Sea fiel a Dios, “que mira en secreto”
“Ora a tu Padre que está en lo secreto; entonces tu Padre que mira en secreto te lo pagará.” (MATEO 6:6.)
1, 2. ¿Cómo se puede ilustrar que lo que parecen ser asuntos privados pueden llegar a hacerse públicos? (1 Samuel 21:7; 22:9.)
HACE algunos años una testigo de Jehová telefoneó a su hermano que vive en Long Island, Nueva York. Puesto que él pertenecía a otra religión, ella le habló sobre la promesa que Dios ha hecho de eliminar de la Tierra la iniquidad y restaurar las condiciones paradisíacas. Cuando la consideración terminó y el hermano de ella colgó, a ella le sorprendió oír una voz que dijo: “Espere un momento, quiero preguntarle algo”.
2 Era la telefonista. Había estado escuchando la conversación, lo cual había podido hacer debido al equipo telefónico que se usaba en aquel tiempo, aunque aquello había sido poco ético y estaba en contra de las normas de la compañía. A la Testigo le alegró que sus palabras hubieran despertado dicho interés, e hizo arreglos para seguir conversando sobre el asunto en otra ocasión, aunque se hallaba sorprendida de que su conversación no hubiera sido privada. Sí, otras personas a veces ven y oyen lo que pensamos que es un secreto. (Eclesiastés 10:20.)
3. ¿En qué sentido está siempre en exhibición la vida de los cristianos?
3 Esto no debe presentar problemas serios para los cristianos verdaderos, quienes se esfuerzan por ser fieles a Dios en todo momento. El apóstol Pablo dijo: “Porque hemos venido a ser un espectáculo teatral al mundo, y a los ángeles, y a los hombres” (1 Corintios 4:9). Pablo estaba haciendo alusión a una práctica que se llevaba a cabo en la arena donde luchaban los gladiadores. Antes del encuentro final, los romanos hacían marchar desnudos a los que participarían en los combates, los cuales probablemente morirían. Los cristianos de hoy día también están siendo observados por parientes, compañeros de trabajo, vecinos y condiscípulos que no son creyentes. Los que nos observan tal vez se formen una opinión buena o mala del cristianismo, basándose en lo que ven en nosotros. (1 Pedro 2:12.)
4. ¿Cómo pudiera afectar a una persona el saber que otros la están observando?
4 Cuando sabemos que otras personas están observando, quizás tendamos a ponernos a la altura de las circunstancias, compartiendo así el siguiente deseo de Pablo: “De ninguna manera estamos dando causa alguna para tropiezo, para que no se halle nada censurable en nuestro ministerio” (2 Corintios 6:3). El saber que otras personas nos están observando tal vez fortalezca nuestra resolución de hacer lo que es correcto. Pero ¿qué hay si nos encaramos a una prueba respecto a los principios cristianos cuando no estamos a la vista del público?
Él mira más allá de la apariencia externa
5. ¿Qué contraste existía entre la vida pública de los líderes judíos y su vida privada?
5 Muchos líderes religiosos judíos del primer siglo eran una clase de persona por fuera, y otra clase de persona por dentro. Jesús dio la siguiente advertencia en el Sermón del Monte: “Cuídense mucho de no practicar su justicia delante de los hombres a fin de ser observados por ellos” (Mateo 6:1, 2). Los líderes religiosos eran como copas que estaban limpias por fuera pero ‘por dentro estaban llenas de saqueo e inmoderación’, como “sepulcros blanqueados, que por fuera realmente parecen hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda suerte de inmundicia”. (Mateo 23:25-28; compárese con Salmo 26:4.)
6. ¿Qué puede observar Jehová en cuanto a nosotros?
6 Estas palabras deben ayudarnos a comprender que Jehová se interesa en algo más que lo que puedan ver otros humanos. Jesús aconsejó: “Cuando ores, entra en tu cuarto privado y, después de cerrar tu puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; entonces tu Padre que mira en secreto te lo pagará” (Mateo 6:6). Sí, Dios puede oír las oraciones que hacemos cuando estamos aislados de otros seres humanos. Nada está oculto a la vista de Dios. Él puede observar la formación embrionaria de la persona, quizás leyendo la información genética que más tarde formará las características de la persona (Salmo 139:15, 16; Génesis 25:23). Hasta puede leer las inclinaciones secretas de nuestro corazón (1 Samuel 16:7; 1 Reyes 8:39; Jeremías 17:10; Hechos 1:24). Considere cómo estos hechos nos afectan.
7. ¿En qué campos podría mejorar el cristiano?
7 Para llegar a ser cristianos verdaderos tuvimos que esforzarnos por vencer faltas y pecados graves, tal como lo hicieron los cristianos primitivos (1 Corintios 6:9-11; Hechos 26:20; 1 Pedro 4:1-4). Pero ¿qué hay de las faltas de las cuales no tienen conocimiento otras personas? El que estas flaquezas no sean de conocimiento público no hace que sean menos importantes. Las palabras de David indican esto: “A cualquiera que calumnia a su compañero en secreto, a ése hago callar. A cualquiera de ojos altivos y de corazón arrogante, a ése no puedo aguantar” (Salmo 101:5). Aunque se hubiera hecho en secreto, ante un solo oyente, el calumniar era incorrecto. Por eso David no toleraba este pecado ‘secreto’.
8. ¿Cómo sabemos que no pasan inadvertidos a los ojos de Jehová los males ocultos?
8 Tampoco debería el malhechor engañarse a sí mismo al pensar que Dios, “que mira en secreto”, haya pasado inadvertido el error. En realidad, Dios ha demostrado que se interesa en que los humanos sean fieles hasta cuando sus acciones no son de conocimiento público. Recuerde el caso de Acán. Los israelitas habían de destruir a Jericó y a sus habitantes, los inicuos cananeos. Solamente había de conservarse la plata, el oro y el cobre, pues éstos habían de pasar al tesoro del santuario de Dios (Josué 6:17-19). No obstante, Acán cedió a la tentación y tomó una prenda de vestir costosa y un poco de plata y oro. Escondió estas cosas debajo de su tienda, pues tal vez pensaba que nadie lo sabría. Pero ¿engañó él a Aquel “que mira en secreto”? No. Dios se encargó de que se expusiera públicamente el pecado de Acán, a quien se le dio muerte junto con su casa. (Josué 7:1, 16-26.)
9. ¿Qué tenemos que hacer para obtener y conservar la aprobación de Dios?
9 Eliú explicó sabiamente lo siguiente acerca de Jehová: “Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre, y todos sus pasos él ve. No hay oscuridad ni una sombra profunda para que se oculten allí los que practican lo que es perjudicial” (Job 34:21, 22). Entonces, si queremos obtener y conservar la aprobación de Jehová Dios, tenemos que esforzarnos por vivir de acuerdo con Sus principios, tanto cuando sepamos que otras personas nos están observando como cuando parezca que nuestra conducta sea oculta. En todo momento “sus ojos están sobre los caminos del hombre”.
10. a) ¿Qué ejemplo excelente dio Pablo respecto a la conducta oculta? b) ¿Qué campos, en los que existe la posibilidad de que se cometan faltas secretas, son dignos de nuestra atención?
10 El cristiano tal vez se enfrente a alguna prueba de la cual los compañeros de adoración no estén al tanto. Esto le sucedió a Pablo mientras estaba en prisión. Los judíos lo habían acusado de ‘promover sediciones’ y ‘tratar de profanar el templo’ (Hechos 24:1-6). Para probar su inocencia, Pablo testificó ante el procurador romano Félix, de quien los historiadores dicen que era cruel e inmoral. Félix retuvo a Pablo en la prisión, pues “esperaba que Pablo le diese dinero” (Hechos 24:10-21, 26). Aunque el apóstol conocía el consejo bíblico con relación a no dar ni aceptar regalos para influir en el fallo, él pudo haber razonado que dar un soborno sería un modo conveniente de salir en libertad. Puesto que él podía dar el soborno sin que otras personas se enteraran, Pablo no tenía que preocuparse de que aquello las hiciera tropezar (Éxodo 23:8; Salmo 15:1, 5; Proverbios 17:23). Sin embargo, Pablo no razonó de esa manera. Muchos de los que componen el pueblo de Jehová en tiempos modernos se han encarado a otras pruebas, tales como las que tienen que ver con la ley de Dios respecto a la sangre, la masturbación y el abuso de las bebidas alcohólicas. Consideremos cómo se les podrían presentar pruebas como éstas a usted o a sus seres queridos.
Se prueba la obediencia respecto a la sangre
11. ¿Cuál es la base para la posición cristiana respecto al uso de la sangre?
11 La ley de Dios respecto a la sangre ciertamente no es nueva ni confusa. Mediante nuestro antepasado común Noé, Jehová dio el siguiente mandato a toda la humanidad: “Carne con su alma —su sangre— no deben comer” (Génesis 9:4). Lo sagrado de la sangre, que representa la vida procedente de Dios, se recalcó en la Ley de Moisés. Se podía usar la sangre en el altar, pero de otro modo se tenía que ‘derramar sobre el suelo como agua’ (Levítico 17:11-14; Deuteronomio 12:23-25). ¿Continuó en vigor la prohibición en contra de sostener la vida con sangre después que la Ley mosaica dejó de tener vigencia? Así es. En lo que algunas personas pudieran llamar el primer concilio cristiano, los apóstoles y hombres de mayor edad (que componían el cuerpo gobernante) concluyeron que los cristianos tenían que ‘abstenerse de la idolatría, de la fornicación, de lo estrangulado [a lo cual se le había dejado la sangre dentro] y de la sangre’. El usar incorrectamente la sangre era un mal moral tan serio como las relaciones sexuales ilícitas. (Hechos 15:20, 21, 28, 29.)
12. ¿Qué posición adoptaron los cristianos primitivos respecto a la sangre?
12 Los cristianos primitivos obedecían la ley de Dios respecto a la sangre. Aunque en aquel entonces algunas personas bebían la sangre de los gladiadores como “remedio” para la epilepsia, los cristianos verdaderos no hacían eso. Tampoco comían carne que contuviera sangre, aunque el negarse a esto significara la muerte de ellos y la de sus hijos. Desde aquel tiempo, varios teólogos y otras personas han reconocido que los cristianos están bajo la ley de Dios que prohíbe ingerir sangre para sostener la vida.
13. a) ¿Por qué pudiera ser que usted alguna vez se enfrentara a una prueba que tenga que ver con la sangre? b) ¿Qué razón principal para que los cristianos no acepten sangre debemos tener presente?
13 En tiempos recientes las transfusiones de sangre se han convertido en un instrumento médico que goza de popularidad. Por consiguiente, puede que el cristiano se enfrente a alguna prueba que tenga que ver con la sangre. Los médicos, las enfermeras y hasta los parientes tal vez lo insten enérgicamente a que acepte ponerse sangre. Por supuesto, las personas informadas saben que las transfusiones mismas presentan graves riesgos. La revista Time (5 de noviembre de 1984) dijo que “todos los años unos 100.000 estadounidenses contraen hepatitis debido a transfusiones de sangre”, principalmente debido “a cierto virus misterioso que solo se puede identificar mediante un proceso de eliminación”. La revista Time también presentó información sobre 6.500 casos de SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), de entre los cuales había algunos que eran “casos relacionados con transfusiones”. El informe dijo: “Aproximadamente la mitad de las víctimas han muerto, aunque el índice máximo de mortalidad podría ser de 90% o más”. Por supuesto, los testigos de Jehová no basan su negativa en el argumento de que la sangre sea mala medicina. Aunque los médicos pudieran garantizar que una transfusión fuera completamente inofensiva, la Palabra de Dios nos manda a ‘guardarnos de la sangre’. (Hechos 21:25.)
14. ¿A qué prueba ‘secreta’ respecto a la sangre podría usted encararse?
14 Imagínese que a usted se le dijera que necesita urgentemente una transfusión. La ley de Dios respecto a la sangre le vendría a la mente, ¿no es cierto? Y su resolución de obedecer a Dios, sin importar cuáles fueran los resultados inmediatos de ello, probablemente sería fortalecida si hubiera presentes compañeros cristianos. (Compárese con Daniel 3:13-18.) Sin embargo, ¿qué hay si un médico o un juez ejerciera presión sobre usted en privado para que aceptara sangre, y hasta le dijera que le dejara a él cargar con la responsabilidad ante Dios?
15. En lo que tiene que ver con nuestra posición respecto a la sangre, ¿qué punto de vista incorrecto tienen algunos médicos y funcionarios?
15 Informes de varios países indican que a veces los médicos, los funcionarios del hospital y los jueces creen, equivocadamente, que los testigos de Jehová ponen reparos en público a aceptar transfusiones de sangre, pero que privadamente o para sus adentros piensan de manera diferente. En cierto caso un juez concluyó arbitrariamente “que el punto crucial del problema descansa, no en las convicciones religiosas [del paciente], sino en el que ella rehusara firmar una autorización previa por escrito para que se le administrara la transfusión de sangre. Ella no se opuso a recibir el tratamiento que se requería... sin embargo, no instruiría que se le administrara el mismo”. Al contrario, en vez de rehusar débilmente ‘firmar la autorización para que se les administre sangre’, se ha hecho constar que los testigos de Jehová firmemente desean firmar documentos legales que exoneran al personal médico de cualquier responsabilidad por daños ocasionados por rehusar aceptar transfusiones de sangrea.
16. Si alguien le insta en privado a aceptar sangre, ¿qué no debe olvidar usted?
16 Los médicos y los jueces tal vez traten de persuadirle a que acepte transfusiones de sangre porque han visto que personas de otras religiones se oponen a algún procedimiento médico, pero luego lo aceptan ‘a puerta cerrada’. Algunos funcionarios hasta han afirmado que saben de cierto Testigo que aceptó secretamente una transfusión. Si acaso esto ha ocurrido, tal vez se haya tratado de alguien que solo estaba relacionado con los testigos de Jehová. Los siervos devotos de Dios saben bien que el transigir de esta manera no sería algo que escaparía a la vista de Dios. Recuerde cuando David pecó en relación con Bat-seba y Urías. Jehová lo vio todo y envió a Natán con el siguiente mensaje: “Mientras que tú [David] obraste en secreto, yo, por mi parte, haré esta cosa enfrente de todo Israel y enfrente del sol”. Como declaró Dios, David sufrió después las tristes consecuencias de su pecado “secreto”. (2 Samuel 11:27–12:12; 16:21.)
17. a) ¿Cómo podría causar dificultades a otras personas el aceptar una transfusión de sangre en secreto? b) Explique cómo se mantuvo firme una hermana respecto a la cuestión de la sangre aun en privado, y cuál fue el resultado de esto.
17 El amor que le tiene a sus hermanos cristianos debería también ayudarle a resistir la presión de aceptar secretamente el violar la ley de Dios respecto a la sangre. ¿En qué sentido? Pues, si un médico o un juez tratara de obligarle a aceptar sangre, aunque sea en secreto, usted debería pensar en las dificultades adicionales que tal acción le causaría al próximo Testigo. Note esta experiencia:
La hermana Rodríguez estaba recibiendo tratamiento debido a una infección. Entonces enfermó de gravedad; su médico diagnosticó que la hermana tenía una hemorragia interna y le aconsejó que se apresurara a ir a un hospital principal. La hermana Rodríguez dijo al personal de la sala de emergencias: “Sin importar lo que suceda, no puedo aceptar una transfusión de sangre”. Posteriormente ella se apegó a esta conclusión cuando las enfermeras ejercieron presión sobre ella al afirmar que algunos Testigos habían aceptado sangre. Por varios días esta hermana continuó perdiendo sangre y debilitándose, y finalmente la trasladaron a la sala de cuidado intensivo. Entonces el hospital llamó a un juez del Tribunal Supremo del Estado.
Varios meses después este juez habló a más de 150 médicos, reunidos en el anfiteatro del hospital, sobre el tema “Al fin y al cabo, ¿a quién pertenece la vida?”. Él, también, dijo que había encontrado personas que al principio habían rehusado que se les administrara sangre, pero que daban su consentimiento una vez que un juez intervenía en el asunto. Pero ¿qué hay de la hermana Rodríguez? Él relató que había tratado de convencerla en privado de que lo dejara ‘cargar con la responsabilidad’ al permitir que se le administrara la transfusión mediante una orden judicial. ¿Qué hizo ella? El juez dijo a los médicos que estaban reunidos que, con todas las fuerzas que ella pudo reunir, la señora Rodríguez le dijo que no iba a aceptar sangre y que él debería dejarla en paz y salir de la habitación. Por consiguiente, explicó el juez, él no tenía base para ordenar que le pusieran sangre en contra de la voluntad de ella.
18. Respecto a la cuestión de la sangre, ¿qué determinación debemos dar a conocer claramente? ¿Qué resultados se obtendrán probablemente?
18 Este caso recalca la importancia de explicar con toda claridad que en nuestra posición respecto a la sangre no hay lugar a transigencia. Los apóstoles adoptaron una posición igual de firme al declarar: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres” (Hechos 5:29). El caso de la hermana Rodríguez también demuestra el efecto que podría tener en otras personas el que un Testigo transigiera. Aunque estaba enferma y débil físicamente, tuvo que enfrentarse a presión adicional solo porque tal vez haya habido alguien que anteriormente haya violado la ley de Dios en secreto. Por supuesto, tal violación no sería secreta para el “Juez de toda la tierra” (Génesis 18:25). Agraciadamente, la hermana Rodríguez mostró en privado la misma firmeza que había mostrado en público. Y después, cuando hubo recobrado la salud, explicó a esa misma asamblea médica que estaba determinada a continuar siendo fiel a Dios.
19. En todo momento, ¿de qué hecho debemos estar conscientes?
19 Nosotros, también, tenemos que ser fieles, sea que obremos en público o no. Jehová se complace en tal fidelidad y la recompensa; responderá en justicia a las obras —públicas o privadas— de los que son infieles a las normas de Él (Salmo 51:6; Job 34:24). Amorosamente, Dios provee consejo perfecto que nos ayuda a vencer cualesquier faltas ocultas que tengamos, como consideraremos en el siguiente artículo.
[Nota a pie de página]
a Muchos hospitales (de los Estados Unidos) usan el formulario P-47 REFUSAL TO PERMIT BLOOD TRANSFUSION (Negativa a permitir transfusiones de sangre), según está impreso en Medicolegal Forms with Legal Analysis de la Asociación Médica Americana.
¿Qué contestaría usted?
◻ ¿Qué poder tiene Dios que debería afectar nuestras acciones?
◻ ¿Qué lección vital debe enseñarnos la experiencia de Acán?
◻ ¿Qué daño se puede causar si un cristiano viola en secreto la ley de Dios respecto a la sangre?
◻ ¿Cuál debe ser su determinación respecto al punto de vista de Jehová relacionado con la sangre?
[Ilustración en la página 14]
La conducta de un Testigo podría contribuir a que al siguiente Testigo se le hiciera más fácil mantener su fidelidad a Dios
[Recuadro en la página 13]
Vista como válida aún la ley divina sobre la sangre
JOSEPH PRIESTLEY (1733-1804), conocido mayormente como el científico que descubrió el oxígeno, también era teólogo. Él escribió:
“La prohibición respecto a comer sangre, dada a Noé, parece ser obligatoria para toda su descendencia”. En cuanto a la afirmación de que la prohibición cristiana respecto a la sangre era temporal, Priestley pasó a decir: “No hay ninguna insinuación ni indicación de que sea temporal, ni se hace mención alguna en cuanto a cierto tiempo en que la prohibición había de cesar. [...] Si interpretamos esta prohibición de los apóstoles de acuerdo con lo que practicaban los cristianos primitivos, de quienes difícilmente se puede suponer que no habían entendido correctamente la naturaleza y la extensión de ella, no podemos sino concluir que se dio con el propósito de que fuera absoluta y perpetua”.
En 1646 se publicó A Bloody Tenet Confuted, or, Blood Forbidden (Se refuta un dogma sangriento, o se prohíbe la sangre). En la página 8 se llegó a la siguiente conclusión: “Dejemos a un lado esta cruel costumbre de comernos la vida de las bestias, como se acostumbra hacer por toda Inglaterra, al consumir las profanas morcillas, para que así mostremos que somos hombres misericordiosos, no inhumanos; para que no se nos halle desobedientes a Dios en tales preceptos expresos, sino obedientes a su voluntad, y hacedores de las cosas que son correctas a sus ojos, para que tengamos el favor de Dios, [...] y no seamos cortados de entre nuestro pueblo, y Dios tenga que oponerse a nosotros continuamente para mal”.
Thomas Bartholin, quien vivió en el siglo XVII, fue profesor de anatomía en la Universidad de Copenhage. Al escribir sobre el tema ‘El mal uso de la sangre’, él dijo: ‘Parece que los que imponen el uso de la sangre humana para remedios internos de las enfermedades están usándola mal y pecando gravemente. Se condena a los caníbales. ¿Por qué no aborrecemos a los que manchan su garganta con sangre humana? Lo mismo es recibir sangre ajena de una vena cortada, sea por la boca o mediante instrumentos de transfusión. Los autores de esta operación se hallan bajo el terror debido a la ley divina, la cual prohíbe el que se coma sangre’.
La obra Revelation Examined with Candour (1745) trataba acerca de los mandamientos de Dios tocante a la sangre. En ésta se razonó así: “Un mandato que Dios mismo dio a Noé, se lo repitió a Moisés, y fue ratificado por los apóstoles de Jesucristo; fue dado inmediatamente después del diluvio, cuando el mundo, por decirlo así, comenzó de nuevo; y el único dado en aquella gran ocasión; fue repetido con solemnidad que inspiraba temor al pueblo que Dios había separado del resto de la humanidad, para que le fuera santo; fue repetido con espantosas denunciaciones de venganza divina, tanto en contra de los judíos como de los extranjeros que se atrevieran a violarlo; y fue ratificado por el concilio más solemne y sagrado que jamás se haya reunido en la Tierra; ¡que actuó bajo la influencia inmediata del Espíritu de Dios!, transmitido desde la asamblea sagrada a las diversas iglesias de las naciones vecinas, no por manos de cualesquier mensajeros, sino por dos obispos, y dos apóstoles [...] Después de esto, ¿se atreverá alguien a difamar este mandamiento? ¿Habrá alguien en su sano juicio que diga que no tiene sentido ni importancia un precepto que se ha dado y repetido de tal manera, y que ha sido ratificado así por Dios mismo?”.