehová nos ha dado su Palabra, la Biblia, y ésta ahora está disponible en más de mil idiomas. Aparte de esto hay muchas publicaciones teocráticas, las cuales sirven como guías en la obra de instruir y edificar. Jehová hizo provisión para este día por medio de su mandato: “Mantengamos firmemente la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear, pues fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para incitar al amor y a las obras correctas, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos, y tanto más al ver que el día se acerca.”—Heb. 10:23-25.
9. ¿Cómo manifiesta consideración por otros el estar presente regularmente en las reuniones de congregación?
9 El congregarnos regularmente en las reuniones de congregación tiene que observarse rigurosamente. Los individuos deben disciplinarse a sí mismos para asistir a las reuniones de la congregación y deben animarse los unos a los otros, especialmente en estos días malos cuando nos estamos acercando al fin del sistema inicuo de Satanás. Confiando en su propio razonamiento, alguien quizás crea que su tiempo podría usarse con mucho más provecho estudiando privadamente. Pero, ¿qué está haciendo si sigue este proceder? Obviamente no está considerando a los demás sino que está pensando solamente en sí mismo. Al asistir con regularidad a las reuniones de la congregación estamos manifestando que tenemos consideración por los demás, que tenemos interés en otras personas y amor para ellas. Asistimos no solamente para sacar provecho por medio de oír lo que otros dicen, y recibir instrucción, sino para tener parte en la edificación mutua. Es en estas reuniones que se hacen expresiones de nuestra esperanza audiblemente para edificar a otros. Nuestra declaración pública no debería ser espontánea o sin preparación anticipada, como si fuera por inspiración; sino que, porque estamos en una organización teocrática ordenada, sabemos el tema que vamos a considerar y nos preparamos de antemano, contribuyendo pensamientos edificantes para el beneficio de todos. Esta es la provisión hecha por Jehová para todos sus siervos del día moderno.
10. ¿Cómo puede el interés que mostramos en otras personas y el uso amoroso de lo que tenemos resultar en la edificación de la congregación?
10 Reconociendo que las reuniones regulares de los siervos de Jehová son benéficas para la edificación, debería ser nuestro deseo debido al amor que les tenemos al prójimo y a la familia y a las personas de buena voluntad invitarlos para que asistan a las reuniones con nosotros, y hasta debemos hacer un esfuerzo especial, a costo de nosotros mismos para considerar la debilidad espiritual de aquellos que no aprecian la importancia de las reuniones, para tratar de hallarlos y llevarlos con nosotros. Si somos dueños de un automóvil podemos usarlo para traer a personas de buena voluntad, no importa que nos cueste algo de tiempo y tengamos que desviarnos algunas millas para ayudarles. Si tenemos un teléfono podemos llamar a otros y amorosamente recordarles de las reuniones. Otros en la congregación deberían mostrar aprecio por los esfuerzos que hacemos, y nosotros, por nuestra parte, debemos mostrar aprecio por los esfuerzos que otros hacen al traer a personas de buena voluntad a las reuniones. Debemos estar prontos para dar la bienvenida a los extraños que se encuentran entre nosotros y debemos interesarnos en otras personas.—Fili. 2:1-4.
11. Aunque esté muy ocupado con asuntos del servicio, ¿cómo impulsa el amor al cristiano cuando extraños vienen a la reunión de congregación?
11 Reduciendo el asunto a una aplicación práctica, podríamos decir que cada siervo fiel de Jehová está muy ocupado en estos días. Cuando asiste a las reuniones regulares está pensando en las muchas cosas que tiene que hacer: conseguir literatura y equipo para su servicio futuro, entregar informes acerca de sus actividades ministeriales, entregar suscripciones nuevas, o conseguir territorio en el cual llevar a cabo su obra ministerial. Cuando llega al Salón del Reino se pone a cumplir su propósito. Pero si es amoroso y considerado, ¿dará más importancia a estas cosas que al bienestar del extraño que tal vez se encuentre allí por primera vez? Si está pensando solamente en cuan rápidamente podrá atender a sus asuntos personales y luego marcharse terminada la reunión quizás se apresure para cumplir sus deberes sin pensar en el extraño. Pero esto no edifica a la organización. Solamente unos cuantos momentos bastan para extender una bienvenida a los extraños, para hacerles ver que su presencia es deseada. El amor es expresivo, demostrativo. No es de esperarse que solo los superintendentes saluden a los extraños, pero ellos deben establecer arreglos definidos para ayudar a dar la bienvenida a los extraños. Esta es una manera de compartir el gozo que hemos recibido de Jehová. Y aunque uno se salga de su rutina para extender una bienvenida a los extraños puede estar seguro de que después que haya terminado la reunión de estudio habrá tiempo suficiente para completar los arreglos que le son necesarios en preparación para el servicio de los días siguientes.—1 Tim. 3:2; 1 Ped. 4:8, 9.
12. ¿Por qué son verdaderamente bienvenidos los extraños al grupo de los edificadores?
12 Un edificador dedicado reconoce que cada extraño que viene a la congregación y que llega a ser miembro de la congregación va a asumir parte de la actividad edificadora y que participará en llevar la carga, y ésa es una provisión hecha por Jehová Dios para traer más obreros al programa de edificación. Debemos orar y trabajar por esto diariamente. Por eso los extraños deben verdaderamente ser bienvenidos al grupo de los edificadores.—Mat. 9:37, 38.
13. ¿Qué interés debe mostrarse en cualquiera que esté enfermo física o espiritualmente?
13 Prescindiendo de lo ocupado que este el ministro cristiano, no debería estar demasiado ocupado para observar cuando alguien falta. Si algún miembro de la congregación no está presente, ¿qué ha sucedido? ¿Estará enfermo? ¿Necesitará consuelo? Se le puede preguntar al superintendente, y si alguien está enfermo puede hacerse el anuncio apropiado a la congregación para edificar y animar a los miembros incapacitados. Por otra parte, quizás sea que algún individuo ha empezado a perder su aprecio por las cosas espirituales y a disminuir su parte en el programa de edificación. Quizás se haya envuelto en otros asuntos y haya permitido que éstos impidan su asistencia regular a las reuniones. Esto puede acontecer a pesar del mandato de Hebreos 10:23-25. Aquí se presenta otra oportunidad para que el edificador diligente se esfuerce por ayudar al irresoluto. Mediante el uso de tiempo y atención es posible reavivar su aprecio por las cosas espirituales y así se puede restablecer en el ministerio. Estamos viviendo en un tiempo de muchas distracciones y lazos; el materialismo es un enemigo sutil. Unas cuantas palabras apropiadas de edificación quizás sean de gran beneficio para una persona que haya sucumbido a una influencia errónea. Así vemos que el Edificador Maestro, Jehová, ha suministrado mediante la organización de congregación los medios para edificar a los que le aman.—Sant. 5:19, 20.
ATENCIÓN A LO QUE SE EDIFICA
14. (a) ¿Cómo manifiesta un edificador sabio que está interesado en su obra? (b) ¿Cómo puede uno dirigir su conversación hacia la edificación de otros?
14 El que edifica bien está interesado en lo que está edificando; no solamente tres o cuatro horas por semana, sino cada día, piensa en lo que está edificando. Es cosa importante y no deja de trabajar en ella. Habla acerca de ella. Antes de dar paso alguno tiene preparado un plan. Sabe qué clase de fundamento se ha colocado y lo que tiene que edificarse sobre ese fundamento y no deja de pensar mientras está edificando. (1 Cor. 3:10; 1 Tim. 4:15) Su conversación al asociarse con otros edificadores es acerca de lo que está edificando. Así tiene que ser con el edificador espiritual. Su vocación es la edificación espiritual y el piensa en eso y trabaja para su adelanto continuamente. Cuando se asocia con otros su conversación es edificante. Sigue el ejemplo de Jehová y Cristo Jesús y siempre edifica por medio de sus palabras. Hay muchas cosas buenas de qué hablar cada día. Tenemos un texto para cada día y comentarios que nos suministran algún alimento espiritual para ayudarnos a servir a Jehová durante el día. Aunque quizás se haya leído anteriormente, no obstante es edificante. Ahora que está leyendo esto, ¿puede usted recordar el texto y el comentario que consideró esta mañana? En algunos hogares los padres acostumbran al tiempo de la cena mencionar el texto que se consideró esa mañana para ver si la familia recuerda la lección importante que se aprendió ese día. Entre los cristianos hay muchas cosas que se pueden considerar. Los individuos que están alistados en la escuela del ministerio tienen asignaciones y hay repasos para todos. Hable usted de las experiencias excelentes que se han tenido en las actividades del campo. Hay preguntas que hacen las personas cuando las encontramos en las puertas y en los estudios. Leemos temas muy importantes en las publicaciones de la Sociedad. Causan una impresión en nosotros cuando escuchamos a otros repetirlos y hablar de las nuevas cosas que han aprendido. Es refrescante seguir pensando y hablando acerca de cosas espirituales.—Col. 3:7, 8, 16, 17; Fili. 4:8, 9.
15. ¿Cómo edifican a otras personas las actividades cristianas?
15 Si pensamos correctamente y ponemos en práctica las cosas que hemos aprendido de la Palabra de Jehová nuestro ejemplo diario y nuestras actividades serán edificantes. Esto es verdad especialmente en el programa de entrenamiento que se ha organizado en todas las congregaciones. Aquí de nuevo el amor y la consideración por otras personas entra en el asunto. Si a uno se le asigna a participar en el programa de entrenamiento para la predicación en el campo, ayudando a personas que tienen menos experiencia a mejorar su ministerio, tendrá que dedicar tiempo, pensamiento, energía y atención al individuo con quien trabaja. Esto quizás signifique que tendrá que caminar alguna distancia adicional para encontrarse con la otra persona, pero esto es bueno para la edificación general de la organización cristiana. Si uno piensa solamente en sí mismo estará satisfecho con tener su propio territorio o comunidad en donde trabajar y trabajara solo. Prestamos atención a nuestra propia enseñanza, pero también deseamos ayudar a otros para que puedan ser salvos. “Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan.”—1 Tim. 4:16.
16. (a) ¿Por qué sería insensatez dar todo nuestro tiempo a los asuntos del viejo mundo? (b) ¿Cómo obra con sabiduría el edificador cristiano?
16 Si podemos hacer que nosotros mismos y también otros se mantengan ocupados en el ministerio del Reino eso será una protección contra el envolvernos en las actividades de este mundo, el cual está condenado por Jehová. ¿Qué pensaríamos si una persona aprendiera que la municipalidad en que ella vive ha condenado cierto edificio y que va a construir allí una carretera después de hacer una demolición, y dicha persona compra el edificio, lo pinta, lo decora, lo hace hermoso y dedica gran cantidad de tiempo en la obra de reparación? En seguida viene la municipalidad y destruye el edificio. El individuo que trabajo en ese edificio sería considerado insensato. Pero esto es lo que esta haciendo la persona que empieza a dedicar todo su tiempo a las actividades mundanas y deja de mantener su ministerio. Quizás crea que está haciendo algo constructivo en su comunidad, edificando alguna cosa buena, pero ¿sobre qué está edificando? Si está edificando sobre el fundamento del viejo mundo está trabajando en un edificio que esta condenado a demolición temprana. El tiempo que se dedica a eso será tiempo perdido y el edificador insensato podrá hasta perder su propia vida: Este es el sendero de los que persiguen las actividades mundanas. Se consume tiempo y energía y nada duradero se logra. Pero el cristiano tiene que mantener su equilibrio y recordar que su vocación es el ministerio. Pablo aconseja en Colosenses 4:5, 6: “Sigan andando en sabiduría para con los de afuera, comprando para ustedes mismos el tiempo oportuno que queda. Que lo que digan siempre sea con gracia, sazonado con sal, para que sepan cómo deben dar una respuesta a cada uno.” Mientras más asociación tengamos con el mundo mayor será la posibilidad de que lleguemos a envolvernos con el mundo y hasta que lleguemos a ser moralmente impuros debido a las influencias de afuera. Sabiamente deberíamos comprar cuanto tiempo sea posible para mejorar nuestra habla edificante y participar en el programa edificante activo que ahora se esta conduciendo bajo la dirección de Cristo.
17. Debido a la unidad cristiana, ¿qué se está logrando mundialmente, y quién debería tomar la delantera en mantener la unidad?
17 Hay fuerza en la unidad. Por medio de dirigir sus esfuerzos unidamente hacia el cumplimiento de la voluntad de Jehová, los testigos de Jehová están participando en la proclamación mundial de las buenas nuevas del reino establecido de Jehová. Ese reino es gobernado por un solo Dios, que es el gran Edificador Maestro de él. Él ha colocado a Cristo Jesús en el puesto de Rey para que dirija amorosamente las actividades de los que son participantes en el Reino. En el capítulo cuatro de Efesios, Pablo exhorta a sus compañeros cristianos para que anden como es digno de su vocación, que aguanten, que continúen en amor, y que mantengan la unidad del espíritu en el vínculo unificador de la paz. Llama su atención al hecho de que hay muchas responsabilidades asignadas a los siervos individuales, tales como a los misioneros, pastores y maestros, y todos éstos fueron nombrados con la mira de entrenar ministros y para la edificación del cuerpo de Cristo. No cabe duda de que los superintendentes de la sociedad del nuevo mundo hoy tienen la mayor responsabilidad en el programa de edificación. Tienen que ser entrenadores y maestros, poniendo un buen ejemplo al tomar la delantera en el campo y mostrando interés continuamente en los jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, sí, en todos los individuos que hoy forman la sociedad del nuevo mundo. El dar espiritualmente de esta manera produce felicidad. (Hech. 20:35) Aunque en algunos países hay oposición a la obra edificadora cristiana, no obstante tiene que continuar y los superintendentes tienen el ejemplo de Nehemías respecto a esto. (Neh. 4:8, 9, 21; Tito 2:1-15) Los miembros de la congregación correctamente esperan que los superintendentes les enseñen como edificar a otros, y con la ayuda de la organización de Jehová los superintendentes hoy están bien equipados para este servicio. Bueno es que se entreguen voluntariamente a esa obra.—Heb. 13:7.
18. (a) ¿Por qué tienen que cooperar todos los de la sociedad del nuevo mundo para mantener la fuerza y la unidad? (b) En conexión con esto, ¿cómo podemos usar amorosamente la verdad que Jehová nos ha dado?
18 Que todos los de la sociedad del nuevo mundo hoy tengan parte en la responsabilidad de la obra de edificación espiritual. La edificación espiritual de hoy es edificación duradera. (Efe. 2:21, 22) Los individuos se asemejan a piedras espirituales edificadas para formar el cuerpo de Cristo, y el vínculo que los une a todos es el amor y la consideración que tienen los unos para con los otros. Obviamente una piedra o dos esparcidas en medio de un campo no sería un edificio, sino que un edificio es un arreglo ordenado de piedras unidas firmemente. Los adoradores de Jehová hoy forman una organización, una estructura del nuevo mundo. Jehová los ha reunido en unidad durante estos últimos días del dominio de Satanás y cada individuo tiene que hacer su parte para mantener fuerte este edificio espiritual, uniéndose estrechamente con los otros que juntos forman el edificio. El reforzar espiritualmente a cada piedra resultará en beneficio para las demás, porque mantendrá firme toda la estructura. Así en la gran tormenta del Armagedón el edificio no caerá, sin importar que se arrojen contra él el maligno Satanás y todas sus hordas. La unidad y la fuerza de la sociedad del nuevo mundo, incluyendo a los que son del cuerpo de Cristo, puede mantenerse con seguridad si usamos amorosamente la verdad que Jehová nos ha dado para edificarnos unos a otros. “Pero hablando la verdad, crezcamos mediante el amor en todas las cosas en él quien es la cabeza, Cristo. De él todo el cuerpo, mediante el estar trabado armoniosamente y hecho para cooperar por medio de cada coyuntura que suministra lo que se necesita, de acuerdo con el funcionamiento de cada miembro respectivo en la debida medida, contribuye al crecimiento del cuerpo para la edificación de sí mismo en amor.”—Efe. 4:15, 16.