El ser razonable conduce a la paz
1, 2. (a) ¿Qué transformación puede resultar si una persona usa su facultad de raciocinio? (b) ¿Cómo recalca esto el apóstol Pablo?
JEHOVÁ Dios ha dado el raciocinio al hombre, con la habilidad de ser razonable. El usar esta facultad maravillosa habilita al hombre a servir a Dios a causa de su aprecio de las maravillosas cualidades de Dios—su amor, misericordia y bondad inmerecida, su omnipotencia, su sabiduría ilimitada y su justicia perfecta. Al raciocinar sobre estas cosas, la persona sabia puede ver que ella misma tiene una medida limitada de tales cualidades y que debería trabajar para aumentarlas en sí misma. Así puede servir a Dios y, al amar y agradar al Dios que sirve, puede llegar a ser más como Dios, copiando sus caminos.
2 El apóstol Pablo, un imitador cuidadoso de Cristo, que imitó y ejemplificó a su Padre Jehová de manera perfecta, nos aconsejó: “En consecuencia, les ruego por las misericordias de Dios, hermanos, que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, en servicio sagrado con su facultad de raciocinio. Y dejen de amoldarse a este sistema de cosas, mas transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos la buena y la aceptable y la perfecta voluntad de Dios.”—Rom. 12:1, 2.
3. ¿Cómo es agradable y esencial tener la cualidad del raciocinio? ¿Por qué?
3 Gozamos de la asociación con la persona que tiene la cualidad de ser razonable que refleja a Dios. Tal persona es imparcial, piensa correctamente, es abordable y es muy pacífico el asociarse con ella. Pero más importante que esto es que el raciocinio es esencial para agradar a Dios, quien siempre es razonable. Por medio del apóstol, quien dice: “Les ruego,” él extiende a los hombres la invitación de usar su facultad de raciocinio. En el capítulo 12 del libro de la Biblia Romanos 12 se nos da una descripción completa de lo que significa servir con nuestra facultad de raciocinio. Hallamos que sabiduría, equilibrio, entendimiento y buen juicio se pueden conseguir por medio del raciocinio correcto. Una persona razonable no pensará más de ella misma que lo que es necesario, sino que será de mente sana. El versículo tres nos dice: “Porque por la bondad inmerecida que se me ha dado digo a todo el que está allí entre ustedes que no piense más de sí mismo de lo que es necesario pensar; sino que piense de tal modo que tenga una mente sana, cada uno según le ha distribuido Dios una medida de fe.”
4. (a) ¿Qué estudio es sumamente vital? ¿Por qué? (b) ¿En qué es sumamente provechoso meditar? ¿Por qué?
4 Al raciocinar relacionamos principios con hechos o problemas de manera deductiva para aclarar detalles específicos, o comparamos hechos unos con otros de manera inductiva para revelar o aclarar principios generales. Pero, ¿basta el puro raciocinio? No. Muchos pensadores y filósofos están confundidos y no conocen el camino de la paz. El raciocinio debe ser guiado por las Escrituras, no por las normas humanas ni por la filosofía. Se nos dice que consigamos la mente de Jehová, que probemos qué es la buena y aceptable y perfecta voluntad de Dios. Esto requiere estudio de la Palabra de Dios. Debemos tener guía espiritual: “Pero el hombre físico no recibe las cosas del espíritu de Dios, porque son insensatez para él, y él no las llega a conocer, porque se examinan espiritualmente.” (1 Cor. 2:14) También debemos meditar. Esto no significa soñar despiertos sobre ideas fantásticas de nosotros mismos. No, nuestra meditación tiene que ser guiada definitivamente por Dios. Nuestro raciocinio debe basarse directamente en las Escrituras. Tal meditación puede hacerse aun durante períodos de esparcimiento. Dijo el salmista: “Ciertamente meditaré en toda tu actividad, y en tus tratos me interesaré.” (Sal. 77:12) Ciertamente lo mejor en que podemos meditar es en los tratos de Dios. Así podemos comparar la actividad de nuestra vida con la norma de la Biblia y aplicar las palabras espirituales de Jehová a los asuntos espirituales que afectan nuestra vida. Entonces, cuando ha de hacerse una decisión difícil, podremos recordar y seguir la excelente decisión judicial de Jehová en tales asuntos. Por medio de esta clase de raciocinio podemos estar seguros de que nuestro derrotero será guiado por principios correctos.
ESTUDIO Y MEDITACIÓN ESENCIALES
5. Dé un ejemplo de meditación en un punto bíblico.
5 Como ejemplo de meditación, podemos pensar en las palabras del apóstol en el capítulo 11 de Romanos 11, para entender mejor qué realmente es el servicio razonable de que habla Pablo en Romanos 12:1. En el capítulo 11 representa la maravillosa oportunidad que se le ofreció a Israel de llenar todos los lugares de la organización del Reino celestial bajo Cristo. Muestra cómo y por qué fracasó, pero cómo la bondad inmerecida y la sabiduría inescrutable de Jehová proveyeron un camino para dar a gente de las naciones de afuera la oportunidad de completar este glorioso cuerpo gubernamental. Luego exhorta a los cristianos a que consideren no solo la justicia de Dios al condenar la desobediencia, sino también su maravilloso amor, sabiduría y poder al hacer provisiones tanto para los judíos como para los gentiles que quieren servirle. Dice que como consecuencia de raciocinar sobre esto ellos deberían presentar su cuerpo como sacrificio vivo, con toda su facultad de raciocinio. Realmente es la única cosa razonable que hacer.
6. (a) ¿Cómo puede usarse el raciocinio al prepararse para las reuniones? (b) Dé un ejemplo.
6 El raciocinio también está envuelto en prepararse apropiadamente para las reuniones donde se estudia la Biblia. Por ejemplo, usted puede estar estudiando La Atalaya en preparación para el estudio semanal en el Salón del Reino. Al estudiar las preguntas y preparar los comentarios, raciocine en cuanto a cómo puede hacer sus comentarios edificantes para sus compañeros cristianos. Considere a los nuevos que están presentes. Sus comentarios deberían ser claros, sencillos, entendibles. Estimule a otros a raciocinar preparándose para comentar en sus propias palabras en vez de solo leer la respuesta. Como ejemplo de meditación en el estudio y la preparación, digamos que usted está considerando el párrafo 21 de la página 367 de La Atalaya del 15 de junio de 1961. Allí se declara en sustancia que una persona puede trabajar duro y tener éxito en alguna profesión mundana, pero la profesión más alta, la finalidad más digna, es llenar los requisitos de Jehová Dios como ministro suyo. Para enriquecer su entendimiento y su comentario sobre este párrafo usted podría recordar todo el estudio, sacrificios, determinación y años de trabajo que una persona emplea para tener éxito en cualquier profesión o carrera en el mundo de los negocios o de la política. Entonces usted podría pensar en el valor superior del ministerio como una carrera de toda la vida y en la necesidad impelente de dedicar aun más concentrada energía, celo y atención, en realidad, su mismísima vida, a ello.
7. ¿Cómo resultará provechoso en las reuniones tal raciocinio en la preparación?
7 Si usted hace esto, al concurrir a las reuniones de congregación su racionalidad estimulará a otros a raciocinar y ellos obtendrán entendimiento. Los oyentes, aun los recién llegados, recibirán ayuda, lo cual es el propósito de la reunión, como lo explicó Pablo: “Si todos están profetizando y entra un incrédulo o persona ordinaria, es corregido por todos ellos, es examinado estrechamente por todos, los secretos de su corazón se hacen manifiestos, de modo que él se postrará y adorará a Dios, declarando: ‘Dios verdaderamente está entre ustedes.’”—1 Cor. 14:24, 25.
8, 9. Muestre cómo la aplicación del raciocinio puede ayudarnos a apreciar nuestro ministerio más plenamente y ayudar a las personas a quienes predicamos.
8 Podemos mejorar y ensanchar nuestro ministerio por raciocinar sobre ello, por pensar: ¿Por qué es provechoso hacer la obra de esta manera o de esa manera? Esto se haría, no para criticar, sino para progresar y para evitar el llevar a cabo nuestro ministerio solo por un sentido del deber o de determinación, o de manera rutinaria. Nos ayudará a desarrollar amor. Se nos manda rendir nuestro servicio ministerial con nuestra facultad de raciocinio, probando a nosotros mismos la voluntad de Dios mediante aplicación y experiencia. Se nos amonesta a hacer nuestro trabajo de toda alma: “Él que distribuye, que lo haga con liberalidad; el que preside, que lo haga con verdadero ahínco; el que muestra misericordia, que lo haga con alegría.”—Rom. 12:2, 8; Col. 3:23.
9 Por ejemplo, ¿por qué preparamos varios sermones sobre temas especiales para presentarlos en las casas de la gente? Para estimular a la gente a pensar, a raciocinar, para encuadrar las Escrituras a los hechos de la vida y para ayudarle a conseguir el patrón de la verdad: Se nos aconseja: “Sigue reteniendo el dechado de sanas palabras. . .con la fe y amor que están relacionados con Cristo Jesús.” (2 Tim. 1:13) Mediante nuestros sermones sobre diferentes temas bíblicos, cada uno señalando al Reino como la esperanza de la humanidad, la gente con el tiempo comienza a ver un patrón o diseño en lo que decimos. Los que tienen buen corazón comienzan a obtener un cuadro completo de la esperanza del nuevo mundo justo.
10, 11. (a) ¿Con quiénes debemos comenzar al aplicar el raciocinio? (b) ¿Qué peligro acecha si no aplicamos el raciocinio a nuestro ministerio personal?
10 ¿Con quiénes, entonces, debemos razonar? El raciocinio debería entrar en todo rasgo de nuestra vida. Ante todo, debemos razonar con nosotros mismos en nuestro ministerio, Esto significa tener una mente sana, equilibrar el tiempo apropiadamente entre nuestras varias responsabilidades, no excusándonos con raciocinio especioso, aparentemente plausible. Por la bondad inmerecida de Jehová se nos ha dado un ministerio. El apóstol aconseja: “Ejecutemos este ministerio.” Él también amonesta: “Que su amor sea sin hipocresía. Aborrezcan lo que es inicuo, adhiéranse a lo que es bueno.” ¿Está usted dando menos atención a su ministerio que en el pasado? ¿Han causado otras cosas un enfriamiento de parte de usted? El raciocinio le dice a usted que el enfriarse en el amor a lo correcto significa perder el aborrecimiento al pecado. Esto es peligroso. Use el raciocinio, y haga los ajustes necesarios para poner su ministerio de vuelta en primer lugar en su vida, donde pertenece. Jesús estuvo consciente del peligro del raciocinio falso cuando, después de haber explicado qué era la voluntad de Dios para él, Pedro arguyó con él desde el punto de vista humano: “Con esto Pedro le llevó aparte y comenzó a levantarle fuertes objeciones, diciendo: ‘Ten consideración de ti, Señor; tú absolutamente no tendrás este destino.’ Pero, dándole la espalda, le dijo él a Pedro: ‘¡Ponte detrás de mí, Satanás! Me eres un tropiezo, porque tú piensas, no los pensamientos de Dios, sino los de los hombres.’”—Rom. 12:7, 9; Mat. 16:22, 23.
11 Al razonar con nosotros mismos emplearemos raciocinio con respecto a entretenimiento, lectura, pensar, asociación, trabajo seglar, hogar y familia. Nuestro ministerio es nuestra ocupación de tiempo cabal, nuestra carrera. Al cristiano se le manda: “Sea que estén comiendo o bebiendo o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para gloria de Dios.”—1 Cor. 10:31.
RACIOCINIO CON LOS DE FE SEMEJANTE
12. ¿Cómo podemos usar raciocinio al dar instrucciones o consejo?
12 El siguiente paso es razonar con nuestros hermanos, con los de fe semejante. Si raciocinamos, seremos calmados, bondadosos, considerados, no arbitrarios, no inflexibles. Un testigo de Jehová no dirá a otro cuando esté dando instrucciones o consejo: “Esa es la manera en que tiene que hacerse y sanseacabó.” Más bien, seguirá el consejo apostólico: “En amor fraternal ténganse cariño tierno unos a otros. En mostrarse honor unos a otros lleven la delantera.” (Rom. 12:10) No debemos sentir que porque alguna persona está dedicada a Dios tenemos autoridad de ser exigentes para con ella. Piense en el ejemplo puesto por el apóstol Pablo. Con toda su autoridad apostólica pudo haber mandado, pero cuando escribió a la congregación en Corinto con respecto a algunas de sus faltas, dijo: “Ahora yo mismo, Pablo, les ruego por la apacibilidad y bondad del Cristo.” De modo que la regla es: “En realidad, pues, mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe.”—2 Cor. 10:1; Gál. 6:10.
13, 14. ¿Cómo nos ayudará el raciocinio a evitar cometer un error? Dé un ejemplo.
13 Queremos ayudarnos unos a otros. No podemos ayudar tratando de que otros encuadren en nuestras circunstancias o esperando que hagan lo mismo que nosotros, pero mediante el raciocinio podemos ayudar a una persona sacar el mejor provecho de sus oportunidades. “Porque no nos atrevemos a clasificarnos entre algunos o a compararnos con algunos que se recomiendan a sí mismos. Ciertamente ellos al medirse a sí mismos por sí mismos y compararse consigo mismos no tienen entendimiento.”—2 Cor. 10:12.
14 Por ejemplo, una mujer cristiana puede tener un esposo que no favorezca la verdad. Siente su responsabilidad para con él como esposa y siente que debería emplear algún tiempo con él durante los fines de semana cuando él está en casa. Así ella puede perderse los arreglos para la predicación de casa en casa del domingo por la mañana, aunque ella participa en la actividad ministerial de mediados de la semana con el grupo que se reúne en el estudio bíblico semanal que se conduce en su localidad. ¿No sería arbitrario e irrazonable reprender o criticarla porque no arregló su horario para que coincidiera con el horario de otros en la congregación cuyas circunstancias son diferentes?
15. Dé un ejemplo del razonar bondadosamente con un hermano para ayudarlo a sacar el mejor provecho de sus oportunidades.
15 Sin embargo, un superintendente de congregación pudiera razonar con un miembro de la congregación para ayudar al individuo a ver cómo puede sacar el mejor provecho de sus oportunidades. Puede observar que uno de sus hermanos cristianos con familia no está tomando la delantera apropiada o que no está ayudando a sus hijos como debiera hacerlo. El superintendente, usando el raciocinio, pudiera dirigirse a él de manera bondadosa, diciendo algo semejante a esto: “Es estimulante y confortante saber que todos somos ministros de tiempo cabal de Dios, aunque algunos tengan responsabilidades de familia que les impidan dedicar todo su tiempo a la predicación y enseñanza mismas, ¿no es verdad? Sin embargo, como padre usted tiene el privilegio especial de emplear algo de su tiempo dedicado a ayudar a sus hijos, como se manda en Efesios 6:4: ‘Y ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y consejo autoritativo de Jehová.’ Se requiere esfuerzo para aprovecharse completamente de tales oportunidades. Pablo sabía esto, pues aconsejó a Timoteo: ‘Por esta misma causa te recuerdo que agites como un fuego el don de Dios que. . .está en ti.’ (2 Tim. 1:6) Hay ocasiones en que debemos adoptar alguna acción para avivarnos así como uno aviva el fuego con un atizador. Para que podamos hacer esto de manera ordenada y efectiva, se nos da la regla en 1 Corintios 14:40: ‘Que todas las cosas procedan decentemente y por arreglo.’ Sería bueno, por lo tanto, hacer un horario de su tiempo para que usted pueda dar a sus hijos esta atención dadora de vida. He notado que usted los ama muchísimo. Dios también los ama y los considera sagrados para él, por eso al darles atención en estudio y al ayudarlos en el servicio del campo de predicar las buenas nuevas usted puede estar seguro de la ayuda de Dios y de resultados felices, como dijo Pablo: ‘Yo planté, Apolos regó, pero Dios siguió haciéndolo crecer.’ (1 Cor. 3:6) Usted será bendecido al verlos crecer como ministros de Dios retenedores de integridad.” Después de discutir estos textos el superintendente podría ofrecer ayuda al hermano para arreglar un horario, extendiendo ayuda personal de todo modo posible.
EL RAZONABLE PONE EN PRIMER LUGAR LAS COSAS IMPORTANTES
16. Al ayudar y aconsejar a otros, ¿cómo podemos vigilar las cosas importantes? Ilustre.
16 El efectuar la predicación es lo importante. El raciocinio nos habilitará a apreciar a los que están efectuando la obra de predicación, y su fe y los esfuerzos al hacerlo. Se requiere fe para tener alguna participación en la proclamación de las buenas nuevas. Cada testigo de Jehová que emplea poco o mucho tiempo en predicar tiene una medida de fe. La Biblia dice: “Piense de tal modo que tenga una mente sana, cada uno según le ha distribuido Dios una medida de fe.” (Rom. 12:3) Si un individuo por la fe tiene éxito en su trabajo, no trate de hacer que efectúe las cosas de cierta manera. Quizás una persona esté participando recientemente en la predicación de casa en casa; otra tal vez tenga muchos años de experiencia. Tal vez ambas tengan dificultad en hallar los textos bíblicos rápidamente. Al trabajar con estos ministros el instructor no debería criticarlos por no usar todos los textos del sermón que se está presentando actualmente. En realidad, un individuo puede hallar que parece poder manejar mejor cierto sermón, explicando ciertos textos con más éxito. Seguramente no debería ser desanimado u obligado a usar algún otro sermón que se le dificulta. Más bien, el raciocinio hará que el consejo de usted, si usted es el maestro, sea estimulante y edificante. Dé ayuda a la persona. Si usted puede ayudar al individuo a aprender y usar otros sermones, esto, por supuesto, habrá de desearse y promoverá progreso en su ministerio. Así usted sigue el consejo de la Biblia: “Que se aseguren de las cosas más importantes, para que no tengan tacha y no estén haciendo tropezar a otros hasta el día de Cristo.” (Fili. 1:10) Se nos dice que es importante probar para nosotros mismos la buena y la aceptable y la perfecta voluntad de Dios. Dios considera importante que nos mantengamos separados del mundo, que retengamos integridad y prediquemos y enseñemos las buenas nuevas. Si nos ayudamos unos a otros a hacer estas cosas, haremos bien.
17. Aunque no deberíamos ser exigentes para con otros, ¿qué deberíamos esforzarnos por hacer, no obstante?
17 Por otra parte, cada uno debería raciocinar conformándose a las instrucciones pertinentes a efectuar el trabajo, sirviendo en armonía con los ministros de Dios en todo el mundo. Tal vez uno necesite efectuar un cambio en sus métodos de predicar. Tal vez halle que realmente no está enseñando con eficacia. Tal vez esté dirigiendo la atención a él mismo más bien que a la verdad o a la congregación, mostrando a los individuos la necesidad de asociarse con otros de fe semejante. Debe pensar en el ejemplo que está poniendo para otros. El raciocinio le ayudará a ver que las cosas que se nos mandan hacer ahora son en preparación para el futuro y nos capacitarán para tener una posición favorable más tarde a medida que nos enfrentemos a nuevas condiciones y responsabilidades.
18. ¿Cómo reaccionará la persona que raciocina cuando es corregida en un error?
18 Una ocasión especialmente vital para raciocinar es cuando surge una cuestión o controversia. En tales circunstancias uno debería desplegar racionalidad y apacibilidad. Quizás usted ha cometido un error. Es mostrar racionalidad y es conducente a la paz y para su propio bienestar el estar dispuesto a escuchar, a cambiar su punto de vista o proceder cuando se muestra la prueba. La humildad de corazón lo inducirá a usted a estar dispuesto a raciocinar, a ser razonable, en vez de ser obstinado o porfiado. Si usted usa el raciocinio no se airará ni se desalentará, preocupándose con que usted pudiera “desprestigiarse” cuando sea corregido. Usted considerará el consejo bíblico: “Digo a todo el que está allí entre ustedes que no piense más de sí mismo de lo que es necesario pensar. . . Estén dispuestos hacia otros del mismo modo que lo están hacia ustedes mismos; no estén atendiendo a cosas eminentes, sino déjense llevar con las cosas humildes. No se hagan discretos a sus propios ojos.” El ser razonable le hará a usted estar agradecido de que hay alguien que lo corrija a usted antes de que su error crezca a proporciones más grandes.—Rom. 12:3, 16.
19. ¿Qué recordará la persona que raciocina cuando corrige a otra?
19 Quizás la posición sea a la inversa y usted esté corrigiendo a otra persona. Entonces el ser razonable lo mantendrá a usted atento a la amonestación sabia: “‘No vayas más allá de las cosas que están escritas,’ a fin de que no se hinchen individualmente en favor del uno contra el otro. Porque ¿quién hace que difieras de otro? En verdad, ¿qué tienes tú que no hayas recibido? Ahora, pues, si verdaderamente lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido?” (1 Cor. 4:6, 7) Usted dará la corrección con amor y apacibilidad, ‘vigilándose usted mismo, por temor de que usted también sea tentado.’—Gál. 6:1; Tito 3:2.
SER RAZONABLE PARA CON LOS QUE NO SON DE FE SEMEJANTE
20. ¿Cómo nos hará el raciocinio ministros más útiles para aquéllos a quienes tratamos de enseñar?
20 ¿Hay todavía otros a quienes debemos mostrar raciocinio? Sí. La amonestación bíblica es: “Llegue a ser conocida a todo hombre su racionalidad.” (Fili. 4:5) En el ministerio de casa en casa, al revisitar a las personas interesadas, al conducir estudios bíblicos, al enseñar uno debe raciocinar con gran paciencia, pudiendo ponerse en el lugar de la otra persona. Entonces uno puede ayudar al individuo porque sabe por qué a la persona se le hace difícil entender ciertos puntos. Reconocerá a las personas de buena voluntad a quienes está enseñando como el rebaño del Señor, personas a quienes Jesús describió como “despellejadas y arrojadas acá y allá como ovejas sin pastor.” Comprenderá que tales individuos han sido desorientados por las enseñanzas falsas y por la falta de conocimiento de la Palabra de Dios. Ejercerá amor y hospitalidad, desplegando empatía, interés común, como se describe por Pablo: “Sigan la senda de la hospitalidad. Regocíjense con personas que se regocijan; lloren con personas que lloran.”—Mat. 9:36; Rom. 12:13, 15.
21. ¿Qué obra la enseñanza con raciocinio para la persona enseñada?
21 Cualquiera que enseña con racionalidad provee una base para que otros raciocinen tocante a la Palabra de Dios, porque a él le encuadra la descripción de la Biblia de un ministro verdadero: “El esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser prudente para con todos, capacitado para enseñar, manteniéndose reprimido bajo lo malo, instruyendo con apacibilidad a los que no están favorablemente dispuestos, pues quizás Dios les conceda arrepentimiento que lleve a un conocimiento acertado de la verdad, y ellos puedan volver a sus sentidos propios fuera del lazo del Diablo, siendo que han sido atrapados vivos por él para la voluntad de ése.”—2 Tim. 2:24-26.
22. ¿A qué grado debería ejercerse el raciocinio para con los miembros de familia que no son creyentes?
22 A veces la mayor prueba de nuestra racionalidad se produce cuando los miembros de nuestra propia familia no sean creyentes. En tal caso, no se les debería dar menos amor y consideración bondadosa a éstos que son allegados a nosotros por vínculos carnales y amados para nosotros, sino que en algunos respectos se requiere aun más consideración y ciertamente más raciocinio. Se debe emplear tiempo con ellos. Descansa una responsabilidad sería sobre nosotros tocante a ellos. Esto significa que debe ejercerse raciocinio para arreglar un programa equilibrado del tiempo y las responsabilidades para dar atención al bienestar espiritual de nuestra familia así como a nuestro ministerio público.
23. ¿Qué actitud deberían tener los cristianos cuando son perseguidos y reciben oposición, y qué consejo deberían seguir?
23 Quizás las recompensas más ricas por exhibir racionalidad se hallan cuando estamos sufriendo condiciones adversas, oposición y persecución, o cuando predicamos en países donde hay disfavor oficial para con nuestro trabajo ministerial de enseñar las buenas nuevas del Reino. Si usa el raciocinio, el ministro entenderá por qué vienen las persecuciones. Tendrá el punto de vista positivo, optimista. Comprenderá que el cristiano ha de esperar tales cosas. Es en cumplimiento de profecía. A menudo se debe a información errónea por parte de los perseguidores. Así, considerando razonablemente las cosas y comprendiendo que éstos están desviados, no será vengativo para con sus perseguidores. Recordará que es el Diablo quien realmente ciega a la gente para que no vea la luz de las buenas nuevas. La guerra del cristiano, por lo tanto, no es contra los hombres, y sus armas no son humanas: venganza, rudeza, denuestos y armas carnales. (2 Cor. 4:4; 10:4, 5; Efe. 6:11, 12) El cristiano raciocinará sobre el derrotero aconsejado bíblicamente descrito en Romanos 12:14, 17-21: “Sigan bendiciendo a los que les persiguen; estén bendiciendo y no maldiciendo. No devuelvan mal por mal a nadie. Provean cosas excelentes a la vista de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres. No se venguen a ustedes mismos, amados, sino den lugar a la ira; porque está escrito: ‘Mía es la venganza, yo recompensaré, dice Jehová.’ Pero, ‘si tu enemigo tiene hambre, aliméntalo; si tiene sed, dale algo de beber; porque al hacer esto amontonarás brasas ardientes sobre su cabeza,’ No te dejes vencer por el mal, sino sigue venciendo el mal con el bien.”
24. ¿Cómo podemos vencer el mal con el bien?
24 No permita que el mal lo haga a usted altercador, avinagrado y disgustado. Más bien, venza el mal con el bien, aunque esté en su poder el devolver el mal. Eliseo el profeta puso un ejemplo de esto cuando una banda de sirios había venido para llevárselo cautivo y, protegiéndolo, Jehová los había herido con ceguera temporaria. El rey de Israel quiso matar a estos sirios allí mismo, mas Eliseo lo corrigió, diciendo: “No debes herirlos. ¿Son los que has tomado cautivos con tu espada y con tu arco los que estás hiriendo? Coloca pan y agua delante de ellos para que coman y beban y se vayan a su señor.” Esto logró más que lo que hubiera logrado el devolver el mal, pues el registro agrega: “Y ni una sola vez volvieron las bandas merodeadoras de los sirios a la tierra de Israel.”—2 Rey. 6:14-23.
25. ¿Qué podemos hacer ahora para poder seguir plenamente el consejo de Pedro en 1 Pedro 3:15, y con qué esperanza?
25 A veces, en vez de una pregunta bondadosa e inquiridora hecha por una persona de buena voluntad, tal vez sea una demanda ruda a la que se encarará usted de parte de una persona en un puesto oficial. El apóstol Pedro dice que en tales casos usted debería estar ‘siempre listo para hacer una defensa ante todo aquel que les demande una razón de la esperanza que hay en ustedes, pero haciéndolo junto con un genio apacible y respeto profundo.’ (1 Ped. 3:15) Está en armonía con el raciocinio sano prepararse con anticipación para tales cosas mediante el estudio de la Palabra de Dios AHORA y mediante actividad en Su servicio en armonía con ella. Este es el tiempo razonable para obrar. La Biblia muestra que Satanás el Diablo efectuará su ataque final sobre el pueblo de Dios en el futuro cercano. El raciocinio nos convence de que no podemos disfrutar de las cosas de este mundo cabalmente ahora. Es un tiempo de guerra para los cristianos. La escena de este mundo está cambiando. Tenemos la gloriosa esperanza del nuevo mundo que está delante. En vista de esto y de su proximidad, las palabras del apóstol aplican más que nunca: “Regocíjense en la esperanza que está delante. Aguanten bajo tribulación. Perseveren en la oración.”—Rom. 12:12; 1 Cor. 7:29-31.
26. ¿Cómo tendrá el efecto de traer paz a la congregación el raciocinio de parte del cristiano?
26 El raciocinio, por lo tanto, traerá paz, no solo a uno mismo, sino de modo más importante, a la congregación cristiana. Nuestras acciones afectan a la congregación a causa de la relación estrecha descrita en Romanos 12:4, 5: “Porque así como tenemos en un solo cuerpo muchos miembros, pero no tienen todos los miembros las mismas funciones, así nosotros, aunque muchos, somos un solo cuerpo en unión con Cristo, pero miembros perteneciendo individualmente los unos a los otros.” El raciocinio ayuda a la congregación a mantener la paz y unidad perfectas descritas en 1 Corintios 1:10: “Ahora los exhorto, hermanos, por medio del nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos ustedes deben hablar de acuerdo, y que no debe haber divisiones entre ustedes, sino que estén aptamente unidos con la misma mente y con la misma forma de pensar.”—1 Cor. 12:26.
27. ¿De qué maneras trae paz el raciocinio?
27 El ser razonable resulta en paz mental, paz con Dios, paz con nuestros vecinos, paz en nuestro ministerio y paz con los que no son creyentes cristianos, en cuanto depende de nosotros; como manda la Biblia: “Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres.”—Rom. 12:18.
28. ¿A quién están tratando de agradar los cristianos, y con qué perspectivas en mira?
28 Es a Jehová Dios que los cristianos están tratando de agradar. En Proverbios 16:7 se declara el principio: “Cuando Jehová se complace en los caminos de un hombre hace que hasta sus enemigos mismos estén en paz con él.” Al seguir el camino de Jehová con nuestra facultad de raciocinio venceremos el mal. ¿Qué entonces podríamos tener salvo el bien? La racionalidad es parte de la sabiduría de arriba. Dirigido por la Palabra de Dios, nos conducirá a la condición feliz que Pablo deseó para los cristianos cuando dijo: “Finalmente, hermanos, continúen regocijándose, siendo restaurados, siendo consolados, pensando de acuerdo, viviendo pacíficamente; y el Dios de amor y de paz estará con ustedes.”—2 Cor. 13:11; Sant. 3:17.